Capítulo 2: Nuevo mundo.

Luz abría lentamente sus ojos.

Al principio estaba un tanto desorientada. Se levantó de dónde estaba tirada, sentándose en el piso dándose cuenta de que estaba acostada en el puro, sucio e inmundo suelo.

En una piso de madera muy incómodo. Procedió a levantarse de dónde estaba y cómo era costumbre en ella, se puso a estirarse un poco. Haciendo tronar los huesos de sus extremidades uno por uno.

Después de que terminó camino un poco por la estancia.

—Seguramente está debe ser la casa de la vieja esa —murmuró.

Observó a todas partes y solo veía cosas polvorientas. Pura basura si lo resumimos. Pero había algo extraño, la mayoría de cosas inútiles que habían, eran de su mundo y no cosas extrañas cómo las que vio en el mercado aquel.

Al final salió de la habitación. Tenía hambre y quería ver si la tal Eda tenía algo de comida.

Al salir no pudo evitar silbar por la impresión.

Estaba en una bonita sala con muchos muebles y decoraciones extrañas. El lugar se veía acogedor.

—Veo que despertaste niña —habló la dama búho.

Luz volteó a ver. Eda usaba una bata de baño de color rosa pero eso no le importo, la chica vio que ella ya no tenía aquel pañuelo alrededor de su cabeza y eso dejaba ver sus largas orejas puntiagudas.

—Sabes, en algunas culturas es descortés quedarse viendo a las personas tan fijamente —comentó un poco molesta la de ojos amarillos.

Luz rodó sus ojos.

—Si y a algunas personas les parece un poco desconsiderado dejar a alguien inconsciente y un poco herido en un frío, sucio e incómodo piso —se quejo la adolescente mientras avanzaba hasta donde estaba la mayor.

Esta en respuesta simplemente soltó una risa burlona.

—Vaya, no sabía que eras de la realeza y que debía bañarte, peinarte y dejar que durmieras en mi cama sin importarme que estuvieras toda sucia —se burlo Eda.

Fue entonces que Luz se observó a si misma. En efecto, estaba toda asquerosa. Llena de lodo hasta debajo de sus párpados.

Observó con furia a la anciana y sin mucha gentileza dijo...

—Necesito algo de ropa y también usar el baño —era más una afirmación que una pregunta.

Eda se encogió de hombros cómo restándole importancia a la petición de la humana. Tomó su taza y le dio un sorbo a su bebida, sus labios le quedaron manchados de color rojo, quién sabe que estaba tomando.

Después de darle un par de sorbos más se dirigió a la chica.

—El baño eres libre de usarlo, pero lo de la ropa no sé que hacer o decir exactamente. A menos que te quede uno de mis vestidos no veo cómo puedas ponerte otra cosa —dijo con burla.

Luz simplemente tenía una expresión sería y cansada. Observó de reojo un bulto de ropa que había a un lado en el suelo y cuándo iba a decir algo.

—¡Ni siquiera lo pienses! —Exclamó Eda un tanto furiosa. —Me cuesta trabajo conseguir todo eso en el mundo humano y si quieres algo de allí... —Señaló la ropa en el suelo. —Pues deberás pagarme primero. —Finalizó.

Siguió bebiendo de su taza mientras miraba a otra parte. Luz simple gruñó molesta.

—¡No podrías solo darme algo! —Exclamó extendiendo sus brazos al aire llamando la atención de la mujer. —Luego te lo pagó cuándo consiga un trabajo o algo con que ganar dinero en este lugar.

Eda se tocó su barbilla. Parecía pensar en algo.

—Sabes, creo que se me ocurre una idea de cómo puedes pagarme la ropa jeje...

Luz tuvo un mal presentimiento. Pero el lodo en su cuerpo empezaba a darle comezón y no tuvo de otra que aceptar.

Eda le dijo que se bañara y cambiará. Luego le diría que tendría que hacer para pagar su deuda. La latina no tuvo de otra que simplemente suspirar.

Camino hasta el baño pero retrocedió por precaución al ver que una sombra se acercaba por el pasillo.

—Descuida niña, solo es mi viejo amigo King, el rey de los demonios —dijo Eda sin mucho interés al ver a la humana tan alerta.

Ella no confío mucho en las palabras de la bruja y continuó en posición de ataque. La sombra que se acercaba parecía ser la de un ser imponente y muy poderoso. Tal vez un digno rival para ella.

—¿¡QUIÉN SE ATREVE A MOLESTAR... —Se escucho una voz muy potente como la de un monstruo enorme. Eso hizo a Luz fruncir el ceño. —Al rey de los demonios!?

La de cabello marrón alzó ambas cejas al ver que la voz cambió de una imponente a una para nada imponente al tiempo que lo que se asomó fue algo no más grande que un insecto. Parecía una especie de pequeño perro negro con un cráneo en su cabeza, dos cuernos; uno de ellos medio roto y ojos amarillos o algo así.

Este venía envuelto en una toalla sosteniendo un cepillo de baño. Obviamente venía saliendo de la ducha.

Luz se acercó hasta dónde estaba el extraño ser hasta estar frente suyo.

—¿Este es el rey de los demonios? —Le preguntó a Eda volteándola a ver con seriedad.

La bruja simplemente se encogió de hombros mostrando esa sonrisa engreída, la cuál ya empezaba a molestarle a Luz.

—¡AICH! —Exclamó la chica un tanto disgustada. Pasó de lado al tonto animal y se fue al baño.

Si no se lavaba lo antes posible podría agarrar una infección en su trasero por tanta suciedad.

—Ah, chica ruda, ¿Eh? —Dijo King acercándose hasta donde estaba Eda.

—Meh, algo así —dijo Eda sin mucha importancia.

—¿Crees que sobreviva un día en este lugar? —Preguntó él.

—Quién sabe, pero mantén lista la pala por si debemos enterrar un cadáver... Otra vez —Dijo Eda mientras terminaba su bebida.

El extraño demonio simplemente se echó a reír mientras se sujetaba la panza y pataleaba con sus pequeñas patas.

Un rato después.

Luz se encontraba envuelta en una toalla. Tuvo que tirar toda su ropa, una por que era un atuendo de prisión, otra por que estaba demasiado sucia y otra por que ni loca lavaría ese mugrero.

