Primera parte: El secreto de Kari

Capitulo 03: ¿Qué quieres de mí?

El repentino sonido del vibrar de su teléfono celular, que estaba dentro de su bolso, hizo que la chica apartara su atención del movimiento del agua frente a ella para concentrarse en el nuevo sonido. Estuvo desconcertada unos leves instantes sin saber muy bien que estaba haciendo ahí, hasta que se dio cuenta de las lágrimas que caían de sus ojos. Desabrochó entonces el pañuelo de su uniforme de marinero y lo usó para limpiar todo rastro de aquellas lágrimas. Al momento de sacar su teléfono de su bolso, quedó sorprendida de la hora que marcaba el artefacto; habían pasado casi dos horas desde que llegó a aquel lugar, dos horas en las que ya debería estar en casa.

Sin mucho interés abrió el mensaje que le había llegado, pues ya sabía de antemano quien fue el responsable de enviarlo; Tai. No era muy común que alguien de su familia le enviara un mensaje estos días, pero dada la situación de que tenía que haber llegado hace horas a casa, no fue ninguna sorpresa aquel mensaje; "Oye Kari, ¿estás bien? envíame un mensaje a penas veas esto. Estoy empezando a preocuparme". Al finalizar la lectura de aquel mensaje, estuvo a punto de estallar en llanto de nuevo. Saben, cualquier otro hermano hubiese exigido saber dónde diablos estaba, por qué demonios no había traído su trasero a casa aún, pero no era el caso; se trataba de Tai. En su lugar, el castaño había preguntado preocupado y amablemente si estaba bien.

Está razón y otras más, son las responsables de su enamoramiento por él. Si bien Kari no quería llegar a casa, porque estar cerca de su hermano, con estos sentimientos, se había vuelto algo difícil, nunca tuvo la intención de estar tanto tiempo afuera y preocuparlo. Entonces, rápidamente le envió un mensaje de vuelta; "Lo siento, no quería preocuparte. Estaré en casa en 15 minutos".

Tras guardar su teléfono otra vez en su bolso, y anudar otra vez el pañuelo de su uniforme en su cuello, Kari se puso de pie y caminó por la pendiente de hierba hasta llegar a la pared de hormigón; que separaba el rio de la acera. Una pareja que pasaba por el lugar obtuvo una risa al ver a la chica cruzar la pared, aunque no le importó a Kari. Aunque le dijo a su hermano que llegaría en 15 minutos, prefirió ir a paso lento, pues aún no empezaban los dos días y medio de completa tortura psicológica para ella. Porque sí, eso es lo que serían esos días estando sola con Tai, una tortura para el corazón de la chica. Pensar en que sus padres no estarían, haría más fácil para Tai el ver que la chica pasaría encerrada en su habitación (Tai hace años que se mudó a la ex oficina de su padre, dejándola a ella sola en su antigua habitación). Lo último que necesitaría, es que su hermano la interrogara cuando ella no quería hablar al respecto. Pero, si tenía suerte, su hermano tendría una montaña de tarea que hacer este fin de semana porque no las hizo en clase.

Tras cruzar la última calle, y entrando en el edificio donde estaba su apartamento, Kari, de manera torpe, había subido las escaleras. Sus pasos podrían ser comparados con los de un prisionero caminando hacia la horca. Tras llegar a su piso, caminó la corta distancia que existía entre las escaleras y su apartamento, y se detuvo en la puerta marcada como Kamiya. Tras dar un largo y lento suspiro, tomó el mango de la puerta y procedió a abrirla. Tras cruzar el umbral, se quitó sus zapatos para posteriormente reemplazarlos por los de estar en el interior, y entonces tranquilamente entró en la sala principal. Si lograba llegar a su habitación antes de que Tai se diera cuenta de que había llegado, solo tendría que gritarle hola desde su lugar seguro y podría salirse con la suya. El problema fue que iba tan concentrada en su plan, que no se percató de que la puerta del refrigerador estaba abierta.

