Verano 2024
Era una noche tranquila en la residencia de los Potter, James se encontraba en el sofá frente al televisor con un tazón lleno de palomitas las cuales había dejado de comer tras escuchar las palabras dichas en el aparato frente a él.
— Ani, no, no a los niños, te veían como un maestro —dijo James mientras enterraba su rostro en sus manos con una voz llena de tristeza.
— James, cierra la boca, tu sabías que Anakin era Darth Vader, ¿qué esperabas? ¿que los abrazara? — le dijo Albus del otro lado de la sala quien veía tranquilamente la pantalla.
— Pero nunca deja de doler, Albus.
El pelinegro puso los ojos en blanco y siguió comiendo de su propio tazón de palomitas, sus padres habían salido a una fiesta del equipo de quidditch al que su madre había pertenecido y ellos decidieron pasar la noche viendo películas como una noche normal.
— ¿Quieren hacer algo más interesante? — preguntó Lily mientras se apoyaba en el respaldo del sofá asustando a sus hermanos por su repentina aparición.
— Te voy a poner una maldita campana al cuello para escucharte llegar —dijo Albus mientras la veía con ojos entrecerrados.
— Yo estoy muy interesado en empezar Rogue One —le respondió James.
— Ay no me vengan a decir que no quieren entrar a la oficina de papá y ver los casos que tiene el jefe de aurores, además, ¿SOLO no va antes de Rogue One?
— Tú sabes que no me gusta esa película, enana, pero continúa con lo de la oficina — dijo James dándose vuelta finalmente, mostrando interés.
— La puerta está abierta, hoy olvidó cerrarla y quizás a un auror en entrenamiento y a uno que está por entrar a la academia les interese dar un vistazo —soltó Lily mientras comenzaba a caminar con una sonrisa traviesa en dirección a la oficina de su padre.
Albus y James regresaron su mirada al televisor, después se miraron el uno al otro y como si esa fuera un señal, ambos se levantaron y corrieron en la misma dirección que su hermana se había ido.
Al entrar a la oficina vieron a Lily paseando su vista por los libros que su padre le tenía estrictamente prohibido tocar.
— Memoricen el orden de las cosas para que no note que las tocamos —indicó la pelirroja al verlos entrar.
Albus caminó directamente al escritorio de su padre para darle un vistazo a las carpetas de casos que había en él, por otro lado James caminó a un rincón de la oficina donde se encontraba el pensadero de su padre, notó que éste estaba fuera de su lugar y fue lo que lo atrajo hacia él, al estar cerca pudo notar que su padre no había sacado los recuerdos que había usado y la duda de lo que podría estar dentro comenzó a atacarlo.
— El pensadero tiene recuerdos —dijo James a sus hermanos, ambos dejaron lo que hacían y se acercaron a él.
— ¿Qué creen que sea lo que está ahí? —preguntó la pelirroja.
— Alguna pista de un caso, tal vez —respondió Albus.
— Si papá nos descubre, nos mata, pero por otro lado quiero saber que hay aquí —dijo el mayor señalando el pensadero frente a él.
— Somos dos
— Tres
— Vemos lo que hay aquí, pero no hay que dar ni una sola señal a papá de que sabemos lo que hay dentro, ¿hecho? —preguntó el castaño.
— Hecho —respondieron Albus y Lily al mismo tiempo.
Los tres se acercaron poco a poco al pensadero hasta estar dentro, al igual que las otras veces que lo habían usado, se sentían perdidos durante unos segundos antes de descubrir que es lo que deberían de ver realmente.
— ¿La tienda de Madame Malkin? —preguntó James.
Sus hermanos se encogieron de hombros y caminaron en la tienda, podían ver a un niño rubio al que le estaban ajustando su capa, pero les parecía bastante conocido, había algo en él que les resultaba familiar, entonces el niño giró su rostro un poco y quedaron sorprendidos.
— ¿Es Scorpius? —preguntó Lily.
— Creo que es su padre —respondió Albus.
—¿Cómo sabes que es el señor Malfoy? —le preguntó James.
— Porque aquí viene papá —respondió mientras los tres veían una versión de once años de su padre pasar frente a ellos.
Los tres se pararon cerca de los niños asombrados con lo parecidos que eran Albus y Scorpius con sus padres, aunque había algo que los hacía ver muy diferentes, Scorpius siempre tenía una expresión que derrochaba dulzura, mientras que Draco tenía una expresión de superioridad combinada con una sonrisa juguetona, mientras que Harry tenía una expresión de asombro y amabilidad que no era nada parecida la expresión de irritación que Albus tenía la mayoría del tiempo, ninguno de los tres estaba poniendo realmente atención a la conversación porque estaban demasiado perdidos admirando a su padre y al suegro de Albus hasta que escucharon el nombre de Hagrid.
— Es el sirviente del castillo, ¿no? —preguntó el rubio.
— En realidad es el guardabosques —respondió el ojiverde.
— Oh
— Listo, cielo, ya puedes bajar —dijo la mujer que estaba arreglando la capa del rubio.
— Supongo que nos vemos en Hogwarts —dijo Draco mientras se bajaba del pequeño taburete en el que estaba— por cierto, soy Malfoy, Draco Malfoy —dijo mientras extendía su mano.
— Y yo soy Harry Potter —respondió en voz baja y estrechando su mano, de inmediato la cara de Draco mostró asombro y antes de que dijera algo Harry lo detuvo —por favor no hagas escándalo por esto, es extraño
— Oh no te preocupes, amm... entonces nos vemos en el tren o la escuela, como sea —respondió nervioso
— De acuerdo
Poco a poco la tienda se fue desvaneciendo y el escenario era uno distinto, estaban dentro del expreso de Hogwarts.
— Estamos de acuerdo en que eso fue raro, ¿verdad? —preguntó el mayor de los Potter.
— Si, pero creo que esto se pone tierno, miren — Lily estaba viendo dentro de un compartimento en el que se encontraba su padre con otras dos personas.
— Es el tío Ron —dijo el pelinegro.
— Y la tía Hermione —agregó el castaño.
Los tres hermanos se encontraban cerca de la puerta observando como su tío hacía caras de molestia a su tía y como su padre trataba de aguantar la risa, él les había contado que al inicio sus tíos no se llevaron muy bien, pero ahora estaban presentes en el inicio de todo.
— Papá no estaba trabajando —dijo James a sus hermanos.
— Estaba nostálgico —respondió la pelirroja.
— Yo los conozco —Albus tenía su vista fuera del compartimento y sus hermanos dirigieron su mirada hacia donde la tenía el pelinegro.
— ¿Siempre tienes que saber todo? —James puso los ojos en blanco— ¿Quiénes son?
Fue el turno de Albus de poner los ojos en blanco mientras veían como el grupo de chicos se acercaba más al compartimento donde estaban su padre y sus tíos.
— Ya te dije que Pansy debe de estar con Daphne —dijo el niño castaño frente a ellos.
— Yo también creo que estén juntas, pero dime Nott, ¿Dónde demonios está Greengrass? —le respondió el moreno a lo que el rubio en medio de ellos puso los ojos en blanco, al mismo tiempo que miraba dentro del compartimento y se acercaba a la puerta.
— Son los padres de Polaris y Alexander, los he visto en la mansión Malfoy.
— ¡Harry! —saludó el rubio entrando al compartimento dejando confundidos a los chicos que iban con él —creí que te vería hasta estar en el castillo.
— Yo también creí que te vería en el castillo —respondió su padre con una sonrisa— ¿Qué haces?
— Estamos buscando a unas amigas que no vimos al llegar a la estación —Draco hizo señales para que sus acompañantes se acercaran— chicos él es Harry Potter, Harry ellos son mis amigos.
— Theo Nott.
— Blaise Zabini.
— Hola —Harry sonrió de manera muy animada— ellos son Ron y Hermione.
— ¿No les parece extraño que nunca nos contaran estas cosas? —preguntó James mientras los cinco niños intercambiaban algunas palabras y reían.
— Tal vez no es algo importante y por eso omiten esta parte de la historia —respondió Lily mientras sonreía al ver las tiernas imágenes de su familia cuando eran niños.
— Si no es importante ¿por qué está en el pensadero? —agregó el mayor de los hermanos.
Ninguno de sus hermanos respondió, los tres siguieron observando a los niños frente a ellos viendo como compartían los dulces que Harry les ofrecía.
— Eres un Weasley ¿cierto? —le preguntó Blaise a Ron.
— ¿Cómo lo sabes?
— El cabello te delata —le dijo Draco divertido y mientras Ron se ruborizaba un poco, Harry reía y Theo miraba a Hermione.
— ¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu familia? —le preguntó el castaño amablemente con una sonrisa.
— Soy Granger —dijo con una pequeña sonrisa— soy hija de muggles.
— Oh.
— Interesante —dijo el moreno.
De pronto el ambiente se tornó tenso y los chicos lo notaron, James tenía las manos hechas puño y los veía con enojo.
— Esos malditos prejuiciosos —dijo con enojo.
— Ellos no son así —respondió Albus.
— Los estás viendo Albus.
— James, he convivido con ellos y Rose también, son muy amables, debió pasar algo.
—Creo que ya se van —le dijo la pelirroja a sus hermanos.
—Bueno, seguiremos buscando a nuestras amigas, tal vez en el castillo puedan conocerlas —dijo el rubio con una sonrisa incómoda.
—Nos vemos.
Los tres niños salieron del compartimento sin decir nada y desaparecieron, pero aún había más que ver con su padre y sus tíos.
—¿Alguien sabe que pasó? —les preguntó Harry.
—Algunas familias son prejuiciosas —respondió el pelirrojo viendo con pena a la castaña —sus familias son de esas, no digo que ellos lo sean, pero debe parecerles extraño convivir con alguien nacido de muggles.
— Esas familias creen que yo no debería estudiar aquí, ¿verdad? —preguntó Hermione viendo sus zapatos.
— Si, es lo que creen.
— Bueno tenemos tiempo para saber si ellos lo piensan, pero yo creo que si estás aquí es porque lo mereces, tu ya te sabes todos los libros y tienes el mismo tiempo que yo de saber de la magia —le dijo Harry a la castaña con una sonrisa.
El compartimento comenzó a desvanecerse dando paso al pasto verde del castillo donde su padre se encontraba riendo en compañía de sus tíos, las risas fueron disminuyendo poco a poco cuando vieron una cabellera rubia y una negra acercarse a ellos.
— Ella es la madre de Alexander, debe serlo, es idéntica — dijo Albus a sus hermanos mientras se acercaban al grupo de niños.
— ¿Qué quieren ustedes dos? —preguntó Ron de mala gana, al mismo tiempo que Hermione desviaba su mirada al pasto y Harry los miraba con tristeza.
