Cuenta Regresiva:26.280 horas

Recontra Espionaje

Vegeta se aproximó a su cama y se sentó en el borde con cansancio, observando con el ceño fruncido a la criatura que se atrevió a entrar sin su permiso a sus dominios. Deslizó la toalla que traía sobre su cabello hacia sus hombros y entonces lo interrogó - ¿Qué demonios haces aquí? - su interlocutor solo lo observó con curiosidad, pero enseguida bostezó, se estiró y lentamente se acercó a él. Vegeta lo miró algo confundido y decidió cambiar su tono de amenaza a ese suave, que inspira aún más miedo - ¿Sabes que podría hacerte pedazos con solo desearlo y aun así te atreves a regresar? - No hubo respuesta, por lo que suavemente puso su mano sobre la cabeza de aquel ser y un leve gruñido salió de su boca - ¿Ahora te quejas de mi fuerza? ¡Ja! No te hagas a la idea de que te quedarás… No perdonaré tu insolencia otra vez… - se puso de pie y lo observó con seriedad - Ahora mismo arreglamos esto…

Bulma dormía plácidamente hasta que oyó un fuerte golpe en su puerta. Extrañada y somnolienta se levantó a abrir, sin pensarlo demasiado. Tras la puerta encontró a Vegeta, vestido solo con ropa interior y una toalla sobre sus hombros. Notó que tenía suspendido del pellejo del cuello a Tama, pero no alcanzó a decir nada porque el saiyajin se le adelantó, reclamándole - Debes recordarle, a este estúpido animal, que mi cuarto no es de su pertenencia. Si lo vuelvo a encontrar allí, no responderé por su vida – dejó caer al animalito y Bulma con suerte alcanzó a atraparlo justo a tiempo, viendo como Vegeta regresaba a su propia habitación.

-Maldito bruto… - murmuró mirando hacia la puerta del saiyajin. Enseguida se dirigió al minino - Tama, sabes perfectamente que no debes ir a esa habitación… Vamos, te dejaré en tu cama - Apenas iba a dar un paso, pero el gato se erizó y saltó de sus brazos, viéndolo desaparecer por el pasillo - Estúpido gato. Ahora que él regresó no quieres nada conmigo.

Volvió a su cuarto y se dejó caer pesadamente sobre la cama. Miró su reloj y se dio cuenta de que eran cerca de las tres de la mañana. Lanzó un par de maldiciones a Vegeta y a Tama, para luego volver a dormir.

Unas horas después, Bunny canturreaba feliz mientras trabajaba en su jardín después de preparar un desayuno bastante contundente para su huésped - Eres una semilla muy linda… - decía, haciendo un agujero en una maceta y depositando con cuidado lo que tenía en su mano. Enseguida lo cubrió con tierra y agregó un poco de agua, para luego llevarse la maceta y dejarla junto a otras en el gran jardín, en lo que antiguamente solía ser la zona verde (donde estuvieron instalados los namekuseijin) mientras comentaba, con algo de melancolía – sí que se siente la ausencia de los "namakis"…¡Eran tan colaboradores y buenos jardineros! ¿Me pregunto si Bulma habrá guardado su número de teléfono para invitarlos a quedarse un fin de semana con nosotros?

En ese mismo instante, Vegeta terminaba de tomar su desayuno, mientras pensaba dónde ir a ejercitarse mientras preparaban su nave. Entrecerró sus ojos y decidió que sería el desierto donde enfrentó a Gokú la primera vez que visitó la Tierra, así que salió al jardín para elevarse, pero se detuvo al observar que el anciano aparecía por uno de los costados de la casa. Frunció el ceño y se giró un poco para ver a la persona que venía detrás de él desde la cocina y que se le aproximaba con una sonrisa - ¡Buenos días, Vegeta!... Sigues igual de madrugador ¿eh? – le saludó Bulma vestida de overol gris y su frondoso cabello semi oculto por una gorra.

- ¿A esto le llaman temprano? – le preguntó el saiyajin, levantando una ceja y cruzándose de brazos, intentando insultarla.

-Vegeta… - dijo ella, cerrándole un ojo y levantando su índice – por si no lo sabías, nosotros desayunamos mucho antes que tú… Solo que estábamos en los laboratorios, revisando los planos…

-Hmn… Por mi experiencia anterior pensaba que temprano para los científicos de aquí era como a las nueve de la mañana… - comentó con sarcasmo, pero enseguida frunció profundo y agregó - Espero que comiencen lo antes posible… No quisiera tener que perder la poca paciencia que tengo…

-Ok. Pero… - dijo ella, poniendo su dedo en la mejilla de manera pensativa.

-¿Qué? – preguntó seco, mientras la observaba con desconfianza.

-Voy a necesitar tu ayuda… No me mires así… Nosotros haremos todo el trabajo – hizo un mohín con sus labios y agregó - Pero como sabes, somos unos débiles e incompetentes seres… Y hay que volver la nave a su lugar y la maquinaria no llegará hasta medio día, así que…

-Ni lo sueñes… - le cortó él - ¡Ese es su maldito problema!

-Pero tú eres fuerte, Vegeta… - suplicó ella, acercándosele peligrosamente con las manos atrás - y así comenzaríamos más rápido ¿qué no lo comprendes?

-Claro que sí, estúpida – le respondió, dándole la espalda con brusquedad, apartándose - Pero no voy a ensuciarme las manos con esa clase de trabajos… recuerda que yo soy un…

-Un príncipe… lo sé – suspiró y lo rodeó para pasar al jardín y poder ver al hombre de frente nuevamente – No me queda de otra… Tendré que decirle a mi novio. Supongo que es la única forma… - terminó diciendo de manos en las caderas, mirando hacia la nave, muy segura de lo que decía.

-ARGG. MALDITA SEA... MOVERÉ ESA ESTÚPIDA NAVE… No quiero deberle ningún favor a la sabandija cobarde… Pero no creas que no me di cuenta de tu estrategia… - Caminó hasta la nave y tomó uno de los extremos del tren de aterrizaje, se volteó a mirar a Bulma con una mueca de altanería en sus labios, y enderezó la nave como quien acomoda una silla volteada. Acto seguido, emprendió el vuelo hacia el este.

Bulma se quedó observando al hombre alejarse mientras que su padre llamaba a los empleados de la Corporación, para poder comenzar con los trabajos inmediatamente.

-Vaya… No creí que funcionara…- comentó la científica, usando su mano de visera - ¡Qué va! ¡Todos los hombres son iguales!… no importa de dónde sean – terminó exclamando despreocupada, caminando hacia la nave y uniéndose al grupo de trabajo.

Bulma estuvo casi toda la mañana en la nave, reparando y probando conexiones. En un momento dado debió bajar a su laboratorio por un téster más preciso, pero en el camino de regreso casi choca con su novio en la puerta.

-Bulma, hola. ¿Tienes un momento?

-Supongo que sí ¿dime? - le respondió ella, casi sin levantar la vista, mientras oprimía botones en el aparato que traía en sus manos. Yamcha la miró extrañado un momento, pero al siguiente agregó - Como sé que estarás muy ocupada, iré donde el maestro para no molestar…

-Está bien, Yamcha – respondió ella, levantando su vista por completo hacia él, para luego sobrepasarlo y voltearse a decirle – Ah, y dales mis saludos a todos… yo realmente no sé a qué hora termine hoy… Lo siento mucho por no poder pasar tiempo contigo. Pero después te compensaré.

-De acuerdo, amor – le dijo acercándose a ella - Nos vemos – se despidió, dándole un beso en los labios, el que ella no rechazó. Pero lamentablemente ellos no sabían que había un testigo de su tierna demostración.

-Tsk ¿No pueden hacer sus estupideces en otro lugar?

-VEGETA ¿QUE HACES AQUÍ? – preguntó, sobresaltada, Bulma, apartándose de un brinco de Yamcha.

-No grites, humana. Solo necesito sacar algo de los laboratorios – comentó tranquilamente, mientras fruncía su ceño, para luego agregar en tono de amenaza - Ahora háganse a un lado, que bloquean la entrada - El saiyajin intentó pasar y Yamcha se paró frente a él cortándole el paso - Nadie puede entrar sin autorización, Vegeta.

- ¿En serio? – le preguntó sonriente el saiyajin e intentó ser lo más cordial posible, dentro de lo que él entendía por cordialidad – Disculpa, imbécil, si no entendí bien ¿acaso serás tú quien me lo impida? - miró de reojo a la mujer "¿Así que la humana no le ha comentado que YO tengo acceso total a este lugar, hmn? Esto se pondrá interesante…".

Bulma, al notar que esto no acabaría bien, decidió interponerse entre ambos hombres, quedando de frente al príncipe. Lo vio directo a los ojos y dijo con un tono que sonó más bien a una orden - ¿Qué necesitas de mi oficina, Vegeta? – él le mantuvo la mirada "Maldición. Debo imponer mi autoridad, ella no puede seguir tratándome como si fuésemos iguales… Sin embargo, tengo algo a mi favor" - Terrícola, necesito mi armadura AHORA – le respondió, bajando un poco el tono de su voz. Ella no le quitó la vista de encima al saiyajin, le estaba suplicando con la mirada que no comentara nada de su acceso a las instalaciones, pero éste no parecía dispuesto a ceder. Así que optó por despachar a su novio - Yamcha, ve donde Roshi. Más tarde hablamos…

-Pero, Bulma… - trató el guerrero.

-Nada de peros, Yamcha… yo puedo encargarme perfectamente… - le ordenó ella, volteando a ver a Vegeta después - Y tú, grosero… te entregaré tu armadura, si tanto la quieres. "No puedo dejar que Yamcha se dé cuenta de que Vegeta tiene acceso a los laboratorios… me meteré en un gran lío". Yamcha miró con odio a Vegeta y apretó sus puños unos segundos. A continuación, se relajó soltando un suspiro y dijo - Cariño, nos vemos más tarde. Espero que tu huésped no te dé muchas molestias - El hombre de la cicatriz se retiró del corredor mientras Bulma aún le mantenía la mirada a Vegeta. Él solo la movió un instante para ver al otro dejar el corredor, antes de agregar - ¿Y bien? ¿Me la entregarás tú o puedo ir a buscarla yo mismo, embustera? - Bulma entrecerró su mirada - Ve tú… yo tengo que terminar esa estúpida nave… - dijo ella, pasando por el lado del saiyajin y comenzando a avanzar - ¿Así que me debes un favor? – preguntó Vegeta, haciendo hincapié en la deuda. Ella se detuvo en la entrada y volvió su cabeza al hombre que la interrogaba - Lo que digas, Vegeta – dijo con fastidio – Avísame cuando se te ocurra alguna cosa, porque, por si no lo recuerdas, ahora tengo que arreglar un panel que nunca debió averiarse – terminó retirándose de vuelta al jardín.

