Yuki estaba parado en un rincón mientras veía como todos los amigos de Shuichi estaban reunidos en la sala de espera. Algunos iban y venían, trayendo café para los demás, otros salían un rato a tomar aire, y los demás permanecían sentados sin poder creer lo que había sucedido. La familia del cantante se encontraba viviendo en el extranjero y hasta ese momento, nadie había tenido el valor de contactarse con ellos para decirles la terrible noticia. Shuichi había sido arroyado por un adolescente ebrio, lo había empujado con tanta fuerza con el auto, que su cabeza había impactado directamente contra el suelo, dejándolo inconsciente. Yuki había sido testigo de toda aquella escena, las imágenes estaban repitiéndose una y otra vez en su memoria, por ello se encontraba tan ausente. No podía creer lo que había sucedido, si tan solo lo hubiera obligado a regresar apenas lo vio, si tan solo hubiera evitado que saliera del departamento, si tan solo… si tan solo, hubiese dejado la frialdad y el cansancio de lado y le hubiera dado un abrazo de bienvenida. Sabía que Shuichi habría sido feliz con ese detalle, un solo abrazo, un beso, unas palabras que le dieran a entender cuánto lo había extrañado esas dos semanas, por eso, Yuki se había refugiado en sus escritos, porque no soportaba el silencio que había cuando el cantante no estaba rondando por los alrededores, a pesar que le dijera muchas veces que solo lo molestaba o estresaba. Y ahora, le era imposible aceptar el hecho que Shuichi estuviera debatiéndose entre la vida o la muerte. Yuki tuvo que tomarse algunos calmantes después de llamar a una ambulancia, todo lo demás, había pasado como una película bizarra, había sido tan rápido que de repente, se había encontrado en el hospital con todos los amigos de Shuichi, que habían ido inmediatamente al hospital apenas Yuki les informó de la noticia, ni siquiera sabía cómo los había contactado, robóticamente, había marcado los números desde el celular del joven.

En la sala se encontraban Hiro, Ayaka, Suguro, Mika, Tohma y Mister K, a quienes no les había importado la hora y habían ido lo más pronto posible al hospital. En el caso de Tohma y Mika, estaban ahí para apoyar más a Yuki, pero, él no había dicho absolutamente nada, permanecía en aquel rincón, en shock, extrañamente tranquilo a causa de los calmantes que había tomado. El doctor no había aparecido hasta ese momento, y todos estaban nerviosos o ansiosos por tener noticias sobre el joven. En esos instantes, llegó Ryuichi Sakuma, y fue ahí cuando Yuki reaccionó y avanzó con paso amenazante ante él, sabía muy bien que él estaba enamorado de Shuichi hace mucho tiempo, y nunca se le hubiera ocurrido llamarlo, pero, sabía que alguno de los presentes había tenido que avisarle. Yuki estaba a punto de botarlo a patadas, pero, el doctor apareció y todos se pusieron de pie ante su llegada.

- ¿Cómo esta Shuichi, doctor? - pregunto Ryuichi sin importarle la expresión molesta de Yuki.

- El paciente Shindou ha sufrido una fuerte conmoción cerebral, el golpe afectó mucho la parte trasera del cráneo, pero, él está fuera de peligro milagrosamente, solo debemos esperar que despierte para completar los estudios y terminar de revisarlo. El joven Shindou ha tenido mucha suerte, pero, deberán tener paciencia hasta que despierte. - dijo el doctor mientras revisaba unas hojas que llevaba.

- ¿Cuándo despierte estará bien?, ¿podré llevármelo? - dijo Yuki, hablando por primera vez.

- No, cuando despierte debemos hacerle otras pruebas, no le daremos el alta hasta asegurarnos que todo esté bien, además, el paciente Shindou tiene moretones en brazos y piernas, si bien está fuera de peligro, está muy delicado en estos momentos.

- ¡Qué pregunta más idiota haces! - dijo Ryuichi de repente - Es obvio que el pobre de Shuichi tendrá que estar en el hospital un tiempo.

- Nadie pidió tu opinión, ni siquiera deberías estar aquí - respondió Yuki con voz tranquila pero sin cambiar de expresión.

- ¡Es por tu culpa que él está en ese estado! ¡Quiero escuchar que lo niegues frente a todos!, ¿¡Por qué no dices nada!? ¡De seguro otra vez lo ofendiste e insultaste y por eso él estaba en la calle! ¡Para huir de ti!

