CAPITULO 1
Hermione ingreso al colegio de Hogwarts, con sus auriculares colgados sobre su cuello. Dirigio sus pasos hasta su casillero, donde fue a dejar los libros de Literatura y Matemáticas que se había llevado a su casa para hacer sus deberes, para cambiarlos por el de Química. Cerró la puerta del casillero y pegó un salto cuando una cara conocida se acercó mucho a la suya.
— Rayos Harry, ¿cuántas veces te tengo que decir sobre aparecerte así?
— Creo que con esta… —dijo mientras se llevaba una mano a la barbilla, como pensando— has llegado al millón —terminó diciendo con una sonrisa de inocencia total.
Hermione solo pudo rodar los ojos mientras una sonrisa se escapaba de ella. Una rápida inspección al lugar, pudo observar a su otro mejor amigo pelirrojo con Lavender Brown. Volvió su vista a Harry y realizó un gesto para que la siguiera hacia sus clases. Sabía que sería inútil el tener que esperar al pelirrojo, más si este se encontraba con su novia.
Llegaron al final del pasillo, hablando sobre las elecciones para la presidencia que se iba a llevar a cabo ese día. Se despidieron y cada quien tomó un rumbo diferente. Harry se dirigió al campo de juego para la práctica previa al partido que estaba próximo a llevarse a cabo y Hermione se giró para ir a su clase de Química. Un panfleto se apoderó de su vista.
— Hermione —dijo otra voz conocida.
— Luna. ¿Como estas? Serías tan amable de devolverme la vista, bajando el panfleto.
— Claro, solo si prometes votar por mí —dijo la rubia.
— Dalo por hecho.
Luna bajo el mismo y se lo extendió para que ella lo tomara.
— Eso espero. No quiero tener que usar mis poderes contigo —le dijo brindándole una sonrisa—. En fin. Nos vemos.
Hermione que no pudo despedirse de la rubia, solo la veía alejarse mientras entregaba los panfletos a todo el que se cruzara, diciendo que si no votaban por ella, tendría que usar sus "poderes".
Se acordaba que al ingresar a Hogwarts, lo primero que le dijeron era que tuviera cuidado con la rubia, ya que decían que era una "bruja2. Nadie sabía cómo había empezado el rumor, pero muchos así lo creían. Que equivocados estaban, Luna no era tan mala como ellos creían. Remomero el dia en que se hizo "amiga" de la misma.
Un día se tuvo que quedar hasta tarde en la biblioteca para terminar un trabajo, ya que en su casa no poseía los materiales necesarios para hacerlo. Al salir descubrió que ya había caído la noche. Sabía que ya nadie quedaba en el colegio, ni siquiera creía que Harry, su compañero de viaje, estuviera por ahí. Salió a la calle y emprendió su camino hacia la parada del autobús. El colegio era tan grande, que tendría que caminar bastantes cuadras para poder acercarse a la autopista, donde se encontraba la parada. Iba tan pérdida en su mente, que no escucho el auto que se acercaba y que se quedó a un par de metro lejos de ella.
Hermione se quedó de piedra, más cuando la puerta del copiloto se abrió para ella. Estaba pensando rápidamente la forma de escapar de ahí, cuando saltó al ver la cabeza de Luna Lovegood emerger por la puerta.
— ¿Piensas subir o quedarte cual cordero frente a un león? —dijo la rubia en un tono monótono.
Claramente Hermione no iba a desaprovechar la oferta que se le estaba presentando en ese momento.
Ese día surgió una buena amistad entre ellas. No pudo resistirse en preguntarle a la rubia por los rumores sobre los que corrían sobre su persona. Está simplemente dijo que todo rumor provenía de alguna verdad, y que no le molestaba sobre lo que de ella se dijera, que así lo prefería. Poco a poco hizo que Luna se uniera al pequeño grupo de amigos que tenia, aunque al principio a Ron y a Harry pusieron el grito en el cielo, más con una simple amenaza de Hermione bastó para que trataran bien a la rubia y así se hicieron sus amigos.
