En el baile
Solo el recuerdo de un preciado instante puede compensar toda una vida de incertidumbre.
La rítmica música inundaba la gran estancia donde todos bailaban alegres, el fornido brazo sostenía firme la descubierta espalda que aquel vestido largo con discreta pedrería dejaba a la vista, y el tacto cálido de la pequeña mano se sentía agradable sobre la suya.
En sincronizados movimientos se movían sobre la pista sin poder dejar de verse con la chispa de lo que ayer había nacido entre ellos.
Apegando más su sinuosa anatomía contra su pecho, susurró a su oído con una suave voz ronca.
- ¿Te arrepientes?
Ella lo miró con cierta picardía antes de ponerse de puntillas y apretarse más a él.
- ¿De qué?, ¿de esto?. - cerrando la distancia besó su mejilla llegando a rozar con sus labios la comisura de la boca del joven rubio que ahora sonreía alegre - No.
- ¿Y tú, te arrepientes? - preguntó ahora ella mirándolo risueña.
- ¿De esto? - se inclinó para besar cariñoso los parpados de la joven azabache - No - respondió a si mismo manteniendo su mirada apasionada sobre aquellos hermosos ojos azules.
- ¿Te arrepientes? - volvió a preguntar mostrándole una sonrisa ladina ahora.
- ¿De esto? - poniéndose de nuevo sobre las puntas de sus pies se acercó a su cuello rozándolo con tersura con sus labios para después presionar cariñosamente en un insinuante beso al que él correspondió cerrando sus ojos y dejándose llevar por las emociones de ayer.
- No - respondió separándose para ver como él abría pausado los ojos despertando de su fulgurante ensoñación.
- ¿Te arrepientes? - preguntó ella de nuevo, mirándolo con la profundidad de sus brillantes pupilas a través de las largas pestañas.
- ¿De esto? - con sumo cuidado deslizó su mano en una suave caricia desde la espalda hasta el final de la abertura del vestido que mostraba como la nívea piel se estremecía al roce de las yemas de los dedos, mientras que posaba con cuidado sus labios sobre la blanca piel de su hombro descubierto dejando la marca de un enérgico beso.
Al separarse sonrió ladino al ver como ella aun se mordía ligeramente su labio inferior y sus parpados se abrían lentos dejando ver ese especial brillo en sus azules orbes.
- No. - respondió satisfecho.
- ¿Te arrepientes? - preguntaron a la vez.
Sin alejar su sutil sonrisa se acercaron para mostrar su respuesta en un apasionado beso en los labios donde a cada segundo se liberaban nuevos sentimientos.
La música había terminado pero ellos seguían su propio baile, alejados de todo aquello que no fuera la persona que tenían entre sus brazos.
FIN
