Jacob
Mi olfato detectaba olores que me producían... mmm me producían sed, en ese momento mi angustia subió a niveles insospechados, sentía sed, sed de sangre lo supe en cuanto el aroma de mi padre me llego de lleno al tocar con su mano mi rostro y mi garganta se secó, no me quemaba como Bella me había dicho que sentían los vampiros pero definitivamente era sed de sangre.
Cerré fuertemente los ojos con la esperanza de estar dentro de una horrible pesadilla, los recuerdos de Edward besándome y sosteniendo mi cuerpo se agolpaban en mi mente, con el solo recuerdo mi corazón latía frenéticamente, fue cuando me di cuenta de mi extraña situación, sentía sed, pero mi corazón latía, no era un vampiro.
Recordé la forma tan posesiva en la que Edward me tomó y como sentía que me robaba la vida pero no lo hizo, cuando creí que estaba por desvanecerme él me soltó, tengo gravado su rostro antes de marcharme de ahí, su mirada era un torbellino de emociones, lujuria, sed, pasión y extrañamente ternura y amor.
Toda su cara era tan hermosa... en ese momento, de su boca escurría sangre... mi sangre y él la saboreaba con su legua con total placer sin dejar de mirarme a los ojos, fue cuando no pude más y huí... huí de mi monstruo personal, de mi amor, no me di cuenta de lo que me hizo. ¿Por que me haría algo así? Tal vez me odia por lo que siento y quiso castigarme o matarme con su veneno.
Volví a abrir los ojos, dudaba en hablar no quería volver a escuchar mi nueva voz, pero lo tenía que hacer, todos me miraban algunos sorprendidos, otros con duda y preocupación, sólo Set me miraba muy sonriente y con mucha curiosidad por lo que centre mi mirada en él.
Seth - Hey Jacob hermano eres toda una visión, en verdad te ves extraño, no mal... bueno sólo diferente y eso no es malo, ¿Cómo te sientes? ¿Qué sientes? ¿Sabes que tu aroma ha cambiado? ¡Tus ojos son...! Estupendos pero tu piel es...
Yo miraba a Seth más sorprendido todavía, me mareaba con tantas preguntas hasta que lo interrumpió Sam, algo que me sorprendió ya que al escucharlo su voz sonó casi como una petición y no como orden.
Sam - Para, Seth por favor hasta a mí me mareas, deja que Jacob se oriente bien y todos podremos preguntar. Ahora dime Jacob lo más importante es saber cómo te sientes y decirte que sin importar nada tu formas y formarás parte de la manada siempre que así lo desees.
¿En verdad había dicho eso? Estaba muy sorprendido por su actitud. - No sé cómo me siento... es muy extraño, se que estoy vivo ya que escucho mi corazón pero tengo... - No podía ni decirlo.
Sam - Sed.
Bueno él lo dijo por mí - Sí.
Seth- ¡Jacob tu voz ha cambiado, bueno tu haz cambiado! Suenas melodioso y eso es mucho que decir.
Sam - ¡Seth para ya! No te preocupes solucionaremos eso, Jacob es necesario que nos digas lo que sucedió, si el tratado ha sido quebrantado debemos saber quién te mordió y matar...
No dejé que terminara y salté sobre él en un rápido movimiento lo tenía del cuello - No permitiré que le hagas daño - casi rugí con furia. Sin embargo Sam no respondió agresivo.
Sam - No lo haremos... ¡hag! pero dinos qué pasó, sólo así lo entenderemos.
Sam jadea por falta de aire, me padre me llamó y eso me hizo dar cuenta de lo que estaba haciendo, lo solté poco a poco y me senté en mi cama lo más alejado de todos.
Billy - Hijo sabemos que te haz imprimado, mientras estabas en fase tu manada pudo perseguir pequeños fragmentos nada concreto, pero eso era lo más sobresaliente, pero ahora ellos no tienen la total libertad de entrar en tu mente, ese es otro de los cambios que haz sufrido y si no me equivoco, por la mordida y tu transformación que te imprimaste de un frío.
Mi boca se abrió en sorpresa mientras mi padre me decía cada palabra, hablaban y hablaban de cambios en mi, sabía que los tenía, los sentía; me levanté y sin pensarlo caminé hacía el espejo de la puerta y me paré frente a el.
