Capítulo III – Primero de Agosto
—Mamá… ¿tengo que ir contigo?
Hekiru Yagami se encontraba sentado en la mesa jugando con su desayuno que consistía de sopa de miso, arroz y pepinillo encurtido. Moviendo los palillos de un lado hacia el otro, ladeaba su cabeza al mismo ritmo por la inseguridad que sentía. Hikari se encontraba sentada al frente de él, soplando su sopa al encontrarse caliente, para al final lanzarle una mirada con un ligero enfado.
—Heki… ¿qué te he dicho de jugar con la comida? —suspira ella, dejando de comer por un momento—Cariño, escucha… es solo un día, ¿no lo quieres hacer por tu mamá? ¿Sí? ¿Porfis?
—¿Por qué siempre sabes cómo chantajearme?—resopla para finalmente comer algo del pepinillo tras ver el brillante parpadear de su madre—Aunque al final no vas a ir, ¿no?
—No puedo ignorar la petición de uno de mis alumnos. Además, me pone muy contenta saber que llegaste a hacer amigos… aunque nunca pensé que sería con ellos dos... de todas formas, gracias por ir en mi lugar, Heki. Van a estar tus tíos y tu primo, ¿los recuerdas, verdad? —pregunta ella, arreglándose un poco el cabello.
—Algo…—dice de manera insegura—But I don't get it… you've always wanted to finally see everyone you care about for years and now you're wasting your opportunity on this request…
—Vamos, Heki… sí, es cierto que no he podido ir a una de estas reuniones con mis amigos en años… ellos postergándolas por diferentes motivos, pero al fin estamos todos juntos y sería absurdo que se cancelara una vez más por avisar que no voy a ir… no estoy perdiendo esta oportunidad con el pedido de mi alumno.
—Siempre piensas en los demás antes que en ti, ¿sabías, mamá?
—Tú también haces lo mismo, así que no me digas nada—Hikari sonríe, dejando la mesa para lavar su plato—Ahora termina tu desayuno que llegaremos tarde.
—Todavía no me dices a dónde vas a ir—dice Hekiru mientras vuelve a jugar con su comida.
—No te preocupes, cielo. No demoraré nada y estaré ahí contigo en la reunión en un abrir y cerrar de ojos—dice Hikari, dejando los platos en el lavadero para darle un abrazo a su hijo por detrás—Te quiero, Heki.
—I love you too, mom.
—Tan solo procura no hablar tanto inglés por tu primo y tíos, ¿me entendiste? —lo suelta para darle un cariñoso beso en el cabello.
—Fuerte y claro—Hekiru responde para seguir con su desayuno.
Hikari sonríe de manera cálida, para luego colocar la palma de su mano izquierda sobre la frente de Hekiru, quien había retomado su desayuno, ahora siendo el arroz lo que comía. Ella coloca la otra en su propia frente, soltando una expresión que meditaba de manera profunda.
—Al parecer hoy día estas bien—dice todavía en la misma posición—Recuerda que en todo caso puedes llamarme si te sientes mal, ¿sí? Aunque mejor me quedo por si pasa algo…
—Estoy bien, mamá…—se queja él, alejándose un poco para seguir comiendo—Estoy perfectamente bien, lleno de energías como nunca. Tienes que ir a donde sea que te haya pedido tu alumno.
—Definitivamente, también haces lo mismo que yo…—dice en voz baja, conteniendo una risa.
—¿Dijiste algo? —pregunta Hekiru con la boca llena.
—Nada… ahora viene lo difícil… que ponerme… ¿me reconocerá? … espero que todo salga bien… pensándolo, ¿dónde quedaba el parque de Higashi Yashio? —con un puchero ocultado en un suspiro, Hikari se retira a su habitación para alistarse y estar lista para el encuentro.
De manera simultánea, en otro departamento algo más lejano, dos pequeños rubios abrían sigilosamente la puerta de metal con tanta cautela, que parecían ladrones primerizos, temerosos por su primer robo. Michiru se encontraba detrás de Takeshi, quien manejaba la situación siendo el líder de la operación. Tras abrirla, exploran la suma oscuridad de su hogar a las cortinas encontrarse cerradas. Levantando algo el rostro, el mellizo menor por meros segundos, le sujeta la mano a la mayor para adentrarse. Sin embargo, su plan se vio interrumpido por el adulto que estaba detrás de ellos.
