- Bienvenido a casa.- Dijo el ciervo cuando me vio pasar por el umbral de la puerta. - Has llegado un poco después de la hora de la cena, ¿Se te presentó algún percance?. - Fue hacia mi con una pequeña pala para untar, creo que él estuvo cocinando.

- No, ninguno. - Contesté indiferente y me quité el saco para dejarlo sobre el perchero. La verdad, había algo de sangre en mi ropa así que fui de inmediato a mi habitación a darme un baño para quitarme la ropa sucia y también para limpiar mi cuerpo. - Bien, no ha pasado nada, no ha pasado nada...- Me dije a mi mismo una y otra vez frente al espejo procurando entrar en calma. - Solo fue un desliz, un maravilloso desliz...- Me pasé las manos por el rostro y por el cuerpo, estas las siento hirviendo, sostuve con tanta fuerza mi cuchillo que incluso hay unas cuantas marcas en mi mano de la magnitud de mi agarre. - Me duele pero se siente tan bien...Tan bien...- He querido dejarlo cientos de veces pero no he podido, mi fuerza de voluntad se reduce a nada cuando estoy haciendo esto, me siento tan magníficamente, oh, querida, me estoy volviendo loco. - No hay ninguna evidencia de lo que hice por lo cual no va a pasar nada, no pasará nada y por eso voy a estar bien. - Eso sin duda me convenció, con eso pude seguir mis actividades normalmente y pude arreglar mis pendientes antes de que se hiciera más tarde. - Lavaré esto lo antes posible, no quiero que se manche. - Deposité la ropa sucia en el cesto de ropa que había en mi habitación, luego ya limpio y con un cambio de ropa decente salí a la cocina para cenar lo que sea que hizo el ciervo. - ¿Qué cocinaste¿, - Pregunté eso directamente al llegar allá, él ciervo solo me miró, estaba sentado a la mesa un poco serio pero sin dejar de esbozar una sonrisa. - ¿Ciervo¿,

- Llegaste bastante agitado, no lo observé bien pero a juzgar por el olor había sangre en tu ropa. ¿Ocurrió algo relevante hoy¿, - El ciervo ladeó la cabeza tétricamente, casi pude haber predicho que se le rompería el cuello de nuevo por el brusco movimiento.

- No ocurrió nada hoy. Solo hubo unos cuantos percances durante el trayecto a casa, demasiado trafico. - Mentí un poco pero lo hice por qué este tipo de cosas no deben de compartirse así de fácil con cualquier persona y mucho menos con un ciervo desconocido como el que tengo aquí.

- ¿Si¿, - Él descansó su mentón sobre sus manos, las unió para hacer un soporte, fijó sus codos sobre la mesa para mirarme con más atención. - Pues eso no explica el por qué tenías la ropa sangrada. ¿Tuviste un accidente¿.

- Solo me sangró la nariz, - Desvié la mirada de la suya, era bastante fuerte.- Eso pasa cuando te la hurgas mucho. - Y me asqueó tener que decir eso pero no me era conveniente decir lo verdadero.

- Yo la tendría difícil para hurgarme la nariz. Si lo hago, ¿Qué crees que pasaría¿, - Me mostró sus manos, a simple vista se notaba que el ciervo tenía uñas largas y afiladas, como las que un animal salvaje.

- De seguro que tú ya sabes la respuesta. - Esta vez la cena ya estaba recién servida, eran sándwiches al parecer, estos acompañados de leche tibia, una buena combinación. - Está perfecto el sándwich, - Comenté al probar apenas el primer bocado, la cena era toda una mezcla de sabores, era todo lo que me gustaba: Acido, picante, salado e incluso caliente que quemaba las papilas, no había ningún error.

- Utilicé la mejor carne, espero te haya gustado. - Ahora analizándolo, creo que es pollo. - Solo los mejores ingredientes para una cena peculiarmente especial. - Dejé de masticar por eso.

- ¿Especial¿, - Pregunté confundido al terminar el bocado que estaba comiendo. - ¿Qué tiene de especial esta cena¿, - Casi estaba a punto de tomar mi cuchillo por si había desacuerdos

- No te pongas en guardia que yo menciono que esta cena es especial por qué, ¿No todas las ocasiones son especiales¿, - Ahora me venía con uno de esos puntos optimistas, no sabía si creerle o no.

- Si, supongo. - Me volví a mi estado de neutralidad. - ¿Y que carne es la que usaste para los sándwiches¿, sabe bien. - El ciervo había colocado grandes trozos de carne en cada uno de los sándwiches, la carne incluso estaba dejando salir un liquido algo espeso que a juzgar por el sabor que me comenzó a presentar era carne de algo que ya he probado muchas veces.

- Es venado. - No dejé de comer por eso pero relativamente me sorprendí por eso. - Te gusta el venado, ¿Verdad¿,

- Si, me gusta. - Afirmé. - ¿A ti también te gusta¿

- Pues...- Señaló su ornamenta, solo eso me causó gracia.

