Cuando Lincoln aceptó acompañar a su madre a recoger a Lola de la clínica dental a cambio de comprarle algo, pensó que no habría ningún inconveniente.
Una visita al dentista podía ser de lo más normal del mundo, Lola había asistido muchas veces antes, pero ninguna como esta.
Debido al tratamiento que le tuvieron que realizar, le administraron una cantidad considerable de anestesia, y dicho tiene que ser, el efecto seguía aún muy presente en ella.
Rita bajó del auto y entró a la clínica, mientras que Lincoln se quedó esperándolas. No pasó mucho tiempo cuando pudo notar como su madre salía con su hermana menor en brazos, por lo que ayudó abriendo la puerta del auto para que ella pudiera dejarla en el asiento.
Pasaron un par de segundos, y mientras Lincoln miraba por la ventanilla sintió que alguien lo observaba, por lo que giró para ver a su hermanita, la cual tenía su miraba clavada en él. Se le notaba un tanto desconcertada, adormilada, y a pesar de que ahora tenía toda su atención ella no desviaba la vista. Eso lo incomodó un poco, sin embargo, vio como abría su pequeña boca, en señal de que estaba a punto de decir algo.
-Woah, tus dientessss… ¿Eres una clase de hombre conejo? -Dijo arrastrando las palabras, ni si quiera podía hablar bien.
Se escuchó una pequeña risa por parte de Rita, el comentario le pareció de lo más tierno.
-Pues una vez tuve un sueño donde lo era, pero estoy seguro que no te refieres a eso.
-Y tu cabello… tan blanco como la nieve ¿Qué le pasó?
-Pues… papás dicen que es de nacimiento
-Y tu cara…
-¿Eh? ¿Qué más tiene mi cara?
-Eres muuuuy guapo.
Lincoln solo rio algo apenado
Sin darse cuenta, Lola se acercó gateando hacia él, hasta quedar cara a cara
-Eres el chico más guapo que he visto en mi vida.
Tal comentario, aunado a la gran cercanía que había entre ambos, le provocó un leve sonrojo, sabía que Lola no estaba en sus 5 sentidos, y que tal vez tampoco lo recordaba, por lo que lo hizo sentirse halagado ante dicha revelación.
-¿Quién eres? ¿Cuál es tu nombre? -Dijo ella acercándose cada vez más
-Bueno, me llamo Lincoln y soy tu hermano. -Un claro nerviosismo se presentó en su voz
-¿Mi hermano? ¿Desde cuándo?
-Ammmm… Pues creo que desde que naciste
Sus rostros estaban a solo centímetros, incluso podía notar la respiración de Lola chocar con su cara
-Te amo taaaanto, ¡casémonos!
Para su suerte, finalmente habían llegado a casa. Rita abrió la puerta y tomó a la princesa en brazos.
-Vamos Lola, debes reposar y dejar que el efecto de la anestesia se vaya
-Pero mamá, quiero quedarme con mí príncipe
-Luego tendrás tiempo de sobra
Así pues, ambas entraron en el hogar, Lincoln, por su parte, permaneció unos segundos más en el mismo lugar en que se encontraba. Un destello de luz a su lado izquierdo llamó su atención. Era la tiara de Lola. La sujetó con sus manos, recordando lo que dijo su pequeña hermana antes de ser arrastrada a la fuerza por su madre.
"Casémonos" Algo tan inocente, pero que lo conmovió mucho más de lo que le hubiera gustado.
¿Realmente su hermanita pensaba que era guapo? Quizá no debería darle muchas vueltas al asunto en ese momento, sin embargo, no podía negar que un par de dudas nacieron en su cabeza, ya que… él también pensaba que ella era hermosa…
¡Hola a todos! Espero les haya gustado este pequeño drabble, nada mal para una idea que surgió en mi cabeza hace 20 minutos ¿Eh?
La siguiente historia es la que me hizo comenzar con esto, así que espero la disfruten tanto como yo.
No olviden comentar que les ha parecido.
Sin nada más que decir, un saludo y… Adiós.
