Capítulo II:
La ceremonia de boda se iba a realizar ese día a las 3pm, ya eran las 3:15pm y nada.
La novia estaba junto al juez vestida con un vestido blanco impoluto, Finn, el novio, a su lado muy elegante, a su lado Will Schuester poniendo una mano en el hombro de él, apoyándole como si fuese su hijo.
Más allá Carol y Burt miraban a su hijo negando con la cabeza, no estando de acuerdo para nada con todo eso y los padres de Rachel pensaban lo mismo – ambos son muy jóvenes – dijo Hiram.
- Y Rachel tiene un gran futuro por delante – opinó Burt - ¿qué? – preguntó después a su esposa que le miraba pidiéndole que diga algo bueno de su hijo – y Finn es un idiota…
- Hey – se quejó Carol.
- Sí, pero es nuestro idiota, uno muy joven que no deberían casarse todavía – añadió Burt.
Las damas de honor y padrinos estaban todos, casi todos los chicos del club Glee esperando junto a los novios a por la invitada final, Quinn.
- La señorita que falta ¿es hermana de alguno de ustedes? – preguntó el juez como pidiendo ¿por qué la esperaban sino? Pensando que tenía que tener un papel importante en la boda, como entregar los anillos o algo así y por eso el porqué de la espera.
- Oh no, es mi amiga, ya viene – pidió Rachel más tiempo.
Finn se desinfló – Rachel sólo lo hace para fastidiarnos, ¿cuándo vas a entender? Quinn no tiene amigos, es una perra manipuladora.
- Hey más respeto Finn – pidió ella mirándolo feo y Finn levantó ambas manos en inocencia.
- Apúrate – mandó Rachel mensaje a Quinn.
- Estoy en camino – replicó lo mismo Quinn
Ella estaba manejando su carro rojo detrás de un tractor, ella se fijo si podía adelantarlo y así lo hizo, invadiendo temporalmente la carretera ajena para después retomar su curso.
Rachel seguía mensajeándola y ella por ratos le respondía dividiendo su atención entre el camino y el celular.
- Rachel, no puede esperar más, el juez no puede esperar más – dijo Finn pidiéndole empezar la ceremonia.
- Por favor esperemos por cinco minutos más, por favor – rogó Rachel a su novio, él refunfuñando se lo concedió.
…
Quinn venía conduciendo, pensando en ese niño y lo preocupado que estaba, que ella se ponga el cinturón, en su caso, pidiéndole que no lo use.
Quinn le concedió la duda al pequeño, ya sea por el salto que dio su corazón al conocerlo, ella siguió su instinto, retirándose el cinturón de seguridad, empezó a checar su celular que tanto vibraba en alertas.
- Estoy en camino – tipeó ella y en ese instante, en aquel cruce de caminos, su coche impacto con un camión, justo por el lado del piloto.
Ella salió volando por el parabrisas, rompiendo con su cabeza el vidrio, su cuerpo fue arrojado a un lado del amasijo de fierros que se había convertido su auto.
El conductor del camión también no se la llevó fácil, el hombre quedó apretujado entre los fierros, sus piernas.
Quinn con su vestido rosa con sangre saliéndosele de los ojos, orejas, labios, el corte en su cabeza, Quinn estaba recostada sobre un charco de su propia sangre sobre el pavimento a un lado de la carretera hecha mierda.
- Mamá, mamá, no tengas miedo, vas a estar bien – le dijo Kyle arrodillándose a su lado.
- ¿Cómo, cómo? – le preguntó Quinn asustada apenas abriendo los ojos.
- Te lo dije mamá, soy del futuro, soy tu hijo, estarás bien, no te preocupes – explicó su hijo y si Quinn no se desmayó en ese momento fue por la tierna mirada del niño, una llena de amor.
- No me dejes, no me dejes – le pidió y el nene limpiando su carita de las lágrimas por el susto inmenso que traía encima, ella asintió.
Él se quedó a su lado y fue quién llamó a la ambulancia para que fueran por ella.
- ¿Cómo? – siguió preguntando Quinn al borde de la inconciencia.