— Queremos disculparnos con Grang... con Hermione —respondió Draco mientras miraba sus manos con pena y la castaña alzaba la vista— Pansy y yo dijimos algo horrible y en serio lo sentimos.
— ¿Y en serio lo sienten o ellos los están forzando a disculparse? —de nuevo preguntó el pelirrojo señalando detrás del rubio y la pelinegra, James, Albus y Lily miraron en esa dirección y vieron a los mismos niños del tren y una niña rubia a la que el pelinegro identificó como Daphne, la tía de Scorpius.
— Ellos solo nos están acompañando —respondió Pansy mientras se acercaba a Hermione— lo lamento, en serio, no te voy a mentir diciendo que no quise decirlo, pero la verdad es que si me arrepiento y él también —señaló al rubio a sus espaldas que en lugar de su mirada altanera tenía una de arrepentimiento, la pelinegra tomó las manos de la castaña— a nosotros nos han enseñado cosas diferentes y aún nos es difícil ver la diferencia entre lo bueno y lo malo, pero prometo que nunca te volveré a llamar así, eres demasiado inteligente y talentosa que nadie merece estar aquí más que tú.
Hermione le dio una pequeña sonrisa a la pelinegra transmitiendo que aceptaba sus disculpas, mientras Ron y Harry miraban expectantes a Draco esperando que dijera algo más, el rubio hecho la cabeza hacia atrás y suspiró.
— Tu suegro si que es todo un encanto —dijo James sarcásticamente.
— Sólo cierra la boca, James —le respondió el pelinegro.
El rubio puso de nuevo su mirada en la castaña sentada en el suelo y le dio una media sonrisa.
— Lo siento, tú no eres lo que te dije, de hecho eres la única digna de ser mi oponente para ser el mejor de la clase.
— Ya soy la mejor de la clase, Draco —lo interrumpió la castaña.
— Apenas es primer año, tenemos mucho por delante, pero no te preocupes hay dos premios anuales —sonrió burlón y Hermione puso los ojos en blanco con una sonrisa.
— Ya lo veremos, bueno es hora del almuerzo —la castaña se levantó del pasto y se dirigió a todos tomando a Pansy del brazo y caminando hacia Daphne quien les estaba sonriendo—vamos que se hace tarde.
Ron las siguió junto con Theo y Blaise mientras que Draco y Harry se quedaban un poco más atrás.
— También te debo una disculpa —le dijo el rubio a lo que el ojiverde alzó la mirada— tú eres... bueno, tu mamá era nacida de muggles y yo te juro que no volveré a usar esas palabras, en serio lo siento.
— Está bien, Draco, te creo —Harry le sonrió de la manera sincera— solo deja de ser tan cretino.
— Trataré, pero es parte de mi encanto natural —respondió burlón.
Ambos chicos rieron y siguieron a sus amigos hacia el gran comedor y de nuevo el paisaje cambió para los tres hermanos, quienes ahora se encontraban en la enfermería de la escuela donde su padre se encontraba comiendo unas varitas de regaliz, cuando se acercaron a la camilla vieron a alguien más entrar.
— ¿No te cansas de ser el centro de atención, Potter?
— Mira quien lo dice —ambos niños rieron y Draco se sentó junto a la camilla.
— Tienes razón, ¿te gustaron las golosinas que te mandé? —preguntó el rubio tomando una caja de dulces vacía.
— Si, estaban deliciosas, gracias —respondió tímido y bajó la mirada— ¿estás molesto conmigo? ¿por eso no habías venido a verme?
— Lo estaba —respondió mirándolo directamente— casi se matan y no nos dijeron nada, pudimos ayudarlos.
—¡Era mitad de la noche, no podíamos ir a buscarlos a las mazmorras!
—¡Lo sé! Lo sé, lo entendí después, pero me molestó pensar en que casi te mueres, hubiera estado ignorando a Ron y Hermione también, pero necesitaba saber que pasó, así que ya los perdoné y vine a ver que estuvieras bien— sonrió con la mirada de superioridad que siempre tenía en el rostro.
—Es el mismo gesto de siempre, pero es raro porque tiene cara de niño —dijo James y Lily rio.
— ¿Qué tú no te callas nunca? —preguntó Albus.
— Creo que no —respondió con una sonrisa y el pelinegro solo puso los ojos en blanco, algo que hacía muy seguido cuando se trataba de su hermano mayor.
— Bueno, creo que el próximo año puedes tratar de buscar menos problemas.
— Debería ser tranquilo.
Al igual que los otros recuerdos, todo comenzó a difuminarse hasta aclararse y cambiar de paisaje, esta vez se encontraban en uno de los pasillos del castillo y veían pasar estudiantes de todos los grados.
— Es tan bizarro que papá y el señor Malfoy hayan sido amigos —dijo el mayor de los hermanos mientras buscaba a su padre.
— Te sorprenderías —dijo Albus en voz baja.
— ¿Qué?
— Ahí está papá —señaló la pelirroja a su padre quien se veía alterado.
— Una serpiente, ¿en serio? me lanzaste una maldita serpiente, Draco.
— No te mentiré, estaba en blanco y dije lo primero que me vino a la mente.
— ¡UNA MALDITA SERPIENTE!
— ¿Podemos hablar del verdadero problema aquí? —preguntó Blaise parándose en medio de los dos chicos— Harry habla con las serpientes, eso es raro amigo, ve a checarte o algo.
— No es raro, esto es el mundo mágico, diles Hermione —el moreno se giró a su mejor amiga.
— Harry, es raro —respondió incómoda— es el mundo mágico, pero no es común que un mago lo haga.
— Somos "serpientes" —dijo Pansy remarcando la segunda palabra con sus dedos— y no hablamos con ellas, eso es una lengua muerta.
Los tres hermanos vieron como su padre abría sus ojos como platos y parpadeaba tratando de asimilar la información y se iba rápidamente, antes de que el recuerdo se desvaneciera alcanzaron a escuchar la voz de su tío Ron diciendo "genial, ya lo asustaron", para después volver a aparecer en la enfermería.
Mentirían si dijeran que la imagen que tenían frente a sus ojos no los perturbo por un momento, en la camilla frente a ellos se encontraba su tía Hermione petrificada, ellos sabían un poco de lo que pasó en ese año, pero era muy diferente a verlo y más de esa manera.
— No creí que estuvieras aquí.
— También es mi amiga, Potter.
— ¿Estás molesto? —preguntó Harry mientras se sentaba junto a Draco quien no había despegado su vista de la castaña frente a ellos— sólo me dices Potter cuando te estás burlando, cuando me haces bromas o cuando estás molesto, ¿por qué estas molesto?
— Hace un año la insulté por lo que era, usé dos palabras, dos que a simple vista no dañan a nadie, pero no entendía el significado, ni el odio que hay detrás de ellas, yo sólo estaba celoso de que sus notas fueran mejores que las mías, pero alguien quiso matarla por ser la persona que es, eso está mal, Harry, ella debería estar con nosotros en clases, no aquí, no entiendo como alguien cree que debería morir por ser la persona que es o que su vida vale más que la de ella.
— Ella sabe que tú nunca harías nada como esto, nadie lo cree, hay algo más grande detrás de esto.
— Oh, en serio, Potter —el rubio al fin alzó la mirada al moreno— porque todos creen que tu eres el heredero de Slytherin y los que no lo creen es porque piensan que soy yo, tú hablas con serpientes, pero yo soy el maldito engreído que se cree superior a los demás.
— Por favor, Draco, ahora me vas a decir que no lo crees —soltó el pelinegro mientras que el rubio mostró indignación.
— Hay una diferencia entre saber que soy más inteligente y talentoso que la bola de idiotas en esta escuela a querer que maten o petrifiquen a los nacidos de muggles.
— No es a lo que yo me refería.
— Pero si es lo que los demás piensan, si me disculpas tengo unos ataques que planear, con permiso.
El rubio se levantó de la silla en la que estaba sentado y salió de la enfermería dejando a Harry sentado junto a la camilla de Hermione, soltó un suspiro y se apoyó en la camilla mirando con tristeza a la castaña.
— Se que te vas a molestar, pero tu suegro fue un mortífago, ¿no? —preguntó el castaño.
— Si, si lo fue —respondió el menor apretando el puente de su nariz— pero pues por alguna razón no terminó en Azkaban.
— Mamá me dijo que él y la abuela de Scorpius ayudaron en momentos importantes durante la guerra —respondió la pelirroja.
— En serio te necesito, tú y Draco son los inteligentes, pero está demasiado triste para ayudar— los hermanos se giraron de nuevo a su padre y su tía— te extraño Hermione, tú eres la que siempre sabe que hacer —dijo al tiempo que tomaba su mano cariñosamente y luego la retiraba con sorpresa en su rostro al momento de abrir una hoja que se encontraba en su mano —¿tuberías? no puede ser, en serio si que eres grandiosa.
Harry le dio un cariñoso beso en la frente y se fue corriendo de la enfermería, antes de que pudieran decir algo más sobre lo que habían visto la enfermería se había desvanecido y ahora se encontraban en la biblioteca de la escuela Harry estaba sentado en una mesa sin compañía, los tres se acercaron a él y vieron como una sonrisa se formaba en su rostro y comenzaba a saludar en dirección en la entrada del lugar, vieron como su sonrisa fue desapareciendo poco a poco conforme cierto rubio con mirada asesina se acercaba él.
— Teníamos un trato, Potter —dijo Draco reclamando mientras se sentaba junto a él y dejaba caer sus libros, haciendo notar su molestia, los hermanos dieron un pequeño salto de la impresión al mismo tiempo que su padre al escuchar el golpe.
— Lo sé, pero no había tiempo —respondió Harry en tono bajo y apenado— tienes que entenderlo, encontré la respuesta y fui a buscarte pero no te encontré, pero choqué con Ron en el pasillo y escuchamos lo de Ginny, teníamos que decirle a Lockhart pero resulto ser un idiota farsante.
— ¡Casi mueres! —susurró alto de manera que se notara su molestia sin tener que gritar— Por segunda ocasión, casi mueres y no estuve para ayudarte, somos amigos y no quiero pensar en la idea de que eso pase y yo no sepa si existía la posibilidad de evitarlo.
— Lo sé y sé que si fueras tú el que se metiera en estos problemas, me sentiría igual, pero si hubieras ido, si hubiéramos tardado un poco más, Ron hubiera perdido a su hermanita.
— Creo que no podías privar al mundo de la única Weasley decente —suspiró
— Ay cállate, te agradan Ron y los gemelos —dijo Harry mientras reía.
— Pero si lo dices, te mato
El rubio comenzó a reír junto al moreno mientras Hermione, Ron, Pansy, Blaise, Theo y Daphne se unían a ellos.
