Los seres humanos son individuos curiosos por naturaleza, intuyen lo que está fuera de su percepción y a partir de ello crean o destruyen. Viven a través del conflicto para perseguir diferentes ideales que curiosamente son estos mismos ideales que a largo plazo forman el carácter de las personas, pero sin importar la imagen mental que proyecten en su búsqueda para alcanzar el futuro todos y cada uno de ellos al final tenían diferentes intereses en el corazón, por eso la humanidad era tan variada. Claro que también se podía coincidir en muchas cosas, como, por ejemplo; tener una buena vida, lograr sus metas o ambiciones y alcanzar lo que sea que los haga plenos, sin embargo, donde casi todos lograban tener un entendimiento es que las personas podían ser crueles, esa misma crueldad hace el mundo peligroso… hostil a todo aquel que representara una amenaza a todo lo que querían alcanzar en sus vidas.

Llámelo pesimismo o intuición, pero estaba convencido de que la gran mayoría no derramaría una lágrima si encontraran su cuerpo mutilado en una esquina alejada y oscura porque incluso con su aspecto tierno he infantil a nadie le importaba lo suficiente como para hacer sus problemas propios. Incluso las personas más amables funcionaban de esta manera, la persona en particular podía apiadarse y admitir que un niño huérfano era una tragedia, pero no por eso bajaría de las alturas como si fuese un ángel para solucionar la vida del niño en cuestión, no.

Lo más que estaría dispuesto a hacer el salvador es enseñarle lo más pronto posible que la humanidad era cruel, despiadada y fría hasta más no poder… esas fueron las acciones de los tres Sannin con los huérfanos de la lluvia y es lo máximo que cualquiera haría si realmente quería ayudar. Sin importar que tan poderoso eras, si la persona es un tonto ignorante ingenuo jamás comprendería la naturaleza del mundo porque incluso si llegara a entender nunca admitiría que el mundo es un lugar feo y que las personas preferían brindarte un abrazo mientras que sostenían un kunai en tu nuca. Por esas y tantas razones la verdadera libertad estaba en la mente y el espíritu, nadie que no pudiese aceptarse así mismo podría aceptar a los demás, no importa qué clase de mundo fuese, esa era una verdad universal.

Era gracioso pensar que las personas más poderosas estaban obsesionadas con la paz, pero en su travesía estos desprendían una violencia mayor a la que pretendían erradicar, fue una verdadera contradicción, pero incluso con las manos manchadas de sangre tenían el descaro de sermonear al mundo, exigiéndole por su crueldad mientras ellos se desplazaban por toda la tierra causando todo tipo de males. Aquellos que pretendían alcanzar una paz absoluta no eran más que unos tontos cegados por la hipocresía de sus propias acciones, solo querían limpiar su propia conciencia para sentirse mejor y en poco tiempo volver a caer en el agujero lleno de gusanos… tal era el precio de la ignorancia que a veces lo hacía reír.

Su meta era seguir respirando mientras se mantenía en una sola pieza, tener dominio del poder, adquirir toda la abundancia posible y vivir a su manera, nada fuera de lo común. Por esas y otras tantas razones hoy se encontraba trabajando en un delicado proceso de control de Chakra mientras trataba de mantenerse estable sobre las aguas de un pequeño estanque artificial como un Jesús salvador sacado de los relatos más fanáticos, una tarea bastante difícil si podía decir. El hecho de que contara con grandes pesos en sus extremidades tampoco ayudaba y así lo quería, de lo contrario todo esto volvería a dejarlo insatisfecho.

Ver, dado que había iniciado con lo más básico de lo básico y o estrictamente esencial, el control de Chakra aun nivel aceptable. Su primera acción fue con el ejercicio de escalada de árboles, el único inconveniente aquí era que Suna estaba en medio de un desierto hostil con arena hasta donde los ojos pudiesen ver, por lo tanto, la primera opción había quedado descalificada a falta de árboles. Aun así, podía usar otro tipo de superficie, usar arboles solo era una opción que los ninjas de la hoja oculta preferían por la abundancia, pero aquí no tenía nada de eso.

Por eso prefirió usar las simple y mucho más aburridas paredes de cualquier superficie sólida, conocía la teoría del ejercicio y tenía su Chakra desbloqueado, además, era muy consciente de la sensación de la energía recorriendo cada una de sus células. Personalmente la sensación era como una delicada caricia, algo intrusiva pero lejos de ser desagradable, fue una sensación completamente nueva y por eso era tan consciente de ella, porque en definitiva es algo que nunca estuvo ahí.

Había dominado el primer paso en menos de un día pues tenía el concepto bastante esclarecido, lo siguiente fue mucho más complicado, Suna era arena y al igual que los árboles los ríos o pequeñas acumulaciones de agua eran nulas, lo mejor que había conseguido en sus primeros intentos fue un pequeño balde de agua lo suficientemente amplio para poder entrar sus pies. A medida que practicaba regularmente cambiaba de un pie a otro y media hora más tarde se encontró completamente estático, erguido sobre el pequeño balde de agua. Por alguna razón el ejercicio, aunque realizado de manera poco convencional había sido un éxito, pero a decir verdad también lo decepcionó, es decir, pensaba que por lo menos tardaría semanas en completar el último paso, pero todo el ejercicio fue dominado en menos de un día, por esa misma razón y gracias a su curiosidad natural pensó en realizar el ejercicio añadiendo mucho más peso.

Al final, luego de tres días se aburrió lo suficiente de la primera etapa y pasó a la segunda que resultó ser mucho más desafiante. Lo siguiente fue realizar pruebas de Genjutsu, desde allí todo fue teórico, pero a diferencia del control de Chakra, dividir las composiciones de esta fue desafiante.

El Chakra se componía de Yin y Yan, mente y cuerpo. No es que careciera de imaginación para crear, ¡Diablos, no! Solo que manipular las partes del todo de forma separada era algo de lo que no tenía idea, es como estar en una clase con alguien explicando sobre el hidrogeno metálico en su forma líquida dentro de Júpiter, sabía qué era el hidrogeno, como se sentía la composición del metal y entendía las propiedades y comportamiento de un líquido, pero de ahí a imaginar la sensación de ello era completamente diferente.

Para poder entender el verdadero concepto las condiciones para el resultado de dicha propiedad deben cumplirse en la tierra y afortunadamente no era así, entonces, tampoco tenía idea de cómo sentir las propiedades del Yin que formaban el Chakra, al menos no en ese entonces. Uno podría pensar que con solo separar la composición del Chakra bastaría pues si quería realizar Genjutsu al intentarlo cuando las propiedades se encontraran incompletas la parte que era necesaria para la acción automáticamente respondería, pero eso sería estúpido sin contar que nada evitaba que las partes se volvieran a unir y todo el proceso hubiese sido completamente inútil desde el inicio.

Se encontró días atascado en cómo diablos podría separar el Yin de manera efectiva para sus ilusiones, pero algo bueno vino de ello. En sus múltiples intentos de tratar de sentir su propia energía y analizar cómo podía separar el Yin de manera adecuada inconscientemente había expandido sus sentidos al exterior, siendo sincero no supo cuándo o en qué momento pasó. La parte de importancia era que al anterior propietario le había dado la gana de ir a ver si la casa estaba funcionando adecuadamente con la excusa de una prueba de calidad, fue cuando pudo percatarse de algo merodeando fuera de su habitación.