Vegeta se quedó estático unos segundos "Es muy débil, lo sabe. Sin embargo, tiene las agallas para enfrentarme… ¡estúpida!… Hmn, supongo que es un empate. Ahora a buscar la semilla que me queda, necesito ponerla a resguardo" Entró a la oficina de Bulma, ya que Bunny le había dicho que la había dejado allí cuando le preguntó "amablemente" por ella. Avanzó lentamente hasta la mesa y cogió la pechera con una mano mientras que con la otra buscaba algo en el bolsillo interior. Sacó un papel doblado y arrugado, el que guardó de inmediato en el bolsillo de su pantalón deportivo. Siguió revisando y revisando y revisando, mientras maldecía. No encontró el objeto que buscaba, por lo que, en un arranque de rabia, sacudió con fuerza la pechera, arrojándola finalmente sobre la mesa - ¡MALDICIÓN! ESA ESTÚPIDA TERRÍCOLA DEBIÓ TOMARLA - Dejó la oficina y avanzó a toda velocidad hacia el jardín. Una vez allí, se detuvo frente a la nave y gritó - TERRÍCOLA, SAL EN ESTE MISMO INSTANTE, SI NO QUIERES QUE TE HAGA DESEAR ESTAR MUERTA…

Bulma en el interior, se sobresaltó, sin embargo, decidió ignorarlo. Vegeta, al no obtener respuesta alguna, se enfureció aún más. Subió a la nave y la encontró tirada en el suelo, metida bajo la consola, revisando las conexiones. Él estaba enojado, mejor dicho, estaba realmente furioso. Apretó sus dientes, mientras agarraba a la muchacha de un tobillo y la sacaba de donde estaba, deslizándola por el suelo - ¿QUE TE PASA IDIOTA? ¿NO VES QUE ESTOY TRABAJANDO? - le gritó ella, recostada aún en el suelo. Él se enfureció aún más, lanzándose sobre ella mientras se afirmaba con sus manos a los costados para de inmediato golpear con su puño cerca de la cabeza de Bulma, dejando una marca en el piso.

Ella, al principio, se asustó y mucho. Pero no se iba a dejar intimidar "¿qué le pasa a este imbécil? Concéntrate, piensa… si hubiera querido matarme, ya lo habría hecho. Se debe haber enojado porque lo ignoré… o ¿quizás quería que lo acompañara? ... ¡Uy!… No deja de comportarse como un niño malcriado" Con esto en mente, lo miró fijamente para interrogarlo y reclamarle, consiguiendo que Vegeta al sentir tan cerca de su rostro el de ella, sintió algo extraño en su estómago, lo que lo confundió un poco pero no reaccionó hasta que ella le dijo - ¡¿Qué diablos te pasa?!

En ese instante el saiyajin se percató de la posición comprometedora en la que estaban. Él sobre ella, con parte de su muslo izquierdo pegado a la entrepierna de la mujer y su propia entrepierna sobre la cadera de ella, lo que le provoco un inesperado calor sobre sus mejillas, por lo que optó por bajar su cabeza para ocultarlo, dejando fuera de la vista de ella su rostro. Pero para la mala suerte del saiyajin, la cosa se puso peor, porque quedó con su cara a solo un par de centímetros de esos exuberantes senos, haciéndolo tragar saliva con dificultad. Pasaron un par de segundos sin que ninguno emitiera sonido, durante los cuales Bulma sintió su corazón agitarse, pero esto no duró mucho, ya que un empleado los interrumpió - Disculpe señorita Bulma, ¿dónde… - pero se detuvo en seco al ver a la pareja.

Vegeta se volteó hacia el técnico y le dio una de las miradas más asesinas que haya dado en su vida. El pobre hombre trastabilló y salió huyendo de vuelta al segundo nivel. Vegeta enseguida respiró hondo, y con toda la calma que pudo reunir, se puso de pie, y le dio la espalda a la muchacha. Por su parte, ella aun sentía latir su corazón a mil por hora, sin atreverse a moverse de su posición. Le tomó unos segundos más recobrar la compostura y cuando lo consiguió, se puso de pie, acercándose enseguida al saiyajin, para preguntarle suavemente - Vegeta… ¿Estás bien?

El saiyajin giró solo un poco su cabeza hacia ella. Sintió nuevamente que su sangre hervía, sin embargo, optó por otra estrategia, así que se tranquilizó y le dijo - Terrícola…No te haré daño si tú cooperas… ¿Tocaste mi armadura?

Bulma lo miró extrañada y bastante confundida. Esto fue apreciado por el saiyajin que decidió continuar al verla que se quedaba sin habla - DI ALGO, MALDITA SEA

-E-este… no lo sé… ¿Tu-tu armadura, dices?... Este… - después de tartamudear, las palabras comenzaron a salir a borbotones – Espera… ¿Cuál es tu maldito problema? ¿Qué ocurre con tu armadura? ¿Por qué…

-YA CÁLLATE – le gritó él, dejando de mirarla. Bulma sintió su corazón en la garganta un segundo. Pero al siguiente los gritos no se hicieron esperar por parte de la joven - NO TIENES PORQUE GRITARME. YO NO HE TOCADO SIQUIERA TU ESTÚPIDA ARMADURA. PUDISTE CONTARME TU PROBLEMA, COMO LO HACE UNA PERSONA NORMAL Y NO DISPARAR PRIMERO Y PREGUNTAR DESPUÉS, IDIOTA – Vegeta la miró por sobre su hombro - Argg… Eso ya no tiene importancia, estúpida.

Ambos se quedaron en silencio. Vegeta aún no se volteaba completamente hacia ella, mientras pensaba donde podría estar lo que buscaba, porque era evidente que la muchacha no sabía nada al respecto. Sin decir nada más, dio un último vistazo al área en que se encontraba y descendió al nivel inferior.

Bulma lo miró extrañada un momento, pero enseguida se fue en busca de su madre, puesto que tenía el presentimiento de que ella tenía algo que ver en todo este embrollo.

La encontró en la cocina, preparando té. Bunny, como siempre, tarareaba una canción mientras hervía el agua. Bulma avanzó hacia ella y preguntó - Mamá ¿tú tomaste la armadura de Vegeta? - La mujer la miró un instante y siguió preparando té, mientras respondía - Sí, cariño. La dejé en tu oficina porque no me atreví a limpiarla ¿Por qué lo preguntas?

-Es que Vegeta la necesita y me armó un escándalo porque no la encuentra...

-Oh, pero él ya sabía dónde estaba… Yo misma se lo dije…- Bulma la miró un segundo y decidió preguntarle de una vez – Mamá… Y aparte de la armadura ¿no viste nada raro? - Bunny se llevó un dedo a la mejilla recordando - Mmm… no. No recuerdo nada raro… ¡Oh!

-¿Qué? ¿Recordaste algo? – preguntó Bulma, llena de esperanza.

-Bueno, encontré una semilla en el cuarto de baño del tercer piso, al lado de la armadura del joven Vegeta…

-¿Una semilla dijiste? "imposible… Vegeta no puede tener semillas del ermitaño… ni siquiera sabe de dónde las obtienen los muchachos…. Y nadie le daría una, aunque se estuviera muriendo… bueno excepto Gokú. Es un sinsentido… ¿entonces por qué está tan molesto? ¿Qué tenía su armadura que no dijo nada cuando estuvo en mi oficina ayer, pero hoy lo hizo enfurecer? Tendré que echarle un vistazo a esa semilla….

-¿Querida, te encuentras bien? – le preguntó, preocupada, su madre - Bueno, te decía que ya la planté en el jardín… ¡Espero que sea de unas flores muy bonitas!

-Mamá, tú y tus plantas… Mejor dime ¿Cómo era esa semilla?

-Bueno, parecía una clase de guisante…

-¿Cómo un guisante, dices? Y ¿dónde la plantaste?

-En una maceta, hija.

-Sí, pero ¿En qué jardín?

-En el de las mascotas, amor, cerca del gran abeto.

- Gracias , Mamá – le dijo Bulma y salió de la cocina casi corriendo.

Cuando llegó al enorme jardín, vio con horror que había más de cincuenta macetas con tierra a la espera de germinar alguna planta - ¡Demonios!… ¿por qué no pregunté cuál era? - Se arremangó el overol y tomó una pala de jardinería de un estante próximo. Cuando se giró hacía las macetas se encontró a Vegeta, frente a ella, de brazos cruzados, mirándola con desconfianza - ¿No se supone que deberías estar reparando mi nave, terrícola? ¿Qué diablos haces aquí perdiendo el tiempo?

-¡VEGETA! – exclamó Bulma, sin poder ocultar su conmoción. Del susto soltó la pala que traía en su mano. El saiyajin se agachó a recoger la herramienta y se levantó examinándola con calma para enseguida volver a mirar a Bulma, pero esta vez una sonrisa burlona apareció en su rostro - Dime, embustera – comentó, usando su suave tono de amenaza - ¿para qué querrías esta herramienta? Que yo sepa, esto no encaja en ninguna pieza de la nave… ¿Podría ser que ya sabes dónde está lo que se me extravió?

Bulma se puso pálida "maldito, por qué no eres tan ingenuo como Gokú…y Ahora ¿Qué haré? No tengo forma de salir de este lío…" No encontró la forma de como ocultar su descubrimiento, por lo que decidió encararlo con la verdad - Vegeta… ¿Así que es una semilla del ermitaño lo que buscas? Dime ¿Cómo la obtuviste? ¿No habrás asesinado a alguien…?

