El inicio de todo
El como Shirou Emiya, llego de la línea temporal de Fuyuki a la línea temporal alterada de Camelot fue un acontecimiento independiente valga la ironía.
Salvándose de la incineración del orden humano.
El enfrentamiento estaba siendo bastante duro para alguien como el, se encontraba en una misión dada por la torre del reloj para encargarse de un intento de Dead Apostle que estaba jugando con la segunda magia.
¿Porque contratar alguien como Shirou y no mandar a un Enforcer?
Shirou se había ofrecido para así seguir tratar de convertirse en un héroe, por lo que fue informando de la ubicación.
Era en Jerusalén, la llamada "cuidad sagrada"...
Apenas llegó a la cuidad rápidamente notó el olor a magia en el aire, estuvo investigando el lugar por unos días buscando la base del vampiro que se encontraba jugando con eso.
Cuando llegó a la sala de experimentos, enfrente estaba el demacrado hombre jugando con joyas antes de notar la presencia de Shirou Emiya.
Aka: El nuevo asesino de magos.
El vampiro rápidamente uso su magia junto a sus ghouls para encargarse de el, pero fueron rápidamente erradicados a mano de sus espadas favoritas [Kanshou and Bakuya].
En un intento desesperado para acabar con el mago, uso una versión falsa de la espada de joyas de Zeltrech..pero fue fácilmente evadido por la falta de de dirección del ataque pero llevo a una inestabilidad de la máquina que no se percataron por la tensión.
-¿Porque demonios estás jugando con esto?.- pregunto seriamente el pelirrojo mientras lo ponía contra la máquina y con Kanshou en su cuello listo para decapitarlo.
-La maldita torre del reloj no vio lo que pasó, ese maldito Zeltrech y la Blue sabe lo que está pasando Y NO HACEN NADA! YO SALVARE MI TRASERO SIN IMPORTAR EL COSTO!.-
En eso trato de activar la máquina en su totalidad, pero una espada proyectada fue disparada chocando con la máquina destruyendo el controlador y empezando a desestabilizar el mana del lugar.
-CARAJO! QUE HICISTE!.-
No tomo mucho para que el lugar se sobrecargara de magia y una intensa luz arcoiris cubriera el lugar.
Cuando Shirou abrió los ojos, se encontraba en un gran desierto...vacío y con una intensa tormenta de arena a la proximidad.
Usando su sudario, se cubrió su rostro y su cara para poder empezar a caminar en la nada del mismo...
Lleva tiempo vagando por este desierto por un buen rato...el mana del lugar es tan denso qué es demasiado cansado para el muchacho de cabellera rojiza, mientras sigue caminando en un posible intento de encontrar algo de civilización...
Incluso en la noche sigue caminando en la nada, aprendio algo durante su misión para reunirse con Saber...
No dejar de avanzar.
En el desierto, el tiempo se puede llegar a perderse tras vagar un poco, pero la sed empezó a ser muy fuerte en el
Penso que seguiría viendo la estéril arena del desierto, hasta que unos sonidos de combate se empezaron a oir a la distancia y...magia.
Avanzó con lo que quedaba de energías, vió como había un enfrentamiento entre caballeros con armaduras blancas con rojo: los cruzados junto a una persona desconocida dirigiendolas junto a su ejército contra otro grupo de caballeros pero con armaduras azules, plateadas y doradas.
Pero lo que más le sorprendió fue quienes se encargaba de dirigirlos, para una persona normal serían unos caballeros medievales más; pero el que convivio con espíritus heroicos...sabía quiénes eran.
Eran los caballeros de la mesa redonda, provocando una gran duda en el.
¿No que los cruzados y la época arturica estaban a años de distancia?
Su pensamiento fue cancelado cuando reconoció a una figura femenina al fondo; que estaba combatiendo acabando con suma facilidad a los cruzados.
