¡Holi, gracias por el apoyo! Espero que les vaya gustando y nada, decir que la mayoría de los capítulos va a narrar Bardock. Eso, ¡enjoy!
Bardock
Una vez que dejamos la clínica atrás nuestro, nos agachamos en la esquina de un pasillo. Mientras recuperábamos el aliento, Gine envuelve mejor a Kakaroto en una manta, ya que estaba desnudo.
-Intenta que no haga ruido, nos vamos acercar al hangar, siempre hay gente allá -le digo, mirando por sobre el hombro, para asegurarme que no venga nadie.
La peli corta asiente. Se le ve nerviosa, se queda como mirando a la nada, mientras le sobaba la espalda a Kakaroto - ¿Gine? - sigue en trance, la preocupación en sus ojos – hey… estaremos bien -me trago mi orgullo y le brindo una sonrisa, intentando que sea tranquilizadora.
Esta parece aclararse y me sonríe -… lo sé… gracias Bardock- me vuelve a sonreír. Envuelve aún más al pequeño y luego me observa decida. Le asiento.
Nos dirigimos rápidamente al hangar, por lo menos, ya habíamos recorrido una parte del camino, ya que era a donde se dirigían con Kakaroto.
Al ir acercándonos, puedo observar cómo, efectivamente, había mucha más gente. Veo a varios Saiyajin llegando en sus cápsulas, veo como muchas cápsulas las van guardando, pero no veo que hagan inventario.
"¿Para qué hacer inventario?, si van a volar todo el planeta", pienso con humor negro.
-Mejor quédate aquí, que no llore - le vuelvo a señalar al menor. Gine asiente.
Me voy escondiendo en los rincones oscuros, pero pasar desapercibido igual me significa un esfuerzo, es difícil esconderme con mi cuerpo tan grande.
Cuando llego al cuarto hangar, lo noto más vacío, sólo hay un soldado menor de Freezer que estaba guardando una cápsula, "perfecto". Me escondo en las sombras y antes siquiera de que pueda soltar un suspiro, le doy vuelta la cabeza con mis manos, rompiéndole el cuello y matándolo en el acto.
No iba a tener compasión con nadie, menos con siervos de ese puto.
Agarro un formulario de lanzamiento, le escribo alguna mentira y cargo con la cápsula en mi hombro. Voy caminando tranquilamente en medio del hangar, noto que algunos me miran un poco extrañados, pero al notarme tan tranquilo, parecen decidir ignorarme.
Sin siquiera tener que mostrar el falso permiso a nadie, logro salir sin contratiempos del hangar, "eso fue fácil". Busco a Gine y a Kakaroto con la mirada.
- Bardock - me volteo. La morena aparece desde un rincón oscuro, llevaba al bebé bien escondido entre sus brazos.
- La tengo, ¡vamos! - corremos hacía la ventana más cercana y descendemos a un callejón - por acá, tenemos que salir hacía las llanuras - sobrevolamos rápidamente el pueblo, saliendo de la ciudad, hasta llegar a un sector rocoso y amplio.
Al descender, noto como Gine vuelve a llorar en silencio, su cola y la de Kakaroto no se han vuelto a separar- Gine - la llamo - será un par de días, lo seguiremos... esta vez podrás criarlo - me atrevo a decirle.
La morena exhala largamente, pero me asiente. Veo como le susurra algo al pequeño y comienza a alejarlo de sí. Es ese el momento en que el bebé parece entender de qué va la situación, comienza a sollozar y estirar sus manos hacía Gine.
A ella le tiembla el labio, lo besa en la frente y luego me lo pasa rápidamente, al parecer, antes de que pueda arrepentirse y se aleja un poco.
- ¡WAA!, ¡WUAA! - Kakaroto llora y se aferra a mí. Más que triste, parece enojado de que lo estemos dejando.
Lo tomo de las axilas y lo miro firmemente - estarás bien, nosotros te alcanzáremos en breve ... no te vamos a abandonar- este detiene su llanto y me observa.
