Saludos

Hoy les traigo el tercer capítulo de esta historia, la cual, espero siga siendo de su agrado n.n


You've got the Queen of Hearts and you know
It's a losing game on its own
I got the Queen of Hearts and I know
You'll never belong to me alone

Karin se estremeció cuando Sasuke pronunció las primeras palabras, pero ella no quería hablar del tema, no sólo porque lo lastimaría si le decía la verdad, sino porque hacerlo desataría el caos entre los involucrados y ella no quería que él entrara en conflicto por su causa.

—Te lo dije, un cliente más, un cliente menos —contestó Karin levantándose de la cama tratando de quitarle importancia— No hay más que explicar.

—¡Cualquier otro día podría entenderlo de ti! —exclamó halándola para regresarla a la cama y aprisionarla con su cuerpo. Él quería una respuesta honesta— Pero esa vez… esa vez fue la primera.

—No lo sé, habiendo tantos ya no lo recuerdo —ella se esforzaba por restarle importancia y hacerle olvidar lo ocurrido.

—¡Ninguna de las chicas que traen olvidan a su primer cliente, aunque lo intente —acusó Sasuke— ¡Yo sólo quiero saber por qué él! ¡¿Por qué tú…?!

—¡¿Y qué más quieres que te diga?! ¡¿Que yo lo elegí a él para que fuera el primero?! ¡¿Que por mi cabeza cruzó la idea de querer tener a los dos hermanos y Maadara fue mi siguiente elección?! ¡¿Quieres que te diga que el siguiente es Obito?! —interrumpió Karin enojada— ¿Alguna vez en todos estos años has visto que tenga el derecho de elegir? ¡Ni siquiera convertida en la Reina de corazones puedo decidir si quiero hacerlo o no abrirle las piernas a ese maldito hombre!

—Sabes a lo que me refiero —musitó Sasuke con frialdad, pues aunque le dolía escuchar sus quejas, se daba cuenta que ella intentaba distraerlo de la respuesta que él quería oír.

—Yo no…

El ruido de afuera la interrumpió y al poco llamaron a la puerta. Karin se había alterado cuando le respondió al azabache y seguramente los criados la escucharon, ahora estaban allí para verificar qué pasaba. La joven comenzó a temblar cuando Sasuke no mostró intención de liberarla a lo que ella no sabía qué hacer.

Uchiha no quería irse sin una respuesta, pero al notar que Karin había palidecido, decidió dejarla atender la situación. Empero, cuando él se levantó de la cama para buscar su ropa apresuradamente, notó que ella estaba paralizada.

—¡Tiraremos la puerta! —se oyó del otro lado de la puerta al no recibir respuesta.

—¡Karin! —exclamó Sasuke en susurros para hacerla reaccionar— Háblales, diles que se detengan.

—¡Alto! —exclamó Karin obedeciendo, pero por primera vez no sabía qué hacer o decir para librarse de esa situación.

—¿Está bien, señora? Por favor abra la puerta —se oyó en respuesta.

—Si…

Sasuke podía notar que ella no se veía bien y aunque al principio creyó que era una jugarreta de ella para evadir el tema que tenían pendiente, el haber sentido su cuerpo tembloroso y ahora verla bloqueada, le hacían ver que tal como él imaginaba, ella estaba llegando al punto dónde su mente y espíritu comenzarían a quebrarse después de tanta mierda en su vida.

—Ve, abre o de todas formas entrarán a la fuerza —le dijo poniéndole una bata y terminando de recoger su propia ropa.

—Señora, abra por favor —insistió el sirviente que ya se preparaba para tirar la puerta.

—Un momento —contestó Karin tratando de ganar tiempo, pero su mente seguía en blanco.

El Uchiha supo que la pelirroja no reaccionaría si él no hacía algo y aunque no era lo que él habría preferido hacer, la abofeteó con suficiente fuerza para despertarla sin excederse. Esa era la forma más rápida en esa situación.

—Grítales, diles que ellos te despertaron. Sugiéreles que hablabas dormida.

Karin reaccionó con la acción de Sasuke y aunque en un principio quedó confundida porque él jamás le había levantado la mano, rápidamente se dio cuenta de la situación en la que estaban.

—Diles que ellos te despertaron, que hablabas dormida —le sugirió Sasuke cuando notó que ella estaba espabilada y se dirigió a la ventana para huir.