Después de asearse tomó una toalla y se envolvió en ella. Vino a buscar algo que ponerse en el enorme bulto de ropa que Eda tenía tirado en una parte del piso. Empezaba a molestarse por que solo encontraba falditas y vestiditos rosa, atuendos de abuela y ropa de hombre.

Paso un rato buscando sin tener suerte, empezaba a creer que lo mejor sería andar envuelta en una toalla hasta que pudiera comprar algo decente que ponerse.

Pero la fortuna le sonreía. Logró hallar un conjunto de lencería color negra. Nunca se lo dijo a su madre pero ella adoraba ponerse este tipo de ropa.

—Nunca se sabe si habrá un chico lindo por allí que quiera divertirse —murmuró con un tono pícaro.

Colocó la ropa interior a un lado. No iba a ponerse algo que no sabía si estaba limpió o no. Debía lavarlo antes, no quería agarrar una infección en sus partes.

Otra vez.

—Me dan escalofríos solo de pensarlo —se abrazó a si misma al recordar ese horrible recuerdo.

Siguió buscando y cada vez más encontraba cosas asombrosas. Un short azul oscuro con sus bordes rasgados y con decoraciones de cadenas de acero inoxidable, un cinturón con una calavera en la hebilla, unas medias negras, unos zapatos café de suela gruesa efectivos a la hora de dar buenas patadas, una camiseta negra sin mangas y algo que estaba viendo con una expresión de nostalgia.

Observaba una chaqueta negra de cuero con el emblema de una cobra en su parte trasera. Eso le hacía extrañar su vieja chaqueta. Una que recibió cómo regalo de cumpleaños el año pasado.

Nunca supo quién se la había dado. Simplemente encontró una caja con un moño sobre su cama después de que había llegado de la escuela. Se llevó la sorpresa de su vida al ver que era una hermosa chaqueta de cuero de esas difíciles de hallar. Su madre no se la dio y tampoco estuvo de acuerdo con que la conservará.

Obviamente ella no le hizo caso y se quedó con el genial regalo de cumpleaños.

Y no fue el único regalo que recibió. Siempre alguien misterioso le regalaba cosas geniales en su cumpleaños. A diferencia de su madre, que sólo cosas estúpidas le daba.

Ella tenía la esperanza de que fuera su padre el responsable de dichos regalos. Nunca lo conoció y su madre nunca le hablaba de él.

No tuvo de otra que suspirar. De todos modos nunca lo iba a conocerlo y menos estando en este mundo.

Al final tomó la ropa junto con la chaqueta y tomó rumbo al cuarto de lavado. No sabía si tenían lavadoras y secadoras en este mundo. Pero debía averiguarlo.

Para su sorpresa Eda y King estaban viendo un programa en una bola de cristal. Que irónico.

Más tarde.

Luz salía del cuarto de lavado ya vestida cómo toda una rebelde. Estaba toda aseada cómo le gustaba estar. Afortunadamente para ella si habían lavadoras y secadoras en este extraño mundo lo que le facilitó las cosas, le sorprendió que funcionarán con magia y no con electricidad.

Ella no le dio importancia, solo quería estar vestida.

Venía revisando su celular, ese mismo que obtuvo de Eda y su pequeño trato. Algo que también le sorprendió fue la excelente señal que había en este lugar. Algo sumamente útil para ella. No estaba acostumbrada a usar redes pero para estar al tanto de las noticias de su mundo podrían ser realmente útiles.

—Sólo debo crearme una cuenta con un nombre falso y listo, podré saber si las autoridades me buscan o ya me han dado por muerta —comentó mientras entraba a la cocina.

—¿Autoridades? —Preguntó Eda.

Luz alzó la mirada topándose con la mujer mayor frente suyo viéndola con seriedad y los brazos cruzados.

La chica intento pasarla de lado pero la mayor le bloqueo el paso.

—¿Me puedes dejar pasar? Me muero de hambre —pidió con suma molestia.

Eda entre cerró sus ojos. Observaba a la chica con una mirada acusatoria. Algo no estaba bien con ella y lo averiguaría aunque tuviera que sacárselo a golpes.

—Dime una cosa... —habló Eda cediéndole el paso a la humana.

Luz pasó de paso observando a la anciana a ver qué era lo que quería.

—¿Cómo es que siendo una humana no estás llorando por volver a tu mundo? —Preguntó. Eso hizo a Luz detenerse. —Es cómo si quisieras quedarte a vivir aquí. —Comentó.

Eda camino hasta la cocina y empezó a prepararle algo a la niña, indicándole que tomará asiento en el comedor.

Luz tomó asiento. No sabía cómo explicarle a ella lo que pasaba. Era un tanto complicado y sencillamente no estaba de humor como para pelear con alguien en este momento.

—Es complicado... —Murmuró. Desvió su mirada a un lado dando a entender que no quería hablar del tema.

La mayor la observó de reojo con una expresión libre de emociones. No confiaba en la chica. Afortunadamente para ella y King, sabía cómo sacarle la verdad a cualquiera.

—Ah bueno, ya me lo dirás niña... Ya me lo dirás...

A la chica no le pareció extraño la sonrisa con la que la mayor dijo eso último. Simplemente espero a que le sirvieran su desayuno.

Un rato después.

Luz devoraba cómo un animal los huevos revueltos con tocino que Eda le preparó, no le importaba que fueran huevos de araña y carne de mil pies. Hace un par de días que no probaba alimento y obviamente estaba muy hambrienta. Por lo que la comida le parecía deliciosa.

Al terminar le mostró su plato a la cocinera pidiéndole más. Aún tenía hambre.

—¿Quieres más? —Preguntó la bruja. Luz asintió. —Está bien.

Después de servirle un poco más, Eda tomó asiento en la silla frente a la chica. King se subió a la mesa y fue entonces que ambos observaban a la humana adolescente con una expresión burlesca.

Ella no lo notó. Estaba muy concentrada en llenar su tanque que estar viendo lo que los demás hacen a su alrededor.

—¿Sangre de manzana?

Luz alzó su vista levantando su ceja. Al principio no entendió lo que la vieja decía pero al verla sostener una jarra con líquido rojo frente suyo supo que está le ofrecía una bebida.

