Capítulo II: Sirviente


La noche se había tornado mucho más fría con el paso de los minutos, y no faltaba mucho tiempo para que el movimiento en Fuyuki comenzara a fluir otra vez en las calles, pero la población que vivía en Miyama desconocía que esas bajas temperaturas no serían su único problema una vez que despierten por la mañana para ir a sus respectivos trabajos.

Las tensiones en la residencia abandonada podrían llegar a notarse incluso desde el centro de la ciudad, y la destrucción estaban a solo unos pocos segundos o malas decisiones.

Caster, no ataques por ningún motivo

Después de ser confrontada por la reciente invocación de parte del chico que estaba allí de pie observando la situación, la joven hechicera pudo recuperar el habla, aunque se ganó una pequeña herida en la garganta debido a la fina arma que sostenía la espadachín.

Mi trabajo es mantenerla a salvo, Maestra. Un mago que no es capaz de dar ordenes a su Sirviente no puede ser parte de tus planes.

Las miradas de los dos Espíritus seguían en contacto sin demostrar ninguna desconcentración. Caster tenía claro que un enfrentamiento en el mismo lugar que se llevó a cabo el ritual de invocación sería contraproducente, por más reserva mágica que tenga, pero estaba viéndose obligada a usar la fuerza para proteger a su Maestra.

¡Caster, ya basta! No quiero usar uno de los Sellos sin haber comenzado la guerra. Kohaku, despierta de una vez, quiero mantenerte a salvo, pero si eres incapaz de enfrentar estas situaciones tendremos muchos problemas.

El joven sabía que tenía que hacer algo para calmar los ánimos, principalmente de su ahora Sirviente, quien seguía en posición de ataque. Las palabras de Amane tenían sentido, y no solo pondría en aprietos su propia vida, sino también la de su amiga. Tuvo la suerte de que alguien tan cercano a él es participante de este pronto conflicto, porque en un caso diferente no habría tenido una oportunidad de incluso pensar en salvarse.

Según la conclusión hecha por la chica de cabello blanco llamada Caster, su sirviente tenía como nombre "Saber", con solo haber tenido que observar por un breve momento el arma que tenía empuñada en su mano izquierda. Parecía una espada, pero era mucho más fina, delgada que parecía ligera, teniendo mayor similitud con las "katanas". Mostraba tener un buen manejo con el objeto al medir de forma casi exacta cómo silenciar a Amane con el pequeño roce que le propinó bajo la barbilla.

S-Saber, puedes bajar la espada. Caster y Amane no son nuestras enemigas

Bastaron esas simples palabras para que la espadachín comenzara a bajar la guardia lentamente, aun sin quitar la vista de su objetivo, quien también se rindió al pedido de su Maestra.

Una vez que las tensiones se calmaron, Saber se giró a su nuevo Maestro con una mirada algo culpable.

Perdone lo sucedido, Maestro. Simplemente no puedo ignorar el tono negativo de Caster hacia usted

N-No te preocupes. Después de todo, está en lo cierto...

Intentando quitarle el peso a las acciones de su Sirviente, logró analizar de mejor forma a quién tenía delante suyo.

Era una joven que parecía ser de la misma edad que la de él y Amane. Tenía rasgos finos, atrayente a primera vista, o eso era lo que Kohaku sentía profundamente en aquel momento. Haberse quedado en silencio una vez que ella fue invocada era esperable, pero la razón más probable de lo que sucedió era más simple de lo que pensaba.

Estaba hechizado por la espadachín.

Siempre ha considerado que el amor a primera vista era muy fantasioso, casi improbable de que suceda tal como se ha plasmado en diversas historias de romance.

Pero en aquellos pocos minutos, estaba perdido por la nueva integrante de su grupo, que ahora estaba completo según lo que tenía planeado Amane.

Una vez que los ánimos se habían tranquilizado, decidieron volver a sus hogares, no sin antes dejar el área de la mansión preparada para volver cuando les plazca y no encontrarse con un ataque de otro participante. Antes de separarse en el camino, su amiga le explicó que al haber efectuado la invocación allí, su ahora Sirviente podrá recuperar sus reservas mágicas, algo vital en su caso ya que no provenía de una familia de magos, por lo cual no tiene un circuito mágico en su cuerpo que facilite la tarea.