- Ryuichi, tranquilízate… fue un accidente y el culpable ya está con la policía - dijo Tohma, levantándose para tratar de tranquilizar a Ryuichi y evitar una pelea en plena recepción del hospital. Yuki lucía muy afectado, pero, ante lo dicho por el cantante no había comentado nada. Tohma deseaba consolar a Yuki, pero, se lo encargó a Mika, porque él era el único que podía con el carácter de Ryuichi.

- Hermano, siéntate por favor - dijo Mika sujetándolo del brazo y llevándolo a los asientos. - nos quedaremos contigo toda la noche si es necesario.

- Ese idiota… no quiero que esté aquí - dijo Yuki con voz baja, sin dejar de mirarlo con fastidio a la distancia.

- Él es amigo de Shuichi, además estamos en un hospital, no puedes botarlo de aquí. Mmm, ¿lo has hecho no?, ¿has vuelto a tomar calmantes? Estás demasiado tranquilo para la situación.

- Eso no te importa…

Mika lo miró fijamente, pero, no le volvió a decir nada, sabía muy bien el trauma que Yuki había sufrido de niño, y había sido gracias a Shuichi que se había abierto un poco a los demás y había cambiado su trato con otras personas. Mika quería reconfortar a su hermano, pero, sabía que ninguna palabra ayudaría en esos momentos. Solo se sentó a su lado, en silencio, mientras veía como Tohma se llevaba al lado opuesto de la sala a Ryuichi, que parecía haberse calmado también.

Parecía que el tiempo se hubiese congelado, las horas pasaban lentamente y después de un tiempo, se vio a Suguro durmiendo en el sofá y a Sayaka luchando por no cerrar los ojos mientras se apoyaba en el hombro de Hiro. Eran las cuatro de la mañana y Yuki estaba apoyado contra el codo sobre el sofá, tomando su tercera taza de café al no poder fumar. De rato en rato veía a Ryuichi a lo lejos, quién estaba hablando con Mr. K, tan despierto como si no hubieran pasado tantas horas, esto lo atribuía a que por sus giras estaba acostumbrado a amanecerse cuando quisiera. Yuki cerró los ojos solo por unos minutos, minutos que le parecieron horas, y al abrirlos vio que el doctor se acercaba a ellos. Inmediatamente, el rubio se puso de pie y se acercó al hombre, que lucía más cansado que todos ellos juntos.

- El paciente Shindou está despierto, reaccionó hace quince minutos y al parecer se encuentra estable por el momento. Le estamos haciendo algunas pruebas, pero, pueden pasar de dos en dos a verlo. Solo les pido que estén tranquilos, el joven necesita todo el descanso del mundo y si los ve asustados o alguno se pone a llorar, le puede hacer daño. ¿Quiénes serán los primeros?

- Iremos Eiri y yo - dijo Tohma inmediatamente - los demás pueden ir viendo con quien van a entrar si desean verlo.

Yuki avanzó con paso decidido delante de Tohma, se dirigió rápidamente hasta la habitación donde estaba Shuichi y cuando abrió la puerta, sintió como su corazón se estrujaba del dolor. Shuichi tenía vendados brazos y piernas, estaba cubierto apenas con una delgada sábana y llevaba gruesas vendas en la cabeza. Pese a todo, el joven estaba despierto y se quedó mirándolos cuando entraron al cuarto. Lo primero que pensó Yuki, fue que Shuichi seguiría enfadado con él, pero, no le importó, el rubio se acercó y lo abrazó con suavidad, dando gracias mentales porque Shuichi hubiera reaccionado. Tohma se sentó sobre una silla al lado de la cama del joven, pero, notó algo extraño en la expresión del cantante, algo diferente, Shuichi no tenía fuerzas para nada, pero, mientras Yuki lo abrazaba, volteó el rostro lentamente hacia Tohma y le hizo una pregunta que dejó a ambos hombres en shock.

- ¿Quién es él? ¿Quiénes son ustedes?

Yuki lo soltó en esos momentos, creyendo que había escuchado mal, pero la mirada asustada de Shuichi le decía todo. Al principio creyó que se trataba de una especie de venganza por haberlo tratado tan mal, pero, el escritor conocía muy bien a su amante, sabía que Shuichi jamás jugaría con un tema tan delicado como el accidente.

- ¿Quiénes son ustedes? - volvió a preguntar el joven.