Vegeta estrechó su mirada – Eso a ti no te incumbe… Ahora dime dónde demonios está o no respondo…

- ¡Claro que me incumbe, saiyajin estúpido!… ¡No te das cuenta de que, si mataste al dueño de las semillas, ¿nunca más tendremos a nuestra disposición?!

El volteó su vista hacía otro lado cuando respondió - ¡No insultes mi inteligencia, imbécil!… Solo hubo unas cuantas amenazas. Debieras agradecer que no asesinara al desgraciado ese por mutilarme…

Bulma comprendió perfectamente de quién hablaba, así que tuvo una idea de lo que pudo haber ocurrido. Un dejo de tristeza se instaló en su mirada por un momento al pensar en el apéndice cortado, así que cambió su actitud para decirle - Vegeta, escúchame. Mi madre encontró la semilla en el piso del cuarto de baño y la puso en uno de estos maceteros…

-Maldición… - dijo golpeándose la frente - ¿Cómo no pensé antes en la loca?

-Solo YO la llamo así… - le recordó ella, entrecerrando sus ojos. A continuación, se puso las manos en las caderas y agregó - Oye, si tanto quieres tu "preciada" semilla tendrás que encontrarla… porque… ¡EL QUE LA ENCUENTRA SE LA QUEDA! – gritó, mientras le quitaba a su "amigo" la pala y corría hacia las macetas. Vegeta quedó un segundo atónito por la audacia de la muchacha. Sin embargo, apenas reaccionó voló hacia Bulma, que ya estaba cavando. Se colocó del otro extremo de los maceteros y comenzó a cavar con sus manos. Con gran velocidad, introducía sus manos en la tierra húmeda buscando su semilla. Todo iba de maravilla, él había revisado más maceteros que Bulma hasta que - ARGG… ¡GUSANO INMUNDO, MUERE! – gritó y lanzó una ráfaga de ki por sobre su mano izquierda, destrozando a su paso un par de árboles y parte de la cúpula.

Bulma detuvo al instante su tarea para observar al saiyajin. Este se notaba agitado, con su mano extendida, aún en la posición de ataque - ¿QUÉ TE PASA, IMBÉCIL? NO PUEDES DESTRUIR EL JARDÍN.

Vegeta la miró con cara de horror - ¿POR QUÉ DEMONIOS NO ME DIJISTE QUE ESTAS COSAS ESTABAN INFESTADAS DE ESAS ASQUEROSAS CRIATURAS?

Bulma suspiró, no pudiéndose creer lo que estaba escuchando - ¿Qué acaso el sanguinario y orgulloso príncipe de los saiyajins le teme a estos bichitos? – dijo ella, sacando una lombriz de uno de los maceteros

Vegeta sintió ganas de vomitar, al ver como ella tomaba, como si fuera lo más normal del mundo, a aquel pequeño ser en la palma de su mano.

-No me dan miedo, estúpida. Me dan asco…- dijo, dándole la espalda al mismo tiempo que cerraba sus ojos y levantaba una de sus cejas – Eso es algo muy distinto.

Bulma lo observó un instante con ternura, pero cambió su expresión sonriéndose maléficamente, mientras comenzaba a avanzar hacia él, sosteniendo aún al responsable del ataque de pánico del saiyajin.

-Ni lo pienses – la detuvo él - Podría noquearte antes de que siquiera me toques con esa cosa.

Ella se detuvo soltando al bicho y limpiando su mano en el overol, con algo de decepción - Bueno, entonces debo confesarte que encontré esto - le dijo sosteniendo un pequeño objeto entre el índice y el pulgar, mientras le sonreía con algo de burla.

Vegeta se volvió a verla, pero antes de que pudiera arrebatársela, ella bajó el cierre de su overol dejando ver su brasier y algo más, lo que provocó que él se ruborizara y quedara paralizado. Bulma no podía evitar sonreír "Mmm, así que los gusanos te dan asco y verme semidesnuda te da pudor… sabía que en el fondo eras diferente a lo que aparentas…" - Yo gané, por lo tanto, me la quedo – agregó, mientras metía la semilla en medio de sus pechos.

-¿¡Q-QUÉ CREES QUE HACES, MALDITA VULGAR?!…. ¡ENTRÉGAMELA EN ESTE INSTANTE! –Exigió él, aún algo sonrojado y bastante molesto con la situación.

Ella le guiñó un ojo y le dijo coqueta, mientras cerraba su traje, comenzando a retirarse - Vegeta, debes aprender a ser buen perdedor… Por ahora, se quedará dónde está – dio media vuelta y se dispuso a marcharse, no sin antes agregar - Ahora, si me disculpas tengo mucho que hacer en la nave...

-¡Tsk! – hizo él, recobrando su humor habitual - Sabes perfectamente que no podrás cuidarla por siempre… Esa semilla es de mi propiedad. No lo olvides.

-¿Ah sí? Pues entonces tendré que mantenerla a resguardo. Adiós – dicho esto, ella se dirigió a la nave y Vegeta se quedó en el mismo lugar echando maldiciones a Bulma.

Tras unos arbustos alguien observaba toda la escena, intentando a toda costa pasar desapercibido.

Varios días después, y el grupo de técnicos, ingenieros y otros trabajadores, finalizaban las reparaciones estructurales. Habían avanzado más de lo que imaginaban, por lo que, al atardecer, el profesor se detuvo frente al equipo y les dijo - Excelente trabajo, muchachos. No será necesario que continúen en este proyecto, por lo que pueden presentarse a sus labores habituales a contar de mañana… Les agradezco de corazón por la ayuda y como lo prometí recibirán un bono especial…

Todos se retiraron del lugar, excepto Bulma que decidió quedarse a configurar y activar las consolas de mando y del centro de gravedad.

Mientras tanto, Yamcha volvía después de haber estado fuera esos días. Descendió suavemente en el jardín y de inmediato se dedicó a buscar por el ki a los habitantes de la casa para no encontrarse con Vegeta. Apenas hubo localizado a todos, y viendo el camino libre hacia su cuarto, se dirigió allí. Puso la mano en el pomo y lo giró, oyendo de inmediato detrás de él la voz de su fiel amigo - Yamcha ¡Qué bueno que regresaste! – Yamcha corrió hacia él y le cubrió la boca con su mano, diciéndole con espanto - Shh… no grites, Puar. Yo también te extrañé, pero será mejor que hablemos en el cuarto... Siento que alguien se acerca.

Entraron al dormitorio y Yamcha pasó a tomar una ducha. Puar se sentó en la cama y como los días anteriores encendió el televisor. Cuando su amigo volvió junto a él, le dijo - Yam ¿no fuiste donde el maestro, cierto?

-Puar, no voy a mentirte… fui donde el maestro antes de ayer, pero Mako me llamó y no pude resistir la tentación… - le respondió poniendo ojos medio babosos. Puar lo miró algo desilusionado – Yamcha, pero… ¿no sería mejor que tuvieras de novia a una de esas chicas?

-No, Puar… Ya te lo he dicho, ellas no son lo que quiero… ¡No puedes compararlas con Bulma!

-Está bien… confío en que estás haciendo lo correcto – le respondió con cariño, su peludo amigo.

Yamcha se sentó en la cama y comenzó a secarse el cabello con la toalla. Luego de unos segundos miró a su peludo amigo y le preguntó - ¿Qué has averiguado?

-Bueno… no mucho, Yam…

-Cuéntame lo que viste…

El animalito rascó su cabeza con una de sus patas respondiendo - Después de que te fuiste Bulma se fue a reparar la nave, pero Vegeta a los pocos minutos fue a buscarla. Lo sé, porque le gritó muy feo... Bulma no le respondió y entonces Vegeta se enojó mucho y entró a buscarla… - Yamcha lo interrumpió - Maldito ¿Cómo deja que la trate así? No lo entiendo... Si tan solo yo fuera más fuerte para poder desafiar a ese desgraciado – comentó, apretando los puños sobre sus rodillas – Puar frunció ante esto y le dijo, muy serio - Pero eso no es todo… cuando se me pasó el susto por los gritos, me asomé a una de las ventanas de la nave y los vi de pie, a pocos metros uno del otro, pero solo parecían platicar. Aunque Vegeta le daba la espalda y Bulma parecía suplicarle por alguna cosa e intentó acercarse a él, pero él la hizo callar y empezaron los gritos otra vez. Luego él bajó al interior de la nave y Bulma se fue a la cocina…

-¿Solo eso? – preguntó preocupado Yamcha.

-No, Yam… Hay más…

-¿? ¿Qué? ¿Después siguieron discutiendo?

-Casi… - respondió, medio arrepentido.

-¿A qué te refieres? ¡Habla, Puar!

-Bueno, después Bulma fue al Jardín donde están las mascotas y Vegeta la siguió otra vez. Yo me metí como pude por entremedio de las plantas, para que no se dieran cuenta. Estuvieron buscando algo en las macetas que había allí…Pero, de repente y sin previo aviso, Vegeta lanzó un ataque a la nada… Bulma le dijo algo y se abrió el traje un poco para guardar algo en su ropa interior.

-¡QUE! ¡LE MOSTRÓ SUS PECHOS! – se exaltó el guerrero de la cicatriz.

-No, solo se bajó un poco el cierre…

-A veces Bulma es una descarada… - comentó, conteniéndose y cerrando sus ojos - sigue, por favor…

- Bueno… él le gritó que era una vulgar... Después de eso, Bulma se fue y Vegeta casi me mata con un macetero que pateó…

-Maldita sea. No puedo seguir permitiendo que la trate así…- le comentó Yamcha, apretando sus puños brevemente para enseguida interrogarlo nuevamente - Pero dime, los otros días ¿Qué pasó?

-Los días siguientes Vegeta salió y no volvió hasta ayer muy tarde. Bulma estuvo trabajando, por lo que casi ni la vi, excepto en la cena. Pero ayer en la noche se encontró con él, cuando salió a fumar, muy tarde…

-¿Otra vez?... Tengo que quitarle ese mal hábito que tiene… - dijo el hombre cruzándose de brazos muy serio, mientras cerraba nuevamente los ojos y hacía un movimiento con su cabeza en desaprobación – Continúa, Puar.