A pesar de desconocer los conceptos que intentaban explicarle, sí tenía por seguro lo importante que será desde ahora aquella residencia en su papel como Maestro de la Guerra por el Santo Grial.

Aún no podía acostumbrarse a lo que estaba sucediendo, y dudaba lograr estarlo durante un tiempo más. La salud de él ahora mismo estaba en las manos de la joven hechicera, lo cual le incomodaba bastante.

Más que sentirse inútil, incluso alguien como él sabía que cuidar de la vida de otra persona es un peso enorme, más para una simple adolescente de preparatoria tan inmadura, o por lo menos era lo que podía ver con sus propios ojos. Hace casi una hora no tenía idea de que Amane tendría lazos con la magia, por lo que desconoce cómo ella se desempeña en esos asuntos.

Estaba llegando a casa cuando recordó qué hacer con la acompañante que estaba al lado suyo, vigilando los alrededores en caso de cualquier movimiento extraño. Aunque muy superficial, la chica que acompañaba a su amiga, Caster, le comentó durante el trayecto que los Espíritus como ellas no necesitaban dormir y podían desmaterializarse para ahorrar energía mágica, pero hasta ahora su Sirviente no lo ha hecho, preguntándose si tal vez no tenía la capacidad de hacerlo porque él no es un mago como tal.

Por ahora, intentaría dejar a su madre fuera de todo este asunto, y para ello necesitaba ocultar de alguna forma a la joven espadachín, quien a simple vista no parece una persona del todo normal con esa vestimenta.

Abriendo la puerta cuidadosamente, se dirigió directo a su habitación para pensar en una solución temporal.

B-Bien, S-Saber...

Cuando apenas pronunció ese nombre, se dio cuenta la nula comunicación que tuvieron desde la mansión, limitándose a caminar por las calles con una guardaespaldas.

¿Hay algo que le moleste, Maestro?

N-No, no te preocupes

Le era bastante complicado mantener una conversación fluida con una joven como ella. No podía olvidar que es un Espíritu que fue invocado para una guerra pronto a comenzar, pero a pesar de su ropa muy distinta a lo actual y su fina espada, para sus ojos era simplemente una hermosa chica que aparentaba su misma edad, aunque parecía ligeramente mayor.

Ya es algo tarde, Saber. Por cualquier motivo, no salgas de la habitación ni respondas a nadie ¿Entendido?

La espadachín le observó analizando la situación, pues su Maestro no le había ordenado nada en específico desde que fue invocada, más allá de detenerse antes de atacar a Caster y su Maestra, quien parecía ser alguien cercana a él. Lo que no sabía era que el chico se esforzó para aparentar seguridad en sus palabras, escondiendo su vergüenza sin siquiera haberle mirado a los ojos.

A pesar de ello, aceptó en silencio el pedido de su Maestro, ya dormido por el agotamiento que acumuló en poco tiempo. Aunque no intercambiaron muchas palabras entre ellos, fue testigo del cómo se comunicaba con aquella joven llamada Amane de una forma amigable, siendo suficiente para ella.

Con solo presenciarlo un poco tiempo, logró saber a qué clase de persona estará atada durante esta Guerra, con duración indefinida.

El joven le llamó Saber, una de las siete clases de Espíritus que forman parte del misterioso ritual del mundo oculto al público. Aunque intentaba hacer funcionar su memoria, no recordaba dónde se encontraba antes de ser invocada por su joven Maestro en una ciudad llamada Fuyuki, según los conocimientos que el Grial le entregó. A pesar de que un Espíritu tenga una diferencia bastante considerable con los tiempos actuales, al ser invocados obtenían la información necesaria de la respectiva era en la que aparecían, ahorrando varios problemas como el investigar a fondo, aunque parecía que su Maestro no estaba al tanto de ese detalle.

No le bastó analizar demasiado para averiguar que él era un participante que cayó por accidente en una feroz batalla que tendrá presente el peligro en cada rincón de la zona. Era inocente de lo que vivirá en un futuro cercano, y lo más probable es que no esté preparado para enfrentar las dificultades que tendrá por delante si sobrevive el tiempo suficiente.

Ella lo tenía claro. La casi nula preparación de su Maestro puede traer muchos problemas para ganar la Guerra, aún con el pacto que hicieron con la otra joven participante.

