Capítulo 3
En cuanto el profesor Clarke dio la última clase del día por terminada, todos los niños salieron del salón apresurados, ignorando por completo sus últimos comentarios menos tres niños quienes se acercaron impacientemente a su escritorio con una sola pregunta en su mente:
- ¿Ya llegó? – Preguntaron todos en unísono.
El profesor los miró con una mirada triste, la cual tomó de sorpresa a sus alumnos.
- Lo siento mucho, chicos, pero… - Pausó para dar más suspenso, esperando las reacciones de los jóvenes, cuando por fin pudo ver sus emocionados rostros pasar a decepción, decidió aclarar. – ¡Ya llegó!
Después de tremenda broma por parte de su profesor, fueron todos emocionados al salón donde se organizaba el club audiovisual para probar su más nueva adquisición.
- ¡Ya tenemos un Heathkit! – Presentó el mayor mientras removía una sábana de un objeto misterioso en medio del salón, revelando dicho aparato.
- ¡Es increíble! Con esto podríamos llamar a Nueva York. – Exclamó Dustin conteniendo su emoción.
- Más lejos. – Retó el profesor Clark, compartiendo exactamente el mismo entusiasmo.
- ¿California? – Preguntó Suzie incrédula.
- ¡Más lejos! – Exclamó el adulto.
- ¡España! – Respondió Lucas quien decidió pensar en lo más lejano que pudo razonar.
Al ver que el profesor Clarke asintió ante su último intento, los tres dieron un grito de emoción mientras se acercaron a jugar felizmente con su nuevo aparato.
- ¡Muy buenas, tío! Pues na´, que este es Dustin Henderson, el presidente del club audiovisuales de Hawkins y que he querido preguntarles… - Dijo Dustin en lo que creyó era un su mejor acento español antes de ser interrumpido por su amiga.
- Jo´er que yo también les saludo. Muy buenas, les saluda la secretaria del club de audiovisuales de Hawkins Suzie…
- Cuidado con el lenguaje Suzie. – Reprendió el adulto ligeramente que siguió con una corta disculpa de la niña antes de seguir jugando con el aparato.
Toda la diversión se desvaneció de la habitación súbitamente al ser llamados por el director para posteriormente ser presentados al jefe de policía de Hawkins Jim Hopper. Quien les informó que Will había sido reportado como desaparecido.
- Entonces, Lucas. Dices que toma ¿Qué ruta?
- Mirkwood.
- ¿Y eso es?
- Donde Cornwallis y Kerley interceptan. Le llamamos así por El Señor de los Anillos.
- De hecho, es de El Hobbit.
- Acaso importa. – Defendió Lucas ofendido.
- ¡Obviamente importa! Los tonos de cada una son completamente diferentes y el Señor de los Anillos es la secuela de El Hobbit. – Replicó Suzie secamente, todos hartando al jefe de policía.
- Bueno, creo que ya tengo todo de aquí, así que los mantendré informados y nada de andar por ahí haciéndose los héroes ¿Estamos? – Dijo Hopper después de haberse rendido completamente en estos chicos.
- ¡Pero podemos ayudar! – Contestaron los tres al mismo tiempo, lo que irritó más al adulto.
- Ese es mi trabajo, niños. Esto no es como como las novelas del Hombre con Anillos.
- El Señor de los Anillos. – Corrigió Dustin en un impulso que prontamente lo llevó al arrepentimiento cuando vio al jefe marcharse molesto, habiendo perdido completamente la paciencia con ellos.
- ¡Bien ahí tarado! Ahora menos nos van a dejar buscarlo. – Regaño Lucas antes de darle una mirada de desaprobación.
-Obviamente vamos a buscar de todos modos ¿Verdad? – Preguntó Suzie a sus dos amigos quienes con aires de determinación asintieron con la cabeza antes de proceder con la planeación de la búsqueda de Will Byers.