"Hola, Kari". La chica se quedó paralizada en su lugar a lo que lentamente miraba hacia la cocina para ver a Tai parado junto a la nevera con una lata de refresco en su mano. El tono de preocupación del chico era muy notorio.

Tienes que relajarte, se dijo a si misma mientras desviaba la mirada lo mas disimuladamente posible, pues no quería alertar a su hermano de algo. Sinceramente hasta el hecho de mirar a su hermano se había vuelto una odisea estos días. Su mirada tan cálida podría hacer que su corazón se derrita y que sufriera un escalofrío que recorriera toda su columna. "Hola". Le contestó con una voz delicada, casi frágil. Y antes de que su hermano pudiera decir otra cosa, volvió a caminar hacia su habitación.

"Entonces, ¿Qué fue lo que te retuvo, hermana?".

La pregunta la tomó con la guardia baja, haciendo que maldijera para sus adentros. ¿Por qué Tai no podía dejarla en paz? Porque él no sería Tai si lo hiciera tonta, Su cerebro respondió por ella. Tenía la razón por su puesto. Aquel fatídico día donde él la había llevado al parque estando ella enferma, fue él quien terminó cuidando de ella. Él la había consolado cuando ella estaba triste, la defendía cuando otros la molestaban, la escuchaba cuando necesitaba hablar con alguien y quien sabe que más. Aunque bueno, solo otra razón para amarlo.

Debió estar nadando en su mente mas tiempo del que hubiese querido, pues Tai volvió a hablar, "¿Estás bien, Kari?".

"Estoy bien", murmuró de manera genérica una respuesta, con la mente todavía pensando en una manera de justificar su retraso. "Necesitaba un poco de aire después de la escuela, así que fui a dar un paseo. Supongo que perdí la noción del tiempo". No fue una mentira completa, solamente no fue la verdad exacta. Aun así, de alguna manera pensó: "No quería volver a casa porque significaba estar aquí contigo completamente solos, estando yo enamorada de ti". Hubiera sido una buena respuesta, en cambio solo agregó: "Lo siento si te preocupé".

Tai le dio una mirada la cual ella interpretó como escéptica. Y aunque decidió no entrometerse en los asuntos de su hermana, le dijo "Si necesitas hablar, estaré aquí para ti hermana. Por cierto, arreglé tu bicicleta".

"Gracias, Tai", Respondió de manera automática, aunque para sus adentros fue distinto. "No sabes lo que significa para mí hermano".

Finalmente había llegado a la puerta de su habitación, tras tomar la manija se sintió a punto de estar a salvo en su santuario, pero Tai volvió a hablar. "Hablando de estar aquí, pensé que quizás podríamos sentarnos a ver algunas películas. Han pasado siglos desde la última vez que lo hicimos. ¿Qué opinas? Podemos pedir pizza".

Kari poco a poco sintió como sus mejillas comenzaron a arder tras la sugerencia de Tai. Sintiéndose otra vez con la guardia baja para el comentario de su hermano. Pero esto era lo que temía, su escenario de pesadilla materializándose, pero al mismo tiempo anhelaba desesperadamente estar junto a Tai. Se sintió como una intolerante a la lactosa con ansia de un vaso de leche. ¿podría controlarse lo suficiente como para evitar que sus sentimientos salieran a flote? Podría ser difícil, si ya solo hablar con él se sentía como estar en la cuerda floja, así que hacerlo podría significar dar un pasó fatal. ¿Valía la pena arriesgarse a una caída fatal, solo para tener a su hermano completamente solo para ella toda una noche? Solo suspiró de manera lenta.

"Lo siento, Tai. Tengo mucha tarea que hacer este fin de semana", mintió con pesar," Necesito empezar cuanto antes".

Tras dar su respuesta final, caminó a través del umbral de su dormitorio. Dio un salto, literalmente, al sentir un par de manos firmes agarrándola por los hombros. Decir que su rubor seguía leve era un error, pues ya era de un tono escarlata. Ni siquiera lo había oído moverse. "Vamos Kari", le susurró en su oído. "No puedes estar toda tu vida estudiando o terminarás como Joe".