Al principio no sabía qué diablos estaba pasando he ignoraba todo, pero definitivamente le interesaba, no estaba seguro pero la sensación del acto le parecía bastante familiar y de cierta manera eso le molestaba, pero no podía decir qué era, ya sabes, es cómo tener una palabra en la punta de la lengua siendo incapaz de expresarla.

Pero volviendo al caso, el acto en si pudiera llamarlo de alguna manera era como tocar las cosas desde la distancia, incluso mientras se concentraba en el proceso de lo que sea que se encontrara haciendo pudo "ver" los contornos de su propio cuerpo, la cama sobre la cual estaba en posición de loto y a medida que iba profundizando en los limites también iba expandiendo cuando se percató de una especie de llama en su salón de estar, la llama le parecía familiar. No sabía qué clase de fuego fatuo era este, pero tampoco permitiría que su nueva casa acabara desecha por un incendio.

Entonces fue cuando terminó con su meditación tan rápido como pudo para apagar el fuego antes de que se convirtiera en un incendio, pero sin importar cuanto buscara no había señales de fuego por ninguna parte, de hecho, ni siquiera olía a hollín o gas, lo cual era aún más extraño, lo único que encontró donde debería estar la misteriosa llama era el anterior propietario.

El hombre lo había mirado como si fuese un completo lunático y no lo culpaba, después de inspeccionar las condiciones de la casa se había marchado tan rápido y silencioso como había llegado, pero no sin antes decirle que hiciera lo que quisiera con unas antiguas pesas de entrenamiento guardadas bajo uno de los cajones de la casa y que antes de vender la propiedad estaba a punto de tirarlas a la basura, aunque estén en buenas condiciones, simplemente no las usaba y eran una pérdida de espacio.

Sin importar cuantas excusas el tipo tratara de poner a él le pareció extraño que curiosamente hubiese pesas de entrenamiento ninja en casa de un supuesto civil o que por mera casualidad se lo dijera tras finalizar su ejercicio de control de Chakra… era demasiado sospechoso si recordaba que en dicho ejercicio había usado todo lo que pudiera encontrar en la casa para simular un objeto pesado mientras practicaba su control, pero no le importaba. En esos momentos estaba concentrado en la realización de poder usar Genjutsu, si en realidad el hombre fuese un ninja jugando al ignorante trataría con eso en el futuro.

Las pesas eran parecidas a las de Rock Lee, pero estas estaban pensadas para entrenamiento básico y por ello era capaz de levantarlas, eso sí, aún seguían siendo bastante pesadas para alguien de su edad, después de eso volvió a realizar sus ejercicios de control una y otra vez solo que ahora con estas pesas todo era mucho más difícil y tardó mucho más que hacerlo con normalidad.

Una vez que también dominó el ejercicio con pesas he incluso de manera anormal procedió a los ejercicios físicos. En un principio fue… bastante exigente de su parte, era ridículo, pero intentó hacer el entrenamiento físico de Saitama, aunque en mucha menor proporción, fue la mejor decisión.

Entre su acondicionamiento físico, controles de Chakra y posteriormente pruebas de Genjutsu se podía decir que su agenda era bastante apretada, dejando así un solo día a la semana para ganar algo de dinero vendiendo sus explosivos, pero ya que hablaba de sellos como en un inicio se había propuesto, su estudio y desarrollo del Fuinjutsu no había quedado olvidado. Siempre sacaba un poco de su tiempo para echarle un ojo cada vez que podía al pequeño manual de Fuinjutsu para principiantes que había comprado, tenía algunos ahorros para nada escandalosos, pero como dijo, sus clientes acudían en cierta cantidad y ahora con su nuevo programa de entrenamiento apenas tenía tiempo para las ventas y ¡O, si! Algunos descubrimientos estaban a la orden del día.

Confirmó que tenía capacidades sensoriales naturalmente afines ¿No es algo maravilloso?

Como dijo, tenía sospechas… locas y salvajes sospechas. Es decir, recontemos los hechos; en primera instancia su cabello era rojo, no es que por sí solo fuese gran cosa pues en Suna ya han existido personas pelirrojas en el pasado y actuales. También tenía mucho Chakra, solo hacía falta un poco de observación en algunos Genin para darse cuenta de ello, además, las dificultades en el control de Chakra también probaban su punto. No es que fuese algo que pudiese añadir al listón, pero cabe recalcar que era bueno en los sellos, muy, muy bueno, la maldita cosa llegaba a él sin mucha dificultad y ahora todo indicaba que tenía lo suficiente para ser un sensor capaz… en resumen, para despejar sus dudas lo único que no había probado era si su Chakra tenía cualidades regenerativas porque definitivamente era mucho más denso y potente que el de cualquier otro niño de su edad en toda la aldea.

No estaba seguro de lo potente que era el Chakra de Gaara ya que él era un Jinchuriki o sus hermanos que aún no conocía personalmente pero fuera de esas excepciones sus afirmaciones se confirmaron. Pero volviendo al presente, había pasado casi un año desde su llegada a Sunagakure, para este tiempo sus clientes sabían quién era, donde incluso vivía y no le extrañaba si también lo vigilaran por órdenes superiores.

Su vida transcurría con relativa tranquilidad, no estaba saltando de felicidad como se esperaría de alguien de su edad, pero tampoco se quejaba. Tenía una casa, comida, un entrenamiento eficiente, un negocio que dejaba buenos beneficios, podía jactarse de ser una persona estable y casi de clase media a pesar quien era, pero en este mundo no aspiraba a tener cosas materiales sobre el poder. Una vez que sea poderoso podía darse todos los lujos que quisiera, pero de momento tenía que crecer fuerte.

Recientemente por primera vez se había tomado la molestia de ir directamente hasta la torre del mismísimo Kage y solicitar una misión que resultó un poco más cara de lo calculado, fue interesante como tras atravesar las puertas del edificio sintió como los ojos de todo el mundo lo atravesaban como dagas por su inusual visita. No era común ver niños en el edificio del Kage y menos en la planta de solicitud de misión, mucho menos en dicha temporada cuando el Daimyo del viento empezaba a desviar sus solicitudes a Konoha, eso significaba que Suna estaba en las peores de sus temporadas y lo seguirá durante algunos años. Volviendo al asunto, como era temporada baja y con el señor feudal haciendo tratos con otra aldea, la planta correspondiente a las solicitudes anormalmente ausente de clientela, con casi nada o pocos clientes a la espera, lo que hacía que incluso sin sus notables características físicas le hicieran sobresaltar bastante y todo el mundo lo observaba preguntándose qué diantres se encontraba haciendo allí.

Es normal, yo también pensaría que el niño se encontraría perdido o esperando a un adulto mientras este hacia sus cosas, pero cuando pasó un tiempo esperando fue evidente que estaba solo y eso llamó la atención mucho más. Fue… divertido ver el rostro de la recepcionista cuando dijo que estaba allí para pagar por una misión, por suerte para él un shinobi con cabeza vendada y mascara de tela había aparecido con un Sushin diciéndole a la mujer que lo dejara pasar, probablemente el chico era uno de sus guardias ocultos que lo observaban constantemente.

Siguiendo con su racha de suerte, una vez que se le permitió el acceso donde estarían las personas que decidían si aceptar su pedido o no, pudo ver como todos lo analizaban con sus miradas, pero ignoro el extenuante escrutinio para saludar al infame Yondaime Kasekage y Baki. Las palabras no abundaron, ellos ya sabían a qué iba y tenían reportes cada cierto tiempo de sus actividades, para ellos no era una variable totalmente desconocida, es verdad que era un tipo lleno de misterios, pero no un completo desconocido.