- ¿Dónde conseguiste la carne¿, es poco usual encontrar carne de este tipo en la ciudad, yo normalmente la, - Me detuve de hablar ya que se escucharía un tanto arcaico mi método.

- Si, en los mercados locales no venden carne de venado así que yo lo casé por mi mismo, espero no te moleste. Al menos es carne fresca. - Ahí terminó la conversación. El resto de la cena él no me despegó la vista de encima, me observó en todo momento como un depredador a su presa, fue bastante incomodo pero si no me tocaba estaba bien.

- Estuvo realmente sabrosa la cena, gracias. - Agradecí cuando terminé. - Y debo agradecerte por la carne de venado, hace mucho que no la ingería. - La única fecha en que podía comer esa carne era en navidad ya que ahí se permite azar sin restricciones, todo lo que quiera hasta cansarme.

- Es gratificante recibir agradecimientos de tu parte. ¿Ya irás a dormir¿, - Preguntó el ciervo recogiendo la mesa.

- Si, mañana tengo trabajo y no quiero parecer cansado. - Me pasé una mano por la cabeza. - ¿Tú también irás a dormir¿

- Dentro de un rato. - El ambiente comenzó a ponerse algo frio entonces decidí irme.

- Que tengas una excelente noche, ciervo. - Dije con el tono más amable que pude, no sé por qué lo hice, probablemente fue por qué me parecía una falta de respeto el llamarle "ciervo", el hablar amable equilibraba las cosas.

- Igualmente, Alastor. - Contestó él.

Me recosté en la cama luego de la cena, bajo mantas me cubrí del frio y solo entre la oscuridad de mi habitación me puse a pensar solo hasta ese momento...¿Qué cosa es el ciervo¿. Alguien a quien se le rompe el cuello y le salen tentáculos de lugares desconocidos no es muy normal, ¿Verdad¿. No, creo que el ciervo no es humano, incluso podría ser una de esas almas en pena de las que tanto abundan en nueva Orleans...

Y solo para sacarme la duda de la cabeza y que no ocupara espacio en mi mente se lo pregunté al dia siguiente al ciervo, él estaba sentado a la mesa ya que había servido el desayuno, por un momento se quedó callado.

- ¿Qué soy¿, - Tomó un pedazo de papel y comenzó a hacerlo pedazos, parecía que lo hacía por nervios o tal vez para distraerse.

- Si, he preguntado qué eres. Considero que no es muy normal que un humano común pueda hacer lo que tú haces, ya sabes, la noche anterior se te rompió el cuello y no has muerto. - Incluso yo no podía hacerlo, pero claro si me lo propusiera todo es posible.

- Si, tal vez no. - Dijo seguro, al menos no lo negó. - Mira, sería complicado decirte lo qué soy exactamente pero puedes verme como: Tu compañero de casa, esa forma con forma semi-humana que se mueve. - No me convencía mucho. Aceptar un extraño en mi casa del cual no sé su nombre o si es al menos de la misma especie que yo. ''Solo es durante su estancia, sale sobrando su nombre si se irá pronto'', pensé y me pasé las manos por el rostro, me irrité un poco. - Por cierto, ayer llegaste muy agitado y no me dijiste el motivo. ¿Puedo saberlo hoy¿, - Cualquier otra pregunta la habría respondido pero esto era diferente, no le iba a decir que ayer volví tarde por que mi fascinación por asesinar me engatusó de nuevo.

- Eh, si te lo dije ayer. Hubo mucho trafico y por eso llegué tarde, además de cualquier forma de vez en cuando suelo salir tarde del trabajo. - Quise explicar que de vez en cuando mi afición por asesinar y cazar me haría llegar a altas horas de la noche. No sé por que estoy diciendo todas estas cosas...

- ¿Crees que me creeré eso¿, - El ciervo volvió a ladear la cabeza, ¿Cómo es que no le da un derrame cerebral a este hombre¿ - No tengo la mente persuasiva y conformista que todos los de esta e, - Se detuvo de decir lo que quería para corregirse. - Es decir, que todos los de esta agradable ciudad tienen. - Río al final. - Vamos, dime a donde fuiste ayer...- Él trataba de convencerme de que lo dijera, se le veía muy empeñado en hacer que yo hablara.

- No sé que quieres que te diga, yo he dicho la verdad. - Dije tajante esta vez y después bebí un poco del jugo que el ciervo había preparado.

- Si tú lo dices.- Esta vez el ciervo se mostró algo inquieto. - Perdona que no te acompañe durante este desayuno pero saldré a caminar un poco. - Y dicho esto él se levantó y se fue, así simplemente se fue, de nuevo se fue sin haber comido nada. Me pregunto qué come durante el día.

Hoy no hubo mucho trabajo, tampoco me tentaron las ganas de salir a mis actividades especiales así que salí de la estación de muy buen humor. Mientras fuera temprano no había tanto trafico así que por lo tanto hoy regresé a casa mucho antes, tal vez dos horas antes de la hora habitual. Llegué y abrí la puerta con mis llaves, entré a la casa y como siempre había un cortante silencio en la casa, eso no fue lo que me sorprendió, lo que realmente lo hizo fue que al llegar a la cocina había un fuerte olor a sangre y más específicamente, había un animal muerto en mi mesa del comedor.