Parece retarme con la mirada, como diciendo "más te vale alcanzarme, si no, no te lo voy a perdonar jamás", noto como estira su colita y en un acto instintivo, se la envuelvo con la mía propia, de algún modo sellando nuestra promesa.
Sintiendo una nueva carga en mi corazón, lo deposito dentro de la cápsula. Este se acurruca y suelta lagrimitas, pero no llora ni grita como antes.
-No te defraudaremos, nos veremos en breve - cierro la compuerta. Noto que Gine se acerca a mí y apoya una mano sobre la cápsula, apoyo mi propia mano sobre la suya, sellando una promesa entre los tres.
Programo rápidamente la cápsula y la hago funcionar. Lentamente, esta va ascendiendo, observamos como se va perdiendo en la noche y en las estrellas.
Antes de darnos cuenta, la hemos perdido de vista.
-... ¿Ba-Bardock? ...- se traba Gine, la observo - ¿cuál es el planeta que elegiste? - dirijo mi mirada al cielo nocturno.
- A un planeta llamado Tierra - frunce el ceño.
- ¿Tierra?, ¿qué tipo de nombre es ese? - me encojo de hombros.
- Hay poca tecnología, la que tienen es bastante rudimentaria y no hay gente muy fuerte ... no nos encontrarán allí, estoy seguro de eso - la morena asiente y se acerca a mí, de forma automática, la abrazo contra mí.
Nos quedamos observando el cielo estrellado por otros minutos, con los corazones pesados, hasta que me obligo a movernos - vamos, tenemos que robar una farmacia ahora-.
- Necesitamos sacarnos los rastreadores del cuerpo y para eso, tenemos que operarnos, además, necesitamos robar inhibidores también - Gine parece quedarse pensativa.
-... ¿No deberíamos haber robado otra cápsula para nosotros? - niego.
- Son individuales, necesitamos una nave y tendremos que robarla mañana ... mañana, una vez recuperados de extirparnos los rastreadores y, de hacer un pequeño bolso con ropa y comida, robamos la nave ... espero poder hacerlo mañana en la noche, pero no sé cuándo exactamente es el ataque. Espero que alcancemos - esta asiente y volvemos a sobrevolar la ciudad, en busca de nuestro próximo objetivo.
Llegamos a un almacén con distintos suministros, decidimos venir mejor a un almacén que estar intentando asaltar una farmacia, donde cualquiera podría identificarnos más tarde.
Nuevamente nos vamos ocultando en las sombras e intentamos leer las etiquetas de las cajas, con la poca iluminación que traía la luz de la luna. No era luna llena, mejor así, ser un Ōzaru no nos iba a ayudar en nada ahora.
-Bardock - me llama mi esposa, al voltear a verla, esta me señala que me acerque - aquí hay gasas estériles, alcohol y demás - rebusca en una de las cajas.
Me saco mi armadura y me quito mi polera que llevo debajo - pon lo que puedas aquí, voy a buscar los inhibidores - esta asiente.
Recorro unos cuantos metros, buscando caja tras caja, cuando ya comienzo a exasperarme, noto una que no está etiquetada.
Con un leve presentimiento la abro y al levantar una cajita frente a la luz lunar que se cuela por las ventanas, alcanzo a distinguir que es lo que había estado buscando, los inhibidores.
- Los encontré - agarro dos cajas que tenían diez pastillas cada una y regreso con Gine - hey, acá los tengo, ¿tú? – asiente, mostrándome la improvisada bolsa que había hecho con mi prenda.
-Tengo todo, algunas medicinas también para atenderte tus heridas del día y unos bisturíes - asiento satisfecho.
Nos escabullimos por donde vinimos y rebasamos a los dos guardias que estaban cabeceando del sueño.
Al llegar a nuestro hogar, apartamos todo de la mesa de nuestra pequeña cocina y preparamos todo.
- De acuerdo, tú primero - frunzo el ceño, pero Gine pone los brazos en jarra.
