Advertencia ligero lime
Tonteando
.
.
.
Todos los años la escuela hace el famoso baile dónde participan los de último año y los de tercero. Ahí estaba él, en un rincón mirando todo alrededor, el ambiente era temático, había decoraciones que hacían alusión a los sueños y metas.
El gentío repartido en pequeños grupos, era el segundo año que particpaba y el último. Nunca había invitado a alguien para que lo acompañe al dichoso baile pues lo consideraba un estorbo. Echó un vistazo en la multitud y vio al grupito que quería encontrar, ahí estaba ella, sus miradas se cruzaron y ella le sonrió coquetamente, él le sostuvo la mirada unos segundos, ella igual lo hizo de forma retadora.
—Aquí está lo de la venta de hoy —Iwabe llegó a su lado y lo más disimulado posible paso unos billetes envuelto en una goma elástica —ya tomé mi parte.
—Lo contaré al lleguar a casa, no me fío de ti —sonrió de lado e Iwabe le mostró el dedo medio y se perdió entre los estudiantes.
Él volvió a buscar a Sarada con la vista, pero no la halló en el grupo, siguió mirando por todos lados pero sin verse tan obvio, la encontró en la pista de baile, ella y Chocho bailaban alocadas en el centro, de pronto la música cambio a una sensual, ambas chicas comenzaron a bailar muy sexy, la morena de vez en cuando le miraba mientras realizaba movimiento sensuales con su amiga, que le pasaba las manos por todo su cuerpo de forma sensual. Kawaki miraba atentamente sin perderse un segundo de aquel espectáculo que termino segundos después.
La vio acercarse a él, pensó que ella tendría valor de hablarle, en cambio ella paso muy cerca de su cuerpo y mordió su labio de forma provocativa. El la siguió con la mirada, la vio perderse en los pasillos. La siguió sin dudar, eso fue una clara invitación que no le iba a rechazar. En el baño de hombre estaba ella, con su corta falda blanca, recostada de la pared y con sus piernas cruzadas. Kawaki se acercó a ella sonriendo de lado, ella puso sus manos detrás de su cuello y él la suyas en su cintura, pegaron cuerpo con cuerpo.
— ¿Bailas así para mí?— pidió el bicolor movimiento la caderas de Sarada lentamente sobre su cuerpo. Ella le ayudo haciendo de esos movimientos más intensos.
Unieron sus labios, se besaron, se mordieron, sus lenguas jugaban entre ellas. Él abandonó su cintura para sostener su cara. Se separaron cuando recordaron que se respiraba para vivir. Volvieron a besarse, sus bocas hacían un sonido muy provocador al juntarse y separarse. Kawaki delineó con sus manos todo el cuerpo de Sarada, tocó sus nalgas, sus senos, la pego más a él para que sintiera su miembro duro. Ella lentamente pasó su mano por su pecho, bajando por su abdomen hasta llegar a el botón de su pantalón, lo desabrochó mientras lo miraba fijamente, él subió unas de sus cejas ansioso por el siguiente movimiento de la chica, Sarada tocó su pene por encima de sus bóxer y él cerró sus ojos ante tan delicioso roce, ella liberó su miembro y él abrió sus ojos sorprendido por lo atrevida que había resultado la chica, una chica que iba directo al punto, le gustaba. Con sus delgados dedos acarició la punta que se puso brillosa y húmeda rápidamente.
—No juegues –dijo el mayor con su voz más ronca por la excitación.
Sarada sonrió y comenzó a masturbarlo, su manos rodearon su carne, mientras bajaba y subía con un marcado ritmo obligándolo a cerrar sus ojos, las manos de kawaki le picaban y también quiso tocar, su mano fue bajo la falda de la chica y apenas pudo rozar por encima de sus pantys aquello.