- Pero que escenario tan...Peculiar. - Me acerqué a la mesa y lo que había era el cuerpo de un venado, este estaba recién cortado, apenas si tenía una rajadura en el vientre. Pero aquí lo único que importa es que mi carne favorita está frente a mi así que está bien todo por ahora, tal vez el ciervo lo cazó, ya que mencionó que él sabe cazar, de seguro estaba haciendo la cena. - Ciervo, ¿Estás ahí¿, - Pregunté antes de hacer cualquier cosa. - ¿Ciervo¿ - No recibí respuesta alguna, dado eso di por concluido que el ciervo había salido y que yo estaba solo en casa, un momento a solas totalmente después de estos días. - No me hará daño una probada de esto...- Saqué un cuchillo de uno de los cajones de la cocina y con eso yo mismo abrí por mi cuenta al venado que tenía frente a mi. Ignorante de lo mucho que se fuera a ensuciar el lugar yo solo corté la carne, poco a poco mis manos entraron e inspeccionaron lo que había ahí, era acogedor sentir lo tibio de un cuerpo, cuando la punta del cuchillo llegó al fondo del animal mi pecho y abdomen habían quedado mojados enteramente de sangre. Solo por eso, creo que me sentí un poco cansado por que solo recuerdo que recosté mi cabeza sobre el cuerpo del venado y ya no supe más del mundo hasta que cierto ciervo me colocó sobre el sofá no muy cuidadosamente, más bien solo me dejó como si fuera un costal de patatas. - ¡Auch!, - Me quejé ya que caí sobre mi espalda y esta aún seguía ligeramente adolorida por la otra noche en la que caí. - ¿Ciervo¿, - Tallé mis ojos para ver con más claridad, él estaba de pie junto a mi.

- Vaya que te gusta dormir en lugares extraños, ¿Qué pensabas hacer al despertar y tener las manos dentro de el cuerpo de un venado¿, - Preguntó al mismo tiempo que se limpiaba las manos con un trapo.- Solo contaminaste la carne, ni siquiera te lavaste las manos, ¿Cierto¿, - Me miró de entre ojo.

- Perdón, no sé lo que hice. - Fingí levemente demencia.

- Dentro de mi, sabía que harías algo parecido. ¿Por qué crees que no te recibí hoy en la puerta¿, - Era una trampa, oh, ¿Cómo pude descuidarme tanto?. No es propio de mi, algo me está pasando. - Si te daba un tiempo solo de seguro harías algo como esto. - Yo estaba a punto de hablar y definitivamente negarlo todo. - Pero no es malo mi amigo, al contrario, eso solo confirma ciertas cosas que quería probar. - Ahora tomó mis pies para bajarlos al suelo y así tener espacio junto al sofá para sentarse conmigo. - Oye, yo sé lo que haces. - No iba a caer ante conclusiones hechas en cinco segundos, yo solo me quedé escuchando, no dije palabra alguna. - Yo sé perfectamente que no eres el asesino del hacha, no parece gustarte el jazz...- Como lo dije, premisas sin un solo gramo de argumentos validos. - Y descartando eso diría que eres un simple asesino serial. - Eso de simple me afectó un poco el ego por así decirse.

- ¿Qué cosas dices¿, no tienes argumentos algunos para levantar esas acusaciones. Soy una persona normal de este pueblo normal. - Y al menos yo me consideraba una persona normal, no era un enfermo o algún acosador, entonces era normal.

- ¿Por qué no matas más seguido¿, - Ignoró mis defensas y comenzó a preguntar, creo que en el interior ambos sabemos la verdad. - No tendrás problema alguno si lo haces bien. Es todo un arte saber qué hacer con los cuerpos, también el hecho de arrebatar sus vidas de sus cuerpos es significativamente maravilloso y no solo eso, cuando cortas la piel y esta se puede estirar hacia la dirección que quieras, cuando sacas sus órganos y estos...

- ¿Tú has matado¿, - Interrumpí pero tenía que preguntárselo o la duda me haría hervir la sangre por la presión.

- ¡Pero claro que si!, - No lo negó en absoluto. - ¿Y sabes¿, Yo me acerqué a ti por qué identifiqué plenamente que eras un asesino serial pero bueno, - Se levantó del sofá - Creo que me equivoqué. - Sonrió - Y ahora con esta nueva información que sabes, no puedo dejarte ir...- Rápidamente se colocó sobre mi, me tomó del cuello.

- Suéltame, ahora. - Dije con el poco aire que me quedaba dentro, él no me dejaba recibir más de afuera ya que me estrujaba fuerte. - Suéltame...

- No es correcto dejar testigos, y los soplones no me gustan. - Intentar estrangularlo a él también no funcionaría para que me soltara, incluso matarlo suena como una idea extrañamente que no funcionará para detenerlo pero...Cualquier opción es una oportunidad.

