Acto II.

Pasaron apenas algunos días, cuando se encontró el informe de otra víctima que tardaron en relacionar al caso, pues, llevaba desaparecida más de un mes. Sin embargo, cuando encontraron sus restos, el cuerpo estaba tan mancillado e irreconocible como los otros, cubierto de cortadas, incluso le faltaban trozos enteros de carne que fue cauterizado en sus piernas y brazos. Todo encajaba, salvo por un detalle: al juzgar por el grado de cicatrización, le habían hecho todo eso mientras seguía con vida.

Una vez que identificaron a la víctima, descubrieron que no había tenido ninguna intervención o accidente que dejara marcas relevantes.

— Tu hipótesis de las cicatrices no estaba mal, Will — Aseguró Albert.

— Es eso lo que me preocupa — murmuró el rubio.

— Por supuesto, Yard no lo ha notado, ni lo ha relacionado — agregó Lewis mientras leía la información enviada por Patterson.

— Parece que nuestro asesino está evolucionando su propio método. Antes de esta víctima, los restos de las anteriores no poseían cicatrices del tiempo que estuvieron secuestrados, ni se las llevaron por tanto tiempo.

— Ha comenzado a torturarlos. A base de ensayo y error ha aprendido a mantenerlos vivos más tiempo.

Completó Albert, mientras colocaba su mano en el hombro de William quien lucía incómodo e insatisfecho. Probablemente esa mano era la forma de Albert de brindarle apoyo moral.

— Seguiremos tu plan. Nada le pasará a Lewis — susurró lo último.

William sintió la mano de Albert como el peso del mundo, más que como un apoyo. Así había sido desde que se conocieron. No odiaba a su hermano, al contrario, le tenía en alta estima y aprecio, pero no por ello restaba el peso que había colocado sobre sus hombros a tan temprana edad.

Y ahora, el saber que no dudaba en hacerlo poner en primera línea a la persona que más deseaba proteger, le dejaba con un sabor amargo en la boca. Quizá era el té que el mismo Albert había preparado, sin duda, un sabor concentrado, muy diferente del amable y difuminado aroma que irradiaba el té preparado por su amado hermano menor. ¿Sería extraño pensar en algo como eso en ese momento?

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Sherlock se encontraba encogido en la silla, con sus palmas extendidas, uniendo las puntas de sus dedos; cavilando intensamente. Hasta hace no mucho, pensaba en cómo plantearle a Liam la posibilidad de resolver el caso juntos, con ayuda de su hermano Lewis. No obstante, con los últimos reportes de Scotland Yard, revelaron un dato que haría que William lo rebatiera despiadadamente.

Estaba seguro de que Liam no querría poner en riesgo a su hermanito, por lo que alcanzaba a recordar, lucían unidos. Aún si Lewis parecía un poco arisco hacia su persona, aparentaba que haría lo que sea por su hermano mayor. Aunque eso no significaba que a Liam fuera a gustarle la idea. ¿Qué hacer? ¿Cómo pedirlo sin que eso quebrara la amistad que apenas estaba forjando con el matemático?

— Sherlock… ¿Sherlock? — insistió el médico pasando su mano frente a los ojos azules de su compañero — ¿Estás ahí?

— ¿Qué pasa, John? — respondió con fastidio, saliendo de sus pensamientos.

— Estaba pensando en una manera de lograr identificar a barba azul. Son ya varias víctimas, pero, aun así, no ha dejado un gran rastro. Aunque tienes trazado un perfil, no segrega demasiado las personas a elegir.

— La respuesta tiene que estar en las primeras dos.

— ¿Solo en las primeras dos?

— Rara vez una persona matará y abusará de alguien solo porque sí. La primera víctima debió ser la gota que derramó el vaso en algo y la segunda un intento de reproducir lo que obtuvo de la primera. ¿Qué deduces de ahí?

— Que no lo logró. Por eso volvió a atacar nobles.

— Justamente. Si analizamos la información de la víctima más reciente, podemos deducir ya puede elegir a cualquiera. Sin duda se ocultará aún más en la sombra del amo del crimen. Por lo que, Sophie Grey, sigue siendo nuestro sujeto clave. Una persona suele codiciar aquello que ve todos los días. Si averiguamos su rutina, estaremos más cerca del asesino.

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Para un espectador, habría sido impresionante escuchar exactamente las mismas conversaciones en el departamento Holmes que en la mansión Moriarty. Cada palabra era una respuesta o un complemento a lo que otro decía a kilómetros de distancia. Sin duda, una conexión que pocos podrían tener.

— A diferencia de las otras víctimas, Sophie Grey tenía una cicatriz en su rostro, justo en el labio. La persona con la cicatriz más visible y más desvanecida de entre sus víctimas — comentó William mientras observaba por la ventana.