Y finalmente aquí se encontraba, en un estanque subterráneo con poca luz y vendado por los ojos con tipos arrojándole objetos de muerte por petición del mismísimo Kage. La parte de ser vendado no fue exclusivamente una orden o que intentaran matarlo lanzando objetos contundentes, de hecho, era un favor personal que pidió a sus observadores, de esa manera su entrenamiento entraría a una nueva etapa que lo llevaría mucho más allá.

Sus guardias apenas hablaban y eso solo pasaba si iniciaba la conversación o llegaba a ser lo suficiente molesto para romper los silencios largos, bueno, no podía quejarse a fin y al cabo había sido él quien solicitó una pequeña zona con agua para entrenar.

Haciendo uso de sus capacidades sensoriales y prestando atención a cada uno de los sentidos nuevamente se puso en marcha practicando un estilo de Taijutsu que consistía en movimientos de Taichi, algo de puño suave de los Hyuga, Muay thai he imitación de Jet Li. También combinaba un poco de Silat que era integrar las formas de movimiento de diversos animales a las artes marciales, algo muy parecido al Taijutsu de Orochimaru con la serpiente y todo ello de forma que pudiese explotar estos tipos de pelea en uno.

Como resultado, tenía un Taijutsu algo variado que se caracterizaba por sus cambios repentinos y aparentemente aleatorios haciendo que el peleador regularmente girara cada cierta combinación de golpes. Cabe recalcar que si encontraba la oportunidad volvería una pulpa sangrienta al golpear los puntos vitales de su oponente tantas veces como pudiera, su Taijutsu era extraño, pero no por eso era menos.

Mantenerse a flote no era tan difícil, pero con las constantes distracciones proporcionadas por sus nuevos "amigos" el entrenamiento estaba siendo todo un verdadero desafío, de hecho, ahora estaba en pleno combate cuerpo a cuerpo.

Ni siquiera medía un maldito metro de altura y el tipo que acababa de bloquear todos sus golpes sin ninguna clase de esfuerzo tenía la altura de un hombre adulto. En el poco tiempo que tenía como sensor sus capacidades sensoriales se desarrollaron de una manera tal que incluso podía pelear en plena oscuridad, lo que le permitía de alguna manera ver a su manera particular la dirección que tomaba el flujo del Chakra de su enemigo.

¿Quién dijo que necesitabas el uso de ojos extraterrestres para saber el comportamiento del Chakra? Para él, tal cosa estaba sobrevalorada cuando podía ver con el ojo de su mente, además, para cuando llegaran los eventos de la Cuarta gran Guerra (si es que pasaba) estaría más roto que Superman en su casa imaginaria dentro del sol.

Personalmente el hecho de que no pudiera golpear al ninja no era porque su Taijutsu fuese malo o que fuera descuidado, de hecho, su forma de pelear era minuciosa, pero a diferencia del ninja mayor su velocidad era… bueno solo dirá que era lento, lento en comparación al ninja a quien intentaba golpear.

A pesar de todo y lo poco amenazante que era, para el ninja mayor mantenía una guardia mínima, del mismo modo también hacía contrataques regulares destinados a mantener sus instintos en alto para que no olvidara que estaba en una lucha mortal.

Para el otro tipo seguramente su práctica era aburrida, esto era un trabajo parecido al de niñera, no tenía que abrir sus ojos para darse cuenta de que estaba siendo condescendiente, pero lo haría pagar por ello, sin importar que fuese Genin o no un veterano jamás debía de bajar su guardia.

- Ne, Shinobi-kun. – dijo tras poner algo de distancia entre él y su enemigo. – necesito otro pequeño favor. ¿Podrías resistir la embestida? Ahora atacaré con mayor agresividad. – finalizó moldeando Chakra por su brazos y piernas para lanzarse sobre el ninja tan rápido como pudo.

Sintió el cambio en el ninja de inmediato… fue como si el ambiente en la cueva oscura fuese remplazado y el Chakra de los cinco ninjas restantes de alguna manera ganara un atisbo de fuerza, eso quería decir que dejaron de jugar y estaban listos para moldear la energía en cualquier momento he intervenir. No quería hacerles perder su tiempo, a él no le gustaría que alguien le hiciera perder el suyo y ellos deberían estar allí para reportar algo de interés, además, no es como si rebelara algo de tanta importancia.


Sabaku no Rasa era un hombre paciente, un líder nato y con buen ojo para resolver problemas, o al menos así le gustaba pensar de sí mismo. Había sacrificado muchas cosas en su vida para el bien de Sunagakure, como camaradas y hasta su propia esposa, todo por el bien de la aldea.

Sabía perfectamente como podía llegar a ser el mundo ninja y por esa razón era cauteloso de sus enemigos, fue por esa misma razón que sacrificó a Pakura, fue por ello que abandonó a su mujer cuando causó su muerte y es por eso que decidió que su hijo menor sería el arma definitiva de su pueblo, no se lamentaba y si llegara a tener la oportunidad volvería a hacer esas cosas de nuevo.

El mundo siempre estaba lleno de problemas, cada vez que solucionaba uno aparecían tres, luego siete y aumentaban exponencialmente. Como ser humano sabe perfectamente que solo podía hacer un intento a la vez y que raramente resultaría algo bueno para quienes no eran directamente beneficiados, no era estúpido y eso le había asegurado el máximo honor de su hogar, convertirse en el Yondaime Kasekage de Sunagakure no Sato.

Hace unos pocos meses había iniciado sus primeras lecciones a Gaara con la esperanza de que sus sacrificios no fuesen en vano, pero sin importar como tratara de enfocarse en el chico no progresaba como quería. Fue como si el destino se burlara de él ante su incapacidad de enseñanza y la falta de resultados en su descendencia, tenía meses esperando por resultados lo bastantes buenos, pero en vez de eso era recompensado con decepción, que lamentable para alguien en su posición. Estaba siendo lo más suave que podía con el chico por la memoria de su difunta esposa, había prometido que trataría de buscar la mejor solución, pero comenzaba a arrepentirse de esa promesa.

Que se diga, gobernar toda una aldea escondida era un trabajo agotador pero estaba comprometido con su labor, eso significa que tenía que tratar con toda clase de cosas, cada problema, cada solicitud y cada necesidad de Suna, para él eran un sagrado deber el cual tenía que buscar una solución y con la falta de cooperación del Daimyo de su país las cosas solo se complicaban aún más, los recursos en Suna por sí solos ya eran muy limitados pero ante la posterior poca colaboración del señor de la tierra y ahora su evidente abandono a la aldea comenzaban a complicarse mucho más.

Es uno de los cinco grandes líderes del mundo y como tal buscaría la solución más adecuada sus propios problemas, tenía que establecer las cosas en Suna, pero eso llevaría tiempo.

- Informe. – dijo Rasa ante la presencia de unos de sus Ambu entrantes.

No más de un segundo después unos de los Shinobi que servía fielmente a la aldea se materializó frente a su escritorio e hiso una reverencia. Había asignado un grupo de ninjas talentosos y perspicaces para una tarea en específico y dependiendo de los resultados que pudieran recolectar hasta ahora decidiría si dicha tarea seguía valiendo la pena o era otro desperdicio de su valioso tiempo.

