Allí estaba ella, con cara de idiota y con el pensamiento en las nubes debido a los nervios de presentarse en la misma puerta.
Marta había decidido quedarse efectivamente con la casa y la fortuna de Harlan a petición de él mismo, a pesar del odio del resto de la familia hacia su persona. En particular hacia Ransom. Después de todo lo que había acontecido en la sala de la biblioteca y de todas las traiciones y puñales por la espalda, no podía ni nunca pudo negar de que era un hombre realmente atractivo.
Aún se acordaba de la primera vez que le había visto visitar la mansión de su abuelo, hará ya varios años. Ella estaba en su primer día de trabajo y esa misma mañana decidieron pasarse Linda y Walt con sus hijos para no se que evento familiar también, aunque de forma algo más íntima. Al entrar a la sala, allí lo vio, con su metro ochenta y largos, el cabello rubio oscuro y unos ojos azules profundos como el mar.
Llevaba muchos años ya en los estados unidos pero hasta la fecha no había visto hombre tan guapo, a pesar de su duro carácter. Tal y como ella lo recordaba, el día de la visita a su abuelo fueron todo dramas y discusiones delante de los demás, cosa que le provocó que se le subiera la tensión y tuviera que tratarle posteriormente. Ese carácter perturbador a veces se pasaba por alto cuando se le escuchaba hablar, o al observarle reírse, lo cual eran pocas veces.
Disipando sus pensamientos y acompañada por un guardia de seguridad entró con miedo a través de la puerta de la prisión donde Hugh estaba encerrado y sería próximamente condenado. Los nervios venían de todos lados; no sabia como afrontarlo o que iba a decirle siquiera una vez que estuviera allí plantada enfrente de el, de la persona que había intentado asesinarle. Tenia claro que quería soltar todo lo que llevaba dentro antes de que fuera demasiado tarde y era ahora o nunca. A pesar de las indicaciones del señor Blanc de no volver a hablar con el, ella quería seguir su corazón.
Pasados unos controles, Marta fue conducida a la escueta sala de visitas donde 4 guardias custodiaban las 4 esquinas del lugar mientras le hacían esperar. Ahora con los nervios empezaba a sentirse insegura.
Cuando los pensamientos mas le nublaban la mente de percató. Ahí estaba, con las manos esposadas y la misma cara de soberbia de siempre. Ella se quedó enmudecida ante su reacción al verle en la sala. El hombre de cabellos rubios espetó algo por lo bajini mientras giraba su rostro, indicando dudas sobre si sentarse a charlar con ella, o no. Marta cogió valor y se sentó en la mesita mirándole directamente a el, esperando que hiciera lo mismo. Ransom se sorprendió ante tal hecho y, titubeando un poco, se sentó en la silla frente a ella, con las manos esposadas encima de la mesa y cara de pocos amigos. La muchacha tragó saliva dispuesta a hablar, pero él se le adelantó.
- Que haces aquí. - aquella iba a ser una conversación difícil.
- He venido a verte,… y a hablar antes de que sea demasiado tarde.
- ¿Sobre qué? Tú y yo no tenemos nada sobre lo que hablar.
Marta guardó silencio durante un minuto.
-¿Cuando te juzgarán? - él la miró sorprendido de nuevo y se revolvió en la silla.
- Creo que no te importa.
- En realidad si que me importa – él soltó un bufido.
- La chica del buen corazón – rió él molesto.
- Por desgracia, ya lo sabes – respondió ella segura – con todos.
Él volvió a suspirar, cansado. Y esta vez eligió permanecer en silencio.
- Aunque tengas un buen abogado, no saldrás de aquí – él la miró fijamente – por lo que he preferido venir antes de que fuera tarde, porque el señor Blanc me orientó sobre la fecha en la que sucedería todo esto… más o menos.
- Buena pero creída – espetó él.
Mira quien habla, pensó ella para sus adentros.
- A pesar de tu carácter de gilipollas, a pesar de tu fachada y del hecho de que hayas intentado matarme, aún creo que pueda haber bondad en ti, y te lo digo desde el corazón – Marta se puso la mano en el pecho – así que, si te digo lo que pienso, me dará igual si te ríes de mi.
- ¡Vaya, que importante! - dijo él con sarcasmo.
- Me gustas y siempre me has gustado. Con tu cara de cabrón, tu carácter de mierda y tu irascibilidad, he sido una tonta que ha caído en tus encantos. No sé cuales, pero tus encantos.
-¿Qué…?
- Y ojalá pudiera haber compartido todo esto que tengo ahora contigo, pero sé que en el fondo no te lo mereces.
Y dicho esto, ante la mirada sorprendida de Ransom, se colocó bien los pantalones de haberse sentado, se cruzó la chaqueta y se marchó sin mirar atrás. Ransom empezó a reírse descaradamente hasta que la muchacha abandonó la sala, para después mantenerse en silencio durante unos breves minutos, con una sonrisa traviesa en sus labios.
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Nota de la autora: Pues esto es lo que ha salido. :B Últimamente estoy viendo TODAS las películas y series en las que ha participado Chris Evans y he decidido escribir algo sencillo. He visto historias mejores en ao3, pero todas tratan de angustia XD O sea me gusta pero no me veía capaz de escribir nada así ni de lejos. Me gustó el personaje pero en parte no puedo evitar seguir viéndole como a Steve Rogers (el Capitán América).
Creo que a la próxima debería escribir algo de angustia.