-Tú estás herido Bardock, te curo y te opero rápidamente. Mira, mejor no alegues y tomate esto - me alcanza una botella de nuestro licor barato.
Alzo una ceja ante su actitud, pero luego sólo bufo y hago lo que me dice. No tenía caso pelear por tonterías.
Mientras doy unos buenos tragos a la botella, Gine prepara todo y me va curando mis brazos, rostro, bíceps, torso y más.
Ahora que estoy sentado y quieto, me doy cuenta de las numerosas heridas que tenía, me estaba comenzando a sentir muy debilitado.
- Estás son heridas que se curan en unas cuantas semanas. Si no vas al tanque regenerativo, esto es lo máximo que puedo hacer, te aliviará por unas horas - me comenta Gine, mientras me pone gasas en las heridas luego de limpiarlas.
- Es suficiente - le digo cortante, luego recapacito y la observo -... gracias…- esta suspira, pero me sonríe.
- A ver, extiende la pierna derecha - hago lo que me dice. Ella palpa mi muslo hasta que se detiene - creo que es esto ... es el rastreador- tomo otro largo trago y le asiento.
Gine se muerde el labio, pero pone hartas toallas debajo de mi pierna y toma un bisturí – espera - la freno, vuelvo a tomar de la botella y cuando me la acabo, le asiento.
- Si te emborrachas, después no vas a poder operarme - me reclama la peli corta. Me río.
- Esto no es nada para mí, lo sabes ... hazlo - le indico. Exhala largamente, pero pone una mano en mi muslo y no puedo evitar saltar sorprendido, su mano estaba helada.
Gine se inclina y la visión del bisturí me perturba, intento no mirar- ¿Bardock? - exhalo fuertemente y la miro enarcando una ceja.
- ¿Qué? - le espeto harto de estar alargando esto innecesariamente.
Gine parece estar aguantándose la risa -... ¿a ti?... ¿te dan miedo las agujas y bisturíes? - bufo respectivo, pero no puedo frenar el pequeño rubor que se extiende por mi rostro.
La peli corta suelta una risa saltarina, la miro enojado - no me dan miedo ... es un cuchillo filoso, soy precavido, es distinto - esta bufa divertida.
-Si, si, lo que digas - vuelvo a bufar enojado, pero aparto la mirada, mi esposa se vuelve a reír.
Cosas que jamás iba a admitir es que, sí, odiaba las agujas, inyecciones y objetos corta punzantes como bisturíes y demás. Ejército malvado, no hay problema, ¡venga!, agujas e inyecciones ... mejor alejarse.
Cuando nos volvemos a poner serios, la morena va lentamente y con precisión, cortándome un punto de la cara de mi muslo interno.
No puedo evitar soltar un silbido adolorido - ¡lo siento! - se disculpa al instante Gine.
-... Tranquila, sigue - intento aguantar el dolor punzante y dejo que siga realizando el corte. No me hacía ninguna gracia la idea de que me cortara algo que no debía, sólo por el hecho de haberme movido en el momento incorrecto.
- Bien, según lo que he estudiado, no debería haber cortado ninguna vena o arteria ... aunque esto son conocimientos del cuerpo animal - se vuelve a morder el labio.
- Somos animales, descuida, no siento que me hayas hecho un daño significativo - esta vuelve a exhalar, pero se inclina y antes de que pueda prepararme, esta mete unas pinzas dentro de mi carne.
Vuelvo a tensarme y soltar un silbido por el dolor-... mier-mierda...-aprieto los dientes.
- Aguanta amor, creo que ya lo tengo - sigue rebuscando en mi carne y comienzo a apretar la mesa de la cocina. Cuando escucho un crujido, sé que estoy apretando con mucha fuerza.
-... ¡Lo tengo! - extrae las pinzas y veo en estas, un pequeño chip esférico que pitaba con luces.
Noto como el sudor baja por mi rostro, ya no pudiendo resistir mucho más, me dejo caer hacía atrás sobre la mesa.