— Esto es muy extraño, es decir, solían ser amigos, pero ¿por qué dejaron de serlo? —preguntó Lily mientras se acercaba más a la mesa y veía como todos ahí se intercambiaban apuntes o se hacían bromas.
— Tal vez las decisiones que tomaron fue lo que los separó —respondió James mientras Albus era el único que notaba como su padre observaba atentamente a Draco y recordó lo que su padre le había contado unos años atrás en su oficina.
— Creo que se de que van estos recuerdos y cambiaran por completo el como vemos las cosas —dijo Albus y antes de que sus hermanos tuvieran tiempo de preguntar algo al respecto, ya se encontraban en el gran comedor.
— ¿Qué se trae con Ginny? —preguntó Ron en un tono de fastidio al ver como su hermana se detenía en la puerta al ver entrar a Draco, Albus notó como su padre frunció levemente el entrecejo y después vio como su suegro le entregaba un libro a su madre y ésta lo abrazaba para después salir del lugar y ver al rubio acercándose a la mesa.
— Entonces es verdad que solo soporta a mamá —dijo James divertido.
Cuando el rubio se sentó en la mesa de Gryffindor, Harry no levantó la mirada, sin embargo, Ron lo asesinaba con ella.
— ¿Se puede saber que te traes con mi hermana?
— Ayer la vi en la biblioteca y estaba teniendo problemas con unas tareas y me ofrecí a ayudarle, le di uno de mis libros viejos con mis apuntes para que se le faciliten las lecciones —respondió el rubio tranquilamente mientras tomaba unas tostadas con mantequilla.
— ¿Y tienes que ser tu precisamente el que le ayude? —preguntó el pelirrojo con más agresión.
— ¿Quién le va ayudar? ¿Tú? —preguntó sarcástico a lo que Harry río por lo bajo— estoy siendo amable, Ginny no tiene muchos amigos y después de la mierda del año pasado no creo que le haga mal que alguien fuera de su familia la trate como ser humano —el rubio mordió su tostada y miró fijamente a Ron mientras este se ruborizaba y bajaba la mirada.
— Lo siento, yo creí que...
— Creíste nada, comadreja, estaba tratando de ser amigable con la hermana de uno de mis amigos para que no pasara otra tragedia.
— Recuerdo que mamá dijo que esperaban que con el tiempo a tío Ron se le quitara lo impulsivo —dijo Lily.
— Si, no sé si sigue igual o empeoró —respondió en burla el castaño.
Y de nuevo el escenario se había desvanecido frente a ellos y se encontraban en los jardines de las afueras del castillo, vieron pasar a Draco con una venda envolviendo su brazo y una expresión alterada y a Harry detrás de él.
— En serio, Draco, cada día te superas, no puedo creerlo, ¿quieres parar ya? Trato de hablar contigo —los hermanos habían seguido a los dos chicos quienes se encontraban en una especia de persecución, el rubio se había detenido y regresó unos cuantos pasos para quedar frente a Harry.
— ¿Quieres hablar o quieres gritarme?
— En teoría quiero hacer ambas —le respondió Harry más alterado de lo que esperaba— ¡van a ejecutar a Buckbeak!
— ¿Y tú crees que yo lo planee? Harry siento decírtelo, pero aunque no lo creas yo no controlo lo que pasa en la cabeza de mi padre, ni siquiera controlo la mía —respondió el rubio quien mostraba una expresión entre dolida y molesta.
— ¿De qué están hablando? —preguntó James.
— Ni idea —respondieron sus hermanos al mismo tiempo.
— ¡Ya se que no controlas la tuya, de hacerlo no te hubieras acercado como un idiota sin seguir las instrucciones! —gritó el pelinegro.
— Ay lo siento, San Potter, no todos somos perfectos como tú.
— Ah no, hoy no vas a jugar a la víctima, no están Pansy ni Theo para apoyarte, la cagaste en serio.
— Ya lo sé, yo solo quería causar una gran impresión como tú, pero no tomé en serio las indicaciones, creí que eran estupideces —respondió con un tono apenado.
— Yo sé que tengo demasiada suerte en lo que hago, el inteligente eres tú, deberías dejarte guiar por tu inteligencia y no por el nulo sentido de supervivencia Potter —dijo Harry mientras se acercaba más tranquilo a Draco— además ¿a quién querías impresionar? ¿Ginny? Porque yo creo que ya está muy impresionada con tu ayuda, aunque Ron te va a matar.
— ¿Al señor Malfoy le gustaba mamá? —preguntó Lily.
— No lo creo —respondió Albus.
— ¿Por qué lo dices? —preguntó James.
— Intuición.
— No quiero impresionarla a ella, aunque de hecho ella está muy impresionada contigo —dijo con un poco de amargura en su voz.
— ¿Es eso? Draco, yo no iré tras Ginny, aunque no parezca, me gusta vivir y no quiero que Ron me asfixie mientras duermo, tienes el camino libre con ella —las palabras del moreno decían una cosa, pero su mirada de dolor decía otra a pesar de la sonrisa en su rostro.
— No hablo de Ginny —dijo mientras ponía los ojos en blanco.
— ¿Entonces de quién? —preguntó Harry a lo que Draco dio un suspiro de frustración.
— Hablo de ti grandísimo idiota —respondió el rubio antes de tomar a Harry de las solapas de su capa y chocar sus labios contra los suyos, durante unos segundos el moreno se mantuvo inmóvil hasta que poco a poco comenzó a corresponder el beso mientras bajaba delicadamente sus manos a las caderas del rubio y éste subía las suyas hacia el cuello del otro, se separaron lentamente y recargaron su frente en la del otro comenzando a reír nerviosos, mientras los tres hermanos Potter miraban la escena con asombro, los chicos se abrazaron mientras seguían riendo y ellos solo podían observar sin decir nada al respecto, hasta que Lily decidió romper el silencio.
— Albus se que me odiaras por decirlo pero...
— Cállate.
— Dilo.
— De tal palo tal astilla.
— En serio te odio, Lily Luna.
— ¡Vivan los noviooos! —los Potter giraron en dirección a las voces de Blaise y su tío Ron quienes se estaban acercando a su padre y Draco con una sonrisa en su rostro acompañados del resto de chicos que habían estado viendo en los recuerdos.
— ¿Cómo quedaron las apuestas? —preguntó Pansy.
— ¿Apuestas? —Draco la miró indignado.
— Todos los días por la mañana desde que empezó el año apostamos sobre quien se le declararía a quien —respondió Theo con simpleza.
— Draco se declaró, ¿quién ganó? —preguntó Daphne.
— Pansy, Hermione, Ron y yo apostamos por Draco, paguen —dijo Blaise con una sonrisa burlona en su rostro.
— No tan rápido Zabini —lo interrumpió el pelirrojo— apostaron por Draco, pero parte de su apuesta fue que Harry lo rechazaba, yo aposté que le correspondería, todos páguenme a mi
— Te volverás loco con tanto dinero Weasley
— Casi, me duele tu comentario Parkinson, ya pagame.
— ¿Por qué apostaron a que me rechazaría? —la indignación no se había ido en ningún momento del rostro del rubio.
— Hoy cambiamos a que te rechazaría porque estaba muy enojado contigo y tal vez mañana te buscaría —respondió la castaña.
— Conozco a mi mejor amigo y sabía que no rechazaría al chico por el que lleva suspirando desde hace un año —Harry se sonrojó y desvió la mirada cuando el rubio se giró para ver su expresión.
— Yo no suspiraba
— Si lo hacías — respondieron todos a excepción del rubio.
— Okay, que bueno que hayan podido sacar provecho de nuestra situación actual, pero en realidad nadie ha rechazado a nadie porque dos idiotas llegaron a gritar antes de que alguien dijera algo —Draco le dio una mirada asesina al moreno y el pelirrojo quienes ni siquiera se inmutaron.
— Eso se resuelve fácil, querido copo de nieve.
— No me llames así, Blaise.
Los hermanos se rieron ante la situación, no negaban que todo era extraño y nuevo para ellos, pero era gracioso ver las situaciones en las que no sabían que su padre se había visto envuelto junto a sus tíos y otros adultos a los que apenas y conocían, vieron como Ron se paraba junto a Harry al igual que Blaise junto a Draco, estando los cuatro frente a frente.
— Ronald, como mejor amigo de Draco te pregunto, ¿Harry nos haría el honor de ser el novio de este pobre copo de nieve? —preguntó el moreno mientras tomaba al rubio por los hombros y éste ponía los ojos en blanco.
— Oh Blaise, creí que nunca lo preguntarías, claro que Harry acepta —respondió el pelirrojo mientras fingía su llanto y los demás reían.
— Esto es ridículo
— ¡Calla, Potter! —dijeron Daphne y Pansy al unísono.
— Bueno, no me molestaría que fueras mi novio —dijo el rubio mientras se rascaba la cabeza y desviaba la mirada, regresó su mirada al pelinegro cuando lo tomó del rostro y le sonrió.
— Entonces, creo que ya somos novios.
James y Lily miraron con sorpresa como ambos chicos se tomaban de la mano y se sonreían con complicidad mientras los demás festejaban con saltos, gritos y soltaban suspiros acompañados de un "al fin" a la vez que Albus descubría el momento en el que comenzaba la relación de la que su padre le habló años atrás.
La escena frente a ellos se volvió borrosa y pasaron de las áreas verdes a un lugar cerrado, el lugar solo estaba alumbrado por la chimenea del lugar, James y Lily inmediatamente reconocieron el lugar, al pelinegro le costó un poco más, pero reconoció la sala común de Gryffindor después de unos segundos, había estado un par de veces en ella cuando aún estudiaba en Hogwarts, los tres se dedicaron a buscar a su padre hasta que escucharon un sollozo y descubrieron un cabellera rubia sentada en el piso frente a la chimenea, al acercarse vieron a su padre acostado hecho un ovillo en las piernas de Draco Malfoy, éste pasaba sus manos delicadamente por el cabello del otro de manera reconfortante.
— Era su amigo, ¿cómo pudo hacerlo? —preguntó el pelinegro con la voz quebrada debido al llanto.
— No lo sé, Harry, mi madre me contó sobre él una vez, dijo que no entendía porqué lo había hecho, que siempre fue gran amigo de tu padre y le sorprendió enterarse de eso.
— ¿Cuándo te habló de él?
