— 1, 2, 3, disparen.

Se oyó el sonido de varios cañones disparando al unísono inmediatamente la orden fue dada.

— ¡Wagner agiliza ese dedo, tendrías la cabeza separada del cuerpo si estuvieras enfrente de una de esas perras! — vocifero el instructor mirando a un chico rubio antes de voltear la cabeza. — Gordon, ¿Dónde hay que apuntar para poder matar a una bruja?

— Directo al corazón, señor. — contesto sin titubear el mencionado.

— Entonces, si es así, ¿por qué el disparo esta un su pierna?

Los gritos del entrenador Shadis no se hicieron esperar, así como el castigo que tendría el muchacho por su error. En ese momento él no sabría decir si extrañaría o no los regaños del entrenador, si bien era aterrador, y se volvió un poco molesto cuando creció, él ha sido la única figura paternal que ha conocido "o que por lo menos recuerdo", y ha sido lo único que se le viene a la cabeza cuando piensa en un hogar.

Estaba tan ido en sus pensamientos que no noto cuando alguien se recargo a su lado.

— Feliz de librarte de toda esta algarabía.

— Yo no lo llamaría de esa forma. — contestaba al mismo tiempo que volteaba a ver a su mejor amigo, este era rubio y con una diferencia de tamaño considerable si se comparaba con la suya.

No solo eran físicamente opuestos, también lo eran sus personalidades, debido a esto era algo extraño para las personas de la Academia el que se convirtieran en amigos. Incluso para él, si le preguntaran el momento exacta en el que se convirtieron en amigos no sabría qué contestar, "simplemente pasó" o era algo que tenía que pasar. Definitivamente, lo que más extrañaría de ese lugar iba a ser a Armin.

Las habilidades de su amigo iban más en el lado académico que en el físico. Tenía muy buena memoria y era el mejor estratega que haya salido de la Academia, también era bastante rápido para analizar las situaciones pero no para actuar, a pesar de eso la directiva vio su potencial y en lugar de asignarle su primera misión le ordenaron, porque ellos no pedían, quedarse ahí enseñando a los nuevos reclutas, también trabajando mano a mano con el comando para diseñar nuevas formas de ataque contra las brujas.

— Te voy a extrañar Armin.

Su amigo lo vio extrañado, no era normal en el ponerse sentimental, si bien de niño era más explosivo y emocional, eso cambio a medida que iba creciendo, se dio cuenta de lo cruel que era el mundo. Cuando vio la realidad de lo que sería su futuro solo pudo decirse a sí mismo que tenía que luchar, "¡Lucha! ¡Tienes que luchar! Si no luchas, morirás. Si ganas, sobrevivirás, ¡No puedes ganar si no luchas!".

— Yo también te extrañare, aunque si se te complican las cosas tal vez me llamen y nos volveremos a ver. Aunque no quiero pensar que falles en tu primera misión, no te lo tomes a mal pero, espero no verte en mucho tiempo. — A medida que hablaba su voz se fue apagando.

Entendió bien lo que su amigo quiso decir. Y él tampoco quería depender de su amigo al momento de haber salido de ese lugar.

Eren escóndete, escóndete y no hagas ningún ruido, no importa lo que mires o escuches.

El niño estaba llorando y no escucha muy bien lo que su madre decía, no podía ver bien a donde lo llevaba ya que las lágrimas empañaban su vista. Solo sintió como su madre lo llevaba del brazo por toda la casa, hasta que lo dejo en un armario oscuro del segundo piso y lo dejo solo.

No podía oír nada, solo su errática respiración después de su ataque de llanto, no sabía cuánto tiempo había pasado hasta que oyó ruidos y forcejeos en la parte de abajo, también oía la voz de su madre, quería ir a ver qué le ocurría, pero le había prometido que no se movería de ahí. De repente se oyó un disparo y todo a su alrededor empezó a arder.

Se despertó agitado, vio a su alrededor, forzó la vista para ver en la oscuridad y descubrir que estaba en su habitación en la academia, todavía faltaba para que amaneciera. Por qué tenía que soñar con eso justamente el día que por fin se iba de ese lugar.

Él no era supersticioso, pero incluso para él eso parecía una premonición de que algo malo iba a pasar.