CAPÍTULO II


Vegeta la miraba expectante a la respuesta que escribía en la pizarra. Su mirada no pudo evitar en apreciar la vestimenta que traía. Esa falda escolar corta de la preparatoria color azul que siempre mostraban las hermosas piernas que ella tenía, ese cabello turquesa exótico que hacía destacarla de los demás…, simplemente, ella lo estaba volviendo loco poco a poco.

Habían pasado 2 meses desde que presenció aquel espectáculo de la peliazul, y cinco meses desde que se cambió de preparatoria. Pero esos dos meses se convirtieron en una tortura para él al no poder sacar aquella presentación de su mente. Ver aquella peliazul bailar en pleno receso, cantando para los demás…había despertado algo en él que no sabía descifrar qué era. Per estaba muy seguro, que era un encaprichamiento sexual. Una atracción incesante hacia ella.

Sus calificaciones se mantuvieron. Seguía teniendo excelentes notas en todos los cursos. Se desenvolvía bien cada exposición. Ningún factor se vio afectado por aquella chica. O eso quería pensar…

Pues lamentablemente, ya no era el mejor del salón como solía serlo. Y eso, se debía a cierta maldita chica peliazul.

No solo eso, sino que en diversos aspectos esa mujer lo había superado en, casi, todo. Desde el área de arte y deportes hasta el área de matemáticas y comunicaciones se había visto superado por ella.

ELLA, esa mujer chillona y gritona que al principio detestó con toda su alma, y trató de menospreciarla y humillarla, ahora era la razón de sus sueños más profundos húmedos. Era la explicación por la que perdió la razón y ya no tenía consciencia.

No supo cuando pasó, ni cómo sucedió, simplemente se dio. Ocurrió sin darse cuenta. Si antes la miraba con envidia, suspicacia y cierto rencor, ahora la miraba con lujuria y deseo...

Moría. Moría por tocarla, moría por sentirla entre sus brazos, moría por besarla, moría por que fuera suya, solo suya…

Ella era totalmente diferente a cualquier mujer que había conocido antes, sí, lo era.

Si bien debía reconocer que él mismo se encontraba, y se consideraba, uno de los hombres más simpáticos en esta preparatoria, no entendía por qué demonios la peliazul no babeaba por él.

Ella ni lo miraba como lo hacían las otras chicas. Las demás morían que él, al menos, les diera una mínima mirada. Las demás suspiraban por él, lo acosaban y hasta su mínimo accionar las hechizaba. Pero ella…ella a las justas le daba una fugaz mirada. Si bien al comienzo no le importaba en lo absoluto su mirada, como lo hacía con las demás chicas, fue cuestión de tiempo para sentirse ignorado y rechazado por ella.

Si había algo que sabía, es que él no estaba enamorado de ella. No, no lo estaba. Él jamás lo haría, no se enamoraría de ninguna mujer. Sabía perfectamente que lo que sentía por ella no era más que deseo. Un placer que solo necesitaba saciar.

En su afán de ganarle, él se había propuesto enamorarla para generar que sus notas bajasen, quería ver el deleite en su humillación. No obstante, cuando descubrió la razón por la cual ella no caía en sus redes, no pudo evitar ofenderse.

Caminaba por la laguna de la preparatoria, perdido en sus pensamientos. Hasta ahora no entendía lo que le pasaba, ¿por qué sentía esa necesidad de querer obtener el corazón de aquella peliazul? Y, ¿por qué se sentía tan mal cuando ella lo rechazaba indirectamente? No lo entendía.

Lo peor de todo era que ya no sabía qué demonios hacer para que cayera en sus redes. Cada vez que ella le daba una negativa, solo generaba que él vaya hacia ella con más ganas y motivación.

No lo entendía, ¡maldición!

Su mirada no pudo evitar alzarse de la laguna cuando sus delicados oídos escucharon una voz que se había acostumbrado de reconocer a la perfección.

Bulma…

—¡Goku, para!—gritaba ella efusivamente mientras era cargada por un chico con buen cuerpo y le daba vueltas en el parque de la prepa— ¡Goku, me voy a marear!—seguía gritando ella.

Vegeta no podía creer lo que estaba viendo, ¿quién demonios era ese tipo? Y ¿por qué demonios la tocaba con total impunidad? Miles de respuestas se imaginaban en su cabeza.

Por más que no quería, su mirada volvió a centrarse en ellos, sorprendiéndose por la escena que sus ojos negros, y su cuerpo, presenciaron.

—¡Goku, basta!

Vio cómo ese tipo la obedecía. La miraba con devoción y ternura. La dejó en el césped, mientras posaba sus manos en sus caderas, y delante de él, la besó.

Sus ojos no pudieron evitar consternarse ante ello, jamás, jamás se le había cruzado la idea de que ella, Bulma Briefs, tuviera pareja…

Inexplicablemente su cuerpo se endureció. Sintió cómo su pecho se hinchaba constantemente por lo que había visto. Sus sentidos se dilataron al máximo. Y su conciencia, por más que le decía que no era de su incumbencia, no lo dejaba en paz. Había descubierto la razón por la que ella no cedía ante sus artimañas, y eso, sin saber por qué, le disgustó en lo completó

Hasta ahora no entendía cómo demonios se había fijado en alguien cómo él. No lograba descifrar qué tenía ese idiota que no tenía él.

