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Capítulo 2: AcuerdosMientras esperaba a que le dieran permiso de pasar a ver a Petra, Levi seguía sentado en aquella silla, tratando de procesar la noticia tan impactante que acababa de recibir. Se suponía que él y Petra siempre tomaban medidas para que "accidentes" de este tipo no fueran a ocurrir, ¿cómo era posible que haya pasado? ¿Petra lo hizo a propósito?
No, claro que no, ella no era ese tipo de persona, no importaba cuánto lo pensara, no la creía capaz de eso.
—Levi —Erwin lo miró con preocupación, ya que su amigo todavía lucía pasmado, no era normal que se quedara ensimismado por tanto tiempo—. Levi, ¿estás bien? —preguntó, aunque era obvio que no lo estaba.
El azabache bajó la mirada, apretando los puños.
—No sé qué pensar…
—Al menos deberías disculparte con Petra por todo lo que le has hecho pasar —dijo la única mujer presente, captando de inmediato la atención de los otros dos.
—Oe, maldita cuatro ojos —habló Levi, frunciendo el ceño—. Tú lo sabías, ¿no es así? —cuestionó—. ¿Por qué mierda no me dijiste nada?
De un momento a otro, se puso de pie y agarró a Hange de la blusa, ella era mucho más alta, pero la mirada de Levi era intimidante.
—Ella me lo dijo ayer —contestó, alzando sus dos manos en son de paz—. No te dije nada porque ella dijo que te contaría, cálmate, enano.
—Levi, déjala —dijo Erwin, frunciendo el ceño. Sabía que esos dos se llevaban así, pero jamás le había gustado el trato que tenía Levi hacia Hange, incluso desde antes de que se hicieran pareja –cosa que su pequeño amigo ignoraba totalmente, lo habían mantenido en secreto de él por razones meramente de salud mental–.
Levi chasqueó la lengua y soltó a su amiga, a decir verdad, ella no tenía la culpa y era inútil que descargara su ira contra una persona inocente.
—Voy a volverme loco… —murmuró para sí mismo, porque todavía no terminaba de creer que iba a tener un hijo con Petra y, seguramente, ella estaba pensando lo peor de él.
Era un estúpido.
—Enfermera —escuchó hablar a Hange, así que levantó la mirada y vio a la mujer en traje blanco que acababa de salir por las puertas—. ¿Ya podemos ver a nuestra amiga Petra?
La enfermera asintió con la cabeza, mostrándoles una sonrisa.
—Sí, ya hemos terminado de revisarla y acomodarla, pero solamente pueden entrar de a uno, por favor.
Erwin y Hange miraron a Levi, sin decirle nada, él entendió que debía ser la persona que tenía que entrar, así que caminó detrás de la enfermera, quien lo guio hacia la habitación que le habían asignado a Petra.
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Apenas abrió sus ojos y recordó que había tenido un accidente, lo primero que hizo Petra fue preguntar por su bebé, tenía mucho miedo de haberlo puesto en peligro por su imprudencia, pero se sintió muy aliviada cuando le dijeron que todo estaba bien, que su pequeño continuaba creciendo dentro de su vientre.
Después de ser movida a una habitación vacía, Petra se quedó mirando por la ventana, parecía que estaba en un tercer o cuarto piso, por lo poco que podía observar.
—Lamento haberte puesto en peligro, me cuidaré mejor de ahora en adelante —dijo en voz baja, mientras acariciaba suavemente su vientre.
A pesar de su situación, de saber que estaba sola con ese hijo, se sentía muy ilusionada al respecto, no había pensado ni una sola vez en la posibilidad de no tenerlo, al contrario, ya estaba imaginando cómo luciría, cómo iba a ser su carita, sus ojitos, todo eso le emocionaba.
Cuando Levi entró a la habitación, la vio acariciando su vientre con ternura, esa imagen lo agarró con la guardia baja y sintió que se le apretaba el corazón.
—Petra —la llamó.
Ella volteó su mirada hacia la puerta y enseguida apartó las manos de su vientre.
—Levi… —murmuró la peli naranja—. ¿Qué haces aquí? No era necesario que vinieras, ya no somos nada —añadió, bajando la mirada para evitar verlo.