—¡Ya voy! —gritó con enfado Karin dirigiéndose a la puerta— Hacen mucho escándalo —tomó el papel de indignada tal como el azabache le sugirió y abrió la puerta— ¡¿Qué quieren?!

—¿Qué pasó? —preguntó el jefe de los sirvientes asomándose dentro.

—Es lo que quisiera saber. ¿Por qué me despiertan con tanto griterío?

—La oímos gritar —siguió otro de los sirvientes.

—¿Me oyeron gritando? ¡Estaba durmiendo hasta que vinieron a despertarme llamando a la puerta con sus gritos! —se quejó Karin con una gran actuación de enojo.

—Tenemos que verificar —dijo el jefe de sirvientes poco convencido. Hizo a Karin a un lado y él y los demás entraron a la habitación a registrar el lugar.

En la obsesión de Maadara por la fidelidad, tenía reglas estrictas a todos aquellos a los que permitía vivir en su mansión y al ser Karin la última en tener ese permiso, estaba en una especie de prueba dónde en casos como ese, ella no podía rehusarse a permitir una inspección por parte de los sirvientes, quienes llevaban años sirviendo al Uchiha.

—¡Es el colmo! ¡Ya les dije que estaba durmiendo! ¡No sé a quién oyeron gritando, pero no era yo! —bufó Karin sin evitar que los criados entraran, pero siguiendo su papel de indignada. Si todo salía bien, creerían la historia de que ella había estado hablando dormida y se irían— ¡El Rey se enterará de esto! ¡Ya quiero ver lo que les hará por venir a fregarme!

—Oímos gritos y debemos verificarlo. No sólo una persona los oyó —señaló el jefe de sirvientes mientras el resto buscaba si no había nadie escondido— Conoce las reglas y también reportaremos lo ocurrido.

Karin siguió replicando y negando los gritos, pero no evitó que inspeccionaran la habitación, pues ella sabía que sería más sospechoso si lo intentaba cuando Maadara le había hecho saber que él líder de sirvientes tendría más autoridad que ella en caso de sospechar que había alguien en la casa. Incluso, llamaron a Sasuke, que era el único en la mansión de los Uchiha que vivían ahí.

Pese al enfado y negación que Karin mostraba a los sirvientes, ella tenía dos preocupaciones al ver a toda esa gente revisar su cuarto. La primera de ellas era, que por las prisas, Sasuke hubiese olvidado algo y ellos lo encontraran y la segunda, es que hallaran un dinero que tenía escondido para el momento de su huida.

Aun cuando los sirvientes se dieron cuenta en su inspección que no había nadie allí, hicieron tiempo en caso de que ese hipotético alguien volviera.

—Si metiste a alguien…

—¿A quién voy a meter si toda la casa es una fortaleza? —replicó Karin cuando a Sasuke se le ocurrió decir eso frente a los sirvientes— Además, no soy estúpida, estoy a punto de tomar unas vacaciones y no las arruinaría por nadie.

—También oí tus gritos —aseguró el azabache— Sonaba como si le replicaras a alguien.

—Yo no pude distinguir lo que decía, pero sonaba furiosa —siguió el jefe de sirvientes.

—¿Alguno oyó lo que decía? —preguntó Sasuke y todos lo negaron— ¿Oyeron la voz de alguien más? —los demás volvieron a negar— ¿Anteriormente la han oído hablar en su habitación sabiéndola sola?

Los sirvientes se miraron entre ellos antes de que un par de ellos dieran una respuesta afirmativa, aclarando que la mayoría de las veces la habían oído por la noche y unas cuantas por el día.

—¿En esas ocasiones oyeron lo que dijo o alguna otra voz?

—Si están intentando acusarme falsamente… —Sasuke hizo un ademán para que los dejara hablar.

—No, jamás he oído otra voz —contestó uno de ellos— Y la he oído decir frases a medias.

—Una vez me pareció oír la voz de un hombre, pero cuando me acerqué para comprobarlo sólo oí su voz —contestó el segundo de los sirvientes que había afirmado oírla— Recuerdo que alcancé a oírla decir algo como "si no duermo, me saldrán arrugas".

—Pero todas esas veces entramos a su habitación a registrarla y nunca encontramos a nadie —afirmó el jefe de los sirvientes— Por eso el Amo nos pidió vigilarla más de cerca.

—Todos hablamos en voz alta de vez en cuando estamos solos —replicó Karin cruzándose de brazos con indignación— Pero hoy yo estaba durmiendo.