El nene soltó una gran exhalación antes de decirle – cuando ocurrió años atrás– empezó a contarle – tú quedabas atrapada entre los fierros, te quedaste en silla de ruedas, no pudiste caminar más, y eso le resentías a mami, eso y otras cosas más, por eso en mi tiempo se están divorciando y es tan malo mamá, el tío Finn ha conseguido manipular a mami en tu contra, él nos quiere llevar con él para construir su familia, alejándonos de ti, él me quiere alejar de ti – soltó su niño a llorar.
Y eso le rompió el corazón a Quinn, ella no conocía de nada a este pequeño que juraba ser su hijo, mas reconoció en él muchas actitudes y gestos que tenía su hija Beth y ella misma.
Tenía que ser cierto todo.
Él era su hijo, un muchacho sensible, inteligente y con gran corazón, él era su bebé.
- Hijo – susurró Quinn haciendo un gesto de lo más confuso por su relación con este niño quién tenía la mitad de su edad – nadie te va a alejar de mí, no hay persona o poder en la tierra que haga que me separe de mis hijos y eso es una promesa – ella hizo eso del dedo índice y su niño lo copió entrelazando sus dedos – ahora ¿quién es tu padre? – preguntó
- No hay padre, es mi otra mami.
- ¿Quién es tu mami? – preguntó Quinn antes de desmayarse, ella jurando que pudo ver a su hijo deletrear el apellido de ¿Berry?
…
- Finn ella va a venir, me dijo que iba a venir – seguía pidiendo Rachel por más tiempo, mientras sus padres miraban todo atentos.
- Esa chica Quinn ya me gusta – soltó Leroy, ya que sólo por ella la boda se estaba deteniendo.
- Es una Fabray – opinó Hiram.
- Y, tenía que tener un gran defecto amor – opinó su marido – si cojo a nuestra niña y la saco del país, ¿crees que se acabaría este absurdo de la boda? – preguntó dramáticamente su marido e Hiram volteó los ojos divertido añadiendo – mis bebés, siempre tan dramáticos – refiriéndose a su esposo e hija.
- Ya va a venir Finn, cinco minutos más por favor, cinco minutos más – rogó Rachel.
- No viene, no ves que es una perra que te está manipulando, vamos Rachel es ahora o nunca.
Rachel entonces viendo que el juez se estaba preparando para retirarse, cogió su celular y le marcó a Quinn.
Sonó tres segundos antes que respondiera no ella sino alguien más, una vocecita.
- ¿Quinn dónde estás? – preguntó preocupada Rachel mientras Finn asado empezaba a patear sillas y demás.
- Ha ocurrido un accidente, Quinn estuvo en un accidente – soltó una vocecita tan pura, tan infantil que le hizo doler el pecho a Rachel, de lo intenso que sintió – estamos en el hospital del centro - soltó el pequeño antes de colgar.
Eso causó mucho estupor a Rachel, quién de una lo asoció con el apurarla y el accidente, rompiendo a llorar ahí mismo, todos los invitados detectando que algo horrible había pasado.
Rachel les contó y todos se rompieron a su modo.
Un camión había impactado contra el lado del conductor, no se sabía nada más.
- Yo quería ser HBIC pero no así – susurró Santana a su novia asustada.
- Va a estar bien, tiene que estar bien – le dijo su novia consolándola.
Todos fueron al hospital, incluida la madre de Quinn con Beth.
…
- Berry ven conmigo, cámbiate ese horrible vestido – pidió Santana ante Rachel choqueada – mi papá la está atendiendo, ella va a estar bien, vamos ahora a cambiarte, si Quinn te ve así, se va enojar con ambas, vamos – le pidió casi halándola a un cuarto vacío para cambiarse, los padres de Rachel agradecieron el gesto, Leroy siendo doctor se fue a averiguar qué estaba pasando con la menor de los Fabray.
Rachel no dejaba de llorar por más que sus padres estaban consolándole, su novio, quién al menos tuvo el tino de callarse y no seguir insultándola.
Rachel no dejaba de llorar hasta que Beth la vio y quiso ser cargada por ella.
- Rachel la vas a hacer llorar, cierra la boca – pidió Santana viendo como el puchero de la bebé amenazaba en romperse.