- Suéltame, suel, suéltame...- Aún me quedaba fuerza de reserva por lo cual tenía que pensarlo bien y no solo hacer movimientos inútiles.

- ¿Será suficiente con romper tu tráquea¿, - Y definitivamente no lo voy a dejar llegar a tanto, un plan cualquiera estaría bien ahora.

- Como sea...- Con mis piernas libres quise colocarlas alrededor de su cuerpo, si lo lograba tenía la victoria asegurada ya que tengo extremidades bastante fuertes y puedo hacerlo caer.

- No, no te dejaré, - Por una acción demasiado rápida él se sentó sobre mis piernas, era realmente pesado así que quedé casi inmóvil, solo mis manos quedaban libres ahora. - ¿Creíste que eso te salvaría de alguna forma¿, - Me sonrió, se acercó mucho a mi rostro por lo cual pude observarlo mejor, tenía ojos grandes y eran de un rojo muy llamativo, incluso su cabello no parecía ser una peluca. Me gusta su rostro, creo que incluso es un poco apuesto...

- Me gustan estas cosas...¿Son reales¿, - Y ya estando sin aire solo por curiosidad le toqué esas cosas que él tenía sobre la cabeza, parecían orejas así que le toqué e incluso metí mis dedos a lo que sea que había ahí, era suave. Y por sorpresa, ante eso, él mostró cierto desagrado de que le tocara así que en menos de lo que el ciervo lo esperara yo ya le estaba enterrando los dedos y las uñas, y, por fortuna, bajó su guardia por lo cual ahora yo ataqué y lo logré someter debajo de mi en el sofá. - Entonces eran reales estas cosas, - Dije cuando recobré el aire, claro sin haberle soltado las orejas.

- Ni yo sabía que eran reales, - Río algo cansado, yo también lo estaba pero aún así seguí viendo al ciervo. Su cabello se había desarreglado, también su ropa pero solo un poco.

- Ahora estás bajo mi control, tú decides cuales serán mis acciones ahora.- Sonreí. - ¿Me permites hablar entonces¿, - Pregunté por el motivo de que el ciervo solo tomaba conclusiones en un momento.

- Lo permito. - Se veía calmado cuando dijo eso.

- Está bien, lo admito...- Me fue difícil hablar en esa posición en la que estaba, desde ahí podía sentir el abdomen del ciervo, incluso como respiraba, como su cuerpo tomaba aire poco a poco, respirando lento. - Yo también he asesinado, muchas veces lo he hecho. Si, soy un asesino en serie. - Lo ultimo se escuchó al menos para mi muy tonto, no tuvo sentido decirlo.

- Si, eso es lo que estuve diciendo todo el tiempo. - Lo dijo triunfante, demostrando todos sus puntos antes dichos.

- Tú, ¿Ya lo sabias desde antes, cierto¿, que era asesino,- Espero no sea uno de esos investigadores de nuevo.

- Si, lo sabía.

- ¿Como¿, según yo nunca dejo nada que pueda servir como evidencia solida, ¿Qué fue lo que te llevó hasta mi¿, ¿No serás el asesino del hacha...o si¿. Por qué si lo eres déjame decirte que si no salí aquella noche a los salones de jazz fue por qué no me dieron ganas de salir. Y además solo dormí. - Esa noche recuerdo que fue divertida, ver a todos asustados me encantó mucho, toda esa época del asesino del hacha fue divertida, ah, tantos italo americanos.

- No soy el asesino del hacha. Y lo que me llevó hasta a ti fueron bastantes cosas las cuales no diré ahora. - Y él no se veía de las personas a las cuales no se les saca la información importante de ese tipo fácilmente.

- Eso quiere decir, que ambos somos...- Le solté las orejas con la precaución necesaria, ahora solo nos quedamos mirando.

- Si, somos la misma cosa. - No era muy común este tipo de encuentros así que claro fue raro todo eso, nos vimos durante un buen rato, solo analizando lo que haría cada uno y dependiendo de eso sería como actuaríamos. - Eh, ¿Ya te puedes quitárteme de encima¿, - Lo dijo él de entre el silencio

- Oh, si, lo lamento.- De inmediato bajé de su abdomen, él se quedó en el sillón unos momentos. - Eh, ¿Estás bien¿, - Pregunté ya que él no se levantaba, solo se quedó ahí recostado.

- Si. - Se cruzó de brazos. - ¿Quieres el venado en sopa o en filete¿, - Preguntó después de bostezar, creo que esta vez si está cansado por hacer demasiadas cosas al día.

- Ambos suenan bien. - Todo resultaba bueno si a la comida se le agregaba carne.

- Ambos serán si así lo quieres. - Él era un hombre bastante extraño, incluso a mi me resulta no común que a él le guste hacer bastantes cosas de las que yo hago, como por ejemplo: No cualquiera sabe cocinar buena la carne de venado, no cualquiera asesina y ahora que lo pienso, su voz sacada de la radio es sumamente enigmática, es por así decirlo. No se encuentra una persona así siempre, todo ocurrió debido a que el ciervo me buscó por ser un asesino, ¿Así serán todos los demás¿. - Cortaré el animal y luego haré la cena. Sería una buena forma de matar el tiempo que fueras por una botella de vino, ¿No te parece¿, - Personalmente no me gustaba embriagarme, pero si al él le gusta no le veo problema en sacar una botella.