Jane estaba en su casillero, organizando sus libros. Pensando en nada en particular. Todo el día había sido desgastante emocional para ella, primero darse cuenta de que su, ahora exnovio, era una basura y maltrataba a los demás, y todo eso cuando su plan original era mejorar la relación. Para ser sincera, no se sentía nada diferente, era su amigo y posteriormente su novio, pero era su amigo por mera extensión de sus amigas, no porque realmente ella tuviera un profundo interés en conocerlo y llevarse bien con él. Lo que la llevó a concluir que la única amiga con la que realmente disfrutaba pasar el tiempo era Jen, ella era la única niña considerada de su grupo y que no se dejaba llevar por cosas con tan poca importancia, Stacy siempre se preocupaba de su posición social y con quién debería salir para que ese que esa posición sólo aumentase, si es que era posible ya que era la más popular de la escuela.
Sus pensamientos siguieron desperdigándose por su cabeza hasta que una revelación la golpeó como si se tratase de un camión, jamás se había disculpado con los chicos a los que Troy molestaba. Parecía que él en verdad disfrutaba humillarlos y le comía por dentro la culpa de no haberlo sabido antes, si hubiera hecho algo, probablemente el incidente de la cafetería con Will nunca hubiera sucedido.
Con determinación, se dirigió al muro de publicaciones al centro de la escuela, se encontraba lleno de alumnos queriendo leer su estado en aplicaciones para clubes, actividades deportivas o exámenes de algunos profesores, situación que terminó sin ser un problema ya que todos le abrían el paso en señal de respeto. Jane debía admitir, ser parte de las niñas más populares de la escuela tenía sus ventajas, aunque muchas fueran muy injustas. Dejando de lado su disgusto, se acercó a leer los nombres de todos los directivos de los clubes hasta que dio con lo que buscaba.
- Presidente del club audiovisual: Dustin Henderson. – Leyó en voz baja para sí misma mientras siguió leyendo.
- Secretaria del club audiovisual: Suzie… - Su lectura se vio interrumpida por una mano tomándola del hombro, jalándola para que girara y viera hacia atrás.
- ¿Qué quieres Troy? – Preguntó cortantemente, esperando que Troy entendiera la indirecta de que no quería hablar en ese momento, el cual afortunadamente entendió.
- Entiendo ¿Podemos hablar mañana? Tenemos que hablar de nuestra relación… Creo que deberíamos salir con otras personas. – Confesó, dejándose llevar por el momento y porque por fin tenía su atención en todo el día.
- No me jodas. – Pensó ante la sorpresa de que aún pensara que estaban juntos, pero por el bien de su cordura, decidió seguirle el juego.
- Entiendo, deberíamos terminar y salir con otras personas, darnos un tiempo.
- De eso quería hablarte. Tendrías algún problema si Stacy y yo empezamos a salir.
- Increíble. – Jane pensó otra vez.
- Para nada. – Logró decir sin soltar una carcajada ante situación tan engorrosa, a pesar de lo estúpidamente divertido que sonara el hecho de que quería salir con una de sus amigas, lo era aún más que a ella no le importara en lo más mínimo. Lo que la hizo caer en cuenta de lo falsa que era su relación en primer lugar.
- Bien, te veo luego. – Dijo Troy con una sonrisa, claramente satisfecho de lo tranquilo que fluyó todo.
Después de buscar en cada pasillo de la escuela, por fin pudo encontrar el salón de audiovisuales que, para su sorpresa, quedaba en el mismo pasillo que el salón del club de debate que Jennifer coordinaba. Tocó la puerta y al no escuchar respuesta alguna, la abrió con mesura, insegura de como la iban a recibir.
Al abrir la puerta completamente, se encontró a los chicos y Suzie jugando con un artefacto que lucía como un radio, pero 50 veces más grande. Ante su presencia, todos se petrificaron en pánico al hacer la instantánea asociación entre ella y Troy; Troy y abusos. Antes de que cualquiera dijera algo o se echara a correr, Jane decidió ser la primera en hablar.
- ¡Hola! – Dijo lo más tranquila posible, queriendo comunicar que no les iba a hacer nada. Todos los 3 niños en la radio sólo pudieron cabecear en forma de saludo.
