Harry Potter, pertenece a J.K. Rowling.
Este Fic, está creado (una vez más), con base en el reto de FxRobalino, del capítulo 7 de "Harry Potter y El Retorno del Rey"
Harry debe ser mujer.
Harry mujer, debe gustar de las mujeres.
Harry mujer, debe tener un harem de mínimo siete mujeres, la única obligada es Hermione.
Harry mujer, debe ser alguna criatura mágica como las Veelas (a elección del autor)
La historia debe comenzar en tercero, cuarto o entre esos dos años.
Harry mujer, debe tener una relación incestuosa (relación con su madre o hermana)
Harem: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Susan Bones, Padma Patil, y Lily "Evans".
(N/A Diego y Laura: Por encima de todo, este Fic es otra versión de "Harriet Potter y La Espada Maldita")
Princesa de Sangre Escarlata.
02: El vestido blanco y los pueblos grises.
Lilian, vio cómo su pueblo sufría a manos de los Asygardianos, vio cómo eran esclavizados y obligados a cambiar sus costumbres, como eran obligados a derrumbar sus edificios y a reconstruir las ciudades, con la arquitectura de sus oponentes, como eran obligados a dejar a sus dioses, y a adorar a los dioses de sus invasores.
Ella dejó de ser una princesa y se volvió esclava.
Ella dejó de ser adorada, y comenzó a adorar.
Ella dejó de ser servida, y comenzó a servir.
Pero la llama de la revolución, siempre estuvo en el corazón de Lilian Every.
Ella era una Ursaliana, era una usuaria de la magia, después de todo.
Pero su constante temor a ser obligada a vestir, con el vestido blanco, le hacía temer aprender de la magia.
El vestido blanco, le hacía temer visitar los llamados "pueblos grises".
Cada vez, que alguna revuelta Ursaliana se alzaba, y si alguno era capturado, entonces Lilian Every, era sacada de su habitación, y obligada a colocarse un vestido blanco, sus brazos eran atados a grilletes de largas cadenas, sostenidas por altas columnas, y su espalda era víctima de latigazos y pedradas afiladas, que desgarraban el vestido y lo teñían de su sangre.
Era una Ursaliana, la magia vivía en ella, en sus venas, era una amenaza para los Asygardianos.
Pero al mismo tiempo, era la más valiosa de entre los muchos esclavos Ursalianos, pues tenía sangre real.
Y al mismo tiempo, nunca antes los Asygardianos, se habían topado con usuarios de la magia. Habían invadido muchos más reinos en el pasado, reinos como Ilagsis, Gerif, Mifdory y Aghio, todos habían tenido recursos en abundancia, y fueron sometidos en pocos meses, habitados por varias décadas, o en algunos casos, por varios siglos, y después fueron devastados, sobreexplotados y abandonados, mientras que los Asygardianos, huían a otros territorios, para mantener su estilo de vida.
Un estilo de exuberancias en riquezas que, en realidad, a ningún lugar les llevaban, ni tampoco sus dioses los escuchaban, a causa de esto: Les importaba más lo material, que lo espiritual.
Pero era todo lo contrario para los Ursalianos, quienes si bien en la actualidad, podían no ser muchos, sus fuerzas rebeldes, causaban un gran caos, descontrol y un permanente estado de alerta y temor, en el rey Fleamont.
Fleamont, se había deshecho de su esposa: La reina Euphemia, y las malas lenguas (o quizás, fueran las lenguas de la verdad), decían que Fleamont quería a Lilian Every, como su esposa.
Lilian tenía muchas prohibiciones: No podía visitar las ciudadelas grises.
No podía visitar el cementerio, donde estaba enterrada su madre.
No podía hablar con los Ursalianos. (Ni con los habitantes de las ciudadelas, ni con los sirvientes en el castillo)
No era menos que una esclava, vestida de princesa, para la diversión de Fleamont Pontmercy y los cortesanos.
Pero no era una buena idea, el encerrar permanentemente a un tiburón tigre.
Y la leyenda contaba, que los Every, eran descendientes de la diosa Sadhi, señora de los mares, y los tiburones tigres, habían sido sus creaciones personales, eran los guardianes de los mares, y los guerreros más feroces.
Mientras que fingía ser únicamente, una princesita sin ningún problema o preocupación en la vida.
Iba planificando lo que haría.
Planificaba la revolución, el caos y el anarquismo.
La liberación de su pueblo.
La expulsión de los invasores.
Ella fue criada como una princesa, solo para luego ser traída a la realidad, mediante las numerosas torturas, planeadas por Fleamont.
Y dicha crianza como princesa, tuvo una parte muy importante: Botánica, pociones y alquimia.