—Vamos, chicos… no hay motivos para tanto suspenso—Yamato les roba la puerta para terminar abriéndola con fuerza, sin importarle si chocaba contra la pared—¡Takeru, ya es de día!
Adentrándose, libremente abre todas las cortinas de la sala. Takeshi y Michiru observaban la escena pasmados sin creer el desarrollo de los eventos, corriendo hacia su tío. El rubio menor tan solo cubriéndose las orejas por el eco que dejó el estruendo de la puerta, y la otra los ojos por la repentina entrada de la luz. Recostado en la mesa, como es de costumbre, se encontraba su padre sobre miles de papeles y la laptop que sonaba de manera incesante por la falta de batería. Yamato juntó ambas manos en su pecho esperando una reacción de su querido hermano menor, lo cual fue todo un éxito. Takeru se levanta de manera brusca, cubriéndose los ojos mientras que lanzaba un grito de sorpresa mezclado con dolor al entrarle la luz directo a sus ojos azules, reluciendo las pequeñas arrugas que empezaban a formarse en su rostro al avanzar su edad.
—¡¿Qué demonios está pasando!? —grita por el inusual despertar para al final caer de la silla por tanto moverse.
—¡Papá!
—Père!
Ambos mellizos corren al lado de su padre para ayudarlo a levantarse. Él se deja ayudar, todavía acostumbrándose a sus alrededores. Tras recibir el apoyo de sus hijos, él se deja cargar en sus brazos para al final abrir los ojos una vez más y ver a las dos personas que ama con todo su corazón.
—Mis niños, ¿qué acaba de pasar? —pregunta de manera inusual, al su boca todavía encontrarse algo dormida—No había necesidad de levantarme de ese modo.
—Um, ¿papá? No fuimos nosotros…—dice Takeshi, riéndose un poco al final.
—¿A qué te refieres con eso? —Takeru levanta más el rostro para darse con una sombra que conocía a la perfección que lo miraba con su cabello rubio yendo para una tonalidad mostaza—Oh… hola, Yamato…
—Oh… hola, Yamato… ¡Nada de eso, mi hermano menor! ¿Sabes qué día es hoy? —suelta de manera amenazante luego de hacer una sarcástica imitación de Takeru.
—Uh… ¿31 de julio? —pregunta algo indeciso al saber el mes pero no la fecha exacta mientras que los mellizos se observaban confundidos todavía con él en brazos—Yendo a lo importante, Yamato, ¿qué haces aquí?
Frustrado, Yamato se dirige a la cocina arranchando el calendario que se encontraba pegado a la nevera. Algo irritado, se lo lanza en el rostro, para que los mellizos soltaran a su padre y él finalmente se pusiera de pie: —¡Yamato! ¿Qué crees que estás haciendo?
—Con solo una mirada te darás cuenta, al ver tu reacción no recuerdas haber prometido que dijiste que irías, así que más te vale mostrar tu precioso rostro antes de que decida desfigurarlo—mostrando una amable sonrisa que hizo temblar a Takeshi y Michiru, Yamato decido retirarse del departamento no sin antes decir lo siguiente —Procura no estresarte demasiado.
—No puede ser, ¿lo hice de nuevo? —tras cerrarse la puerta y tener el calendario en mano sin mirarlo, Takeru observa a sus hijos, quienes lucían algo incómodos —Lo lamento, prometí que no volvería a suceder.
—No te preocupes, papá. Lo entendemos—le dice de manera segura Takeshi a su padre—Esta vez estamos agradecidos de que fuese así, en cierta parte.
Sino no se hubiera enterado de que reprobé una materia por parte de Michiru en la mañana… y tampoco hubiera logrado llamar a la profesora Yagami quedando en un lugar para la cita… o más bien que "citara a mi padre en una charla sobre mi conducta".
—¡Takeshi estuvo en detención! —lo acusa Michiru, escondiéndose detrás de su padre, sacando la lengua.
Michiru, agradezco que cambiaras el tema… ¡pero tenías miles de los cuales hablar en vez de este!
—¡¿El último día de clase!? — exclama Takeru, agachándose para estar a la altura del mellizo menor.