- Shindou-san, ¿no recuerdas a Eiri?, ¿o a mí?

- Por eso estoy preguntando ¿no?

- Shuichi… soy yo, Yuki… ¿cómo es que no puedes recordarme? Vamos, has un esfuerzo, es imposible que me hayas olvidado, por favor…

- No, no sé quién eres. No te acerques y no me vuelvas a tocar – dijo Shuichi empezando a ponerse nervioso y tratando de levantarse de la cama. - ¿¡Qué me sucede!?, ¿¡dónde estoy!? ¿¡Qué son todas estas vendas!?

- ¡Por favor Shuichi!, ¡tienes que recordarme! – dijo Yuki haciendo que el joven solo se agitara más. La enfermera llegó al escuchar los quejidos de Shuichi y pidió que se retiraran para poder revisarlo, Yuki pudo ver cómo le administraba un calmante por medio de una inyección y el joven poco a poco empezó a relajar su respiración.

Tohma hizo que Yuki saliera de la habitación, pero, él se negó a abandonar el pasillo y alejarse de aquella puerta. Frustrado golpeó la pared y el doctor tuvo que intervenir para calmarlo. El hombre les explicó que Shuichi había perdido la memoria por el accidente tan fuerte que había tenido, una perdida que podría durar horas, días o años. Luego de eso, prohibió que más visitas entraran a la habitación hasta que hubiese hablado con Shuichi y explicado su situación, dándole a entender que había muchas personas que habían ido a verlo y estaban preocupados por él, que no tenía nada que temer. Shuichi lo miraba en silencio, el calmante había hecho efecto y podía escuchar claramente todo lo que el doctor decía, comprendiendo su situación pero sin evitar que sus ojos se humedecieran. El doctor le explicó por lo que había pasado, y que en esas circunstancias era normal que hubiese perdido la memoria, pero, que no debía preocuparse porque en la sala de espera habían varias personas que estaban pendientes de él. A pesar de todo, Shuichi le rogó al doctor no dejar entrar a nadie más, la visita de Yuki lo había puesto muy nervioso, aunque él no tuviera la culpa por no saber nada de su condición, pero, había algo en los ojos de aquel hombre que hacía que sintiera cierto rechazo a su presencia.

El doctor no dudó en cumplir con los deseos de su paciente, y salió hacia la sala de espera para comunicarles la noticia a todos. Pero, no se dio cuenta que alguien se había escabullido hasta la habitación, aprovechando que tanto el doctor como la enfermera se encontraban con los demás. Shuichi sintió como alguien abría la puerta lentamente, por el calmante permaneció tranquilo, pero se preguntó quién sería aquel hombre de cabellos castaños y mirada curiosa que acababa de entrar. Ryuichi Sakuma había escuchado toda la conversación del pasillo, mientras Yuki y Tohma hablaban con el doctor, y aprovechando la situación, ahora se encontraba con el cantante, mostrándole una sonrisa amable para que no se asustara.

- Hola, ¿puedo acercarme? - preguntó Ryuichi manteniendo aquella sonrisa amistosa.

- ¿Eres uno de los que me vinieron a ver? Le dije al doctor que no deseaba que nadie entrara - dijo Shuichi débilmente.

- Sí, soy tu amigo, pero, no tengas miedo, yo no voy a abrumarte ni presionarte como el idiota de Eiri…

- ¿Eiri?

- El hombre que entró hace un momento, se llama Yuki Eiri, sé que tiene un humor horrible pero estaba muy preocupado por ti.

- Se enfadó porque no pude recordar quién es…

- No te preocupes, él siempre es así. Ya te iremos contando todo, poco a poco, pero, me alegro muchísimo de que hayas reaccionado…

Ryuichi fue acercándose lentamente y logró sentarse en la silla que estaba al lado de la cama del joven. Shuichi parecía tranquilo, al menos la presencia de aquel hombre no lo intimidaba como la del tal Eiri. Ryuichi se mostró muy amable, comprensivo, sus palabras eran suaves, casi hipnotizantes, y al final, antes de que el doctor volviese y lo encontrase ahí, logró acariciar la mano de Shuichi y decirle que todo estaría bien, que podía contar con él para lo que quisiera. Shuichi le mostró una tímida sonrisa antes que el hombre saliera de la habitación. Ryuichi le había causado una muy buena impresión y lo había tranquilizado bastante, tanto, que pudo dormir mejor.

Continuará…