—Si, por favor —estaba sedienta por lo que alcanzó una taza que estaba cerca y la acercó para que le sirvieran el extraño jugo.

Lo observó por unos segundos. Pero su sed la estaba matando y sin mencionar que la comida se le estaba pegando en la garganta, necesitaba algo de beber para poder pasarla.

Le dio un gran sorbo y se llevó una sorpresa al sentir cómo esa dichosa sangre de manzana sabía a... Simple jugo de manzana.

—Que raro... —Murmuró.

Pero al final simplemente se encogió de hombros y siguió comiendo bajo la atenta mirada de los otros dos.

Fue cuándo ya le faltaba un solo bocado que alzo su vista y los atrapó viéndola con una sonrisa tranquila.

—¿Si? —Habló. Sentía que algo andaba muy mal.

—Oh, no es nada. Sólo acaba tu comida —dijo Eda con voz solemne.

—¡Si acabala toda! ¡Jajajajaja! —Habló King soltando una enorme carcajada.

Luz sin dejar de verlos tomó el último bocado y se lo llevó hasta su boca. Lo masticó lentamente y fue después de tragarlo que lo entendió absolutamente todo.

Abrió sus ojos lo más que pudo al tiempo en que observaba su plato.

—¿¡La comida tenía algo!? —Gritó.

Eda en respuesta le guiñó un ojo. La chica vio cómo la mujer se levantó de su asiento y camino hasta la cocina en dónde tomó un recipiente color café para guardarlo en un estante que estaba más arriba.

Luz sintió de pronto cómo su cuerpo empezó a sudar en exceso. Sus manos temblaban mucho y su garganta le quemaba.

—¡AHHHH! —No paso mucho para que sintiera un fuerte dolor en el pecho provocando que se pusiera ambas manos sobre este.

Le dolía mucho. Cayó al suelo de rodillas.

—¿¡Qué me hiciste!? —Gritó enfurecida. Difícilmente alzó la vista y vio que la bruja estaba frente suyo observándola con molestia y los brazos cruzados.

—No te hice nada, solo le puse un poco de polvo de la verdad a tu desayuno —admitió Eda.

Fue entonces que la latina abrió la boca en señal de sorpresa. Cómo no pudo verlo antes. Obviamente esa desgraciada iba a usar magia para sacarle la verdad.

Había caído cómo si fuera una niña de tres años a la que pueden engañar con un dulce.

Paso un rato de agónico dolor hasta que ella quedó en el suelo inmóvil acostadota en el. Sus ojos no parecían tener vida y su boca no dejaba de babear a más no poder.

Eda se agachó al lado suyo apoyando una de sus rodillas en el suelo.

—Muy bien, empieza a contarme sobre ti —ordenó.

—¡Y más te vale que sea una buena historia! —Exigió King al lado de Eda mientras señalaba a la humana con su dedo.

Los ojos de la chica observaron a la bruja fijamente. Rápidamente la boca de esta empezó a moverse.

—Me llamó Luz Noceda, tengo casi quince años y nací los Estados Unidos de América, tengo descendencia latina, Dominicana para ser más precisos, amo meterme en problemas y darle su merecido a los que me hacen daño... Soy bisexual...

La bruja arqueo una ceja. No entendía eso último, tampoco lo demás pero poco podía hacer.

—Me refiero a que me atraen los chicos y las chicas por igual —afirmó Luz.

—¡WOW! —Exclamó sorprendida la de largo cabello gris. —Eso no me lo esperaba.

—¡Si, es todo un fenómeno! —Gritó King asustado. —¡Rápido llama a la policía!

La bruja le pidió calma. Aún debían saber más de ella. Antes de saber si era peligrosa o no.

Un rato después.

—Y así fue cómo llegué aquí... —Luz terminó de contar su historia.

Eda se sujetaba la barbilla. Meditando sobre lo que la chica le acababa de contar. Al parecer tenía a una prófuga de la justicia metida en su casa.

—Bueno al parecer no hay problema con que se quede —dijo Eda sin mucha importancia.

—Espera, ¿La dejaras vivir aquí de gratis? —Preguntó King incrédulo.

La bruja lo volteó a ver un tanto ofendida.

—Claro que no, le cobraré por el hospedaje, la comida, la ropa, el baño y hasta por el aire que respira... Será mi esclava sin goce de sueldo —dijo Eda con una sonrisa malvada mientras se frotaba sus manos.

—¡Hazla que limpié los baños! —Gritó King alzando sus brazos al aire.

—¡Hoot-hoot! Hazla que me dé un baño. Por que estoy bien sucio —habló una extraña y muy larga cabeza de búho que emergió de la puerta de entrada. Parecía estar unida a esta.

—¡Ahora no Hooty! —Ordenó Eda.

¡SLAP!

Le dio un manotazo en la cara al búho para que se fuera.

—¡Ay, no tenias que ser tan grosera! —Dijo molesta la cosa esa para luego volver a dónde pertenecía.

Luz por su parte se intentaba levantar del piso. El efecto del hechizo había acabado pero su cuerpo estaba débil. Era cómo si todo su ser estuviera entumecido.

—Ay... —Se quejó.

—¿Qué haremos con ella entonces? —Preguntó King.

—Pues primero nos ayudará con aquella cosita que nos robaron, ¿Recuerdas? —Dijo Eda a su amigo para después guiñarle un ojo.

—Oh, eres tan mala —la felicitó King.

Ambos rieron un poco.

Fue entonces que la bruja junto con el pequeño demonio se acercaron a la humana. Eda sacó su bastón mágico y después de sentar a la chica a la fuerza, los dos se subieron para luego salir volando de la casa.

Quién sabe a dónde se dirigían.

Luz estaba abrazada a la cintura de la bruja mientras volaban con King yendo al frente. La chica por su parte no sabía ni dónde estaba o quién era.

Simplemente cerró sus ojos y se dejó caer en el sueño eterno.

Más tarde.

Era muy de noche y cierta humana era despertada por una bruja y su amigo demonio.

—Hey chica despierta, no tenemos toda la noche —exclamó Eda.

¡SLAP!

Le dio una cachetada para intentar hacerla volver en si.

