CAPITULO I
El dolor intenso en la cabeza, y todo su cuerpo le hizo despertar, nunca había tenido una resaca así en su vida, pero cuando abrió los ojos lo primero que encontró fue un techo de madera, estaba en el suelo de alguna habitación que no reconocía, Sasuke solía despertar en habitaciones de hoteles o en otras casas completamente desnudo y siendo besado por alguna chica, sin embargo, está vez despertó con los labios sellados con cinta y dolor por todo su cuerpo desnudo causado por unos cuerdas cruzadas ajustadas a los tobillos y muñecas manteniéndolo inmóvil sobre su espalda. Definitivamente Sasuke no practicaba el bondage.
Entró en pánico, lentamente enfocó la vista al lugar donde estaba, la habitación no poseía nada más que cajas y utensilios de limpieza.
Un gemido agonizante se escuchó a su lado, y Sasuke giró la cabeza alarmado, era aquel pelirrojo que había visto hace tiempo atrás bañado en sangre, en mucho peor estado.
La situación se sentía como una especie de secuestro, sometimiento.
Y entonces recordó todo lo que había pasado después del club, ¿Dónde estaba ella? ¿Estaba aquí, atada igual que nosotros? ¿Estaba bien?
—De nada sirve que pidas ayuda, nadie te escuchará.
La voz hostil de una mujer un poco más lejos se hizo presente, sus pies descalzos susurraron paso a paso su llegada al pelirrojo, ni siquiera se preocupó por mirar al azabache.
Era ella.
Aquella mujer que había reconocido en el bar.
Aquella a la que, inconscientemente, busco toda su vida.
Ahora podía distinguir el color de su cabello, un extraño rosa palido que llevaba completamente recogido en una coleta alta, su vestido negro con el que la había reconocido en el club ahora no estaba, encontrándose en solo ropa deportiva y un delantal de lona color gris.
Llevaba en su mano derecha un puñal.
—¡Estás loca!.- Gritó el pelirrojo dándole la cara, estaba lleno de moretones e inflamado, su respiración era ruidosa y trataba de retroceder un poco con sus piernas temblorosas dejando un camino de sangre.
El corazón del Uchiha comenzó a latir mucho más rápido, estaba entrando en un pánico alarmante.
¿Qué estaba ocurriendo?
—Mmm quizá sí, un poquito.- ronroneo ella sentándose sobre su regazo como había hecho en el club, acaricio su piel con el cuchillo — ¿Que tiene de malo querer divertirme un ratito?
—¡Dejame ir maldita zorra! .- el pelirrojo estaba jadeante, poco consciente de que en cada palabra que gritaba salpicaba saliva y que se lastimaba a sí mismo tratando de apartarse.
Ella soltó una risita y cambio el puñal de su mano por un dildo color negro que estaba en su delantal
—¿No te gustan mis juegos cariño?.- preguntó balanceando aquel juguete frente a él, sus ojos viajaron hasta los almendra del pelirrojo como si no tuviera alma, toda ella se convirtió en alguien desalmado. — Abre la boca .- pidió con una voz imponente como si toda la diversión con la que estaba hablando hace unos momentos jamás hubiera existido.
El pelirrojo solo escupió sobre ella y se removió tratando de quitársela de encima pero evidentemente estaba demasiado débil, herido, al borde de la muerte.
Con furia, la pelirrosa tomo su mentón con fuerza e introdujo el dildo en su poca metiéndolo y sacándolo con brusquedad.
El pelirrojo se sofocaba ruidosamente pero le era imposible apartarse, sus piernas eran inmovilizadas por las caderas de ella.
—Hazlo bien cariño, no quiero que mi precioso juguete se dañe por tus asquerosos dientes.- Susurro ella lamiendo la ensangrentada mejilla del pelirrojo quien, trataba de gritar por ayuda.
Sasuke estaba petrificado preguntándose; ¿Por qué no podía gritar? Pedir por ayuda, no sabia que hacer, ella le mataría en cualquier momento y tenía pavor de la muerte, no había hecho nada más que seguirla y dudaba siquiera el porqué, aún así no podía dejar de mirar o intentar sacar sus extremidades de los lazos, si de algo estaba seguro es que no quería morir.
—Delicioso ¿no crees? ¿qué hiciste después cariño? ¿recuerdas?... ¿me recuerdas? .- le murmuró ella muy cerca del rostro de aquel hombre
—Hmgfmm…
—Exacto, y te voy a enseñar lo que yo sentí aquel día… "¡Delicioso! En realidad, querrás repetirlo más adelante… maldita puta" .- al instante que ella terminó de hablar sacó aquel dildo de la boca del hombre permitiéndole respirar, tosió y se giró tratando de recuperarse, ella mostró nuevamente una enorme sonrisa .- normalmente esta cosa vibra pero le hice algunas reparaciones.
