Mientras mis pasos me llevan a casa de mis amigos, aunque casa no sería lo correcto para nombrarla, mansión; es lo más adecuado, recorro el sendero y por mi mente pasa mis primeros años de mi vida, llegue a la vida de los White o ellos llegaron a la mía, depende del cristal del que se vea, soy huérfana y creo fervientemente que fui muy afortunada al ser la elegida entre tantos niños ávidos de cariño y amor, me abandonaron a las puertas de un orfanato un frío día de invierno, cuando ya tenía unos pocos meses de nacida, pase mis primeros cinco años ahí, las monjas y maestras decían que o bien me escondía o lloraba, si alguna pareja se interesaba en mí, supongo que esto aplica cuando ya era más grandecita, ya que si alguien me hubiese querido de bebé mis llantos no hubiesen servido de nada. Aún recuerdo claramente cuando se me acercó la que sería mi madre.
-Hola pequeña, ¿cómo te llamas?
El primer impulso que tuve, fue salir corriendo, pero hubo algo en sus mirar que me cautivo, tenía los ojos color almendra más lindos que hubiese visto antes, trasmitía paz y también tristeza como los míos, anhelaban algo que yo también buscaba, fue una conexión, vestía de verde mi color favorito y el cabello largo color cobre con algunas pequitas en su rostro tan terso, algo dentro de mí se quedó quieto y mis labios empezaron a hablar.
- Soy Candice, señora; aunque no me gusta mucho. - su risa sonó tan fresca y dulce que inmediatamente me contagio y terminamos riendo. -
- Pues es un bonito nombre, aunque no es muy adecuado en una niña pequeña. - mientras hacia el ademán de pensar, colocaba su dedo índice por encima de su labio superior. – qué te parece ¿Candy?
- ¿Candy? ¿Cómo caramelo?
- Si es dulce y lindo como tú.
- ¡Me gusta! me puede llamar así y usted ¿cómo se llama?
- Meredith White, bueno que te parece que ahora que somos amigas que tal, si jugamos un poco.
- ¡Si! Me gustaría.
- Juguemos a las escondidas, ¿está bien? pero para eso llamaré a un amigo más, ¿sí?
Veo venir a aquel hombre alto y delgado, de cabellos negros, ojos grises, los lentes le dan un aire serio, pero cuando sonríe se ve amable, por algún impulso me escondo tras de la señora bonita.
-No tengas miedo pequeña, él es Jhon y es mi esposo, no te hará daño, solo quiere ser tu amigo como yo. - mientras me habla se lanzan miradas llenas de amor, que hace que mi corazón tenga por primera vez, la ilusión de querer una familia. – mientras dejo mi escondite y le doy una sonrisa temerosa.
Y así después de varias visitas y papeleos, un día nos convertimos en familia, fui tan feliz, pero con ello renació mis miedos, mis verdaderos padres me abandonaron, quizás tenía algo malo por eso se deshicieron de mí, al menos eso me dijo un niño mayor y esa idea se quedó en mí, trate fervientemente ser una niña ejemplar para evitar que también ellos me abandonaran, pero ellos se dieron cuenta de mi extraño comportamiento y me llevaron con psicólogos que me ayudaron a superarlo en poco tiempo, con el pasar de los meses las risas, el amor, comprensión llenaron nuestra casa, por primera vez celebre un cumpleaños teniendo papá y mamá; como los demás chicos, mi sueño se hizo realidad, ya no necesitaba nada más, por eso; cuando sople las velas de mi sexto cumpleaños aquel mayo lejano, no pedí nada, quizás si hubiese pedido ser feliz con mi familia por siempre, nunca hubiese sucedido lo que paso.
La tragedia toco nuestra puerta y mi familia se resquebrajó, poco más de un año duró mi felicidad y el sueño de tener un papá y una mamá. Aunque los deseos al soplar velas no siempre se cumplen, por un tiempo me atormento el pensar que pude cambiar las cosas, ¡como si las cosas fuesen tan fáciles! pero la mente confundida y dolida de una niña de poco más de seis, lo ve todo desde una perspectiva tan diferente.
Papá era médico y mamá enfermera, él trabajaba para una familia pudiente descendiente de Escocia, se hizo muy amigo del jefe de familia, el señor Ardlay; lo recuerdo, ya que papá me llevó con él en varias oportunidades, cuando iba a checar a la señora Elroy , hermana del Señor de la casa, que por aquel entonces estuvo delicada, era una señora con cara seria, diferente a su hermano que siempre sonreía, pero nunca me miro mal, ni me hizo de menos, aun sabiendo mi origen, el señor Ardlay era viudo; había perdido a su esposa hace varios años, tenía dos hijos un tanto mayores, Rosemary; que por aquel entonces tenía 26 años, casada y con un hijo más o menos de mi edad y otro hijo que hasta entonces nunca vi, pero tenía alrededor de 13 años llamado William.