- Hay una botella en la alacena, no es necesario ir a comprar una. - Yo solo la tenía por un regalo que me habían hecho hace años en una tienda al centro de la ciudad.

- Que fortuna. - Dijo algo incomodo. - ¿Y me ayudarás a cortar la carne o solo te quedarás ahí mirándome?, - El ciervo me sacó de pensar tanto.

- Puedo ayudarte si quieres, solo permíteme tomar mi cuchillo fav...- Y para eso quise sacar de uno de los cajones de la alacena mi cuchillo corta carne favorito pero al parecer otra persona ya lo estaba usando.

- ¿Buscabas esto¿,- El ciervo me mostró mi cuchillo entre sus manos, lo manejaba bastante bien, hacía cortes precisos y no salpicaba en absoluto, tenía bastante habilidad, se nota que él no dejaba rastros de sus victimas.

- No pasa nada, tomaré otro. - Al decir eso me sentí tan servicial, no de la forma común si no que algo mucho más, no sé como explicarlo pero mi pecho se sintió más grande y palpitante, como si la vida se me saliera del cuerpo en una forma muy cómoda. Es decir, solo estamos conviviendo dos asesinos, normalmente, ambos de la forma en que gracias a esto después nos podamos tomar la libertad de pedirnos los cuchillos en caso de que vayamos de cacería.

- Cierto, ¿Qué tal estuvo el trabajo hoy¿, - Preguntó de repente en cierto momento aburrido, cuando yo estaba cortando las piernas del venado con una pequeña cierra.

- Estuvo ligero, gracias por preguntar. Y ya que estamos hablando de trabajo, sé que este no sea muy buen momento para preguntar, pero...¿Cómo es ese tal hazbin hotel donde trabajas?...- Solo quería hacer platica, me sentía en algún tipo de confianza estando con él.

- No podría considerar el hazbin hotel como un trabajo ya que no me pagan ciertamente. - Y mi suposición era correcta al decir que el ciervo no hacía nada en todo el día. - Aunque, los días que he estado ahí han sido muy inusuales, no me he aburrido y eso es lo único que busco al hacer algo. El hazbin hotel es un lugar, interesante.

- ¿Tanto dinero tienes como para no tener que trabajar¿, si vas a un lugar donde no te pagan...- Entonces era el clásico millonario que dado su abundante tiempo libre se pone a asesinar por pasatiempo.

- No tengo tanto dinero como crees. - Dio una risita con su clásica sonrisa. - Lo único que pasa es que del lugar donde vengo no tengo la necesidad de trabajar para ganarme la vida. Mi situación es muy diferente de la tuya, necesitaría mucho tiempo para explicarte todo con claridad, tiempo que no hay. - Entiendo, después de todo no es necesario que sepamos cien porciento uno del otro.

- Me gustaría visitarte algún día y ver ese lugar donde solo vas a des aburrirte. - Si era así a mi me caería bien un trabajo así de fácil. - ¿Podría ser posible¿. - Pregunté y después sin mucho cuidado corté una ultima pierna, aún el trabajo no terminaba pero no quedaba tanto, solo eran unos cortes más, el ciervo hizo casi todo el trabajo.

- Estoy bastante seguro de que lo verás algún día. - Él bostezó de nuevo, esta vez se tocó el puente de la nariz, esta acción le manchó un poco de sangre la nariz. - Serán suficientes estos cortes, ahora será mucho más sencillo guardar el animal. La cena estará pronto, puedes ir a cambiar tu vestimenta si quieres, incluso puedes ir a darte un baño. - Mis manos ya no estaban limpias pero no estaban húmedas pero mi ropa era otro punto aparte, esta estaba sucia y apestaba mucho a sangre de animal.

- Si, apesto. - De solo olerme se me erizaba la piel. - ¿No quieres que te ayude a limpiar¿, - Me ofrecí pero él se negó.

- Todo estará listo cuando vuelvas, no te perderás de nada. - Dejó mi cuchillo sobre la mesa donde estábamos trabajando. - Puedes lavarte con tranquilidad. - Mirándolo a él un momento me di cuenta que también estaba algo sucio, principalmente tenía marcas de cuando casi nos estrangulamos.

- ¿No quieres lavarte tu también¿, tu ropa está hecha un lio, y tu rostro se ha manchado un poco. - Se miró solo por un momento.

- Lo haré después de la cena.