Simplemente, no lo entendía…

Tal vez pareciera totalmente estúpido, pero según había visto en las encuestas del más guapo de la preparatoria, él, Vegeta Ouji, estaba en el primer puesto, ¡delante de ese idiota! Por qué demonios ella no caía ante él, no podía entenderlo…

—Muy bien, señorita Briefs… como siempre ha realizado bien el ejercicio—la felicitó la maestra, generando que todos sus pensamientos se terminaran, y centrara su mirada en ella—Puede elegir al siguiente afortunado para realizar el otro ejercicio, ¿a quién elige?

Vegeta la miró con expectativa. Veía cómo sus ojos azules se pasaban por cada uno de sus compañeros para luego posicionarse en los suyos. Su corazón palpitó con vehemencia al verla sonreír.

—Elijo a Vegeta Ouji—la escuchó. Vio cómo ella caminaba hacia su pupitre para darle el plumón—Adelante, Vegeta, tu turno"

Con todas sus fuerzas, controló ese impulsó de querer tocarla. Sabía perfectamente porqué lo había elegido y no le daría el gusto de equivocarse, porque estaba muy seguro que ella quería eso.

Alzando su mentón y levantándose de su pupitre, la miró con arrogancia y soberbia. Agarró el plumón.

—Gracias, Briefs—pronunció con ironía ante de dirigirse a la pizarra.


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Vegeta caminaba por los pasillos de la preparatoria. Era receso, tenía tiempo para descansar.

Pudo sentir perfectamente las miradas de las chicas sobre él; sin embargo, no le importó. Lo que menos quería era ver ojos de chicas obsesionadas con él.

Dirigiéndose a su locker, guardó sus libros. Alzó su mano para cerrarlo hasta que escuchó una voz femenina muy cerca al costado de él.

Sintió respiración congelarse ante aquella voz. No obstante, supo disimularlo bien.

—Hola, Vegeta—lo saludó ella mientras se apoyaba al costado de su casillero.

Apretando con fuerza sus dientes, cerró con su casillero con fuerza para después voltearse y mirarla. No pudo evitar estudiarla. Su cabello azulado con ondas estaba suelto por sus hombros. No poseía maquillaje. Solo llevaba unos simples aretes de perlas. Sus ojos negros dieron una vista efímera a vestimenta de colegio.

—¿Qué quieres? —contestó adusto.

Ella simplemente se le quedó mirando por unos segundos, sonrió con diversión al ver que su silencio estaba exacerbándolo un poco.

— Nada del otro mundo—respondió— He venido a darte una invitación.

El peliflama alzó una de sus cejas mientras mantenía los brazos cruzados. La curiosidad lo gobernó.

—¿Una invitación?

Bulma asintió mientras ensanchaba su sonrisa.

—Sí, Vegeta. Una invitación.

Poco a poco la curiosidad se intensificó en él. Había recibido muchas invitaciones de otras chicas que simplemente le dejaba cartas en su casillero, pero él simplemente las botaba. No pudo evitar mirar a Bulma con suspicacia, ¿será que finalmente ella estaba sucumbiendo ante sus encantos?

Una sonrisa ladina de lado salió de él.

—¿A qué demonios me vas a invitar? No estoy para perder el tiempo.

Ella rodó los ojos. Ya conocía el temperamento de Vegeta, se había acostumbrado al suyo.

—Estoy segura que conmigo nunca pierdes el tiempo—sonrió.

Vegeta la miró con cierta sorpresa por su coquetería. ¿Estaba ella coqueteando con él? ¿Sabría ella de sus intenciones?

Se impacientó al pensar en las posibles respuestas donde él, obviamente, quedaba como un idiota.

—Entonces, habla de una vez.

Ella se paró frente a él mientras sacaba una carta de su cartera negra y jugaba con ella entre sus dedos.

—Es el trigésimo aniversario de Corporación Cápsula, se hará una fiesta en honor a mi padre—respondió— Varios amigos míos irán, estás invitado.

Sin saber por qué, Vegeta se sintió desilusionado. Por un momento había pensado que lo invitaría a una de esas patéticas salidas llamadas cita, pero no, simplemente ella estaba ahí para invitarlo a una de esas estúpidas fiestas que realizaban las empresas.

Frunció su ceño.

— No me interesa.

—Anda—insistió sin inmutarse a su hosca respuesta—Te prometo que te gustará, te podrías divertir mucho—soltó con diversión.

Vegeta la vio con suspicacia y recelo. En un rápido movimiento, la puso contra el casillero y posó sus dos brazos arriba de ella evitando su escape. Bulma no se inmutó ni un poco ante su repentino accionar. Acercó su rostro hacia ella lentamente. Cerró sus ojos al pegar su nariz hacia su cuello cuando olió su aroma.

Los pasillos estaban vacíos. Estaban ellos dos, solos.

—Tengo todo lo que me gusta y me divierte delante de mí, ¿por qué iría a esa patética fiesta?—ronroneó con gravedad.

Hubiera deseado ver su rostro, había sentido cómo su cuerpo tembló un poco ante su ronroneó. Sintió una satisfacción al confirmarlo. Escuchó cómo su saliva era tragada. Poco a poco se separó de su cuello para quedar frente a su rostro. Solo a centímetros de ella.

Miró sus ojos azules esperando por su respuesta.

Bulma lo miró con cierto nervosismo por su cercanía. Trató de parecer impasible ante su provocación.

—Porque, en primer lugar, yo no soy ningún juguete, para eso están las jugueterías. Y en segundo…— se acercó a él para susurrarle en el oído—porque puede que te encuentres a alguien con quien te puedas divertir, pero conmigo no.