Pero estaba allí para algo en específico, como lo era ganar el Santo Grial, y por tanto, proteger la vida de su invocador a toda costa.


Estaba acostumbrado a madrugar por las noches en periodo de vacaciones, por lo que no le conllevaba problemas estar despierto durante toda la noche, pero lo sucedido hace horas atrás le había agotado lo suficiente para haberse quedado dormido apenas tocó su cama.

A pesar de ello, ese motivo no era el único que le hizo despertar más cansado de lo normal.

Había soñado algo que no le era para nada familiar, pero sí lo sentía como tal. No recordaba exactamente todo el sueño, pero sí le hizo actuar casi de inmediato, abriendo los ojos y buscando con su mirada alrededor de su habitación.

Ella estaba allí, sentada en la silla de su escritorio, observando por su ventana con una expresión perdida, sin tener una dirección exacta.

Como se lo esperaba, no había hecho desaparecer su presencia durante lo que restaba de noche, imaginando que estuvo todo este tiempo esperando en su habitación sin nada que hacer hasta que él despertara.

Aunque ya se había dado cuenta en su primer encuentro en la mansión, era una hermosa joven, sin nada que resaltar especialmente, pero tenía un atractivo que le hacía quedar en silencio, mientras le veía aún desde la cama.

E-Estuviste toda la noche despierta... Saber?

Deseaba no tartamudear al menos una sola vez al comunicarse con ella, pero sus esfuerzos no logran ser efectivos.

Veo que ha despertado, Maestro. Estuve toda la noche en esta habitación, como usted ordenó

La chica giró hacia su dirección, esperando alguna nueva acción u otra orden por parte de su Maestro, la cual no llegaba, pero ella se mantuvo allí, en completo silencio con toda su atención hacia él.

Había cierta incomodidad por parte suya, a pesar de lo sucedido y todo lo que le explicó su amiga y su Sirviente Caster, no conseguía visualizarse como un participante de una sangrienta guerra, siendo un grave peligro no solo para él, sino que los mismos civiles pueden salir heridos. Durante sus caminatas en la noche anterior, Amane le explicó brevemente de la capacidad de un Espíritu Heroico, siendo capaces de ser seres muy poderosos, y que sin un control por parte de sus Maestros o las acciones de la Iglesia, podrían convertir una ciudad en un feroz campo de batalla, con una enorme lista de victimas.

La pura sensación de la palabra "muerte" le helaba todo su cuerpo.

Nunca había sido testigo de ver un cadáver con sus propios ojos, y aún menos tiene la capacidad de asesinar a una persona. Para empeorar su situación, los otros participantes probablemente no tengan escrúpulos si tienen la oportunidad de acabar con su vida.

Su único consuelo era tener una alianza con su amiga, quien prometió mantenerlo a salvo con todos sus esfuerzos, pero sabía que él tenía que dar de su parte y aligerar la carga, y para ello está aquella joven a poca distancia de él, en su propia habitación.

Imagino que estuviste todo este tiempo aburrida ¿Cierto?

Para nada, Maestro. Me tomé la libertad de observar su habitación, tiene muchas cosas interesantes aquí

Saber que alguien como ella estuvo revisando su habitación no le tranquilizaba en absoluto, al contrario, sentía una gran vergüenza el solo imaginarlo, esperando que no encontrara algo que le pudiese dar una mala imagen.

Por cierto, el cuadro que tiene allí es muy lindo

Giró hacia donde señalaba la chica, encontrándose con una fotografía muy especial para él, cargada de diversas emociones siempre que la observaba por breves momentos.

La joven quería preguntarle sobre aquella imagen, pero el rostro de su Maestro había cambiado, a comparación de como lucía hace pocos segundos atrás. Se veía algo más apagado, quizás recordando algún suceso relacionado al cuadro al lado izquierdo de su cama. Aunque esté en una posición cercana a él como Sirviente, no ha pasado siquiera un día completo desde su invocación, por lo que su confianza debía ser bastante baja, a pesar de que ambos se mostraban satisfechos de tenerse como compañeros.

¿Qué planea hacer hoy, Maestro?

Prefirió cambiar de tema para no hacerle pasar un mal rato a su invocador, lo cual funcionó al ver que su rostro había vuelto a la normalidad, o eso estaba intentando demostrar. A pesar de que ya tenía un conocimiento base de sus alrededores, no le vendría mal una pequeña caminata para explorar con sus propios ojos aquella nueva época.