— Una vez que le pregunté por nuestra familia, tu sabes que no tiene una muy buena historia —el pelinegro se levantó y se sentó junto al rubio de manera que se vieran frente a frente— me habló de mi tía Bella que está en Azkabán, aunque no quiso decirme cual es la razón especifica, pero me habló de mi otra tía que fue repudiada de los Black, su nombre es Andrómeda y al parecer tengo una prima, creo que estudió con uno de los hermanos de Ron y me contó de Sirius que se había ido de su casa y que era muy cercano a tu padre, su sorpresa fue grande al enterarse que los había entregado, dijo que nunca terminas de conocer a las personas.
— ¿Sabías que era mi padrino? —le preguntó serio, los chicos miraron a su padre y podían ver el dolor en su rostro, sus ojos estaban rojos e hinchados como producto de un largo tiempo llorando.
— No, mi madre no me lo dijo, tal vez no lo sabía, no eran cercanos.
— ¿Puedes quedarte conmigo?
— Siempre.
El rubio recargó su espalda en el sillón mientras que el pelinegro se abrazaba a él, Harry siguió llorando silenciosamente a la vez que Draco pasaba de nuevo sus dedos por su cabello tratando de calmar el llanto del otro.
— Esto me da otra perspectiva de tu suegro, quiero decir, es demasiado frío y el que veo aquí es alguien diferente —dijo James mirando directamente al rubio, Albus asintió, no tenía caso discutir cuando sabía que su hermano tenía razón, Draco no era una persona que demostrara mucho afecto fuera de su hogar, porque a diferencia de sus hermanos, él había sido testigo de como abrazaba a su hijo y como hasta en los últimos momentos besaba y abrazaba a su esposa.
El pelinegro comenzó a abrazarse más al rubio y restregar su cabeza contra su pecho en busca de más mimos en su cabello, mientras Draco sonreía ligeramente.
— Harry, basta, pareces un gato.
— Necesito cariño, dámelo —respondió levantando la cabeza mientras miraba con el ceño fruncido a su novio, éste puso los ojos en blanco y tomó sus mejillas antes de darle un corto beso.
— Siempre te lo daré, ahora decide, ¿nos quedaremos aquí sentados frente a la chimenea o iremos a dormir?
— No importa, solo quiero que te quedes.
— Está bien —contestó el rubio dejando un beso en la cabeza del pelinegro quien se había vuelto a acomodar en su pecho.
De nuevo el lugar se había desvanecido dando paso una vez más a la enfermería, lugar que al parecer no era mentira que su padre frecuentaba bastante en su juventud, solo que esta vez no era él quien se encontraba en la camilla.
— Agradezco no ser yo el que está en la camilla, pero ¿por qué siempre les pasan están cosas cuándo sólo están ustedes tres? —preguntó Draco.
— Uy, perdón por no enviar una lechuza y esperar cada que una emergencia se presenta —respondió Hermione poniendo los ojos en blanco.
— Perdonada, ahora, déjenme ver si entendí, tu padrino que casualmente es mi tío, resultó no ser un traidor asesino, fue inculpado por la rata horrible de la comadreja, pero la rata huyó y ahora tienen a Black listo para ser entregado a los dementores... —soltó el rubio de manera rápida.
— Si y tenemos que hacer algo antes de que le saquen el alma —dijo Harry mientras caminaba frenético en círculos cuando la puerta se abrió dejando entrar a Dumbledore.
— Ja, mira, tú de viejo —James le dijo a su hermano señalando al profesor riendo a lo que sus dos hermanos menores pusieron los ojos en blanco.
— Madura, James.
— Profesor tiene que hacer algo —dijo la castaña mientras se acercaba a Dumbledore seguida de Harry y Draco.
— Sirius es inocente —completó el pelinegro.
— Scabbers es el culpable —señaló el pelirrojo desde su camilla.
— ¿Scabbers? —preguntó el profesor.
— Si, Scabbers, la rata de Weasley que realmente no era una rata, profesor todo es confuso, pero es cierto, tiene que hacer algo, créanos —habló el rubio con desesperación.
— Les creo, señor Malfoy, pero lamento reconocer que lo que dicen unos estudiantes, no convencerá a muchos —observaron al profesor caminar en la enfermería hasta llegar al pie de la cama donde se encontraba su tío Ron — la voz de un niño, aunque sea honesta, no tiene valor para quienes olvidaron escuchar.
Los tres hermanos observaban con confusión la escena, ellos sabían que el padrino de su padre había escapado, pero nunca les habían explicado el como sucedieron las cosas, vieron como el profesor se dirigía a la salida.
— El tiempo, cosa misteriosa, poderosa y cuando lo desafías, peligrosa —se detuvo en la puerta, dándoles la espalda— Sirius Black está en la celda más alta de la torre oscura —se dio la vuelta y miró directamente a la castaña— conoce las reglas, señorita Granger, no deben ser vistos, y si les va bien, regresaran antes de la última campanada, sino las consecuencias serán en verdad espantosas, si tienen éxito, más de un inocente se salvará, son necesarios tres giros.
James y Lily seguían confundidos, mientras que Albus resopló y puso sus ojos en blanco, ya sabía lo que estaba por pasar.
— ¿De qué habla? —preguntó la pelirroja.
— Giratiempo
— Uy, Al, observa y aprende como se usan —James se burló.
— Repito, madura, James.
— ¿Qué demonios es de lo qué están hablando? —preguntó Ron desde su camilla.
— Tú no puedes venir estás herido —respondió la castaña.
— Pero yo no y esta vez si estoy presente, así que iré —agregó Draco.
— Si, sólo acércate —dijo Hermione mientras sacaba un collar y los envolvía a los tres.
— Lo sabía, era imposible que tuvieras tantas clases al mismo tiempo —el rubio la miró con aire triunfal como si la hubiera atrapado haciendo trampa en un examen, mientras que Harry observaba curioso el objeto, intentó tocarlo, pero recibió un manotazo de Hermione que se lo impidió.
Cuando el giratiempo comenzó a dar vueltas el lugar se desvaneció y aparecieron en uno de los lugares abiertos del castillo, estaba oscuro, solo la luz de luna alumbraba el lugar, lo más seguro es que ya pasara de la hora permitida para estar fuera de la cama, en la oscuridad del lugar pudieron ver a su padre tomado de la mano de Draco mientras se escabullían junto a quien debía ser Sirius Black, dejando a su tía más atrás impaciente y con un hipogrifo.
— Dense prisa —dijo la castaña antes de que entraran a un pasillo para lo que ellos creían era por más privacidad.
— Estoy eternamente agradecido por esto... con los tres...
— Quiero ir contigo —habló Harry antes de que su padrino pudiera decir algo más, el rubio apretó su mano.
— Quizás después, por ahora mi vida es muy impredecible y además —hizo una pausa donde se detuvo a mirar ambos y sus manos entrelazadas— tú debes estar aquí.
— Eres inocente
— Y tú lo sabes, eso es más que suficiente —Sirius tomó a Harry de las mejillas y le sonrió— supongo que ya te lo han dicho, pero eres idéntico a tu padre, excepto los ojos son
— Los de mi madre —interrumpió el pelinegro con una sonrisa.
— Es cruel que pasará más tiempo con ellos y no contigo, pero recuerda que quienes nos aman jamás nos dejan y siempre estarán aquí —puso su mano en el corazón de Harry, después pasó su mirada al rubio junto a su ahijado, Draco tragó saliva y Sirius rio— y en un giro irónico de la vida tenemos al novio, te diría que me saludaras a tus padres, pero no creo que les haga mucha gracia.
— ¿Cómo sabes quiénes son mis padres? —el rubio recibió una risa como respuesta.
— Igual que con Harry, solo se necesita mirarte para saber que eres hijo de Cissy y Lucius —Sirius revolvió el cabello del rubio quien inmediatamente frunció el ceño ante tal acción— ves, eres un Malfoy —ambos adolescentes rieron— cuiden el uno del otro, me tengo que ir.
Los Potter vieron como Sirius le dedicaba una pequeña sonrisa a cada uno antes de montarse en el hipogrifo e irse del lugar, giraron a ver a su padre quien tenía una sonrisa en su rostro pero sus ojos brillaban por las lagrimas que luchaba por retener, su tía se acercó a ellos y comenzó a tirar del moreno y el rubio.
— Vamos chicos, tenemos que regresar a la enfermería.
— Pues no entendí como funcionan lo giratiempos —dijo James mientras los veía correr de vuelta al castillo.
— Créeme, no quieres saber —soltó Albus al tiempo que el castillo se desvanecía frente a ellos.
El lugar que apareció frente a ellos les resultaba bastante conocido, era la oficina en el aula de Defensa contra las artes oscuras, observaron como un hombre guardaba algunas cosas en maletas, Albus inmediatamente lo reconoció y una sonrisa burlona se formó en su rostro.
— Mira, James, tu suegro —dijo divertido el pelinegro.
— No es mi suegro —respondió el castaño mientras ponía los ojos en blanco.
— Porque Teddy no te quiere —se burló la pelirroja.
— No, porque no me gusta Teddy —recalcó el mayor de los hermanos.
— Pues esa admiración que le tienes no es muy fraternal de tu parte —agregó Albus con una sonrisa burlona y antes de que el mayor pudiera responderle algo a su hermano, la voz del profesor lo interrumpió.
— ¿Qué tal Harry? —el de lentes y sus hijos miraron sorprendidos al hombre por saber quien había entrado a la habitación, mientras el hombre estaba de espaldas a la puerta— te vi venir —señaló el escritorio y fue cuando los chicos se dieron cuenta del mapa del merodeador, que ahora pertenecía a Lily al ser la única que seguía estudiando en Hogwarts.
— Lo despidieron —dijo Harry mientras caminaba por la oficina y observaba las maletas.
— No, de hecho renuncié —respondió el profesor mientras organizaba unos papeles.
— ¿Por qué?
— Parece que una persona comentó la naturaleza de mi condición, mañana a esta hora las lechuzas comenzarán a llegar y los padres no querrán que alguien como yo enseñe a sus hijos.
— Pero Dumbledore...
— Dumbledore ya ha arriesgado mucho por mi culpa, además las personas como yo estamos acostumbrados a esto —el hombre terminó de guardar sus pertenencias al tiempo que cerraba su baúl con la varita y se tomaba el tiempo de observar el rostro del chico frente a él— ¿por qué estás tan triste?
— Es que todo... —suspiró— no valió la pena, Pettigrew escapó.
— Harry, valió toda la pena del mundo, descubriste la verdad y salvaste a un inocente, eso para mi, vale mucho la pena —Remus rodeó el escritorio para estar más cerca de Harry— y ahora otro tema, ya no soy tu profesor y tampoco tengo otra autoridad para meterme en tu vida, básicamente no soy nadie...
— Puedes ser como un tío —lo interrumpió el pelinegro mirando el suelo mientras sus mejillas se teñían de rojo, Lupin sonrió antes sus palabras.