—¡AAH! —Y al parecer funcionó ya que la humana se levantó de golpe sentándose en el suelo en el acto.

Ella observó a toda partes con la respiración un tanto acelerada.

—¿Dónde estoy? —Preguntó.

—Estás en el Conformatorio —exclamó Eda. Señaló con su dedo una enorme cárcel a las espaldas de Luz.

Después de ver semejante lugar. La chica preguntó con molestia no sin antes levantarse del suelo, sintiendo al instante que uno de sus pies tenía un horrible calambre que le dificultaba la movilidad.

Luz apretó sus dientes. Ahora lo recordaba todo. Esa perra se atrevió a drogarla o algo así.

—¿¡Que hacemos aquí!? Y más importante, ¿¡QUÉ LE PASA A MI PUTO PIE!? —Preguntó furiosa.

Eda ignoró esa actitud.

—Pues aquí es dónde harás tu primer trabajo para mí para comenzar a pagarme todo lo que me debes... —Respondió la primer pregunta. —Y no sé, seguramente fue por tanto polvo de la verdad. No esperaba que comieras doble porción de desayuno. —Respondió la segunda pregunta más o menos mientras se rascaba su nuca.

Luz camino un poco, se molesto al ver que cogeaba de un pie.

—Juro que me vengare —le dijo a Eda.

Esta simplemente volteó a ver a King fijamente a los ojos. Este hizo lo mismo para luego...

—¡JAJAJAJAJA! —Empezar a reír sin parar.

La latina se sonrojo un poco. Desvío la mirada a un lado. En su vida la habían humillado tanto. Eso la hacía recordar cuando era una nerd a la que todos molestaban en la escuela. Pero que todo cambió cuándo entró a la secundaria.

En ese lugar se dio a respetar cómo ninguno tenía idea.

—Muy bien, andando —Eda por fin terminó de reír y se dirigió a la chica humana. Se limpió una lágrima qué le salió por tanta risa.

Caminaron hasta lo que parecía ser un ducto de ventilación.

—¿Qué se supone que hacemos aquí? —Preguntó Luz. —¿Acaso venimos a liberar a tu novio? —Se burló de la bruja.

Esta en respuesta soltó un bufido.

—Claro que no niña, venimos por un tesoro —comentó Eda.

—Muy bien, continúa —dijo Luz ya más interesada. Al parecer le gustaba eso del tesoro.

—Verás niña, antes King era un poderoso demonio... —Empezó la mayor. —Hasta que el que manda en este lugar, el Guardián Wrath... —Señaló con su pulgar la horrible prisión de al lado. —Se robó su corona y él perdió sus poderes.

—¡Lo destruiré cuándo recupere mis poderes! —Exclamó King muy molesto.

La latina ya sabía a dónde iba todo esto.

—Osea, ¿Qué quieres que yo me infiltre en el lugar y recuperé la corona? ¿No es así? —Inquirió Luz de brazos cruzados.

—¡Bingo! —Gritó Eda.

Al parecer sería una larga noche.


Luz se hallaba caminando por los largos pasillos de la prisión o reformatorio. Olvidó como lo llamó la bruja esa.

Buscaba y buscaba la cámara del tesoro en dónde confiscaban los bienes de los prisioneros. Pero el lugar no era para nada pequeño.

Habían muchos prisioneros en sus celdas. Todos tenían desde expresiones molestas hasta caras de arrepentimiento.

Ella lo meditó un poco.

—¿Acaso así hubiera terminado yo si no hubiera escapado del autobús después del accidente? —Murmuró por lo bajo.

A veces meditaba un poco acerca de su vida.

—Oye muévete antes de que nos atrapen —ordenó King. El cuál estaba arriba de la cabeza de la chica.

Eso la sacó de sus pensamientos. Había olvidado que esa alimaña venía con ella por órdenes de Eda.

De mala gana siguió avanzando. No tardó mucho para que los prisioneros notaran su presencia.

—¡Oye liberame! —Pidió un enorme sujeto araña que estaba en una celda.

Luz lo ignoró.

—¡Sácame de aquí y prometo concederte un deseo! —Exclamó una especie de mago con túnica y sombrero azul.

Ella lo pensó bien. Podría usar dicho deseo para librarse de Eda y de su estúpida mascota.

—¡Oye, muévete! —King le dio un manotazo en su frente.

Eso la hizo enfurecer. Vio de reojo al mago y le hizo una seña de que esperará unos minutos. Ya volvería por él.

Este asintió en respuesta.

—¡Sácame de aquí!

—¡Liberame!

—¡El mundo es un triangulo isosceless!

—¡Tengo hambre!

—¡No me basta con comerme mis ojos, los de los demás saben aún mejor!

—¡Humana!

—¡This is Sparta!

—¡Oye sácame de aquí o ya verás!

—¡Fuera el régimen opresor del emperador!

—¡Liberame!

Las cosas empezaban a salirse de control. Los prisioneros empezaban a alborotarse.

Debía apresurarse o los guardias o el dichoso Guardián Wrath vendrían en cualquier momento.

Luz se ocultó en una esquina de una pared. Observaba un pasillo que daba a una enorme puerta con candado.

—Seguramente debe ser la cámara del tesoro —le dijo a King.

Este asintió.

—Oye, ¿Tu por qué estás aquí? —Habló una voz a sus espaldas.

La latina volteó. Se encontró con una chica pelinegra con una cola de caballo en una celda atrás suyo, se veía mayor que ella con orejas puntiagudas al igual que todos aquí, colmillos notorios, ojos color avellana, tez oscura, usaba un vestido y camisa morada que dejaba al descubierto sus hombros y que cubría la parte superior de sus brazos, usaba además un collar de oro en su cuello, se veía triste.

Pero a Luz le valía muy poco cómo estuviera ella o el resto de bobos del lugar.

—Yo no soy prisionera, soy más cómo una saqueadora que vino por el tesoro del imbécil del Guardián —dijo Luz de brazos cruzados mirando con superioridad a la chica.

—¡Si, tesoro! —Gritó King eufórico.

—Vaya, que valiente... —Dijo la chica cabizbaja. —La mayoría de aquí solo quiere irse, nadie entraría a este lugar por voluntad propia...