- ¿Tienes ropa limpia de cambio¿, puedo prestarte algo si quieres, parecemos de la misma talla, no eres tan grande. - Ahora yo me pasé alrededor de él para calcular si le quedaría mi ropa, yo estaba casi seguro que si ya que tenemos físicos similares. - ¿Qué decides¿, - El ciervo se miró de nuevo

- Por ahora no necesito ropa extra, gracias por tu oferta, y como lo dices tan servicialmente creo que llegaré a tomarte la palabra en algún momento, ¿Puedo tomarme esa libertad, cierto?, - Miró atento a mi respuesta

- Claro, toma lo que quieras. - Y lo dejaba gracias a nuestra ya adquirida confianza.- Voy a darme un baño entonces, ¿Seguro que todo estará bien¿, - Me sentí preocupado de dejarlo solo, no es que me importe su integridad ni nada de eso es solo que creo que se veía cansado y no quería errores y mucho menos que estos afectaran la cena.

- Si, seguro. - Y ya que contestó eso no tenía por qué dudarlo.

Me di un baño rápido, también con un cambio de ropa me sentí mucho mejor, no me concentré mucho en las acciones que hice, solo cuando estuve listo regresé a la cocina para ver qué tanto había progresado el ciervo y a decir verdad, me sorprendí mucho. La cocina estaba limpia, todo lo estaba incluyendo al ciervo, e incluso la cena ya estaba puesta a la mesa, era un delicioso filete de venado y también sopa tibia con carne.

- Terminaste rápido, ¿Te sientes mejor ahora?, - No entendía como es que él pudo hacerlo tan rápido, era sencillamente inexplicable todo esto, inclusive llego a pensar que este tipo es un tipo de mago o algo así ya que solo se necesita ser asombrosamente veloz para lograr dejar todo como si nada hubiera pasado.

- Si, me siento mejor.- Respondí fresco y con un humor bastante mejor. - Tú también terminaste pronto de limpiar, incluso cambiaste tu vestimenta, - Dije con cierto asombro, aunque entorno a la ropa que vestía era la misma que hace rato, el único cambio era que ahora estaba limpia, tal vez él tiene varios conjuntos iguales. - Es asombroso.

- No es nada especial. - Se hizo el cabello a un lado ya que se le movió un poco al rostro, fue más un movimiento de inferioridad.- La cena está lista, por favor, toma asiento. - Yo me senté y él lo hizo también, al mismo tiempo nos colocamos en las sillas, fue demasiada sincronización a mi parecer. - ¡Pero que descuidado, he olvidado el vino!, - Lo recordó y la expresión que hizo de sorpresa lo delató. - ¿Quieres llena la copa?, - Me preguntó al mismo tiempo que tomaba la botella de vino para servirme

- Espera, - Lo detuve - Ciervo, yo no bebo. - Pedí disculpas internamente - Pero tú puedes beber lo que quieras, puedes terminarte la botella si quieres.- El ciervo me miró

- Yo, tampoco bebo. - Confesó él, ambos hicimos una sonrisa incómoda. A veces había cosas muy raras en mi vida, pero creo que esta fue de las más raras y graciosas ya que comencé a reír, solo por esa escena comencé a reír. - ¿Esto es gracioso?, - Él estaba serio y solo me observaba, la verdad no creo que él pueda entender si tiene ese sentido del humor tan insensible.

- Un poco, - Dije entre intentos por recuperar el aire, yo jamás había reído así de fuerte así que no sabía muy bien como hacerlo y por eso casi me ahogo por la falta de aire. - Es que es gracioso por qué no tomamos, ¿Lo entiendes?, - El tratar de explicarle parecía imposible.

- ¿Eso quiere decir que quieres agua en vez de vino?, - Preguntó ignorando lo que dije

- Si. - Contesté, él llenó mi copa con algo de agua y la puso frente a mi. - Gracias. - Dije al recibir el agua.

- Vamos, dime que tal está la cena...- Preguntó él cuando yo iba a la mitad de mis alimentos, la verdad todo estaba muy sabroso, su comida era lo mejor que había probado en la vida. - ¿Te gusta?, Ya sabes que tiene tu carne favorita...- Sonrió y mostró los dientes, esperó mi respuesta con ansias.

- Está deliciosa, yo, jamás podría haber cocinado algo así, - Al menos no podría cocinar esto estando sin ánimos. - Eres realmente habilidoso en la cocina. - En la cocina y en las labores domesticas y también por si fuera poco sabía mucho sobre el acomodo de los cubiertos en la mesa, era bastante inteligente.

- Te agradezco los halagos. - El ciervo miró la comida, humeante y de muy buen sabor, parecía con hambre, como los niños de la calle cuando miran panes recién hechos a través del cristal de la panadería.

- Eh, ¿Tienes hambre?, sírvete un poco, no podré terminármelo todo yo y ya sabes, dicen que la gente se va al infierno si tira la comida a la basura. - Lo alenté a comer con un dicho que decían las ancianas del barrio, yo realmente no creía en esa tonterías sin sentido del cielo y el infierno pero si al ciervo le servían estaba bien. - No te he visto comer mas que aquella noche cuando nos conocimos. - Cuando se infiltró entre la noche a comerse mi jambalaya.