— Está bien, seré como un tío, pero, aún así no tengo derecho, durante todo el año te vi aprender y te vi convivir con tus amigos y profundizar tus relaciones —Harry volvió a sonrojarse— los he visto a todos y son buenos chicos, sé que tu novio es un buen chico, Draco es un excelente alumno, educado, un poco engreído —dijo divertido y Harry asintió mientras reía— pero, sé que es una buena persona, solo te pido que no bajes la guardia, Draco, Theo y Pansy son grandiosos, pero sus familias tienen ideas muy distintas, quiero que estés bien y que se protejan entre ustedes, nunca está de más.
— Si, en primer año tuvimos un pequeño desacuerdo pero, Daphne y Blaise ayudaron mucho, sabemos que las cosas son algo complicadas pero, haremos que funcione.
—Perfecto y por ultimo, al ya no ser tu profesor, no siento remordimientos por regresarte esto —señaló con la varita el mapa en el escritorio— travesura realizada —el pergamino comenzó a doblarse y la tinta desapareció de él, Harry lo aceptó con una sonrisa en el rostro— sé que en algún momento nos volveremos a encontrar, así que hasta entonces.
Remus tomó sus maletas y comenzó a avanzar a la salida cuando Harry decidió que debía preguntar algo que no dejaba descansar su mente.
— Una ultima cosa —el hombre se giró a Harry y lo miró interrogante— ¿cree que a mis padres les hubiera molestado que saliera con un chico? —el pelinegro volvió a bajar la mirada mientras jugaba nerviosamente con sus manos.
— En lo absoluto —Harry levantó su mirada y Lupin le sonrió— yo sólo era un chico más en la escuela y no les importó lo que yo soy, tú eres su hijo, te amaban demasiado y que salgas con un chico no es nada malo, tal vez a James le daría un infarto al ser un Malfoy, pero lo superaría.
— Gracias.
Ambos se sonrieron una última vez antes de que la oficina se volviera borrosa y diera paso a un campo oscuro en el que los hermanos podían escuchar gritos de diferentes direcciones, realmente no podían distinguir mucho entre la oscuridad, podían ver a algunas personas correr y empujarse entre sí, a lo lejos podían ver a un grupo de personas con capuchas y mascaras que alzaban a un grupo de personas en el aire como si fueran titiriteros.
— ¿Esos son mortífagos? —preguntó la pelirroja
— Estoy casi seguro de que lo son —respondió el mayor de los hermanos.
Los tres hermanos buscaron con la mirada a su tío Ron, quién estaban seguros era el responsable del grito que habían escuchado.
— ¿Dónde estás, Ron? ¡Lumos!
La varita de su tía Hermione se había encendido y había alumbrado el camino, de manera que pudieron ver al pelirrojo en el suelo.
— Me tropecé con la raíz de un árbol —dijo Ron de mala gana al tiempo que se ponía de pie.
— Bueno, con pies de ese tamaño sería difícil no tropezar —dijo una voz burlona detrás de ellos.
Todos se giraron a la voz proveniente de los arboles y la luz en la varita de Hermione les permitió ver a Draco Malfoy apoyado en un árbol en el que parecía haber estado observando la escena que se desarrollaba en el campamento, Harry rápidamente avanzó hasta él y lo estrechó entre sus brazos y se dieron un rápido beso.
— ¿Estás bien? —le preguntó el pelinegro a lo que el rubio asintió.
— ¿Dónde están tus padres? —preguntó Ron y Draco desvió la mirada al suelo.
— No sé, solo me aleje como ellos dijeron y llegué aquí, tenemos que irnos, no queremos que la vean.
— ¿Qué quieres decir? —volvió a hablar el pelirrojo.
— Tú sabes a lo que me refiero, nosotros tres no somos gran problema, pero a diferencia de nosotros, no todos tienen la mente tan abierta.
— Hermione es bruja —dijo Harry.
— ¡Maldita sea! ¡Ya lo sé! —exclamó Draco y la mencionada solo se encogió en su lugar al verlo alterado— yo lo sé, pero a ellos no les importa, así que si me disculpan opino que debemos poner a nuestra amiga a salvo si no queremos que le muestren sus calzones a todo el campamento como con esa señora —sentenció el rubio mientras tomaba el brazo de la mencionada para empezar a alejarse del lugar.
— Bueno, tiene un punto — dijo Harry quien se había quedado más atrás junto a Ron.
— Y tú y yo sabemos que es porque debe saber algo que nosotros no, son nuestros amigos, pero siempre hemos sabido que sus familias no son muy confiables.
— Agacha tu cabezota, Granger —escucharon decir al rubio, quien hizo reír a la castaña.
El campo y la oscuridad desaparecieron de su vista, dando paso al gran comedor, donde en una de las grandes mesas se podían ver sentados juntos a Hermione, Harry y Draco de un lado y frente a ellos se encontraban Daphne y Theo, todos se encontraban revisando apuntes mientras picaban algo de los platos que tenían consigo, se encontraban en perfecta calma hasta que un muy alterado Blaise llegó a sentarse junto a Daphne quedando frente a Hermione.
— Esto es increíble, no, es más que increíble— dijo mientras golpeaba la mesa con su dedo dando énfasis a sus palabras.
— ¿De qué hablas? —preguntó Theo.
— Después de toda una vida de seguirla a todos lados, tratando de encontrar el momento perfecto para hacer algo, decido invitarla al baile porque sería un momento especial y romántico, pero ella me dice que ya tiene cita —respondió mientras dejaba caer su frente en la mesa.
— ¿Invitaste a Pansy? —preguntó Draco— ¿y dijo que no?
El moreno solo dio gemido dolido sin levantar su vista.
— Y vas a sufrir más —respondió Hermione sin levantar la vista del libro que había estado revisando desde que llegó al comedor.
— ¿De qué hablas? —preguntó Blaise levantando la cabeza mirando a Hermione quien captó la atención del resto.
— Va a ir con Ron, los he visto juntos en diferentes lugares.
— Eso no significa nada —alegó el moreno buscando apoyo en su mejor amigo quien ni siquiera hizo contacto visual.
— Los vi besarse, Blaise —le respondió la castaña, los hermanos Potter podían observar que su tía hablaba como si no fuera la gran cosa, pero podían ver algo que interpretaban como dolor, en sus ojos— supongo que están esperando el momento para contarnos su reciente romance.
— ¿Y no te importa?
— ¿Por qué habría de hacerlo? Digo son mis amigos, soy feliz por ellos, aunque siento que eso hiera tus sentimientos.
— Ron podrá ser ciego, pero nosotros no, tu sientes algo por Weasley —Blaise buscó respaldo en sus amigos quienes desviaron su mirada fingiendo que no sabían de que hablaba y estaba Draco quien trataba de hacerlo desistir mediante gestos— mira, que te parece si vamos juntos, somos amigos, nos divertiremos y tal vez podríamos darles celos y...
— Yo ya tengo una cita, no necesito de Ronald y menos necesito ser parte de un estúpido plan que no va a lograr nada —respondió la castaña mientras tomaba sus cosas y se levantaba de la mesa para salir del gran comedor.
— Vaya, si que eres bueno con las chicas —se burló Theo mientras su novia ponía los ojos en blanco.
— Invitaré a Ginny, los de tercero no pueden ir a menos de que sean la cita de alguien mayor.
— Meterte con la hermana de Ron no te va a ayudar en nada de lo que sea que estés planeando —le dijo el rubio— además de que los gemelos te matarían si le haces algo.
— Y ya tiene cita, Neville la invitó —agregó Harry mientras mordía un trozo de tocino.
— Maldita sea, todos tienen pareja, los odio a todos y más a ustedes, siendo parejas felices.
— Tori no tiene pareja, podrías invitarla —dijo Daphne a lo que Blaise dio un rápido vistazo al rubio quien desvió la mirada, así que regresó a su amiga.
— Buena idea, creo que iré a buscarla —respondió el chico con torpeza mientras se levantaba de la mesa, los chicos vieron como los presentes se reían un poco de su amigo quien terminó por levantarles el dedo medio antes de irse.
De nuevo el lugar se había vuelto borroso y cambiado, esta vez los hermanos no habían ido muy lejos, se encontraban en la entrada del gran comedor junto a los campeones del torneo y sus respectivas parejas antes de hacer su entrada, sin embargo había una pareja más junto a los campeones, junto a Draco y Harry se encontraban Neville y Ginny, quienes se veían con una cara de incomodidad ante la discusión de la otra pareja.
— Sigues siendo mi cita —decía el pelinegro.
— Pero no haré el primer baile contigo como si fuera tu cita —respondió el rubio.
— Draco, no sabíamos de este primer baile, lo último que quiero es que tus padres tengan otra discusión en casa por lo nuestro y termine llegándote un vociferador por parte de tu padre en lugar de un regalo de navidad.
— Me importa una mierda si me llega un vociferador, yo...
— Sabes que no es verdad, solo haré la estúpida entrada con Ginny, el resto del baile soy tuyo, ella viene con Neville, lo hago por ti.
El rubio miró a Neville y a Ginny una última vez y suspiró.
— Si ellos están de acuerdo, está bien —sin más dio la media vuelta y entró al gran comedor, seguido de Neville.
— Está molesto en este momento, pero estoy segura de que agradecerá no tener la voz de su padre gritándole en navidad —la pelirroja le dio una pequeña sonrisa a Harry y ambos tomaron su lugar para hacer la entrada.
— Bueno eso explica porque creímos que mamá había sido la cita de papá en el baile todos estos años —dijo Lily.
— ¡Fuimos timados! —gritó James.
— Calla, idiota —respondió Albus.
Antes de que alguno pudiera decir algo más los recuerdos los arrastraron a las orillas del lago negro donde podían ver a su padre y sus tíos completamente empapados y cubiertos por una toalla, rodeados de su aún sorprendente grupo de amigos.
— No sé como sentirme con respecto a que no soy lo que más valoras —dijo Draco con fingida indignación.
— Lo siento, hermano, tienes que aceptarlo —Blaise se había acercado a él para darle unas palmadas en la espalda— amigos antes que zorras.
Todos soltaron una carcajada cuando Blaise comenzó a correr después de lo dicho y que Draco fuera tras él seguido de un "¿a quién le dijiste zorra, Zabini?".
— En realidad nos dijeron lo que pasaría, no aparecimos allí solo así, no me escogiste inconscientemente —le explicó el pelirrojo al de lentes— pero aún no le digas, déjalo sufrir un rato.
Ambos rieron mientras seguían avanzando y veían a lo lejos a Draco que seguía persiguiendo a Blaise.