Vegeta posó una mano en su cintura con posesividad. Ambos bajaron su mirada para ver el roce. El pecho de Bulma se hinchó.

—Y se puede saber por qué…— preguntó con afán. Él sabía la respuesta, la sabía, por supuesto que lo sabía, pero quería escucharla salir de sus propios labios. Quería saber si era capaz de rechazarlo, aunque él, muy en el fondo, no quería que lo haga.

Bulma se quedó mirándolo por unos segundos al encontrar su mirada. Sintió su cuerpo estremecerse al sentir su palma tocar su cintura. La tela blanca de su blusa evitaba que pudiera sentir el calor de su mano.

Sus ojos se perdieron en sus cristales negros por esos efímeros segundos, pero cuando recordó su estado sentimental, lo miró con frialdad y lo empujó con fuerza para deshacerse de su agarre.

—Porque yo tengo novio, y no soy capaz de arruinar mi relación por una simple aventura contigo— y sin esperar su respuesta, se zafó de él, dejándolo, nuevamente, con la palabra en la boca.

Vegeta apretó sus dientes y empuñó sus manos mientras la veía irse.


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Si de algo estaba seguro Vegeta, era que necesitaba tener sexo urgente.

No le importaba con quien, necesitaba hacerlo. Lo necesitaba para aliviar ese deseo insaciable que sentía por la maldita peliazul.

Esa mujer…

Cada vez que la recordaba no podía evitar molestarse por el último momento dado, su molestia hacia ella aumentaba, y para su pesar, el deseo hacia ella también.

Las dos últimas horas de historia que tuvieron en la clase no hizo más que torturarlo por dentro, verla ahí, tan solo a poca distancia de él, lo carcomía…

Ella le había restregado en su cara que no quería nada con él, que tenía pareja, y que no iba a rebajarse a arruinar su relación por una simple aventura con él…¡como si él fuera la cosa más despreciable! ¡Él era millones de veces mejor hombre que su estúpido novio!

Ese idiota…

Solo bastaba escuchar su voz para impacientarlo y molestarlo por completo. Verlo tocar ese cuerpo que merecía ser suyo, lo torturaba cada segundo. No entendía qué demonios le había visto. ¿Acaso él le daba buenas folladas? ¿Acasos él follaba mejor que él? Imposible, si bien podía decir que tenía un buen físico, no era mejor que él. Ese imbécil era un completo tonto en los cursos. A las justas entendía el inglés básico. Siempre le preguntaba el significado de cada palabra a la peliazul.

¿Cómo demonios hicieron para pasar de año?

Sus pasos avanzaban con fuerza, sus cejas estaban siendo fruncidas más de lo normal, y su humor no estaba para nada tolerable. Necesitaba acabar con esto, tenía que ponerle un punto a este deseo que sentía por la maldita peliazul, que en su afán por ser mejor que ella, había caído seducido por su belleza. Aún recordaba la razón por la que empezó esta obsesión. Si bien el verse superado por una mujer ocasionó cierto recelo en él, sabía que había otra razón por la que empezó este encaprichamiento.

Movió la cabeza en negación al recordarlo. Las clases habían acabado. Necesitaba salir de este lugar, de lo contrario, su cabeza empezaría con una horrible jaqueca.

Siguió caminando por lo pasillos de la escuela. Sin embargo, sus pies pararon abruptamente al volver oír esa voz desde lejos.

Volteó lentamente su rostro. Un disgusto volvió a nacer en él al verlos juntos de nuevo.

—¡Qué no te entiendo, Goku!—hablaba exaltada Bulma—Dices tener tiempo para mí, pero cada vez que te pido que vengas siempre me dices que estás con tu entrenamiento.

Vegeta no pudo evitar sorprenderse al verla así. Tan alterada, tan enojada, era totalmente diferente a la chica que conocía en las clases.

Goku la vio. Sus labios se abrieron, quería articular palabra alguna, explicarle la razón por su agotado horario en las últimas semanas. Decirle la verdad de su situación, pero simplemente no pudo.

Lo que menos quería es que Bulma confundiera las cosas.

—Bulma yo… —tragó saliva con dificultad —Lo siento… es difícil…

Vegeta entrecerró los ojos con recelo. ¿Enserio ese era su tipo de respuesta? ¿Una simple disculpa? Ella le había hecho una pregunta, y él, en otras palabras, la había evadido.

Patético.

Decidió esconderse entre los casilleros y ver de mejor manera a la pareja.

Vegeta pudo ver cómo las cejas de la peliazul, al principio, se fruncieron. Pero con el paso de los segundos, mientras centraba su mirada de su pareja, se suavizaron.

—Goku… ¿qué pasa? —preguntó suavemente. Vegeta no pudo evitar fruncir su ceño al ver cómo ella tocaba su rostro con sus delicadas manos. Sintió cierto remordimiento verlo— Hace tiempo que no nos divertimos como antes…Casi no salimos, nuestros temas de conversación duran menos de lo usual, hasta pareciera que cada vez que nos acostamos solo lo hiciéramos para satisfacer nuestras necesidades…

Goku sintió cierto temor al deducir el punto a donde se dirigía.

