III. Luna menguante
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Golpeteó el pie en el piso tras la barra de la cafetería, observando ansiosa la entrada del lugar, esperando que se abriera en cualquier momento y dejara entrever a la persona que quería ver y al mismo tiempo no.
―Tenten, sigo creyendo que deberías irte a casa.
Era la decima vez en una hora que había mencionado aquella sugerencia, a pesar que ella la había descartado con sutileza, efusividad y agregando que no pasaba nada. Comenzaba a fastidiarse de tanta insistencia, considerando que no le estaba pidiendo su opinión al respecto. Ella estaba bien...o lo suficientemente bien para haber ido a trabajar.
La corta caminata hasta llegar al pueblo le confirmó que había estado a nada de llegar a su destino, no estaba tan perdida como se esperaría. Simplemente había llegado a su casa, tomando un largo trago de café que preparó para poder recobrar la cordura. Comprender que estaba realmente ahí, viva y en casa. Aunque las imágenes se arremolinaban en su cabeza con ferocidad y ella se demoró unos cuantos segundos pensando en que había sido real y que no.
Su despertador sonó indicando que tenía media hora para arreglarse para ir a trabajar. No había dormido en toda la noche, por lo cual cuando se acercó al espejo de cuerpo completo clavado en la pared apretó los labios. Tenía una apariencia tan lamentable que consideró no ir. Sentía su mente aún dispersa, pensando en que todo esto había sido un mal sueño. Sin embargo, algo en su cuerpo llamó su atención. Tenía una herida con sangre ceca en los labios. Un par en el cuello y en el hombro derecho, lugar donde se había aferrado con mayor intensidad. Adicional de varios moretones o chupetes. Las ojeras presentes bajo sus ojos y su piel pálida por el frio abrazador de la tormenta.
Había sido real, cada detalle y momento de hace un par de horas. Neji en ese estado bestial, reconociéndola cuando estuvo a punto de comérsela y finalmente casi la devora de otra forma. Su cuerpo se estremeció al recordar el momento y como el intentó ir más allá. ¿Qué hubiera pasado en ese punto? No podía saberlo.
Decidió cambiarse la ropa a una más caliente y limpia, más tarde se tomaría una ducha. Solamente atinó a lavarse la cara. Meditó al respecto sobre como explicar las marcas en su cuerpo. Se había cubierto las del cuello y el hombro con una playera de cuellode tortuga, pero la del labio no había forma de cubrirla. Ya pensaría algo al respecto.
¿Por qué quería ir a trabajar en ese estado tan demacrado?
Su interior era un caos ante esa simple pregunta. Los sentimientos la sucumbían de tal forma que estaba adfixiandose a pesar del gesto neutro en su rostro. Quería gritar y ocultarse bajo la cama, el pánico de la noche anterior ante su inminente muerte, el alivio de haber sobrevivido y como había encontrado algo que podría ser peor. Neji Hyuga transformado en alguna especie de cosa. A pesar de eso se había quedado ahí quieta, siguiendo el avance de los sucesos. Y a pesar del miedo, Tenten necesitaba respuestas, a todas las interrogantes que llenaban su cabeza y de las cuales solo el tenía respuesta. Quería enfrentarlo y obtener información que podrían calmar su interior en completo caos.
Básicamente quería verlo y obtener un poco de calma a sus interrogantes y a la vez deseaba no verlo por ahora, no hasta tranquilizar un poco sus nervios.
Todo esto venía de la mano en una cuestión que su cabeza comenzó a enlazar de forma rápida y concisa, con una facilidad que no haber vivido los sucesos anteriores jamás hubiera conectado. Cada día después de una tormenta, Neji Hyūga aparecía en la cafetería. Sin falta, sin ninguna excepción. Aparecía prontamente en la mañana, con el peor humor posible, sin mirar a nadie y pidiendo una única cosa: Vodka. Siempre un par de copas, como si eso lo hiciera pasar un mal momento... y ahora todo tenía sentido. Él acudía ahí por que el vodka era la única forma de poder empezar el día después de...esas noches.
Las tormentas, su metamorfosis, su mal humor y el vodka, todo estaba conectado.
Y ahora que tenía el porqué, necesitaba saber el qué, aunque no sabía si estaba lista aún. Pero intuitivamente fue al trabajo llegando con esa pésima cara. Obviamente alegando que se había caído regresando con rapidez ya que se le había hecho tarde. No era del todo una mentira, esa era parte de la historia.