—Le reportaré esto a mi tío —comentó Sasuke— Ustedes vuelvan a sus ocupaciones —miró al jefe de los sirvientes— Asigne a alguien que se quede fuera de la habitación.

—¿Si me estás acusando de algo…?

—¿Tienes algo que ocultar? —preguntó Sasuke y ella se quedó callada, pero mostrando indignación— Entonces no tienes nada qué temer.

Los empleados vieron aquella escena como una confrontación entre ambos, algo usual teniendo en cuenta que frente al mundo no se llevaban bien, pero ellos confiaban el uno en el otro, pues debían cuidarse las espaldas si querían seguir viviendo.

Sasuke se hizo cargo de hacer el reporte a Maadara, quien, estando ocupado, no prestó demasiada atención a la situación, mucho menos cuando el Uchiha menor hizo una excelente actuación sugiriendo el asunto de "hablar dormida", mostrando desagrado en admitir que no tenía sospechas en contra de la chica. Por otro lado, él sabía que la pelirroja si solía hablar estando dormida y apostó a que si tío la habría oído alguna vez.

El reporte de lo ocurrido retrasó la salida de Karin un día, lo que le concedió un poco más de tiempo para planear su huida, y aunque llegó a pensar que Sasuke intentaría retomar el tema nuevamente antes de partir, se sintió afortunada cuando no fue así. Y es que, aunque al Uchiha le apremiaba confrontarla, no se atrevió a presionarla después de haberla vista al punto de bloquearse la noche anterior.

Uchiha tampoco se atrevió a decir nada cuando ellos se quedaron solos en el auto camino a su destino, pues, aunque podría pensarse que era el mejor momento disminuyendo el riesgo de que huyera, Sasuke quería verla a los ojos cuando ella le respondiera. Sólo mirándola así, podría asegurarse que ella le estuviera diciendo la verdad y no como el resto de las veces en que lo había intentado y la pelirroja desviaba la mirada. O como la última vez en que ella había intentado desviar el tema gritándole frustraciones que realmente sentía.

Durante el trayecto, Karin estuvo muy tensa, pues, aunque el tema de Itachi era delicado y sabía que Sasuke aún no quitaba el dedo del renglón, su mayor estrés radicaba en su huida. Además, el hecho de que el Uchiha quisiera volver a intentar sacar el tema, podría arruinar sus planes, los cuales consistían en encontrar la mejor vía de escape en tres días.

El plazo que se dio a sí misma de tres días podría sonar a una locura cuando tenía todo un mes, pero ella ya lo había pensado bien: en esos tres días Karin debía encontrar su mejor vía de escape, después fingiría pelear con Sasuke al punto de encerrarse en su habitación, de esa forma él no sospecharía cuando ella huyera, porque él pensaría que ella lo ignora. Para cuando él se diera cuenta que ella no está, el Uchiha la buscaría antes de reportarle a Maadara, quien estaría muy ocupado con sus negocios. Si tenía suerte, Maadara no enviaría a nadie más que a Sasuke para buscarla y así ella tendría más posibilidades de salir del territorio de la mafia Uchiha y aunque ese hombre enviara a más gente en su búsqueda, sería un grupo limitado. Para cuando pasara el mes en que Maadara estuviera en sus negocios, ella tendría que estar muy lejos de allí porque de lo contrario, sería encontrada y seguramente torturada hasta la muerte.

—Llegamos —anunció Sasuke sacando a Karin de sus pensamientos.

—Si… —contestó distraída y ambos bajaron del auto para registrarse en su hotel.

Para ese momento, Karin había olvidado por completo el tema de Itachi, así que cuando se quedó sola en su habitación, ella se centró en su itinerario de las zonas turísticas del lugar. Ella debía visitarlas en esos días que se había propuesto para elegir su mejor opción y también necesitaba alguna opción para usar como una zona de despiste.

La pelirroja pensaba en todo ello que verdaderamente se asustó cuando Sasuke entró por el balcón a su habitación.

—¿Qué haces? —preguntó Sasuke, que al principio no estaba interesado más que en el tema de Itachi, pero notó que Karin se veía muy concentrada en el folleto en su mano y el mapa en la cama.

—¡Aún es de día! ¡No deberías estar aquí! —replicó la chica.

—Tenemos algo pendiente —advirtió el azabache, pero dirigió la mirada al mapa reiterando su pregunta.