—Bulma yo…

—Yo no quiero que esta relación termine, Goku. No quiero terminar estos cinco años que he tenido contigo…— Vegeta no pudo evitar sorprenderse al escuchar la cantidad de año de la que estuvieron juntos—Estoy haciendo todo lo posible para no caer ante los deseos de los demás, solo porque quiero mantener a flote esta relación…

Las palabras mencionadas por la peliazul se quedaron en los oídos de Vegeta. Él no las dejó salir. La intriga nació en él al estudiar sus palabras "Estoy haciendo todo lo posible para no caer ante los deseos de los demás, solo porque quiero mantener a flote esta relación…", ¿sentía ella deseos por alguien más? Si fuera así, ¿quién? ¿Sería él?

Pudo ver cómo el idiota de su pareja se separaba de ella, y agarraba sus manos.

— Yo tampoco quiero que nuestra relación termine, Bulma—respondió Goku— Yo también he estado sintiendo lo monótona que se está volviendo nuestra relación…—la miró directo a los ojos— No quiero que terminemos…

Y sin más, Vegeta presenció cómo ambos se dan un acto amoroso: un beso. No pudo evitar apretar los dientes.

Decidiendo que ya era suficiente por el momento, se dirigió a la salida. Su presencia ya no podía estar soportando ver tanto sentimentalismo patético entre ese idiota y esa mujer.

No entendía por qué demonios seguían juntos, tener relaciones amorosas no valía la pena, era una pérdida de tiempo. Al fin y al cabo, las parejas siempre terminan, y ellos no iban a ser la excepción.

Esa relación ya estaba al borde de terminarse, pero, aun así, los idiotas se daban otra oportunidad. No lo entendía. ¿Tan cegados estaban en negar lo rota que estaba su relación? Era patente que se había vuelto cotidiana, monótona, aburrida… Había perdido ese fuego que caracterizaba una relación.

Los pasos de Vegeta se pararon. Sus ojos se abrieron de un porrazo. Una idea se le vino a la cabeza.

Fuego….

Él la deseaba, la ansiaba como nunca antes había deseado a una chica; ellos necesitaban ese fuego para mantener a flote esa relación, ellos necesitaban nuevas aventuras…

Mirando la carta que tenía en su mano derecha. Él podría darles ese fuego que necesitaba para prender su relación, los tres ganaban; ellos volvían a tener esa llama en su relación, y él, podría saciar ese deseo incontrolable que tenía por la peliazul las veces que quisiera.

Él no perdía nada, no se rebajaría en métodos estúpidos para terminar su relación, su orgullo seguiría intacto, sus deseos más profundos serían saciados, hasta podría dejar de seguir la estúpida rutina de vida, y cambiaría a nuevas aventuras…

Y cuando se aburra de la peliazul, pues simplemente la dejaba y terminaba esa aventura.

Su mirada se alzó abruptamente al escuchar una risa encantadora. Ahí estaba ella, con su estúpido novio, en una relación monótona, y con falta de fuego.

Mirando nuevamente la invitación de la fiesta, Vegeta sonrió con malicia.


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Bulma caminaba buscándolo con la mirada, habían pasado treinta minutos desde que Goku le había dicho que volvería; sin embargo, no volvía. Se estaba empezando a preocupar, ¿algo le había pasado? ¿Se había enfermado? Le había mandado varios mensajes de texto, y él no le había contestado, simplemente la había dejado en visto.

Como odiaba que la dejaran en visto.

La ceremonia ya había empezado. Resultó un éxito como siempre. Diferentes empresarios importantes habían asistido, había sido presentada ante el círculo de su familia, sus amigos habían asistido. Todo había salido bien.

Sin embargo, Goku no había estado en ese tiempo. Usualmente él y ella suelen ser presentados en el círculo empresarial por sus familias; sus padres estaban ahí, y aunque eran ajenos a los problemas que estaba teniendo últimamente su relación, siempre la ayudaban para que continúe con él.

Goku y ella tenían su relación desde hace cinco años, habían empezado con una amistad muy fuerte, que con el paso del tiempo terminó en un amorío adolescente. Él era muy romántico y tierno y despistado y gracioso, eso fue lo que le atrajo de él. Los primeros años fueron luces y mariposas; eran el uno para el otro, pero ahora…ahora ya no sabía cómo terminaría su relación.

Soltó un suspiro mientras seguía caminando por los pasillos de la fiesta. Todos conversaban entre sí, bailaban y bebían, siempre moderadamente. No sabía hasta donde se estaba dirigiendo, estaba absorta en sus pensamientos. Sin embargo, cuando sintió chocar con alguien, regresó a la realidad.

—Disculpe, perdón. No fue mi intención— se disculpó mientras alzaba su cabeza. Sus ojos azules se abrieron con sorpresa al encontrar a la persona que estaba frente a ella— ¿Vegeta? —preguntó con incredulidad. No podía creerlo. Él había venido—¿Qué haces aquí?

Una muy tonta pregunta. Era obvio que había venido a divertirse, si no, ¿para qué van a fiestas?

—Tú me invitaste a que viniera, mujer. ¿No es así? — Respondió mirándola penetrantemente a los ojos, algo que ocasionó un estremecimiento dentro de ella.

—Verdad…—Una sonrisa no pudo evitar salir de Bulma. Algo satisfactorio se profundizó dentro de ella al saber que había venido por su petición— No sabes lo feliz que me pone al verte aquí —soltó por impuslo.

Bulma sintió cómo él se le quedaba mirando por unos breves segundos a los ojos. No se había dado cuenta que él tenía unos ojos intrigantes y misteriosos, algo que, muy a su pesar, hizo que se sienta atraída a ellos.