En verdad que había cambiado, mi piel seguía siendo tostada pero en vez de ser rojiza era pálida, era moreno pálido un color muy extraño, mi cabello seguía siendo el mismo, mis facciones ahora eran más finas al igual que mi cuerpo que ahora era más delgado y estilizado, pero nada me sorprendió más que mis ojos, mi color café aún predominada pero en la orilla de mis pupilas y entre ellas se veían tan claras y llamativas pequeñas motas alargadas de un rojo sangre tan intenso que me sentí perdido en ellos, se que mi aroma también había cambiado, me quede perdido observándome a través de ese reflejo, era un desconocido ese no era yo.
Esos ojos eran la señal inequívoca de la naturaleza que ahora corría por mis venas, pero jamás mataría a ningún humano, si los Cullen con más necesidad de sangre que yo podían controlar su sed, yo también lo haría y tal vez ese color desaparecería de mis ojos, no lo quiero... no lo quiero... no lo quiero... me repetía mil veces.
Billy - Jacob, hijo tranquilízate encontraremos una solución.
Cuando escuché lo que mi padre decía sólo pude soltar una risa demencial y hasta eso era hermoso una hermosa maldición - ¡Se solucionará dices! Como se va a solucionar si ahora soy un monstruo, un fenómeno, dime... ¿Cómo solucionar que ahora deseo tu sangre y la de cualquier humano que exista? Todo lo que he odiado y despreciado, ahora lo soy, sólo deseo...
Cuando volteé todos me miraban sorprendidos de mi comportamiento y mis palabras, nadie decía nada y los que consideraba mis hermanos y mi padre, nadie podía ayudarme nadie - Quiero estar solo.
Sam - Tenemos que saber lo qué pasó Jacob y no nos marcharemos hasta escucharlo, es tu obligación con la manada cumplir, nada es más importante.
Me sentía sediento y hambriento al mismo tiempo pero no quería salir a cazar tenía miedo de verlo, sólo quería dormir - En eso te equivocas Sam, si hay algo más importante que la manada, primero que sepan que nadie corre peligro por mi culpa, jamás lastimare a un humano me alimentaré de animales para saciar mi sed como lo hacen los Cullen, creo que puedo comer comida de humanos dado que en este mismo instante necesito comer y segundo lo único que tienen que saber es que el tratado se ha roto sí... pero por un error, por una equivocación del destino, mi imprimación es Edward Cullen él... él me mordió, es todo lo que tienen que saber, ahora déjenme hablar con mi padre.
Todos se sorprendieron al saber el nombre de mi imprimado, no más de lo que yo me sorprendí al principio.
Seth - Jacob para mí no eres un monstruo y siempre serás mi hermano, te apoyo en todo.
Chicos - Para mi igual. - yo también no creo que seas un frío, no completamente. - Te apoyo hermano. - Sí, es verdad.
Sam - Jacob sólo para que sepas entre los Cullen y nosotros logramos destruir a la vampiresa que atacó a Bella... bueno esperamos puedas confiar en nosotros.
Los chicos salieron y un silencio se instaló entre mi padre y yo, no sabía cómo comenzar estaba nervioso, trataba de aspirar y aspirar el olor a sangre de mi padre para poder acostumbrarme, jamás lo dañaría.
Billy - Ven debes tener hambre además de sed.
Y si por supuesto que era verdad, lo seguí a la cocina - ¿Cuanto tiempo estuve inconsciente?
Billy - No estuviste inconsciente, te trasformaste y fueron tres días a partir de cuando llegaste.
En ese momento el aroma de carne que mi padre preparaba me hizo olvidar mi deseo de sangre, lo que me alegró mucho - ¿Estás decepcionado de mi?
Billy - Como podría estar decepcionado de ti hijo, tú no decidiste nada y a pesar de lo que sientes por ser lo que eres y controlarte por soportar estar separado de tu imprimado y aguantar el dolor físico, estás bien y estás conmigo, sufrí mucho hijo... pensé que te perdería.
En ese momento dejó un enorme plato de carne y pasta, que no dude en comenzar a devorar, en verdad todo era más intenso hasta la comida, es como si mis sentidos se hubiesen incrementado, pero es verdad el dolor del pecho y la mordida no menguaban, por muy loco que suene extrañaba con mi vida a Edward, aunque él me odie.
Suspiré porque estoy solo, se lo podía contar a mi padre pero antes tenía que saber qué pasó con Bella - Padre... dime que sucedió con Bella y con Charly, bueno se que Bella murió - lo dije con culpa no se porque.