— Entonces ¿por qué la eligió de manera diferente? Su accidente pasó hace mucho tiempo y su cicatriz es la más pequeña de todos.

— Si a barba azul de una u otra manera le excitan las cicatrices; entonces, al juzgar por lo que hace con sus víctimas, una cicatriz en el labio debe serle sexualmente atractiva. Y significa que tenía la posibilidad de ver a Sophie Grey muy a menudo. Dime Lewis ¿Qué es lo que podría asegurarle a Barba azul obtener a sus presas predilectas una vez que ha desaparecido la principal?

Lewis meditó unos segundos en la pregunta de su hermano antes de responder.

— Buscar entre accidentes y cirugías porque es más fácil para él deducir quienes tendrían las cicatrices más atractivas.

— Así es, de modo que la esencia distintiva de sus asesinatos, reside en su primera víctima. Aquella con quien su intención quedó expuesta y con quien cometió más errores. Además, también tenemos que resolver lo de Emily Stone.

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— En otras palabras, en alguna parte de la rutina de Sophie, sin saberlo, ella vio a su asesino — reveló Sherlock llevándose un cigarrillo a la boca— Después, eligió a la "común" Emily Stone, como su segunda víctima, pero por alguna razón, no fue suficiente para él.

— Emily Stone no era una noble, sin embargo, cumple con el requisito de una cirugía.

— Así es. Otra irregularidad con Stone, son las circunstancias bajo las que obtuvo su cirugía. Por lo que sabemos, no tenía una vida lo suficientemente holgada como para costearla.

— Cabe la posibilidad de que Barba azul haya estado relacionado con ello.

— Era mucama de los Sullivan. No es una noble, pero está relacionada con uno. Si la familia Sullivan pagó para la cirugía de Stone, entonces podemos deducir que: o la aprecian demasiado o… — alargó la letra para permitir que John terminara de unir las piezas.

— ¡Compraron su silencio!

— La pregunta es ¿sobre qué?

Hubo silencio. Sherlock se puso de pie y se dirigió hacia la ventana, a observar a las personas pasar. En tanto, John se puso a hojear el periódico que el detective asesor había dejado olvidado en la mesa. Todo estaba tranquilo, hasta que vio la foto de la nueva víctima.

— ¡Sherlock! — el rubio dejó la oración al aire mientras terminaba de ver la foto en el periódico, como si las palabras le fueran pesadas.

— Así es, John, al juzgar por su última víctima, ya se dio cuenta que puede capturar a cualquiera, torturarle y esperar a que cicatrice. Si tardó tanto tiempo en darse cuenta, solo significa dos cosas: tiene poco o nulo conocimiento médico, y dos, tiene poco intelecto, por lo que podemos deducir que no es médico, ni tampoco está asociado a algún hospital.

— ¿Entonces cómo sabe él sobre los accidentes y las cirugías? — meditó unos segundos. Volvió a ver el papel en sus manos y pronto volteó a ver a su compañero de cuarto para compartir su epifanía— ¿El periódico?

Sherlock mantenía la sonrisa ladina que le caracterizaba, no cabía duda que John Watson era un gran compañero para resolver crímenes.

— Los accidentes de nobles y ricos suelen ser publicados por la prensa. En especial los más sangrientos y con heridas expuestas. Ahora que él, ha descubierto la única apertura que tenía, puede "adquirir" a quién sea. Incluso se volverá más selectivo en cuanto al físico. Es probable que, a partir de la tercera víctima, el modo de elegir haya cambiado al asociarse con alguien de mayor inteligencia que la suya.

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— …Otro motivo por el cual, Sophie Grey es nuestra guía principal para resolver este caso.

Aseguró William, leyendo uno de los nuevos informes que Fred y Bond habían traído para el caso. En él, estaba descrita la rutina y sitios que la primera víctima frecuentaba, amistades, familiares y sus profesiones. Había fotografías de todo. Prácticamente, lo que había sido alguna vez Sophie Grey, antes de convertirse en un inerte trozo de carne que había sido vejado por barba azul, estaba ahí.

William no tardó en detectar algo.

— ¿De qué es esta fotografía?

— La tomamos desde la entrada de una joyería que frecuentaba Sophie.

— Fred, quiero que averigües algo por mí.

Un destello chispeó en los ojos rojizos, dando la apariencia de un incendio esparciéndose. El amo del crimen ya había encontrado al culpable y estaba seguro de que Sherlock Holmes lo haría en unos pocos días. Era hora de pasar a la siguiente fase del plan. Después de todo, los invitados se reunirían pronto en su sitio y él, como buen anfitrión, debía hacer los preparativos para que estuviesen cómodos.