Vegeta, por más que intentara evitarlo, no podía quitar lo ojos de ella. Llevaba puesto un vestido pegado a su cuerpo, dejando a la vista sus muy amables curvas, dejando mucho a la imaginación. Su piel blanquecina resaltaba en la oscuridad de la noche, sobre todo, su cabelo azulado.

Evitó su mirada al darse cuenta que su mirada estaba siendo muy patente.

—Hmp— Respondió— ¿Se puede saber por qué has estado tan despistada que hasta has chocado conmigo?

— Verdad…estaba buscando….

—Estás buscando a tu pareja, ¿verdad? —La interrumpió, generando que ella lo mirara inmediatamente ante su respuesta—¿Un idiota alto, con cabello en forma de palmera, y con una voz que impacienta a los demás?

Bulma sonrió ante aquella descripción.

—Quitando lo idiota y una voz que impacienta.

—Hmp— Vegeta cruzó sus brazos. Giró su rostro hacia la izquierda y alzó su copa hacia esa dirección—Se fue ahí—señaló.

Viendo la dirección donde Vegeta le indicaba, volvió su vista a él, y le regaló otra sonrisa.

—Muchas gracias, Vegeta. Sabía que podrías ser amable—le guiñó el ojo—Disfruta de la fiesta, que tienes toda la noche—y sin esperar su respuesta se dirigió a buscar a Goku.

Caminó con dirección al interior de Corporación Capsula, dirigiéndose al cuarto que, según le indicó Vegeta, estaba Goku. Saludando cordialmente a los trabajadores y empleados, entró a la habitación dejando un poco la puerta abierta.

Y ahí lo vio. Mirando al ventanal que mostraba el jardín donde se estaba organizando la fiesta. La luz de la habitación estaba apagada, por lo que solo podía apreciar su rostro iluminado por las luces de la fiesta. Su sombra lo hacía ver intimidante.

—Te estaba buscando— rompió el silencio—Dijiste que hace media hora volverías, pero aquí te encuentro, escapando de mí… —decía mientras se acercaba a él.

Goku la miró. Volteó lentamente por completo hacia ella.

—Nunca escaparía de ti, Bulma. Jamás lo haría….

—¿Entonces qué pasa?— preguntó quedando tan solo a centímetros de él—¿Es tu padre —esperó su respuesta; sin embargo, después de unos minutos, siguió sin contestar. Su silencio ya la estaba exacerbando. Bulma soltó un fuerte suspiro—Estoy haciendo todo lo posible para que esta relación funcione, Goku…

—Yo también estoy haciendo todo lo posible para mantener nuestra relación, Bulma— el chico de cabello alborotados centró su mirada en su novia. Miró sus ojos azules y continuó atento ante sus próximas sus palabras, con una pizca de miedo por lo que estaba a punto de decir.

—Entonces, ¿por qué siento que se está desvaneciendo?— susurró.

Goku se quedó mirándola por unos segundos. Intentó responder.

— Yo…

—Yo les puedo dar la respuesta de eso —interrumpió una tercera voz que sorprendió por completo a la pareja.

Ambos voltearon por inercia.

—¿Vegeta? —preguntó con asombro Bulma. Se separó un poco de Goku para verlo bien—Vegeta…,¿desde hace cuánto estas aquí?"

—Lo suficiente para saber que su relación está a nada de terminar—respondió mientras cerraba lentamente la puerta. Caminó hacia ellos desbordando apetencia.

—¿A qué has venido, ¿Vegeta?—preguntó esta vez el pelinegro más alto, siendo testigo de la forma codiciosa en la que miraba a su novia.

—Nada que pueda llegar a dañarlos, Kakaroto— respondió, generando un estremecimiento al pelinegro al escuchar su verdadero nombre— Nada como algo que pueda llegar a dañarlos si su relación se termina…

—¿Tú qué sabes de nuestra relación, Vegeta?—Bulma preguntó suspicacia. Pensar que Vegeta estaba presente en algo tan íntimo, la incomodaba y molestaba a la vez. No le gustaba que nadie se metiera en sus asuntos personales—Solo estamos teniendo problemas como cualquier pareja.

—Los mismos problemas que tienen las parejas que están a punto de terminar su relación—respondió penetrándola con la mirada. Goku y Bulma se quedaron mirándolo con recelo—Su relación se ha vuelto monótona, aburrida…, cotidiana…— describía mientras caminaba hacia ellos— Basta con mirarlos para saber lo deteriorada que está su relación.

—Tú no sabes nada de nuestra relación— respondió Bulma.

Vegeta centró su mirada en ella. No pudo evitar en perderse en su belleza .

—Por supuesto que lo sé, Bulma…—se acercó lentamente hacia ella toco un mechón azulado que caía por su rostro—¿Quieres salvar tu relación? — preguntó. Goku y Bulma lo miraron con expectación—Su relación se puede salvar… Siempre y cuando haya un tercero que prenda la llama.

—¿Qué?

Goku lo miró sin entender. Sus ojos estaban fijos en los movimientos que realizaba el otro hombre hacia su pareja.

Vegeta tocó el mentón de Bulma para luego bajar sus dedos por su clavícula lentamente.

— A su relación le falta fuego, y yo… yo puedo ser ese fuego. Eso no solo mantendría a flote su relación, sino que hasta lo mejoraría—se apresuró al ver el rostro de incredulidad y pasmo de ambos.

—¿Una relación de tres?— preguntó Goku con cierto desconcierto ante lo que estaba escuchando. Frunció el ceño para luego jalar a Bulma hacia él con posesividad. Tal vez podía ser un poco descuidado en algunas ocasiones, pero no era un tonto, ni mucho menos un idiota—Bulma es mía.