Existían algunas hojas de ciertos árboles y algunas rosas, las cuales eran venenos paralizantes.
Ella podría muy fácilmente fingir, servirles un trago a algunos de los generales más importantes, de Asygardia.
Un trago que contendría un veneno.
El veneno de la flor Egulya, tardaría varias horas en hacer efecto.
Pero sabía que no podía hacerlo sola, y, además: Necesitaba tener personas con ella.
Personas...
Necesitaba descubrir, donde estaban ocultos los rebeldes.
Necesitaba comunicarse con ellos.
Ellos necesitaban saber, como era su vida. Que esta no era mejor, que la de ellos. Que ella estaba dispuesta, a dar el primer paso, ¿pero ¿cómo?
Alguien llamó a la puerta, ella se levantó temblorosa y abrió la puerta, encontrándose con un sirviente Ursaliano, un joven de cabellos negros, quien hizo una reverencia.
―Mi señora, falta una hora para el almuerzo.
―Gracias ―contestó ella. ― ¿Color del vestido?
―Violeta.
―Violeta: Reunión con los generales. ―Pensó ella. ―Gracias. ―El joven se fue, y ella se cambió, alguien llamó a la puerta. ― ¡Adelante! ―Una anciana de ropas café, ingresó. ―Bienvenida, Agatha.
La anciana, sin pronunciar ninguna otra palabra, dio paso a auxiliar a su princesa (reina en realidad, pues la reina Evelyn, había muerto, hace ya varias décadas) a vestirse. Agatha una de las sirvientas más antiguas del castillo, algunos insistían en que era una bruja oscura y otros, que era una vampiresa. Esto era debido, a que varios de los sirvientes/esclavos, juraban que Agatha ya estaba en el castillo, desde la época del abuelo de Lilian o incluso antes.
Cuando la invasión y conquista, tuvieron lugar, Lilian y Agatha sobrevivieron sin mayores problemas, a pesar de que se decía, que una ya era una frágil anciana y otra, un infante. Ninguna de las dos hubiera tenido posibilidades reales de sobrevivir, pero allí estaba la mujer, en compañía de la princesa, vistiéndola.
Las siguientes horas del almuerzo, se podían contar como las más angustiosas y aburridas, para Lilian, quien, en un momento de la tarde, dejó de prestar verdadera atención, miraba a los generales, tratando de decidir, quien sería su primera víctima.
Tratando de decidir, quien moriría primero.
― ¿Más vino, señorita? ―el Ursaliano, se resistió a decir "Mi señora".
―No, gracias ―dijo ella, el sirviente se alejó a paso lento. Lilian miró hacía el rey Fleamont y el hombre a su derecha. ―Rigard del clan Juhil, el más grande general de las tropas de Asygard, aquél que es visto como el invencible, aquel en quien el rey más confía... aparte de su hijo. ―Solo en tres o cuatro ocasiones, había visto al mocoso. Al príncipe James Pontmercy, pero ella estaba segura, de que él seguía siendo igual: Un mocoso mimado por su madre, hasta decir basta. Un mocoso que vivía en un mundo casi imaginario...
― ¡El príncipe James Pontmercy, conquistador de Malabia, Brovar y Myrosur! ―avisó un sirviente y las trompetas sonaron.
Ingresó un joven, de unos veintiún años, igual que Lilian.
Él tenía el cabello negro, largo y liso, sus ojos eran avellana, llevaba una armadura de metal azul y debajo de ella, una camisa blanca y un pantalón del mismo color.
― ¡¿Su armadura es azul?! ―se preguntó Lilian mentalmente, incrédula. Reparó en algo más. ― ¡También viste de blanco, pero...!
Recuerdo
Una Lily de once años, aún estaba tratando de entender lo que había ocurrido. Hace medio año, que su pueblo estaba en guerra, en contra de los Asygardianos, quienes intentaban invadirlos, y las pérdidas de los enemigos, se contaban por miles.
Cada fin de semana, los Ursalianos se vestían de blanco. El blanco, era el color del respeto de Hykat, el dios de la muerte.
Si respetabas a Hykat, respetabas y honrabas perdidas, que eran dolorosas y personales para ti.
Fin del Recuerdo
― ¿Acaso, él intenta respetar a sus enemigos? ―se preguntó Lilian. ―No. No es un Ursaliano, ¿Por qué un asesino e invasor, un Señor de la Guerra, tan congraciado como él, ¿haría algo así?, ¿honrar a los que murieron, valientemente en batalla?
―No estás sola, princesa de Ursalia ―dijo una voz, en su mente, que la hizo sobresaltarse.