- ¡Hai! El sujeto ha demostrado tener altas cantidades de Chakra y muy buen control de este, gran vitalidad, habilidades sensoriales, buen dominio de Fuinjutsu, al menos en lo más básico de lo básico, Taijutsu un tanto extraño pero prometedor y si no me equivoco posible talento en el Genjutsu. – dijo el ninja de la arena a su Kage. – se desconoce si ya sabe alguna clase de Ninjutsu, pero intuimos que tal vez tenga alguna carta bajo la manga en ese repertorio, además, hoy sucedió algo bastante notable.

- ¿Así de prometedor? – dijo Rasa impresionado. - ¿Qué es?

Uno de los observadores estaba teniendo un combate instructivo con el mocoso por pedido del propio cliente, también recibieron algunas peticiones de último momento un poco extrañas como una venda para cubrir su vista, un compañero de entrenamiento y que de vez en cuando le arrojaran kunai o algún shuriken para que en sus propias palabras "se mantuviese sobre la marcha" no mentiré señor, el chico es muy prometedor.

- Lo sé. – dijo Rasa con entendimiento. – todos los observadores dicen que avanza a un ritmo nunca antes visto. El chico improvisa todo su desarrollo de manera autodidacta, pero tiene una buena cabeza y gran madurez que lo hacen sobresaltar sobre cualquier otro de su edad.

- Correcto. – dijo el Shinobi. – fue buena idea analizar a la pequeña explosión de cabeza roja, en el futuro Suna podría salir bastante beneficiada.

Por supuesto que sí, lo había notado desde el principio. Como Shinobi a lo largo de su vida útil había tenido un buen ojo para este tipo de cosas, sabía que el chico podía ser prometedor en cuanto supo que vagó por el desierto por casi dos semanas, solo, sin agua o comida, un niño normal, uno de esa edad habría muerto mucho antes.

El chico se negaba a morir, era testarudo, batallaba contra el destino que puso todo en contra y aún se mantenía firme y fuerte, urgido y orgulloso contra todo pronóstico. Era alguien con talento, alguien que podía ser de mucha utilidad, una verdadera promesa, una roca brillante que con los pasos adecuados resplandecería, y todo eso era para Sunagakure, no como su hijo menor que palidecía con cada día.

Los niveles de Chakra eran anormalmente altos para ser un simple mocoso y su Chakra en particular era mucho más potente que incluso el del Jinchuriki de la aldea y contaba con una fuerza vital sospechosamente abundante. Algo que debería ser imposible en todos los sentidos, por si eso no fuera poco también destacaba en el arte de los sellos, nadie a esa edad era tan bueno a ese nivel, pensar en ello era como recordar al Yondaime Hokage y el "pequeño accidente explosivo" solo confirmó sus pensamientos, sin embargo, el niño no podía ser un hijo bastardo del infame Kiiroi no Senko, estaba muy lejos de Konoha y estos jamás dejarían ir al hijo de su héroe. Curiosamente cuando pensaba en Konoha y la posible conexión entre el mocoso no podía evitar recordar los rasgos de aquella mujer, si algo había aprendido sobre los Jinchurikis al convivir con dos de ellos por mucho tiempo era a identificar las señales de posibles portadores de bestias con cola, y por ende eso lo llevaba al pasado.

Como Kage sabe que es absolutamente imperativo que los Biju queden sellados en Jinchurikis relacionados a los Kages, de esa manera el arma de la aldea estaría bajo el dominio de dicha aldea oculta de manera voluntaria al tener la lealtad del contenedor, fue lo que pasó cuando se casó con su viuda y lo que llevó a sellarlo en su hijo mientras aún estaba en el vientre de su madre.

El chico le recordaba al anterior Jinchuriki del Kyubi y era lo suficientemente joven para que naciera cuando el Zorro de las nueve colas atacó Konoha, donde fue visto por última vez, es probable que hospede al Jinchuriki más fuerte en su aldea. Todo coincidía como para ser mera casualidad, las piezas encajaban en el molde de misterio pero lastimosamente descubrió que este muchacho no era el Jinchuriki del nueve colas, lo había buscado él mismo y no encontró un sello de tal magnitud como para encerrar a tal bestia, no sería un ninja correspondiente a su nivel si no pudiera acercarse adecuadamente a un simple civil, el niño era bueno pero ni siquiera vencería a un Genin débil, solo tenía mucho potencial y talento, eso era todo, su carencia de fuerza bruta y velocidad lo frenaban porque de nada servía todo lo demás si alguien podía cortarle la garganta mucho antes de que pudiese reaccionar, el Yaondaime Hokage había dejado más que claro ese punto.

Pero Jinchuriki o no, eso no quitaba todo lo demás. Como dijo; un Jinchuriki estaba irrefutablemente ligado a su Kage y sabe a la perfección cómo funcionaba el sistema, el anterior Jinchuriki debió de dejar descendencia si o si y aquella mujer, Uzumaki, era el anterior portador. El chico cumplía perfectamente con la lista de condiciones; Edad, rasgos, habilidades pasivas, lo tenía todo a excepción de la poderosa he inigualable Cadenas de Sellado Adamantina, la habilidad perfecta y por defecto para suprimir a las bestias con cola.

Seriamente, no sabía cómo reaccionar, lo único que faltaba para poder decir que tenía razón desde un inicio era que dicha habilidad se manifestara… El poderoso y temible clan de los torbellinos al borde de la extinción podía florecer en Sunagakure, que agradable coincidencia.

Incluso podía usarlo contra su hijo si alguna vez llegara a perder el control si primero era capaz de usar la habilidad, nunca había escuchado que un mestizo contara con tan poderosa carta bajo la manga, pero estaba dispuesto a ser paciente, de momento seguiría jugando al ignorante mientras analizaba el desarrollo del muchacho.

- Entonces, dime… - dijo Rasa recordando que había pasado algo resiente. - ¿Qué de todas las cosas es lo interesante esta vez?

- El chico lesionó al Jounin con el que practicaba. - dijo el ninja.

- ¿Lo lesionó? – dijo Rasa aún más curioso y sorprendido de lo habitual. - ¿Acaso el Jounin cometió algún tipo de error con sus propias armas? ¿Un descuido casual tal vez? Además ¿Cuál es el tipo de lesión? Seguramente no puede ser nada serio.

¿Una casualidad? Puede ser, o solo fue pura coincidencia, pero sin importar como acabaran las cosas, fue lo suficientemente hábil. Aún no sé cómo categorizar lo ocurrido pero lo importante son los resultados. – dijo el ninja.

- ¿Y bien? – dijo Rasa. – escupe de una buena vez.

Cerró algunos Tenketsus de un ninja experimentado usando su extraño Taijutsu y mostró una posible y potencial técnica secreta de los Hyuga. – dijo el ninja.

Eso si que era una noticia curiosa, otro detalle más en la lista de sospecha que pueden decir de dónde venía el chico. Si algo era bien sabido en todo el continente elemental era como los Hyuga guardaban tan celosamente sus secretos, tanto así que incluso se negaban a transmitir el conocimiento y las habilidades entre ellos. ¿Cómo era posible que un aparente no Hyuga tenga alguna de esas habilidades? Sus ojos no mostraban algún indicio de cualquier Doujutsu conocido, a plena vista no existían pruebas que lo ligaran al clan del ojo blanco, pero tampoco era casualidad, ya era obvio que el niño tenia algo de conocimiento de Konoha pero era como si intentara recrear algo por medio de información oral. Tal vez, quien le hubiese contado sobre las formas de entrenamiento y las técnicas era algún Nunkenin, ciertamente no sería una sorpresa con la cantidad de ninjas renegados que producía Konoha, entonces, la verdadera pregunta era quién había sido el acompañante del muchacho y qué pasó con él.