Billy - Charly está inconsolable, lo visito todos los días, me acompaña Sue y bueno se celebró el entierro el día que llegaste, todos los Cullen asistieron menos Edward.
Lo sabía era el momento de decirle todo a mi padre, después de comer comencé con mi relato sin ninguna interrupción hasta que había dicho todo, era como quitarme un peso, aunque con el paso de las horas la mordida y el pecho me dolían más, supongo que ahora que estoy despierto siento más profundamente la separación.
Mi padre me dijo que Edward no me odia, qué tal vez fue la única forma de actuar que encontró para el sentimiento que provocamos en nuestros imprimados, dice que a veces es tan fuerte para ellos como para nosotros y se asustan y él al ser un vampiro se sintió amenazado, no lo sé, creo que lo dice porque soy su hijo y me quiere.
Cambie mi ropa de cama y todo lo que pude por cosas limpias, ya no podía soportar mi antiguo aroma, me di una ducha caliente y me recosté en mi cama, en verdad dolía, no sé que dolía más si la garganta con fuego o el vacío en mi pecho, pero con esa horrible sensación me dormí.
Desperté en medio de la noche por una suave caricia en mi nariz, aún no abría los ojos quería seguir durmiendo, pero su delicioso aroma, la disminución del dolor en mi pecho me hizo darme cuenta que quien me brindaba esas caricias era él, pero la garganta me dolía mucho, mucho más con su cercanía.
Edward - Jacob... mírame.
No sabía qué hacer Edward estaba recostado a mi lado, podía sentir el frío que desprendía su cuerpo, estaba tan cerca de mi que dejé de respirar, me sentía tan nervioso y expuesto, pero absolutamente feliz -... - Sólo negué con la cabeza, no podía hablar.
Edward comenzó a repartir besos por mi rostro, tan sutiles que eran como una brisa fresca - Se lo que estás pensando y lo que sientes, no sólo porque escucho tus pensamientos sino porque lo noto en las reacciones de tu cuerpo... eres hermoso, sublime, eres... simplemente perfecto, ya lo eras pero ahora eres mío.
Por fin abrí los ojos y me encontré con esa profunda mirada negra y me llené de miedo, no sabia que pensar. ¿Que hacía Edward en mi casa, en mi cama, cómo entró sin que la manada hiciera algo, se supone que me odia?
En esos escasos minutos en los que nos miramos y mis pensamientos volaron Edward frunció el ceño y me hizo una extraña mueca de desaprobación. - Estoy aquí por ti, tu manada no sabe que estoy aquí ya que mi aroma ha cambiado al igual que el tuyo, es como si se hubiesen fusionado así que no me detectan y por supuesto que no te odio, nunca te odie en realidad. ¿Cómo puedes pensar algo así?
Jacob - Deja de leer mi mente - respondí molesto a toda su explicación.
Edward - No.
Jacob -¡¿NO?!
Edward - No, qué sentido tendría eso, me gusta además no puedo está en mi naturaleza.
Jacob - Si no me odias ¿Por qué me hiciste un monstruo?
Edward - No eres un monstruo, eres mágico y eres mío, te trasformé simplemente porque te amo y vine por ti.
Jacob - ¿Pero que di... ces? - pregunté derramando lágrimas.
Edward - Que te amo, que eres mío sólo mío, lo que siento por ti es tan grande y verdadero, es como si toda la vida se hubiese puesto de acuerdo para encontrarnos, ahora sólo te necesito a ti para existir, eres mi amor y eres mi fuente de vida, quiero tenerte, te deseo como nunca desee nada en este mundo.
No podía creer lo que Edward me decía, parecía tan sincero pero aún el recuerdo de Bella me lastimaba, sentía que la traicionaba; en un instante tenía a Edward sobre mi cuerpo, besando mi cuello, provocando que todo pensamiento racional quedara en el olvido.
Edward - No pienses en nada que no sea yo... se que me amas tanto como yo a ti, no luches.
Todo se fue por la borda y simplemente no me resistí, Edward me besó lentamente desde mi cuello hasta mis labios, por fin podía sentir su sabor sin sangre, sin nada que interfiriese, era lo más dulce y exquisito del mundo.
Me besaba con tal ternura y calma, tan diferente de las primeras veces, una lentitud tan agobiante como placentera, Edward se posicionó sobre mi recorriendo mi boca con su lengua, acariciando mi rostro, estaba perdido y feliz, no podía creer que de verdad me amara, pero así era, me amaba y lo tenía conmigo.