Y mentiría si rechazaba una propuesta como esa, ya que desde el momento en que fue invocada, ha sentido un extraño sentimiento de cercanía a todo el lugar.

¡Kohaku, tu desayuno está por enfriarse!

Aquella voz desconocida le tomó por sorpresa, tomando una posición defensiva y dejando su mente en blanco, sin analizar mucho las palabras que escuchó. Por otra parte, el joven comenzó a preocuparse por lo que debería hacer ahora mismo, sin opciones de escapatoria. Debido a que cayó dormido de inmediato y despertó prestándole toda su atención a la chica frente a él, había olvidado qué hacer respecto a su madre, totalmente ajena a todo este asunto, lo cual de hecho prefería.

Pero no podía ocultarle la existencia de su acompañante por mucho tiempo, menos en una casa que albergaba a una mujer tan perspicaz como ella, más aún por haber convivido en solitario con su hijo.

Rendido a su suerte, tomó un largo suspiro y decidió salir de su habitación, no sin antes tranquilizar a la chica, quien seguía bastante atenta a cualquier movimiento desconocido.

Una vez llegó a la mesa, se encontró con la mirada de su madre, sorprendida por la joven que estaba a su lado. Más allá de la llamativa apariencia que tenía, le era más raro ver a una chica más que Amane en casa, especialmente si es desconocida para ella.

M-Máma, tengo una explicación para esto

Una vez que pronunció la palabra "Mamá", dejó de sentir la hostilidad que producía la espadachín, volviendo al tranquilo semblante que tenía una vez que despertó hasta hace poco, distinto era el rostro que tenía frente a él, exigiendo una pronta respuesta.

Ella es una conocida de hace un tiempo, y ya que tenemos dos habitaciones libres, le ofrecí quedarse por unos días...

Su madre le observaba con sospecha, no era fácil convencerla con situaciones sorpresivas como esa, y lo era aún más con esa explicación que dio Kohaku, quien bajó su rostro en señal de perdón, por no haber avisado en qué momento de la noche había salido, con todo el peligro que se estaba produciendo hace unas semanas atrás.

Sabía que mentía y escondía algo más, pero analizando mejor la situación mientras no le daba una respuesta a su hijo, aquella joven no le daba una mala espina, por más "única" que se viera a simple vista, y si el mismo Kohaku le ofreció un techo donde quedarse, no tenía una mayor razón para seguir sospechando de malas intenciones.

Bien, estará bajo tus propios cuidados ¿Cierto?

Hace ya un tiempo que comenzaron a vivir solo entre dos bajo un mismo techo, excepto pocas veces en el año, cuando reciben visitas por unos días. Ya estaban acostumbrados a la vida entre madre e hijo, apoyándose entre los dos para mantenerse a flote. Kohaku trabajaba de medio tiempo en distintos lugares durante el verano, lo cual fue decisión de ella, para así no interrumpir sus estudios, aunque esto incomodaba al chico por no ayudar con toda plenitud, pero por otra parte entendía que sería lo mejor para ambos.

Los jóvenes frente a ella sonrieron, alegres por la respuesta positiva que dio la mujer, ahorrándole un gran problema para no esforzarse en ocultar a la joven Sirviente. El ahora Maestro podía ser ignorante e inocente respecto al conflicto en el que está inmerso, pero sabía dimensionar el peligro que va a correr de ahora en adelante. La principal razón de haber querido mantener en secreto la existencia de Saber era por una posible caza que recibiría tarde o temprano, pero según lo que comentó su amiga la noche anterior, su hogar no debería de recibir una persecución ahora que el sitio de invocación está alejado de su hogar, sin olvidar su nula capacidad de mago le hace casi imperceptible.

Pero la existencia de aquella chica podía complicar las cosas, porque ella sí es algo proveniente de la magia, y si no solucionaban prontamente el problema de su desmaterialización, no sería raro si les identifican.

Sus recientes pensamientos le hacían preguntarse si no sería una mala idea aprender algo de magia por medio de Amane, algo que podría incluso ayudar aún más la carga de ser un Maestro inexperto dependiente del poder de su Sirviente y el pacto con Caster.

