"Según Einstein, el tiempo es relativo, este puede fluir de manera más acelerada o lenta en diferentes áreas del espacio, y el factor más importante para su variación es la gravedad..."
Lo voz cansada del hombre, junto con los sonidos de una tiza golpeando un pizarrón, hacia que la clase de física que se lleva a cabo, sea un calvario para las jóvenes mentes en el salón.
Todos parecían agobiados mientras mantenían un silencio sepulcral que hace resaltar aún más la voz del profesor.
Incluso los sonidos de las manecillas del reloj en la pared, se podían escuchar en la silenciosa sala.
Todos los estudiantes ignoraban las palabras del profesor, con métodos para distraer sus mentes.
Algunos dibujaban en sus cuadernos, otros escribían en sus móviles, otros leían libros que no se relacionaban con la clase, y los demás simplemente apoyaban sus cabezas en la mesa, y se entregaban a Morfeo.
Pero había un joven que solo miraba por la ventana, su cabello es negro y sus ojos perdidos en el paisaje exterior, también.
Su piel pálida es el lienzo de un pequeño lunar en su cuello, recalcando la mitad del mismo.
Su mente pensativa estaba lejos de su cuerpo, explorando recuerdos pasados.
Todo de él, conmuta perfectamente con el panorama general de la clase, en la cual los estudiantes parecieran poco interesados.
En el frente del salón, luego de que terminara de escribir una abrumadora cantidad de fórmulas en el pizarrón, el profesor se gira para observar a sus estudiantes.
Él ni siquiera suspira al ver como todo los jóvenes estaban ignorando sus lecciones de física, y parecía poco interesado en corregir el comportamiento de su clase.
'¿Que se puede esperar de estos alumnos problemáticos?'
Los pensamientos del profesor fueron tan desinteresados, como los de sus estudiantes, en la clase.
El profesor, desde el fondo de su Alma, odiaba su trabajo, y dar clases a estos alumnos, que fueron enviados a esta sala por ser problemáticos, no ayudaba para nada.
Luego de observar tanto desinterés, el hipócrita profesor se giró y borró una parte del pizarrón, luego escribió una fórmula y la encerró dentro de un círculo.
"¡Quien pueda identificar esta fórmula, a partir de estos valores, puede faltar a el resto del semestre, y tendrá aprobada la materia!"
Sus palabras hicieron reaccionar a todos los estudiantes, salvo por el chico que observaba el paisaje.
A el profesor le gusto ver la atención de los jóvenes en él, y sus miradas de incertidumbre, hacen comprensible los pensamientos de los estudiantes.
"¡Es en serio!"
El profesor solo quería sacarse de encima a algunos estudiantes, pero no de la forma que aparentaba, su objetivo no es hacer que los estudiantes aprueben su material, era todo lo contrario, esta evaluación serviría para suspender a toda la clase.
La fórmula en la pizarra, era algo que estos jóvenes no conocían, y ni hablar de comprenderla, todos los estudiantes se encuentran a semestres de clases continuas, para comprender lo básico de esta fórmula.
"¡Podéis ayudaros entre ustedes, pero solo habrá un intento por estudiante, el que la realice puede marcharse!"
Los estudiantes miraron la fórmula en el pizarrón, y rápidamente comenzaron a comentar entre ellos, todos creían que la fórmula era algo que ya estaba estudiando en la clase, así que buscaron desesperadamente en sus libros.
De los estudiantes, la gran mayoría ni siquiera tenían un libro sobre la materia, y buscaban la respuesta en los demás, ignorantes de la cara de satisfacción del profesor, al ver a sus estudiantes en total desesperación.
Una pequeña mueca de burla estaba plasmada en el rostro del profesor hipócrita, que se satisfacía viendo sufrir a sus alumnos.
Todos hasta que el sonido de una silla arrastrada por el suelo se pudo escuchar sobre el parloteo de los estudiantes.
El joven que solo miraba por la ventana, se puso de pie, y toda la clase lo miró sorprendidos, todos pensaron que el joven encontró la respuesta.
Pero el rostro del profesor jamás vacilo, él tenía confianza de que la respuesta del joven sería incorrecta, si intentaba resolver la fórmula en la pizarra.
"¿Vas a ser el primero, Miguel?"
El joven miró a los ojos del profesor, y asintió en respuesta.
Esta acción fue vista de dos maneras diferentes, los estudiantes pensaron que Miguel encontró la respuesta, y el profesor solo lo veía como el primero en ser reprobado, pero ambos se equivocaban.
Los estudiantes miraron a Miguel caminar hacia la pizarra con rencor, y envidia, pero sus pensamientos estaban concentrados en ver la respuesta de Miguel.
Todos dentro del salón miraron a Miguel mientras caminaba, pero quedaron aturdidos cuando lo vieron frenar, repentinamente.
Miguel se quedó inmóvil, como si fuera una estatua en medio del salón, su rostro cambió completamente de un segundo a otro, ya no estaba estoico, ahora era una mezcla entre dudas y miedo, lo que se podía ver en su rostro.
Todos se dieron cuenta de que ocurrió al instante, o creyeron darse cuenta.
Para ellos, el joven recapacito su respuesta, dando por sentado que estaba equivocado, incluso antes de intentarlo, el profesor y los estudiantes se rieron de la arrogancia de Miguel, al intentar resolver la fórmula, incluso sin rectificar si su respuesta era correcta.
Miguel estuvo por unos minutos inmóvil, pero luego, bajo la mirada de todos comenzó a caminar nuevamente hacia la pizarra, con un rostro pálido.
Para todos los que vieron esto, solo una respuesta les vino a la mente, orgullo, tanto el profesor como los estudiantes pensaron que Miguel solo tenía mucho orgullo y no admitiría que su respuesta estaba mal.
Todos miraron con impaciencia para ver la humillación de Miguel, a la hora de reprobar.
Miguel se paró justo en frente de la pizarra, y luego comenzó a escribir, todos tenían confianza en su respuesta errónea, así que miraron con burla.
Pero luego de unos minutos, Miguel terminó, él depósito la tiza en la mesa del profesor y luego se marchó con rapidez del salón, aún con un rostro pálido y asustado.
Los estudiantes estaban desesperados cuando vinieron que el profesor no lo detenía, todos miraron fijamente al profesor, que estaba inmóvil, con un rostro pálido mientras observaba la respuesta de Miguel.
Una pregunta floreció en la mente de todos.
"¿Su respuesta está bien, profesor?"
Una de los estudiantes habló representando a todo el salón, pero el profesor no contestó, simplemente se quedó inmóvil.
"¡¡Profesor!!"
La chica gritó al profesor, y este reaccionó con un salto en el lugar.
"¿Que?"
El profesor parece no haber escuchado la pregunta.
"¿Su respuesta está bien?"
La chica pregunta algo enojada, mientras señalaba a la puerta por donde Miguel se fue.
El profesor miró hacia la puerta, donde la mano de la chica apuntaba, y con una voz seca respondió.
"¡Su respuesta es... perfecta!"