- Oh mi cielo, está bien, todo estará bien bebé – le arrulló Rachel al cargarle quedando hipnotizada ante la perfecta de la nenita, toda una miniQuinn, un minileoncito, así de adorable e impactante.
Beth le abrazó con ambas manitos su cuello y se quedó en esa posición, con su cabeza recostada sobre el pecho de Rachel.
Judy se sorprendió un poco ya que, ella sólo hacía eso con su mamá y con ella, con nadie más, incluida Frannie.
Dos horas de operación después, salió el padre de Santana a por las buenas noticias, incluso bajo ese contexto.
El doctor soltó una exhalación necesaria antes de empezar – Quinn tiene la pierna derecha rota en tres pedazos, por lo que se le fue enyesada, tenía además un hombro dislocado que ya fue acomodado, la mano derecha enyesada también, un traumatismo moderado en el cerebro, no hay hemorragias internas, aquello roto está siendo tratado y arreglado, por un milagro su columna no fue dañada, no hay lesiones en esa medida, aun así sólo sabremos el daño real cuando reaccione y podamos conversar con ella, pero por mientras ya les digo que está fuera de peligro y ahora sólo queda esperar.
- Gracias doctor, gracias – agradeció Judy con lágrimas derramadas.
Beth aun no se enteraba de todo, ella dormitaba sobre el pecho de Rachel.
Puedo verla – pidió su madre y el doctor asintió añadiendo – sólo por cinco minutos.
El doctor después de entender la situación y contexto cuando ocurrió esto, le dijo a Rachel que también podía pasar a verla, mas Beth estaba sobre su pecho, por lo que ella insistió que después, ya que la nena estaba dormidita y no quería despertarle abruptamente.
- Bien, ella está bien, ahora si nos apuramos podemos casarnos – propuso Finn y todos le miraron como si fuese un alien - ¿qué? – preguntó devuelta.
- Amigo, mi babymama ahí casi se deshuesa así que no creo que haya ninguna celebración hoy – soltó Puck y el a regañadientes tuvo que entenderlo y asimilarlo.
Desde ahí los chicos del club Glee se fueron retirando, algunos quedándose por un rato más, Judith se fue a las dos horas del accidente – hija no fue tu culpa entiendes – le pidió a Rachel.
- Yo…
- Tú nada, no es tu culpa cariño, además ella va a estar bien mi amor, mi hija es una luchadora – Rachel asintió, claro que lo era – he hablado con el doctor y puedes quedarte cuanto quieras, solo procura descansar tanto como ella por favor – le pidió besando su cabecita y después cogiendo a su nieta que sintió el cambio, ella haciendo unos ruiditos disconformes, mas al final aceptando los brazos de su abuela.
- Chaoo Ach – se despidió la nenita.
- Adiós bebé – replicó ella besando su naricita, oliendo ese olor de bebé que es único, ella asegurándole que en breve la visitaría.
…
A eso de las ocho de la noche, Rachel fue a verle, entrando a su cuarto – mierda Quinn – susurró emotiva al ver todos los artefactos, sondas y sensores que salían de su cuerpo.
- Es por seguridad amor – le había explicado su padre, aun así, viendo todos esos aparatos, ella se preocupó.
Rachel estuvo sentada al lado de la camilla de Quinn por un rato.
Eso hasta que ella despertó, giro su cabeza y vio a Rachel a su lado - ¿Rachel? – apenas preguntó y ella soltó a llorar.
- No llores - replicó Quinn – estoy bien – aquello lo repitió como mantra.
Rachel viendo que estaba despierta, llamó al doctor para que siguiera evaluándola – no te vayas – le pidió y Rachel asintió mirando al doctor que también asintió.
El papá de Santana le evaluó, tocando con la yema de los dedos sus pies, sonriendo y alegrándose cuando ella tuvo plena movilidad, así como las preguntas para saber si estaba en sus trece, y sí que estaba, todo normal, la fecha, los recuerdos, todo.
- Es genial que sólo tengas dolor en la cabeza y no una hemorragia, tumor o amnesia, te recuperarás pronto Quinn, si todo va bien mañana te podremos dar de alta, regresarás con muletas o silla de ruedas por unos días, muletas por cerca de seis meses.