- ¡Bardock! - Gine me palpa el rostro, intento espabilar.
-... Estoy bien ... supongo que se me bajó un poco la adrenalina que me mantenía en pie - exhala visiblemente aliviada. Se acerca y me da un beso en la mejilla.
- No me asustes así bruto - con esfuerzo levanto un brazo y le acaricio la mejilla.
- Estoy bien, lo prometo …- miro el rastreador- no lo destruyas, tenemos que hacerles creer que seguimos aquí - asiente y lo deja en un plato sobre el mueble.
Aprieto los ojos cuando Gine comienza a cocer el corte. Una vez hecho, esta me rocía alcohol, lo que casi me hace desmayarme y me venda el muslo.
-... Listo…- se deja caer sobre una silla. Exhalo largamente, dejando ir mi tensión e intento levantarme.
- ¿¡Qué haces!?, ¡debes descansar! - me obliga a recostarme. Intento mirarla.
- No tenemos tiempo para esto ... ¡de-debemos apurarnos! …- respiro con dificultad - hay que escapar y alcanzar a ... a Kakaroto - Gine vuelve a recostarme.
- En las condiciones en que estás, no vas a poder operarme, ni escapar, ni mucho menos pelear, descansa ... hay que confiar en que tendremos tiempo mañana ... descansa - me acaricia mis cabellos.
Exhalo, molesto por mi propia debilidad, pero no podía engañar a nadie, había alcanzado un límite. En estas condiciones no podía hacer nada, ni mucho menos poder ayudar a alguien.
Tenía que descansar. De mala gana, asiento y cierro los ojos.
Al instante mi cuerpo cae exhausto. Mientras estoy inconsciente, mi mente sigue funcionado y nuevas visiones me perturban.
Veo a muchos saiyajines comiendo, riendo, pelando amigablemente alrededor de la ciudad, cuando de repente, todo se interrumpe y todos observan al cielo.
Al mirar en su dirección, noto como una gran esfera de energía escarlata se abre paso a través del cielo azul. Es hipnotizante, muchos se quedan mirándola, esta sigue descendiendo y coloreando todo con ese destello escarlata.
Era el color de la sangre, de muerte segura. "No ...", cuando todos se dan cuenta de lo que significaba realmente ese destello, ya era muy tarde. La esfera de energía estalla contra la superficie del planeta Vegeta y pese a todos los intentos tardíos del resto de saiyajines, ya poco se puede hacer.
La energía destruye en una poderosa explosión, la corteza del planeta. La hace agrietarse e implosionar de adentro hacía afuera.
Las llamas ascienden en peligrosas columnas que destruyen todo a su paso. Las llamas se llevan todo; las personas, las casas, los animales ... los gritos ...
Todo explota en un fogonazo que erradica todo frente a mis ojos. "No, no ... ¡NOO!"
- ¡N-NOO! - me siento de golpe, respirando trémulamente.
"Verás cómo tu raza es exterminada y cómo no podrás hacer nada para salvarla", me aprieto la cabeza.
-... No ... ¡NOO! - aprieto los ojos.
-… Dock ... ¡Bardock!, ¡contéstame! - alzo la cabeza de golpe. Gine me estaba mirando angustiada.
Me masajeo las sienes. Gine no dice nada, sólo me abraza y por esta vez, permito que lo haga, me permito este momento de debilidad, de afirmarme a su regazo, de oler su aroma y de confortarme con su calidez.
-... Tenemos que escapar esta noche ... para mañana todos estarán muertos …- susurro con certeza, con el destello rojo grabado en mis retinas y los gritos retumbándome en mis oídos.
Gine me soba la espalda y asiente, me aleja un poco - come entonces, tienes que estar fuerte - me prepara una carne rápidamente, con algunos vegetales de uno de los planetas invadidos recientemente.
No conversamos mucho, sólo comemos, cada uno ensimismado en sus pensamientos.
Luego de un par de horas, donde el sol ya ha salido por completo, me siento mucho mejor y estable, tanto física como mentalmente.