Por lo cual en toda la mañana cuando la puerta se abría, su corazón latía dolorosamente y Tenten, luego de unos segundos, miraba discretamente. Temor y anhelo. Ambos sentimientos chocando entre si por ver quien superaba al otro. Ino mencionando lo mal que se veía y tirando ligeras indirectas de que iba a ir a casa. Tenten más ansiosa al ver la puerta.
Neji no puso un pie en la cafetería, por primera vez en ocho años, rompiendo la rutina.
Esto la tranquilizó y pudo relajarse parte del día, conviviendo con un poco de monotonía y aspectos que si estaban dentro de su control. Escuchando el sonido familiar y mundado de las copas siendo llenadas, el olor a huevos revueltos y el café humeante. Todos esos actos normales tranquilizaron un poco a Tenten. Haciéndola olvidar todo, por unas breves horas.
Ese día llegó a su hogar, cerrando las puertas con seguro y sin poner un pie en la calle, escuchando en la noche los aullidos lejanos de los lobos o posiblemente de Neji.
Los días fueron pasando con tranquilidad, envuelta en la monotonía que le daba paz. Seguía mirando un tanto ansiosa la puerta cuando se abría y permitía el acceso del viento. Aunque muy en su interior suplicaba que el se mantuviera a distancia...por que aun no sabía como reaccionar. El vendría y ella se acercaría hasta el haciendo las mismas bromas y comentarios absurdos, como "que mal te ves" y más cuando todo eso había cobrado un sentido bastante profundo. No podría volver a hacer nada como eso, jamás. Sacudió la cabeza, no debería importarle. Ella estaba bien y eso bastaba.
Al quinto día sus nervios estaban a flor de piel, por que ella misma no bastaba. Una sola cuestión la había estado atormentando. Ella necesitaba entender absolutamente todo y ya luego de eso se alejaría. Pero para lograr darle paz a su interior, necesitaba respuestas que solo el Hyuga podía darle. Persona que no había visto en casi una semana. Anteriormente pasaban semanas que no lograba encontrarlo, o no aparecía por la cafetería ni lo veía en ningún otro sitio. Pero ahora parecía algo inoportuno.
Había ensañado la forma de empezar una platica casual hasta que tuviera el valor de preguntarlas quinientas preguntas que martillaban su cabeza. Sonaba absurdo, pero no había encontrado forma natural de abordar todo eso. Pero no podía llevar a cabo todo esto si el no se dignaba a aparecer.
El miedo o incertidumbre había desaparecido y ahora una añoranza se abría paso. Lo extrañaba, sus pequeñas platicas unilaterales o esas miradas cargadas de tanto. Su sola presencia le hacía falta aunque se había negado a esa realidad durante unos días. Tenten fue al baño de la cafetería y deslizó la tela su camisa de cuello de tortuga. Los chupetones eran unas manchas amarillas ahora, pero las mordidas seguían ahí. La marca de sus dientes y su labio seguía herido.
Había tenido sueños donde rememoraba ese momento y las sensaciones que inevitablemente embriagaron su cuerpo. Sus gemidos saliendo involuntariamente. Solo que en sus sueños Neji estaba bastante humano y consciente, cuestión que la hacía despertar con cierta humedad. No iba a hacerse la misma y decir que él no le atraía o que eso que sucedió en la cueva le había sido repulsivo.
Neji Hyūga le atraía desde hace varios años y el hecho de haber sido tocada por un hombre que jamás le había hablado más que para ordenar algo en el restaurante, había sido todo un delirio. Solía fantasear más que nada con su nombre siendo pronunciado por esa voz profunda. Lo había pronunciado dos veces, en un susurro y tan cargado de sentimientos que solo recordarlo agitaba demasiado en sí misma. Aunque todo en ese día despertaba tantas cosas en ella, cuestión que maldecía de vez en cuando.
El poder que le había otorgado al Hyūga sin tener forma de evitarlo.
Por lo cual el hecho de no haberlo visto después de que pasaran tanto, la estaban frustrando a niveles impensables. Decidió pasar por su cabaña al salir del trabajo y enfrentarlo de una forma que no tenía pensado.
Una vez en el lugar caminó enfrente con rapidez y mirando de reojo. Pasó enfrente nuevamente con más lentitud y no vio indicios alguno de movimiento. Se acercó entonces a la casa y evaluó detenidamente. La nieve en las escaleras era tan alta que indicaba que nadie había pasado por ahí en días. Las ventanas completamente cerradas y todo en un incomodo silencio. Se fue de ahí sintiendo la desilusión avanzar con rapidez.