Despertó de golpe sintiendo un ligero dolor en las bolas, quitó la sábana y si su amigo quería acción, después de ese sueño, lo mínimo que se merecía era una jaladita. Miró la hora en su celular aún faltaba una hora para levantarse, carajo había soñado con esa chica, que sucio era su cerebro. Se masturbo, puso pornografía en su teléfono y colocó sus audífonos y solo tardó los primeros minutos de aquel vídeo y se venía en sus manos, se metió al baño aprovechando que Boruto seguía dormido. Bajo el chorro de agua de la ducha, pegó su cabeza a las cerámicas de la pared mientras el agua caía en su cabeza. Se puso a pensar en esa chica, Sarada Uchiha, siempre la había visto pegada a Boruto desde que empezó a vivir con los Uzumaki, amable, alegre, inteligente y bonita, pero nunca se había fijado en ella, no de esta manera, al principio creyó que con el beso que prácticamente le robó hace semanas bastaría, no esperaba soñar de esta forma con ella. Él en esos temas era desinteresado de forma romántica, de la escuela había estado con par de chicas, follo por primera vez con la vecina, una mujer de 19 años quien le había pedido ayuda con un cuadro, le dio "ayuda" a esa mujer varios meses hasta que se mudó de ciudad en aquel tiempo tenía 15 años, luego de eso había follado con distintas chicas, no muchas, ni pocas.
Sarada veía el WhatsApp que Boruto le había enviado el día anterior.
"Puedes venir a mi casa mañana por la tarde, tengo que preguntar te algo importante"
"Claro"
Había respondido ella, pero por dentro moría de nervios, no quería hacerse ideas equivocadas, pero creía que Boruto iba declararse y no quería, no después que su "hermano" la había besado, y aunque tardó días peleando con su mente, le había gustado. Luego de eso lo había visto en los pasillos y cuando sus miradas chocaban ella miraba a otro lado, él siempre iba serio, a veces se sentaba con ellos para hablar o lo acompañaba a las hamburguesas, él actuaba norma, ningún indicio de provocación.
Sumire gustaba de Boruto, todos en el planeta sabían eso, los nervios delataban a la chica, Cho Cho había amenazado con hacer de cupido si esos dos no se hacían novios al finalizar el año escolar. A ella le gustaba Boruto cuando tenía doce años, pero nunca salió a la luz un día solamente comenzo a verlo con ojos de amistad por eso tampoco quería que lo que fuera a decirle Boruto fuera una declaración porque le dolería rechazar lo y ocultarle que el que me gusta es su hermano.
—y bien deja ya el suspenso y dime lo que vas a decirme —dijo la chica acomodada en la silla del escritorio de la habitación del rubio.
Boruto se acomodó en la cama quedando frente a Sarada.
—Quería pedirte ayuda, pero primero quiero estar seguro de lo que Inojin me dijo ayer —dijo rascando su nuca.
—Bueno, pero sabes que no debes tomarte las palabras de Inojin literal aunque sean literal.
— ¿Es cierto que le gusto a Sumire? —Sarada amplió su sonrisa. Bueno eso si debía tomarlo literal.
—Claro que le gustas, todos sabemos eso, no sé por qué te cabe dudas.
—Es que siempre ella me evita y si le habló quiere alejarse pensé que le apestaba—Sarada estallo en risas —No te rías, es en serio.
Boruto lanzo una almohada y la moren la esquivo rodando con la silla de escritorio.
—Ella actúa así porque siente vergüenza, quizá teme hacer o decir algo que la haga quedar mal
—su que su rubio amigo era despistado.
—Entiendo —dijo serio Boruto.
—Para eso me hiciste venir, no podías hacerme una llamada —Sarada amenazó con una regla a Boruto
—Hay algo más —que no sea lo que creo, rogó Sarada —Bueno creo que también me gusta y quiero preguntar te, es buena idea si le pido que sea mi novia.
Sarada se sorprendió —es una maravillosa idea Boruto, Cho y yo podemos ayudar para que se queden solos en el baile y ahí se lo pides.
Siguieron hablando de Sumire y de cómo ella había Sido transparente con sus sentimientos, la puerta de la habitación se abrió, Kawaki entró a la habitación los observó a ambos y Sarada desvió la mirada.