—Ella seguirá siendo tuya, pero la perderás sino salvas tu relación—respondió Vegeta con cierto remordimiento contenido.

Bulma centró su mirada en el peliflama mientras sentía cómo el brazo de Goku no la dejaba dar ningún paso.

—¿Por qué ese afán de querer ayudarnos, Vegeta? Si al final el único que pierde aquí eres tú.

Vegeta la miró directamente a sus ojos azules. La miró con cierto soslayo al ver cómo su pareja posó su mano en su cintura. Sin importarle que el otro macho estuviera marcando su territorio, se acercó hasta quedar a centímetros de ella.

— Ganamos los tres…Bulma. Ustedes recuperan su confianza y la llama; y yo, solo vivo de la nueva aventura que les estoy proponiendo. Nadie sale dañado—sonrió ladinamente.

Tanto Goku como Bulma estaban atónitos ante aquella desvergonzada propuesta. No sabían que decir. El pasmo los gobernó. La propuesta de Vegeta era algo inesperado e insólito de creer. Tentadora y peligrosa a la vez. Ambos querían salvar su relación, luchaban por hacerlo.

Bulma miró a Goku. Goku miró a Bulma. La peliazul sentía cierta atracción hacia el peliflama. Sí, lo estaba sintiendo desde hace tiempo; sin embargo, se negaba aceptarlo por su relación con Goku. Lo amaba y lo ama tanto como para no terminar una relación de años por una simple atracción.

Goku por un momento estuvo por responder inmediatamente esa respuesta, diciendo que era lo más repugnante que había escuchado y que ellos mismo lo zanjarían sin su ayuda. Él jamás compartiría algo que era suyo, jamás compartiría a Bulma con otro hombre. Sin embargo, ciertas palabras que Vegeta dijo, lo dejaron pensando por varios segundos. Él también había notado los problemas que había estado teniendo con Bulma, era patente. Habían intentado varias vías para solucionar, pero los problemas aún seguían coexistiendo.

¿Sería la propuesta de Vegeta la solución a sus problemas? La oportunidad se les había presentado, y si la rechazaban los únicos que perdían eran ellos, no él.

Bulma se quedó mirando por otros segundos los ojos negros de Goku, intentando descifrar aquel recóndito pensamiento de su cabeza.

Fijó su mirada en la de Vegeta.

—Estás jugando con fuego, Vegeta…—susurró ella.

Vegeta sonrió ladinamente.

—Yo siempre juego con fuego, y nunca me quemo, Bulma… —Susurró con deseo y lujuria.

Bulma lo miró directo a los ojos mientras sentía cómo su pecho de hinchaba de la emoción. Su corazón palpitaba al tener aquellos ojos negros penetrantes comiéndola con la mirada. A pesar de que la oscuridad gobernaba en la habitación, podía ver perfectamente las facciones masculinas de Vegeta. Su nariz perfilada, sus labios delgados pero carnosos, sus cejas negras pobladas, aquel ceño fruncido, su cabello en forma de flama, y ese cuerpo…ese cuerpo que era tapado mediante un terno formal de color negro, la estaba tentando.

Poco a poco un calor empezó a nacer dentro de ella. Estaba en una habitación sola con dos hombres. Uno que era su pareja y el otro con el que estaba empezando, en este momento, a desear con todo su ser. Sintió cómo su respiración se aceleraba con el paso de los segundos. La excitación empezó a crecer. La simple idea de tener a dos hombres, la aturdía y excitaba.

Sabiendo que estaba bajo la mirada de Vegeta, Bulma miró a Goku. Miró sus ojos negros, y sin pedir permiso, y dejándose llevar por el deseo, lo besó. No le importó que Vegeta los estuviera viendo. Ya no tenía pudor, vergüenza. La decencia se fue por completo.

Goku no pudo evitar sorprenderse ante su repentino accionar. Sus ojos se abrieron por completo. Sin embargo, al chocar sus ojos con Vegeta, apretó a Bulma contra su pecho y continuó con el beso.

Ambos se besaron con pasión. Sus labios se movían entre sí y se devoraban como no lo habían hecho antes. Bebían sus sabores como si de agua se tratase, jugaban con su lengua sin pudor. Para Bulma, la idea de tener un expectante mirándolos, la incitó a continuar. Goku, sintiendo cómo el beso empezaba a prenderlo y cómo el hecho de tener a otro hombre viendo cómo él marcaba lo que era suyo, agarró a la peliazul por su cabello, e intensificó el beso con salvajismo.

Ambos sabían que estaban cometiendo una locura en este momento, pero ya nada podía hacerlos pensar con claridad. El deseo y la lascivia los estaba aturdiendo como un maldito veneno.

El beso de ambos estaba siendo tan salvaje, que Vegeta pudo escuchar el sonido de sus labios entre sí que, por más molestia que generara en él, observó todo con masoquismo.

La pareja terminó su apasionado beso. Ambos se miraron por un momento con un calor creciendo dentro de ellos. Bulma, separando sus manos del rostro del Goku, centró su mirada en Vegeta. Desde mucho antes había notado el interés que tenía él por ella. El deseo y el afán por conquistarla no era ignorado por ella. Lo sabía, ella podía leer muy bien a las personas. Pero a diferencia de los demás, a él, lo encontraba atractivo y misterioso, pero hoy…hoy lo encontraba exquisitamente deseable.