Llegó a su salón y se sentó en su lugar. Había poco estudiantes. Saludo a Ginny Weasley, hermana de Ron y la única hija mujer de la familia Weasley. Estaba se encontraba hablando con Neville Longbottom, primo lejano de Harry. Al rato entró Draco y se sentó a su lado, no sin antes haberse llevado los suspiros de algunas femeninas del lugar.
— Buenos días —dijo ella. Él simplemente asintió a modo de salud.
Nadie sabía cómo era que el rubio se llevaba con Hermione. Es decir, no solía molestarla por su condición social ni tampoco dejaba que nadie la molestará o se metiera con ella. Hogwarts, como todos los colegios de alto o bajo nivel, tenia reglas escritas, que pocos lograban seguir, pero existias aquellas reglas no escritas, aquellas que todos sabian que existian pero las cuales nadie dudaba en seguir. En Hogwarts, una de las tres mejores secundarias del Gran Buenos Aires, la condicion economica en la que te encontrabas, te hacia tener un status dentro de la misma.
Si provenías de una de una familia adinerada, se te consideraba un "Sangre Pura"; en cambio si uno de tus padres venia de una familia de clase media, se te consideraba un "mestizo". Ahora, para aquellos estudiantes que ingresaban mediante una beca, eran clasificados como "muggles".
Draco Malfoy era considerado como el rey de aquel lugar, alguien por quienes las féminas se volvían loca. Y aunque su pasatiempo era molestar a los niños que apenas ingresaban, sus presas favoritas a molestar eran tres jóvenes que eran la mezcla perfecta de las tres clases sociales, aquellos tres quienes desde el día uno que pisaron aquel lugar se hicieron amigos, rompiendo la regla de juntarse de acuerdo a tu status: el famoso "Trió Dorado". Este trió estaba compuesto por: Harry James Potter, hijo de un juez y una abogada, un sangre pura sin duda alguna; de Ronald William Weasley, el hijo varón más chico de una familia de comerciantes, era considerado un mestizo; y por último, de Hermione Jane Granger, hija de un dentista, quien era becada, por lo que se la consideraba una sangre sucia.
Las clases, junto con las horas, transcurrieron sin mayor problema, dando paso al sonar de la campana para que los estudiantes se dirigieran al gran comedor. Hermione se sirvió algo liviano para comer: un poco de roast beef con ensalada, jugo de naranja y un yogur como postre. Internamente agradecía que la beca incluyera el desayuno y almuerzo gratis en aquel lugar, de lo contrario estaba segura que no podría pagar el alto precio de los alimentos. En el camino se encontró a Luna, que llevaba un plato con pastel de papas, un vaso de agua y un poco de gelatina como postre, y juntas se acercaron a la mesa donde ya se encontraban Harry, Ron, Neville y Ginny comiendo. Los amigos se pusieron al día, más que nada en las elecciones que se iban a llevar a cabo ese mismo día.
Una vez terminadas las clases, los estudiantes se acercaron al gimnasio interno del colegio, que se encontraba acomodado para llevarse a cabo las votaciones. Al final del lugar, estaba el escenario improvisado, donde Dumbledore iría anunciar al ganador. Corrieron alrededor de tres horas donde los estudiantes votaron y otras 2 horas donde se llevó a cabo el conteo de votos.
Dumbledore se subió y carraspeo para que las voces del gimnasio cesen.
— Buenas Tardes queridos estudiantes. Hoy llegó el momento esperado por todos: saber quién será el nuevo presidente del consejo estudiantil. La persona cuyo cargo será el de ayudarlos cuando ustedes lo requieren, sabiendo administrar la economía, para cada una de las materias extracurriculares que se brindan. Este año hemos tenido dos postulantes: el actual presidente Draco Lucius Malfoy y su contrincante, la señorita Luna Lovegood —todos se giraron a ambos para aplaudirlos—. Debo decir que felicito a ambos pero por una gran mayoría el ganador o ganadora es… —dijo mientras abría el sobre que tenía en sus manos—. Draco Lucius Malfoy.