Papá fue llamado de urgencia para atender al Sr. Ardlay a su despacho, había tenido una subida de presión o un amago de infarto después de tener una discusión y él todo necio se negó a que llamen a una ambulancia, según supimos papá lo estabilizó y quiso pedir asistencia médica para evacuarlo a un hospital, pero él, minimizó el asunto y dijo que iría en su auto y que estando su médico de cabecera no tendría ningún problema; pero en el camino; el auto tuvo una falla mecánica que hizo que el chofer perdiera el control y chocará. Ese día mi padre falleció de manera instantánea al igual que el chofer, el señor Ardlay dejaría de existir en el hospital.
Aún recuerdo cuando llamaron a mamá, lo blanca que se puso, no articulaba palabra alguna, solo las lágrimas corrían por su rostro; me tomo de la mano y salimos apuradas, tomo un taxi; supongo que le era difícil manejar en ese momento, llegamos al hospital y vimos las caras tristes de la señora Elroy , la señora Rosemary, George y los señores Legans (que en aquel entonces no los conocía), el señor George se nos acercó y ante las preguntas desesperadas de mi madre, queriendo saber sobre papá , él sólo movió su cabeza y dijo un "lo siento", el llanto de mi madre me confirmó lo que hasta ese momento no entendía, mi padre ¡había muerto! mientras la señora Rosemary consolaba a mamá que estaba en shok ,yo estaba en el limbo, no había quien me explicase, quien me abrazara y consolara, como lo haría papá. Sentí una mano en mi cabeza y cuando levanté mis ojos, vi la cara triste de la señora Elroy, me abrazó y dijo que ahora ellos eran nuestra familia, que no estaríamos solas, luego me susurró ve con ella, te necesita más que nunca.- Cuando abrace a mi mami que estaba sentada en el piso abrazándose a si misma, mientras la Sra. Rosemary trataba de consolarla, recuerdo que levanto su rostro hacia mí y pude poner mis manos en él.- no llores mamita, él desde el cielo nos cuida, al menos eso dice la hermana María y yo creo que es así .-puse mi mano en la suya y seguí hablando.- estaremos juntas, él siempre le gustaba verte feliz, volveremos a sonreír mami, te quiero.- Contrario a lo que quería, mamá lloro de forma más profunda y yo ya no pude seguir tan serena, mi llanto se aunó al de ella, cual compuerta abierta, no soy de llorar con facilidad, pero esa vez a pesar de las lágrimas que caían, sentía que había muchas más por salir, el día que íbamos a ir al campo, comer al aire libre, nadar y pescar en el río; ser felices como familia, fue el peor día de mi vida, de nuestras vidas.
Ni cuenta nos dimos que el médico salió de la sala de cirugía y por desgracia, el desenlace fue el mismo, sólo caímos en cuenta de eso cuando la pobre señora Rosemary cayó desmayada, si no fuese por el señor George, se hubiese golpeado contra el piso. Ese día el infortunio se llevó tres vidas.
Después de eso la señora Elroy le propuso a mi madre darnos una casita, también le ofreció darle trabajo, pero ella decidió seguir en el hospital, ahí tenía mucho que hacer y poco tiempo para pensar, ofreció pagar mis estudios, pero mamá se negó, ya se sentía mal de aceptar la "casita"; que de casita no tenía nada, la supuesta casita era un replica mucho más pequeña de la mansión y está en la parte trasera de esta, nos separa solo un gran jardín, la idea de casita de los señores es muy distinta a lo que mamá pensó en ese momento, por eso acepto vender el departamento y mudarnos, pero se sorprendió mucho cuando vio donde viviríamos, ya no le dejaron dar marcha atrás, creó que lo que convenció a mamá a quedarse en ella fue que la dichosa casita era independiente con entrada diferente a la mansión.
Prácticamente yo era una más de la familia, paraba más con los Ardlay que con mi mami, creo que en ese sentido mi madre se sentía culpable de no estar a mi lado más tiempo, pero su trabajo se lo impedía, por otro lado, los Ardlay creían que nos debían a mi madre y a mí, el que mi padre ya no estuviese con nosotras, por eso querían darnos estabilidad económica y afectiva.
Estudie en colegios de élite donde sólo las familias más pudientes pueden permitírselo, con el sueldo de enfermera de mi madre no podríamos pagarlo, al principio fue toda una guerra de voluntades entre las señoras Ardlay y mamá, ellas queriendo encargarse de todo y mamá negándose, pero luego pensaron que lo mejor era hablar con el director que es amigo de la familia y ver si me podían conceder una beca, cosa que se dio a regañadientes, desde entonces me esforcé mucho en mis notas para no causarle preocupaciones a mamá y tampoco esperar más de los Ardlay, que de por si hacen mucho por mí, nunca hubo diferencias entre los niños de la casa y yo, navidades, cumpleaños, viajes, siempre fui tomada en cuenta.
