|I'm Back, Asuna...|

Tan solo mi mirada se cruzó con la de él y sus ojos temblaron.

Yo me sentía igual.

Deseché el agotamiento que recorría mi cuerpo y me concentré en caminar los pasos hasta donde Kirito-kun se encontraba. Nuestros amigos estaban felices de tenerlo de vuelta y eso se evidenciaba en el semi círculo que se había formado a su alrededor, en pos de darle la bienvenida ahora que la batalla con PoH había terminado. Por supuesto, lo que ellos sentían, no se comparaba con el alud de sentimientos que me carcomía el pecho. Yo era un manojo de nervios, una bomba de tiempo que apenas se podía contener.

Sus ojos color petróleo sostuvieron los míos una vez más, hasta que me detuve frente a él. Quise atravesar como loca los centímetros que nos separaban, pero había mucha gente allí, por lo que me animé. Las manos me cosquilleaban por tocarlo, comprobar con mi tacto que Kirito-kun estaba bien.

Con un gesto suave pero firme, rechazó el abrazo del que Ronye lo había hecho presa y de pronto me extendió la mano en silencio. Sus ojos brillaban como joyas mientras esbozaba una sonrisa húmeda.

Y ya no lo soporté. Mis pupilas se hicieron agua y me lancé a él, sintiendo que las fuerzas me abandonaban de la emoción que tenía. Me sorprendió la forma en la que me recibió, inmediatamente me apretó contra su cuerpo. ¡Estamos hablando del poco romántico Kirito-kun!, ese chico demasiado serio e indiferente, tímido, cuando se trataba de nosotros frente al grupo. Sin embargo, el tacto en mi cintura era posesivo y desesperado. Hundí la cabeza en su pecho sintiendo como las lágrimas se escurrían por mis mejillas.

Era él. Después de ese largo período de separación podía, por fin, volver a sentirlo. Estaba más alto, más firme… Pero se sentía como mi Kirito-kun. Mi amado Kirito-kun.

Así tan rápido como me abrazó, me separó, tomando mis hombros y con delicadeza extrema me limpió las mejillas. Quise alargar la caricia, recostando mi rostro contra su tacto, pero el tenía otra idea. De pronto, se encontraba con la cara hundida en mi pecho, su cuerpo sacudido por leves espasmos. Y entonces comprendí… Se había cerciorado de que yo estuviera bien, antes de dar rienda suelta a su propia desesperación.

La había pasado mal aquí dentro. Lo sabía… Eugeo.

—Kirito-kun…

—Solo dame un segundo, Asuna —su voz inestable rebotó contra mi ropa de modo que solo yo pude oírlo, fueron algunos segundos los que permaneció allí. Cuando levantó la cabeza era el mismo de siempre; aunque sus ojos estaban más oscuros dando cuenta de la marea de emociones que se gestaba en su interior. Le toqué la mejilla como hizo conmigo, pero me evitó —¿Cómo te sientes? —prosiguió, en cambio.

Miré brevemente hacia abajo notando el estado deplorable de mi traje. Parte de la armadura que me cubría el pecho estaba destrozada, saldo de la lucha con aquel demonio que, cual árbol, se erguía bajo el sangriento firmamento de Underworld. El extremo de mi falda estaba roto también, y mis piernas tenían algunas heridas superficiales. No quería ni imaginar como se vería mi rostro.

Asentí, intentado transmitirle tranquilidad —¿Tú estas bien? —aventuré en un susurro. Él simplemente asintió —¡Kirito-kun! —exclamé de pronto, recordando, en tanto se movía hacia atrás impresionado —Alice… el emperador Vector…

—Lo sé —adivinó el resto en mi expresión preocupada —Acompáñame Asuna —ni siquiera esperó que le respondiera —Permíteme —una de sus manos se ubicó en el bajo de mi espalda y la otra en mi cintura, sin esfuerzo me cargó al estilo nupcial —Esperen aquí —se dirigió al resto de nuestros amigos, cuyas risitas ante su acción no se hicieron esperar.

Estaba dando todo un espectáculo y parecía muy a gusto con eso.

Mi rostro debió ponerse rojo —¡Espera! ¿qué haces?

Reprimiendo una risita malintencionada, se catapultó sobre sus talones y de un salto se lanzó hacia el cielo, eyectado por su propia fuerza. El brusco movimiento me alborotó los cabellos que saltaron en todas direcciones, aunque a él pareció no importarle. Entonces, el ruedo de su traje se desfiguró, y de pronto cientos de pequeñas plumas azabaches recorrieron su espalda hasta materializarse en un majestuoso par de alas. Las cuales, tras un movimiento fluido, se desplegaron tras sus hombros.

—¡Kirito-kun! —exclamé impresionada sin dejar de verlo. ¿Acaso había algo que ese hombre no pudiera hacer?