Ese vacío en mi pecho parecía haber desaparecido, tal vez porque ahora sabía que Edward me amaba, pero el dolor de la garganta quemaba como fuego ahora que lo tenía tan cerca, pareció darse cuenta de eso y me miró de una manera extraña.
Los que habían sido unos hermosos ojos dorados el día en que volví a verlo ahora eran absolutamente negros, no sólo su mente, su mirada también penetraban mi alma, fue bajando poco a poco hasta mi cuello y quedar pegado a la marca de su mordida, comenzó a lamerla y yo sentí que su frío acababa con ese fuego que quemaba.
Pero no sólo quitaba el dolor me hacía sentir... placer puro, en un instante había vuelto a enterrar sus colmillos en ese mismo sitio, se alimentaba de mi nuevamente y lo más vergonzoso que hubiese vivido me sucedió, el placer que había sentido al tener su legua se incrementó millones de veces al sentir sus dientes enterrados en mi cuello, al sentir sus labios y su lengua succionando y degustando mi sangre.
No existía nada en el mundo que no fuera el increíble placer de Edward alimentándose de mi, su cuerpo se movía lento sobre el mío rozando su intimidad con la mía que moría por atención, cuando termino de alimentarse me dio una larga lamida sobre la herida que me hizo gemir como nunca en un orgasmo maravilloso, mi naturaleza de lobo cerraba la herida pero no desapareció, la marca de sus dientes seguía ahí.
Mi respiración se fue calmando mientras él besaba mi rostro y mis labios, después de tal placer me empezó a invadir una vergüenza absoluta, cerré los ojos fuertemente sentía la mirada de Edward clavada sobre mí y escuche una pequeña risa.
Edward - No tienes porque avergonzarte, se que es muy extraño lo que sucede con nosotros, pero eres hermoso en todas tus facetas, nunca te escondas de mi, amor.
Abrí lentamente los ojos para encontrarme con los nuevos ojos de Edward, ya no eran negro absoluto, eran una combinación de negro con motas de rojo fuego, eran tan hermosos que me quedé mirándolos fijamente. ¿Que habría pasado con el color dorado que tenía?
Edward se levantó de mi cuerpo llevándome con él para estar ambos sentados, su mirada reflejó preocupación y duda, eso llevó mis nervios a niveles extraordinarios, no me gusta verlo así, no soportaba que nada le pasara, mientras esperaba paciente a que hablara, algo llamó mi atención, el fuego que sentía en la mordida había bajado considerablemente, casi era nulo.
Edward - Veo mis ojos en tu mente y creo que el color dorado jamás volveré a tenerlo, ese color es característico de los vampiros que se alimentan de animales y yo nunca más podré hacer eso.
Cuando dejó de hablar me miró preocupado, yo tomé su mano y asentí con la cabeza para que continuara.
Edward - Dos días después de dejarte ir mis ojos volvieron a ser negros, la sed que tenía era incontrolable pero si ni el olor de otros humanos me inspiraba, mucho menos el de los animales, cuando traté de alimentarme de un felino y su sangre tocó mis labios sentí la más grande náusea, algo que como vampiros no existe, me obligue a beber su sangre y cuando entró en mi sistema algo igual de extraño pasó con mi cuerpo, toda la sangre que había ingerido salió violentamente de mi cuerpo, fue cuando me di cuenta que no pondría alimentarme de nadie más que tú.
Lo dijo tan tristemente que me rompió el corazón. ¿Porque eso lo hacía sufrir tanto?
Edward - Por que no quiero que pienses que no te amo o que sólo te quiero por eso, te amo profundamente y no sólo porque dependa de ti para existir.
Jacob - Jamás dejaré que te pase nada y si de mí depende que vivas por supuesto que feliz lo haré, pensé que me odiabas y que me habías convertido en esto por venganza o algo así. - Dije con toda la vergüenza del mundo, por que la realidad es que me hacía muy feliz que Edward me necesitara para vivir, así sería seguro que estaría conmigo.
De pronto escuché su melodiosa risa nuevamente, me miraba de manera extraña, me tomó del rostro con su fría mano y me besó nuevamente.
Edward - Ja ja ja, Jacob no estoy contigo sólo por qué te necesite para existir más no vivir, estoy contigo por qué te amo.