-Sí- asintió – Bueno, esa noche él llegó de entrenar, supongo, y entonces lo seguí… No pude oír, porque me tuve que ocultar en la terraza, Yam, pero vi cuando se encontró con ella y comenzó a pedirle que le devolviera algo, lo que supuse porque él estiraba su mano hacia ella. Bulma se rio y comenzó a alejarse de él. Vegeta se enojó y avanzó hacia ella. Cuando estuvo casi detrás le dijo algo que al parecer molesto a Bulma, porque se giró y comenzó a gritarle insultos, mientras que Vegeta se reía a carcajadas… Fue muy extraño, porque parecía enojado, pero no le hizo nada... Después se dijeron algo más y cada cual se fue por su lado.

Yamcha se quedó en silencio mientras duró el relato, pero al oír el final de la historia dijo - Mmm… ¿Qué opinas, Puar? ¿Crees que sean amigos?

-La verdad… yo sí creo que son amigos, Yam…

-A mí me parece más bien que Vegeta está presionando demasiado a Bulma… Eso no me gusta nada… ¡acaso piensa que ella es su esclava!

-Yam, no creo que sea para tanto…

- ¿Tú crees, Puar?... No, eso no está bien… Debo hacer algo al respecto. Bulma no puede ser amiga de mi asesino…

- ¿Qué piensa hacer? – preguntó el gatito con algo de preocupación.

-No lo sé aun…pero algo haremos, Puar…. Y gracias por apoyarme, eres un buen amigo… Aunque ahora me pregunto qué quería ese enano que Bulma le devolviera…

Su amigo se encogió de hombros, confundido.

En el exterior, Bulma terminaba al fin la activación de la nave. Se secó el sudor con el dorso de la mano, pensando en lo rápido que habían terminado y en lo delicioso que sería sumergirse en su tina, llena de burbujas pero sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la compuerta. Sin girarse, mientras bajaba la tapa de la consola, dijo - Papá, ya terminé con la activación. Mañana podrás darle los toques finales… - Ah, ¿sí? – le respondieron, haciéndola sobresaltarse - ¿Entonces puedo probarla ahora mismo, hija? - Ella se volteó al instante, encontrándose a Vegeta apoyado en el umbral de la entrada, de brazos cruzados y una enorme sonrisa en sus labios - Vegeta, no es de buena educación no anunciarse… - el saiyajin ahora frunció - No me hables de modales que tú no aplicas, terrícola… Ahora, indícame los controles para encender la gravedad – Bulma se cruzó de brazos, aun sosteniendo su atornillador - Tendrás que esperar a que mi padre le realice los últimos toques…

-Si se trata del estúpido estéreo, no me interesa… - sentenció él, retirándose del muro para avanzar hacia ella - Yo decidiré si está lista… - Bulma se molestó con la insistencia de él, pero lo miró con paciencia al recordar lo terco que era. Además, ella solo tenía ganas de ir a descansar - ¡Uy, está bien! Ven acá y te enseño… Pero después no quiero escuchar alguna queja tuya si algo no funciona bien…

-Hmn - Vegeta se aproximó a la consola y puso atención a cada detalle de las indicaciones que Bulma le daba. Cuando comprendió por completo el funcionamiento, comentó sin voltear a verla- Dime, terrícola ¿Porqué eliminaron el nivel inferior?

-Oh, es verdad – le respondió, comenzando a caminar por la nave – Pero verás, como tú requerimiento era un lugar para entrenar, eliminamos el nivel inferior para priorizar el espacio. Eso sí, dejamos los asientos, ya que por su ubicación no debieran estorbarte, pero se pueden ocultar con un mando en el panel de controles… - Vegeta volteó a verla por encima de su hombro y entrecerró su mirada, escrudiñando a la joven "¿Por qué quitarle la comodidad a la nave? Maldita ¿pensaste que una vez que estuviera lista la nave me marcharía con ella otra vez?… Como si no pudiera dormir sentado… De todas formas, no pienso moverme de aquí hasta sobrepasar los poderes de ese idiota de Kakaroto, además de derrotar a esos supuestos androides… Para empeorar las cosas no he podido recuperar mi semilla… Seguramente debe tenerla aún con ella…Ya veré como solucionar eso, ahora debo concentrarme en entrenar…" - Vete. Necesito probar esta cosa cuanto antes...

Ella lo miró contrariada. Sus cambios de humor ya le eran más que familiares, sin embargo, a veces la sorprendían con la guardia baja. Prefirió no decir nada y descendió de la nave, oyendo como la compuerta se cerró tras ella. No pasó ni un minuto y las luces superiores se encendieron, indicando que la gravedad estaba activada. Se iba a marchar, pero prefirió quedarse un momento más, observando a cierta distancia por si algo fallaba.

En el interior, Vegeta estaba pegado al suelo, maldiciendo por no haber empezado gradualmente con la gravedad. La consola marcaba "40G", que era una gravedad un poco más fuerte de la que alguna vez hubiese experimentado, así que, luego de unos sudorosos veinte minutos recién comenzó a sentir que su cuerpo se adaptaba poco a poco a ese nuevo estado, logrando, con mucho esfuerzo caminar por aquel espacio, totalmente empapado en sudor y sintiendo sus extremidades temblar por el esfuerzo "Maldición… esta presión en mi cuerpo es terrible… pero no me rendiré… debo volverme más fuerte y conseguir convertirme en un súper saiyajin… si ese par de idiotas pudo, con mayor motivo puedo hacerlo yo…"

Fuera de la nave, Bulma se fumaba un cigarrillo mientras esperaba por si Vegeta encontraba alguna falla. Realmente se estaba aburriendo, así que pensó que lo mejor era retirarse a su cuarto a tomar ese deseado baño de burbujas. Apagó su cigarrillo y se dirigió a su habitación, pensando en todo lo ocurrido ese día. Estaba por subir la escalera que llevaba a las habitaciones, cuando se encontró con Yamcha, quien la saludó cordialmente - Hola, amor ¿terminaste por hoy?

-Yamcha ¡Volviste! – exclamó ella, volteándose hacia él para darle un beso en la mejilla - Sí, hoy ya terminé. En este momento Vegeta le está haciendo la primera prueba… Oye ¿no te gustaría que hiciéramos algo parecido para ti? – el muchacho lo pensó un momento pero enseguida se negó – No lo creo... Es que la semana que viene empiezo en un gimnasio… Pero si no resulta, quizás podría pensarlo ¿Ok? – Bulma hizo un mohín con sus labios y le respondió, retomando su modo coqueto - Como quieras. Ahora si me disculpas tengo una cita… - Él la miró con sorpresa y gritó - ¿QUÉ? ¿De qué estás hablando? - Ella se puso a reír, para luego responder dándole un suave golpe en el hombro - Ay, Yamcha. No seas tan celoso… digo una cita con mi tina y mis burbujas, ji, ji…

-Que graciosa, ja, ja – respondió a su broma con risa fingida - ¿Mañana tendrás la tarde libre o aún debo esperarte unos días? - Bulma se puso un dedo en la mejilla - Aún no lo sé… pero supongo que sí… ¿me estas invitando a salir? – Yamcha la atrajo hacia sí y le dijo cariñoso - Sí… siempre y cuando puedas - Ella se lo pensó un momento y le respondió - Mañana te aviso… Ahora solo quiero meterme en la bañera ¿Sí? - Yamcha no perdió su oportunidad y le sugirió, con una voz seductora - ¿No quieres compañía? – Bulma levantó una ceja y lo apartó - ¿Uh?... ja, ja, ja, Yamcha, ahora eres tú el gracioso… Te veo mañana entonces, adiós – y diciendo esto subió la escalera hacia su cuarto. Su novio se quedó mirando por donde ella se iba, sin perderse detalle de su anatomía "¡Es tan hermosa! Pero no hay caso, sigue igual de esquiva. Cuando termine este asunto de los androides no tendrá excusa para nuestro matrimonio…" Pensando en ello se retiró a su habitación. Debía encontrar la forma de alejar a su novia de la compañía del saiyajin, pero al parecer el sujeto en cuestión estaría dedicado a su entrenamiento por lo que decidió no tocar ese asunto por el momento. Después de todo, y a pesar de las negativas de su novia, las cosas parecían estar bien. O eso es lo que creía.

Al siguiente día, a eso de las ocho de la mañana, Vegeta al fin salió de la nave, exhausto y de muy mal humor. Estaba hambriento y fatigado, sin contar que le dolía todo el cuerpo, pero eso no fue impedimento para ir en búsqueda del señor Briefs para tratar un asunto que le era imperioso. Llegó al laboratorio secreto del doctor, puso su mano en el lector y al abrirse la puerta, sin más le dijo - Anciano, ya hice la prueba de la nave… - Oh, buenos días, Vegeta – le saludó girándose en su silla, mientras sostenía a su inseparable mascota, la que también le maulló al saiyajin – Noté que estuviste toda la noche allí… ¿Que te pareció? – Vegeta arrugó su ceño y le respondió - Hmn, resultó bastante bien, pero ya me acostumbré a la presión de cien veces la gravedad de la Tierra… - el profesor se alegró al oír la respuesta de su huésped - ¡Que bueno!… Me alegro mucho de que te gustara… Hoy voy a aprovechar de ver donde instalar el…

-Tsk, no lo digas. Si vuelvo a escuchar lo de instalar ese estúpido aparato otra vez, juro que voy a asesinar a alguien… Profesor, no estoy de humor para nimiedades… Iré al grano. Kakaroto entrenó con una gravedad de cien. Como soy un saiyajin de clase alta puedo soportar más que eso – el profesor lo miró extrañado - ¿Entonces qué sugieres, muchacho? – Vegeta no dudó al responderle, sin quitarle los ojos de encima - Quiero que aumentes la gravedad al triple…

El profesor se sobresaltó. Apretó, sin querer, al animalito que tenía en su regazo. Enseguida se dio cuenta de su acto y comenzó a acariciar a Tama mientras respondía al saiyajin - ¿Quieres que aumente la gravedad hasta trescientas veces? E- eso es una locura, considerando tu peso, podría destrozarte los huesos… Vegeta, no me pidas que haga eso, por favor...

El saiyajin, que ya venía molesto por el hambre y la falta de sueño no pudo evitar aumentar su ki, doblando la puerta de acero reforzado junto con los muros mientras gritaba - ARGG, ANCIANO, SOLO HAZLO. ¡MALDITA SEA!

