- Te lo dije.

- Silencio. – intente callarla.

- ¿No te lo dije?

- Okay… si me lo dijiste.

- ¿¡Entonces por qué no me hiciste caso!? – explotó.

- ¡Cállate enana! – un miembro de la tripulación de Beidou logró lo que estuve intentando hacer desde hace unos minutos: callarla. – O usaré cinta adhesiva para hacerlo.

- Okay… okay… - le dijo – Lumine… esto es tu culpa. – me susurró.

Es verdad, logramos entrar al barco, pero nada más hacerlo fuimos capturadas y amarradas al mástil principal de éste.

- En mi defensa, no creí que serían tan agresivos.

- Definitivamente eres una idiota.

- ¡Tú me seguiste! – le señalé. - ¿Eso en qué te convierte a ti? ¿Una súper idiota, quizás? – me burlé.

Ella estaba a punto de responder cuando el mismo chico nos volvió a gritar.

- ¡Oigan! ¿No les dije que se callaran? – El marinero se acercó a nosotras. – ¿o debería usar otros métodos?

- Ya basta Luishi, - esta vez llegó una chica con el cabello recogido en una trenza de lado. – No te queda fingir ser rudo. – se burló.

- ¡O-oye! ¡No tenías por qué decir eso en frente de nuestras prisioneras, Huixing! – parecía avergonzado, cosa que me hizo soltar una pequeña risa. - ¿Y-y tú de que te ríes? ¡Te recuerdo que tengo un arma y no dudaré en usarla!

- Oh vaya, - La chica que respondía al nombre de Huixing se acercó a mí, poniéndose de rodillas para estar a la misma altura que yo. – No lo había notado, pero eres bastante linda. – me dijo, mientras usaba su dedo índice para tocar mi mejilla, como respuesta yo solo intenté apartar mi rostro lo más que pude, algo molesta.

- ¿Qué crees que haces? – le pregunto Luishi.

- ¿No podemos soltarla? – le pregunto con una sonrisa en el rostro.

- ¡Por supuesto que no! – le contestó su compañero. – Tenemos que esperar a que la Capitana Beidou regrese, ella decidirá qué hacer.

- ¿Ya ves lo que provocas? ¡Nos llevarán a que nos mate la capitana! – me susurró Paimon.

- Shhhhh, no te preocupes, tengo un plan. – intenté tranquilizarla, la verdad no tenía nada pensado, pero si iba a vivir mis últimos momentos así, preferiría que fuera en silencio.

- ¡Hey, chicos! – se escuchó una voz gruesa masculina saludar desde lo lejos.

- ¡Suling! – saludó Luishi al nuevo sujeto que apareció, era un hombre más alto y robusto que el marinero que nos había estado vigilando todo este tiempo.

Ese tipo… lo recuerdo, si no hubiera sido por este tal Suling yo no hubiera sido capturada, tenía la situación controlada hasta que él apareció de la nada y me noqueó por la espalda, eso fue bastante bajo.

- Mira, es el tipo que te derrotó. – me volvió a decir Paimon.

- No me derrotó, él hizo trampa. – conteste con un tono molesto.

- ¿Cómo les va con las prisioneras? – les preguntó ese desagradable tramposo a los dos marineros frente a nosotras.

- Han estado haciendo un poco de ruido, especialmente la más pequeña. – Paimon se asustó al saber que se referían a ella. – Pero creo que, en general, todo va bien. – concluyó Luishi.

- Yo pienso que la rubia es bastante linda. – esta vez hablo Huixing mientras me mandaba un guiño, yo solo miré desinteresada hacia otro lado.

- Deja eso, Huixing. – le reclamó el marinero más bajito. – es nuestra prisionera.

- ¿Qué? ¿Celoso?

- ¡Ja! – se burló. – Ya quisieras.

- Ya basta, ustedes dos. – los reprendió Suling.

- ¡Si! – ambos de inmediato tomaron una postura estirada, poniendo su mano derecha en su frente en señal de obediencia, parecía ser que ese tal Suling era de un mayor rango que ellos.

- Solo concéntrese en asegurar que no haga nada raro hasta que regrese la Capitana, - les ordenó – yo estaré ayudando a la pequeña cocinera a conseguir sus ingredientes.

- ¿Pequeña cocinera? – después de un rato por fin hablé. - ¿Te refieres a Xiangling? ¿Dónde está? – pregunte con entusiasmo.

Al escuchar el nombre de Xiangling salir por mis labios, el tal Luishi me dirigió una expresión de entre sorpresa y enojo, se puso de rodillas para estar a mí misma altura y bruscamente tomo la prenda de mi cuello con ambos puños de forma amenazante.

- ¡Lo sabía! ¡Sabía que venías con malas intenciones! ¿qué buscas hacerle a Xiangling? – cuestionó molesto.