Una vez más los recuerdos hicieron cambios a su alrededor, los hermanos giraron un poco observando el cambio, seguían en las orillas del lago negro, pero ahora era más solitario y presenciaban un atardecer, bajo la sombra de un árbol se encontraban Harry y Draco, el primero estaba recostado recargando la cabeza en el regazo del rubio, que acariciaba con cariño el incontrolable cabello negro.
— No quiero presionarte, pero tienes que hablar con alguien.
— Quiero hablarlo contigo, pero no sé como hacerlo, es que yo solo cierro los ojos y lo único que veo es a Cedric morir frente a mi, una y otra vez, la maldita voz de desquiciado, yo no puedo creer que volviera y por si fuera poco, al imbécil de colagusano no le bastó con traicionar a mi familia, tuvo que traerlo de vuelta, y... yo no sé —el rubio acarició con más cariño el cabello de su novio, quien había empezado a derramar unas lágrimas, Lily se abrazó de James quien estaba apretando el hombro de Albus, los tres conocían esa parte de la historia, era parte de su historia familiar, pero ver a su padre en ese momento tan vulnerable, les partía el corazón.
— ¿Me dirás por qué desde ese día no has sido capaz de mirarme a los ojos? —preguntó Draco sintiendo como Harry se tensaba— puedes confiar en mi.
— Yo sé que puedo hacerlo, pero lo que vi ahí, cambiará nuestras vidas por completo y una vez que te lo diga todo será real.
— Levántate —dijo el rubio mientras empujaba levemente la cabeza del de lentes, Harry hizo caso y lo hizo lentamente, Draco lo tomó tiernamente de las mejillas y con sus pulgares limpió las lágrimas traicioneras que habían caído mientras hablaba para después acercarse a su rostro y besarlo lentamente y con ternura, tratando de transmitir lo que sentía por él— yo te amo, Harry James Potter y nada cambiará eso.
Los ojos de Harry se abrieron con sorpresa y un pequeño tono rojizo cubrió sus mejillas.
— Mierda, no puedes hacer eso, trato de decirte algo muy malo y tú me dices eso.
— No importa lo que vayas a decirme, no va a cambiar el hecho de que te amo, a menos de que tu vayas a decir que no lo haces, entonces es broma, pero si quieres no es broma —respondió el rubio haciendo reír al ojiverde.
— También te amo, Draco, pero esto es serio, el momento romántico se verá opacado por esta mierda —suspiró y Draco dejó de reír— yo vi a tu padre en el cementerio, también al de Theo, ambos hicieron como si yo no fuera el novio o el amigo de sus hijos, tu padre es un mortífago.
Draco desvió la mirada al lago negro, después recargó su cabeza en el árbol, cerrando sus ojos y apretando el puente de su nariz.
— Tenía mis sospechas de algo así —suspiró— esperaba que realmente no fuera tan malo, las cosas en el verano fueron muy tensas en casa, luego el mundial, además de como todos estos años ha sido tan despectivo contigo, Hermione y Ron, yo, ah, esperaba que la familia no fuera parte de eso, bueno, mi padre, porque yo estoy de tu lado, siempre.
— Draco, es tú padre y yo trataría de entender si tú...
— Si yo ¿qué? ¿quiero ser parte de una secta estúpida? No, gracias, soy mejor que eso.
— Esto va a complicar las cosas más de lo que eran.
— Nos las arreglaremos, ven aquí.
Harry se acomodó entre los brazos de Draco, quedando sentados en un silencio cómodo, que solo era perturbado por el sonido de los besos que el rubio dejaba en la cabeza del ojiverde, la imagen de la pareja se desvaneció, ya no estaban en Hogwarts, las paredes oscuras y la poca luz que entraba en el lugar, lo hacía casi deprimente.
— ¿Por qué me parece conocido este lugar? —preguntó Lily.
— Es la casa de Teddy —respondió James— es Grimmauld Place antes de que la remodelaran.
— Y yo que pensaba que actualmente era tétrica —dijo Albus observando las paredes a su alrededor.
Caminaron por el pasillo, había un grupo de gente que iba avanzando y entraban al comedor, vieron a su padre entre ese grupo, antes de que él y ellos entrarán a éste, su abuela apareció y no dejó que avanzaran más.
— Harry —dijo Molly mientras cerraba la puerta tras ella.
— Señora Weasley —respondió Harry con una sonrisa.
— Que bueno que estás bien —la mujer envolvió a Harry en un cariñoso abrazo— ¿estás hambriento? —le pregunto mientras tomaba sus mejillas con cariño a lo que el pelinegro asintió— me temo que la cena tendrá que esperar hasta que termine la reunión.
— Si sobre eso...
— No, no hay tiempo para explicar —lo interrumpió y señaló las escaleras— sube y ve a la primera puerta a la izquierda —Harry asintió y comenzó a subirlas— por cierto, Sirius te dejó una sorpresa ahí.
Siguieron a Harry por las escaleras y en el camino vieron a Kreacher, el elfo había fallecido unos años antes, pero el que vieron, diciendo insultos por lo bajo, no era para nada el que ellos habían conocido que los trataba con respeto y les daba pastel cada vez que iban a visitar a Teddy.
Llegaron a la primer puerta de la izquierda y al abrirla inmediatamente una cabellera rubia brincó hacia el ojiverde, ambos se envolvieron en un abrazo, para después separarse un poco y besarse.
— ¿Me extrañaste? —preguntó Draco con una sonrisa.
— Demasiado.
— Hazte a un lado, sigo yo —dijo Hermione mientras empujaba al rubio para jalar a Harry al interior de la habitación y abrazarlo— ¿estás bien? nos enteramos del ataque de los dementores, debes contarnos todo.
— Déjalo que respire, Hermione —dijo Ron quien se acercó a ellos.
— Y de la audiencia en el ministerio.
— O no lo dejes —se burló Draco, a lo que Harry y Ron aguantaron una risa, la castaña puso los ojos en blanco.
— Es increíble, ya investigue no pueden expulsarte, es totalmente injusto.
— Si, en estos días es muy común —suspiró Harry con cansancio, se sentó a la orilla de la cama en la que el rubio se había sentado cuando Hermione lo apartó de su lado— ¿qué es este lugar? y no te ofendas, pero ¿qué haces tú aquí? —miró a Draco alzando las cejas y el rubio fingió ofenderse sacándole una pequeña risa.
— Es el cuartel —respondió Ron y Harry lo miró aún con duda.
— De la orden del fénix —agregó Hermione— es una sociedad secreta.
— Dumbledore la fundó la primera vez que pelearon contra quien-tú-sabes.
— Cuando me acerqué a mi madre en la estación del tren, ella se despidió de mi, dijo que alguien más me buscaría, que era lo mejor por el momento, me dejó ahí con mis maletas y un par más, unos minutos después llegó Tonks, creo que la conociste —Harry asintió— es mi prima que te conté una vez, la que no conocía, llegó junto a cierto perro negro, así que me trajeron aquí, llevo viviendo todo el verano en esta casa.
— Okay —asintió el de lentes— ¿y no podían habérmelo contado en una carta? —preguntó molesto— todo el verano estuve sin noticias.
— Si queríamos, pero...
— ¿Pero qué? —el ojiverde interrumpió al pelirrojo.
— Dumbledore nos hizo jurar que no te diríamos nada —respondió la castaña apresuradamente.
— En mi defensa a mi ni siquiera me permiten acercarme a las lechuzas —Draco se encogió de hombros.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Algunos no confían en mi porque soy un Malfoy, aunque Sirius me defiende, pero él tampoco me deja, no quiere que me contacte con mis padres por mi propio bien —hizo comillas con sus dedos al decir las últimas palabras— yo sólo quería escribirte a ti, pero tampoco me dejaron.
— Pero ¿por qué? —volvió a preguntar aún molesto mientras Draco entrelazaba los dedos de sus manos tratando de darle apoyo— podía haberlos ayudado, porque yo soy él que vio regresar a Voldemort, yo fui el que peleo con él, el que lo vio asesinar a Cedric...
— ¡Harry! —el pelinegro y su novio dieron un pequeño salto del susto.
— Creí escuchar tu dulce voz —dijo Fred, quien junto a George se habían aparecido tras ellos en la cama.
— Puta madre, ¡dejen de hacer eso! —gritó Draco apretándose el puente de la nariz.
— Tranquilo, copo de nieve —respondió Fred dándole leves palmadas en la espalda, el menor solo puso los ojos en blanco, el pelirrojo se giró al de lentes— no te contengas, hermano.
— ¿Ya dejaste de quejarte?
— ¿Quieres escuchar algo que es más interesante?
Los hermanos Potter estaban sorprendidos, habían visto fotos y escuchado historias, pero era la primera vez que veían una imagen tan lucida de sus tío Fred junto al tío George, los tres tenían un sentimiento extraño al gemelo de George, sentían que era raro extrañar a una persona que nunca habías conocido y gracias al recuerdo que presenciaban, aunque solo fueran un par de minutos, al notar la química entre ambos gemelos, la forma en la que eran como una sola persona, sabían que hacían lo correcto al extrañarlo, el recuerdo se desvaneció al momento en que el grupo de chicos salió de la habitación.
El recuerdo al que fueron transportados era en la misma habitación, había dos camas al centro, una era ocupada por Draco y Harry quienes se encontraban acurrucados, en la otra, Hermione y Ginny estaban sentadas abrazando unos cojines, mientras Ron estaba recostado al pie de esta y los gemelos estaban sentados en el suelo entre las dos, todos los presentes se encontraban atentos frente a un televisor.
— Entonces ¿tú tienes una de esas en tu casa? —preguntó la pelirroja a la castaña junto a ella.
— Si, la veo con mis padres en las noches.
— En teoría yo también la veo con mis tíos, pero ellos no lo saben —dijo Harry haciendo que los demás rieran negando con la cabeza, el rubio lo abrazó hacia él con más fuerza mientras le daba un beso en la cabeza, el pelinegro comenzó a restregar su cabeza en el pecho de Draco, para después girarse un poco y empezar a rozar su nariz por toda la cara del rubio para finalmente darle un beso en la punta de su nariz, el de ojos grises lo tomó de las mejillas y le dio un corto beso.
— Pareces un gatito.
— Creo que es triste pensar que nunca he visto a papá siendo tan cursi con mamá —dijo James viendo como Harry se abrazaba a Draco.
— Tal vez solo se ve así porque era joven —respondió Lily, sus hermanos solo se encogieron de hombros y siguieron observando el recuerdo.
— ¿Por qué vemos esto? —preguntó el rubio.
— Yo creo que es divertido ver adolescentes con vidas normales para variar —respondió Ron.
— La chica tiene un nombre ridículo.
— Claro y Draco es un nombre genial —se burló Fred.
— Los odio.