El profeso movió afirmativamente su cabeza, mientras sentía temblar sus extremidades, y, aunque ya era consciente de que Vegeta no pasaría de gritar y amenazar, no pudo evitar sobresaltarse ante ese despliegue de energía. Respiró hondo tranquilizándose para poder responderle - Está bien, pero cálmate muchacho... Hoy por la tarde comenzaré las modificaciones al sistema de gravedad. El saiyajin se dio cuenta de que estaba contraviniendo su plan al ser tan violento con el viejo, por lo que descendió su ki y respiró hondo. Miró ahora con curiosidad al anciano - ¿Cuánto tiempo crees que tomará esta vez? – preguntó, cruzándose de brazos. El profesor miró al techo haciendo unos cálculos mentales, enseguida lo miró y le sonrió - Bueno… habrá que hacerle unos ajustes mayores al sistema central, pero creo que para mañana por la tarde estaría lista.

-Perfecto – dijo Vegeta, sonriendo también, mientras se giraba para salir – espero que ahora no haya ni un obstáculo que se interponga en mi entrenamiento…

- No te preocupes… trabajaremos con Bulma todo el día si es necesario. Lo importante es que empieces a entrenar lo antes posible, muchacho… - El anciano se percató de un pequeño brillo en los ojos de Vegeta cuando nombró a su hija. Eso le llamó la atención, sin embrago solo se sonrió y le recomendó - Vegeta ¿por qué no descansas hoy? Mañana ya podrás entrenar como quieres… - el príncipe lo pensó un momento, pero de inmediato le respondió molesto - Hmn… Lo haré, pero no porque tú lo digas… si no porque lo necesito… nos vemos, anciano - Y diciendo esto, el saiyajin se retiró del laboratorio pensando en su entrenamiento. El señor Briefs, por su parte, seguía sonriendo. Puso a Tama sobre su hombro, mientras evaluaba los arreglos y modificaciones que debía hacer a la resistencia de los laboratorios - Tama, parece que nuestro huésped siente algo muy especial por Bulma… espero que no sufra mucho… esto se le pondrá difícil. ¿Sabes? él no conoce de esas cosas…

-Mew- le respondió el felino, mientras se acomodaba en su lugar preferido.

En otro lugar de la Corporación, Bulma roncaba a pierna suelta mientras su despertador zumbaba y zumbaba… sin embargo despertó de un portazo dado en la habitación de al lado - Uh, ¿qué? ¿Ah? - apagó su despertador y se estiró con pereza - AWWWWW, parece que mi vecino está de mal humor… bueno, supongo que hoy es mejor evitarlo – y terminando de estirarse, se metió a la ducha. Una vez lista bajó al desayunador, donde se encontró a su padre, que disfrutaba de un café mientras cuchicheaba con su madre - Yo también lo había notado, querido. Lo que pasa es que tú no eres tan observador… - comentaba la señora, siendo seguida por la réplica de su esposo - Sí. Pero le será difícil, digo, aceptarlo… ni él mismo lo sabe… - Bulma avanzó hasta ellos y los saludó - Hola ¿De qué tanto hablan, tortolitos? - Ambos se dieron una mirada cómplice y su madre le dijo - Buenos días, amor. Hablábamos de una serie… ¿cierto, cariño? - Su padre asintió, pero Bulma no quedó del todo convencida - Papá ¿tú viendo una teleserie? – El anciano carraspeó antes de responder - Ejem… ya sabes, tu madre tiene un gran poder de convencimiento.

-Eso no lo niego – lo secundó su hija, mientras se servía un jugo. Su padre la miró muy seriamente por un momento - Hija, debemos aumentar la gravedad de la nave… - Los ojos de Bulma se abrieron como platos - ¿Qué? ¿Pero por qué? – preguntó exaltada, por poco y no escupió el jugo. El anciano le sonrió - Vegeta fue a solicitármelo. Dice que puede soportar tres veces la gravedad actual… Yo le comenté que no estaba de acuerdo… Pero tú sabes cómo es él… - Ella suspiró para luego sonreírse - Sí. Supongo que él también tiene un granpoder de convencimiento ja, ja, ja.

En ese instante, hizo su aparición el novio, sonriente y caballeroso como siempre - Buenos días, familia Briefs. Espero que hayan descansado… Mmm, huele bien – comentó aproximándose a la mesa. La señora le sonrió con ternura -Son panqueques… siéntate querido, aún quedan muchos… - a Yamcha se le hizo agua la boca, así que tragó antes de decir - Gracias… - enseguida miró a Bulma y le dijo – Este… por cierto, hace un rato me encontré a Vegeta. Estaba bastante molesto, casi me tira en el pasillo… - La muchacha frunció - Les dije que nada de contacto físico…- suspiró cansada - Ah, olvídalo. No durmió en toda la noche probando la nave... – su novió se sonrió y soltó con malicia - Vaya, sí que es un maníaco del entrenamiento… - Bulma lo miró un momento, su novio tenía razón, pero para ella era difícil aceptar ese aspecto del saiyajin. Finalmente optó por darle la razón - Ni que lo digas… - comentó con desenfado - Su único objetivo es ser más fuerte… ¿Qué le vamos a hacer?

Yamcha no pudo evitar sentirse raro con ese comentario. No era muy listo, pero si era intuitivo y algo le decía que las cosas estaban tomando un giro extraño, pero no lo comprendía del todo. Aun así, se armó de valor y le preguntó - ¿Salgamos a cenar? Eso de seguro te animará, mi amor… recuerda que ayer lo hablamos – Bulma lo miró desconcertada. Pero luego de evaluarlo pensó que no sería tan mala idea - Tienes razón – le respondió ella – salir me caería muy bien… - Yamcha se alegró - ¡Excelente!… Te veré más tarde. Después de desayunar, iré a entrenar un rato con Ten.

El profesor y Bulma se disculparon y salieron al jardín a modificar la gravedad de la cápsula, donde se encerraron a trabajar por el resto de la jornada.

Por la tarde, el gruñido de su estómago despertó a Vegeta recordándole que no había comido nada desde el día anterior, así que bajó a la cocina y abrió el refrigerador. Estaba decidiendo qué atacar, cuando apareció Bunny - Joven Vegeta, cociné algo especial para que recuperes tus fuerzas. No puedo permitir que estés débil - Vegeta, sin decir nada se sentó a la mesa viendo como la señora recalentaba un guiso y un cerdo asado que había preparado después del desayuno, especialmente para su huésped. Apenas tuvo todo listo comenzó a servirle y él, sin más que gruñir, comenzó a tragar, pero Bunny tenía una pregunta en la punta de su lengua, la que no dudó en externalizar, al ver al saiyajin distraído engullendo - Joven ¿Qué piensas hacer luego de derrotar a los androides? - Vegeta la observó un momento, para luego responder - ¿Acaso la escandalosa de su hija no se lo comentó? – Bunny lo miró con cariño - Bueno- dijo poniéndose un dedo en la mejilla – creo que me dijo que querías vencer a Gokú… - Vegeta incrementó su frunce - Entonces no hay nada más que agregar... Ahora solo déjeme comer ¿de acuerdo? – respondió, volviendo a su plato. Sin embargo, Bunny no iba a soltar a su presa tan fácilmente esta vez - Disculpa, pero ¿no has pensado en quedarte definitivamente a vivir aquí? - El saiyajin la miró bastante molesto. Con esto la señora decidió no continuar con su interrogatorio, aunque tenía muchas preguntas que requerían de respuestas, pero en ese momento Bulma entró a la cocina y sin percatarse de la presencia de Vegeta, abrió el refrigerador para sacar algo - Mamá ¿el saiyajin maníaco aún duerme? - preguntó sin voltear. Vegeta hizo una mueca de desagrado - No – respondió él, a lo que Bulma se quedó en su lugar con cara de espanto. Lentamente comenzó a girarse y decidió tomar la situación de lo más tranquila. Así que se apoyó en un mueble y dijo - Lo lamento, Vegeta. No sabía que estabas despierto… en serio, no siempre te digo así… a veces te llamo desgraciado, imbécil, descortés, malagradecido, insoportable, psicópata… - La vena de la sien del saiyajin comenzó a ensancharse hasta que no aguantó - ¡Cállate! – gritó, mirándola con muy mala cara, para enseguida bajar su tono de voz y decirle - Por esta vez te lo dejaré pasar… pero en vez de estar perdiendo el tiempo, deberías estar trabajando, terrícola – Bulma se llevó las manos a las caderas, con todo y botellas - OYE, TÚ NO ME DAS ORDENES ¿OÍSTE? – Vegeta se puso de pie y gritó - ARRGG. SOLO VÁYANSE Y DÉJENME COMER EN PAZ… Me tienen harto con sus parloteos.

La joven le gritó aún más fuerte - NO TIENES POR QUE GRITAR, VEGETA- y apenas soltó esto, le dijo a Bunny, tomándola del brazo – Vamos, mamá. No tenemos por qué tratar de ser cortés con quién no lo merece… - se llevó a su madre fuera de la cocina. Sin embargo, se devolvió y le dijo desde la puerta – Ah, y se me olvidaba algo… eres un saiyajin idiota y desconsiderado – terminó enseñándole la lengua, a lo que Vegeta respondió haciendo un amague de perseguirla. Con este gesto Bulma se apresuró a salir, cerrando la puerta tras sí. El saiyajin resopló bastante molesto - Sé que aun estás ahí, ridícula. VETE DE UNA VEZ - Bulma ni siquiera se molestó en responder, avanzando molesta hacia la sala del primer piso, pero una risilla de su madre la hizo detenerse - ¿Y tú por qué te ríes, mamá? No es gracioso… Vegeta no es más que un bruto abusivo – la mujer le respondió, sin poder evitar reírse - Oh, querida… es que ustedes parecen un par de niños… ji, ji, ji… son más divertidos que la serie de la noche… ju, ju, ju…

Su hija la miró furiosa - Uyy… ERES TERRIBLE, MAMÁ - gritó Bulma, llevándose sus botellas hacia el jardín. La señora se quedó sola pero muerta de risa, comentando - Y sin duda se parecen mucho, ji, ji, ji… ay, qué risa… debo parar o voy a arrugarme… - dicho esto paró de golpe de reír – Pero me gustaría que no gritaran tanto… ¿Qué le vamos a hacer?… Bueno, será mejor ir a ver si Vegeta ya terminó de comer.