- Lamento mucho no poder acompañarte en la cena pero, la verdad soy un poco brusco al comer, sobre todo cuando ingiero comida que me gusta. No quiero mostrar mis malos hábitos al comer. - No podía creer que un hombre como él tuviera ese tipo de hábitos, pero nada se sabe después de todo.

- Pero esto quiere decir que comes en algún momento, ¿No es así?, - Él contestó que sí, al menos ahora sé que no es un monstruo que no come. - Si tienes hambre no es necesario que te contengas, solo estoy yo aquí y no le diré a nadie sobre tus malos hábitos así que no te angusties, puedes comer. A ti también te gusta esta carne, ¿no?, no sería justo comer yo solo y que tú solo mires. - Él lo pensó un poco.

- No podría, estaría muy mal...- Movió la cabeza de lado a lado. Ahora yo no podía comer cómodamente si él me miraba con esa cara. - Tú sigue comiendo, por favor, lamento estropear tu cena.

- No comeré hasta que tú lo hagas. - Sonreí maliciosamente como si hubiera hecho un gran crimen. El ciervo ante lo que dije se levantó y luego al sentarse trajo consigo un plato con comida para él, antes de empezar me miró esperando que cambiara de opinión.

- ¿Quieres seguir con esto?, - Bebió un poco de agua, eso era lo único que se había servido desde el principio

- Si, quiero seguir. - Me causaba ahora placer haber encontrado una forma de hacer que él hiciera lo que quería pero...¿Por qué lo hizo?, yo solo soy una persona y si no hubiera comido la cena que él preparo no hubiera pasado nada malo, no será que...¿Le afectó lo que le dije sobre el infierno? - Adelante, empieza tú. - Le di el grandioso honor de comenzar la cena, mejor dicho, de casi finalizarla.

- ¿Quieres que dé las gracias o algo parecido?, - Contesté diciendo que no moviendo la cabeza. - Ok, - Él se ató una servilleta en el cuello para que esta cubriera su ropa de mancharse, después de eso empezó a comer y en efecto, tal y como dijo él no tenía mucho estilo para comer, se metía a la boca pedazos grandes de carne y los masticaba totalmente con la boca abierta, no tenía ningún cuidado al comer, parecía un animal salvaje. Pero lo reconfortante al menos era que usaba los cubiertos para cortar y tomar la comida. - ¡Pero que delicia!, hace muchísimo que no comía esto tan rico, - Parecía que se moriría de placer por solo comer, creo que le gusta mucho la carne de venado al igual que a mi.

- Wow, pero que...- A pesar de todo su forma de comer era igual que él, libre, única y sobretodo, con estilo. - Que forma tan peculiar de comer. - Él al oírme limpió sus labios para poder hablar.

- Dijiste que estaba bien que comiera así que si no quieres verme, por favor retírate. - Se escuchó serio

- No me molesta verte comer, es solo que tienes una forma extraña de comer, - Él estaba por decir algo pero yo seguí hablando - Y además...Hace mucho que no cenaba junto a alguien, es reconfortante tener a alguien como tú aquí.

- ¿Cómo yo?, - Alzó su ceja derecha algo escéptico - ¿Puedes explicarte un poco?

- Me refiero a que, estando solo no tenía a nadie con quien hablar y era muy aburrido, pero contigo, ahora incluso me haces la cena cada que llego del trabajo, - Y la comodidad duraría muy poco pero no importaba, yo disfrutaría su compañía hasta que tenga que irse. - Tenemos muchas cosas en común tú y yo y, no se encuentra una persona así todos los días. Eres especial para mi.- Creo que saqué esas palabras de un poema que escuché en la radio una vez pero eso quedaba bastante bien conforme lo que yo quería expresar.

- ¿Esto es algún tipo de confesión? - Me preguntó antes de seguir comiendo - Por qué no sé si estés listo para ese tipo de cosas. - Algo en mi cabeza estaba demasiado inocente por qué no entendí a lo que se refirió.

- ¿A qué cosas te refieres?. - Pregunté y él soltó una risita de entre sus labios.

- Je, es mejor que no lo sepas, si no lo averiguas por tu cuenta no será divertido. - Y de nuevo me quedé con la duda.

Al terminar la cena yo fui a lavarme los dientes, no quería dejar el sabor a carne de mi boca pero también sería muy sucio no lavarme e incluso llegaría a oler mal. Al terminar esa labor yo estaba por irme a dormir hasta que recordé que el sofá había quedado bastante sucio por la pelea que tuvimos el ciervo y yo esta tarde y, el ciervo duerme ahí.

- Ciervo, - Salí a la sala y el ciervo estaba sobre la mesa de entre los sofás, con las extremidades extendidas y tendido ahí - Ciervo, ¿Qué estás haciendo?, - Al solo verme él se levantó.

- Me estaba quedando dormido, gracias por despertarme.- Parecía que él no quería dormir, se frotó uno y otra vez el rostro para poder despertar. - ¿Por qué sigues despierto?, es tarde.