Todos rieron, Harry le dio un beso en la mejilla pero el rubio no quitó su ceño fruncido, mientras decía que no planeaba poner atención al televisor.
Un nuevo recuerdo había comenzado a formarse y ahora se encontraban en el castillo otra vez, frente a ellos estaban Draco y Harry en lo que parecía ser una discusión, su padre se apretaba el puente de la nariz y el rubio lo miraba suplicante.
— Yo también quiero hacer algo, si tú te sentías inútil que tuviste que crear un ejercito, pienso que estoy en mi derecho de ir a meterme a su brigada a tratar de sabotearla.
— Es una idea muy estúpida.
— Pues ya me anoté en la lista y le envié una carta a Sirius, dijo que sabía que no podía detenerme así que solo me pidió tener cuidado, al igual que a ti con tus clases, voy a buscar la manera de alejarla de ti, por favor no te enojes —el rubio se acercó a Harry, lo abrazó por la espalda y recargó su cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro— de todas maneras nadie me quiere en tus clases, bueno, solo los Weasley y Hermione, pero no cuentan.
— Yo te quiero ahí.
— Tú tampoco cuentas —le respondió con una sonrisa Harry se dio la vuelta sin deshacer el abrazo— además puedes darme clases privadas, prometiste enseñarme a hacer un patronus.
— Esto es demasiado cursi hasta para mí —dijo la menor de los Potter.
— Es como verte a ti y a Scorpius, pero peor —agregó James mirando a su hermano menor.
— Es extraño.
El salón donde la discusión se estaba desarrollando comenzó a desvanecerse y dio paso a una habitación muy amplia, no había sillas, ni mesas, las paredes estaban cubiertas por espejos y en el centro había una chimenea, en medio del lugar se encontraban nuevamente cierto pelinegro y un rubio a su lado.
— Es estúpido, no puedo —dijo Draco
— Y menos con esa actitud —lo regañó el ojiverde— no te pongas negativo, una última vez y después nos vamos, piensa en un recuerdo feliz, pero en serio feliz, tómate tu tiempo.
El rubio suspiró, cerró sus ojos, sonrió levemente y sin abrir sus ojos, agitó la varita y dijo firmemente las palabras "expecto patronum", cuando abrió los ojos pudo ver la luz saliendo de la punta de su varita que comenzó a formar la silueta de un animal, la sonrisa de Draco pasó a una mueca y Harry empezó a reír.
— Creo que es adorable — dijo Harry dándole un beso en la mejilla.
— Yo esperaba algo como un dragón.
— Pides demasiado —le respondió el pelinegro mientras ponía los ojos en blanco para después poner una sonrisa altanera— además puedes decirle a los demás que soy yo.
— ¿Por qué serías tú? —preguntó el rubio divertido.
— Siempre dices que soy un gatito, para mí, esto —señaló el gato del patronus del rubio— es tu magia recordándote que me amas.
Draco comenzó a reír y fue a abrazar a Harry quien también estaba riendo, lo levantó un poco del suelo haciéndolo girar y después lo besó tiernamente, el gato dio un par de pasos más antes de comenzar a desaparecer, el rubio dejó sus manos en la cintura del ojiverde mientras este lo rodeaba del cuello haciendo sus narices rozar.
— ¿Me dirás tu recuerdo?
— Tal vez algún día.
La vista frente a los hermanos pasó de ser la dulce escena entre la pareja a ser una imagen dolorosa, se encontraban en uno de los dormirtorios de Gryffindor, los colores delataban la casa, todas las camas estaban vacías a excepción de la que creían era la de su padre en ella estaba Draco Malfoy con sus piernas sostenidas por sus brazos y las lágrimas caían silenciosamente por su rostro, cada tanto cerraba los ojos y se encogía un poco en relación con el ruido de las cosas que eran pateadas, destrozadas o arrojadas hacia la pared, Harry también tenía lagrimas cayendo por su rostro, pero a diferencia del rubio, él gritaba e iba de un lado a otro por la habitación, fue hasta el sonido de un vidrio estrellándose cuando Draco decidió intervenir.
— ¡Harry, basta! —el rubio se levantó y lo rodeó por la espalda con sus brazos, el ojiverde se tensó en un inicio y poco a poco se relajó hasta girarse y rodearlo de vuelta en un abrazo, ambos lloraron un poco más antes de separarse y recoger el regalo que Sirius le había dado a Harry en navidad, que fue lo que ocasionó el ruido.
Ambos se sentaron en la cama y terminaron de rasgar la envoltura, dentro estaba un espejo roto, gracias al golpe, junto a una nota, los hermanos no supieron que decía ya que no fue leída en voz alta, solo vieron como las lágrimas de ambos volvían a caer por sus mejillas, su padre se puso de pie y comenzó a andar, pero antes de que se alejara el otro tomó su mano y lo jaló devuelta.
— Deja de hacer tonterías y quedate conmigo.
— Si no hubiera sido tan estúpido y usado el jodido espejo, él seguiría aquí —le respondió el de lentes con enojo.
— Es algo que no sabes, tengo una familia muy jodida, eso si lo sabes, se las hubieran ingeniado —Harry miró a Draco y vio como no despegaba la mirada del suelo — tal vez mi padre se arrepintió, es decir, él se detuvo cuando me vio, pero mi tía es una maldita perra, creo que nunca voy a poder borrar su risa y a Sirius interponiéndose, debí haber sido yo, Harry.
Los hermanos observaban la escena con dolor, sabían que estaban hablando de la muerte del padrino de su padre, pero nunca habían imaginado en que también hubiera sido alguien importante para Draco Malfoy.
— No digas eso, no debió ser ninguno, simplemente no debió pasar —Harry respondió apretándole la mano mientras las lágrimas seguían cayendo— nos tocó una vida muy jodida y parece que solo se va a poner peor.
Ambos chicos se acostaron en la cama del pelinegro, Harry recostó su cabeza en el pecho del rubio mientras pasaba su mano de arriba a abajo en su brazo y Draco acariciaba su cabello.
— Íbamos a vivir con él.
— Era el primer tío que no me daba miedo, bueno, solo conocía a la loca, Sirius era genial —suspiró— me defendió hasta el final, me dijo que le recordaba a su hermano antes de toda su tragedia y no es justo que yo lo tuviera más tiempo.
— También era tu familia y no te ofendas, pero con la que te cargas creo que fue bueno que lo disfrutaras unos meses —respondió Harry mientras se abrazaba a su cintura.
La habitación desapareció, dando paso a los compartimentos del tren de Hogwarts que comenzaban a vaciarse, los tres hermanos estaban parados en la puerta de uno en el cual solo quedaban su padre y Draco.
— ¿Y qué pasará contigo? —preguntó Harry.
— Sinceramente no lo sé, mi madre no me envió ni una sola carta, no sé si Tonks y su familia serían tan amables de llevarme a su casa, aunque también podría aceptar la oferta de Ron, su madre es demasiado amable conmigo, incluso su padre, es agradable que no la tengan contra mi después de los malos ratos que les ha hecho pasar mi padre.
— Tú no eres él.
— Pues ahora seré juzgado por lo que hizo —suspiró— bueno, más de lo que ya era.
— Tú puedes con ello —le dio un rápido beso— será un verano muy largo, sé que lo más probable es que no podamos ponernos en contacto después de todo lo que pasó, así que éste es nuestro adiós temporal — Harry hizo un pequeño puchero— ¿algo que quieras decir para estos tiempos difíciles? —el rubio lo pensó un segundo.
— Yo haré lo mío y tú lo tuyo, tú eres tú y yo soy yo, y si al final terminamos juntos, sería hermoso —besó su nariz.
— Si estabas prestando atención al programa —le respondió Harry para rodear su cuello con sus brazos y besarlo.
— Lo negaré si lo mencionas —el rubio rio y tomaron sus cosas para bajar del tren.
El recuerdo cambió, aún estaban en el tren, pero notaron que era uno nuevo por la cantidad de personas que estaban en él, al parecer era el regreso a clases y si no se equivocaban ese era el último año que su padre había cursado, buscaron con la mirada y en el pasillo era donde su padre se encontraba con una cara de confusión frente a un indiferente Draco Malfoy.
— No estoy entendiendo nada, Draco.
— Tan lento como siempre, Potter —respondió con molestia— tú y yo ya no existimos, me comprometí.
— Draco, ésta es una pésima broma, primero, ¿quién se compromete a los dieciséis? y segundo, ¿con quién, según tú?
Antes de que el rubio pudiera responder, vieron a una joven Pansy Parkinson salir de compartimento con lágrimas cayendo por sus mejillas, corriendo en la dirección contraria a la de ellos, mientras que un muy enojado Ron Weasley caminaba directo hacia ellos y tomaba al rubio de la corbata, al tiempo que lo empujaba contra la pared del vagón.
— Tú, miserable hijo de puta, creí que éramos amigos —Harry y sus hijos abrieron los ojos con sorpresa.
— ¿Cómo tú y Blaise? —preguntó con burla, el pelirrojo se ruborizó un poco ante la pregunta— que hipócrita de tu parte, Weasley.
— Bueno, al menos yo no fui el que traicionó a su pareja de una manera tan baja —Ron le dio un último empujón antes de soltarlo— se merecen el uno al otro —se dio la vuelta y entró al vagón en el que Hermione se encontraba completamente ignorante de la situación.
— ¿Con Pansy?
El rubio no respondió, solo se acomodó la corbata y su camisa, después se dio la vuelta y caminó hasta cambiar de vagón sin mirar atrás, Harry al igual que sus hijos se encontraban muy confundidos ante lo que acababan de presenciar.
— Bueno, creo que aquí es donde entra mamá —dijo James.
— Digo, no me molesta mi existencia —añadió Lily— pero no me explico como las cosas terminaron tan mal.
— Era mortífago —respondió Albus y sus hermanos se giraron a él— ya lo sabían, Scorpius me contó lo que su padre le dijo, se convirtió en mortífago cuando su padre fue enviado a Azkabán, supongo que quiso mantenerse alejado de papá por el bien de ambos.
Los hermanos vieron como lentamente la imagen de Ginny abrazando a Ron y de Hermione acercándose a Harry se borraba para dejar ver la torre de astronomía, era de noche, se podían ver las estrellas y la oscuridad en el cielo, sin embargo eso no era lo que atrapaba la atención de los hermanos, sino la enorme marca tenebrosa de color verde en ella que llenaba de luz el lugar, no veían a su padre en ningún lugar pero si veían a Albus Dumbledore completamente desarmado frente a un alterado Draco Malfoy que lo apuntaba con la varita.
— Yo puedo ayudarte, Draco.
— No, no puede —los hermanos vieron como su mano temblaba y Lily comenzó a llorar en silencio— nadie puede ayudarme. Él me dijo que si no lo hacía nos mataría. No tengo alternativa.