—Tu madre te llama, está en la cocina —dijo serio.
Boruto salió corriendo de la habitación, y kawaki se adentró más Sarada le vio, lucía cómodo con un pantalón holgado gris, una camiseta sin manga verde y descalzo, ella repaso su cuerpo y vio fijo ese tatuaje en la parte izquierda de su pecho que se conectaba con su brazo y tal vez su espalda eran anchas marcas negras, dejo de verlo cuando sintió el carraspeó.
— ¿Te gustan?
Sarada no respondió, Boruto llegó con una pequeña merienda que Hinata les había preparado. Sirvió los bocadillos que trajo en la bandeja para los tres.
—No sabía que tenías tatuajes.
— ¡Se ven geniales! ¿Verdad? —Boruto dijo empezando a comer y Kawaki comenzó a reír entre dientes.
Y Boruto negaba.
— ¿Que? – quiso saber Sarada. Casi acababa su bocadillo.
—No lo digas —amenazó Boruto —o le digo a Sarada lo que me pediste de ella el otro día.
Boruto hablaba con la boca llena y apenas se entendía, lo que provoco que el bicolor riera más fuerte.
Ella lo miró curiosa —Le pedí tu número y él me lo dio —dijo escogiendo sus hombros
—pense que ya lo tenías —le dijo a kawaki y él negó.
Recordaba haberle hablado una vez por Whatsapp hace un año.
—Ya dime —quiso saber más curiosa aun.
—Boruto me rogó que lo llevará a hacerce un tatuaje…
— No te atrevas —y le lanzaba pedazos de comida al mayor.
—llegamos al lugar, él eligió, pagamos…
—También me preguntaste si ella salía con alguien —Sarada le vio ahora interesada que el bicolor pregunte esas cosas de ella.
—Ya habían puesto el diseño en la piel y Boruto se arrepintió, no tuvimos que largar de la vergüenza y no nos regresaron el dinero.
—Me arrepentí por qué si mamá lo descubría podría quitarme muchas cosas —se defendió El rubio. Y en cierta parte era cierto.
—pues no le veo nada malo que Boruto se haya arrepentido de hacer algo que consideraba mal.
Kawaki sonrió con malicia —Nunca has hecho nada indebido, Uchiha —su pregunta claramente era sarcástica agradeció que quien estuviera fuera Boruto.
—No —respondió firmé.
— ¿Segura? —insistió.
—Estoy segura —lo retó.
—Ves no todos somos unos descarrilados —dijo Boruto recogiendo los platos y poniéndolos en la bandeja. Salió a llevar los trastes sucios, Sarada se levantó y quiso salir pero Kawaki la tomó del brazo, los dos solos.
— ¿cómo te fue en el examen? – pregunto cerca de su oído
— ¿De cuál examen me hablas? —dijo ella poniendo la voz más inocente que tenía.
— ¿te refresco la memoria? — ella negó por fuera pero por dentro lo deseaba desde aquel día.
—Eso ayudaría— provoco
Y él la tomó de la nuca y la beso, ella quiso separarse pero él lo impidió, y la aferró más a su cuerpo danzando sus labios, ella igual que el sueño puso sus manos tras su cuello, el beso y la cómoda posición no duró mucho al oír los ruidosos pasos de Boruto y se separaron, el salió de la habitación y ella rápidamente fue a la silla donde estaba sentada y fingió ver su teléfono.
Él se encerró en su habitación con una sonrisa, le estaba gustando el juego que había surgido entre ellos, lo llevaría hasta donde llegue.
Hola, aprovechando que tengo algo de tiempo libre. decidí hacerlo inter-capítluo, o sea un capítulo Kawasara y otro solamente de Kawaki. En los capítulos siguientes voy a explicar que vende nuestro chico malo en la fiesta y algunas cosas.
Gracias por la lecturas y los que han agregado la historia a fav/follow love you.
A las chicas que me dejaron sus opiniones LOVE YOU x2.
Faltas ortográficas e incoherencia serán corregidas luego.