—Verás… ah… hay una muy buena explicación para esto…—mientras tartamudeaba, su padre se acercó mucho más, para tan solo terminar abrazándolo y cargarlo entre sus brazos, Takeshi intentando separarse al estar lejos del suelo, moviendo los pies—¡Papá!
—¡Estoy tan emocionado, la primera detención de Takeshi! ¿Por qué motivo fue? Estoy tan orgulloso—Takeru empezó a dar vueltas, meciendo a su hijo quien parecía querer vomitar por náuseas y el disgusto del abrazo fraternal.
—¿Por qué no reaccionas de la misma manera cuando repruebo alguna materia o saco una mala calificación? —logra preguntar Takeshi, su rostro algo verde.
—Son dos cosas distintas—Takeru se detiene para clavar su mirada en el rostro de su hijo—Ahora, ¿me vas a decir el motivo? Tenemos que celebrar.
—¡Le dio una golpiza a Hajime! —sonríe Michiru del otro lado, algo apenada a la misma vez al siempre mencionar el nombre de su amor platónico.
—¿Hajime? ¿Hajime de Hajime Motomiya? —logra decir entre risas el rubio para al final soltar a su hijo, él separándose mientras se sacudía por el contacto cercano—No puede ser más claro que el agua, tenemos que celebrarlo de todas maneras.
Mientras que de fondo padre e hijo empezaban a discutir sobre calificaciones, materias y detenciones, Michiru decide salir un poco del encuadre familiar para dirigirse al calendario que su tío Yamato había lanzado con furia hacia su querido padre. Con suma curiosidad, empieza a pasar las páginas, observando las fechas que su padre siempre marcaba con círculos. Sonriendo débilmente, sus dedos daban con la textura del calendario, experimentándola. Sus ojos iluminándose al observar que encerró con velas y globos el cumpleaños de ella y su mellizo, más aún cuando vio que no había nada en cierto casillero, significando una sola cosa, que su padre estaba olvidando el pasado. Antes de que dejara el calendario, nota algo inusual, la fecha del día de hoy se encontraba marcada con grandes signos de exclamación, dando a entender algo importante que su querido padre había olvidado una vez más.
—Père, ¿tienes algo importante que hacer hoy?—logra preguntar Michiru, acomodándose el cabello debajo de la gorra de lana.
—Cierto…seguro tiene algo que ver con la furia de Yamato… si volví a olvidarme un cumpleaños no sé qué haría…—dice para sujetarse la cabeza algo resignado.
—¡No creo que sea tan importante para que lo olvides! —suelta rápidamente Takeshi.
Espero que mi tía Sora y mi tío Yamato estén equivocados con respecto a que mi papá ya tenía planes… ¡no puedo dejar a la profesora Yagami esperando sola!
—Hermano… padre olvida casi todo por pensar en sus novelas, hasta lo más importante, inclusive sus fechas de entrega—corrige Michiru, para ganarse una mirada de odio del mellizo, que la hizo temblar —L-Lo siento…
—Michiru, ¿podrías pasarme el calendario? —pregunta su padre, cambiando su tono de voz a uno más serio. Ella tan solo obedece, Takeshi cruzando los dedos para que sea algo trivial y su padre pudiese dejarlo de lado.
Por favor, por favor, por favor…
—Esto sí que no lo puedo creer—dejando el calendario en la mesa, Takeru se acomoda el cabello hacia atrás, para al final empezar a reír por su corta memoria, mientras resoplaba de vez en cuando—Esto sí que no lo puedo creer… ¡hoy es primero de agosto!
—¿Primero de agosto? —preguntan al unísono los mellizo para intercambiar miradas llenas de confusión.
—No puedo creerlo, no puedo creer que lo haya olvidado y eso que prometí ir este año al todos haberse logrado juntar luego de años… ¿qué hora es? —dicho eso, revisa el reloj que colgaba en la pared de la cocina—Al parecer todavía tengo un par de horas extra…
No puede ser… la profesora Yagami canceló sus planes para hoy y mi padre sí piensa ir a sea donde sea que tenga que ir…
—¿Es muy importante esta fecha? Nunca habías lucido de esta manera otros años—Michiru fue la primera en hablar, sorprendiendo a Takeshi—¿Qué tiene de especial?