—¿No es obvio? Estoy pensando en el itinerario —bufó Karin mirando detenidamente el mapa para tratar de evadir la plática que él quería tener.

—No te dejaré ir a ningún lado hasta que quede satisfecho con una respuesta —le quitó el mapa y lo tiró al suelo mientras una vez más aprisionó a la chica con su cuerpo sobre la cama— Aquí no puedes recurrir a nadie para librarte de esto. Me lo debes.

—Si grito, vendrán los encargados del hotel y nos verán en esta situación, diré que me atacaste —amenazó Karin bastante frustrada porque, aunque había peleado, él era más fuerte— Sin duda, Maadara se enterará y aunque seas su sobrino no te dejará ir.

—¿Y crees que tú te librarás? Lo conoces, él no se fiará de ti si le cuentan de esto aun cuando seas inocente.

—Entonces esto se definirá dependiendo de quién le teme más a la muerte —retó la chica siendo firme a no hablar del tema y tratando de mostrarle a él una cara que no refleja miedo, aunque por dentro temblaba.

—Sólo dime la verdad —contestó el azabache con frustración pues, aunque sabía que la pelirroja blofeaba, la conocía lo suficiente para saber que ella buscaría cualquier forma de evitar el tema.

—Ya te la he dicho una y mil veces, pero no dejas de preguntar cómo si preguntarlo constantemente fuera a cambiar el pasado.

—¡Sé que Itachi fue tu primer cliente y que no fue algo que tú eligieras! —recalcó el azabache y la chica supo lo que preguntaría, así que en un último intento por evitarlo luchó por librarse, pero él pronunció las palabras que hasta ese momento no se había atrevido a decir— ¡Pero quiero saber por qué sonreías en sus brazos!

Karin dejó de luchar cuando la frase había sido dicha y cerró los ojos esperando que fuera mentira.

Desde que Sasuke la vio con Itachi, él no se había atrevido a preguntar al respecto, ni siquiera cuando después de unos años habían iniciado esos encuentros fortuitos a espaldas de Maadara. En esos encuentros, el joven había empezado a intentar llevar el tema a ese punto, pero sin atreverse a preguntarlo directamente, de modo que ella había logrado evadirlo, lo que los llevó a discutir y habían decidido terminar sus encuentros, pero ahora, la pregunta había sido hecha y lo cierto era que la pelirroja no quería mentirle, pero tampoco decirle la verdad por su bien.

Muda, la chica pensaba en una y mil formas de escaparse para no responder, pero a diferencia de los intentos pasados en que Sasuke se rendía y la dejaba ir, era evidente para ella que esta vez, él no estaba dispuesto a irse sin su respuesta.

—Si aún sientes algo por mí, va a dolerte lo que te diga —contestó ella fingiendo no saber que él aún la quería y ocultando que ella se sentía igual por él.

—Descuida, hace mucho que no me interesas —respondió con frialdad— Pero no me gusta dejar cabos sueltos.

Ella lo miró a los ojos con lástima, porque a pesar del tono de su voz y su dura expresión, notó, gracias a sus cuerpos pegados, que él se estremeció cuando ella hizo aquella declaración, de igual forma, ella recordaba hacía apenas dos noches cuando él casi le dice que la extrañaba y la forma tan apasionada en que le hizo el amor. Además, aunque a ella le habría dolido en el alma que él ya no sintiera nada por ella, habría sido mejor, porque así podría irse sin pensar en lo que él pudiera sentir.

Ahora debía contestarle algo, y debía ser algo que lo convenciera para que no volviera a tocar el tema y ella pudiera seguir con sus planes de escape. Sin embargo, ella sabía que convencerlo no sería sencillo y tras un rápido análisis, decidió decirle la verdad a medias.

—Yo sabía que le gustaba a Itachi, así que le pedí que fuera mi primer cliente porque esperaba que esa primera vez fuera más sencilla —contestó Karin mirando a Sasuke a los ojos para que no dudara— Pensé que era más fácil sonreírle a alguien conocido que a un extraño pervertido y al principio lo fue, pero… —desvió la mirada para darle drama a su actuación— Supongo que su paciencia se quebró y al final todo fue como con cualquiera de los otros imbéciles.