- Se ha analizado la situación. Definitivamente no tiene el Byakugan. – dijo el ninja entendiendo las dudas de tales resultados que estaban formándose en la mente de su Kage. – Sus habilidades sensoriales son más avanzadas de las que inicialmente creíamos, tanto así que de alguna manera es capaz de hacer un esquema mental de todo el flujo de Chakra, lo que llevó a localizar la ubicación de algunos Tenketsus y usó una bastardización del puño suave.

- Entonces tiene conocimiento del estilo Hyuga. – dijo Raza no como una pregunta sino, como una confirmación rotunda. - que interesante.

- En efecto, el niño brilla como el implacable sol sobre las dunas de arena, pero lo único que no lo deja volar como el polvo del desierto es su falta de velocidad. Aunque notamos que es consciente de ello y ya se a puesto a trabajar para cubrir ese detalle por su propia cuenta, de hecho, siempre lleva pesas de entrenamiento. – dijo el ninja. – también tengo que añadir que incluso llevaba puestas las pesas en el combate. ¿Cuál debe ser nuestra próxima acción, señor?

Por el momento sigan observando desde las sombras y no interfieran en su vida, las cosas van muy bien tal y como están. Si todo continúa desarrollándose a este paso se le hará una petición para que se integre en la academia dentro de los próximos años con la generación de Gaara, ahora retírate. - Finalizó Raza viendo como su espía desaparecía de la misma forma que había aparecido.

Al parecer las cosas con el niño marchaban bastante bien, tanto que superaba sus expectativas por mucho, eso demostró que una vez más sus instintos habían acertado cuando decidió vigilar al mocoso. Si todo marchaba a la perfección obtendría un valioso activo para su aldea, resurgiría un poderoso clan de mitos legendarios, posteriormente obtendría el arma definitiva y debilitaría a Konoha lo suficiente para desviar gran parte de sus recursos comerciales a Suna, para ello un plan comenzaba a tomar forma mientras los engranajes en su cabeza giraban a medida que visualizaba una imagen que cambiaría el destino de todo el continente elemental.

A fin de cuentas, es un tipo con buenos instintos, pero más que nada, él es Sabaku no Rasa, Yondaime Kasekage de Sunagakure no Sato y no fallaría en su labor.


2 años más tarde.

Han pasado dos años desde aquel día donde había hecho la solicitud de misión para un lugar de entrenamiento… desde entonces seguía practicando con más controles de Chakra y finalmente ahora podía crear Genjutsu siempre que quisiera. No había avanzado mucho más allá porque fuera incapaz, todo lo contrario, su falta de avances era porque quería fortalecer las bases que ya tenía con un control y una comprensión mucho más profundas de sus capacidades. Quería tener un conocimiento mucho más íntimo de la energía de fantasía que a largo plazo funcionaría como el principal combustible de todo el arsenal que pudiese desarrollar, y cuando decir arsenal, lo decía como toda clase de poderes humanamente posible con la energía divina que solo unos pocos sabían del origen de sus propios poderes.

Además, sus avances también implicaban tener una mejor comprensión de si mismo, las circunstancias de su llegada y posterior estadía en este mundo. Sabía desde el momento en que aceptó la realidad que su presencia causaría algunos cambios, ya sea que apenas se puedan notar o que provocaran tantas ondulaciones en lo que conocía que todo su conocimiento de toda la línea de tiempo y los futuros eventos fuese completamente inútil. Estos pocos años le sirvieron para reflexionar sobre quien era, pero mientras más profundizaba sobre su existencia y sus posibles consecuencias mayor era el misterio de quien podría ser o a quien pertenecía el cuerpo que ahora ocupaba.

Según podía recordar, tras la caída de Uzugakure los pocos sobrevivientes que milagrosamente lograron escapar quedaron dispersados por todo el mundo ninja causando que tras pocas generaciones estos ni siquiera pudieran saber quienes eran. Los pueblos Shinobi no llegaron a completar el trabajo, pero ciertamente el daño fue lo bastante profundo como para que estos olviden quienes eran, causando que solo fuesen una débil y pálida sombra de lo que una vez fueron y si sumaba al hecho de que era muy probable que fueran cazados hasta casi ser extintos el daño final resultaría tan grande que jamás llegaran a recuperarse, por eso ante todas las pruebas ya no podía negar que era uno de esos remanentes perdidos.

De los pocos que se sabían, fuera del protagonista claro está, cada uno de ellos pertenecía a una villa oculta menor. En toda la historia nunca se habló de alguno de ellos en una de las grandes potencias ninja y ciertamente no acudieron a Konoha cuando estos podían invocar la alianza que tenían y su participación en la formación de la aldea de la hoja. Eso implicaba muchas cosas pues el pacto se remontaba mucho antes de la creación de las aldeas ninja, era imposible que los refugiados ignoraran esto, pero entonces… ¿Por qué no habían acudido a su aliado? ¿Por qué el único Uzumaki fue y sigue siendo el Jinchuriki y su línea? Sabía que las antiguas ruinas de lo que una vez fue el temido clan de los remolinos y sus vestigios estaban cerca de Wave y en consecuencia cerca del país del fuego donde estaba fundada Konohakure ¿Qué les impedía intentar ir a Konoha después de un tiempo? Si no confiaban en Konoha… ¿Qué diablos hacía el anterior propietario de su cuerpo tan cerca de uno de los pueblos que ayudó a destruir su aldea? ¿Qué diablos estaba pasando con su gente?

La única forma de obtener algunas respuestas era por otro de los suyos que pudiera recordar lo que había pasado, alguien lo suficiente mayor para remontarse a esos tiempos, pero los únicos Uzumakis confirmados en toda la historia no tenían la manera de responder sus preguntas porque todos nacieron después de que olvidaran quienes eran, otra tenía su rango de edad y el último estaba cegado por los misterios de su propio nacimiento.

Según sabía, existían algunas variantes que podrían o no pertenecer a su gente, uno era una criminal que atacaría Konoha dentro de unos años, otro era un esbirro de Orochimaru y de la última solo quedaba un fantasma en una isla desconocida a la espera de que maten una invocación artificial para luego desaparecer sin dejar ningún rastro.

Tal y como podía ver las cosas no contaba con muchas opciones, todo se resumía a que Nagato pudiera brindar respuestas, investigar los archivos secretos de Konoha o preguntar y como estaban las cosas dudaba seriamente que en primera instancia con lo manipulado que estaba Nagato este supiera de sus orígenes. Konoha lo capturaría o mataría por el conocimiento en su cabeza y no podía bajo ninguna circunstancia, hacerle saber a Rasa que estaba al pendiente de la colaboración de Suna con las otras grandes aldeas al ataque de su tierra natal.

Si Raza se enteraba de lo que sabía o llegara a pensar que era una amenaza de cualquier tipo posiblemente acabaría muerto antes de llegar a cualquier lugar, por eso, aunque blandiera el estandarte del clan no debía revelar su conocimiento del pasado o futuro, tenía que pretender estar en las sombras como el resto de esta generación, ahora más que nunca tenía que caminar con absoluto cuidado y ganarse el lado amable del Kage. Una vez que Orochimaru, Sasori y posiblemente Danzo lanzaran sus cartas matando a Raza podría verificar si las cosas no cambiaron mucho cuando fuese a Konoha para los exámenes Chunin.

