¡Porque el NejiTen no debe morir!

.

Mes del NejiTen día 1

Abril 01/2021

Temas: Terror /*/ Trabajo /*/ Triángulo amoroso

Universo alterno

Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.

Disfruten la lectura.


.

Día 1: Trabajo

.

.

Muchas veces había escuchado que si se escogía una carrera o profesión que a uno lo apasionara no se tendría que trabajar ni un solo día de la vida, y ella no podía más que preguntarse si tal cosa sería verdad. Porque definitivamente ese no era su caso.

Desde que estaba en el instituto había expresado sus deseos por dedicarse a una carrera enfocada a las artes, o por lo menos a las humanidades, pero su padre había sido tajante al decir que esas eran carreras sin futuro y que no pagaría todo lo que valía una universidad para que al graduarse no pudiera conseguir ningún trabajo y resultara de empleada en alguna cafetería o algo así desperdiciando su vida. A sus 16 años cuando tuvo que elegir universidad pues no le sería permitido quedarse en casa holgazaneando las opciones sobre la mesa eran medicina o contabilidad.

Descartó la primera porque odiaba la sangre y era demasiado lo que tocaba aprender, además de lo de tener vidas dependiendo de su conocimiento cuando era algo que ni remotamente le apasionaba, así que resignadamente se decantó por la segunda opción, pensando que bien podría cuando cumpliera la mayoría de edad empezar a trabajar y ahorrar de a pocos para pagarse ella misma una carrera de su elección. Ese era su plan, sobrevivir y cuando tuviera lo suficiente ahorrado se cambiaría de programa.

Al cumplir los 18 su padre le dio un ultimátum, si conseguía un trabajo así fuera a medio tiempo dejaría de inmediato de pagarle la universidad y sus gastos personales, además que no podía dejar que sus notas decayeran. Un escalofrío la recorrió mientras analizaba su paso a seguir, tenía algunos compañeros que trabajaban y sabía que no era fácil alcanzar a cumplir académicamente por la falta de tiempo, además que algo a jornada parcial no le daría el dinero suficiente para sostenerse a sí misma y a la vez ahorrar para su meta. Había llorado amargamente toda la noche antes de volver a resignarse a continuar con su carrera y seguir las órdenes de su padre.

La contabilidad no se le daba mal, tenía la suficiente atención al detalle y aunque quisiera estudiar artes la verdad es que se facilitaban los números, por lo que no le fue muy difícil sobrellevar su estudio semestre a semestre con buenas notas y graduarse entre las mejores alumnas. Algunas grandes empresas siempre estaban listas y trabajaban de la mano con la facultad para ofrecerles una oportunidad laboral a los mejores, incluso contratando desde que eran practicantes, así que ni siquiera se tuvo que esforzar en buscar un empleo y tratar de convencer a alguien de Recursos Humanos que ella quería ejercer su aburrida carrera.

Se dijo que ahorraría y a sus 25 se retiraría para perseguir su sueño pero entonces su padre fue diagnosticado de una enfermedad terminal y le dijo que su anhelo era verla triunfando en su carrera y nuevamente por darle gusto se quedó en el trabajo que no la llenaba ni apasionaba en lo absoluto. Estaba por cumplir 30 años, 5 años habían pasado del diagnostico de su progenitor y vivía con la zozobra constante cada vez que lo visitaba que esa iba a ser la última vez que lo veía, que lo escuchaba presumir a su hija, la Directora de Contabilidad de una importante empresa de renombre mundial y ella solo sonreía, eran esos minutos en los que su padecimiento diario valía la pena.

Había ingresado a la empresa como practicante y promovida a Analista una semana después de su grado y tras 8 años ya estaba en el cargo de Directora, una estrella en potencia solían decir algunos pues había ascendido rápidamente gracias a lo bien que se le daba. Una contradicción total, no la apasionaba, pero era buena en ello. Suspiró, esa era su vida, una vida llena de actualizaciones sobre normas contables que no le importaban a nadie, faldas tipo lápiz, abrigos a juego y al principio le daba algo de color a su vida con alguna blusa que resaltara, ya ni eso. Sentía la monotonía colmar sus días y cómo aunque su padre muriera ese mismo día ella ya no estaba segura de poder perseguir su sueño, de tener la energía para hacerlo. Le empezaba a dar pánico arrojar todo por la borda e ir a una facultad llena de adolescentes a su edad y a la vez un vacío que no se iba se instalaba en su pecho de pensar en seguir en ese trabajo por el resto de su vida. En resumen, su vida era una mierda sin importar que decidiera hacer.