Sumamente deseable…

Se acercó lentamente a él, bajo la mirada perspicaz de Goku. Bulma miró nuevamente las facciones masculinas de Vegeta. Eran perfectas. Jamás había tenido la oportunidad de tenerlo tan cerca de ella. Apoyó sus manos sobre su pecho, pudo sentir cómo él se estremeció ante su contacto. Ambos se miraron directo a los ojos. Acercando su rostro hacia su cuello, lo aspiró, olió su aroma. Y aquello, la enloqueció.

Centró su mirada en los ojos ónix de Vegeta. Se permitió perderse en ellos nuevamente, en la profundidad de la oscuridad, aquel que escondía y podría descubrir sus más anhelados deseos.

Sintió cómo el pecho de Vegeta también se agitaba ante su mirada. Ambos se quedaron viendo por unos segundos, eternos para Bulma. Sin poder más con el deseo, lo besó.

Sintió cómo inmediatamente Vegeta abría sus labios y la besaba con la misma intensidad. La devoraba como nunca antes ningún hombre había hecho con ella. Fue salvaje, apasionado, posesivo con sus labios. Sintió sus manos masculinas posicionarse en su cintura, la apretaba hacía él con posesividad, de una manera que Goku jamás había tenido con ella.

La lengua de Vegeta devoraba toda la cavidad de Bulma. Se estaba perdiendo en sus labios que eran dulces y adictivos. No podía creerlo. Por fin estaba cumpliendo su más anhelado deseo: la estaba besando. Estaba besando aquellos labios que había soñado por varias noches de desesperación.

La tenía entre sus brazos como siempre había deseado. Su lujuria y deseo solo aumentó al pensar que su estúpida pareja estaba viendo cómo se devoraba a su enamorada. Quería demostrarle que él era más hombre que él, que él merecía tenerla más que nadie, que él podría volverla loca de placer; sin embargo, tenía que controlarse, él había prometido no desvirtuar su plan por una mujer como ella, y eso haría.

Ella solo era una mujer más. Una mujer con la tendría sexo las veces que se le daba la gana.

Por su parte, Goku no podía creer lo que estaba viendo. Su novia estaba siendo devorada por aquel hombre que, sin saber cómo, sabía su oscuro secreto. Pero, a pesar de eso, él sentía deseo.

La excitación estaba empezando a crecer en él con tal solo ver a Bulma siendo tocada por otro hombre. Verla frágil ante otro, lo encendía sin ninguna explicación. Sabía que esto no estaba bien, no deberían estar haciendo esto, pero no podía evitarlo. Sintiendo cómo su instinto machista salía por el deseo a aquella mujer, se acercó a Bulma, y empezó a lamer su cuello.

Bulma ahogó un gemido en la boca de Vegeta al sentir cómo una lengua pasaba por todo su cuello y empezaba a lamer sus hombros. Rompiendo un poco el beso, inclinó su cabeza hacia atrás y lo apoyó en el pecho de Goku.

Ambos hombres no perdieron la oportunidad de darle placer a la mujer por la que se sentían atraídos con desesperación. Goku, por su parte, lamía el cuello y sus hombros por atrás mientras que Vegeta empezaba a bajar el cierre del vestido de la peliazul para empezar a lamer sus pechos.

—¡Ah!—gimió Bulma al sentir cómo la boca de Vegeta empezaba a lamer un pecho suyo mientras que una de sus manos amasaba suavemente el otro. Sentía su lengua lamer su pezón, lo mordía y succionaba; mientras que su mano ultrajaba y acariciaba su otro pecho que todavía no estaba siendo devorado por él.

El pelinegro más alto no pudo evitar excitarse al escuchar los gemidos de su novia. Sentía cómo su masculinidad dolía por la sensación de placer. Dolía mucho. Pegándose contra ella lo más cercano que podía, la apretó contra su miembro totalmente excitado.

—Hmmm,¡Goku! —Gritó la peliazul al sentir el erecto miembro de su pareja apretando contra su trasero.

Por su parte, Vegeta no pudo evitar disgustarse ante ello. Ella merecía gritar su nombre, no el de él. La posesividad lo gobernó y el ser territorial con esa mujer, también. Separándose de ella, se quitó su saco para luego empezar a desabotonar su camisa blanca. Cuando quedó solo en bóxer, procedió a abrirle las piernas a Bulma, bajándole por completo el vestido hasta dejarlo en el suelo. Lentamente, le quitó sus bragas hasta dejar su feminidad expuesta ante él.

Vio su feminidad. Explícita, depilada, blanca, con signos rosados por el placer y lubricada por la excitación. Vegeta sintió cómo su miembro estaba más duro que una piedra. Mirando los ojos de la mujer, empezó a succionar y lamer su parte íntima.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Vegeta! — gritó de placer la peliazul al sentir cómo la lengua de Vegeta devoraba su feminidad como nunca antes. Abriendo más las piernas, apretó el cabello de Vegeta con su mano para profundizar las falsas embestidas que su lengua daba.

Goku se deleitaba con los gemidos de su novia. Eran música para él. Decidiendo que era ahora turno de él, empezó a amasar con ambas manos los pechos de la peliazul, mientras que, sin permiso, volvía a devorar la boca de ella.

Bulma correspondía a su beso mientras cerraba los ojos dejándose llevar por el placer.

Las gruesas manos de Vegeta tocaban sin pudor alguno las piernas de Bulma. Desde sus muslos hasta sus pies. Él quería volverla loca de placer, quería que todo de ella quede impregnado por su lengua. Con ayuda de sus dedos, empezó a dar falsas embestidas a la peliazul, mientras seguía lamiendo su interior.