- Yo, quería decirles que lamento mucho todo lo que les ha hecho Troy. Como saben yo soy… era su novia. pero les aseguro yo no sabía nada de esto, él no se comportaba así cuando estaba conmigo.
Suzie fue la primera en responder:
- Espera, tú eras su novia ¿Y no tenías ni idea de lo que nos decía? – Preguntó en un tono difícil de leer, pero Jane trató de asumir no era uno tan malo, sus nervios ya comenzaban a tomar control.
- Emm, sé que es difícil de creer, pero… En verdad no lo sabía… Éramos novios, pero bueno, no todas las parejas son iguales y… Nunca fuimos realmente cercanos. De hecho, nuestra relación era… Rara… En verdad lo siento mucho. – Concluyó antes de hacer aún más el ridículo. Presa de sus nervios, escaneó rápidamente sus expresiones, parecían estar pensando en otra cosa que, en la majestuosa celebración de su más grande defecto, el de sobre explicar absolutamente todo.
- Bueno, nos vemos luego. – Se despidió rápidamente mientras salía de la habitación, sin detenerse a asegurarse si le habían contestado o no.
Ya afuera del salón, Jane cerró y la puerta y se recargó sobre ella, pensando en la interacción que acababa de tener, sin duda le ayudó a sentirse mejor, quizás menos culpable. Ya cuando se iba a ir después de recuperar su compostura pudo oír un grito pasar a través de la puerta de madera:
- ¡Nos habló Jane Ives! – Escuchó la voz de Lucas retumbar del otro lado de la puerta.
- No lo puedo creer. ¿Qué sigue? ¿Que nos hable Jennifer Hayes? ¿O Stacy? – Contestó Dustin con el mismo nivel de emoción e incredulidad.
- ¡Por favor! ¡Tampoco te emociones! Ella sólo le habla a Will. Y sólo porque tenían clases juntos o algo sí. – Agregó Dustin antes de dar una fuerte risa burlona.
Jane no pudo evitar girar los ojos, divertida ante la reacción de estos chicos ante la auto humillación que parecieron ignorar. Después de dar una profunda exhalación de alivio, emprendió su camino hacia el casillero de Jennifer, esperando encontrarla para poder ir a casa lo más pronto posible.
La construcción que al principio aterrorizaba tanto a Michael tuvo un cambio radical de atmósfera después de que el hombre lo descubrió robándose comida del lugar. En cuanto vio su rostro le dijo que se quedara ahí con una voz tan súbitamente tranquila, que aunado con el hambre y cansancio extremos que estaba experimentando, fue suficiente para convencerlo de confiar en él. Después de que el adulto les dijera a sus clientes que iba a cerrar antes de lo normal por un pretexto que el niño no pudo comprender; Lo hizo seguirle hacia un salón lleno de sillas demasiado largas y con apariencia más cómoda de lo normal, así como mesas con contenedores graciosos de colores rojo y amarillo sobre ellas. Acto seguido, el hombre de gruesa composición le hizo un ademán con la mano para que eligiera el lugar que quisiese. Michael analizó el lugar cuidadosamente y eligió el que estaba más cercano a ellos, muy cerca del cuarto por donde entró.
Pasados unos minutos de esperar por el hombre, el niño estaba perdiendo la paciencia, tenía un hambre tan grande que podía empezar a comerse su propia carne en ese preciso instante. Estaba tan cansado que no pudo evitar recargar el lado derecho de su cabeza sobre la fría superficie de la mesa, con el deseo de descansar y proporcionar un poco de alivio a sus heridas, aunque para su mala suerte, el contacto directo con una superficie tan dura sólo le recordó de su encuentro con el mal hombre de seguridad que lo había golpeado e insultado con la palabra "Monstruo", que para ese momento Michael estaba empezando a creer. Él entendía la terrible denotación de dicha palabra desde que su papá comenzó a leerle rimas de un libro bonito, y la palabra salía a relucir demasiado seguido, causando problemas y caos alrededor suyo. Quizás él era el monstruo de su rima, aunque su rima probablemente no vendría de un libro bonito.