.

Ese lunes llegó a la oficina a la misma hora que todas las mañanas, los médicos el día anterior le habían dicho que dudaban que su padre llegara a fin de mes, siquiera al fin de semana y debía estar preparada. No era la primera vez que escuchaba tal cosa, esperaba la noticia en cualquier momento aunque claramente no había nada que pudiera prepararla realmente. Había parado en un puesto de café antes de subirse al ascensor y justo cuando estaba por salir de este, otro hombre que iba junto a ella la había empujado levemente y hecho que una parte de su caliente bebida se derramara de su vaso. Lo peor no fue eso, fue que mientras ella trataba de apartar la prenda para que su piel no sufriera alguna lesión, el sujeto había seguido su camino sin siquiera fijarse en lo que había hecho y disculparse.

- ¡Jefe! — su asistente estuvo a su lado y le recibió el vaso y el bolso para ayudarla — ¿está bien?

- Solo una semana más en el paraíso — dijo de modo irónico y luego respiró profundo, la pobre mujer no tenía la culpa de nada, llevaba apenas unos días trabajando para ella y lo que menos quería es que la tomara por una jefa mala clase — por favor consígueme otra blusa — sin decir más se fue para el baño para tratar de limpiarse un poco, mala idea usar una prenda blanca y tomar el café tan cargado. Tomó un poco de papel y lo puso entre la tela y su piel para evitar mostrar de más mientras se podía cambiar.

Se sentó en su escritorio y empezó a revisar sus pendientes para esa semana, su café se había enfriado pero igual lo bebió todo, o bueno, lo que quedaba porque la mitad estaba en su ropa. Pasado un rato finalmente tuvo una nueva blusa, era de color rosa salmón y se quedó viéndola fijamente, hacía mucho no usaba nada de ese color y eso que le encantaba

- Perdón jefe, era la única disponible en la talla

- Karin, ya te he dicho que me digas Tenten — se puso de pie para regresar al baño — gracias — dijo antes de salir

Dio un par de vueltas frente al espejo y sonrió como una niña pequeña, era inexplicable el sentimiento que la embargaba solo por recordarse algo que amaba y había dejado de lado, como tantas otras cosas. Metió en la bolsa vacía la prenda sucia para lavarla en casa y se encaminó de regreso una vez más a seguir en su día. Escuchó un par de cuchicheos a medida que avanzaba, había un nuevo Director de Auditoría y varias estaban comentando que era muy bien parecido.

Bien parecido, pero de seguro tendrá un palo atascado en el culo pensó de una vez sin detener sus pasos, porque si sentía que para trabajar en lo suyo no hacía falta pasión, es porque no estaba teniendo en cuenta a los auditores, al parecer entre menos atisbos de un alma o de personalidad tuvieran mejores eran para su trabajo, un dolor de cabeza total para ella que cada tanto los tenía de visita en su oficina.

- Dime — contestó el teléfono al ver que era su asistente

- Jefe, el gerente está aquí para presentarte al nuevo director de auditoría

- Diles que sigan... y Karin ¿qué te dije hace un rato?

- Perdón jefe — rodó los ojos, y colgó. Revisando rápidamente que todo estuviera en su lugar y un momento después la puerta se abrió, dejando ver a Hiruzen, el gerente general de la empresa, junto a un hombre que no conocía pero que le hizo fruncir el ceño de inmediato

- ¡Tú! — reclamó de una vez

- ¿Se conocen?