Luz rodó sus ojos a un lado.

—¿Y por qué estas aquí? —Preguntó Luz.

La chica la vio fijamente y dijo.

—El Guardián nos encierra por distintos crímenes, yo por ejemplo adoró escribir historias de amor sobre vegetales que se enamoran... —Dijo la chica con pesar.

La humana arqueo una ceja.

—¿Sólo por eso? —Preguntó.

—Bueno, también por qué golpeé a varios chicos hasta enviarlos al hospital jeje... —Río nerviosa. Luz abrió sus ojos de par en par. Iba a decir algo pero la chica adoptó una expresión de rabia pura. —¡No me importa si solo tienen siete años, criticaron mis historias y eso es imperdonable! ¡Grrrrrrr! —Empezó a gruñir cómo un animal rabioso.

Luz sonrió. Al parecer había encontrado una chica que pensaba igual que ella.

—¿Me puedes liberar? —Preguntó la chica con una sonrisa cambiando rápidamente su actitud.

Fue entonces que Luz retrocedió. Algo en la chica no le gustaba.

—Lo haré después de que vuelva con el botín —dijo Luz.

Se alejó de la celda poco a poco dejando sola a la chica.

—Está bien... Te espero... —Murmuró ella sin expresión alguna.

La latina obviamente no la iba a liberar.

—Buscaremos tu corona y todo lo que sea de valor, ¿Entendido? —Le dijo Luz a King.

—Obvio —respondió este con complicidad.


—Basura... —Murmuró ella al ver la gran montaña de cosas inútiles que había dentro de la bóveda del tesoro del Guardián.

Dónde se suponía que debían haber joyas y oro, solo había pura basura. Cosas sin valor, pertenencias que solo un montón de idiotas podrían atesorar.

—¡Mi corona! —Gritó King señalando un objeto en la cima de la gran pila.

—¿Ah? —Ella observó lo que el pequeño demonio señalaba.

Entrecerro la vista un poco intentando ver lo que veía el pequeño amigo de Eda. No lograba ver bien, había una especie de escudo de magia o algo por el estilo.

—No veo ni madres —comentó Luz.

—Es por qué tienes que acercarte —habló Eda quién venía entrando por una ventana montada en su bastón mágico.

La chica la volteó a ver con desgano.

–Verás, no te lo dije pero solo un humano puede atravesar el campo de fuerza —contó la bruja.

—Ya me preguntaba a qué venía yo aquí —dijo Luz con suma molestia.

—Sip, así que apresúrate a traer la corona de King antes de que venga el Guardián o nos meteremos en problemas —la apresuró Eda. —¡Apúrate!

—¡Ah! —Se quejó la adolescente al recibir un golpe en su cabeza propinado por el bastón de la bruja.

De mala gana la humana fue a regañadientes a traer la dichosa corona.

—Más les vale que sea de oro —murmuró.

Unos minutos después.

—¡Si, mi poder regresa! —Exclamó King mientras corría por todos lados con una corona de cartón en su cabeza.

Luz simplemente observaba a la cuarta pared con una expresión muy cansada además de molesta. Se sentía usada y muy, pero muy estafada.

—Esa basura no le da ningún poder, ¿Cierto? —Comentó ella viendo de reojo a Eda quién sonreía de forma burlesca.

—Claro que no jajajaja —la mayor rió un poco. —Pero oye si para King es importante esa corona, lo es para mi. —Mencionó señalándose así misma con su pulgar.

La latina simplemente rodó sus ojos a un lado. No sabía que tipo de relación tenían estos dos, si solo era amistad o era algo más. Pero no quería saberlo.

Ella solo quería vengarse de la mujer que se había atrevido a hacerle daño, enviándola a la cárcel prácticamente.

—Muy bien, vamonos de aquí antes de que perdamos nuestra libertad... O la cabeza —ordenó Eda.

Luz notó que un extraño sujeto muy grande y musculoso entró por la puerta. Llevaba una capucha oscura, una máscara con lentes amarillos en forma de botón que se asemejaba a un médico de la peste medieval, usaba una túnica blanca sin mangas además de pantalones negros metidos en zapatos morados oscuros, un cinturón negro con hebilla de latón y una insignia triangular de latón. Este se acercaba a la desprevenida bruja por su espalda.

La chica no le aviso. Una por que no era su trabajo y otra por que tal vez tenía la oportunidad de deshacerse de la molesta anciana.

—Eso de perder la cabeza me gusta —dijo el sujeto ese.

—¿Ah? —Volteó Eda.

Él no le dio tiempo de reaccionar, rápidamente alzó uno de sus brazos y está se convirtió en una guillotina y sin mediar palabra...

¡SLASH!

Le cortó la cabeza a la pobre bruja.

Esta cayó en manos de Luz. La cuál estaba sorprendida por la crueldad del enorme ser.

—Soy libre —murmuró complacida mientras observaba con una sonrisa la cabeza de la bruja, esta tenía sus ojos bien abiertos al igual que su boca.

Parecía ser el fin.

—Rayos, es la octava vez este mes que pierdes la cabeza —comentó King con cansancio mientras se acercaba a la humana caminando en dos patas.

—¿Ah? —Luz lo vio sorprendida.

Luego a la cabeza de Eda nuevamente. Se sorprendió más al ver que esta la observaba con furia ciega.

—Tu y Yo hablaremos muy seriamente cuándo lleguemos a casa —le dijo Eda.

Al parecer la chica aún no era libre.

Pero ahora no tenía tiempo. El sujeto aquel se acercaba a dónde estaban los tres.

—Eda la Dama búho, la bruja más poderosa de todas las Islas Hirvientes —comentó este mientras su mano volvía a la normalidad para luego llevar ambas atrás de su espalda. Parecía que iba a sacar algo.

Eda hizo que Luz girará su cabeza para ver al sujeto fijamente.

—El Guardián Wrath, el supervisor del Conformatorio, el ser más violento y el soldado más fuerte del emperador —comentó la dama búho mientras lo observaba con sumo desdén.

No le caía bien el sujeto. Luz simplemente observó a imbécil ese. Estaba preparada para tirar la cabeza de la bruja a un lado y enfrentarlo. No le tenía miedo a nada.

