2º obstáculo…
Hacía ya una semana desde esa magnifica noche donde sus labios probaron por fin los de ese zorrito rubio, su amado dobe. Una semana donde habían estado compartiendo más besos, algunos más dulces, otros más apasionados donde sus lenguas jugaban a ver quien tomaba el control.
Se podía decir que era feliz, aunque su cara se mantuviera inexpresiva de cara a todos los otros que no fueran su Naruto, y la verdad es que tampoco le importaban esas personas. Para él lo más importante eran las misiones, hacerse aun más fuerte, cumplir sus funciones y… Naruto. Y no precisamente en ese orden, pero eso era lo de menos.
Si, esa semana había sido una de las mejores de su vida… Y seguro que le esperaban muchas más alegrías al lado de su rubito, sobretodo ahora que se había librado de una amenaza como creía que lo era el capullo de Sai.
Entrenaban con Naruto, hacían misiones juntos, comían juntos y se besaban, cuando nadie les estaba mirando… en la soledad de sus hogares o entre la espesura del bosque. Si, su amorío era secreto, nadie tenía porque meter las narices en sus vidas, ni en sus sentimientos. Que metieran sus jodidos hocicos en sus asuntos, lo mismo que ellos no molestaban a nadie. Si, la vida iba viento en popa… Estaba más que satisfecho y, como iba creyendo… Su relación con el usuratonkachi aun profundizaría mucho más, pero por ahora irían lentos. Llevaban 17 años esperando… ¿Qué eran unos pocos meses más? Además que Naruto a veces era un poco cortadito en hacer las cosas, como podía haber sido entrenado por un pervertido como Jiraiya y en cambio poseer esa inocencia y esa vergüenza hacia ciertos temas… Íntimos.
–¿Teme, vamos al Ichikaru?
–Otra vez ramen, dobe…– Naruto comía ramen cada día… Y si podía lo hacía tres veces al día. De echo sus besos sabían a ramen la mayoría de las veces. Y gracias a eso, Sasuke había empezado a apreciar el sabor de esa comida.
–¡Sii! Es el alimento de los dioses– Y le puso esa carita de cachorrito con la que siempre le convencía de todo, si la misma cara del gato de Shrek. Bufó y aceptó. Y dándole un corto beso, el rubio empezó a andar todo animado hacía el puesto de ramen, desde los campos de entrenamiento. –Entrenar me da hambre.
El Uzumaki ya iba más que emocionado imaginando los tres o cuatro boles que s metería entre pecho y espalda, con el hambre que tenía luego del riguroso entrenamiento con su novio, porque si, Sasuke era su novio. Sino no estarían besándose cada dos por tres. Ah, y cuando hablaba de entrenar no se refería a esa "lucha" que mantenían sus labios y lenguas, sino a peleas de taijutsu y ninjutsu… Aunque bueno, esas peleas de boca a boca también las habían realizado, pensó con un sonrojo en sus mejillas. Y es que besar a su teme era algo casi tan adictivo como comer ramen, pero remarcando el casi porque el ramen seguía siendo lo que más adoraba del mundo… "Lo siento, Sasuke. Pero, ramen es ramen", y más que feliz seguía encabezando la marcha hacía su lugar favorito de Konoha. Sin fijarse en nada, ni en nadie, exceptuando al azabache de su lado, claro.
Pero Sasuke si se dio cuenta de algo… Un chakra que notó en cuanto pusieron pie en la villa, alguien les seguía y les espiaba. Activó el sharingan y se puso ojo avizor, bien atento para descubrir a quien les seguía y vigilaba y sobretodo si era una amenaza.
Pero no era ninguna amenaza, ni real, o sea una amenaza donde peligraran sus vidas; ni tampoco era una amenaza en su relación como pareja, porque si… ¡Naruto era su pareja y punto! Por mucho que la stalker esa de Hinata Hyuuga estuviera espiando día si y día también a su dobe. Rodó los ojos y siguió andando con el rubio hacía el puesto de comida. Donde la muy pesada estuvo espiándole mientras Naruto se comía con gula los boles de ramen. Parecía un agujero negro o un pozo sin fondo, porque mira que llegaba a engullir.