Lo que necesitaba era tener la protección que brinda la inmunidad diplomática por parte de Suna en Konoha sin importar como la invasión terminara, pero no unirse a las filas de Sunagakure, es decir, tener privilegios de ninja como una educación y formación he inmunidad diplomática pero no quedar atrapado en los intereses de la aldea, de esa manera podría ir donde le plazca.

Por eso estaba siendo tan productivo mientras Rasa mandaba a sus chicos a vigilarlo, necesitaba que le diera estos privilegios para asistir a la academia como un observador casual que podía participar en las clases, era como graduarse sin titulo u obligaciones de lealtad, esa era su meta.

Rasa no estaba tan loco y ciertamente estaba lejos de ser un completo estúpido al que podía manipular, pero contaba con su muerte mientras fingía querer ser el próximo Kasekage, eso sin duda era lo suficiente comprometedor para abrir algunas puertas.

A diferencia de su contraparte, el otro Uzumaki Naruto, solo pretendería ser Kage de su aldea para su propio beneficio personal.

Ahora bien, lo que le había llevado a sus divagaciones sobre el destino, su propio origen y las relaciones con los demás no era nada mas y nada menos que el gigantesco titán de arena que rujía con furia bajo la luna llena de Sunagakure.

Rasa finalmente había perdido la paciencia al catalogar como un fracaso a su hijo y envió a su tío para ejecutarlo, pero todo terminó en un fracaso rotundo cuando Gaara liberó al Shikaku matando a su propio tío. Actualmente se encontraba sobre unos de los techos de arena compactada que formaban las casas en la aldea mientras observaba con la ayuda del Ojo de la Mente de Kagura como los Shinobis de la Arena trataban desesperadamente de contener el Biju solo para que sus intentos fuesen inútiles o que el mapache de arena gigante los aplastara y quebrara como simples muñecos.

Sabía perfectamente que incluso con su fuerza actual podría ponerle fin a toda esta carnicería y suprimir a la bestia con sus poderosas cadenas de adamantina. Había despertado el uso de estas hace medio año y si algo le había enseñado la batalla entre Naruto y Kurama era que todo se trataba de voluntad, estaba completamente convencido que era lo suficientemente fuerte para ganarle al Ichibi en esa área y a diferencia de Naruto en Konoha, era un Uzumaki completo, o al menos con un grado de pureza comparado al de Nagato o Karin. Eso significa que su dominio sobre las cadenas y demás poderes podría llegar a ser tan potentes como lo fueron los de Kushina y ella pudo frenar al nueve colas el tiempo suficiente para ser sellado cuando estaba débil, agotada después de la extracción y recién salida de un parto.

Incluso tras a ver perdido la mitad de su poder después del sellado Kurama seguía siendo el Biju más poderoso y el Ichibi no podía enfrentarlo en una lucha donde ambos titanes colisionaran, si Kushina podía tratar con tal monstruo incluso en sus momentos de debilidad él, como Uzumaki sin lugar a dudas podía tratar con el más débil de todos los Biju.

En el futuro el mundo temblaría de miedo no por la guerra que se avecinaba, no por Madara en su resurrección, no por el basto poder del ser original que eran las nueve bestias titánicas de Chakra, si no, por la materialización del pasado, por el resurgir de los fantasmas que en vida fueron atormentados hasta desfallecer, porque volverían a recordar y confirmar con sus propios sentidos y débiles corazones la razón por la cual decidieron borrarlos del mapa. Además, si quería evitar las presiones no podía ir allí y salvarlos a todos.

Fue como dijo, el mundo era un lugar hostil y cruel. Ninguna clase de salvador bajaría de los cielos para abandonar las comodidades y una vida placentera solo por cargar con problemas ajenos, el mundo y los seres humanos, no… la realidad de cualquier ser inteligente o superior no funcionaba así.

Si Sunagakure quería seguir jugando a la gran nación con castillos de arena que así sea porque entonces sufrirán las penurias y la maldición de este mundo maldito, de todo lo que tenga que ofrecer.

Entonces si no estaba interesado en salvarlos ¿Qué lo llevaba a quedar expuesto?

¿Qué lo empujaba a permanecer en aquel lugar lleno de cadáveres aplastados bajo la arena?

¿Por qué no huía al refugio más cercano como los demás?

Muy sencillo. Quería ver con sus propios ojos la representación de uno de los nueve seres considerados desastres naturales, quería ver cuan capaces eran estas cosas, quería experimentar cuan aterradores eran con su Ojo de la Mente de Kagura, quería sentir la emoción embriagante y la excitación del peligro, quería ver una batalla real donde uno de los dos bandos hiciera una verdadera carnicería, pero más que nada, quería ver cuan aterradores eran los fragmentos del árbol divino.

El fragmento del Dios árbol no lo decepcionó, quería sentir su aterradora naturaleza por medio de su habilidad sensorial y fue… maravilloso. Tenia tanto miedo que por cortos momentos olvidaba respirar, se había orinado en los pantalones y su cuerpo era un desastre tembloroso, pero por extraño que parezca no pensaba en suicidarse por lo oscuro, malicioso y la sed de sangre que desprendía el Biju. Al contrario, la emoción fue… alarmantemente embriagadora, fue como una maldita droga de la cual no podía evitar exhalar, fue como el dulce mas azucarado que pudiese ver, oler y probar.

Se sentía vivo, la adrenalina recorría su cuerpo en un frenesí de placer desquiciado y se sintió aun mejor porque supo que si podía mantenerse en pie con esta astilla también era posible hacerlo con la verdadera bestia, o si, el futuro parecía brillante. Fue de interés ver como como el titán de arena y el Kasekage intentaban dominar sobre el otro, Ichibi se mofaba del caos producido maniáticamente mientras describía como aplastaría toda la aldea de una manera bastante pintoresca y por otro lado el Kage solo se limitaba a doblegar al monstruo con sus técnicas de polvo dorado.

- Pobre pequeño y débil Shikaku. – dijo Naruto ampliando tanto como pudo su Ojo de la Mente de Kagura en el siniestro Chakra del Biju. – Mírate, controlado por la locura de un insignificante monje que murió hace mucho tiempo, que decepción. Kurama tenía razón al pensar que eres un debilucho… no eres más que un fallo de Hagoromo, tú y el resto de los fragmentos del Dios árbol no son más que bestias que necesitan una correa y ser gobernados. – dijo Naruto tras ver como el Kage se preparaba para golpear tan fuerte como podía con su polvo de oro. – tú, Kaguya. No eres nada sin los poderes del fruto. - dijo al ver como las protecciones destinadas al cuerpo de Gaara eran destruidas y exponiendo al Jinchuriki. – tú, fruto del árbol divino, no eres fuerte. – continúo diciendo para ver como el gigantesco Tunaki de arena rugía furioso al Kage mientras su cuerpo se desintegraba y como este miraba a su dirección con el último de sus ojos expandiendo lo que debió ser una de sus manos, haciendo que una gran cantidad de arena saliera disparada a su dirección y a medida que la avalancha de arena estaba más cerca esta iba aplastando todo en su camino, ninja, civiles, casas, todo… sabía que el Ichibi de alguna manera lo había escuchado. Eso explicaba la cólera asesina en el brillo del único cojo que quedaba en su cuerpo casi desintegrado. Pero no le importó, porque fue la misma conexión que le dijo que la arena no lo alcanzaría, dejando solo una ventisca de aire mientras los restos de arena se dispersaban. – tú no serás más fuerte y en el futuro, yo los aplastaré, los aplastare y pisotearé como moscas hasta que queden reducidos a meras baterías. – finalizó reforzando la unión que tenía con el techo con Chakra para unos segundos después respirar lento y profundamente obligando a su cuerpo a calmarse y recuperando el control para luego marcharse al refugio más cercano.