El hombre apretó los puños con disgusto, aunque sabía que la actitud de Petra era enteramente su culpa, ella debía pensar que no era nada más que una molestia para él, que sólo estaba aquí por la culpa que sentía por su accidente, pero nada más lejos de la realidad.
—Ya sé sobre tu embarazo —dijo él, sin el menor tacto.
La menor lo miró con sorpresa, no pensó que él se enteraría de ese modo, ella realmente quería decirle, pero el hecho de que él lo haya sabido debido a su accidente le hacía sentir muy mal, ¿incluso tenían que quitarle esto?
—¿Y qué con eso? —cuestionó Petra, frunciendo el ceño.
Levi soltó un suspiro, el ambiente era demasiado tenso y él no era bueno para abordar los temas con delicadeza, siempre terminaba diciendo alguna estupidez.
—¿Qué piensas hacer al respecto? ¿Ibas… a decirme?
Petra aferró sus puños a la sábana de su cama, tenía muchas ganas de pararse de ahí y golpear a ese idiota, pero le dolía mucho el cuerpo y ya le habían dicho que no podía moverse, no quería poner en riesgo a su bebé, así que se contuvo.
—¿Para qué te iba a decir? No te importa de todos modos —respondió enfadada, no era lo que realmente quería decir, pero se sentía tan cabreada, todo lo que su corazón deseaba era abrazar a Levi y decirle que iban a ser padres, pero ese era un sueño que no conseguiría cumplir.
Al escuchar sus palabras, el azabache frunció el ceño.
—¿Que no me importa? —repitió, visiblemente fastidiado—. ¿Acaso ese mocoso no es mío?
Sólo hubo silencio.
—Petra…
—Lárgate, Levi —dijo Petra, no lo estaba mirando, pero podía apostar a que quería estrangularlo en ese momento.
—No es lo que quise decir…
Esta vez, la chica alzó la voz.
—¡Vete, Levi Ackerman!
Apenas gritó, sintió un terrible dolor recorrer todo su cuerpo, no pudo mantener la compostura y se llevó las dos manos al vientre, quejándose y sollozando por aquel malestar tan fuerte. Levi, asustado, corrió a buscar a una enfermera o un doctor, lo primero que encontrara, fue bastante rápido, así que atendieron enseguida a Petra.
Después de un rato, ella se encontraba dormida, había sufrido un cuadro de estrés tan fuerte, que tuvo una amenaza de aborto, todo por las estupideces que él hacía, lo peor de todo, era que no pudo aclararle absolutamente nada, habían controlado a Petra y la durmieron para que descansara.
—Levi —escuchó la voz de su amiga Hange, quien posó una mano sobre su hombro, él estaba sentado frente a Petra, en su habitación, habían pasado varias horas—. Oye, deberías ir a descansar y a comer un poco, yo me quedo con Petra.
Él cerró los ojos y suspiró, se mantenía tranquilo por fuera, pero para aquellos que lo conocían, sabían que estaba devastado.
—No, me quedaré aquí —respondió sin mirarla.
Esta vez fue el turno de la peli marrón de suspirar.
—Escucha, no ganarás nada con quedarte aquí y morirte de hambre y cansancio,
Petra está bien cuidada y yo estaré con ella en caso de cualquier cosa, ve a dormir un poco y aliméntate, ¿o acaso no quieres recibirla con todas tus fuerzas cuando despierte?
Levi sabía que ella tenía razón, además, seguramente Petra no iba a estar muy feliz de verlo nada más despertar, lo mejor era que –por primera vez– le hiciera caso a Hange y se fuera a su casa, al menos por ahora, así que se levantó de su asiento y miró a la mujer que era más alta que él.
—No te despegues de ella o te juro que te mato, cuatro ojos —le dijo con rudeza, aunque eso no pareció molestarla, porque ella no hizo más que sonreír.
—No abandonaré mi puesto, capitán —bromeó Hange, haciendo un extraño saludo marcial, en donde se llevaba una mano a la espalda y la otra junto al corazón, empuñada.
El hombre arqueó una ceja.
—Deja de ver tanto anime, maldita friki —dijo antes de abandonar la sala, realmente estaba hambriento y también se sentía cansado y adolorido de pasar tanto tiempo en esa incómoda silla, así que se apresuró en ir a casa.