La pelirrosa se puso de pie y cubrió la boca del pelirrojo con una cinta dando varias vueltas alrededor de su nuca, de inmediato lo hizo girar completamente con fuerza le tomó de la cuerda que cruzaba por su cadera elevando su trasero al aire, bloqueó el movimiento de sus piernas para que se mantuviera en esa posición, mientras que el pelirrojo gritaba desesperado, sabía lo que ocurriría después.
—Seré buena cariño, lo prometo, no dolerá.- tranquilizó tomando la cuerda con la que las muñecas del pelirrojo estaban atadas
A Sasuke se le revolvió el estómago cuando aquel dildo negro desapareció de su vista mientras el pelirrojo gritaba y lloriqueaba
—¿Sabes porque las gatas lloran cuando las están montando ?.—Hablo nuevamente la pelirrosa en alto sin ninguna emoción —El pene del gato contiene espículas que causan dolor, sin embargo, es necesario para la ovulación de la gata...
En ese momento el pelirrojo soltó un aullido aún más fuerte que los anteriores con una tensión visible, el azabache observó como del recto de aquel tipo salía aún más sangre de la que ya había salpicando todo el lugar; el dildo se mostró son unas púas en una asombrosa cantidad.
—¿Cómo fuiste capaz de aprovecharte de mi? ¿Cómo fuiste capaz de decirme cosas bonitas mientras hacías las peores cosas sobre mi cuerpo, sobre mi mente?... ¡Eres un maldito asqueroso!…— le gritaba ella perdida en sus pensamientos mientras su mano se movía mucho más rápido causando dolor — No mereces perdón de nadie…
Llena de ira terminó con la vida del pelirrojo destrozando su cráneo con el puñal con el que había llegado.
A Sasuke se le corrompió la imagen de una pequeña niña sucia y con una enorme camisa golpeando a otro niño en la cara, defendiendolo.
Cansada calló al suelo agitada por el esfuerzo que había hecho, le tomó algunos minutos calmar su respiración seguido empezó a reír como si hubiera hecho la cosa más increíble del mundo, sobre el suelo los ojos jade por fin volvieron a la realidad recordando al otro intruso
—¿Quién eres…? — murmuró al borde del sueño extendiendo su mano al otro hombre que tuvo que traer, después de todo, la había visto.
— S… soy Sasuke, Sasuke Uchiha …
—Sasuke Uchiha…- murmuró ella.
—Nos conocimos cuando éramos niños, me defendiste. - Se sorprendió cuando esas palabras salieron de su boca, tan fluidas, todo tenía sentido y ahora solo trataba de averiguar si ella le recordaba, se sintió más tranquilo gracias a ello.
—¿Te defendí?...— murmuraba con voz demasiado débil —¿Qué quieres de mí?...
—Yo solo... quería, agradecerte…— ¿Agradecerle?, estaba seguro que decía la verdad en realidad pero ¿Agradecerle?, a pesar de temer por su vida después de lo que acababa de ver ¿De qué rayos le agradecería?
Como si encendieran un interruptor dentro de esa mujer, recuperó toda su energía y lo hizo girar para mirarlo mejor, le había dolido todo, y no sentía los pies aún así no se quejo. Ella se sentó sobre de él.
—¿Agradecerme…? .— murmuró la pelirrosa divertida enredando* sus dedos en su cabello.
A Sasuke le invadió una ironía sobre sí mismo, sentía que sonaba ridículo diciendo eso, ya era su turno de morir.
En cambio ella le sorprendió con un beso intenso y una caricia en su entrepierna.
—Agradecerme…— volvió a preguntar sobre sus labios. — Mentiroso
—Es verdad, por mi culpa aquel día terminaste herida.— palabras volvieron a fluir de él pero esa pelirrosa solo alcanzaba el puñal para acabar con su vida.
—¡PORQUE TE AMO!.— le gritó con fuerza.
Sonaba ilógico haber perseguido a esta mujer solo por haberle amado (obsesionado) tontamente y sin sentido, no lograba comprenderlo tampoco, sentía haberse vuelto loco, un codependiente de una mujer que solo había visto una vez en su infancia, era ridículo dar un argumento como ese en sus últimos segundos de vida.
Un golpe seco cayó a su costado
Sorprendido por el puñal clavado a un lado de su mejilla se preguntó ¿En qué momento lo había alzado?
Se encontró con los jade mirándolo sin ningún tipo de sentimiento, y nuevamente se sentía un ridículo esperando por su respuesta. ¿Que le podría decir una asesina al tipo dócil que tenía secuestrado y le había confesado amor?
Ella se levantó muy despacio y subió las escaleras sin mirar atrás, dejándole a oscuras y con un cadáver a pocos metros, ensangrentado y desnudo
Desapareció día y noche, y día y noche hasta que el tercer día, muy temprano, volvió a bajar para trabajar en el cuerpo sin vida del pelirrojo, borraba sus huellas y pertenencias dejando todo el espacio muy limpio y nuevamente volvió a dejarlo solo. Sasuke tenía hambre, estaba débil, se hacía a la idea de que moriría así y a aquella pelirrosa no le importaría, sacaría su cuerpo, limpiaría y lo deshecha en un lugar lejano como un perro y nadie lo sabría.