A partir de ese día las personas ya no se molestaron en pretender que nada pasaba, muchos murieron en el frenesí del Ichibi. Si antes los aldeanos temían a Gaara por lo que representaba ahora todos tenían pavor, uno tan profundo he intenso que solo se podría describir como el verdadero significado del miedo. Tampoco ayudó el hecho de que el niño se volviera cada vez más inestable y su propio padre asignara misiones de asesinato en su contra, Gaara cambió tanto que su naturaleza se retorció, tanto que su esencia, su ser, su origen terminó siendo otra cosa y el Kasekage finalmente lo entendió cuando admitió que no podía matarlo al dejar de intentarlo.

Tal vez fue por la decepción, el entendimiento que había fallado en su deber o por los sentimentalismos que lo ataban a su pasado, la verdad es que solo podía suponer que la vida lo golpeó de una manera que simplemente ya no podía seguir, eso y los arrepentimientos que más tarde llegó a expresar cuando fue revivido en un cadáver para combatir en una guerra por los errores de todos acabaron haciendo que suplicaran por el perdón de su hijo a quien tanto descuidó. Verdaderamente lamentable, este mundo solo tomaba lo poco bueno que tenían las personas para continuar el interminable siclo infernal lleno de traiciones, lleno de males, lleno de sangre.

Este mundo verdaderamente estaba maldito, era un purgatorio agonizante que castigaba constantemente a los vivos. Tal vez por eso los cadáveres no recordaban nada cuando eran reanimados, este mundo no merecía siquiera la descripción del más allá donde las almas podían descansar en una paz fuera del alcance y el entendimiento de los mortales, porque la mera descripción de tal paraíso solo acabaría siendo mancillada, corrompida al ser blandidas en un mundo tan indigno, este mundo no merecía salvación, este mundo, no se lo había ganado.

Sin embargo, no podía negar que incluso en las fosas del infierno donde abundaban los males existían pequeños puntos de luz que sobresaltaban en el cuarto oscuro lleno de corrupción, fue lo que mantenía cuerda la humanidad, los llamados vestigios de esperanza, por eso al menos las personas podían pretender ser mejores.

Uno de esos escasos y tenues rayos de luz desprendidos por esos puntos apenas notable era la niña con la que tan amablemente paseaba por las calles de la tumultuosa aldea llena de arena y viento, la hermana de aquel que sembraba el terror, la hija del Kasekage, ella es Sabaku no Temari, y en palabras de la pequeña niña, su amiga.

4 meses más tarde…

- Entonces… ¿Qué exactamente estamos haciendo aquí? Ciertamente no es normal que interrumpas tu entrenamiento solo porque te encuentres aburrida, no es propio de una futura Kunoichi tan comprometida como tú.

- Solo estoy tomando un descanso. Entrenar es bueno, pero no sirve de nada si estropeas tu cuerpo solo tratando de forzar las cosas.

- Es verdad, pero aun así no eres el tipo de chica que hace las cosas por impulso. Además, se supone que estés en la academia y no perdiendo el tiempo conmigo en… ¿Dónde habías dicho que estamos?

- Puedes dejar de preocuparte tanto, no me escapé de la clase, de hecho, estoy usando el poco tiempo de descanso antes de que se reanuden las lecciones y respondiendo tu pregunta; estamos en la zona comercial de la aldea.

- Oh, eso explica por qué el lugar me resulta poco familiar, normalmente paseo muy poco por estos lados.

- Por favor. – bufó la chica con un tono burlón. – apenas sales de tu rutina y cuando no estas enfocado en tus cosas durante todo el resto del tiempo vives como un ermitaño.

- Sabes que no soy una persona conversadora y las multitudes no son lo mío.

- Lo sé y es triste. No es que tus habilidades sociales sean malas, es solo que apenas le diriges la mirada al resto de los otros niños. – dijo la niña. – pero eso es algo en lo que he estado pensando y creo que encontré una solución. Como usualmente tienes que pagar el precio de una misión de rango D para tus practicas con otros ninjas me tomé la libertad de pedir algunos favores, de esa manera puedes quedarte con tu dinero.

- ¿Favores? Se que tienes algunas ventajas porque tu padre es el Kage de la aldea, pero…

- No te preocupes por ello, además, es agradable hablar con alguien cercano a mi edad sin que pierda la paciencia, es agradable. – dijo la hija del Kage.

- Pero eso no explica la verdadera razón para estar en estos lados. Sabes que no estoy nadando en Ryus y que la mercancía en esta parte es cara, por lo tanto, eso quiere decir que no estamos aquí para curiosear ¿Qué estamos buscando y a quien tenemos que entregarle lo que sea que estemos recogiendo?

- Veo que tu mente sigue tan aguda como de costumbre, tal y como esperaba de ti. – dijo Temari con una sonrisa llena de complicidad. – pero para que lo sepas, recogeremos el paquete y antes de que me mires así te diré que no se nada más que el lugar de entrega, pero, oye, no te desanimes, tengo una sorpresa esperando.

- No sé por qué razón será, pero no hace falta ver tu sonrisa para darse cuenta de que estas siendo traviesa y ¿Qué es eso de darme sorpresas? Dijiste que estabas tomando un pequeño descanso, no que te habías fugado. – dijo Naruto siguiéndole el juego a la pequeña Temari con un tono sospechoso. – la vez anterior caminamos por varias tiendas de ropa, pero no compraste nada, juro que sentí un extraño escalofrío cuando charlabas con los dueños del negocio.

- Es un lugar con buena mercancía…

- Una mercancía tan cara que solo los nobles pueden darse el lujo de tener, juro que deben de ser los precios más caros del mundo. – dijo Naruto mientras murmuraba lo suficientemente alto para que la chica escuchara.

- Cuenta con cosas de todo el continente, máxima calidad en sus artículos y todo tiene garantía. – dijo Temari ignorando el hecho de que fue interrumpida de forma tan grosera.

Ves, actualmente estaba caminando con Sabaku no Temari, con quien había formado una amistad hace poco más de un mes antes de que se acercara con el pretexto de comprar una de sus etiquetas explosivas para su hermano, pero sabía perfectamente gracias a su habilidad sensorial que solo estaba siendo observado por la chica durante varios días anteriores a dicho encuentro. Luego de eso las visitas fueron más casuales y finalmente tenían esta especie de amistad donde ella lo invitaba a diferentes lugares de la aldea. Sospechaba que era por obra de su padre o tal vez de algún instructor, la verdad no lo sabía, lo curioso era que al parecer no le habían dado información y desde entonces la chica solo lo conocía por las cosas dichas en sus conversaciones y todo lo visto en su espionaje o sus frecuentes incursiones en la aldea, se podía decir que la niña lo estaba investigando.

- También tienen el champú de esencia floral llameante que tanto te gusta. – dijo Temari con una pequeña risa ante esto. – así que, no puedes decir que los pequeños lujos solo son para los ricos porque sé que gastaste parte de tu pequeña fortuna en eso, pero lo entiendo.