Sin las intenciones de hacerlo, Ella comenzó a reír. Realmente no entendía la habilidad que tenía Tai para hacerla reír, independientemente si hacia bromas buenas o no. Aun así, trató de reafirmar su postura: "Tai, realmente tengo que…" un segundo episodio de risa le hizo perder el hilo de lo que quería decir pues Tai empezó a hacerle cosquillas de manera des frenada bajo los brazos. "JAJA…. TAI…. BASTA". Gritó a través de los ataques de histeria provocada por el chico.

"No hasta que aceptes dejar los libros de lado y unirte a mi y mi noche de películas y pizza".

"TAI… JAJAJA… YO…. JAJAJA…. De acuerdo…. De acuerdo… ¡TÚ GANAS!".

El cosquilleo finalmente había cesado y Tai le quitó las manos de encima. Poco a poco Kari tomó una bocanada de aire tras voltearse a encarar a su hermano. "Eso fue muy malo, Tai". Se quejó de manera juguetona. Entonces, en ese momento, fue consciente de que Tai, sin siquiera esforzarse en ello, le había levantado el ánimo. Demonios, incluso la había hecho reír, si bien la mayor parte de la risa fue forzada, estuvo feliz de reír, pues ya casi olvidaba como sonaba su propia risa.

"Quizá, pero parece que podrías hacer trampa y no salir". Tai se volteó y se detuvo justo frente a la puerta de la chica. "Así que será mejor que tengas tu trasero en ese sofá en diez minutos, o volveré a sacarte a la fuerza". Entonces miró por sobre su hombro y le regaló una sonrisa a su hermana. "y pobre de ti si escucho el sonido del lápiz sobre el papel".

Kari sintió el tono de diversión con el que Tai había dicho esa amenaza, así que antes de que pudiera contenerse, le regaló una sonrisa y de manera descarada dijo "Tal vez deba usar una pluma en su lugar".

Por un breve momento, cuando sus ojos rojizos hicieron contacto con los cafés de su hermano, su corazón fue abrumado por los sentimientos de calidez y amor. Solo antes de que un cubo helado de culpa y odio a si misma, se volteara sobre ella. Para su suerte, Tai había volteado la mirada haciendo que no se percatara de ese hecho. Al verlo irse, luchó por mantener sus lágrimas en su lugar, pero no pudo. El estar tan cerca de él, incapaz de expresar alguna clase de sentimiento, se estaba volviendo insoportable. ¿Cómo diablos iba a sobrevivir toda una noche estando sola con él? Necesitaba de su música en este momento, pero Tai solo le había dado diez minutos para que estuviera lista. Y sinceramente, no se atrevía a arriesgarse a que él la arrastre, el contacto físico adicional entre ellos, podría hacer que ella explote finalmente.

De manera apresurada, tomó sus audífonos y su reproductor de mp3 de su escritorio. Kari últimamente dependía de la música cuando se trataba de prepararse para situaciones como esta en las que tendría que lidiar con estar cerca de Tai. Dado el poco tiempo que tenía prefirió escoger un solo artista para que la ayudase en esta travesía, aunque ella sabia muy bien quien sería; Mike Oldfield. Ella escuchó al artista por primera vez en una pijamada en la casa de Yolei mientras miraban una película de terror, el exorcista. Sinceramente la película había sido muy aburrida, y es que después de ver seres como Myotismon y Piedmon, nada que pudiese hacer un cineasta podría asustarla. Aun así, ella quedó con la intriga con una de las piezas musicales de la película. Luego de una búsqueda por internet al día siguiente, había revelado que se trataba de un segmento de uno de los álbumes de Oldfield. Con la curiosidad a mil, decidió hacer un viaje por la ciudad con la determinación de obtener una copia de aquel álbum. Tras obtenerla y llegar a casa, quedó sorprendida al ver que aquel álbum solo tenia dos canciones, cada una de 25 minutos. La mayoría de canciones que ella escuchaba solo duraban entre tres y cinco minutos, seis como mucho. Aunque nada de lo que había escuchado antes podría siquiera compararse con aquella maravillosa música que sintió tras poner el álbum por primera vez.

