Daré las indicaciones de siempre.

Aclaraciones:

Narración.

— Diálogo —

"Pensamientos".

Advertencias:

Posible OoC en los personajes.

No apto para fans SasuSaku, NaruHina y NejiTen.

Género: Romance | Drama.

Clasificación: T | M.

Disclaimer: La serie y sus personajes no me pertenece a mí, sino a ®Masashi Kishimoto.

Nota de Autor:

Si hay algún comentario o disconformidad, por favor no duden en dejar su opinión abajo en la cajita de comentarios, sus observaciones serán siempre apreciadas. Recuerden dirigirse a los escritores siempre con respeto, yo les responderé en la medida de lo posible. Muchas gracias por leerme, hasta la próxima.

Feliz cumpleaños, amiga.


CAPÍTULO 3.

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«El indicador de la grandeza de una persona es su preocupación por los demás».

Anónimo.


Naruto la guio por una serie de calles hasta una hilera de edificios, era la parte más tranquila del país, alejada del centro y el bullicio. Los edificios parecían nuevos, recién pintados, un bloque alargado con jardines diminutos. Departamentos hechos para solteros.

— Pasa y ponte cómoda — el encendió la luz.

Ino frunció el ceño.

— ¿Dónde diablos estamos? — cuestionó sin pensar.

Naruto tiró las llaves sobre la mesa en un cenicero, la miró mientras se quitaba la chaqueta naranja y la tiraba sobre el brazo de un sillón individual.

— En mi departamento — respondió con simpleza.

La rubia frunció más el ceño, desconcertada.

— Tu departamento está del otro lado de la ciudad.

— El edificio era viejo y necesitaba muchas reparaciones, así que me cambié — dijo —. Siéntate, ¿quieres algo de beber?

Ino negó con un movimiento de cabeza, no sabía que rayos estaba pasando, pero algo en sus entrañas le advertía que se iba a meter en un asunto bastante delicado y peligroso por indiscreta. Ignorando el nerviosismo que le atenazaba el estómago por estar a solas con él, de nuevo.

— No, gracias — reiteró, luego suspiró y se atrevió a preguntar — ¿Qué pasa, Naruto? ¿Por qué tanto misterio?

Él hizo una señal al mullido sillón individual y ella tuvo que controlar las hormonas para no imaginar lo que ahí podía pasar si se descontrolaba de nuevo, aparte le interesaba saber porque tanto secreto.

— Es un poco complicado — dijo Naruto que estaba sentado sobre el pequeño sofá de dos plazas con las piernas abiertas, inclinado hacia adelante con los codos apoyados en las rodillas —. No se suponía que debieras enterarte.

— ¿Por qué no? Sakura es mi amiga, ¿por qué no tendría derecho a saberlo? — cuestionó enojada.

Sakura era su mejor amiga desde que tenía memoria. Sí, habían tenido conflictos en la niñez por su estúpido enamoramiento por Sasuke, pero siempre habían estado la una para la otra cuando se necesitaban. Le dolía que Sakura no confiara en ella para algo tan importante, sobre todo porque no tenía idea de cómo se había desarrollado todo y tampoco si Neji se haría cargo del regalito que ahora su amiga llevaba en el vientre.

— Te lo acabo de decir, es complicado.

— Entonces explícame — exigió, Naruto sonrió de una manera que le cosquilleó el estómago —. Porque cuando dices complicado, lo único que se me viene a la cabeza es que Neji va a dejar sola a Sakura cargando con el paquete.

— Él jamás haría eso — replicó.

— Sakura está preocupada porque todos sepan que está embarazada.

— Por diferentes motivos — dijo él.

— ¿Cuáles?

Naruto se tomó un minuto para pensar en cómo explicarle a Ino todo lo que se había perdido desde que había empezado a tomar misiones largas, las cuales, por suerte, jamás llegaron a extremos donde tuviera que hacer cosas que no deseaba o no podría soportar. Ino podría ser de ese tipo de kunoichis que aparentaban rudeza, pero en el fondo, eran tan suaves como un algodón de azúcar. A él le agradaba, por eso, de manera consciente, se aseguraba que sus misiones fueran lo menos temerarias posibles.

Le costaría un poco decirle el problema que Sakura y Neji se traían encima, hubiese deseado que no se enterara hasta que todo estuviera solucionado. Pero ya no había vuelta atrás, debía decirle. Y partiría desapareciendo lo que tanto le preocupaba.

— Están casados, Ino.

Ella abrió los ojos, también la boca con la intención clara de decir algo, pero la impresión la dejó muda.

— Están casados desde hace un año.

¿Casados? ¿Desde hace un año? ¿Por qué Sakura no se lo dijo? ¿Por qué nadie lo sabía?

No, no era posible. Conocía a Sakura y sabía que casarse era un acontecimiento importante para ella, no lo hubiese hecho en secreto, no sin decírselo a ella por lo menos. Naruto se inclinó hacia ella flexionando los músculos de sus brazos, brazos que la habían sostenido con fuerza anoche y que ahora reposaban sobre sus piernas en una posición relajada. No quería distraerse, ¡quería molestarse! Pero no podía molestarse porque él se había quitado la maldita chaqueta.

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Ino no debió seguirlo, tampoco debería estar ahí. De alguna manera había descubierto el secreto mejor guardado de Sakura y ahora tenía que informarle antes de que metiera la pata. Era bien sabido que a Ino Yamanaka le gustaban los chismes y no tenía ningún remilgo en dejar escapar alguno, los más jugosos. Este era uno grande, uno que ocasionaría muchos problemas si se sabía antes de tiempo.

Explicarle la situación no sería fácil, por eso pidió refuerzos y esperaba que llegaran en cualquier momento. Sakura había confiado en él y, aunque la situación lo ameritaba, sentía que traicionaba su confianza al revelar todo lo que sabía de su relación con Neji.