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Cuando Levi llegó a casa, ya era de noche, había estado cuidando de Petra durante todo el día y se sentía muy agotado, ni siquiera había vuelto al trabajo y, sinceramente, no tenía cabeza para pensar en eso ahora, suerte que era uno de los socios fundadores y podía tomarse "ciertas" libertades, aunque eso no le gustara.
Lo primero que hizo fue tomar una larga ducha caliente, procurando dejar que su cuerpo se relajara, después comió algo, ya que vivía solo, se había acostumbrado a cocinar y se le daba muy bien, muchas veces él y Petra habían cenado lo que él preparaba, ella siempre halagaba sus habilidades culinarias.
Al tener ya el estómago lleno, se fue hacia la cama, cerró los ojos para tratar de dormir, pero no podía dejar de pensar en ella, de atormentarse por no ser capaz de hablarle con propiedad. ¿Por qué le costaba tanto decirle lo que sentía? Siempre se lo preguntaba, y siempre llegaba a la misma conclusión; había perdido demasiado en la vida y aquello lo había vuelto alguien poco abierto hacia los demás.
—¿Qué se supone que haga ahora? —se preguntó en voz baja, mirando al techo de su cuarto, porque su mente no dejaba de bombardearlo con mil cuestionamientos—. Realmente voy a ser padre…
La idea de tener un hijo no lo emocionaba del todo, Levi jamás conoció a su padre y su única figura paterna fue su tío Kenny, un hombre que no fue precisamente un buen ejemplo del mejor padre. Su madre falleció cuando era pequeño y pasó la mayor parte de su niñez en un orfanato, hasta que su tío lo "encontró" y se hizo cargo de él, pero tampoco es que hubiese hecho mucho, fuera de concederle un techo.
¿Cómo se suponía que él sería un buen padre para ese bebé? No sabía siquiera qué hacer, ni siquiera era capaz de ser sincero con Petra, a pesar de que la amaba como un idiota.
Se acostó boca abajo y se cubrió la cabeza con una almohada, en un vano intento por conciliar el sueño, pero era inútil, el insomnio y las dudas lo asaltaron esa noche como nunca antes y, para cuando por fin pudo dormir, ya era de madrugada, así que no pudo descansar más que unas pocas horas.
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La música estaba demasiado fuerte para ser una fiesta en un departamento, cuando Petra llegó, luego de ser persuadida por su vecina, se preguntó si acaso nadie se quejaría del molesto sonido, no es que los demás inquilinos fuesen sordos como para no oír ese escándalo.
—¡Qué bueno que aceptaste venir, Petra! —exclamó su alocada amiga, se conocían hace un par de meses ya y se habían vuelto muy cercanas, ese día era el cumpleaños de Hange y, a pesar de que Petra se había negado a asistir al inicio –ya que no conocía a los demás amigos de la peli marrón–, pensó que tal vez sería bueno socializar un poco.
Desde que había llegado a la ciudad para estudiar, eso era lo único en lo que pensaba, sólo salía de casa para ir a la universidad, comprar algo de comer, ir a su trabajo de medio tiempo y volver a dormir, pensaba que se estaba volviendo una persona "sin onda", o eso le dijo Hange.
—H-Hange-san, hola —habló en voz baja, olvidando el alto volumen de la música.
—¡¿Qué dices?! ¡No te oigo!
La joven estudiante se sonrojó un poco, no le gustaba alzar la voz, pero era necesario.
—¡Dije que hola! —justo cuando gritó, alguien había bajado la música, así que todos los presentes voltearon a verla, eran unas veinte personas que posaron sus ojos en ella, haciéndola sentir realmente avergonzada.
Hange, por su parte, le dio un entusiasta empujón.
—Veo que vienes con muchas energías, Petra —dijo alegremente la mayor, carcajeándose—. Ven, te voy a presentar con los demás.
Petra miró de reojo a la persona que se encontraba junto al equipo de música, era un hombre de baja estatura, pero era muy guapo, aunque su mirada parecía intimidante, aun así, mientras Hange la empujaba hacia donde había varios de sus amigos reunidos, ese hombre no dejó de verla con atención, lo cual provocó que Petra se sintiera muy avergonzada e intimidada.