-De acuerdo, ¿lista? - Gine inhala profundamente y luego me asiente, soltando el aire.
Ella muerde una toalla limpia y me señala el punto exacto en su muslo derecho, donde debo cortar.
Me obligo a usar toda mi fuerza y determinación para no desfallecerme. "¡Vamos imbécil!, eres un hombre, no pueden asustarte las agujas", voy cortando, aguantando el temblor que quiere liberarse de mi cuerpo.
Cuando lo logro, utilizo las pinzas para extraer el bendito rastreador. Gine muerde la toalla, cerrando los ojos, pero no grita ni llora.
No puedo evitar sonreír orgulloso de mi mujer, eso me anima y logro dar con el estúpido chip.
Cuando lo logro, ambos exhalamos aliviados. Desinfecto y vendo a Gine.
Volteo a ver la hora, era pasado el mediodía - duerme, haré bolsos con las cosas - esta asiente y se queda rápidamente dormida. Al parecer, no había dormido antes por estar cuidándome.
Rebusco en mi armario y saco dos de mis bolsas de viaje, solía meter una muda de ropa cuando iba de misiones. Meto todo lo que puedo, pero siendo razonable, sabía que muchas cosas que habíamos ido acumulando con los años, íbamos a tener que dejarlas atrás.
Una vez listo, despierto a Gine - ¿ya es hora? - se talla los ojos.
- Más o menos, comamos y vístete con el uniforme - me levanto y despliego un mapa - no vale la pena que vayamos otra vez al hangar - comienzo a analizar, reflexionando en voz alta - ahí sólo tienen las cápsulas individuales, tenemos que ir a ´La Pista´ - Gine eleva una ceja, mientras devora su cuenco con comida.
- Ahí llegan las naves de forma oficial ... las naves medianas, como la que me trajo de mi última misión, antes de ir al planeta Kanasssa, ¿recuerdas?, esa me dejo frente a la casa, esas pueden aterrizar en cualquier lado - me asiente.
- Las cápsulas individuales están en el hangar, son las que solemos usar Toma y los de-demás …-no puedo evitar trabarme, cuando recuerdo a mis compañeros. Gine frunce el ceño, me toma del brazo y me voltea el rostro.
-… ¿Ocurrió algo con Toma y a los demás? - me quedo mirando a la nada. Apoyo las manos en la mesa y me quedo observando el mapa, sin ver nada realmente -... Bardock…- exhalo largamente.
-... Los mataron ... a todos... los mataron a todos y yo no estuve ahí …- aprieto el puño - no estuve ahí, era su capitán ... y no estuve con ellos en su final ... les fallé …-soy consciente de como Gine me envuelve la cintura con sus brazos y me aprieta en un abrazo.
-... Cuanto lo siento ... lo siento mucho…- aprieto los dientes, pero le devuelvo el apretón a la peli corta.
-... No quiero que sus muertes sean en vano ... -me atrevo a compartirle. Gine se separa de mí y me apoya su mano en mi mejilla.
- No lo serán ... sobreviviremos - asiento.
Nos ponemos la armadura, nos cargamos con los bolsos al hombro y sobrevolamos la ciudad con la luz del atardecer bañándonos.
Cuando llegamos, nos acercamos a donde tienen los implementos de las naves - hay que ser rápidos. Cuando llegue una nave, noqueamos a quien la conduzca y, revisamos si tiene combustible y batería - mi esposa asiente - apenas el sol se ponga - vuelve a asentir.
Nos quedamos al acecho y aunque hay hartas naves, ninguna se acerca a nuestra posición.
Chasqueo la lengua, nos habíamos posicionado lo más lejos de todo, en la parte más externa de ´La Pista´, pero estaba viendo que nos íbamos a tener que arriesgar.
- ¡Bien!, ¡es la última por hoy! -escucho a mi derecha. Unos metros más allá, noto como una nave está comenzando a apagar sus motores.