La súbita memoria lo obligó a despegarse de la mesa lo más bruscamente que pudo, como buscando anticipar una embestida de esta contra su cara, acto que sorprendió al hombre detrás de él. Llevaba en una mano una canasta de plástico con una hamburguesa dentro y una camiseta amarilla exageradamente grande con el logo de "Cenaduría Benny" en el pecho.
Decidiendo ignorar lo que acababa de ver, se acercó suavemente y se sentó en el lugar frente al niño. Con cuidado, dejó la camiseta sobre al asiento a un lado de él y acercó el plato a su extraño invitado.
- Buen provecho. – Dijo cálidamente mientras apreciaba la cara ansiosa del pequeño forastero.
Por su parte Michael, sin dudarlo un solo segundo, se abalanzó salvajemente hacia la hamburguesa que tenía frente a él, se parecía a los emparedados que le daba su papá en cambio de un buen trabajo, pero mil veces más deliciosa y apetecible. Ni siquiera se dejó detener por el aplastante dolor en su mandíbula cada vez que tomaba un nuevo bocado, llevaba mucho tiempo sin comer absolutamente nada y su actividad mental y física del día superaba con creces a la ejercida en días anteriores, nada iba a detenerlo ante tal festín.
Habiendo acabado lo que Michael consideraba el "Cielo comestible", vino el momento que temía más, el momento de las preguntas. El hombre en frente suyo lo había estado observando con cuidado mientras vorazmente arremetía contra la hamburguesa que le había preparado, tal energía lo hizo sentir halagado en parte, significaba que la había disfrutado. Pero en ese momento necesitaba respuestas sobre su presentación, soledad, mil preguntas nuevas surgían en su mente antes de que siquiera acabara de formular una, así que en cuanto su preparación desapareció de la existencia. Preguntó firmemente.
- Vaya que tenías hambre. ¿Por eso huiste? ¿Te lastimaban? – Preguntó con mucho cuidado, asegurándose de no cruzar ninguna línea en su cuestionamiento.
Michael sólo pudo dar un gentil cabeceo, avergonzado de admitir algo tan importante y horrendo para él. El adulto frente a él pareció percatarse de su vergüenza y decidió ir por un tema mucho más digerible:
- Bueno, mi nombre es Benny Hammond, y ¿Tu nombre es? – Preguntó con una sonrisa amable mientras ofreció su mano, esperando que su interlocutor la tomara, al ver que él no tenía idea de que hacer, decidió actuar y tomar cuidadosamente su mano derecha de la mesa y la guio hacia la suya para que la tomara.
- ¿Ves? Y luego la agitas un poco. – Explicó mientras agitaba las manos de ambos en un muy extraño e incómodo saludo.
- Bien, entonces ¿Cómo te llamas? – Volvió a preguntar, pensando que iba a ser una fácil interacción, por lo que la respuesta que recibió después, lo sorprendió sobremanera.
- No. – Contestó Michael en un susurro mientras soltaba la mano quien ahora sabia se llamaba Benny. Preocupado que al revelar mucho de su identidad podría terminar siendo contraproducente, optó por guardar silencio mientras veía a su prominente barba.
Lo que no pudo anticipar fue que cuando retiró su pequeña mano del saludo extraño. Benny pudo notar una marca extraña en su muñeca izquierda. Sin pensarlo demasiado volteó el antebrazo sospechoso del niño con ayuda de sus dedos, intentando no tocarlo demasiado y asustarlo más de lo que debía y alcanzó a ver una escritura que decía "011" en forma de un tatuaje antes de que el ultrajado lo recogiera con rapidez y lo escondiera por debajo de la mesa.
- Once. – Dijo más para sí mismo antes de preguntar. - ¿Qué significa? ¿El once? – Aclaró después de considerar lo socialmente raro que era el pequeño frente a él.