- Me quedé un poco pensativo mientras me lavaba los dientes. - Eso se escuchó mejor en mi mente. - Tú, ¿Dónde dormirás?, - Y como pensé, el sillón grande estaba bastante sucio como para que durmiera ahí el ciervo. - No creo que la mesa de centro sea buen sitio para dormir, generarías problemas en la espalda si duermes ahí. - Y sería muy tonta esa manera de haberlos generado.

- Si, ya lo sé. - Pero considerando que su cuello se rompía fácilmente tal vez era normal para él dormir en malas posiciones. - Pero realmente no pienso dormir en un lugar lleno de sangre, - Y ni yo en mi sano juicio lo haría, el sillón si que se veía mal.

- Si lo quieres, puedes dormir conmigo, podemos compartir la cama. - ¿¡Pero que cosa acabo de decir!? - Es decir, - Busqué algo que no se escuchara tan a parecido a esto. - Mientras lavamos el sofá y se seca, incluso el sofá no es un buen lugar para dormir, hay muy poco espacio e incluso si puedes podrías ir a un hotel y quedarte ahí, - Me puse algo nervioso, incluso creo que volvió el tic en el ojo unas cuantas veces.

- Está bien, durmamos juntos.- Me interrumpió antes de que dijera algo más, luego de eso fue directamente a mi habitación, yo fui tras de él. - Tu cama es algo incómoda, ¿Duermes aquí todos los días?, - Cuando llegué él ya estaba echado sobre la cama, moviéndose una y otra vez como un perro entre la hierba.

- Hace mucho que tengo esta cama, aquí hay más espacio a diferencia del sofá.- Hace mucho que no compraba muebles nuevos, incluso la cama que tengo es de segunda mano.

- Este lugar es más duro que una roca, - Se levantó de la cama - Pero no te preocupes mi querido amigo, haré las cosas mucho más acogedoras...- Él de nuevo sacó su micrófono y tomándolo del bastón lo movió un poco - Oye, mira por allá, un gato, - Me pareció extraño que hubiera un gato en mi apartamento así que de inmediato voltee pero no había nada por ningún lado, al mirar de nuevo a donde estaba mi vista originalmente quedé bastante impresionado, era de lo más lujoso y elegante del mundo. Una cama grande, hermosa, de mantas color salmón, y almohadas mullidas y esponjadas, era un sueño totalmente, él había hecho aparecer este sueño. - No sé, ¿Te gusta el color de las mantas?, puedo cambiarlo si quie, - Ni siquiera lo dejé terminar, me emocioné tanto por lo que tenía ante mi que simplemente me dejé llevar y me abalancé sobre la cama, al sentirla fue como un montón de algodón, suave y esponjada, incluso mi cuerpo se hundió un poco al estar en esa cama. - ¿Está bien así?, - Consideré esa pregunta innecesaria, no se podía juzgar lo que se veía.

- Es perfecto. - Suspiré - ¿Esto es real?,- Me di cuenta de lo anormal que era que una cama mágicamente hubiera aparecido en mi habitación.

- ¡Claro que lo es!, - Exclamó y se recostó junto a mi. - ¿Acaso no lo crees?

- Tú, ¿Eres algún tipo de hombre mágico o algo así?, haces cosas muy inusuales, tienes una voz con estática sin tener que pasarla por una maquina de sonido y, esto, - Ambos estábamos mirando el techo, por unos momentos nadie dijo nada y el silencio reinó ahí.

- Es difícil de decir. - Se llevó las manos a los ojos para cubrírselos. - Yo, solo sé hacer cosas como esta y ya, no hay mucha ciencia en lo que hago.

- Claro que la hay, nadie en el mundo haría trucos tan maravillosos como los haces tú.

- No son trucos, - Él se la pasaba corrigiéndome pero no podía evitar equivocarme si él no me decía lo que era de verdad. - Mejor en vez de hablar nos vamos a dormir, debes de estar cansado, ha sido un día complicado. - Ahora que lo veía mejor él ya llevaba puesta una piyama así que solo se metió entre las mantas y dándome la espalda se quedó dormido, solo así de la nada.

Es un poco raro, estoy durmiendo junto a él, lo escucho respirar y de vez en cuando se mueve, lo siento junto a mi a pesar de que la cama es grande, ambos estamos tan juntos que no dejo de pensar en el ciervo. ¿Cómo será el lugar donde vive?, de seguro que él es el más genial por allá, o tal vez sea una persona normal en esa ciudad, quien sabe, me gustaría saber con quién es con quien estoy durmiendo, solo quiero saber para, no aburrirme...

Mi corazón late aceleradamente ahora que estoy en esta cama por lo cual no puedo dormir, si, la cama en sí es muy cómoda pero con quien estoy, hay algo en él que no puedo dejar de ver, incluso su espalda es perfecta, una leve curva sobre otra, sus vertebras sobresalen levemente ya que está en una posición poco común y se le ha levantado un poco la camisa de dormir, tiene piel grisácea, incluso al tocarlo puedo sentirlo, es un poco suave y ya que él no se da cuenta sigo pasando mis dedos por su piel, es autentico, esto es real aunque no lo crea, me siento tan bien por eso, no quiero dejar de sentirme así...