El salón estalló en aplausos. Draco estrecho algunas manos conocidas, manos de gente de su clase. Se subió al escenario seguido de cerca por su novia, Pansy Parkinson y uno de sus mejores amigos, Blaise Zabini. Estrecho la mano de Dumbledore y se acercó al micrófono.
— Vaya. Gracias a todos por volver a confiar en mí una vez más —un "vamos Draco" se escuchó en aquel lugar—. Gracias, gracias. Quiero felicitar a mi contrincante por la pelea y espero que esto no te desanime. No siempre se puede ganar.
Algunos estallaron en risas. Luna que lo miraba de una forma muy tranquila, simplemente sonrió antes de marcharse del lugar.
Luego del discurso, siguió una simple fiesta, donde Draco se pasó y agradeció a muchos estudiantes. Una vez terminado la ceremonia, los alumnos se marcharon a sus casas. Hermione, que pertenecía al comité de fiestas del colegio, se quedó con algunos de sus compañeros para poder limpiar la mugre que había quedado. Estaba recogiendo los vasos desechables que se encontraba cerca del puesto de bebidas, hasta que dio un brinquito cuando una mano tocó la suya, que estaba por tomar los vasos.
— Lo siento —dijo rápidamente.
— No hay de qué preocuparse, ratón de biblioteca —dijo la voz masculina.
— Hey… felicitaciones por haber vuelto a ganar.
— Gracias.
Ambos se sumergieron en un agradable silencio. Draco iba a decir algo, cuando la puerta del gimnasio se abrió de golpe. Se pudo ver a un agitado Theodore Nott, tratando de recuperar el aliento perdido.
— Ven, Draco. Creo que esto lo tienes que ver.
Draco no tuvo que preguntar. Simplemente se acercó a su amigo y ambos se marcharon por donde había llegado el pelinegro. La curiosidad pudo más que Hermione y al rato salió detrás de ellos. Al llegar al destino, se quedo asombrada por lo que vio. El pasillo que unía la salida con la entrada del colegio, estaba llena de posters de la campaña de Draco, todas dañas con pinturas. Al final del pasillo, se podía observar a una rubia apoyada tranquilamente contra una pared, con sus auriculares puestos siendo increpada por un rubio.
No se necesitaba ser un genio para saber el porqué él le estaba hablando. Draco había visto las fotos dañadas y había creído que la rubia había tenido algo que ver.
— Se que fuiste tú —le dijo algo irritado, inclinado sobre la rubia.
Luna, que aún tenía los ojos cerrados, los abrió y sonrió de costado.
— Draco, querido —dijo, mientras apoyaba una mano en su mano sobre el hombro de él—. Si quisiera lastimarte, lo hubiera hecho de otra forma.
Draco suspiró y retrocedió un poco. Rápidamente algo se le vino en la mente.
— Tiene razón —mientras se alzaba con toda su altura, ya que se encontraba un poco encorvado para estar a la altura de la rubia, que era un poco más baja que él— ¿Qué te parece ser mi invitada de honor esta noche? Voy a hacer una por haber ganado.
— Ten por hecho que ahí estaré —le dijo, mientras lo apartaba a un lado y salía del colegio.
Draco la vio marcharse, mientras sonreía con esa forma suya, al tener una presa.
La rubia iba a pagar por lo que le había hecho.
Nota de Autora: Hola a todos! Quiero agradecer a quienes me estan apoyando con la resubida de este fic. Gracias a: Caro2728, Marycielo Felton y Roany54 por los comentarios. Espero que este siguiente capitulo sea de su agrado. Espero sus proximos comentarios.
Seguramente una vez al mes suba el capitulo, mas por temas de tiempos. Los estoy leyendo. Hasta la proxima!