Sin casco que ocultara su rostro durante esos momentos, una cabellera rubia y unos rostro con unos hermosos ojos verdes reconocibles para el.
Era Saber o mejor conocida, Arturia Pendragon.
Sin dudarlo, empezó a canalizar el denso mana en sus circuitos mágicos y desatar su aria.
-Trace...On.-
Empezando a generar unas cuentas espadas convocadas, contando por cada cruzado que veía sus ojos...decidió deslizarse rápidamente de la duna dónde observaba todo.
-Sword Barrel: Full Open!.- las espadas fueron lanzadas como proyectiles de alta velocidad hacia a los enemigos del "Rey de Britania" empezando a ser empalados uno a uno por las espadas; haciendo que sus armaduras fueran ineficientes ante tales proyectiles.
Dichos proyectiles habían ayudado a uno de los caballeros de sufrir un ataque por la espalda de parte de un soldado haciéndose el muerto y generando que el falso Richard I se retirara con las pocas tropas que le quedaban.
Los caballeros de la mesa redonda no se relajaron, esperando a ver quién fueles ayudo o si simplemente los estaba limpiando para enfrentarse contra el.
Bajando completamente de la duna, Shirou paso por el campo de batalla, camino con tranquilidad mientras alzaba las manos para demostrar que no era hostil.
Siempre es bueno hacer dicha señal si no quieres terminar con malentendidos y personas buscando tu cabeza; aprendido a las malas lamentablemente.
-Vengo en paz, solamente quise ayudarles contra ellos... ¿aunque que hacen los templarios en esta época? O ¿Por qué esta todo tan desértico...?.- Shirou noto la situación de su alrededor junto al denso mana, antes de caer cansado de rodillas debido a la densidad del mana y la deshidratación.
Los caballeros de la mesa redonda voltearon a ver al rey león, que con su mirada inexpresiva solamente asintió levemente; seguido Gareth se acercó para ayudarlo a levantarlo y llevarlo a la ciudad sagrada de Camelot.
¿Por qué el rey león ayudaría a alguien que aparece de la nada? Simple, puede ser una ficha más en su batalla para salvarla a la humanidad de la catástrofe que se avecina con la incineración del orden humano; aparte de poseer algo de mucha utilidad dentro de él.
Sintió la presencia de Avalon en su interior por lo que, si no es de utilidad como tal...poseer de nuevo la legendaria vaina será una gran ayuda por si alguien decide frenarla.
Cuando Shirou abrió los ojos pesadamente, se encontraba en lo que sería una habitación dentro de un castillo, con una cama rudimentaria y una antorcha iluminando la habitación; su cuerpo aun se sentía pesado por el cansancio pero logro despertarse de la cama.
Sintió sus labios menos resecos debido al posible consumo de agua o algo hecho en su tiempo de inconsciencia.
Notando que aún portaba el [Sudario de San Martín] con el, decidió pararse y salir de la habitación...pero lo que no esperaba es que abría alguien detrás.
Con una mirada de sería total, con un tono de piel pálido y cabellera negra; estaba parado enfrente la puerta el vocero del rey león: Agravain.
Shirou le sorprendió ver a uno de los caballeros más confiables de Artoria (Pese a saber de su característico seño fruncido).
-Sigueme, su majestad quiere verlo.- con su tono serio característico, y con un Shirou sin hacer preguntas debido a que sabía cómo era la actitud del caballero de la mesa redonda; decidió seguirlo.
La tensión en el lugar era palpable, pese a todo lo impresionante que pudiera ser, con guardias en varias partes claves del lugar...pero sintiendo la deshumanización de los mismos.
Llegando a la puerta de la sala principal, los guardias le dieron paso a Agravain y el...viendo como en la sala del trono; se encontraba arrodillados los caballeros de la mesa redonda.
Gareth, Lancelot, Mordred y Tristán.
Siguiendo el paso de Agravain, le indico que se pusiera enfrente de los caballeros y se arrodillara de la misma forma.