Bulma enterraba los gemidos en la boca de Goku, Vegeta la estaba desquiciando con su lengua, la estaba devorando…

Ambos pararon de besarse al ver cómo Vegeta dejaba su feminidad, y se separaba de ella.

—¿Qué haces?—preguntó Bulma con excitación al ver el miembro de Vegeta sobresalir del bóxer.

Vegeta solo atinó a sonreírle con seducción. Miró con cierto recelo a Goku.

— Será mejor que empecemos con la acción, Kakaroto.

—Tenemos toda la noche, Vegeta—respondió Bulma mientras miraba a ambos hombres quedar desnudos ante ella. No pudo evitar sentirse un poco nerviosa al estar entre ellos dos. Ambos hombres tenían cuerpos fornidos, esculpidos por los mismos dioses griegos. Sus cuerpos no tenían ni una pizca de grasa. Era cien por ciento músculo, y eso, la intimidó un poco. La hizo sentir cómo una pequeña ratoncita.

Bulma miró el porte arrogante de Vegeta frente hacia ella. Aquella arrogancia…era seductora

Vegeta quedó a milímetros de Bulma.

—Lo sé, Bulma—respondió. Y antes de que el idiota de su pareja le gane, la cargó entre sus brazos quedando cara a cara con ella. Bulma por inercia enredó sus piernas en su cadera y posó sus brazos en el musculoso cuello de Vegeta. El peliflama miró con malicia a Goku—La noche puede esperar, ¿verdad, Kakaroto?—soltó dándole a entender su postura.

Bulma iba a ser suya. Él la tendría esta noche y las demás que pudiera tenerla.

Goku miró a Vegeta con profundidad. Entendió su mensaje. Lentamente, se acercó hacia ellos, y posicionó su miembro en el trasero de Bulma mientras Vegeta enterraba su miembro en la feminidad de ella.

—¡Ah! — Gritó con fuerza la peliazul al sentir ambos miembros entrar en ella.

Ambos hombres gruñeron de placer al tenerla entre ambos brazos. Goku, por probar por primera vez el sexo por detrás, y Vegeta, por estar entre sus piernas.

Lentamente, ambos empezaron a penetrarla. Bulma soltó gemidos de placer al sentir ambos miembros entrar y salir de ella. El miembro de Vegeta era más grande y grueso, su feminidad se estaba apretando y acostumbrando al de él, mientras que con Goku, era la primera vez que tendría sexo por detrás, y a pesar del leve dolor, sintió cómo, con el pasar de las embestidas, el placer venía.

Los brazos de Vegeta agarraron las piernas de Bulma mientras la penetraba, y Goku, agarraba su cintura mientras Bulma posicionaba su cabeza en el pecho de su pareja. Vegeta posicionó sus ojos en los pechos de la peliazul. Sus pezones rosados estaban erectos, hinchados por el placer. Sin poder contenerse, mientras seguía penetrándola y sentía un placer que jamás había sentido con ninguna otra mujer, mordió sus pezones con fuerza.

—¡Vegeta! —gimió Bulma, mientras una mano jaló con fuerzas su cabella aflamado y la otra se posaba en el cuello de Goku.

El pelipalmera aceleró sus embestidas al compás de las de Vegeta, haciendo que Bulma gritara como desquiciada. Viendo cómo Vegeta succionaba los pechos de su pareja, Goku aprovechó el momento para morder el cuello de la peliazul. No le importaba dejar chupetones en el cuello de su pareja, después de todo Bulma era su pareja. Solo de él.

Una sonrisa ladina salió de Vegeta mientras embestía con fuerza, chupaba con deleite y se aturdía al escuchar los gemidos de la hermosa peliazul.

Esto lo iba disfrutar hasta más no poder. Él tocaría su cuerpo las veces que quisiera, la besaría las veces que se le dé la gana, saciaría su deseo que sentía hacia ella las veces que quiera, haría todo con ella. Al fin y al cabo, él no saldría ni siquiera dañado. Cuando su deseo hacia ella termine, simplemente terminaba con ella y dejaba que ellos dos se encargaran de su relación. Después de todo, no era su problema. Él simplemente quería placer y eso era lo que estaba obteniendo.

El mejor placer que pudo tener en los brazos de esta mujer.

Él único que saldría ganando de todo esto sería él, ¿verdad? Después de todo, ¿qué tan malo podría ser?

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Notas de la autora: Como les dije desde un principio, o sino lo dije lo diré por aquí. No habrá nada de Yaoi en este fic. Respeto a las que lo escriben, pero escribir yaoi no es mi estilo. No tengo nada en contra de los gay, todo lo contrario los amo, y adoro a la comunidad LGBT+, pero no suelo escribir fics de Gokuxvegeta o Vegekaka. Esta escritora es puro vegebul y un poco de gobul.

Bueno. Vemos que ya se ha puesto fogoso. Será un fic de no más de 20 capitulo. Quiere terminar mis otras fics y actualizarlo. Por cierto, les invito a leer mis fics, tal vez sea de su agrado. O si quieren estar atentos a las actualizaciones de esta historia, no olviden seguir mi paginas de facebook. Link en mi perfil.

So, me gustaría saber qué les pareció. Podrían dejarme un review si gustan, aunque que les satisfagan y sea de su agrado me basta.

Nos vemos la próxima, besitos.