Luego de eso fueron a su casa a ver no se que película ridícula que quería mirar Naruto. Y la muy cansina les siguió buena parte del camino, ya se le estaban empezando a hinchar las narices, cuando ya iba a actuar, desistió y se marchó.
Pero no, eso no quedó ahí… Siempre que, ni ellos estaban de misión, ni la Hyuuga tampoco lo estaba, la muy pesada seguía a Naruto. Como ahora que le estaba mirando desde esa esquina, con sus deditos juntos y esa cara avergonzada, aunque a él no le engañaba… Era un pervertida seguro, se le veía en esos ojos de pescado muerto. Que repelús le daba mirarla.
Bufó molesto mientras veía como miraba con descaro lo que era suyo, tenía que darle una lección… Hacerle ver que ese rubio ya tenía propietario y que más le valía no codiciar bienes ajenos. Naruto era SUYO y no de esa mujer, así que más le valía dejar de ir de pegada con él, dejar de llamarle con esa vocecita de gata en celo y empezar a centrarse en alguien a su alcance y su nivel, porque el dobe era demasiado para ella, estaba enfocada en alguien que estaba por encima de sus posibilidades. Más le valía fijarse en ese chucho que formaba parte de su mismo equipo y la defendía a capa y espada, ese Inuzuka que babeaba al verla y la seguía cual cachorrito necesitado.
Si, le daría una lección que nunca podría olvidar, le quitaría las ganas de golpe de espiar a Naruto. De intentar que el rubito se fijase en ella…
El usuratonkachi se alejó del centro de la aldea en dirección al bosque y la Hyuuga ni corta ni perezosa le siguió, y yo a ellos. Me iba que ni pintado que Naruto se alejara del bullicio. Y en cuanto vi que se había detenido y que sólo estábamos nosotros tres… Fue la perfecta ocasión.
Aparecí detrás del rubio y le abrace por la espalda, éste en un primer momento se asombró al estar distraído, pero enseguida me reconoció y se acomodó contra mi espalda mientras me nombraba.
–Dobe…– Empecé a besarle el cuello, intercalando besos con mordisquitos y chupones. Mientras una de mis manos le tocaba los pezones por encima de la ropa y la otra bajaba hacía su hombría.
–Sasukee…–Naruto liberó un gemido ronco sin poderse contener ante mis manos acariciando sus cuerpo, nunca habíamos llegado tan lejos durante esa semana. Pero ahí estaba yo sobándole descaradamente al saber que Hinata estaba mirándonos. Y ésta al oír el gemido del rubio y como le tocaba descaradamente su miembro por sobre la ropa, liberó un sonido agudo de asombro antes de que su chakra desapareciera veloz de ese lugar. Había logrado mi cometido, le había demostrado que Naruto era mí chico.
–¿Teme, que ha sido eso?–Se había roto la magia de lo que había iniciado al escuchar, el rubio, el sonido que soltó Hinata al ver como nos poníamos acaramelados. Pues mi dobe se había separado de mi cuerpo y buscaba por los alrededores la fuente del sonido ahogado.
–A saber, yo no he notado nada… Imagino que un pájaro. –Haciéndome el inocente, cosa que me funcionó.
Ese día no hubo más tocamientos, pero me daba por satisfecho. Me había librado de un obstáculo nuevo y encima había podido tocar a mi Naruto, aunque fuera por encima de la ropa… Eso era un buen avance, un nuevo paso en nuestra relación. Creo que se le llamaba avanzar a la segunda base.
Y si, Hinata Hyuuga dejó de seguir a mi zorrito y empezó a hacerle más caso al chico perro. Y cuando nos cruzábamos la miraba altivo, mientras ella apartaba el rostro muerta de vergüenza. ¡Je, nadie toca lo que es de un Uchiha!
… Superado
Estoy ya preparando uno de los extras... A ver quien acierta quienes serán los protagonistas... ¡Animaros a dejar el comentario!