Anochecía en la Capital y El profesor y Bulma aun permanecían al interior de la nave. Ya habían avanzado bastante y solo quedaban unos códigos por ingresar en la consola principal. El señor Briefs terminó de revisar con un aparato creado por él mismo la resistencia de los muros y se giró hacia la joven, con una sonrisa de satisfacción al ver que todo parecía en orden.

- Hija, dejemos lo que queda para mañana… - le dijo, comenzando enseguida a guardar las herramientas. Bulma, que estaba sentada en el suelo, se estiró sosteniendo aún el destornillador eléctrico en su mano y le respondió, con cansancio - Ay… sí, papá. Por fin terminamos con todos los detalles para que soporte el nuevo nivel de gravedad… solo me faltan unos cuantos códigos, pero no creo que le importe a Vegeta si lo terminamos mañana… - se puso de pie y agregó - bueno, ahora a cenar y a descansar – el profesor avanzó hacia la salida y le comentó, con pesar - Es una lástima que Vegeta no haya querido que instalase el estéreo… - ella le respondió de inmediato – Al parecer no le gusta ejercitarse con música – su padre sonrió, conforme con la explicación, pero enseguida recordó algo - Oye, Bulma ¿no ibas a salir con Yamcha? – preguntó su padre, levantando el maletín de herramientas. Ella lo miró sorprendida y exclamó - ¡Oh!… ¡Lo olvidé por completo, papá! – enseguida se encogió de hombros y le respondió con algo de cansancio- ¿Sabes qué? estoy agotada, no sé si quiero salir. Su padre la miró comprensivo - Entonces ¿por qué no lo dejas para otro día? Sé que Yamcha lo entenderá…

-No lo sé… Es que lo he tenido muy abandonado al pobre… - le respondió, estirando su espalda nuevamente - mejor me hago los ánimos.

-Entonces ve. Yo guardaré las herramientas, querida – ella lo miró con los ojos casi brillando para decirle - Gracias, papá.

Bulma subió a alistarse para su cita con bastante esmero, decidiéndose por un vestido rojo con poco escote, bolso y tacones a juego. Cuando estuvo lista, una hora más tarde, bajó a la sala del primer piso en busca de sus capsulas, pero se encontró allí a su amigo saiyajin, sentado en el sofá frente del televisor, cambiando canales sin dejar nada en especial como solía hacer en su primera visita. No le dio importancia, yendo por sus capsulas pero iba a marcharse cuando lo escuchó decirle con sarcasmo - ¿Te vas a trabajar, humana vulgar?

-Ja, Ja, Vegeta… Tan cortés como siempre – respondió Bulma, de manos en las caderas - ¿Así que estás de buenas?

-No. Estaría de buenas si pudiera retomar mi maldito entrenamiento en la nave… - volvió su rostro hacia ella para agregar con una sonrisa, viéndola de arriba a abajo – Me temo que te "arreglaste", como dices, para nada… - Ella lo observó bastante confundida, pero de inmediato su humor cambió a uno de perros - ¿De qué estás hablando, Vegeta? ¡Explícate! - Él se recostó en el sofá y cruzó sus brazos mientras cerraba sus ojos, todo esto sin dejar de sonreír - No soy quién para informarte de esto, pero hace un momento que sonó el aparato ese y tu madre dejó un mensaje bastante claro en la cocina – terminó, ampliando su sonrisa.

Bulma lo miró molesta, y decidió ir a ver de qué se trataba lo que decía el saiyajin. Así que, fue hasta la cocina donde efectivamente se encontró un mensaje en la puerta del refrigerador.

"Querida, llamó el joven Yamcha para avisar que le había surgido algo, por lo que no podrá venir. No pude pasarte la llamada porque al parecer estabas ocupada. Con tu papá saldremos a mover el esqueleto a ese salón de baile tan lindo que inauguraban hoy. La cena está en esos robots tan útiles que creaste. Espero que disfruten la velada. Te queremos, hija"

Cuando terminó de leer, fue por su teléfono que estaba en el bolso que había dejado en la sala. Lo revisó y se dio cuenta de que tenía dos llamadas perdidas. Marcó de vuelta, mientras veía que Vegeta seguía con su sonrisa a la espera del desenlace, inclinado un poco hacia adelante, con sus antebrazos apoyados en sus piernas sin sacarle la vista de encima.

Bulma decidió alejarse a hablar al corredor, dándole una mirada de rencor al espectador indeseado de su infortunio. Marcó unas cinco veces y no obtenía respuesta, por lo que comenzó a impacientarse, pensando en que tal vez le habría ocurrido algo a él o a Ten o a Chaoz. Así que con toda la velocidad que le permitían sus tacones se dirigió a su laboratorio y abrió uno de los cajones de un mueble. Cuál sería su sorpresa al no encontrar el objeto que buscaba. Revisó en todos los lugares donde podría haberlo dejado, pero no lo encontró. De pronto se detuvo furiosa y volvió dando zancadas hasta la sala.

Cuando estuvo frente al saiyajin le quitó el control remoto de la mano, acto seguido apagó el televisor y lo miró con furia, extendiendo una mano hacia él - ¡VEGETA, DEVUÉLVEMELO! – el aludido se sonrió y se puso de pie, cosa de la que se arrepintió al instante, pues Bulma llevaba unos tacones de más de diez centímetros. Frunció el ceño y respondió con algo de fastidio en su voz, apartando la mano de la mujer con un suave movimiento - No sé qué diablos hablas, terrícola… Si te refieres a tu excusa de hombre, no tengo nada que ver en el asunto…

-SABES PERFECTAMENTE BIEN QUE NO HABLO DE YAMCHA… ENTREGAME EL RASTREADOR, AHORA

Él mantuvo la calma, disfrutando en demasía la situación. Volvió a tomar asiento y cruzó una pierna sobre la otra. Luego volvió su vista a Bulma y dijo - Creo que es mejor que tomes asiento… vamos a negociar.

Bulma lo miró fúrica. Sabía muy bien de qué se trataría el intercambio, sin embargo, no estaba dispuesta a ceder. Aunque por otra parte quería saber si le había pasado algo malo a sus amigos o siquiera donde estaba Yamcha, ya que era al único que había alcanzado a grabar en el rastreador. Necesitaba tiempo para pensar qué intercambiar que no fuera la semilla, así que le dijo - Está bien, negociaremos. Pero antes quiero cenar.

El saiyajin asintió y le ordenó - Ya vi lo que dejó tu madre para cenar… Trae las cosas y comeremos aquí.

La peli turquesa así hizo, mientras pensaba en como tomar ventaja de la situación. Fue a la cocina y trajo lo que había dejado su madre para cenar, que resultó ser brochetas de carne y verduras, de hecho, bastantes brochetas de carne y verduras, además de sopa. Hizo que uno de los robots la siguiera y ella llevó una bandeja para poner las cosas sobre la mesa de té que había allí. Tomó asiento en el sofá, a un lugar de distancia de Vegeta, quién observo las cosas y le dijo, casi en tono de broma - No trajiste nada para beber, terrícola…

Bulma lo miró enojada al verse sorprendida en su error - Ve tú, si tanto lo deseas… – le respondió sin moverse de su lugar, pero no consiguió molestar a su huésped, el que se levantó y volvió a los pocos instantes con unas cervezas. Ella lo miró sorprendida - ¿Cervezas? ¿Acaso mañana no empiezas a entrenar? – El saiyajin se sonrió y le respondió pedante - Sabes muy bien que estas cosas no me afectan como a ustedes… No traje vino para celebrar para que después no digas que hice trampa en el intercambio…

-Eso espero – respondió ella "No sé por qué siento como si me estuviera empujando a alguna trampa…Y mis padres, salir justo ahora… ¿Qué haré?... necesito saber si pasó algo malo durante el entrenamiento… Con tantos golpes siempre terminan mal heridos y …¡Lo tengo! Ya sé que intercambiaré por mi rastreador" Bulma miró sonriente a Vegeta. Éste sospechó de inmediato que algo planeaba ella.

-¿Y qué celebramos? – le preguntó Bulma, con poco disimulada inocencia. Vegeta entrecerró su mirada sobre ella para enseguida medio sonreírse al darse cuenta de que estaba en lo correcto en cuanto a que la joven planeaba algo. Pero ocultaría su descubrimiento por lo que, con su característica prestancia, destapó una cerveza y dijo - Celebraremos el triunfo de mi inteligencia sobre la tuya, humana…

-¿Ah, sí? Celebra mientras puedas, Vegeta - respondió ella, tomando una brocheta y comenzando a comer.

Ambos cenaron en silencio, mientras se miraban de vez en cuando, tratando de descifrar el pensamiento del otro. Bulma en un momento tomó el control remoto y encendió la televisión, para no cenar en silencio ya que estaba acostumbrada a los constantes parloteos de sus padres durante esta, pero esta vez tuvo la precaución de sintonizar un canal donde estuviesen dando solo noticias para no repetir la vergüenza de esa otra vez que sintonizó un canal donde exhibían una película romántica.

Cuando terminaron de comer, Vegeta se reclinó en su lugar y bebió un largo sorbo de la botella que tenía en su mano. Una vez hecho esto decidió que era buen momento para comenzar.

– Humana… - llamó su atención con una voz firme – creo que ambos tenemos algo que el otro desea… - terminó dándole una mirada de soslayo a la espera de que ella cayera con su elección desafortunada de palabras. Y efectivamente así fue, porque Bulma casi escupe la cerveza que tenía en su boca, pero se recompuso, tragó y se giró hacia su huésped, hablándole con diplomacia - Así parece, Vegeta… pero la pregunta es ¿qué es lo que quieres a cambio del rastreador? - él entrecerró sus ojos, observando atentamente todos los gestos de ella "Hmn ¿Qué vas a proponerme que sea mejor que una semilla del ermitaño? Veamos a dónde quiere llegar…"

- Sabes bien que quiero la semilla, terrícola – le respondió con calma, a la espera de lo que tuviera que ofertar la mujer. Bulma lo miró un momento y enseguida le preguntó - ¿Y si te ofrezco a cambio del rastreador unos robots para que puedas entrenar mejor?

