Dementores en el Expreso Escarlata


—¿Oíste Parvati?, dicen que hay un muggle en el tren, y que tiene una especie de bastón de metal en sus manos. También dicen que está acompañado por dos pelirrojos que parecen Weasley pero que tienen los mismos bastones además de sus varitas —el trio de oro escuchó mientras buscaban asientos disponibles.

Ron miró con algo de molestia a Crookshanks, el cual estaba en las manos de Hermione. Estaba claro que el pelirrojo le guardaba algo de rencor por lo sucedido con Scabbers en la tienda de animales en el Callejón Diagon. Una vez que encontraron un lugar en donde sentarse los tres amigos empezó una conversación, no sin antes de que Ron le pidiera "amablemente" a Ginny que se retirara.

—Parece que Lavender, está emocionada por eso —Harry declaró con simpleza.

Ron torció los ojos y centró su mirada en sus amigos.

—¡Oh, vamos! ¡Es Lavender! —Ron declaró de forma firme— Y que yo sepa, ningún muggle ha podido pasar la barrera, ¿o no Hermione?

Hermione rodó los ojos y observó a su amigo con cansancio, pero al menos su amigo ya no le estaba reclamando sobre Crookshanks.

—No Ron, ningún muggle ha podido pasar la barrera —contestó Hermione con simpleza.

Mientras seguían con su charla Ron notó a su acompañante, el cual parecía dormido desde antes que ellos llegaran.

—¿Quién será? —preguntó el pelirrojo con un susurró, como si temiera despertarlo.

Harry se acercó y observó la maleta del hombre, la cual parecía bastante desgastada.

—R.J. Lupin —susurró al leer el nombre del dueño.

—¿Será algún profesor nuevo? —preguntó Hermione observando a sus amigos.

—Probablemente.

—Espero que él no haya sido el que pidió el Monstruoso Libro de los Monstruos. Que bastantes dificultades me dio para guardarlo —Ron exclamó sin ningún reparo en su acompañante.

Tras unas horas de viaje cruzando por los bellos paisajes de Escocia, al pasar sobre un puente, el tren escarlata se detuvo y las luces se fueron. Harry, Ron y Hermione sintieron como la temperatura descendió hasta tal punto que su aliento era visible y empañaban los cristales. Por su parte Sarah y su hermano sabían lo que estaba pasando pues esa era una característica propia de los Dementores.

Sarah conjuró un Patronus y observó a su oficial al mando, el cual le dio un asentimiento en silencio. La pelirroja le devolvió el asentimiento transmitiéndole que sabía lo que hacía.

—Todo estará bien —comentó el Tte. Saulo Salazar Boissieu mientras tenía su mano en lo que parecía ser la empuñadura de una espada.

Al escuchar un grito el trio salió disparado hacia su origen. Rápidamente llegaron al lugar pero lo más sorprendente de la situación fue ver a Saulo empuñando una espada con una hoja que resplandecía en la oscuridad en un tono azul eléctrico. El teniente se detuvo enfrente del primer Dementor que tuvo enfrente, alejándolo de unos niños de primer año. Tras encarar al ser, este escapó despavorido tras soltar un desgarrador alarido. Rafael y Sarah siguieron su camino hasta el compartimiento en donde surgió el grito, solo para encontrarse con un deslumbrante lobo plateado que había hecho huir despavorido al Dementor que había ingresado ahí. Casi instantáneamente después los dos hermanos pelirrojos ingresaron al lugar, solo para encontrarse al hombre de aspecto enfermizo con la varita extendida y con Hermione y Ron reanimando a Harry.

"Ha pasado tanto tiempo Ron" pensaron los hermanos con una sonrisa que fue notada por el hombre.

—¿Y ustedes quiénes son? —el hombre preguntó con algo de desconfianza.

—Lo mismo deberíamos decir nosotros —Rafael contestó con un tono un tanto hostil, conteniendo una sonrisa, pues sabía a quién tenía enfrente de él.

—Ya Raffy, no debemos causar alboroto o Saulo se molestará y yo sé que tu no quieres eso —Sarah le indicó a su hermano.

Rafael se encontraba algo pensativo cuando su teniente hizo acto de presencia y les indicó que regresaran con él. Indicación que ambos acataron de inmediato, no sin que antes Rafael se disculpara por su hostilidad con el hombre, dejándolo algo confundido.

—Harry, ¿viste cómo se quedaron viendo a Ron? —Hermione preguntó, provocando que Ron centrara su atención en ellos.

—Sí lo noté Hermione, parecía que ellos ya lo conocían.

—Parece que Lavender si tenía razón —Ron afirmó son apartar la mirada de sus amigos—. Pero me niego a creer que alguno de ellos fuera un muggle, pues no lo aparentaban. Además los dos pelirrojos tenían varitas en sus manos.