Al concluir que no había forma de escapar de su cuestionamiento, Michael reconoció la derrota y con el dedo índice de su mano derecha, aun visible para Benny, se señaló a sí mismo a nivel del borde superior de su esternón mientras repetía dicho número.
- ¿Te llamas igual que un número? – Preguntó Benny en incredulidad. Sentimiento que el chico pudo percibir así decidió utilizar su nombre no oficial.
- Michael… Once… Michael Once. – Concluyó esperando que fuera suficiente para que Benny dejara de hacer preguntas, por suerte lo fue.
Decidiendo que era suficiente interrogatorio por ahora, Benny decidió darle la camiseta y guiarlo a un lugar donde se la podría poner en vez de ese traje tan aparentemente incómodo.
- Muy bien Michael Once. Será mejor que te quites eso, se ve demasiado pequeño y pesado para ti.
Benny guio a Michael de vuelta a la cocina, pero se dirigió al lado opuesto de por donde Michael entró, toparon con una puerta, la cual Benny abrió para él, era el baño para empleados. El adulto le acababa de dar la camiseta amarilla fuera de dicho cuarto, cuando un toque a la puerta principal llamó la atención de ambos, asustando sobre todo al pequeño.
- No te preocupes. Les diré que se vayan ¿De acuerdo? – Preguntó confiado de que la repuesta de Michael sería positiva.
Después de recibir un ligero gesto de afirmación por parte del menor, Benny se dirigió hacia la puerta, listo para anunciar a quien quiera que estuviera fuera que el lugar estaba cerrado por el momento. Michael mientras empezó a quitarse el apretado leotardo, lo cual fue muy fácil ya que en el momento en el que usó sus poderes para desabrochar los botones y deslizar cremallera en su espalda, el peso de los bloques de metal arrastró la tela por su piel con considerable velocidad. Acto seguido, tomó la suave camiseta y se la colocó, peleando un poco con los rebordes extra de tela que se formaban debido a su tamaño colosal. Ya con nueva indumentaria, Michael caminó hacia el sitio de la cocina donde, por un hueco en la pared, era visible lo que pasaba en el comedor y la imagen que presenció era una que no se podría quitar jamás.
Era Benny hablando con uno de los hombres malos que presumiblemente lo estaban buscando. Antes de que pudiera siquiera esconderse, ya había sido visto por el hombre en la puerta, quien rápidamente sacó su arma y le disparó a Benny en la cabeza, con la intención de no dejar testigos.
El impacto dicha escena tuvo un efecto brutal en Michael, quería llorar con todas sus fuerzas, gritar como jamás lo había hecho. Benny Hammond era un buen hombre, al menos eso pudo pensar después de conocerlo por tan poco tiempo.
Poseído por su miedo y cólera, salió corriendo del lugar por la puerta trasera de la "Cenaduría", como decía su camiseta, teniendo que matar a dos hombres en el proceso. Ya afuera del local, corrió a toda velocidad, con sus energías recargadas, hacia el bosque donde, con algo de suerte podría perderlos.
Después de una muy larga distancia recorrida, Michael empezó a bajar la velocidad, ya que no escuchaba a más hombres viniendo tras de él. Esperaba con toda su alma que su ruta tortuosa e irregular había sido suficiente para perderlos, usó sus poderes para asegurarse de que no había nadie en un rango considerable y no percibió nada que lo preocupara. Por lo cual decidió seguir caminando debajo de la lluvia que jamás sintió que estaba ahí debido al abrumador miedo a ser atrapado y llevado de regreso a su infierno. En su mente se repetía la escena de la muerte de Benny constantemente, descubrió que era en efecto un monstruo, gracias a él había muerto un buen hombre y eso le dolía muchísimo más que cualquier golpe que le hubiera propinado cualquier mal hombre. Sus lágrimas empezaron a asomarse y Michael no hizo nada para evitar su escape, sólo las dejo fluir mientras soportaba el dolor en su cara y seguía caminando por el bosque sintiéndose miserable.