Desde entonces había comenzado a coleccionar más trabajos del artista y escuchándolos de manera regular. Desafortunadamente, en estos momentos no podía deleitarse con una de las canciones más largas, así que tuvo que conformarse con las canciones iniciales del álbum "the songs of distannt Earth". Ella sabia que las tres primeras canciones de aquel álbum eran relajantes, y quizá con suerte lograrían calmarla para que recuperara el control.

Quedando en ropa interior, buscaba en su armario algo que ponerse. Una parte de su cerebro le molestó con que debía vestirse con algo atractivo, mientras el otro le gritaba que esto llamaría la atención. Así que, finalmente, después de ver todo lo que su madre le había comprado, concentró su mirada en lo que ella misma había comprado para ella. Aún era extraño, pues mientras sus familiares aun la veían como la Kari alegre y llena de vida, había adquirido algo de ropa que usaba cuando estaba completamente sola. La ropa que escogió fue un jean negro rasgado en las rodillas y muslos, una camiseta verde recortada con la frase "bicho raro" estampada en ella. Hizo una pausa para mirar su reflejo y pensó, que, si bien esta ropa llamaría la atención de Tai, realmente no tenía ganas de ser la chica dulce y el ángel de luz que solía ser, hoy quería ser ella misma.

Tras vestirse, se sentó en el borde de su cama, cerró los ojos y se dejó llevar por la melodía. Las notas le lavaron como un bálsamo calmante para su alma. La guitarra de Oldfield trazó un camino sobre un mar de teclados, batería y vocales. Durante esos felices cinco minutos, sus problemas se habían desvanecido haciendo que se sintiera liberada. Entonces cuando el tercer tema llegó a su fin, supo que era hora de irse. Así que guardó su reproductor otra vez sobre su escritorio, y salió de su habitación.

Los ojos de Kari deambulaban por la habitación, hasta que hizo contacto con una masa tupida de pelo color chocolate que pertenecía a Tai. El chico se percató de su presencia, así que, dándole una sonrisa, le hizo señas para que se sentara junto a él en el sofá.

"Así que, ¿Qué te gustaría con tu pizza?". Le preguntó Tai mientras ella lo veía analizar el menú.

Ella solo le sonrió.

"Eso significa que será "doble de pepperoni con maíz dulce en una base delgada"".

"¿Siquiera tenías que preguntar?". Le dijo mientras e sentaba a su lado.

Tai le dio una sonrisa estúpida mientras la miraba de arriba abajo, como si no la hubiera visto en mucho tiempo. Cuando finalmente hicieron contacto visual, Tai solo pudo decir. "Si te hubiera preguntado, probablemente hubieses pedido anchoas o aceitunas o algo así".

Ella vio como Tai volvía a concentrar su atención al menú, pero no pudo evitar pensar que algo no iba bien. De hecho, no solo fue la idea, ella estaba segura. Puedes llamarlo intuición o lo que quieras, pero si había algo en el mundo que Kari conocía de sobra, eso debía ser su hermano. ¿quizá su atuendo ya llamó su atención? Quizás fue demasiado para digerir para él. Debió usar un atuendo rosa y amarillo. Tomando el control remoto comenzó a cambiar canales con la esperanza de encontrar algo que la distrajera.

"Así que, ¿Qué película quieres ver?", Tai peguntó de la nada haciendo que la chica diera un leve brinco.

"No estoy segura", respondió evitando verlo a los ojos. "Siempre y cuando no sea una para chicas".

"Ok… ¿pero por qué no una película para chicas?".

La cabeza de Kari se había volteado para mirarlo. Pues ella no se había dado cuenta que había dicho eso en voz alta. "No me gustan".

"¿En serio?". El tono de sorpresa fue genuino. "¿Desde cuándo?".