— ¿Cómo que casados? — insistió ella — ¿Cómo pueden estar casados y que nadie lo sepa? Sakura no es así, de haberse comprometido toda la aldea se hubiera enterado y sus padres no lo habrían permitido.

Esa es la Sakura adolescente, la que se perdió cuando Sasuke intentó asesinarla. Esa Sakura ya no existe, Ino, pero estabas demasiado ocupada formándote para notarlo. Pensó Naruto.

Su amiga había cambiado mucho, él también, Ino seguía teniendo algunos problemas superficiales que no superaba. Por supuesto, Sakura hubiera deseado compartir la noticia de su relación y posterior compromiso con todos sus amigos, con sus padres. Pero no podía, las reglas del Clan no solo eran estrictas sino prohibitivas. Cualquier relación fuera de la familia estaba terminantemente vetada. Sus uniones eran con los mismos miembros y. en caso contrario, pasaban un riguroso análisis que requería de todo el consejo.

Ino se puso de pie y empezó a pasearse por su pequeña sala.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me lo dijo?!

— Porque no podía — repuso una voz sosegada que reconoció casi al instante.

— Ya era hora — murmuró Naruto al ver entrar a Kakashi, quien no venía solo, ya que una guapa mujer de cabellos largos y albinos lo acompañaba —. Hola, Lilly — saludó Naruto con una gran sonrisa, Ino experimentó una pizca de celos.

La mujer era bonita, demasiado bonita con ese cabello blanco y sus inusuales ojos carmesí.

— Bueno, ya todos estamos aquí — continuó Naruto.

Y así fue como Ino se enteró de un secreto que ponía en riesgo la vida de su mejor amiga.

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Naruto le había dicho que no tenía que involucrarse, pero que por favor guardara el secreto. Cualquier filtración y la vida de Neji y Sakura estarían en peligro, a esto le sumaba el bebé no nato, lo que suponía un enorme peso para ella. ¿Cómo le pedía no involucrarse?

Durante mucho tiempo había sido tachada de superficial, la mayoría creía que su mayor interés radicaba en tener el cabello largo y sedoso, en tener la piel radiante y, en general, verse bien. Pocos sabían que sus amigos eran importantes, que daría la vida por ellos si fuera necesario y Sakura la había acompañado a lo largo del camino, recordándole donde estaba su corazón.

¿Cómo no iba a involucrarse cuando la vida de su mejor amiga pendía de un delgado hilo? Ahora no hablemos de ese bebé que venía siendo como su sobrino. Neji no era su amigo, pero era el marido de su amiga y estaba corriendo un gran riesgo por ella. Podría perder la vida, su Clan podría castigarlo duramente si se enteraban.

No, definitivamente no se quedaría fuera, bajo ninguna circunstancia la harían desistir.

— Quiero ayudar — dijo después que Kakashi terminó de hablar.

Los tres shinobis la miraron como si no supiera en lo que se metía. Tener detrás de tus huesos a un Clan como el Hyūga no era cualquier cosa, eran tradicionalistas y la tradición muchas veces se remontaba a épocas arcaicas, donde ser disciplinado significaba ser despiadado. Ellos estaban arriesgando su cuello, la Hokage estaba arriesgando su cuello. Si el consejo se enteraba pondría en duda su juicio, la revocarían de su puesto y su mejor opción sería el jefe de uno de los Clanes más fuertes de la aldea, porque Kakashi ya no sería elegible dada la situación. No existían muchos shinobis capaces de gobernar y, entre Clanes, el más respetable y honorable siempre sería Hiashi Hyūga. Nadie querría vivir bajo un mandato así, por mucho respeto que le tuvieran al hombre.

Por la aldea se corría lo inflexible que podía ser y nadie querría verse sometido a leyes absurdas, sacadas de manuales de la era de piedra.

— No creo que…

— Tienes unos días para pensar — interrumpió Lilly a Naruto —. Neji estará aquí por unos días antes de salir de nuevo de misión, además, la Hokage ha pensado en enviarlos fuera a ustedes también e Ino estará en descanso por unas semanas. Puede ayudar si lo desea.

— ¿Qué hay de ti? — preguntó Kakashi con el ojo entrecerrado.

Cualquier persona podía pasar por alto lo que ahí sucedía, la tensión era mínima, suave, pero existía. La mujer sabía porque, no había dejado de observar la interacción entre Naruto e Ino y, simplemente, se dio cuenta.

— Me voy mañana a Suna — replicó tranquilamente.

— ¿Y no ibas a decirme? — la kunoichi alzó una ceja.

— ¿Por qué iba a decirte? — contestó —. Tsunade-sama iba a avisarles, siempre lo hace. ¿Por qué te crees tan especial?

Kakashi abrió la boca, estupefacto. Ino y Naruto tuvieron que ahogar una carcajada.

— Yo no he dicho tal cosa.

— Entonces no reclames.

Justo cuando estaba a punto de responderle, Naruto habló.

— Bien, si las cosas son así puede pensarlo, pero no es una obligación, Ino — añadió mirando a la rubia que no pudo evitar un sonrojo —. Además, debemos saber en qué condiciones está Sakura-chan.

El rubio frunció el ceño, preocupado porque el desmayo de su amiga fuese más que un síntoma de su embarazo. No era médico, tampoco experto, pero cada vez que le pasaba le costaba un poco más recobrar el sentido y le preocupaba. Si seguía así sería un blanco, no solo para los Hyūga, sino para cualquiera que supiera lo que ella era capaz de hacer. Y, cuando todo el mundo supiera que era capaz de librar de su destino a los de la rama secundaria del Bouke, estaría en un enorme peligro.

Todos lo estarían.