Jane se encontraba en la entrada de su casa junto con su mejor amiga Jennifer, quien esperaba pacientemente mientras la primera buscaba agresivamente las llaves de su casa dentro del bolsillo frontal de su mochila. Cuando las encontró, la puerta se abrió de golpe revelando a su hermana mayor Nancy, quien sonrió a las dos chicas afuera.
- ¡Hola, chicas! ¿Qué cuentan? – Dijo con una contagiosa sonrisa mientras arreglaba su cabello cuidadosamente, lo cual le dio a Jane una pista sobre sus actividades del día.
- Te ves muy contenta Nancy. ¿Aprovecharás que nuestros papás estarán fuera hasta mañana? – Se burló Jane con un tono de falsa inocencia.
- Pensé que harías lo mismo con tu novio, pero parece que siguen siendo aburridos hasta en estas circunstancias. – Respondió Nancy con una sonrisa burlona ante el resoplo de derrota que dio su hermana.
- ¡Las veo luego chicas! – Se despidió la mayor, contenta de haber podido irse tras molestar, al menos un poco a su hermanita. Su júbilo fue tan grande que no pudo escuchar a su hermana gritarle detrás de ella:
- Jódete. – Gritó Jane. Su frustración empeorando al no recibir respuesta alguna de su hermana.
- Fue muy linda esta vez. – Abogó Jennifer con la intención de aligerar el ambiente para su amiga.
- Desde que empezó a salir con Steve Harrington se ha vuelto insoportable. – Sentenció antes de entrar a la casa junto con su invitada.
- Te lo juro no recordaba que hoy tenías entrenamiento de voleibol. Te esperé en tu casillero por 20 minutos. – Reclamó Jane mientras traía un plato con varios Eggos apilados uno encima de otro.
- Te dije que el club de debate había cerrado por falta de alumnos interesados. Estoy impresionada que nadie se unió al club este año ¡Nos había ido tan bien el pasado! – Respondió Jennifer mientras fingía un doloroso llanto y tomaba uno de los Eggos traídos por Jane.
- Ya sabes como es. A la mayoría no les gusta pensar, mucho menos discutir sobre lo que piensan. Deberían aprender un poco de mis papás. – Agregó Jane con una risa seca.
- ¿Siguen teniendo problemas?
- No tienes idea. Los únicos momentos de tranquilidad en esta casa es cuando se van, como ahora.
Los padres de Jane llevaban ya un par de años teniendo una pésima relación, como si el amor hubiera muerto y sólo estuvieran juntos por compromiso. Su relación se volvió conflictiva varios años atrás y sus peleas se intensificaban con el tiempo. Parecía que Nancy lo estaba manejando bien, ya que pasaba todo el tiempo con su amiga Barb o con Steve, pero Jane sentía un vacío y una frustración enorme. No podía concebir la existencia de tanta fricción entre personas que en algún momento sintieron amor por el otro. No era realmente cercana con ninguno de sus padres ya que desde que las peleas comenzaron, ambos se volvieron fríos y distantes, pero no podía evitar sentir algo de empatía por los dos, por el daño que se hacían mutuamente.
- Espero algo surja el siguiente año, porque no sé qué haré sin el club de debate. – Dijo Jennifer en un intento de cambiar el rumbo de la conversación. Sabía cómo era la situación en casa de Jane y detestaba cómo su ánimo siempre se arruinaba al hablar de ello.
- Estoy segura de que habrá nuevos chicos interesados. Principalmente por ti. – Dijo accediendo a cambiar el tema de conversación. Optando por exhibir a su amiga burlonamente.
- ¡Eso no es cierto! – Exclamó Jennifer a la defensiva.
- ¡Probablemente no lo puedes ver porque tu corazón ya le pertenece a alguien! – Exclamó burlonamente a su amiga. Nunca le había conocido ninguna pareja y parecía que no estaba interesada en nadie más que sus estudios y actividades como el voleibol o el club de debate.
Su comentario originó un matiz rojizo en la frente y pómulos de Jennifer. Intensificando su risa ya exagerada. Parecía que a su amiga le gustaba alguien después de todo, la expectativa por saber la identidad del afortunado individuo la invadió inmediatamente, pero antes de que pudiera preguntar, su amiga le ganó la palabra.