Él la miró interesado - Y esos robots que mencionas… ¿qué cualidades tendrían?

-Bueno, yo no sé mucho de batallas, pero me imagino que querrías algo que soporte la gravedad de la nave, además de tus ataques…

-Hmn…Suena bien… pero necesito que ataquen, para practicar mi defensa de lo contrario serían inútiles.

"Maldito listillo… eso es más difícil por lo que tendré que pedirle ayuda a mi padre… ¿Uh? vuelvo a sentir esa sensación de flote junto a él… ¡Concéntrate, Bulma, estás negociando!" Pensó ella, viendo que su plan por poco se venía abajo. Lo meditó un momento y respondió - ¿Qué te parece si les incorporo algún dispositivo que reflecte tu energía?

-"Argg, eso es demasiado tentador… Ya veré como recupero la semilla" Perfecto… creo que necesitaré media docena… - le solicitó. Bulma se sonrió y volvió a pedirle el objeto que necesitaba –Entonces, ya que estamos de acuerdo… ¿puedes darme mi rastreador?

Él la miró divertido y agregó con burla - Te lo entregaré cuando me des los robots. Es lo justo.

Bulma se enfureció. No había pensado en esa respuesta por parte del saiyajin, por lo mismo, lo miró enojada mientras reclamaba - Maldición, Vegeta ¡Necesito el rastreador ahora!

-Entonces no debiste negociar con algo que no tenías, idiota – le respondió sonriente.

Bulma se sintió frustrada. Creyó por un instante que su plan era perfecto. Pero lamentablemente subestimó la inteligencia de su amigo. Así que simplemente le preguntó - ¿Qué tengo que hacer para que me lo prestes siquiera por un minuto?

Vegeta la observó divertido por la ocurrencia de ella y contra atacó de inmediato - Te lo podría prestar por un minuto… Tal vez… si me das la semilla- dijo sonriendo de lado, cosa que a Bulma no le hizo ninguna gracia - ¿Qué? pero si quedamos que me lo pasarías a cambio de robots… por favor, Vegeta.

-Eso era por entregártelo, humana, esto es diferente…- cerró los ojos para agregar - Dejando de lado el intercambio, dime, para qué quieres el rastreador… ¿es para saber dónde está el gusano ese? Eso te lo podría decir ahora mismo sin necesidad de un rastreador… - tras decir esto volvió a beber, mientras observaba atentamente por el rabillo del ojo a la muchacha, esperando su respuesta.

Ella se quedó pensativa unos momentos. Sus ojos vagaban por las cosas que estaban en la mesa sin verlas realmente. Su cerebro trabajaba a mil por hora buscando una salida a la situación "si me dice dónde está no me bastará, necesitaré coordenadas exactas o deberé pedirle que me guíe… sí, tendrá que ser así, ¡maldición!… No tengo nada más que él quiera… ¡Maldito el día que dejé el rastreador a la vista!"

Mientras Bulma pensaba, Vegeta no podía dejar de observarla. Estaba hipnotizado, viendo como los azules ojos de ella se movían de un lado a otro, como si la solución a su dilema estuviera oculta entre el desorden que había sobre la mesa. Decidió interrumpir los pensamientos de la joven, necesitaba detener lo que estaba sintiendo. Era algo que no reconocía y que realmente no tenía intenciones de saber de qué se trataba, así que gritó - ¡RESPONDE DE UNA MALDITA VEZ!

Bulma se sobresaltó y producto de esto se derramó algo del contenido de su botella sobre el vestido. La tela mojada delató que no llevaba brasier. Su acompañante quedó estático un momento, sin poder despegar la vista de aquella revelación, cosa que no pasó desapercibida para la joven - MALDICIÓN, VEGETA, REACCIONA – gritó mientras se cubría – Por tu culpa ahora tendré que ir a cambiarme…

El saiyajin pestañeó un par de veces y volteó ruborizado el rostro, poniéndose de pie para responderle con tono de ofendido - ESTÚPIDA, NO ES MI CULPA QUE SEAS TAN TORPE.

-TU TIENES LA CULPA POR ASUSTARME, IMBÉCIL – gritó ella mientras avanzaba hacia la escalera para cambiarse de ropa. Desde el segundo piso gritó –AHORA TENDRÁS QUE ESPERARME… NI SE TE OCURRA SALIR HUYENDO.

Vegeta respiró hondo y agregó, mientras volvía a sentarse - Argg, ¿Por qué tiene que ser tan vulgar? "Es extraño como se relacionan en este planeta… Ella no está en celo y sin embargo iba a salir con su pareja, a comer, a bailar o al cine, para después copular… si mal no recuerdo, esa es la mecánica de las citas en este lugar y supongo que eso explica la cantidad de habitantes que tiene este planeta. Es lo lógico sabiendo que su celo está relacionado con el ciclo lunar … Recuerdo la primera vez que me besó… en esa ocasión ella sí estaba en celo… En nuestro planeta, por lo que comentaba Nappa, las mujeres solo aceptaban copular cuando estaban dispuestas y eso era cada bastante tiempo… ¡Sí que teníamos problemas de natalidad!… No puedo negar que esa ridícula tiene un cuerpo bastante deseable, pero no deja de ser un ser insignificante… Hmn, sin duda alguna fue una excelente idea convencer a la loca de que me dejara a solas con ella… es más fácil negociar sin interrupciones… Pero me desconcierta lo fácil que resultó.

Flash Back en la mente de Vegeta

Entró a la cocina por algo de beber, y encontró a la señora anotando algo en una hoja. Cuando terminó, leyó sin problemas lo que decía… pensó que sería una buena oportunidad para recuperar su semilla, por lo que decidió decirle a la mujer -Señora, necesito tratar un asunto importante con su hija. Por lo que no quiero interrupciones si me ven hablando con ella…

Bunny lo miró asombrada y le dijo casi eufórica - Eso es excelente… no te preocupes, Vegeta. Hablaré con mi esposo para dejarles la casa a solas…

-Pero yo no nece….

-Oh, por supuesto que sí, querido. Les prepararé algo delicioso para la velada… - lo interrumpió ella, volviendo a anotar algo más en el papel. Después eso, se sentó a ver la televisión, mientras pensaba en molestar a la humana con lo de su cita fallida… Media hora más tarde los padres de la muchacha pasaron a avisarle que ya se iban.

Bunny le dijo, muy amablemente - Pásenlo bien y no se preocupen que nosotros volvemos tarde, adiós joven Vegeta.

-¿Querida, será buena idea? – dijo el anciano.

Vegeta pensó que eso era extraño, pero luego de darle un par de vueltas al asunto, llegó a la conclusión de que o por fin habían aprendido a obedecerle como se debe o que, tal vez ese era un planeta de dementes."

Fin Flash Back en la mente de Vegeta

En su cuarto, Bulma maldecía mientras se cambiaba con velocidad de ropa, olvidándose por completo de lo que realmente a preocupaba. Se puso un pantalón de buzo rojo, una polera negra de breteles, se ató sus zapatillas y bajó nuevamente. Apenas ingresó a la sala vio que Vegeta estaba aún en la sala, por lo que pensó que era una muy buena señal y que podría hallar la manera de recuperar su rastreador si lograba mantenerse tranquila. Avanzó hasta el sofá y se dejó caer en el lugar que ocupara antes - Ok, he vuelto… ¿en qué estábamos? – preguntó la muchacha acomodándose en la mullida superficie. Vegeta simplemente refunfuñó - Solo te di una excusa para tener tiempo de pensar ¿o me equivoco?

Bulma le sonrió para decirle - No seas así, Vegeta… Si te doy los robots tú me devuelves mi rastreador ¿verdad?

-Correcto – dijo él con seguridad pero sin dejar de desconfiar. Bulma no le dio importancia y continuó - Bien… si te doy la semilla ¿solo me dirás dónde está Yamcha o puedes llevarme?

Él la miró un instante relajando el ceño para comenzar a reír – Ja, ja, ja… A veces no sé si eres inteligente o solo tienes suerte… No, humana. Solo te indicaré la dirección. No soy un guía turístico… ni un servicio de taxi.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Nada – dijo para volver a beber – solo que no te llevaré… tú decides.

Ella se desesperó al no ver ni una vía de avance con el saiyajin y decidió encender su primer cigarrillo de la noche. Así que fue por el bolso que había dejado descuidadamente sobre la mesa de la entrada, sintiendo sobre ella la atenta mirada del saiyajin lo que la hizo maldecir internamente. Regresó con sus cosas, llevándose de inmediato un cilindro a sus labios y encendiéndolo, con calma. Acto seguido, se relajó un momento, soltó el humo y miró al saiyajin, diciéndole – ¡Oye, Vegeta!, Me tienes aquí sufriendo con tus tonterías, pero debes reconocer que la semilla vale por lo menos que me lleves y me traigas de regreso de donde sea que esta ese imbécil de Yamcha - Vegeta se sonrió ladinamente al verla molesta y entrecerró sus ojos para decirle suavemente - ¿Sabes, humana? Se me ocurre otra cosa que podrías darme a cambio… - terminó dejando la respuesta en el aire, provocando que Bulma se ruborizara e inclinara un poco hacia adelante, cubriendo sus senos. Su mente otra vez le estaba jugando una mala pasada y la hacía ponerse a la defensiva. Vegeta sonreía sabiendo que había logrado su cometido "Sé que tienes de esos estúpidos sentimientos terrícolas de amistad y tonterías por mí… Los sentimientos son inútiles… te hacen débil… Ser tan amable será tu perdición, humana…"

-¿Q-Qué diablos tienes en mente Vegeta? – lo interrogó ella, mirándolo fijamente, tratando de descifrar la mente de su huésped.

-Ja Ja Ja… No pienses mal… te conozco lo suficiente para saber que te desviaste del tema… – se jactó el saiayajin.

-HABLA DE UNA MALDITA VEZ…- gritó roja como tomate - ¿desde cuándo te gusta andarte con rodeos?