- Oye detente – Huixing puso su mano en el hombro del chico. – No nos des mala reputación, sabes que nosotros no usamos la fuerza. – en respuesta, Luishi aligeró su agarre en mi cuello sin llegar a soltarlo, dándome una mirada amenazante.

En ese momento, una figura familiar para mí interrumpió en el lugar.

- ¡Suling! Te estoy esperando para que-

Se detuvo bruscamente al notar la situación en la que estábamos.

- ¿Lumine?

- ¡Xiangling! – grite su nombre emocionada, estaba feliz de verla al fin después de tantos meses, aunque me hubiera gustado que no fuera en una situación como esta. – Ayudame… – le pedí en un tono más suave, casi rogando.

Ella corrió hacia donde yo estaba capturada, y apartó a Luishi de mí empujándolo con algo de brusquedad.

- ¿Qué estabas intentando hacerle? – le pregunto en un tono molesto.

- Yo solo…

- Solo ayúdame a desatarla, ¿Quieres?

El chico sin decir nada más, tomo su espada y con un rápido y ágil movimiento cortó la soga que nos tenía inmovilizadas.

- ¡Libre al fin! – soltó Paimon, comenzando a flotar.

Con la ayuda de Xiangling logré ponerme de pie, pues me sentía un poco entumecida para hacerlo por mí misma, ¿cuántas horas estuve en esa misma posición?

- ¿Estás bien? – me preguntó.

- Mejor que nunca. – dije, mirándola a los ojos.

Ella solo respondió con una sonrisa mientras tomaba mis manos. – déjame quitarte esto. – comenzó a desatar las cuerdas amarradas en mis muñecas, ya eran las últimas que quedaban. – Listo, ahora sí eres libre. – dijo una vez terminó con su tarea.

- Gracias, Xiangling.

Ella intento separar sus manos de las mías, pero no se lo permití y volví a tomarlas, en respuesta a esto, me miró con algo de confusión y un leve rubor en las mejillas.

- Lumine… - suspiró mi nombre mientras volvía a apretar nuestro agarre. ¡Bien! ¡Definitivamente está es mi oportunidad!

- ¡Ejem! – o lo era, hasta que nos interrumpieron, joder, había olvidado que no estábamos solas. – Pero que sorpresa, Xiangling, ¿quién hubiera imaginado que esta chica es tu novia? – hablo Huixing, acercándose a nosotras y dándome una fuerte palmada en la espalda que casi me saca el aliento. – Si nos hubieras dicho que vendría a verte, la habríamos recibido diferente.

- ¿¡Eh!? – la cocinera parecía bastante avergonzada, tenía un rubor enorme en el rostro. - ¡No, te equivocas! ¡Lumine y yo no-

- ¿Es cierto eso, Xiangling? – Ahora preguntó el chico que estuvo a punto de golpearme, él parecía algo… ¿triste?

- ¡Así que eso era! – Suling rió. - Nos lo hubieras dicho… este… Lumine, ¿cierto? – asentí. – Te habríamos soltado antes, bueno, como sea, Xiangling y yo íbamos a las afueras de la ciudad a conseguir algunos ingredientes para la cena, ¿por qué no vas tú en mi lugar? Seguro quieren pasar tiempo a solas. – esto último lo dijo en un tono más sugerente, este tipo me entiende, pero por favor no lo digas enfrente de todos… así hasta a mi me avergüenza un poco.

Paimon parecía divertida con toda esta situación, más cuando veía a la pequeña Xiangling, pues parecía un tomate de lo roja que estaba tras los comentarios de los marineros.

- Chicos, en serio, nosotras solo somos-

- Ahora entiendo por qué rechazabas mis coqueteos – volvió a ser interrumpida por Huixing, quien se dirigía a mí.

- ¿Qué hiciste qué? – Xiangling le pregunto algo molesta, espera, ¿está celosa? ¡Esto es una buena señal!, ¿no?

- ¡Que linda! Nunca creí ver a nuestra despreocupada cocinera celosa. – se burló.

- ¡Yo no estoy-

- ¿De verdad lo estás? – Preguntó de nuevo Luishi, ahora un poco desesperado.

- ¡Agh! ¡Es imposible intentar razonar con ustedes! – parece que se rindió en intentar explicarles. – Vamos, Lumine. – tomó mi mano y comenzó a caminar en dirección opuesta al grupito de marineros.

- ¡Esperen! ¡Yo también voy! – gritó Paimon, siguiéndonos.

- ¡Hey, rubia! – me gritó Huixing desde lo lejos, yo intenté voltear un poco en señal de que la escuchaba. - ¡No la canses demasiado, que aún debe prepararnos la cena! – volvió a burlarse, Xiangling obviamente también lo escucho y acelero el paso con la finalidad de salir más rápido de ahí.