—Ellos son mis amigos —decía la fiestera cumpleañera, que se notaba que se había echado unos cuantos tragos—. Mike, Erwin, Moblit, Erd, Gunther, Auruo, Nanaba… —mientras los nombraba, los iba apuntando de uno en uno, mareando un poco a la peli naranja—. Y el enano amargado que odia la música es Levi —terminó.
Desde su lugar, Levi sólo bebió un trago y la miró con el ceño fruncido.
—Púdrete, cuatro ojos —dijo de mala gana.
Hange soltó una sonora carcajada al oírlo.
—Siempre tan tierno, enano —después de decir eso, agarró una cerveza y se la ofreció a su nueva amiga e invitada—. Vamos, Petra, bebe un poco y únete a la fiesta.
—Sí —respondió la menor, buscando un lugar donde sentarse, no pasó mucho para que se integrara a la fiesta y se pusiera a charlar con los demás, como era una persona de carácter dócil, le fue fácil llevarse bien con todos, aunque no podía dejar de mirar al tal Levi, que seguía rezagado en un rincón, le había visto beber todo el tiempo, contó alrededor de tres cervezas, pero él no parecía nada ebrio.
En un momento de la fiesta, cuando todos estaban en lo suyo, Hange se sentó junto a Petra y la miró con cierta picardía.
—No imaginaba que tus gustos fuesen tan malos —comentó, llamando la atención de la confundida chica, que, hasta ese momento, se encontraba observando al hombre de cabello negro.
—¿Qué?
La mayor tan sólo amplió su sonrisa, su pequeña y dulce amiga era tan fácil de leer como un libro abierto.
—Te gusta Levi, ¿no? No has dejado de mirarlo en toda la noche —dijo con cierta diversión en el tono de su voz, notando que las mejillas de Petra se ponían bordas de la pura vergüenza—. Anda, no lo niegues, que no soy tonta.
—N-no es, no es eso —Petra negó rápidamente con la cabeza, aunque sentía que se le iba a salir el corazón por la boca, todo por la humillación de haber sido descubierta mirándolo—. Y-yo sólo, sólo tenía curiosidad… —explicó—. Él no se ha acercado a nadie en toda la noche, ¿no es amigo de todos? ¿Por qué parece que está molesto?
—Bueno… —Hange se llevó la lata de cerveza a los labios, bebiendo un sorbo—. Levi es así, es nuestro amigo, pero suele estar siempre alejado del resto, incluso pensé que no vendría. Me alegra que al menos esté aquí.
—Ya veo… —fue la respuesta de Petra, aunque no entendía mucho la actitud de ese hombre, no podía evitar que le llamara la atención, el hecho de no verlo hablar con nadie, de estar solo en un rincón durante toda la noche, de alguna manera, le provocó tristeza.
Ya era de madrugada y la mayoría de los asistentes a la fiesta se habían marchado, algunos otros se habían quedado dormidos en el suelo o el sofá, Hange seguía despierta, estaba charlando con Erwin sobre algo que Petra no escuchaba muy bien, ella había bebido poco, pero no era muy buena tolerando el alcohol, así que estaba algo mareada.
—Hange-san, ya es hora de que me vaya, sé que es viernes, pero tengo examen el lunes y debo estudiar —avisó, poniéndose de pie para dirigirse a la salida, su departamento estaba al frente, así que no tardaría nada.
—También me voy —escuchó la voz de Levi, ese hombre que no había dicho una palabra luego de maldecir a Hange.
Lo vio caminar junto a ella y se dio cuenta de que, aunque era bajo, todavía le sacaba algunos centímetros.
—Oye, Levi, cuidado con hacerle algo malo a mi dulce Petra, te estoy vigilando, enano pervertido —dijo la divertida y ebria cumpleañera.
—Controla lo que dices, Hange —dijo Erwin, soltando un suspiro.
Levi chasqueó la lengua.
—Maldita bruja idiota —masculló, abriendo la puerta del departamento para salir.
Petra fue justo detrás de él, casi corrió hacia el pasillo y, por ir distraída, no notó que Levi había detenido sus pasos, así que terminó chocando contra su espalda.
—Mi nariz… —se quejó, la espalda del azabache era sorprendentemente dura.