—Te buscó más de una vez y más de una vez…

—¿Le sonreí y lo traté como si realmente esperara su visita? Si, lo hice porque a pesar de todo, si quería su visita —contestó Karin mordiéndose la lengua para no decirle la verdad— Era mi mejor cliente en esa época y no lo digo por la paga, si sabes a lo que me refiero —le sonrió pícara y él frunció el ceño— Con el tiempo me adapté mejor al trabajo, pero supongo ya no le gustó que ganara experiencia y no volvió a visitarme más.

—Te dije…

—Es la verdad, pasé muy buenos ratos con tu hermano —contestó ella mirándolo a los ojos actuando lo mejor posible, algo que ya no le costaba trabajo cuando se decidía.

—Es mi hermano —musitó con los dientes apretados.

—¿Y eso no te da una pista? Sabes que yo era tímida y débil, una cara conocida me ayudó a sobrellevar el calvario que fue y sigue siendo este infierno en el que estoy —contestó Karin notando que, aunque él se veía más convencido que antes, aún dudaba— Si no puedes creer la verdad, entonces dime qué quieres oír para que me dejes en paz. Ya es muy difícil tratar de olvidar el pasado y el que quieras abrir esas viejas heridas...

Sasuke se levantó de repente de encima de ella. Comenzó a caminar de un lado a otro por la habitación tratando de asimilar las palabras de Karin y finalmente, tras un rato, se detuvo y volvió la vista a la chica, quien sólo se había sentado en la cama en silencio.

—¿Pensaste en lo que me causaría al enterarme? ¿Alguna vez pensaste que esa simple acción destruiría lo que teníamos?

—Lo nuestro estaba destinado al fracaso por la forma en que nos conocimos —ella se levantó de la cama y se acercó a él acariciando su mejilla con ternura, compadeciéndolo a él y a sí misma— Si no hubiese sido esa noche con Itachi, habría sido cualquier otro el que te provocara los celos que te alejaron de mí —ella derramó algunas lágrimas— Tú no me lo has dicho, pero estoy segura que aquella noche en que me apartaron de tu lado, ambos creímos que no nos volveríamos a ver.

—Ese no era motivo para que corrieras a los brazos de mi hermano —ladeó el rostro para soltarse de ella. Su tono era dolido.

—Tenía que elegir entre hacer las cosas más sencillas para mí o ser fiel a tu recuerdo cuando pensé que estaríamos separados para siempre.

—¡Yo fui al burdel a salvarte! ¡Por eso los vi! —exclamó Sasuke furioso— Si tan sólo no hubieras hecho eso...

—Ambos estaríamos muertos si hubieses seguido con tu plan de intentar rescatarme —declaró Karin, quien de antemano sabía el motivo del chico de encontrarse ahí aquella noche— Seguimos vivos, pero no duraremos mucho tiempo si seguimos apostando por algo que sabemos, está perdido desde el principio —se limpió las lágrimas y se dirigió al balcón donde le señaló la puerta— Seamos sensatos al menos una vez y dejemos esto aquí.

Uchiha miró a la joven. Aunque él no lo demostrara y ella no lo exteriorizaba lo suficiente, ambos estaban destrozados por dentro al saber que la pelirroja tenía razón. Pero Sasuke sabía que había algo en lo que ella se equivocó: cuando él la conoció, había esperanza.

Pensando en ello, Sasuke se acercó al balcón, pero no para irse, sino para tomar a Karin entre sus brazos y besarla.

—No quiero —fue lo último que él dijo antes de unir sus labios a los de ella y aunque la pelirroja luchó al principio por separarse, nubló voluntariamente su razón.

—Sasuke… —gimió una y otra vez complacida porque algo había cambiado en él que hacía que cada beso, cada caricia y cada vaivén fuera mejor que en cualquier otro momento… excepto quizá uno.

—Te amo —él le susurró al oído tras el primer orgasmo del día.

Desde que Sasuke había visto a Karin en brazos de su hermano, había estado envuelto en el odio y el rencor contra ambos, porque sentía que ellos lo habían traicionado. Sin embargo, su corazón siempre le dijo a gritos que ella debía tener una buena razón para hacerlo, a diferencia de su hermano que tenía la opción de elegir a cualquiera en lugar de a su novia.

Ahora, tras hablar con Karin, sentía que su corazón había tenido razón todos esos años, pues en ese entonces ella era una frágil adolescente asustada que había sido secuestrada para convertirla en su muñeca y después entregada al burdel para ser la muñeca de quien pagara mejor. Ella desde ese entonces hasta ahora, se había adaptado para seguir sobreviviendo y él no podía culparla cuando él mismo había tenido que hacer lo mismo desde que vivía con Maadara y ella la tenía peor que él.