Él le sostuvo la mirada para luego sentarse de lado en el sofá subiendo una de sus piernas sobre este. Apoyó un brazo en el respaldo, quedando totalmente frente a ella. Estaba totalmente seguro de su victoria.

-Ya que insistes, te lo diré – dijo finalmente, haciendo un ademán con su botella - Te cambiaré la semilla por el rastreador, en este momento. Pero, además, deberás hacer los robots que me ofreciste… Tu dijiste que la semilla era muy valiosa… pues yo creo que el rastreador en este instante es esencial para ti… No debieras tener nada que decidir… Solo debes aceptar mi propuesta. Te daré un minuto para decidirte, no más que eso. No puedes decir que no es una excelente oferta…

Comenzó a correr el tiempo y Bulma no podía decidirse. Además, Vegeta la presionaba mirando atento el reloj que estaba en uno de los muros, mientras llevaba el compás de los segundos con un vaivén de su botella.

Faltaban solo segundos. Vegeta amplió su sonrisa, cuando ella dijo - ¡Está bien, está bien! Te daré tu estúpida semilla, pero entrégame el rastreador ahora.

Vegeta inclinó su espalda hacia el brazo del sofá y metiendo una mano detrás del mueble sacó el rastreador, enseguida se lo enseño y le dijo - Aquí está el rastreador… ahora dame la semilla.

Bulma, avergonzada por su derrota, llevó una de sus manos por la cadera hasta el borde de su pantalón, lo bajó solo un poco y en un broche, con una especie de relicario transparente adherido a su tanga, estaba la semilla.

-Sabía que la llevabas contigo, terrícola… No la encontré ni en tu alcoba.

-¿Revisaste mi habitación? Eres un…

-Tuve qué - la interrumpió, volviendo a sentarse derecho – ese objeto me pertenece… Sin embargo, voy a pedirte algo.

-¿Qué?- Bulma quedó de una pieza – Acaso ¿me vas a pedir un favor?

-Llámalo como quieras – dijo, tomando uno de los cigarrillos de Bulma y encendiéndolo – Solo guarda esa semilla hasta el momento que YO y solo YO la necesite… si me llego a enterar que la usaste para otros fines, créeme que te arrepentirás… "esos ridículos sentimientos de amistad me serán de mucha ayuda… Ella no podrá negarse a ayudar a un amigo, si llego a tener problemas cuando me enfrente a Kakaroto"

Bulma abrió muy grandes sus ojos y no pudo evitar pensar "¿El señor "Argg, no necesito nada de nadie" está pidiéndome un favor? ¿Está poniendo a prueba mi lealtad hacia él? ¿Si no por qué más me pediría eso? No es más que un engreído"

El saiyajin al ver su cara de confusión le dijo - No te asombres. Es solo que no quiero que caiga en malas manos… Una vez me dijiste, terrícola, que podía confiar en ti… Escúchame, y escúchame bien, nadie en absoluto debe saber que existe esa semilla… Te la solicitaré en su momento y espero que no me falles - terminó lanzándole el rastreador para enseguida ponerse de pie y y agregó mientras apaga el cigarrillo en uno de los platos – Recuerda que tenemos un trato… Esperaré esos robots con ansias… - procedió a marcharse, pero se volteó para decirle algo más - Además me gustaría mucho ver tu proyecto de armadura en el qué estás trabajando.

Bulma se quedó boquiabierta con el rastreador entre sus manos y Vegeta salió de la habitación por el balcón. Ella quedó algo confundida, pero apenas reaccionó se colocó el aparato y comenzó a buscar a Yamcha. En ese instante el desaparecido entró a la sala y Bulma no pudo evitar que sus brazos cayeran a los lados en derrota, dándose cuenta de que el saiyajin solo había estado jugando con ella con el objetivo de conseguir más cosas, como de costumbre.

Yamcha trotó hacia ella y la saludó con una sonrisa - Amor, estás despierta… Disculpa que no te contestara, pero uno de mis ex compañeros de equipo tuvo un accidente y tuve que ir a donar sangre. Intenté avisarte, te dejé un mensaje con tu madre… prometo que te compensaré lo de hoy…

-Ya no importa, Yamcha – respondió desanimada - ahora si me disculpas solo quiero dormir.

-Pero podríamos compartir un momento… - intentó detenerla - te extrañé mucho.

-Mmm… No – le respondió esquiva, poniéndose de pie - Me dejaste plantada y no respondiste mis llamadas. Ahora solo quiero ir a acostarme y descansar.

Dicho esto, Bulma subió a su habitación. Se sentía derrotada por haber perdido en la negociación con el saiyajin, pero por otra parte su corazón sentía alegría de solo pensar en que Vegeta al fin confiaba en ella. Era un sentimiento extraño, pero no lo identifico como algo negativo. Dio un suspiro cansado, para luego retirar el broche de su ropa y, dejándolo bajo su almohada, se dispuso a dormir. Mañana tenía mucho por hacer.

Yamcha se quedó de pie en la sala con bastante desazón y su vista se quedó fija en la mesa. Observándola con detención, pudo percatarse de que Bulma no había pasado la velada sola, lo que lo dejó intrigado. Lamentablemente para él, Puar ese día no estuvo en la casa, ya que le había dicho que iría a ver a Roshi, junto con Oolong. Pero por la cantidad de palillos de brocheta vacíos, pudo deducir que no podía ser otro que Vegeta el que estuvo acompañándola. Eso no le gustó nada y sintió la necesidad de aclarar ciertas cosas con el saiyajin, las que no podían esperar hasta el día siguiente. Se dirigió presuroso al segundo nivel y golpeó la puerta del saiyajin con fuerza medida. No obtuvo respuesta, por lo que decidió ubicarlo por el ki no obteniendo resultado alguno, así que se dio a la tarea de encontrarlo.

Revisó varias habitaciones, incluyendo la cocina y la nave del exterior, pero al no hallarlo, decidió dejar para otra ocasión la charla. La verdad es que fue más consciente en ese instante de que quizás el saiyajin no se tomaría a bien su acusación y se alegró de que el hombre no estuviera en la propiedad. Así que volvió sobre sus pasos hacia su habitación, sin embargo, la persona que buscaba estaba justamente apoyada en el muro, junto a la puerta.

-Supe que me estabas buscando, insecto – le dijo el saiyajin con burla.

- ¡Vegeta!

-Sí, ese es mi nombre y no lo gastes - se incorporó quedando de pie frente al hombre de la cicatriz, dejando sus manos descansar en sus caderas, con un aire desafiante - ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres?

Yamcha tragó saliva. No esperaba encontrarse en ese lugar al saiyajin. A pesar de su sorpresa decidió confrontarlo - Necesito hablar contigo… - contuvo la respiración un segundo y continuó - ¿Qué es lo que pretendes con Bulma? No creas que no me he dado cuenta de que pasas tiempo con ella cuando no estoy.

Vegeta lo miró incrédulo "¿Acaso este imbécil cree que estoy interesado en esa escandalosa y vulgar?" La carcajada no se hizo esperar – Ja, ja, ja… ¿crees que estoy en plan de quitarte a tu hembra? ¿Qué clase de estúpida broma es esta? …No hay nada más lejano a mis prioridades en este momento. No molestes.

-Entonces dime ¿Por qué demonios te la pasas siguiéndola? ¿Reconoce que cenaste con ella a solas hoy?

Vegeta meneó su cabeza negando con mofa mientras sonreía, antes de responder - Pobre idiota… No puedes estar más equivocado… Si acoso a la humana, es porque me ofreció su ayuda en mi entrenamiento... Por otro lado, si tú la dejaste plantada hoy y ella requería la atención de un verdadero macho, no es mi culpa…

- ¿Qué estás insinuando? ¿Cómo te atreves a hablar así de ella, Vegeta? – lo cuestionó Yamcha, con los puños apretados y el rostro rojo de lo enojado que estaba

El hombre más bajo lo miró a los ojos con soberbia, para luego decirle - No insinúo nada… Si ella no te dice lo que hace conmigo, no es mi problema…- aspiró aire y luego sonrió – Además, parece que no es la única que hace cosas a escondidas… ¿o me equivoco, gusano?

Yamcha se puso de todos colores. La sola idea de que Vegeta supiese su secreto lo hizo ponerse enfermo. Nunca imaginó que ese sujeto se percatase de su falta. Se maldijo por no cubrir bien sus huellas, al mismo tiempo que consideraba las opciones que tenía. No debía bajo ningún motivo aceptar la acusación, debía mantener su historia como fuera y si debía seguir mintiendo, así muriera por ello. Apretó sus puños y le respondió - No digas estupideces, bastardo ¡Yo no tengo nada que ocultar!

Vegeta no pudo evitar ampliar su sonrisa. Miró hacia los lados para luego avanzar y sobrepasar en el corredor al hombre que tenía en frente. Una vez que estuvo de espaldas a él, cerró sus ojos y dijo - No me interesa decirle a la escandalosa que tienes unas putas… Es más, gusano, te mereces un premio. Mentiste muy bien en la sala hace unos momentos - hizo una pausa para agregar con un tono más bajo y calmado - Solo te lo diré una vez… Que tu mascota no vuelva a espiarme y tu secreto estará a salvo… - una vez dicho esto, Vegeta se alejó por el corredor.

Yamcha quedó de piedra, sin saber siquiera qué pensar. Comenzó a temblar y a sudar copiosamente mientras evaluaba lo ocurrido. Le costó trabajo abrir la puerta, pero apenas lo consiguió, ingresó despacio y avanzó en la oscuridad de su cuarto, arrastrando sus pies, para entrar al baño, donde encendió la luz y se miró en el espejo. Su palidez podía compararse con la de una estatua de mármol y el frío que sentía recorrerle la espalda lo hacía ser aún más similar a este material. Se observó unos momentos y sintió como la impotencia comenzaba a apoderarse de él, hasta que con un puñetazo al espejo logró sacar todo su enojo, trizándolo desde el centro. Retiró su mano y se apoyó ahora con ambas en el borde del lavabo, mientras sentía caer gruesas gotas de sus ojos - ¡Maldito sea ese enano bastardo! Y yo que tenía planeado culparlo de empezar una pelea conmigo para que Bulma lo corriera de aquí… Ahora soy yo el que está atrapado como rata.

Continuará…