- No — fue el hombre quien habló, con una voz calmada

- Definitivamente no — confirmó ella — pero eres el que me derramó el café esta mañana — un silencio incómodo invadió la estancia ¿disculparse por el incidente? No, claro que no

- Bueno, todos tenemos accidentes a veces — dijo el Sarutobi tratando de retomar la conversación — Tenten, pasaba por aquí a presentarte a Neji — bueno, debía admitir que los cuchicheos sobre su apariencia eran ciertos — es el nuevo director de auditoría

- Neji Hyūga — el hombre dio un par de pasos hasta su escritorio y extendió la mano

- Tenten Ama – correspondió el gesto y retiró la mano rápido, incómoda por el ligero hormigueo que le ocasionó el contacto — me debes una blusa

- Yo la veo limpia — bufó en su mente de una vez, antojada de sacar la otra de la bolsa y arrojársela en la cara — ¿seguimos? Quiero poder ponerme al día rápido

- Claro, Tenten — dijo el anciano a modo de despedida y ella solo decidió ignorar el encuentro para dedicarse a su trabajo, si todo iba bien, no se encontraría con el condenado auditor hasta dentro de 2 meses que tenían la reunión trimestral.

En su vida nada iba bien, eso era un hecho indiscutible. Al día siguiente en la tarde antes que la jornada terminara vio un correo llegar a su bandeja de entrada. Era del nuevo director y su ceño se frunció desde antes de leerlo y sin duda su mal humor apareció de una vez tras ver las palabras allí escritas. Eran pocas, solamente decía que debía revisar con ella unos informes pasados y estaba de una vez la hora para la reunión. ¿Pasar a su oficina y preguntarle si tenía disponibilidad o no? ¡para qué! El mensaje había sido copiado al gerente por lo que fingir demencia y contestar tarde que no podía no era una opción. De mala gana aceptó y esa zona de su calendario global se bloqueó, tal vez por eso el hombre creyó que podía disponer de su agenda, pero que esta apareciera parcialmente vacía no significaba que ella se dedicara a ver el techo en esos espacios. En fin, no era claro a cuáles informes se refería exactamente así que solo esperaría y ya.

.

Faltando 5 minutos para la hora programada pudo ver del otro lado de su despacho que ya estaba allí, no se apuró ni nada parecido, y en el momento que el reloj marcó la hora exacta por fin le dijo a su asistente que lo dejara pasar. Había esperado verlo solamente con su laptop o si acaso una carpeta, pero no, llevaba varios libros contables que por su apariencia deberían ser de algunos años atrás.

Lo escuchó explicar lo que según él eran unas irregularidades que había encontrado y ella solo maldijo una y otra vez en su mente, algo peor que su ya de por sí monótono y aburrido trabajo era el tener que revisar esos libros.

- No entiendo de dónde sale este 4

- Es un 9 — aclaró de una vez

- No, eso es un 4 — insistió el hombre y ella trató de no reírse

- Creo que conozco mi propia letra, eso es un 9 — él pareció dudar

- ¿Tú propia letra?

- Ese libro es de hace 7 años, esas anotaciones son de cuando todavía era analista

- Cuando eras... — repitió en voz baja — ¿Cuántos años tienes? — la pregunta era casi un reclamo

- En una semana cumplo 30 — él parpadeó varias veces ¿estaba insinuando que se veía de más edad? — ahora, esos informes son de noviembre y la relación de facturas está especificada aquí — cambió la hoja y le mostró — podemos revisar las causaciones de esa fecha y verás que mi trabajo no tiene errores

- ¿Cómo llegaste a directora?

- Porque soy buena en mi trabajo, voy a suponer que tú llegaste al mismo cargo por lo mismo

- Por supuesto, tenía 31 el día que me ascendieron a director — había cierto no sé qué en la forma que lo dijo

- ¿Y ahora tienes? — no supo porqué le dio curiosidad

- 35 — el silencio hizo presencia

- Entonces, ¿revisamos la relación de facturas?

- Sí — ella asintió y buscó en el archivo digital. Les tomó el resto de la tarde terminar de revisar el primer libro que él había llevado, al menos tuvo la decencia de preguntarle antes de enviar un nuevo correo con otra cita para revisar el que seguía.