- ¿Gracias? – dijo sin saber que decir. – No es que sea una persona vanidosa pero algunas cosas no pueden faltar sin importar lo costoso que sean. Disfruto de dicho artículo porque es placentero y me gustan las burbujas que hace.

- Supongo que por eso tu piel está tan suave y brillante. – murmuró Temari - de todas maneras, te gustará el lugar.

- Ya veremos. – Dijo Naruto.

Que se sepa, Naruto era un tipo muy quisquilloso en cuanto a su propio cuidado personal, incluso en su vida anterior se tomaba una buena cantidad de tiempo mirándose en el espejo mientras buscaba detalles fuera de lugar. Era sin importar quien fuera, un rasgo que estaba ligado a su alma, por esa razón se tomaba muy enserio los cuidados en su aspecto al punto que para otras personas podría llegar a ser exagerado. Mezclaba el agua de su nueva bañera con esencia floral, se preocupaba por una buena alimentación y gracias a su programa de entrenamiento tenía una rutina de ejercicio lo suficiente intensa para que su sistema inmunológico estuviese plenamente activo, pero si fuese a señalar lo más llamativo en todo ello era el cuidado que tenía en sus duchas. Suna estaba en medio del maldito desierto, no podían culparlo, además, nunca le agradaron los lugares calurosos, la incomodidad del sudor era desesperante y combinado con el hecho de que lo hacía traspirar cada cinco minutos la sensación de estar sudoroso y apestoso era un no rotundo en su libro.

Así que ese es quien es, un niño bonito con apariencia cuestionable que se negaba a permanecer incomodo sin necesidad, también sospechaba que podía ser o no un maldito bastardo oportuno y hasta un poquito sádico.

Qué, no lo juzguen, el mundo ninja no era precisamente un algodón de azúcar.

- ¡Bienvenida de nuevo, Temari-sama!

- Buenas tardes, Sachiko-san – Dijo Temari una vez que llegaron al establecimiento. – estoy aquí para llevarme el pedido ¿Todo está listo?

- ¡Claro! – dijo Sachiko dando un pequeño aplauso. – Me he encargado personalmente de la orden del cliente, pero no esperaba que llegara acompañada.

La mujer llamada Sachiko tenía el pelo largo en una coleta trenzada, su cola pasaba por uno de sus hombros y tenía puesto un elegante Kimono tradicional con dibujos de girasol de un color pálido. Pero lo que realmente le llamó la atención fue el brillo de interés en sus ojos y la pequeña sonrisa traviesa que trataba de controlar con un disimulo sutil.

- Buenas tardes, Sachiko-san. Soy Uzumaki Naruto y durante esta tarde estaré acompañando a Temari-chan. – dijo con una reverencia por mera cortesía, pero se aseguró de hacerlo con un tono amable. – espero no causarle ninguna clase de inconveniente ante mi… inesperada presencia.

- No te preocupes por eso adorable Naruto-chan. – dijo Sachiko. – siempre es bueno agrandar la clientela. De hecho, sé que es poco ortodoxo, pero… ¿Podrían hacerme un pequeño favor?

30 minutos después…

Clase quiero que le demos la bienvenida a nuestro invitado. Quiero que todas sean civiles y que si es posible ayuden a esta persona en caso de algún problema, ahora preséntate.

- Hai. – dijo Naruto siguiendo la orden de la Kunoichi a cargo de los próximos aprendices en el servicio militar de Suna. – Mi nombre es Uzumaki Naruto y probablemente tenga siete años. No tengo padres por lo que no podría responder si estoy en lo correcto o no, me agrada el aprender cosas nuevas, Fuinjutsu, la luna llena. – dijo notando como la clase se estremecía ante el recuerdo de los aullidos del Ichibi. – los villanos con buen trasfondo en una historia y algún día quiero conocer todo este mundo. Hay muchas cosas que me desagradan, algunas más que otras como, por ejemplo; las personas escandalosas, la falta de conocimiento, posiblemente quienes anuncian libremente su lívido, realmente son tantas que es imposible nombrarlas todas, pero si hay algo que verdaderamente aborrezco con todo mi ser es la hipocresía. Es un gusto conocerlos. – finalizó el pelirrojo con una sonrisa.

- Muy buena introducción, Naruto. – felicitó la instructora. – puedes tomar asiento al fondo.

Ser asignado a las clases de Kunoichi después de las clases normales no era exactamente como planeó iniciar su educación ninja, fue toda una sorpresa cuando Temari lo había traído para esto, pero no podía quejarse, educación ninja era educación ninja, además, le interesaba saber cómo se aplicaban dichas tácticas dado que Kishimoto solo dejó al público a la especulación en cuanto a cuáles eran las tácticas implementadas por las Kunoichis.

Ahora, como iba diciendo…

Konohakure no Sato

Para Hiruzen Sarutobi volver a ser Hokage solo resultó en una catarata de problemas aparentemente interminable. Las cosas habían iniciado un declive después del ataque del nueve colas dejando aquel fatídico día como una de las peores desgracias para la aldea cuando perdieron a Minato y Kushina provocando un caos que a paso lento pero seguro se expandió por toda la aldea como una especie de miasma de malos augurios.

Cada día que miraba por su oficina le recordaban sus múltiples fallos a la aldea que juró proteger y también a su propia familia cuando obtenía el desagrado de su propio hijo, el único de ellos que aún vivía mientras su nieto se lamentaba en silencio y en la orfandad. Que se diga, como Sandaime Hokage había ganado el título de Dios Shinobi que una vez sustentó uno de sus maestros y lo había conservado con la dignidad que era necesaria pero incluso el más poderoso de todos los mortales no podía luchar contra el paso de los días, los años lo habían vuelto viejo y una mera sombra de lo que había sido en el pasado.

Lo único que le ayudaba a cargar con todo su pesar eran las esperanzas que lograba recuperar cuando el legado de Minato expresaba de manera eufórica que un día podría caminar sin el pesado manto de responsabilidad que con el paso del tiempo había obtenido lo mejor de su persona. Sin embargo, la vida se empeñaba en recordarle que ese día aún estaba muy lejos, estaba cansado, las responsabilidades hacían que el peso de sus huesos fuese como grandes montañas, montañas tan pesadas de complicación como estaban resultando ser los Uchiha, algo estaba pasando en ese clan que lo hacía desconfiar.

Tobirama había sido particularmente receloso de los portadores del Sharingan, pero había aprendido a no juzgar, no todos los Uchihas eran sospechosos, el clan del abanico tenía algunas jóvenes promesas como el joven Shizui y el heredero del mismo.

¡TOCK TOCK TOCK!

- Adelante. – dijo Sarutobi para ver como poco después uno de sus antiguos compañeros de equipo entraba por la puerta. – Danzo.

- Hiruzen – dijo el anciano vendado en reconocimiento.

- ¿Qué de todas las cosas te trae aquí? – dijo Hiruzen. – si vuelves por nuestra discusión sobre Naruto sabes perfectamente lo que diré. – dijo de forma autoritaria el Hokage.

- Lo sé. – dijo Danzo sin molestarse a volver a tener el tema, Sarutobi siempre sería un tonto sentimental que no podía superar el pasado y por ello, tener la misma discusión no valía la pena, al menos no de momento. - ¿Qué sabes sobre los eventos de Sunagakure hace unos meses?