El pelirrojo decidió hacerlo, por respeto a la misma Arturia y evitar causar problemas.
Estar rodeado de Servants y caballeros sin posibilidad de escape sería una estupidez.
-Agradezco tu ayuda en la batalla...dime tu nombre.- con su tono apático se quedó mirando al chico de cabello rojo, que este le respondió.
-Shirou, Shirou Emiya su alteza.- respondió con determinación y consistencia.
-Te tengo una propuesta, pero primero debes saber algo: El mundo está condenado...la historia humana está siendo incinerada; los cruzados han estado impidiendo que podamos salvarla...por lo que, préstame tu fuerza y lograremos salvar a la humanidad; el metodo no es lo mejor pero situaciones desesperadas requiere soluciones excepcionales...- pregunto con su voz apática la diosa Rhongominyad, con su mirada sin emociones hacia el muchacho de cabello rojo que se encontraba arrodillado.
Shirou se sorprendió de lo que estaba oyendo, que todo lo que conocía estaba dejando de existir, explicando la desesperación del dead apostle para recrear la segunda magia.
Quería salvarse de la desintegración humana.
El héroe de la justicia había sido visto lo que hacía el rey león para salvar a la humanidad, los cruzados eran algo que lo impedía...aunque él no le gustará tomar vidas que también desean sobrevivir; ella misma lo dijo...
Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.
Por lo que tomo una decisión.
-Te otorgó mi ser como la espada para salvar a la humanidad...Shirou Emiya, a sus órdenes...su alteza.- contesto con una calma mientras alzaba mirando la figura de la diosa sentada en el trono con los demás caballeros en la misma posición, arrodillados.
Con su mirada serena, alzo su mano hacia la figura vestida de rojo; envolviendo a esta en un aura dorada...otorgandole un regalo para su objetivo; pero con algo especial.
Para evitar cualquier tipo de problema u intento de rebeldía, el regalo progresivamente consumiría su mente...dándole una lealtad a ella solamente...
Le servía más vivo que muerto, poseyendo dentro de el la legendaria vaina que perdió.
Así fue el nacimiento del ejecutador de hierro, junto a los caballeros de la mesa redonda y el rey león...el encargarse de los cruzados fue más rápido de lo esperado; pero no impidió que en el combate final contra el falso Richard I; Gareth muriera sacrificándose para darle fin.
En cada batalla vivida, Shirou fue perdiendo su humanidad cada vez más...
Y más...
Y más...
Y más...
Volviéndose casi un ser inexpresivo, que solamente habla y obedece al rey león y a su vocero Agravain; encargado de sacar información y eliminar a todo aquel capturado que se quisiera oponer.
Aunque también había algo que el rey león lo usaba.
Por más divinidad que fuera, tenía un cuerpo mortal con necesidades de un mortal; por lo que lo utilizaba para satisfacer su necesidad sexual cada vez que fuera necesario.
Sin sentimientos de ningún lado, solamente satisfacción mundana.
La compresión de Shirou se había limitado, pero dentro de su ser sabía que era utilizado como una mera ficha como los demás; pero sus sentimientos por Arturia y el efecto del regalo sobre el se sobreponian.
Y en todo caso, cuál fue su regalo?
Solo una frase.
Unlimited Zero/Over.
Regalo que, le permitía a poder llevar al máximo su proyección ya que aparte de permitir sobrevivir en el ambiente sin problemas; quitaba muchas de las limitantes que poseía la misma proyección.
Todo lo recordaba
Tras abrir los ojos, se encontraba en su habitación donde dormía tras hacer; revivió otra vez todo lo que fue viviendo desde que llegó a la singularidad.
Se alistaria para salir y se encargaría de apoyar a Agravain en la obtención de información de una Servant que apoya al rey Sol.
Su nombre: Hassan of Serenity.
He vuelto.
Y ya, es todo jaja.