Bueno, casi a nada.

—¿Que quieres de mi? —Preguntó Eda muy molesta. —Nunca rompí tus estúpidas leyes y si lo hice pues me aseguré de que no quedarán testigos para delatarme. —Exclamó.

El guardián mostró un cartel en dónde estaban dibujados Eda y King cómo un tipo de figuras abstractas. Luz reconoció eso al instante. Era un cartel de "Se busca" y la recompensa por ambos era millonaria.

—Así que son prófugos de la ley... —Murmuró Luz. —Y pensar que creía que sólo eran un par de raros muy, pero muy idiotas... —Dijo por lo bajo.

El Guardián camino hasta acercarse y ponerse frente a frente con ellas.

—Siempre te has escapado de mi y de mis hombres, creía que eras demasiado escurridiza pero me di cuenta de que eras muy pero muy fuerte... —Dijo él con tono calmado. Guardó el cartel de recompensa y ocultó sus manos atrás de su espalda nuevamente.

Luz se preparó cuándo esté las observó fijamente y alzó una ceja muy confundida al verlo agacharse, apoyándose con una rodilla en el suelo. Ya no sabía que pasaba.

—Eda la Dama búho... —Él dijo el nombre de ella. Acto seguido sacó un enorme ramo de flores de sus espaldas y se los ofreció a la confundida bruja. —Por favor, sal conmigo.

Tanto Eda cómo Luz y King abrieron sus bocas a más no poder.

—¡Eso es jefe! —Gritó un guardia junto a otro. Estos usaban casi los mismos atuendos que el guardián solo que ellos eran más pequeños, no usaban capucha y a estos si se les veían sus ojos.

El guardián los volteó a ver y les mostró su pulgar arriba cómo diciéndoles que tenía todo bajo control.

Aunque la bruja no parecía muy feliz que digamos.

—¡Esto es sin duda lo más...

—¡Romántico que he visto hacer a alguien! —Exclamó Luz silenciando a Eda en el acto. Tenía una enorme sonrisa en su rostro.

Ya sabía cómo vengarse de la odiosa anciana.

—¿En serio? —Habló el guardián.

—¡Si! —Dijo Luz.

—¿¡Estas loca!? ¡Me cortó la cabeza! —Se quejó Eda.

—¡Bah! —Dijo Luz restándole importancia. —En mi mundo, muchos chicos me invitaban a salir y todos ellos hacían cosas locas para sorprenderme y no eran cosas tan seguras. —Le guiñó un ojo a la de ojos amarillos.

Se acercó al guardián y le entregó la cabeza ya enardecida de Eda.

—Supongo que ustedes dos tendrán una cita ahora mismo —comentó Luz. —Nosotros les daremos privacidad. —Tomó a King en sus brazos y ambos se encaminaron a la salida.

—Gracias —agradeció el guardián. Le hizo seña a sus hombres para que prepararán todo lo necesario para su cena romántica.

—¡Oye tú! —Gritó Eda furiosa. Luz simplemente la volteó a ver y dijo.

—¡Descuida, no te esperaremos para dormir, que te diviertas!

—¡King! —Gritó la bruja ya más nerviosa.

—¡Nos vemos! —Se despidió el pequeño demonio.

—¡Ay, tienes suerte de que no pueda molestarme contigo King! —Exclamó ella.

—Vamos cariño, es hora de nuestra cita —dicho esto. El guardián tomó de la mano al cuerpo de Eda quién hasta el momento estuvo caminando por allí torpemente buscando su cabeza y se fueron caminando por una salida, diferente a dónde se habían ido King y Luz.

—¡Nooooooooo! —Fue lo único que pudo decir Eda mientras era llevada a la fuerza a una cena romántica y tal vez a hacer otra cosita más.


Luz caminaba por los largos y sombríos pasillos del Conformatorio. Llevaba consigo el bastón de la bruja y a King, quién iba acostado en su cabeza, se veía muy feliz por haber encontrado su corona.

Su bella corona.

—Pronto dominare el mundo —murmuró.

La latina por su parte iba silbando y cuándo llegó a las celdas de los prisioneros empezó a levantar una por una las palancas que abrían y liberaban a los reclusos.

No le importaba dejar un poco de caos antes de irse del lugar.

—Mi mejor amiga... —Dijo feliz la chica con colmillos al ver que la humana cumplió su promesa de liberarla.

Al final ambos salieron de la cárcel. Luz había visto cómo usaba la bruja su bastón para volar y no tardo en aprender.

Sin más preámbulos salieron volando con rumbo a su hogar lejos de la cárcel de dónde se veían a los reclusos saliendo y huyendo despavoridos ya que les urgía tener su libertad.

Cosa que era posible ya que los guardias al ver cómo los prisioneros escaparon de sus celdas, ellos mismos se encerraron en otra para evitar que los hicieran pedazos.

—Descuiden, no irán lejos —dijo un guardia a sus demás compañeros mientras veían cómo el último recluso salía del Conformatorio. —¿Alguien quiere ir a comer algo a la cocina mientras el jefe está en su cita? —Preguntó.

Los demás asintieron para luego salir de la celda y tomar rumbo al comedor.

Más tarde.

Luz buscaba cosas de valor en varias de las pilas de cosas que Eda guardaba en su casa. La mujer si que coleccionaba cosas del mundo humano y por montones.

—A Eda no le gusta que toquen sus cosas sin su permiso —dijo King quién dormía plácidamente en el sofá.

Esta simplemente rodó sus ojos.

—¿A quién le importa? —Dijo Luz. —Esta en la cárcel con un loco quizás muy peligroso, no creo que la volvamos a ver nunca. —Afirmó.

El demonio alzó su cabeza para ver a Luz fijamente.

—Niña, Eda ha escapado de lugares más aterradores y sin mucho esfuerzo —comentó. —Deberías huir antes de que vuelva y te haga trizas.

La chica simplemente puso una expresión muy furiosa.

—Si Eda llegará a volver y se atreviera a hacerme algo, pues que lo haga. No soy una estatua para no quedarme sin hacer nada —afirmó Luz.

—Cómo digas, es tu funeral —King volvió a dormir.

Ella por su parte decidió ignorarlo y seguir buscando algo de valor en el lugar.