- ¡Diablos!, ¡cúbreme! - le grito a Gine y corro hacía la nave, antes de pensarlo mucho más. Soy consciente de que algunos saiyajines se quedan confusos mirando, pero no me freno.
Noqueo a los dos siervos de Freezer que estaban vigilando el aterrizaje, pero antes de notarlo, la compuerta de la nave se abre y siento un escalofrío en mi espalda, cuando en vez de dispararme, el secuaz cae de cara contra el suelo.
Parpadeando confuso, miro hacía todos lados y noto a Gine un poco más atrás mío, con los brazos levantados y respirando un poco agitada.
Me doy cuenta, que la peli corta había disparado una bola de energía contra el secuaz, salvándome el pellejo justo a tiempo.
-... Qué bueno que te enseñé a defenderte - le sonrío de lado. Nos apresuramos a recargar la nave de combustible y activarla.
- Nave número #230, no tiene permitido el despegue. Identifíquese y apague los motores - se comienza a escuchar por los altoparlantes.
Como única respuesta, nos abrochamos los arneses y comienzo a accionar todos los botones y a probar los mandos.
- ¿Puedes hacerla funcionar? - asiento, concentrándome en ejecutar todo de manera correcta – ehh … Bardock- la morena me señala por fuera del vidrio.
Al echar un vistazo, noto como todo se está volviendo un pequeño caos - ¡maldición! - exclamo entre dientes. No era lo que tenía en mente, para nada.
- ¡Detengan esa nave!, ¡no está autorizada! - comienzan a gritar desde la torre de control. Eso hace reaccionar un poco a los funcionarios de ´La Pista´ y a los saiyajines.
- ¡Listo!, ¡larguémonos! - hago recuerdo de todas las clases de vuelo y comienzo a hacer levitar la nave.
- ¡Pe-pero Bardock!, ¿no que ya nos reconocieron? - niego con la cabeza, viendo como el suelo se va haciendo más pequeño a medida que nos elevamos.
- No se puede ver desde el exterior el interior de la nave y no llevamos los rastreadores, no saben quiénes somos …- aprieto los controles y dirijo la nave para salir de la atmósfera. La nave se mueve bastante, pero me fuerzo a hacerla cooperar- busca los inhibidores ... así pasaremos inadvertidos - esta se levanta y busca en las bolsas.
- ¡Pe-pero!, ¿no nos seguirán en las naves? - una corriente de aire hace temblar la nave.
- Los tomamos muy de sorpresa ... no nos alcanzarán ... ¿tienes los inhibidores? - ella me pasa una pastilla, me la trago rápidamente.
- Dice la caja que hacen efecto en diez minutos - 'tsk' no puedo evitar soltar.
- ¡Mierda! ... nos va a dar el tiempo justo ... cuando salgamos de la atmósfera, activaré el sistema de paneles reflectantes de la nave. No nos verán y no podrán detectarnos, porque no tenemos los rastreadores y los inhibidores ocultarán nuestras unidades de poder- le digo, atravesando las nubes. Gine asiente, volviendo a su asiento.
Activo el radar y este detecta dos naves, pero bastante más atrás de nosotros. "Vamos ... vamos ..."
Cuando por fin salimos a la atmósfera, activo los paneles y rezo porque los inhibidores hagan su trabajo.
Mientras avanzamos, veo la nave de Freezer. "Esta es la prueba de fuego", pero mientras pasamos por debajo, no saltan las alarmas, no veo salir una horda de naves tras nosotros.
Cuando vamos dejando el planeta Vegeta y la nave de Freezer atrás, dejo escapar el aire que estaba conteniendo.
-… Mira por última vez el planeta, Gine ... no lo volveremos a ver- comento con voz un poco muerta.
No mencionamos nada, pero ambos dejamos escapar nuestro nerviosismo y al mismo tiempo, nuestra gran pena por cómo se estaban dando los acontecimientos.
"Lo siento ... los vengaremos ... algún día", cierro los ojos y luego manejo la nave en dirección a nuestro nuevo hogar, el planeta Tierra.