Dejando para más tarde todo eso, le enseñó toda la casa a la espadachín y así familiarizarse con el interior. Ella se mostró satisfecha con la iniciativa de su Maestro, aunque pensaba que sería preferible estar en el mismo cuarto para estar totalmente atenta a cualquier peligro. Tal vez por una curiosa inocencia, ignoraba que una de las razones del por qué su Maestro quería que ella tuviese un cuarto propio era para su propia privacidad.

Unas horas más tarde, después de haber almorzado con constantes miradas de parte de su madre, quien a pesar aceptar la decisión de su hijo, tenía curiosidad de quién era exactamente la chica, recibió unos mensajes de Amane, quien venía en camino, quizás para llevarlo a la mansión abandonada y seguir conversando sobre la guerra del Santo Grial y su papel como participante.

Tuvo razón al ser arrastrado en dirección al lugar, pero su amiga mostraba algo de inquietud en sus acciones, lo cual podría significar que descubrió algo que no le dejaba en paz.

Con todo lo que había acontecido, había olvidado que faltaban un par de días para volver a la escuela, lo cual produciría más de algún contratiempo con sus horarios, en especial sabiendo que al ser su ultimo año no debería descuidar sus calificaciones y asistencia, menos le favorecía el no participar en un club el año anterior por diversos motivos, por no decir que no le interesaba estar en alguno, y con su nueva vida como Maestro volvería más complicado elegir.

Mientras tenía su mente ocupada, no se percató que ya habían llegado a su destino, notando una pequeña diferencia en su alrededor, imaginando que se debía a esos hechizos que Amane le ordenó conjurar a Caster para mantener segura la ubicación, o eso fue lo que había entendido en ese momento.

Bien, me comuniqué con la Iglesia para conseguir algo de información...

Le parecía extraño la decisión que tomó, ya que ella misma había comentado que el sacerdote que se le había acercado no era de fiar, pero imagina que al estar mejor capacitada sabría lidiar mejor con ese asunto.

Tu invocación ha sido la penúltima, la siguiente dará comienzo la Guerra de manera oficial

A-Ah...

Aquellas palabras le congelaron la sangre.

La sensación de que la Guerra estaba más cercana de lo que se imaginaba le erizaba la piel.

Participar en un conflicto mágico sin saber de magia en lo absoluto le dejaba en una clara desventaja frente a los demás, y al menos deseaba contrarrestar ese obstáculo.

¿No hay una fecha exacta para que la última invocación se complete?

Para nada. Podría ser hoy mismo como también en 3 meses

No saber con seguridad algo tan importante como eso era problemático, debía desde ya ponerse en marcha con el plan que tenía desde la mañana.

Amane no se mostró reacia a la idea de enseñarle magia, o al menos lo vital para sobrevivir en el futuro, pero sí estaba algo insegura de hacerlo, porque tal como podría ayudarle, el peligro le acecharía de cerca una vez que noten corriente mágica de él, por mínima que sea.

Saber ¿Puedes hacer... esa cosa de desaparecer o algo así, como Caster?

La espadachín le miraba extrañada, sin entender muy bien lo que quería decir.

Oh, cierto, desmaterializarse. Vamos, ayer mismo te lo dije ¿Acaso ya se te olvidó tan rápido?

Kohaku le dirigió una mirada de molestia a su amiga, pero enseguida el Sirviente dio respuesta.

No se preocupe, Maestro. Una de mis habilidades es Acción Independiente, puedo desmaterializar mi cuerpo sin necesidad de recibir energía mágica.

El joven se tranquilizó un poco al escuchar eso, aunque se preguntaba el por qué no lo había hecho antes.

¿Acción Independiente? No sabía que la clase Saber podía tener esa habilidad...

Amane, al formar parte de una familia de magos y muy relacionada a la Guerra del Santo Grial, había investigado con anterioridad varios aspectos de ella, por lo que le parecía raro desconocer algo así, pero rápidamente aceptó que no se podía tener conocimiento de todos los Espíritus Heroicos existentes y que sorpresas como esa sucederían en algún momento.

Bueno, dejemos eso para otro momento. Ahora, debemos comenzar a planear lo importante: Tácticas para combatir contra los demás participantes.


N.A: Durante este tiempo estuve reordenando de mejor manera los acontecimientos que quiero mostrar en la historia, aunque tardé más de lo imaginado. Intentaré mantener una mejor constancia para un futuro, Bye!