Volviendo a la realidad, veo que ya le di la vuelta a la puerta principal y ahora estoy en "los dominios de los chicos", aún no se quien le puso ese nombre tan feo, a la parte de atrás de la casa donde están los gimnasios, la piscina y "el laboratorio" de Stear, bueno ni se cómo llamarlo, él ha pasado por tantas faces, desde que lo conozco, que más que laboratorio es un cuarto lleno de la más variopintas chucherías, aunque he de admitir él es un genio con talento, al correr de los años ha mejorado mucho sobre todo en el área mecánica y electrónica y es el mejor alumno en la universidad y creo que terminara antes de lo pensado, él es el orgullo de la señora Elroy, aunque ella siempre dice que todos somos su orgullo.- creo que lo dice porque Archy siempre se anda quejando del supuesto favoritismo hacia su hermano mayor.- aunque los chicos creen fervientemente, que el único y verdadero orgullo de ella es el misterioso William.
Mientras busco a mis amigos, voy recordando desde cuando nos conocemos, ellos llegaron meses después que perdí a mi padre, sus padres siempre viajaban por trabajo y no era una situación muy saludable para ellos, por lo que la señora Elroy los tomo bajo su tutela, eso sirvió para que sobrellevara su dolor al igual que el de la señora Rosemary, por la pérdida de la cabeza de familia y también fue lo mejor que me pudo pasar a mi contaba con amigos.
El mayor es Stear, él es 4 años mayor que yo, Archy me lleva dos años y Anthony un año y como olvidar a los mellizos Niel y Eliza, también son un año mayor que yo, aunque no quiera, forman parte de mi niñez y mi adolescencia.
- ¡Hola gatita!
- ¡Archy! por Dios; casi me matas del susto.
- ¿Yo?
- ¡Si, tú! no veo a nadie más.
- Que culpa tengo yo que estuvieses en las nubes como de costumbre.
- ¿En las nubes? Yo no paro en las nubes.
- En las nubes o pensando en el idiota ese, que, por cierto ¿no deberías estar con él?
- Ya Archy, déjala en paz.
- ¡Stear! vez; ¿cómo siempre me molesta tu hermano? deberías de madurar, ser más como Stear, que si es un caballero. - mientras digo esto le doy un abrazo de oso al mayor de ellos. –
- ¿Que pasa Candy? no estas como siempre, ¿todo bien? sabes que puedes contar con nosotros.
- Nada, estoy bien y mi novio para que sepan ya se fue, dijo que tenía que entrenar, se fue en la mañana y quise pasar el día con ustedes.
- Ósea que somos tu segunda opción, ¿no te había prometido estar hoy contigo? no sé qué le ves, casi no se ven, no eres su prioridad, gatita no digo esto por lastimarte, te quiero como la hermana que nunca tuve. - Mientras digo esto veo a mi hermano levantar su ceja izquierda de manera sarcástica. - no quiero que ningún idiota te lastime.
- No te preocupes, él me quiere y me respeta. - si como no, me amonesto a mí misma. - solo que por ahora está muy ocupado y estresado entre la universidad y el entrenamiento. - mientras me encojo de hombros. -Gracias chicos por preocuparse por mí, los quiero mucho, gracias también por ayudarme con el vestido y el maquillaje, me sentí muy linda ayer. - mientras los abrazo a los dos. -
- Eso es cosa de Archy, si por mi fuese no hubieses quedado tan hermosa, no digo que no seas bella, tú te ves bien, aunque estés mal vestida, no pongas esa cara…no quiero decir que te vistas mal…este… ¡hay Candy! me entiendes ¿verdad? eso de andar emperifollando a la gente se lo dejo a mi hermanito, que, si no lo conociese, diría que tiene un gran futuro en ser maquillador y asesor de modas, seguro que no eres… tu sabes. - mientras sus carcajadas y sus disparates nos contagian. –
- ¡Idiota! qué vas a saber tú de glamour y vestirse bien, es un don el que tengo, el buen gusto, clase y sofisticación, inteligente…
- Y nada humilde…
- ¡Candy! ¿te pones de su lado?
- Perdón, perdón, ustedes son el epítome de hombre, no se peleen, cada cual tiene lo suyo y los quiero mil. Bueno ¿qué hacemos hoy? aprovechemos que aún están aquí y no se van y me abandonan por ese monstruo llamado universidad. – Mientras me rio de lo tonto que suena. –hable con mi madre y ya le dije que hoy me quedare con ustedes.