—¿Qué? —sonrió de lado, como quien guarda un secreto y se elevó todavía más, ocasionando que soltara una exclamación de genuino terror. La altura que nos separaba de tierra era considerable —Me alegra saber que aun puedo sorprender a la subcomndante.

—Baka...

Empero, él rió malicioso, sus brazos me apretujaron contra su pecho y aunque la situación no era la mejor, me sentí absurdamente feliz de estar así con él. Con mis brazos rodeando su cuello, recordando lo bien que encajaban nuestros cuerpos juntos. Hice un esfuerzo para no llorar.

Mi último recuerdo feliz que tenía con él fue su invitación a ir a América. ¿Recuerdas eso Kirito-kun?. Luego de ese tiempo que a mi percepción fue eterno, volvía a tenerlo conmigo… ¡Si supieras lo mucho que te echado de menos!. Quisiera que este momento fugaz durara por siempre… Pero él solía priorizar la protección de las personas que amaba, aun por encima de la suya. Y teníamos que ayudar a Alice, era la pieza más importante del proyecto Alicization y no podía caer en malas manos.

Su perfil se adivinaba concentrado y resuelto desde el ángulo en el que lo estaba viendo, seguramente pensaba en todo lo ocurrido tras la guerra; las pérdidas que habíamos sufrido y las victorias, que aunque pequeñas, eran significativas. A veces desearía que fuera un poco más egoísta con sus emociones, sobre todo porque cierta parte de ellas me incluyen. Y sé que en ocasiones cree que soy fuerte, pero cuando se trata de él, soy capaz de cometer muchos errores.

No sé en que momento habré soltado un suspiro, o algo por el estilo, pues al segundo siguiente sus ojos de acero estaban clavados en los míos con absoluta atención.

—¿Qué ocurre Asuna?

La pena invadió mis mejillas. ¡Nunca me había tomado por sorpresa! Normalmente era yo quien lo sorprendía con la guardia baja. ¿Quién eres? ¿Qué has hecho con mi Kirito-kun?

—Te ves diferente — dije y no me refería a la intensidad de sus ojos azul petroleo.

—Llevo dos años aquí, ¿sabes? —volvió a sonreír de modo misterioso y mantuvo la vista en las profundidades del cielo carmesí que parecía eterno.

Alzó los hombros y se elevó un poco más, en respuesta me apegué a su cuello y sentí sus manos tocándome desvergonzadamente; so pretexto de que me sintiera cómoda durante aquella travesía.

—¡Oye! —le reclamé sorprendida, de que a pesar de la situación en la que estábamos, tuviera ánimos de jugar así.

—No recuerdo que tu trasero fuera tan pequeño, Asuna…

—¿Pero qué cosas dices? —no pensé que pudiera gritar llena de bochorno en un momento así, pero lo hice —¡Pervertido!

Kirito-kun parecía muy divertido con mi arrebato de pena, rió alegremente.

—Creo entender que pasa —explicó pasando por alto mi bochorno —Soy mayor que usted, subcomandante —me miró de reojo, esbozando esa mueca arrogante —Eso significa que mi mano es mas grande.

No sé porque esa declaración hizo que las mejillas me ardieran como si me hubieran acercado un cerillo e hiciera combustión conmigo, lo golpeé en el pecho con toda la vergüenza que sentía —¡Pervertido!

Se rió de mi infantil afán, no obstante, se quedó inmóvil y en silencio por varios segundos. Sus alas se encogieron tras su espalda y todo aquello que lo había hecho volar se agotó de repente, como si alguien hubiera apagado la luz. Mi peso hizo lo suyo y al segundo siguiente me encontraba cayendo en caída libre, atravesando el cielo. De alguna manera inexplicable contuve los gritos en el fondo de mi garganta, aunque la sensación de vértigo convirtió mi estómago en una lavadora.

Vi a Kirito-kun volar hacia mí como un hermoso ángel de alas negras y con expresión asustada me atrapó, llevándome a su pecho casi con vehemencia. Su pulso latía, temeroso. ¿Se había asustado tanto? Yo no estaba molesta con él.

—Jamás haría algo para lastimarte, lo sabes ¿no?

Su voz me hizo cosquillas contra el oído. Asentí, sin comprender a qué venía eso. No hablaba de haberme dejado caer, sino de algo más profundo.

Otra vez sentía la calidez de su pecho, la firmeza de sus brazos y de sus pectorales, y entonces entendí un poco su broma anterior. Kirito-kun había crecido, pasó dos años aquí, por ende era mayor que yo. Y en ese momento lo estaba atestiguando; me intrigaba la misteriosa alquimia de la naturaleza, que podía convertir el cuerpo anguloso de un adolescente en la poética forma de un joven de veinte años.