Jacob - No estoy muy seguro de si me gusta que vigiles mi mente. - Dije un poco molesto y es que de verdad me sentía incómodo y expuesto ante él.
Edward - En verdad eres perfecto y créeme quisiera tenerte más expuesto aún.
Jacob - ¿¡Qué!? - Casi grite por su expresión y sus palabras, creo que nunca me había avergonzado tantas veces en tan poco tiempo.
Edward - Debo decirte algo importante Bella... No murió, ella ahora es como yo, bueno no como yo por qué creo que cambié por ti, es como mis hermanos.
Jacob - ¿Es verdad? ¿Lo dices en serio? - Me sentía tan feliz que no haya muerto pero un pensamiento me invadió. No sabía si me odiaba por quitarle a su amor.
Edward - Ella despertó como una vampiresa y pude leer sus pensamientos, es muy singular sabes, siempre los primeros pensamientos de un recién convertido es la brutal sed y ella sólo pensaba en sus seres queridos.
Edward - Me sorprendió su preocupación por mi, por ti, por su padre sobre todo, pero su control sobre su sed es estupendo y tiene el don de poder cerrar o abrir su mente aunque aún no lo controla por completo.
Edward - Ella no me ama, me quiere como yo a ella, es como si nuestro amor se hubiese transformado en amor fraternal, ciertamente haría cualquier cosa por ella como por mis hermanos y mis padres, siempre y cuando nada implique un peligro para ti o separarnos, tú eres mi prioridad ahora y nada importa más que tú. Jacob ella no te odia y yo no soy su amor, soy el tuyo.
Al terminar de decirme todo eso volvió a besarme con total descontrol y al saber que Bella no me odiaba, que vivía después de todo y que Edward era mío, no tenía ninguna preocupación.
Edward - Sí soy tuyo pero más que eso Jacob eres mío, mío y de nadie más, necesito tenerte completamente, no puedo esperar más.
Edward desgarró mi ropa sin miramientos, mi cerebro no funcionaba para nada más que no fuera el placer de sentir los labios y la legua de él viajar por todo mi cuerpo y mi boca, cada tanto lamia la marca de sus dientes en mi cuello y me estremecía hasta niveles insospechados, era muy extraña esa conexión que ahora teníamos.
Sus manos acariciaban mi miembro erecto y en un instante sentía su boca besarlo con desesperación, sentía que en cualquier momento terminaría, por lo que me soltó y yo hice un gran berrinche que sólo le causó risa.
Me pidió lamer sus dedos para después introducirlos en mi cuerpo, era una sensación extraña al principio sentí un poco de dolor, pero de un momento a otro un placer extraño cruzo por mi cuerpo, despues de un rato en que me sentía absorbido por el placer, él me soltó y abrí los ojos para encontrarme con Edward quitando su ropa, su cuerpo era perfecto, quería tocarlo pero me sentía tan desvanecido que me quede mirándolo simplemente.
Abrió más mis piernas para posicionarse entre ellas, cerré los ojos por nervios sabía lo que venía y moría de vergüenza y ansiedad, sentí el frío pecho de Edward pegado al mío y la punta de su miembro justo en mi entrada, sorprendentemente ansiaba tenerlo dentro de mi cuerpo.
Edward - Mírame. - Me pidió y lo hice, nuestros ojos tan parecidos ahora, se encontraron y entro en mi, fue el momento más feliz de mi vida estábamos unidos, él era mío pero Edward tenía razón, yo era suyo completamente suyo, todos en la manada esperaban encontrar a la persona hecha para ellos, esto era tan diferente, yo fui creado para Edward, sólo para él.
Me sentía completo y tan absolutamente feliz, nos besabamos, nos acariciábamos, nos tocábamos, todo era perfecto, de pronto sentí a Edward nuevamente enterrar sus dientes en mi cuello y alimentarse de mi, el placer fue tan extremo que con un grito extasiado terminé entre nuestros vientres sin siquiera haber tocado mi miembro más allá de las caricias que recibía entre nuestros cuerpos, sentí una fuerte succión de sangre al tiempo que Edward terminaba dentro de mi cuerpo, me llenó de su esencia tan fría cuál si fuera hielo, me estremeció por completo que sorprendente, me derramé nuevamente.
Edward lamió la herida nuevamente y me besó con todo el amor y la felicidad plasmada en su rostro.
Edward - Te amo Jacob Black.
Jacob - Te amo Edward Cullen