—Oe, oe —dijo Levi, dándose la vuelta para mirarla—. Deberías fijarte por dónde caminas, niña —cuando ella alzó la mirada y lo vio a los ojos, toda su cara se puso roja, no sabía si era porque estaba un poco ebria, pero Levi se veía aún más apuesto así, de cerca.
—Lo siento —respondió—. Pero tú fuiste el que se quedó parado en medio del pasillo —su ceño se frunció, apuntándolo con su índice—. Tú deberías disculparte.
El azabache arqueó una ceja.
—¿Ah?
Parecía que Petra estaba más ebria de lo que pensó, porque dio un paso hacia Levi y le tocó el pecho con su dedo, sorprendiéndolo un poco.
—He dicho que te disculpes por el golpe que me di contra ti.
Por primera vez en toda la noche, ella lo vio reírse, a pesar de que no fue una carcajada, parecía que se estaba divirtiendo bastante, se burlaba de su comportamiento tan gracioso.
—Bien, bien, me disculpo —dijo entonces, mirándola fijamente—. Escuché que vives frente a esa loca, deberías entrar a tu casa, no luces demasiado sobria.
Petra frunció los labios, no podía creer lo bien que le quedaba la sonrisa a ese hombre, eso, sin duda, la había dejado fuera de combate.
—Sí, me voy —al dar un paso, tropezó con sus propios pies y se fue de bruces contra el suelo, pero ni siquiera llegó a tocarlo, ya que fue sostenida por los brazos fuertes de Levi, lo que provocó que toda su cara se pusiera roja –de nuevo–.
—Ten cuidado, mocosa torpe.
Rápidamente, Petra se soltó del agarre del azabache y corrió hacia el interior de su departamento, cerrando la puerta de golpe. Levi simplemente suspiró y se metió las manos a los bolsillos del pantalón, antes de empezar a caminar hacia el elevador.
Cuando petra abrió sus ojos, se dio cuenta de que seguía en la misma cama de hospital, parecía ser de mañana, porque el sol le daba fuerte contra los ojos.
—Por fin despiertas —escuchó una voz masculina, esa voz que conocía con completa claridad.
Ella miró por inercia hacia su costado y lo vio, estaba sentado ahí, parecía un poco cansado, seguro que había dormido poco o nada, como siempre.
—¿Por qué sigues aquí? —le preguntó, esta vez, intentando permanecer tranquila, recordaba apenas lo que había pasado, pero sabía que perdió el control y parecía que la habían dormido.
Levi estaba sentado de brazos cruzados en la silla junto a la cama, su expresión lucía tranquila, aunque por dentro sentía que se le estaban devanando los sesos, y es que no era para menos.
—Tenemos que hablar, Petra —respondió, procurando que el tono de su voz no fuese tan autoritario, no quería asustarla o hacerla sentir atacada, tenía que tener un poco más de tacto.
Ella intentó acomodarse, pero seguía doliéndole el cuerpo, aunque un poco menos.
—El doctor dijo que no te movieras por ahora —indicó Levi, frunciendo ligeramente el ceño, pero volvió a su expresión tranquila apenas la vio obedecer—. Necesitamos aclarar este asunto de una vez, vamos a tener un hijo.
—¿Qué es lo que quieres aclarar? —Petra miró en otra dirección, no deseaba verlo—. Ya terminaste conmigo, ¿no deberías preocuparte por tu nueva novia? ¿Cómo se llamaba? —dijo con fastidio—. Ah, sí, Nifa.
Al escucharla, Levi cerró los ojos y suspiró, esto estaba mal, Petra realmente creía que él estaba saliendo con su secretaria.
—Vamos a dejar algo claro —habló con cierta molestia—. Entre mi secretaria y yo no hay nada, ella me besó y no tuve tiempo de reaccionar, eso es todo.
¿Realmente Levi creía que ella era tonta? ¿Que lo besó sin su consentimiento? Claro, justo como en las novelas dramáticas, ¿no?
—Como digas —contestó, todavía evitando verlo, que Nifa fuera o no su novia, era irrelevante, igualmente, Levi estaba con otra mujer y eso no dejaba de dolerle.
—Y sobre el bebé…
—Sobre el bebé no debes preocuparte, no quiero obligarte a nada, me haré cargo yo sola —lo interrumpió, sin siquiera mirar la expresión de furia de su ex novio, que se había quedado sin palabras ante lo que le escuchó decir.