- Entonces… ¿Hablaste con Troy? – Preguntó en un intento desesperado por desviar la conversación sin poder evitar imprimir un poco de tristeza en su voz, especialmente al pronunciar el nombre del ya ex de su amiga. Quien quiera que fuese el extraño, no estaba preparada para contarle a Jane todos los detalles y ella lo entendió. Por lo que, controlando su curiosidad y frustración, contestó su pregunta:
- Sí, hable con él a la hora de la salida. No lo vas a creer…
- ¡¿Qué?! – Contestó agradecida por la compresión de su amiga y genuinamente expectante.
- Quiere que salgamos con otras personas. Y adivina con quién quiere salir… - Ordenó Jane sin aguantar su expectación.
Después de meditarlo por pocos segundos, Jennifer abrió sus ojos súbitamente y los dirigió a los de su amiga, siendo capaz de solamente exclamar:
- ¡No!
- ¡Sí!
- ¡No!
- ¡Sí!
- Increíble. – Articuló con dificultad ante tal sorpresa. De todas las personas que se esperaba, jamás hubiera podido anticipar que se iba a tratar de una de sus más frecuentadas amigas.
- ¿Verdad?
- Y ¿Estás bien?
- ¡Claro que sí! – Exclamó Jane ligeramente ofendida. – Me di cuenta de que no lo conocía en lo absoluto, sólo conocía una faceta de él y ni siquiera nos molestábamos por salir juntos ni nada. Nuestra relación no fue nada más que falsa y estoy feliz de que haya acabado.
- Te apoyo. Él es un pésimo ser humano que no merece a alguien como tú. – Dijo Jennifer en apoyo hasta que el sonido de gotas de agua golpeando la ventana de la habitación de Jane le hizo recordar.
- ¡Puta madre! Lo olvidé. – Exclamó la niña inmersa en su frustración.
Que la situación fuera tan mala que obligó a su amiga a decir algo tan inusual en ella como una grosería hizo a Jane preocuparse al instante.
- ¿Qué ocurre? – Preguntó rápidamente como si eso le fuera a dar la respuesta con la misma prontitud.
- Olvidé el libro del profesor Ross, debo hacer un reporte para mañana del capítulo del ciclo del agua y ya sabes cómo es él.
- ¡¿Del profesor Ross?! Mierda… Tuve clase con él el año pasado… Esto es malo. – Dijo mientras sentía el temor trepando por las paredes de su garganta, el cual logró controlar para preguntar:
- Puedes llamar a tu mamá para que te lo traiga ¿Verdad? – Preguntó Jane esperanzada, pero como siempre, no podía ser tan simple.
- Mi mamá se fue a un viaje de negocios, no hay nadie en mi casa. – Respondió Jennifer empezando a perder la paciencia.
Jane meditó su curso de acción, Jennifer vivía a una distancia considerable si se consideraban los caminos pavimentados. Si querían llegar lo más antes posible para poder terminar su reporte a tiempo, tenían que tomar un atajo cruzando el bosque. Al terminar su planeación, Jane fue hacia su armario y sacó dos pares de botas de hule amarillas, seguido de dos impermeables, uno de color rojo y otro de color amarillo.
- Toma uno. – Ordenó a su amiga. – tomaremos un atajo.
Despues de un eterno recorrido a pie y en bicicleta debajo de la lluvia, las dos amigas finalmente llegaron a casa de Jennifer.
- Perdón por arruinar la noche. – Se disculpó Jennifer con el fin de calmar la culpa que le acongojaba.
- En verdad Jen. No te preocupes, yo hubiera hecho lo mismo. Como física I ¿Recuerdas? – Aseguró Jane, aún preocupada si su amiga iba a poder acabar tan colosal tarea en tan poco tiempo.