Al día siguiente se levantó lo más pronto posible para ver a los leñadores emprendiendo la marcha a sus labores. Permaneció al lado del camino, ganando un par de miradas y Deidara mismo le sonrió de forma sugestiva. Ignoró cada gesto y cuando el ultimo hombre pasó entendió que seguramente él no había ido a trabajar en toda la semana. ¿Acaso le había pasado algo al salir de la cueva aquel día? Lo dudaba, por que de haber encontrado su cuerpo ya correría la noticia en todo el pueblo.
Preguntó al hombre dependiente de la tienda de abarrotes cercana si había ido a comprar recientemente. Negó agregando que había momentos que no lo vía en semanas. Dicho comportamiento era normal, al parecer. Pero algo no le olía bien a la castaña. Decidió a esperar algún indicio de vida.
El fin de semana transcurrió sin ningún contratiempo. Ese día fue a la cafetería con regularidad y no le asombró tanto no verlo ahí, nuevamente. Era algo a lo cual de alguna forma se había acostumbrado pero un deje de desilusión fue presente. Tentando un poco a la suerte, salió corriendo del trabajo y se encaminó a la calle donde los leñadores regresaban de sus labores.
Había llegado unos momentos antes. Estaba de un perfecto humor y realmente no esperaba tener éxito alguno. Solamente se fue movida por un presentimiento o una esperanza vaga que albergaba en su interior. Neji tenía que volver a su vida diaria de alguna forma, espera que fuese más temprano que tarde. Mordisqueó su labio recordando que aún tenía una costra que estaba por caerse. Las heridas en su hombro de igual forma ya tenían costra. Los primeros días le habían dolido, quemando un poco esa zona. Se había aplicado cremas y consideró ligeramente que esa mordida podía haberle afectado como a él. Por lo cual los primeros días tuvo miedo de transformarse en eso.
Nada sucedió, aunque temió ligeramente ya que el medio año en oscuras había llegado y la luna cada vez resplandecía más en el cielo estrellado. Aunque no podía asegurar absolutamente nada ya que no podía suponer sin respuestas concretas.
Saltó de su sitio al ver a los hombres acercarse con hachas en mano, uno a uno iba pasando, platicando o bromeando sobre alguna tontería. Esos hombres eran los que le daban una propina generosa a Ino si los emborracha lo suficiente para tener acceso a sus billeteras. Intentó disimular mientras observaba algo en el suelo. Su mirada se levantó en el justo momento, una figura con espalda ancha aproximándose. Su corazón brincó en respuesta y se reprendió ante esa reacción. Brincó de su asiento y se colocó enfrente del hombre de ojos malva.
Neji fue consciente levemente de ella, aunque siguió caminando, cuestión que le sorprendió. Lo imaginó huyendo de alguna forma. Por que todo este comportamiento de no aparecerse una semana por la ciudad le hizo suponer que estaría...evitándola. Sonrió al ver que no era asi. Abrió la boca cuando ya lo tenía casi enfrente. Las palabras se detuvieron en su garganta.
El Hyuga la ignoró de tal forma que negó su propia existencia y la esquivó en el camino como si se hubiera tratado de una roca. Siguió caminando, aunque lo vio acelerar ligeramente el paso. La ira comenzó a ascender por la boca de su estómago. Anteriormente no se le había ocurrido forma normal de iniciar una platica con él, pero esa actitud le comprobó sus sospechas. Había estado evitándola. Totalmente y sin ninguna duda. Aunque ese desaire y forma de hacerlo desató una ira que no conocía. Corrió para alcanzarlo, siguiendo su paso. Cuando estuvo casi tras de él, solamente caminó con rapidez para seguirle el paso. Eventualmente Neji se dio cuenta y siguió caminando hasta su hogar, Sabía que estaba intentando refugiarse ahí.
―Neji― Llamó en un tonto intento de que se diera cuenta de su ridículo comportamiento y se detuviera.
El siguió caminando, casi llegando hasta su casa. Tenten corrió nuevamente, intentando frenar su avance. La puerta se abrió, ella casi metía la mano en el marco, o eso había sentido. En un movimiento brusco y ruidoso la puerta se cerró en sus narices.
―Neji, por favor. Deja este comportamiento. Necesitamos hablar.
No obtuvo respuesta alguna. Había intentado de la forma más amable hacer todo esto, pero eran tan terco y orgulloso que debía ponerse a su nivel.
―Neji, no me iré de aquí hasta que abras esa puerta y hablemos.