Más tarde.

Se había aburrido de tanto buscar y mejor decidió asaltar el refrigerador en busca de alimento. Al principio se asqueo al ver que la comida era extraña. Habían desde tazones llenos de ojos, llenos de tentáculos, jugo que parecía vomito, recipientes con extraños líquidos y muchas cosas más.

Al final su hambre la obligó a probar algo de lo que allí había. Llevándose la sorpresa de que la comida no sabía tan mal.

Decidió estirar un poco su pie ya que este tardó en volver a la normalidad, aún le molestaba un poco la movilidad. Pero al final ya no tenía más problemas.

Ahora se encontraba en el sofá al lado de King con el tazón de ojos. Llevándose varios a su boca mientras navegaba en internet con su celular.

Al principio le pareció extraño que hubiera señal de internet en este lugar y que pudiera navegar cómo si aún estuviera en la tierra.

Mejor para ella. Podría estar oculta en un mundo alterno mientras observaba las noticias desde sus redes sociales. Nunca se intereso mucho por esas cosas pero ahora que era una prófuga pues no dudo en crearse varias cuentas falsas con nombres falsos para no ser descubierta.

Le gustaba ser libre y así quería estar.

¡SLAP!

La puerta siendo abierta de forma brusca la hizo ponerse en alerta. Vio con sorpresa que no era nada más, ni nada menos que Eda.

Quién regresaba a casa.

No parecía muy feliz. Venía con la respiración agitada y su expresión de furia hacía la humana era una muy intimidante.

Pero a Luz le parecía muy graciosa. Y no era la expresión. Si no, la ropa que está traía puesta.

La humana la observó de pies a cabeza. La bruja usaba un traje de conejita playboy de color rojo muy ajustado que dejaba muy marcado sus pechos de gran tamaño, tenía orejas de conejo de color negro en los bordes y el centro de color rosa, usaba medias cafés con rayas a cuadros de color negro, zapatos de tacón alto de color negro y una colita de conejo de color blanco en su parte trasera.

—¡Eres humana muerta! —Exclamó Eda mientras ingresaba a su casa.

¡SLAP!

Cerró la puerta con un fuerte azote evitando que Hooty entrará a decir una tontería.

A Luz no le asustaba. Es más, en vez de miedo le daba mucha risa lo ridícula que ella se veía con ese atuendo.

—Oye tranquila vieja —bromeó Luz. —¿Por qué el atuendo ridículo? —Preguntó.

La bruja se observó a sí misma luego a la humana. Estaba muy furiosa.

—Tuve que bailarle a todos los guardias del Conformatorio ya que hoy era día de fiesta y las stripers que esos idiotas contrataron no llegaron por miedo al motín que hubo, así que el idiota del Guardián tuvo la genial idea de que yo los entretuviera un poco y me hizo usar este maldito disfraz... —Dijo Eda. —¡Y todo por tu maldita culpa! —Señaló a la humana.

—Bah... —Luz le resto importancia.

—¿Y cómo escapaste? —Preguntó King aguantándose la risa.

—Ah eso, solo espere a que todos se fueran a dormir y me salí por una ventana —dijo ya más tranquila a su pequeño amigo pero volteó a ver a la humana rápidamente. La sorprendió verla comiéndose su comida y su ira se elevo más. —En cuánto a ti... —La señaló con su dedo. —Puedo tolerar tu actitud, puedo aguantar tu falta de respeto, incluso puedo perdonarte que me hayas abandonado en el Conformatorio pero escúchame bien, cuándo te metes con lo que es mío... —Se acercó a ella hasta estar frente suyo. —La sangre corre por los suelos y no es la mía...

–¿Qué se supone que me harás? —Preguntó Luz con seriedad. Luego vio su atuendo y le susurró a King que estaba a su lado. —Vieja sabrosa... Jajaja... —Río por lo bajo.

—Jajajajaja —rio King también.

—No te haré mucho, solo te romperé la cara y dejare tu cuerpo tirado por allí —dijo Eda con una sonrisa tranquila mientras se encogía de hombros.

Luz se levantó del sofá y la encaró.

—Quisiera ver cómo harás eso vieja estup...

¡PAM!

Un puñetazo en su cara propinado por Eda la hizo callar además de hacer que su cuerpo cayera tirado en el suelo.

La latina levantó la vista. Se tocó la comisura de sus labios con su mano y vio que había un poco de sangre. La vieja pegaba muy duro.

—¡Si, pelea! —Gritó King eufórico.

La bruja se quitó las orejas de conejo de su cabeza y sus zapatos de tacón alto, los lanzó a un lado. Se tronó sus nudillos mientras observaba a la chica humana.

—Muy bien niña, la única manera de que te salves de tu escarmiento es que me supliques de rodillas, luego me beses los pies y solo así yo te podré perdon-¡AH! —Ella fue silenciada cuándo la humana la embistió con su cuerpo, dándole un buen golpe en su estómago haciendo que Eda quedará momentáneamente sin aire.

Ambas rodaron por el suelo. De pronto la mayor quedó sobre la chica.

¡PAM!

Aprovechó para darle un golpe en la cara. Luz quedó un tanto aturdida pero se repuso.

—¡Ah! —Gritó Eda al recibir un puñetazo en su cara.

Eso la hizo retroceder un par de pasos. La humana aprovechó para acercarse y darle unos golpes de artes marciales. Primero le dio una patada en el estómago, luego un codazo allí mismo haciendo que la bruja escupiera saliva dejándola otra vez sin aire.

—¡Vamos quiero ver sangre! —Gritó King emocionado.

—Apuesto cien gusanos a la humana —dijo Hooty apareciendo por detrás del sofá.

—Novato, redoblo esa apuesta por mi amiga Eda —dijo confiado aunque la bruja era la que estaba siendo brutalmente golpeada por la adolescente. —¿Owlbert tu quieres apostar algo? —Le preguntó al búho que estaba en el bastón de la bruja.

Este negó con su cabeza y siguió durmiendo.

—Bah, tu te lo pierdes —dijo King decepcionado por la decisión del búho de madera.

Mientras con las chicas, Luz tenía a la vieja bruja de cara contra el suelo, estaba sentada sobre ella mientras restregaba su cabeza contra el piso.