—¿Qué cara…? —habló, pero sabiendo que tenía que ser delicado con ella en este momento, se contuvo de lanzar improperios—. Petra, no digas tonterías, este también es mi hijo y claro que me voy a ocupar de él.
Petra se veía realmente triste, eso lo hizo sentir como un patán, a pesar de que no estaba diciendo nada malo, todo lo contrario, hacía lo posible por arreglar el desastre que causó. Quería pedirle disculpas a Petra y decirle que no la había engañado, pero no creía que este fuera el mejor momento, ella no estaba bien y seguramente se enojaría con él, no deseaba alterarla de nuevo.
—Haz lo que quieras entonces —respondió la peli naranja.
—Joder, ¿cómo me fui a fijar en una mocosa tan terca? —pensó Levi, porque a veces su paciencia no aguantaba lo esquiva que era Petra cuando estaba molesta con él.
¿En qué momento fue que sus ojos no pudieron apartarse de ella?
Como todas las tardes, Levi se dirigía a casa después del trabajo en su auto, estaba lloviendo, pero eso no era un problema para él, que iba cómodo bajo el techo de su vehículo.
Todos los días pasaba por el mismo lugar, pero ese fue el primero de todos esos días que se fijó en las personas que iban cruzando la calle, cuando él se detuvo en un semáforo rojo; entonces la vio pasar corriendo, tratando de resguardarse de la lluvia sólo con una gruesa chaqueta con gorra, era Petra, la jovencita que había conocido en la fiesta de cumpleaños de Hange.
Ni siquiera supo la razón, pero su mirada la siguió hasta que la vio entrar a una cafetería, seguramente, para evitar mojarse.
—¿Me da un capuchino? —pidió Petra a la dependienta, quien enseguida la atendió amablemente.
—Quisiera un té verde —escuchó una voz detrás de ella, una que se le hizo familiar, así que se volteó para ver a esa persona y su gorra cayó sobre su espalda, dejando ver su cabello húmedo por la lluvia.
—L-Levi-san —murmuró tímidamente.
Levi la miró al escuchar su nombre pronunciado por aquellos dulces y redondos labios, ¿así que ella recordaba su nombre?
—Hola —respondió, mientras sacaba el dinero para pagar su orden—. También pago lo de ella —le indicó a la encargada, quien rápidamente procesó el pago, aunque Petra estaba con la boca abierta.
Un rato después, los dos se encontraban sentados en una de las mesas de la cafetería, todavía estaba lloviendo furiosamente, así que no era conveniente salir.
—No era necesario que pagara por mí, Levi-san, le devolveré el dinero —dijo la avergonzada joven, tomando entre sus manos la humeante taza plástica de café.
Levi arqueó una ceja.
—¿Ahora ya no me tuteas? —cuestionó.
Petra se sonrojó hasta las orejas. ¡Era cierto! La otra noche lo tuteó y hasta lo tocó de forma amenazadora, ¡qué vergüenza!
—L-lo lamento mucho por eso, estaba un poco bebida y no sabía lo que hacía —se apresuró a explicar, no sabía muy bien por qué actuaba tan tímidamente, normalmente no era así, pero Levi Ackerman la intimidaba y la hacía portarse como una adolescente.
Lo vio beber un sorbo de su té, para luego mirarla nuevamente, con esos ojos que daban una inexplicable sensación de vacío, pero que a ella le gustaban, le parecían bonitos.
—No fue para tanto, además, prefiero que me hables de tú —dijo Levi—. Me haces sentir viejo si me tienes tanto respeto.
—¿Viejo? —la peli naranja ladeó su rostro, un poco confundida—. Usted, d-digo tú, no debes ser más de uno o dos años mayor que yo, ¿no?
—¿Cuántos años tienes? —preguntó él, manteniendo su estoica expresión, incluso si se sentía bastante intrigado por la respuesta.
—Tengo veintiún años.
—Yo veintiocho —contestó Levi, sintiendo su té un poco amargo, de alguna manera, una diferencia de siete años le molestaba un poco, no sabiendo por qué.
Por su parte, Petra abrió mucho su boca.