—Cierto… era por ese motivo que iba a ir con ustedes dos. No hay excepciones, tienen que venir conmigo a como dé lugar.
Takeru lucía sumamente alegre, caso que levantaba los espíritus de los mellizos. Su resplandor iluminaba el hogar mucho más que la luz solar que entraba por las ventanas. El calor empezaba a aparecer, haciendo que Takeshi sudara un poco por los nervios de tener que cancelar la reunión entre su padre y la profesora. Empieza a jugar con sus manos, arrepintiéndose de su actitud impulsiva. Michiru analiza la situación, incitando a formar otra conversación.
—Verás, padre… —ella empieza a jalar de manera incesante su larga polera color menta—Hay un ligero problema… nuestra maestra te ha citado con respecto al comportamiento de mi hermano el día de hoy…
¡Bien hecho, Michiru! ¡Esa es mi hermana!
Haciendo un gesto de victoria por detrás, Michiru tan solo se siente alegre de haber podido tratar de solucionar el aprieto cambiando la conversación, por más que eso significase ganarse la desaparición de la sonrisa de su padre.
—¿Un sábado? Las escuelas no abren los sábados… además, ¡no hay conducta de la cual discutir! —una vez más, Takeru abraza a sus hijos, esta vez ambos en el aire—Mis preciosos hijos…
—¡Papá, suficiente! —Takeshi logra saltar, separándose, cosa que Michiru no logró, siendo asfixiada—Estás ahogando a Michiru.
—¡Lo siento, hija! —soltándola, prosigue—Me resulta muy inusual, y eso que ya tengo planes…
—¡Podemos ir en tu lugar!
—¿Qué? —por más que las reacciones hayan sido distintas, Takeshi y Takeru lanzan la misma pregunta, mirando el entusiasmo de Michiru reflejado en sus azules ojos.
Ella se encontraba saltando ligeramente de emoción por la, según ella, fantástica idea que había tenido que solucionaría el problema. Poco a poco, su gorra se fue saliendo, revelando de manera lenta, tal y como en un comercial, su largo cabello rubio pastel caer hasta el suelo, siendo arrastrado por sus saltos. Parecía no importarle en lo absoluto, ensimismada, cegada, por la sugerencia que dio.
Michiru… eres un genio.
—¡Qué buena idea, mi querida hermana! —fingiendo que todo había estado calculado, Takeshi va al lado de su hermana para abrazarla con un brazo, alrededor de los hombros, sobando su larga cabellera —Eso es, podemos ir en lugar de papá.
—Un minuto jovencitos, ustedes iban a ir conmigo en primer lugar—Takeru trataba de leer si es que ambos tenían segundas intenciones —Aunque nunca había visto a Michiru tan emocionada antes por algo…
—¡Padre, tienes que ir! ¡Nosotros te representaremos! ¡Tienes que corregir la mala conducta de Takeshi, darle a entender a la profesora que nunca más lo volverá a hacer! —ella seguía saltando, ignorando las miradas.
El rostro de Takeru se cubrió con su flequillo por breves instantes, mientras que Takeshi se aferraba con más fuerza a su melliza, ocultando su disgusto sobre algunas palabras pero con rebosante felicidad al ver a su hermana tan contenta. Él la empezó a imitar, saltando, todavía insistiendo.
—Takeshi, eso no te sienta bien si quieres lucir inocente—dice finalmente Takeru, levantando el rostro—De acuerdo, un año más o un año menos, no es gran diferencia… un golpe m[as o menos de Yamato tampoco parece ser tan grave.
¿Un año más o un año menos? ¿Acaso la profesora no dijo lo mismo? Debo de estar alucinando.
—Merci, papa! Toi est le meilleur, je t'aime, papa—dejando su clásico padre de lado, Michiru no pudo contenerse más para saltar hacia su hermano, abrazándolo —Je t'aime aussi, mon frère!
Los dos hombres de la casa se miraron para acabar sonriendo, emocionados por ver a la niña que iluminaba sus días sonriendo, riendo, siendo feliz, como nunca antes la habían visto.
No comprendo que tiene de especial el primero de agosto para papá pero, este será el día que jamás olvidaré. El plan ha empezado a moverse…. Todo gracias a Michiru e inclusive ha llevado a que ella sonría. Es el mejor día de mi vida.