—Rindete anciana —ordenó.

—¡No estoy vieja! —Gritó Eda. —¡Y jamás! —Gritó nuevamente.

Eso hizo que Luz le diera un golpe en la nuca. Al parecer la vieja necesitaba una lección más adecuada. Sin mucho esfuerzo levantó el cuerpo de la bruja aplicándole una llave al cuello para empezar a asfixiarla.

Ella no se dejó. Uso su fuerza para quitársela de encima pero la humana fue más rápida. Le dio un codazo en la nuca dejándola casi inconsciente.

El cuerpo de Eda cayó de cara al suelo. Se intentó levantar pero Luz no la dejó. Puso su pie sobre la cabeza de la bruja y lo restregó sin piedad.

No paso mucho tiempo para que la de ojos amarillos no mostrará señales de vida.

—Patética —dijo Luz con seriedad.

Decidió dejar a la bruja en el suelo junto al bote de basura dónde pertenecía. Decidió irse a sentar al sofá.

Ya había acabado con ella.

O tal vez no.

—Allí viene —dijo King emocionado.

Ella no entendió eso. Pero sintió una respiración sobre su cabeza. Rápidamente se dio la vuelta y se encontró con Eda.

Esta estaba de pie frente suyo con una expresión furiosa y viéndola fijamente cómo si quisiera asesinarla. Además de que parecía más grande que antes.

—Dame más —dijo ella, sus ojos empezaban a ponerse negros por completo.

La humana no supo a que se refería o que pasaba pero no le dio importancia. Alistó su puño y le dio un fuerte golpe en la cara a la bruja.

—¡Ah! —Sintió cómo los huesos de su mano casi se rompían. Por alguna razón la cara de Eda parecía ser de acero o algo así.

—Dame otro —dijo Eda con burla.

—Grrrr... —Luz se enfureció y con la misma mano le dio un puñetazo aún más fuerte en la cara a la odiosa mujer.

¡CRACK!

Pero esta vez sintió cómo los huesos de su mano se habían roto por haber chocado contra algo muy duro.

—Ah... —Luz cayó de rodillas mientras se sujetaba su mano rota.

—Jajajaja... Muy débil —comentó Eda con una sonrisa muy burlona. De pronto su cuerpo empezó a crecer más, hasta tener más de dos metros, sus músculos crecieron mucho, sus dientes se volvieron muy puntiagudos y sus ojos estaban totalmente negros.

Luz abrió su boca y ojos más no poder por el monstruoso cambio de la bruja.

—Empecemos —dijo Eda con una voz monstruosa.

Acercó su mano rápidamente hasta la chica y la tomó del cuello. Lo apretó un poco para luego levantarla del suelo.

La de piel morena sintió que su cabeza iba a reventar. La fuerza de la mujer era abrumadora.

¡CRASH!

El cuerpo de Luz fue lanzado por los aires contra una pared la cuál quedó destrozada por completo.

No sabía dónde estaba. Su cuerpo estaba tirado de espaldas contra un montón de escombros. Veía un tanto borroso cómo un ser enorme se acercaba a ella lentamente.

Eda llegó hasta dónde estaba la humana y sin piedad alguna levantó a la chica tomándola de uno de sus pies.

Con una sonrisa muy enorme tomó la pierna de la chica con ambas manos y sin mucho esfuerzo la rompió.

—¡AAAAAAHHHH! —Gritó Luz al sentir mucho dolor.

La bruja dejó caer su cuerpo en el suelo. La humana vio con la respiración agitada su pierna herida, sintió mucha rabia al ver su hueso sobresalir por su muslo.

Le dolía mucho. Pero eso no le quitaba su sed de venganza.

Se abalanzó contra la gran mujer e intentó tomarla del cuello usando su pierna buena para lograr dar un gran salto.

Todo salió bien al principio pero no contó con que Eda la tomará del cuello nuevamente con una de sus enormes manos.

—Niña patética... —Dijo la de ojos amarillos. Levantó sin mucho esfuerzo a la humana mientras la estrangulaba. —No soy la bruja más poderosa de las Islas Hirvientes y también la más buscada por nada.

Dicho eso empezó a apretar el cuello de la chica más y más. Luz no podía respirar. Sus ojos y boca estaban bien abiertos. Tal vez estaba a punto de morir pero su sentimiento de odio y de venganza aún estaban muy latentes en todo su ser.

—Debilucha... —dijo Eda a ver la gran cantidad de lágrimas que salían de los ojos de la chica. Iba a empezar a reírse de ella pero al verla fijamente vio que no eran lágrimas de dolor si no que de odio puro.

Y eso lo notaba al ver la expresión de furia que Luz tenía.

—Interesante... —Dijo ella con una sonrisa. —Te dejaré vivir por ahora pero la próxima vez no seré tan dócil contigo... Consideralo un regalo de mi parte.

Luz al principio creyó que ella la iba a soltar. Pero no fue de buena manera. La bruja simplemente hizo hacía atrás su cabeza para luego darle un fuerte cabezazo a la chica dejándola inconsciente al instante.

—Eso fue asombroso —dijo King quien ser acercaba a felicitar a su amiga.

—Si, me hubiera gustado que aguantara más pero los humanos son muy frágiles —comentó Eda volviendo a la normalidad.

Tiro el cuerpo de Luz en el suelo para dejarla descansar.

—¿No vas a darle el golpe final? —Preguntó King.

—Nah, si la mató, ¿Quién va a limpiar la casa y ser mi nueva sirvienta personal? —Dijo Eda.

King simplemente río mientras su amiga lo cargaba hasta su cama para luego ella irse a dormir a su habitación.

Mientras tanto Luz continuaba inconsciente, tirada en el frío y duro suelo.

Era el inicio del infierno para la chica en ese mundo.

Tendrá que ser más fuerte si quería sobrevivir.

Continuará...


Gracias por leer. No olviden dejarme su opinión sobre lo que opinan de la historia. Ya sea con un comentario si la leen en Wattpad o con un review si la leen en Fanfiction.

No olviden seguir mi perfil y apoyarme para así obligarme a seguir escribiendo, nos vemos en la próxima.

Adiósh ;3.