—Tienes razón Ron, pero notaste los rifles que tenían colgados en la espalda ¿verdad? —Hermione afirmó antes de preguntar.

—¿Rifle, qué es eso?¿Es algún artefacto muggle? —preguntó Ron bastante confundido.

Hermione volteó a ver a Harry antes de centrar la mirada en su amigo pelirrojo.

—Los rifles son artefactos que los muggles utilizan para matar —respondió Lupin con bastante seriedad.

Ron se quedó mudo y palideció ante la explicación del demacrado hombre. Lupin se dispuso a observar a Harry con detenimiento, tratando de averiguar si se encontraba bien.

—Toma esto Harry —Lupin indicó mientras le pasaba una pequeña barra de chocolate—. Es efectivo para para recuperarse de un ataque de Dementor.

Mientras esto tenía lugar, Dumbledore recordó cuando encontró una carta en su habitación. La carta le había hecho tener pesadillas, pues la situación que describía era terrible para el mundo mágico y para el mundo muggle. La situación era tan mala que se vio obligado a recurrir a un viejo amigo; el Gral. Harcos Salazar Rosspier.

El General le prometió apoyo para lidiar con la situación pero para poder hacerlo tuvo que ir personalmente a Landavidis para convencer al Rey Saúl VII para tratar la parte política de mandar tropas a Escocia y tener más libertad de operación. La negociación política entre Británicos y Landavideses fue terriblemente complicada, precisamente porque la Reina Isabel II había ordenado hace unos 9 años atrás el fallido intento de asesinato de la esposa y los hijos de su amigo, quien de hecho era el hermano mayor del Rey y un héroe condecorado de la Segunda Guerra Mundial, al igual que su esposa. Dumbledore recordó cómo conoció al aquel entonces capitán unas horas después de vencer a Grindelwald en el duelo mágico más famoso y legendario de la historia.

También recordó como había reaccionado al enterarse que solo enviaría a tres soldados. El creyó que Harcos estaba bromeando porque pensó que enviaría algunos aurores cualificados de la fuerza antiterrorista pero el General lo tranquilizó diciéndole que los tres soldados que iba a enviar eran sus mejores hombres, y que uno de ellos era su propio hijo menor, el soldado más capaz que tenía.

—¿Cómo fue que espantaste al Dementor, Saulo? —Rafael preguntó a su teniente con bastante cautela.

Sarah recordó el horrible alarido que profirió el repugnante ser antes de huir. Ella se preguntó cómo fue posible que su teniente hubiera podido espantar a tan horrible ser, que hasta donde ella sabía, no había modo de que lo hiciera en su condición.

Saulo sonrió con suficiencia y observó a sus compañeros de forma fija.

—Yo no fui como tal, fue Dios, quien estaba conmigo.

Los hermanos pelirrojos observaron con incredulidad a su superior. Ellos eran creyentes, pero eran algo escépticos al respecto, aunque considerando el pasado de su teniente se mantuvieron en silencio, dejándolo hablar.

Saulo desenvainó la espada (la cual se encontraba en su espalda) y se la mostró a los hermanos.

—Esta espada fue entregada por Dios a los hombres por medio del arcángel Gabriel hace casi 2000 años, la entregó para que un hombre justo liberara de forma permanente a un pueblo oprimido por un poderoso demonio que pedía como tributo a todos los primogénitos nacidos en esas tierras pero, él esperaba a que cumplieran aproximadamente entr años para reclamarlos.

Sarah y Rafael observaron con detenimiento el arma que tenía su teniente, la cual emitía un aura de poder a su alrededor.

—Mis antepasados utilizaban esta espada cuando un exorcismo se salía de control o cuando una entidad maligna hacia acto de presencia en Landavidis, fue por eso que pude ahuyentar al Dementor, fue por la energía divina que hay en ella —Saulo hizo una pausa—. También se dice que los únicos que pueden empuñarla son los justos y los puros de corazón.

Saulo le pasó su espada a Sarah después de que esta insistiera. Ella pudo levantarla con algo de dificultad pero fue relativamente fácil. Saulo hizo lo mismo con Rafael pero se dio cuenta que costó mucho poder levantarla a un estándar aceptable. La sargento primero se burló de su hermano. Saulo negó con la cabeza bastante divertido, aunque el sabia el porqué de eso.

Saulo también tenía un secreto que esperaba que nunca saliera a la luz, y ese era que en ocasiones le era imposible levantar la espada.

—¿Estás bien Harry? —preguntó el profesor Lupin mientras observaba con detenimiento al trio.

Harry se limitó a asentir y no pudo evitar sentir curiosidad sobre el objetivo de esos seres. Hermione tenía una ligera idea al igual que Ron, pues era bien sabido por estos que los Dementores eran los guardianes de la prisión mágica de Azkaban.