— Pásate a nuestro bando, Draco, y nosotros nos encargaremos de esconderlos, puedo enviar miembros de la Orden a buscar a tu madre y esconderla. Tu padre por el momento está a salvo en Azkabán, pero llegado el momento también podemos esconderlo, sólo pásate con nosotros, Draco, tú no eres ningún asesino.
— He llegado hasta aquí, ¿no?, pensaron que moriría en el intento, pero aquí estoy, yo tengo la varita, su suerte está en mis manos...
— No, Draco —lo interrumpió Dumbledore— yo soy quien tiene tu suerte en sus manos, éste no eres tú, ¿no quieres estar con tus amigos otra vez? ¿con Harry?
El rubio tragó saliva y los hermanos vieron como abría la boca en busca de que decir y como parecía que bajaba de a poco la varita, pero antes de que pudiera responder algo se escucharon los pasos de un grupo de personas subiendo a la torre, eran mortífagos, era un grupo pequeño, pero uno en especifico logró causarles escalofríos a los tres.
— ¿Tu suegro mató a Dumbledore? —preguntó James quien estaba abrazando a su hermana.
— No, fue Snape, no entiendo nada —respondió el pelinegro mientras veía como todos los presentes, a excepción del ex-director, presionaban a Draco de asesinarlo.
Antes de que el rubio pudiera hacer algo, Severus Snape entró al lugar, los mortífagos le estaban poniendo al corriente sobre como Draco no se atrevía a llevar acabo la tarea que le habían encomendado.
— Lily, creo que es mejor que no veas esto —dijo Albus dando una palmada en el hombro de su hermana que aún se abrazaba del mayor de los hermanos.
— Severus, por favor —los tres tragaron saliva cuando escucharon al hombre hablar con voz débil, sonaba como súplica.
Snape empujó a Draco de donde estaba parado y sin una expresión en su rostro levantó su varita, una luz verde salió de ella a la vez que escuchaban las palabras "Avada Kedavra", Albus y James vieron como el cuerpo del hombre caía de la torre mientras los mortífagos empezaban a correr por la escalera.
— Fuera de aquí —le dijo Snape al rubio que estaba congelado en su lugar, entonces lo tomó de la nuca y lo empujó a la salida— rápido.
Un par de segundos después de eso, vieron como Harry salía de debajo de la capa invisible completamente alterado de un rincón de la torre y corría en la misma dirección que los mortífagos, acto seguido la torre se desvaneció y ahora se encontraban en una cafetería del callejón Diagon en día soleado.
En una mesa vieron a Harry sentado, se veía más adulto, aunque más joven de lo que era actualmente, pronto una cabellera rubia se unió a él en la mesa, Draco tenía su cabello perfectamente peinado hacia atrás en una coleta y vestía un traje completamente negro, parecido al que le vieron usar de adolescente en el tren, mientras que Harry tenía su cabello hecho un desastre como era usual y vestía una camisa y unos jeans.
— ¿Qué es eso tan importante que quieres discutir conmigo, Potter? —preguntó con rostro indiferente.
— La herencia de Sirius —respondió Harry con simpleza, el rubio tragó saliva.
— Creí que ese era el dinero que se usaba para las cosas de Teddy.
— Lo es, pero hablo de Grimmauld Place —el rubio alzó las cejas— pensaba en que podía ser nuestro regalo de graduación para Teddy, Sirius nos dejó la casa a los dos, pero ninguno la usa y Teddy tal vez ahora quiera independizarse y ya no vivir con Andrómeda, pensé que podríamos remodelarla y darle la sorpresa después de la ceremonia.
— Es una gran idea —sonrió— gracias por incluirme en el plan.
— Es tu casa también, no podría hacerlo sin ti, además por como habla Teddy de ti, se que tú también lo quieres como un hijo.
— ¿Quién lo diría? en teoría si tuvimos un hijo juntos —dijo el rubio con una pequeña sonrisa y Harry rio débilmente.
— Creo que resultó bien.
— Si... bueno, quizás deberías incluir a tu hijo en el plan —dijo Draco— Teddy habla mucho de él, creo que nos puede ayudar a escoger cosas que le gusten.
— Es una buena idea, cuando hagamos las compras lo traeré conmigo.
— ¿Tu fuiste de compras con ellos? —preguntó Lily.
— Si, fue extraño, apenas y hablaban entre ellos, eran más la conversaciones que yo tenía con cada uno —respondió James.
— Fuiste a elegir los muebles para tu casa —se burló Albus y James le sacó el dedo medio mientras ponía los ojos en blanco.
Mientras los hermanos discutían, Draco y Harry intercambiaban un par de palabras referentes a Teddy y la cosas que definitivamente tenían que salir de la casa mientras tomaban un café y comían unas galletas.
— ¿Eso quiere decir que papá no habló más con él hasta que Teddy terminó de estudiar en Hogwarts? —preguntó la pelirroja.
— Es eso o no le gusta recordar lo que esta en esos años — respondió Albus mientras veían como el café se desvanecía y la sala de estar de la mansión Malfoy aparecía frente a ellos, en el centro de la habitación donde Albus sabía que debía haber una mesa, estaban Draco y Harry acostados mirando el techo, con sus manos recargadas en su pecho.
Los hermanos se acercaron lentamente a ellos, una vez más se veían unos años mayores al recuerdo anterior, aunque seguían viéndose un poco más jóvenes, el rubio tenía unas ojeras bastante notorias que hacían ver al hombre demasiado cansado, aún así su cabello y ropas se encontraban impecables, lo extraño era verlo recostado en el suelo como si fuera un adolescente.
— ¿Y Ginny? —preguntó el rubio sin despegar la vista del techo, Harry lo miró de reojo antes de responder.
— De viaje, ya sabes, corresponsal.
— Cierto.
Ambos hombres siguieron mirando el techo en silencio, los Potter miraban la escena con extrañeza.
— ¿Qué hacen? —preguntó James mientras miraba hacia arriba buscando lo interesante en el techo.
— Solo existen, son tan raros —respondió el menor.
— Miren quien habla de rarezas —se burló la pelirroja y a lo que su hermano puso los ojos en blanco.
— ¿Por qué sigues viniendo? —Draco se giró al ojiverde y éste hizo lo mismo.
— Los chicos están en la escuela, Ginny está fuera por trabajo, yo no tengo mucho y tú estás solo —el rubio alzó una ceja buscando más información— pasaste por mucho y se nota que no la estás pasando bien, la compañía te haría bien.
— Tengo amigos, Potter.
— Pero no tienen tanto tiempo libre como yo, deberías hablar con alguien.
— ¿Y pretendes que lo haga contigo?
— Nunca dije eso, pero podrías, no importa con quién, pero sé que fue muy duro para ti perder a Astoria.
— ¿Sabes? es como si la vida quisiera decirme que no merezco nada bueno —suspiró— a veces me pregunto que hice para merecer a Scorpius —sonrió con tristeza.
— Cometiste errores e hiciste lo que tuviste que hacer para proteger a tu familia, mereces a Scorpius y si fueras tan malo como crees que eres, ese niño no sería ni la mitad de lo que es.
— San Potter —dijo Draco con una pequeña sonrisa.
— No me llames así —el pelinegro se levantó y le tendió la mano al rubio para ayudarle a ponerse de pie— vamos a comer algo, sé que ni siquiera has desayunado, necesitas comida.
Los Potter vieron como su padre arrastraba a Draco para salir de la habitación al tiempo que otro recuerdo comenzaba a formarse, dejándolos en la cocina de la mansión Malfoy, Draco y Harry se encontraban sentados uno frente al otro en la isla de la habitación con unas grandes sonrisas, los hermanos pudieron notar que esta vez los hombres lucían como lo hacían actualmente.
— Lo veía venir, Albus ha estado actuando muy raro, más neurótico que de costumbre.
— No puede ser —dijo Albus.
— ¿Qué cosa? —preguntó Lily.
— Siendo sincero a mi me sorprende de Scorpius, no digo que no se quiera casar con Albus —aclaró el rubio— me refiero a que siendo como es, me sorprende que se haya guardado tanto el secreto.
— ¿Qué? —preguntaron James y Lily a Albus, pero el los ignoró y siguió prestando atención al recuerdo.
— Pues lo hizo, me dijo que ahora que se irán a vivir juntos le parecía correcto comprometerse —dijo Harry.
— Albus me dijo algo parecido.
— ¿Quién crees que lo pida primero? —preguntó Harry.
— Piensan tan parecido que no me sorprendería que lo planeen en el mismo día —respondió el rubio divertido.
— Parece que esta vez un Potter si se quedará con un Malfoy —agregó Harry con una pequeña sonrisa.
— Parece que si.
Draco sacó dos vasos y los llenó de whiskey de fuego con el cual él y Harry comenzaron a brindar por la felicidad de sus hijos, el recuerdo se desvaneció y los hermanos fueron expulsados del pensadero, los tres se encontraban en shock por todos los recuerdos que habían visto, y la primera en salir de él fue la pelirroja que rápido fue a golpear a manotazos al pelinegro, mientras que el castaño trataba de detenerla.
— ¡Le vas a pedir matrimonio a Scorpius y no me lo dijiste!
— Lily, basta —decía el castaño que estaba tirando de ella.
— Él también me lo quiere pedir a mi —respondió Albus con una sonrisa.
— Si, si, si, muy bonito su romance, pero terminé con más dudas que con las que empecé —dijo James.
— Necesito respuestas —agregó la pelirroja.
— Pues no las tendrás, quedamos que esto era un secreto, papá no puede saber que entramos a su oficina.
— Maldita sea, odio cuando Albus tiene razón —suspiró el castaño.
Antes de que alguno pudiera decir algo, escucharon la puerta principal de la casa siendo abierta, los tres pusieron los ojos como platos, James tomó la mano de su hermana e hizo uso de la aparición al igual que Albus, los tres estaban sentados en la sala como si nada hubiera pasado, la película había terminado, por lo que la pelirroja tomó el control remoto y puso la siguiente, lo que dio paso a una discusión que haría lucir la situación completamente normal.
— ¿En serio? Te dije que yo no quería ver SOLO —dijo el castaño.
— Pues te jodes, ese es el orden y así se hace un maratón —respondió Lily y el pelinegro solo puso los ojos en blanco, volvía a ser una situación normal en casa.
— ¡Lily Luna! No uses ese lenguaje en casa.
— Perdón papá.
— O usalo cuando no estemos.
— ¡Ginny!
— ¿Qué?
Los hermanos rieron junto a su madre al tiempo que Harry tomaba asiento en uno de los sillones de la sala mientras decía por lo bajo algo como "no se puede con ustedes".