—¡No puede ser, luces más joven que yo! —exclamó ella, que apenas dijo aquello, se cubrió la boca con una de sus manos—. Incluso creí que yo era mayor.
Era bastante usual para Levi que la gente le quitara edad, eso le incomodaba al principio, pero ya se había acostumbrado, aunque le jodía cuando Hange le recordaba la vez que no lo dejaron entrar a un club por pensar que era menor de edad, cuando ya tenía veinticinco.
—Como puedes ver, no lo eres —dijo con calma.
En ese momento, Petra le sonrió radiantemente, él juraba que nunca había visto una expresión más linda en el rostro de una chica, ese fue el momento exacto en que su corazón se oprimió por primera vez ante ella.
—Bueno, eso no importa mucho, Levi-san —comentó la menor—. No hay edad para que las personas puedan ser amigas.
No era usual que alguien insinuara querer ser su amigo, la gente solía tenerle miedo o sentirse incómodos a su alrededor, seguro que Petra tenía agallas.
—Supongo que no —dijo él, esbozando apenas una ligera sonrisa, que la chica no pudo notar.
Los recuerdos de Levi terminaron cuando vio que Petra por fin lo estaba mirando, sus enormes ojos color miel parecían querer inundarse de lágrimas, esa misma expresión era la que siempre lo desarmaba.
—Petra… —después de permanecer callado por un rato, por fin habló—. Ven a quedarte a mi casa cuando te den el alta.
—¿Qué? —cuestionó Petra, estaba confundida y asombrada por esa petición tan extraña, si ellos dos ya eran ex, ¿por qué Levi propondría algo como eso?
—El doctor dijo que necesitarás cuidados extra por un tiempo —explicó entonces, descruzando sus brazos—. Tuviste una amenaza de aborto y no puedes estar sola, no confío en la loca de Hange, así que yo te cuidaré.
¿Él hacía aquello por compromiso? Incluso si a Petra le emocionaba la idea de estar con Levi, porque aún lo amaba locamente, le daba miedo imaginar que él pudiera llevar a su nueva novia, o siquiera escucharlo hablar por teléfono con esa mujer, eso la rompería aún más.
—No quiero —respondió, frunciendo el ceño, pero Levi no era alguien que cediera de sus ideas caprichosas, menos cuando se trataba de Petra.
—No te estoy preguntando —dijo con autoridad—. Vas a venir a mi casa porque ese mocoso que estás esperando es mi hijo y no pienso arriesgarlos a él o a ti, no hay nada que discutir.
—Estúpido —pensó la chica, aunque esta vez no le refutó, sabía que era inútil discutir con Levi Ackerman, era como hablarle a la pared, si había alguien más terco que ella, ese era él—. Bien, pero sólo hasta que me sienta mejor —dijo por fin—. Y ni se te ocurra tocarme, Levi, sé muy bien cómo eres.
Él se rio para sus adentros, aunque quisiera tocarla, no podía, no lo tenía permitido por orden médica, pero eso no importaba, aprovecharía este tiempo para lograr que Petra lo perdonara.
—Es un acuerdo entonces —comentó, poniéndose por fin de pie y dirigiéndose a la puerta, aunque se detuvo antes de salir—. Te veo luego, Petra —se despidió, tenía que ir a trabajar y, también, tenía que aclararle las cosas a su secretaria.
—Sí, vete —respondió Petra, que, evidentemente, seguía enojada.
Levi no respondió, simplemente se marchó, dejándola sola, entonces ella miró al techo de la habitación.
—No sé si aguante esto… papá… —murmuró, cubriéndose el rostro con ambas manos, no quería ni imaginar lo que diría su padre cuando supiera que lo iba a hacer abuelo sin siquiera haberse casado.
Seguro que la mataba.
Continuará…
...
¿Qué onda, gente? ¿Cómo están? Hey, muchas gracias por sus reviews, me alegra que les haya gustado la historia, jajaja. Espero que este capítulo haya sido de su agrado, con algunos recuerditos de nuestra pareja.
¿Recuerdan ese episodio donde Historia golpea a Levi y éste se ríe? Así me lo imaginé con Petra ebria, jajaja, ay cómo amo a este hombre. En fin, nos veremos para el siguiente capítulo. ¡Saludos!