—Ya casi llegamos al colegio —el profesor les indicó con algo de antelación—, es mejor que se vayan preparando de una vez.

Y tras emitir esas palabras el profesor Lupin salió del compartimento, probablemente para tener una charla con el conductor del tren. Una vez que se terminaron de arreglar, la puerta de compartimento se abrió para dejar paso a una pálida Ginny Weasley acompañada de un vacilante pero atento Neville Longbottom. Harry observó con detenimiento a la hermana de su amigo pelirrojo, como si quisiera analizarla, pues aun no olvidaba lo que había ocurrido a finales del año pasado y creía que difícilmente lo haría. Y cómo un gesto de amabilidad hacia ella el chico de gafas le dio un pedazo de chocolate, lo cual hizo que la pelirroja se sonrojara un poco y antes de hacer cualquier cosa ella le dirigió una mirada de agradecimiento antes de consumir el chocolate, provocando que ella se repusiera y su piel recobrara algo de su color natural.

Los jóvenes hablaban de algunas cosas triviales con la intención de olvidar lo ocurrido y en el momento menos oportuno posible apareció Draco Malfoy para darle algo de ladilla a tan peculiar grupo y en especial a Harry. La situación no duró mucho antes de que tensión se elevara a tal grado que cualquiera podría lanzarse un hechizo pero ante de que eso pudiera ocurrir la presencia de Saulo hizo que Draco se centrara en él.

—¿Ocurre algo aquí? —preguntó el teniente landavidés con un tono firme y serio.

La sensación que emitía Saulo provocó que Draco y sus matones se estremecieran un poco, al igual que Harry y su grupo.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Draco con bastante desdén y una expresión de asco en su cara.

—Yo soy el teniente Saulo Salazar —Saulo respondió de forma seca, comprendiendo que probablemente el muchacho era hijo de alguna familia mágica rica.

—Tú debes ser el maldito muggle que se cuenta que anda en el tren —Draco comentó mientras la comitiva de Harry lo observaba y se preguntaba si el muchacho tenía un profundo deseo de muerte.

—Ya veo... tú debes ser hijo de una de esas familias de supuesta "sangre pura" que siguieron a Voldemort en su lucha —declaró el teniente provocando un estremecimiento en todos menos en Harry al decir el nombre del mago oscuro—. Ten por seguro que mi gente o yo no somos para menospreciar, debo recordarle que justamente un "muggle" como les llamas abatió el solo a alrededor de 11 de los 20 mortifagos que fueron para atacar King's Cross hace 12 años.

La declaración de Saulo provocó que Draco se pusiera rojo y se retirara sin nada más que decir.

—Disculpe —Hermione llamó la atención del militar—. No es que nos moleste, ni mucho menos ¿Pero que hace en el tren?

Saulo observó con dureza a la muchacha pero al no detectar ninguna intención hostil relajó su expresión facial.

—Mis compañeros y yo tenemos asuntos muy importantes que tratar con el director del colegio. Y antes que lo pregunten, sí pudimos llegar directamente hacia allá pero mi compañera quiso que viniéramos por aquí —Saulo hizo una pausa al notar que el tren había llegado a la estación de Hogsmeade—. Fue un gusto conocerlos pero es hora de atender nuestro objetivo, quizá nos podríamos encontrar en otra ocasión.

Tras la despedida y partida de Saulo todos los presentes tenían una sola pregunta en la cabeza: ¿Qué asunto tan importante tenían los militares con Albus Dumbledore?

Sin perder más tiempo Harry y sus amigos fueron hacia las carrozas que los llevarían al colegio. Hermione pensó que probablemente los habían mandado para tratar el asunto de Sirius Black, quien buscaría sin descanso a Harry para darle muerte en nombre de su maestro.

—¿Cuál será la contraseña para entrar? —se cuestionó Sarah al ver la gárgola que impedía la entrada al despacho.

—Podría ser cualquiera, Sarah. No sé, tal vez cómo "cucurucho de cucarachas".

Rafael se calló al ver como la gárgola se movió de su lugar permitiéndoles la entrada. Una vez que entraron se encontraron con Albus Dumbledore, el cual les observó sorprendido, en especial a los hermanos Arenas-Weasley.

—Ha pasado mucho tiempo profesor Dumbledore —Sarah indicó con una sonrisa en su boca.

—No pensé que fueran ustedes, aunque supongo que debían ser magos al fin y al cabo —comentó el director algo sorprendido—.pensé que estabas ejerciendo como sanadora.

—Nada más ejercí por un año, en lo que aprobaba las pruebas para entrar al ejército —la pelirroja explicó con algo de vergüenza—. Y antes de que pregunte profesor, mi hermano era un auror de la fuerza antiterrorista antes de ser promovido a la Unidad Protectores.

