II
Oscuridad
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La lluvia se había disipado. Ya no sentía el gélido repicar de las gotas golpearme la piel. Y aunque una parte de mi vaga conciencia luchaba por abrir los ojos una vez más, mi corazón era el que capitalizaba todos mis sentidos.
No quería despertarme y encontrarme con la realidad; porque Farlan estaba muerto, porque había corrido toda mi vida con una venda de ingenuidad y al final del camino colisione con la verdad; porque estaba verdaderamente asustada… como nunca lo estuve en la vida. La oscuridad, el hambre, la incertidumbre; todos esos sentimientos a los que estuve acostumbrada en la Ciudad Subterránea no eran los escalones que pensé que me habían ascendido hacia la transformación de una chica fuerte y valiente. No había subido nada. No conocía el verdadero horror hasta que lo vi reflejado en los ojos de un titán.
Estaba en ceros. Me faltaba mucho camino por recorrer, pero el problema es que tenía miedo de seguir la vereda que aún me faltaba.
¿Por qué no simplemente no había muerto y ya?
— ¡Desgraciado! ¡Te voy a matar! ¡Es la única razón por la que estoy aquí!
Escucuché el grito de Levi en la lejanía. ¡Boba! Aún tienes una razón por la cual seguir viviendo. Tu única familia está luchando. ¡Abre los ojos! Demuéstrale que sigues allí ¡Pelea!
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— Isabel, ¿eres Isabel cierto?
Otra voz lejana. Aún estaba fundida en la oscuridad… Yo la conocía, estaba segura.
—¿Qu-quién? — si pude hablar, no lo supe. Pero la luz del sol me lastimó los párpados. Los abrí lentamente y allí estaba el cielo. Era hermoso… Las nubes bailoteaban desde la inmensidad de aquel azul pastel profundo.
— Está consciente — volví a escuchar aquella voz, pero esta vez no hablaba conmigo. Ahora la recordaba; era la mujer de los anteojos... esa que se la pasaba gritando todo el tiempo — Oye, quita esa cara, ¿sí? Estará bien. Te lo prometo.
— Bien.
Levi. Hermano. Estás aquí. Aún estás aquí.
Fue el último pensamiento que tuve antes de regresar a la oscuridad.
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Continuará...