Lo abracé, sintiéndome pequeña. La manzana de Adán de su garganta se movió de arriba abajo cuando mis labios rozaron el lado izquierdo de su cuello.

—Lo sé, Kirito-kun.

—Me refiero a esa charla que tuviste con Liena, Ronye y Alice… ¡Nunca pasó nada con ellas! ¡Te lo juro! —exclamó atropelladamente.

Me reí encontrando sus grandes ojos azules —Fue un pequeño intercambio de información valiosa…

—¡No pasó nada! ¡Lo juro por la mismísima diosa Stacia! —me miró —¡O sea por ti!

Y ya no pude evitar la risa, lo sujeté de las mejillas, acercando su rostro —A pesar de todo sigues siendo un niño. Pensé que este tiempo te había mudado de alguna forma, pero… —rocé su mentón con mis dedos — Eres mi Kirito-kun de siempre.

—Soy el mismo, Asuna. Pero no negaré que estos dos años han sido eternos sin ti… No hubo un día en el que me preguntara que estabas haciendo, si estabas bien… Ni uno solo…

Las ganas de besarle volvieron con mayor intensidad; me había refrenado durante su enfrentamiento con PoH, pero ahora que solo estábamos nosotros, sentí que era una necesidad acuciante; una sed que solo podría saciar una vez probara sus labios.

—Sé que estamos en medio de una guerra, pero por un momento, solo por un momento, quiero quedarme así… entre tus brazos… sintiendo tu calor… Abrazando a Kirito-kun, mi Kirito-kun…

Él me ganó de mano, alzó mi barbilla con su mano derecha e impulsó mi cabeza hacia la suya. Sus labios se abrieron y apresaron los míos en una caricia burbujeante. La adrenalina nació en mi estómago, cuando su boca se abrió aun más y la punta de su lengua acarició ligeramente la mía, tentándome a participar.

No podía quedarme quieta cuando ansié este momento desde que lo vi despertar, me arqueé hacia él en abandono, su mano me sostuvo la nuca y la restante me acarició el trasero de modo posesivo. Ahogué una risita entre sus besos y me aparté para reclamarle, pero la pausa duró un parpadeo. Kirito-kun volvió a besarme, apresando mi labio superior entre los suyos, y urgiéndome a retribuirle con esa pasión desbordante que era tan propia de él.

Y mientras mi pulso latía como loco, fui vagamente consciente de que estábamos besándonos en medio del firmamento carmesí, mientras sus hermosas alas negras batían a nuestro alrededor manteniéndonos a flote.

Eres valiente y fuerte Kirito-kun. Mi héroe, mi propio héroe. Y por supuesto has crecido mucho desde aquella vez que nos encontramos en la primera mazmorra de Aincrad. ¿Lo recuerdas?

Has aprendido a vencer el miedo que te paraliza, tomas el dolor y le haces frente, lo echas sobre tus hombros y continuas. Dices que no puedes mantener lazos con otros, pero te he visto tender puentes de amistad, y tienes amigos en cada mundo en el que llegas.

Has cambiado para mejor. Eres la versión más real de ti mismo. No como un dios, sino como un ser humano imperfecto que encuentra la excelencia en hacerse cargo de sus yerros. Y no todos lo logran, no todos reconocen sus errores, pero tú lo haces, y eso te vuelve superior. Eso te convierte en un rey.

Mi rey Kirito-kun.

#JusticeforStacia

Bueno… seguro imaginarán porque estoy aquí. El capítulo de ayer me ha dejado con un tajo incurable en el pecho y debía volcar mi frustración de alguna forma. Estaba entre escribir o dibujar… finalmente me decidí a escribir.

Hice la escena a mi gusto, poniéndole cosas y quitando otras. Metiendo mi percepción sobre algunas frases de Asuna, también algunas ideas que me ha dado Irii-sama en cuanto a la personalidad de Kiri… y poniendo fluff… aunque creo que necesitaría más!

Ayer estaba presa de una lloradera tremenda, gracias a todos los que vinieron a levantarme el animo! A mis amigas preciosas, las amo chicas 3

Y bueno, al parecer este será un nuevo longfic donde volcaré mis frustraciones (gracias A1) así que aquí ire subiendo one shots en POV de Asuna, abarcando esta parte hasta el reinado en WOU que sé que a muchos les gusta.

Cuéntenme que les pareció el cap de ayer.

Gracias por el recibimiento a mi primer cap, no creí que alguien fuera a leerlo, sé que puede resultar algo trillado (además de leerlo en el tomo 18) pero, insisto, necesitaba quitarme la rabia de alguna forma y que mejor forma que haciendo lo que el anime nos está quitando.

Nos leemos pronto!

Sumi~