Tocó ruidosamente la puerta en espera de alguna respuesta en resignación a su amenaza. Las ventanas seguían cerradas así que no tenía visión de que sucedía dentro. Esperó pacientemente y escuchó un sonido sordo en la casa. Posiblemente estaba por abrir. Se quedó de pie unos segundos. Rodeó la casa, en busca de alguna forma de ver las cosas por dentro. Comenzó a forzar las ventanas y ante ese ruido no encontró respuesta alguna. Probando un poco a la suerte tomó una piedra y la estrelló contra el cristal. Se detuvo unos segundos y posteriormente abrió la ventana quitando el seguro. Introdujo la cabeza en la cabaña. No había nadie.
Se había escapado por otra ventana. Pero que comportamiento tan desesperado, el hacer algo como eso. Movida por la curiosidad, acechó alrededor para ver si encontraba al Hyuga ahí cerca o algún vecino. No visualizó a nadie, por lo cual simplemente se adentró con rapidez a la cabaña. El olor la golpeó de llenó en su cara. Olía tanto a él que su interior ronroneó en respuesta. Sus ojos escanearon la casa, estaba tan ordenada y tan minimalista que no esperarías que algo como eso viviera ahí. Caminó tocando todo a su paso y checando pequeñas cosas guiadas por su curiosidad. No todos los días estaba en la casa de Neji Hyuga, mucha gente quisiera entrar por simple curiosidad.
Entró a lo que parecia su habitación, tan sencilla y ordenada. Su mirada captó unos libros en el escritorio de a habitación. Era algo a resaltar, Neji leia muchísimo. Tenía todo un cuarto como biblioteca. Pero curiosamente ese libro estaba abierto, por lo cual llamó su atención. Anotaciones a mano y dibujos que parecían bastante antiguos. Lo ojeó un poco y su atención era mas requerida en cada uno de los diagramas y dibujos. Apretó los labios y lo tomó, podría leerlo más detenidamente en casa.
Regresó sobre sus pasos y salió por la ventana, sabía que se daría cuenta, pero esperaba un poco de ventaja al menos. Aunque sea ahora mismo estaba huyendo de ella, posiblemente en unos días el vendría a buscarla y disfrutaría tanto ese momento.
Ya en casa, comenzó a leer aquel libro con cuero y cocido a mano. Las letras pertenecían a diferentes personas y los dibujos eran lo más detalladamente posible que los antiguos portadores les fue capaz de recrear. La gran cantidad de información la golpeo de lleno y no pudo dejar de leer.
Releía un par de veces los párrafos y evaluaba en detalle los dibujos.
Era una bitácora, una bitácora que había pertenecido al clan Hyūga. Y cada información que ellos pudieron obtener de experiencias mismas. Hablaban de aquella metamorfosis y los criterios que debían cumplirse para llegar a eso. Como ellos habían sido los portadores durante mucho tiempo y el significado de la muerte del padre de Neji, años atrás, cobró sentido.
Una y otra vez una sola palabra se repetía, cada una de las piezas comenzaron a encajar y aquel aspecto de Neji en la cueva por fin tuvo un nombre determinado. Un significado, una especie y un algo.
Desde aquel suceso en las montañas ella había sospechado y supuesto muchísimas cosas. Su mente ágil intentando huir piezas. Darle un sentido a aquello que nadie más podía responderle. Y esa palabra vino a su cabeza un sinfín de veces, aunque jamás pudo decirla en voz alta, como si mencionarla lo hiciera real, tangible. Alegando que posiblemente eran ideas suyas o que ese aspecto bestial podría explicarse de una manera muy lógica.
Había intentado buscar respuestas del mismo culpable por que se negaba verse guiado ante sus suposiciones. Necesitaba escucharlo de él y de forma clara para poder empezar a creerse algo como tal. Una cosa eran leyendas urbanas que, aunque creía fervientemente en ellas, se sentía un poco lejana a ellas. Aceptaba su existencia, confiaba en ellas, pero jamás había visto algo como eso. Por lo cual se sentía fuera de todo este mundo.
Pero decir esto en voz alta, algo que ya sospechaba y había estado ignorando o negando, podría hacerlo realidad. Aquella libreta en sus manos confirmaba totalmente lo que más temía y lo que sus propios sueños le habían intentado comunicar con fuerza. Tragó saliva en su garganta seca y abrió los labios. Su corazón latía descarriado en su pecho.
―Neji es... ― la palabra se atoró en su garganta ― un hombre lobo.
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