Ese día y los próximos tres, Sasuke no quiso soltar a Karin si no era para lo necesario y ella tampoco hizo mucho por correrlo, pues sin quererlo, habían transformado aquellas vacaciones en una locura de luna de miel. Es decir, dentro de la habitación era como si no tuvieran que cuidarse de los ojos del mundo, pero afuera e incluso frente a las camareras no bajaban la guardia.

Aun cuando ambos deseaban abandonarse al amor, sabían que cuatro días sin salir eran sospechosos a pesar de que Sasuke de vez en cuando fingía ir a la farmacia por medicamento que le llevaba a la chica y Karin, quien tenía que intercambiar mensajes de texto con Maadara, le mentía diciendo que se había resfriado y que dormía gran parte del día.

Para el quinto día, ambos decidieron salir a turistear a los alrededores sin dejar su papel de no soportarse, pero por debajo de la mesa, en un despiste del guía, en un rincón alejado del resto y por, sobre todo, en las noches dentro de la habitación, se llenaban de besos y se repartían caricias traviesas. Incluso, su actividad favorita se había vuelto el senderismo, porque ahí en el bosque podían desviarse un poco detrás de un árbol o en un abrigo rocoso para dejarse llevar por esa pasión que siempre estuvo latente entre ellos y que constantemente tenían que reprimir frente a quienes los conocían.

Así transcurrió el mes porque Karin había abandonado sus planes de huida por causa de Sasuke cuando él le dijo "te amo". Y si, ella sabía que era estúpido seguir en el infierno por alguien con el que no podía estar, pero lo cierto era, que esa era su mejor opción porque al menos allí tendría el consuelo de estar con él y si intentaba escapar, ella no tenía ninguna garantía de lograrlo con éxito sin importar lo perfecto que fuera su plan.

Ella aún deseaba volver con su madre, tratar de recuperar su vida y olvidarse de todos esos años de tortura física y psicológica, pero si no lograba escapar, Maadara la asesinaría y la muerte sonaba a una mejor opción si no lograba escapar, pero ahora, con Sasuke, quería tener esa garantía de felicidad por mínima que fuera. Además, si él volvía a dejarla, sería más sencillo salir de vacaciones sola ahora que Maadara comprobara que ella volvería a su lado. Sólo había que seguir cuidando su puesto como Reina de corazones.

—¡Mi Reina! —exclamó el líder Uchiha cuando la vio llegar a la mansión y se lanzó a besarla y a halarle la ropa para dejarla desnuda aunque estuvieran en el recibidor de la casa.

Después de haber estado un mes en los brazos del hombre que amaba, ahora le había resultado más difícil aceptar que tenía que volver a los brazos de quien más odiaba, pero Karin logró retomar su papel de amante codiciosa aunque se le estremeció el corazón cuando entre besos y manoseos, vio a su amado tratando de contener la furia.

Sasuke, por su parte, sólo pudo mirar lo que ocurría antes de tener que irse junto a los criados para darle espacio a la pareja que estaba a punto de follar en el piso de la casa.

Él se fue apretando los puños y pateó múltiples veces el colchón de su cama con todas sus fuerzas porque al menos eso no haría ruido.

Cuando Sasuke confrontó a Karin para saber lo que había ocurrido cuatro años atrás, él había esperado tener una respuesta que la hiciera odiarla tanto como odiaba a su hermano, así podría dar por finalizada esa relación que no tenía futuro. Sin embargo, cuando supo que él seguiría amándola lo aceptó gustoso, porque para él, la pelirroja era el último recuerdo feliz de su vida y eso la convertía en el único consuelo de su infierno y aunque de antemano sabía que debía seguir soportando una violenta cólera el verla en brazos de aquél a quien más odiaba, jamás podría acostumbrarse a tener que verla sufrir mientras fingía lo contrario.

Amarse los condenaba a sufrir, pero Sasuke estaba harto de eso y de no poder protegerla cómo se lo prometió antaño. Él tenía que corregirlo.


genesis: Gracias por tu comentario y si, ellos se aman, pero están en una situación muy difícil, que será todavía más clara más adelante. Al menos, en este capítulo, tuvieron unos momentos para ellos.