- Sí señor, gracias – agradeció Quinn al doctor que le conocía desde el kínder.
- Cuídate hija, no cometas locuras – le pidió el doctor abandonando el cuarto.
- ¿Me das un abraso? – pidió Quinn a Rachel y ella asintió sollozando que sí, le dio su abrazo y varios besitos por su rostro.
Ambas muy emotivas.
- Escuché que estabas herida y se me partió el alma – confesó Rachel.
- No es tu culpa – replicó Quinn – aunque si frenó tu boda no fue un hecho tan malo.
- Quinn ¡ - se quejó Rachel mientras Quinn reía – talvez la boda no tenía que ser, vaya forma de pararla – concedió ella y Quinn volvió a asentir y reír.
- Es tu último año Rachel, se supone que la vida es emocionante en este punto – le dijo y ella asintió, así debía ser la vida.
- Me habló un chico, un niño pequeño ¿quién es? ¿es el mismo del cole? – le preguntó.
- El mismo – contestó ella – es un primo – le dijo ya que, si le decía la verdad, Rachel no le creería, ella misma estaba aún dubitativa para creerle.
- Sentí algo en el pecho, algo especial cuando hablé con él Quinn – susurró Rachel – sé que puedes no creerme, pero así lo sentí.
- Te creo Rachel – Quinn con una sonrisa tranquilizadora.
Al día siguiente, ella sería dada de alta.
- Amor me siento culpable al dejarte – le dijo Judy a su hija que estaba recostada en el sofá.
- Estaré bien mamá, además tienes que ir – replicó Quinn, su mamá era psicóloga en el hospital del centro, ese mismo dónde la operaron y ella tenía pacientes que dependían de ella, no los podía dejar así sin más.
- Trataré de volver lo más antes posible ¿ok?
- Ok mamá, tranquila, Beth está durmiendo, ya comió, ya veré como me las arreglo – soltó ella y su mamá despidiéndose de ambas se fue.
A los minutos sonó el timbre de la puerta – está abierto – contestó Quinn sentándose para recibir a quién fuera.
- Hola mamá, no estaba abierto, pero yo lo abrí – soltó orgulloso Kylke con horquilla en mano – tía Tana me enseñó.
- Por supuesto que sí – acotó Quinn riendo.
- Oh ella es Beth – dijo el peque mirando lo hermosa que era su hermanita de bebita, ya que él fue el segundo, él no conoció a Beth de bebita sino de hermana mayor.
- Ella es hijo – respondió así Quinn, el niño sonriendo enorme al apocope de cariño de su mamá.
- Yo te cuido hoy mamá – pidió el nene sonriendo.
- Está bien pequeño, gee es tan raro decirte hijo o bebé.
- ¿Raro malo? – preguntó con un gesto de lo más adorable.
- Raro bueno bebé – dijo ella pidiéndole que se acerque para poder acariciar su carita – sí que eres muy guapo hijo y no es porque seas mi hijo.
- Salí a mami, ella bromea así.
- ¿A mami? Si eres igualito a mí – que quejó Quinn adorablemente, el niño rió profundamente dándole un abrazo re tierno a Quinn, súper suavecito por lo de su operación. Él emocionándose un poco al estar cerca de Quinn – no llores mi amor, estás a salvo y eres muy amado bebé.
- Sí, al igual que un montón – dijo él estirando sus dos manitas para señalar cuánto.
Al rato, el timbre de la casa sonó.
- ¿Pizza? – preguntó Quinn.
- Yo no la pedí, podemos pedir por favor – pidió él.
- Primero atiende y después vemos.
Kyle abrió la puerta, Rachel estaba del otro lado.
- Hey Quinn yo… - se quedó ella diciendo eso, ay que Kyle se arrojó a su cuerpo para abrazarle, con su cabeza cerca al hombro, Kyle muy emocionado.
Es ahí que Quinn se dio cuenta de gran parte de su revelación – holy Fuck – susurró al ver el gesto de su hijo, entendiendo entonces que su Rachel, era la otra mami del niño, su futura esposa – maldita sea – añadió antes de desmayarse, escuchando las voces presurosas de Rachel y Kyle.
Rachel iba a ser su esposa.