- Que les parece si salimos a almorzar fuera, los melli- tontos están por aquí y no quiero que te hagan y nos hagan pasar mal rato, con eso que Eliza esta toda histérica por no haber sido la reina del baile, no te perdonara que le hallas quitado la corona, que por cierto la tengo ahí guardada, la dejaste tirada, después que nos abandonaste, en plena fiesta ¿a dónde te fuiste?
- A donde fue, que hizo o quien estuvo no es de nuestra incumbencia Archy, solo que este bien, contenta y feliz.
- Fui a mi casa chicos, no les voy a mentir, nos disgustamos luego de salir de la fiesta y me llevó a mi casa.
- ¿Estas bien gatita? sabes que no soy partidario de los golpes, pero por ti lo haría, tú sólo dime y le doy su merecido.
- Si, no pasó nada, simplemente no me sentí preparada y él se incomodó, también yo, no era el momento.
- Stop, gatita; no sé si estoy preparado para esta conversación.
- Pero solo con ustedes me siento en confianza de conversar, ustedes han sabido todo de mí, desde pequeños, hemos sido muy unidos, nos hemos reído de nuestras sonrisas desdentadas, cuando me creció las bubis y mi mamá tuvo que ir a esa especialización en Europa y no sabía qué hacer, Archy me ayudaste a elegir los correctos o cuando me llegó el período en clase y me manche toda, fuiste tú Stear, quien entro hasta el baño de chicas para llevarme la infinidad de toallas femeninas que encontraste y me esperaste hasta que me cambie de ropa para llevarme a casa, casi te expulsan por eso y como olvidar que Anthony me preparaba bebidas calientes para los cólicos, no tengo amigas, con eso de ser becada y Eliza poniéndolas en mi contra. - cosa que descubrí después. – ustedes son todo para mí, solo puedo contar con ustedes.
- Esta bien ya entendí, sabes Stear hasta ahora no entiendo que con esa inteligencia que tienes compraras casi todo el anaquel de toallas femeninas, que vergüenza que entraras con ese súper bolso, nada discreto, por cierto, como si alguien se estuviese desangrando, además que compraste tanta ropa interior femenina; si hubiese sido Candy no salía nunca. - mientras su risa nos contagia y hace que mi pobre Stear se sonroje. –
- El que sea inteligente no quiere decir que yo supiese que usan las niñas en el período, que es lo más adecuado para una u otra, traje de todo para que Candy eligiese y se sintiera cómoda, además que voy a saber que pantaletas usa ella, mejor que viese variedad para que ella vea cual le convenía, por eso compre tantas, además estaba tan nervioso que no quería que las asistentas de las tiendas me vieran como un fetichista, depravado o algo así, que lo único que quería es comprar y salir volando.
- Que va, estaban contentas de verte gastar tanto que no te preguntaron qué buscabas, sobre todo la de la lencería, puro tanga de victoria secret trajiste ¿quién usa tanga en eso días?
- Había más que tangas, no seas injusto; compró hilo dental, tipo bikini y pantaletas con control de abdomen. - mientras me río casi hasta perder el aliento. -
- No lo sé, obviamente yo solo fui directo a los aparadores y puse dos de cada modelo y caja que vi.
- Lo que más risa me dio fue cuando revisaron el estado de cuenta de las tarjetas, George no sabía cómo preguntarte por la compra de productos femeninos, fue un escándalo, hasta la tía Elroy pensó que tenías algún desorden o fetiche.
- Ni me lo recuerdes, sino fuese porque le preguntaron a Candy, si había visto algo "raro" en mi comportamiento, creo que hubiese ido a parar con algún psicólogo.
- La cara de la señora Elroy tratando de preguntarme sobre ese tema fue única, no sabía cómo abordar el tema, solo balbuceaba sobre unas pantaletas, que como era posible que un niño de dieciséis, comprara esa clase de artículos, ni si quiera te conocían novia y no se qué más, después de reírme como loca pude decirle lo que habías echo por mí, al fin pudo respirar la pobre.
- Cuando tú madre se enteró de lo sucedido, quiso pagar; pero casi se infarta al ver la exorbitante suma, aún puedo escucharla cuando me decía: niño estás loco porque pagaste tanto en calzones.
Nuestras risas inundan el lugar; estoy tan feliz de compartir con ellos que por un momento me olvido de mis infortunios de la mañana.
Bueno chicas hasta aquí esta segunda parte, en este capítulo pueden ver los traumas psicológicos infantiles de la rubia, en cuanto al novio paciencia falta poco para que sepan quién es, solo decirles que esta historia las edades, no son el fiel reflejo de la historia original.
Gracias a la persona que me hizo las correcciones, las críticas constructivas son bienvenidas, en mi defensa diré que me equivoqué de archivo, subí el que no estaba pulido; aunque sí tengo equívocos, gracias.
También gracias por todos los comentarios y sus reviuw, que son un termómetro para ver si les gusta y seguir con la historia.
Créditos al autor de la imagen.