3 días estuvieron allí, él estaba revisando con lupa absolutamente todo y en el momento que el tipo de letra cambió pues fue su ascenso a coordinadora, le preguntó un poco sobre su tiempo en la empresa. Igual estaban mayormente enfocados al trabajo, aunque ya no era ella quien había llenado los libros, los había leído muy bien antes de poner su firma para certificar que lo que estaba allí coincidía con la realidad, si firmaba algo errado era su cabeza la que rodaría y sería investigada. Y a pesar de tener muchas responsabilidades nuevas como directora, igual seguía leyendo los libros y cada firma que era puesta por sus coordinadores a cargo.

Después de eso casi siempre coincidía con Neji en el ascensor en las mañanas, ahora la saludaba y en varias ocasiones se cruzaban cuando ella iba por un café o hacía alguna pausa y siempre resultaban intercambiando aunque sea un par de palabras, sorprendiéndola una vez más de un mes después cuando él le había entregado una blusa nueva, no explicó nada pero podía entender que era en reparación de esa del día que se conocieron, era de color vino con algunas flores blancas y sin verla le dijo que resaltaría su tono de piel y ella se sonrojó antes de agradecer. Eran ahora dos blusas coloridas las que complementaban ahora su guardarropa.

Su padre falleció un miércoles, ella se tomó el resto de la semana para el funeral y porque necesitaba el tiempo para sí misma. Fue de compras el domingo y el lunes cuando la alarma sonó se levantó al igual que todas las mañanas, odiaba su trabajo, no la apasionaba, pero seguía sin poder tomar una decisión respecto a su vida. Al menos había decidido que el color regresaría a su vida, esa mañana tomó una blusa de color azul rey y sonrió en el espejo al verse. La reunión trimestral empezaba ese día y estaría por lo menos una semana reunida con otros directores y coordinadores, después de eso ya pensaría lo de su futuro.

Su atención se iba por ratos mientras explicaban temas que no le atañían del todo, y estuvo garabateando en su agenda, ¿qué debía hacer? ¿cómo tomar una decisión?

- Dibujas bien — el murmullo a su lado la regresó a la realidad

- Gracias — fue lo único que atinó a decir mientras trataba de ver en qué tema de la reunión iban

- ¿Por qué elegiste ser contadora? — Neji la había invitado a almorzar después de decir lo del dibujo

- Mi padre no me dejó ser artista — se mordió el labio, no debería estar hablando así de su progenitor — dijo que no tendría futuro... así que aquí estoy — ya qué más daba

- Eres buena en tu trabajo para no gustarte — ella sonrió

- ¿Por qué elegiste tú ser contador? — y peor, irse por la auditoría

- Los números son exactos, si dejas de lado a la gente que hace un 9 que parece un 4 — fue inevitable sonreír con esa frase — no hay lugar a la interpretación o que sea algo de perspectiva. Las cosas son como deben ser y punto

- Los números son fríos y sin alma — dijo para sí misma.

El resto de esa larga reunión fue casi igual, expuso su parte y respondió a las dudas que hubo, incluyendo algunas de parte de Neji quien a pesar de ser de cierta forma un poco más cercano, seguía manteniendo completamente aparte su relación laboral y revisaba cada cosa que ella hacía, tal y como indicaba su cargo que debía hacer.

El lunes cuando llegó a su trabajo después de la reunión encontró un folleto sobre su escritorio, era de una facultad de artes que estaba ofreciendo un curso corto de pintura, era los sábados durante todo un trimestre y las inscripciones estaban abiertas. Fue cambiando las hojas para leer toda la información y sonrió al ver la nota adhesiva al final.

"Tú no eres fría", N

En la mesa quedaba una hoja más, era el formulario de inscripción. Sin perder tiempo agarró un bolígrafo y empezó a llenarlo, estaba por terminarlo cuando vio una figura de pie en su puerta, Neji tenía una sonrisa ladeada y le extendió un café.

.

.


.

.

¡Día 1! Empezamos esta aventura ¡nos leemos mañana!

.

Recuerden que sus comentarios son bien recibidos en un review, además de ir a darse una vuelta por mi twitter (idamariakusajis) en donde voy hablando de cosas random de cómo voy avanzando con este reto.

.

.

Att: Sally K