"Desde que dejó de gustarme todo lo que los demás creían que me gustaba". Kari lo había dicho tan naturalmente que se arrepintió en seguida de haberlo dicho. Aunque debía reconocer que se sentía muy bien decirlo en voz alta. Ahora su suerte se había acabado, era evidente que Tai comenzaría a entrometerse.

El solo le dio una mirada itinerante, "Has cambiado mucho estos últimos dos años, ¿no?".

Kari realmente sintió la necesidad de decir: "Te tomó bastante tiempo". Ella sabía que no era del todo justo decir eso. Ella sabía bien que lo ocultaba de todo el mundo, así que en cambio suspiró un "sí…". No tenía sentido seguir ocultándolo; el Gatomon ya estaba afuera del saco.

Entonces fue el turno de Tai para soltar un suspiro. "Lo siento, Kari".

Esto le tomó por sorpresa. Tai se había disculpado con ella, pero, ¿por qué?, ¿por qué estaba pidiendo perdón?

"Supongo que, con todas mis tareas, las prácticas de Fútbol y otras cosas, realmente no he estado prestando la suficiente atención a mi pequeña hermanita". Hizo una pausa para rascarse la nuca "Es por eso que quería pasar algo de tiempo contigo esta noche".

Rápidamente Kari volvió a mirar la televisión con la esperanza de que su hermano no se percatara de que sus mejillas estaban ardiendo de nuevo. Lentamente comenzó a realizar ejercicios de respiración mientras comenzaba a imaginar alguna canción sonando en su cabeza para así calmarse. Algo que comenzó a hacer con frecuencia.

"¿Kari?".

Demonios. Tai esperaba que dijera algo. "No tienes que preocuparte de eso", dijo descaradamente, "Yo también he estado ocupada".

Hubieron unos minutos de silencio donde Kari pensó que la conversación había llegado a su fin. Excepto que Tai tenía otros planes. "Kari.". comenzó a decir con un tono de ligera inquietud. "… ¿Estás enojada conmigo?".

Aquella pregunta la golpeó como un rayo haciendo que rápidamente se volteara para mirar directamente a su hermano. Inmediatamente pudo ver en sus ojos el dolor que estaba sintiendo en aquellos momentos. Ella ya había tomado una decisión. Se sintió realmente mal al herir los sentimientos de su querido hermano. A pesar de que ella misma fue la que trataba deliberadamente de poner una distancia entre ellos estos últimos dos años. Lamentablemente ella sabía que no tenía otra alternativa, después de todo, la situación ya no podía empeorar más. Ella sabía muy bien que llegaría el día donde tendría que cortar todos los lazos que tenía con él, aunque eso significara que Tai se culpara a él mismo. Dolía, pero no había otra opción. Era eso, o que Tai descubriera la horrible verdad.

Apretando sus puños se obligó a mirar a Tai a sus ojos otra vez, "no estoy enojada contigo Tai".

Parecía un poco confundido. "¿Entonces qué pasa, Kari?

Maldición, le había dicho parte de la verdad ahora tendría que inventarle una mentira diferente. "La escuela ha sido algo ajetreada últimamente y he tenido mucho en lo que pensar". Ella entonces le dio una sonrisa y rápidamente intentó cambiar el tema. "quizá tenías razón y necesito algo de relajación. Entonces, ¿Qué película quieres ver?".

Aunque Tai le devolvió la sonrisa, ella podía ver en sus ojos que no quedó del todo convencido de lo que pasaba con ella. Ese era el gran problema con Tai. Quizá lo conocía mejor que a nadie, pero también, al mismo tiempo, no tenia idea de él. Supo que no seria el final de aquella conversación. Tai, después de todo, tenía dos días completos. Ella lo vio ponerse de pie y dirigirse hacia el teléfono para realizar la orden de pizza. Este fin de semana acaba de complicarse más de lo que pensó.

N/T: Esta historia fue ideada y escrita por el usuario "Niaxi"