- No sé qué hubiera hecho sin ti. – Respondió con una sonrisa. – ¿Estás segura de que no quieres quedarte aquí? – Preguntó sólo por educación, porque por dentro sabía que en cuanto la puerta se cerrara, iría corriendo a su habitación a escribir por toda la noche.
- No quiero distraerte, ya tenemos experiencia en eso y créeme que el profesor Ross no sería tan clemente como lo fue el profesor Clarke. – Dijo mientras se reía de su propia broma.
- Completamente de acuerdo. – Acordó Jennifer antes de despedirse de su amiga y desearle buena noche.
Dentro del bosque se encontraban Lucas, Dustin y Suzie con linterna en mano y pesadas chamarras a prueba de agua arropándolos de la humedad del exterior. Habían salido sin ningún tipo de permiso y era cuestión de tiempo para que sus familiares se empezaran a preocupar. Llevaban horas buscando y la moral de todos estaba cayendo considerablemente. Siguieron caminando por unos minutos más, hasta que escucharon pisadas lentas oprimir la húmeda hojarasca alrededor de ellos, haciendo que resoplaran al mismo tiempo por el miedo e incertidumbre ante quién o qué era lo que los seguía. Las luces de las linternas daban giros erráticos, provocados por el aterrorizado grupo de amigos que intentaban tener una percepción clara de sus alrededores. Unos arbustos se movieron tremendamente cerca de Lucas, lo que lo hizo gritar en su penoso tono más alto que el promedio mientras dejó caer su linterna para tener sus dos manos mínimamente preparadas para lo que se venía. Hasta que él y todos reconocieron la imagen de una persona vistiendo un impermeable rojo, sosteniendo una bicicleta con una canasta en la parte delantera. Su sorpresa se intensificó aún más cuando escucho a dicha persona hablar en una familiar voz.
- Excelente grito ahí eh. – Dijo Jane antes de reír con Suzie y Dustin. Hasta que la pregunta más importante y obvia llegó a sus labios.
- ¿Qué rayos hacen aquí? – Preguntó Jane, sorprendida de que no fuera la única persona con la idea de salir de noche y bajo la lluvia.
- Te podríamos preguntar justo lo mismo. – Respondió Dustin defensivamente, parecía que iba a decir algo más, pero Lucas lo interrumpió:
- Estamos buscando a Will, el que tiró agua a Jennifer el otro día. Lleva desaparecido desde esta mañana y no lo ha visto nadie. – Explicó con voz más tranquila de lo que en verdad se sentía, su pánico diluido junto con los kilómetros recorridos y litros de lluvia deslizándose sobre su chamarra azul marino.
- ¡¿Will qué?! – Preguntó Jane tratando de regular el impacto con el que lo preguntaba. Claramente estos chicos habían pasado por mucho y no quería hacer más preguntas que las necesarias.
- Sí, no lo hemos vuelto a ver desde anoche. – Añadió Suzie con una preocupación más que evidente en su voz.
Su conversación fue interrumpida por un nuevo sonido a unos pocos metros detrás de Jane. La reacción principal de todos fue la de preguntar si era Will, pero su horror creció exponencialmente al no recibir respuesta alguna de entre las hojas alrededor de ellos. Después de unos segundos insoportables de espera de que algo malo pasara, una figura se hizo visible ante el recientemente extendido grupo. Cuando las luces de las linternas de los chicos golpearon el rostro del desconocido, todos quedaron boquiabiertos. No era Will, era un niño como ellos, de más o menos la misma edad y talla, vestía solamente una enorme y empapada camiseta amarilla, tenía la cabeza rapada y lo que sorprendió más a todos fueron los moretones sobre su ya no tan inflamado lado derecho de la cara, sin mencionar la cortada aún evidente en su labio inferior. Su mirada expresaba una amalgama demasiado compleja de emociones como para leerlas todas, parecía perdido, triste, molesto, pero la que era más evidente en el momento era la de shock al estar bajo la mira de tantos niños.
NOTAS DEL AUTOR
Y otro capítulo, les quiero agradecer ya que no esperaba que tantas personas leyeran esto. Hasta la próxima!