Saulo observó la interacción de los hermanos con el director del colegio con algo de seriedad, pero se sorprendió cuando el director centró su mirada en él, observándole con su mirada que pareció penetrar su alma hasta lo más profundo, como si estuviera leyéndole.

—Tú debes ser el hijo de Harcos ¿no?

Saulo se limitó a asentir, corroborando la declaración del director. Albus sonrió complacido, aunque la forma de responder del teniente le pareció algo seca.

—Mi padre me contó que debemos cuidar de un muchacho llamado Harry Potter —Saulo indicó con seriedad—. ¿Qué nos podría contar sobre él?

Albus Dumbledore sonrió por el parecido que Saulo tenía con su padre, en especial con sus modos y maneras.

El director de Hogwarts pasó los siguientes diez minutos explicándole lo más importante de la vida del muchacho. Saulo no pudo evitar soltar un silbido al escuchar que el muchacho había matado a un basilisco, y soltó un comentario sobre el valor que tenía. Sarah se preocupó cuando se enteró que la persona que Harry había rescatado cuando mató al basilisco fue Ginny, aunque sonrió orgullosa de Ron y la valentía que había tenido, en especial cuando fueron al bosque prohibido y se encontraron con Aragog. Albus también los puso al tanto de la situación de Sirius Black y su relación con Harry, provocando que Saulo se pusiera a examinar su revolver Colt Single Action Army del 45, el cual le fue regalado por su mentor.

—Director —Saulo llamó la atención de Albus mientras centraba su vista en él y enfundaba su revólver—. ¿Entonces los Dementores estaban en el tren porque estaban buscando a Sirius Black?

—Sí, Saulo —el director respondió con simpleza.

—Aún me preguntó porque su ministerio aún los utiliza, aun sabiendo que ellos pueden volverse en su contra. Parece que son estúpidos, lo mejor que deberían de hacer con ellos es desterrarlos. Aunque en Landavidis han descubierto como eliminarlos.

—¿Hay alguna manera de hacerlo? —preguntó el director con algo de intriga.

—Por el momento hay dos maneras por así decirlo. Esa es es usando las "balas curadas".

—¿Balas curadas? –preguntó Sarah con algo de curiosidad.

—Las balas curadas están en pruebas con la unidad 3 de aurores de la fuerza antiterrorista, y hasta el momento su efectividad es del 100% en su uso contra Dementores —Saulo explicó con algo de simpleza.

—¿Y cómo es que no sabíamos de ellas? —preguntaron los hermanos al mismo tiempo.

—Porque eran un prototipo secreto hasta hace 12 horas, su distribución masiva va a empezar en un mes y probablemente mi padre mande a Horus con nuestro lote correspondiente, no vaya a ser que uno de esos malditos seres quiera pasarse de listo.

Ante la explicación de Saulo, los hermanos se quedaron callados pero con sus dudas resueltas.

—Creo que debería ir hacia el gran comedor profesor, ya es hora de la selección —comentó Rafael mientras se dirigía hacia la salida del despacho en compañía de su teniente y su hermana.

El director Dumbledore asintió antes de hacer lo propio.

—Deberíamos hacer una vuelta de reconocimiento para ver que posiciones nos son útiles y por si casualidades de la vida nos topamos con Sirius Black —comentó Saulo al ver la inmensidad del castillo, el cual era mucho más enorme que el Palacio de Aontas; la sede del gobierno Landavidés.

Harry y compañía se mantuvieron en silencio hasta que entraron al castillo. Harry estaba contento de volver al sitio que consideraba un hogar y sus amigos sabían esto de sobra.

Ginny miró de reojo al pelinegro pero apartó su mirada rápidamente cuando creyó que este dirigiría su mirada hacia ella. Harry quiso preguntarle a la pequeña hermana de Ron cómo le había ido en su vacaciones pero desafortunadamente para él Ron empezó a hablar ruidosamente con Hermione sobre Crookshanks y advirtiéndole que mantuviera alejada a esa bestia de Scabbers.

Afortunadamente para el grupo, Draco Malfoy y sus matones no le molestaron en lo que restó del día.


Landavidis es un país de mi creación, el cual se supone que se encuentra al norte de España, al oeste de Francia y al sur de Irlanda, cuya extensión territorial es de 73,000 km² aproximadamente. Su moneda es el Real Landavidés a pesar de pertenecer a la unión europea, cuya moneda es el euro, y su sistema de gobierno es el de una monarquia constitucional con división de poderes; en el cual el rey junto al primer ministro representa al poder ejecutivo, la camara de representantes representa al poder legislativo y los magistrados y jueces al poder judicial. El país fue fundado por la unión de las 13 tribus del lugar gracias a un tal Avinatán, quien fue coronado como el primer rey del país en el año 40 d.C. gracias a un consenso general de la población, aunque Avinatán en un principio no quiso aceptar el puesto.