Robb II.
El Rey en el Norte se encontraba sentado en su tienda, observando un mapa que sus exploradores habían realizado mostrando el valle que se encontraba a la salida de la escarpada senda por el que el Camino Dorado discurría. Habían pasado tres días desde que su ejército se habia unido a las fuerzas de Lord Bolton y Ser Edmure Tully y habían conseguido cercar a los Lannister a la salida del Camino Dorado, controlando el camino que llevaba hacia Roca Casterly. Robb Stark no dejaba de pensar en que por una vez en las últimas semanas la suerte les habia sonreído.
FLASHBACK.
-Envía un mensaje a Bolton y otro a Edmure, dile que muevan sus fuerzas por los caminos que tus exploradores han descubierto, que se sitúen a nuestra espalda y se unan a nosotros.
Brynden Tully, el Pez Negro, no parecía muy convencido.
-Alteza, no sería mejor que Edmure y Bolton se unieran y atacaran a Tywin y nosotros pudiéramos golpear su retaguardia, sin duda podríamos vencer.
Robb negó con la cabeza tercamente.
-Tywin no se dejara engañar, y no podemos arriesgarnos a que destruya nuestras fuerzas por separado. Esta vez no bastara con una emboscada como en nuestras anteriores batallas, ahora deberemos enfrentarnos a nuestro enemigo cara a cara, prepararnos lo mejor posible y rezar a los dioses para conseguir su ayuda.
La jugada era audaz, quizás la más arriesgada desde que dividió a su ejército en los Gemelos hace más de un año, pero habia salido bien. Edmure y Bolton se habían unido a su rey y ahora el ejercito norteño y ribereño tenía 30.000 hombres, un tercio del total compuesto por caballería y por primera vez, Robb estaba convencido de que podían ganar la guerra, solo necesitaban ganar la siguiente batalla.
Los Lannister, al contrario de lo que opinaban muchos de sus señores, no se retiraron, sus líneas de abastecimiento estaba exhaustas y no tendrían alimentos suficientes en ninguna de las fortalezas bajo su control en el Oeste, solo en Roca Casterly podrían recuperarse, pero para alcanzar el castillo deberían presentar batalla.
En ese momento Lord Gran Jon Umber entro en la tienda.
-Alteza es el momento, los hombres están listos.
Robb asintió, tomo su corona y se la puso, al igual que su espada y su daga. A fuera de la tienda esperaba su escudero, Olyvar Frey con su caballo ensillado. Junto a él estaban una docena de sus mejores hombres junto a Ser Brynden Tully y Lord Rickard Karstark, quienes le acompañarían hasta el parlamento que habían acordado el día anterior con el ejercito Lannister. Robb deseaba ver a su rival, al hombre con el que habia estado luchando una guerra, antes de la batalla que bien podría decidir el conflicto que los maestres hablaban de la Guerra de los Cinco Reyes.
El punto de la reunión era una zona intermedia entre los campamentos de ambos ejércitos. Los Lannister ya habían llegado, tal y como Robb deseaba.
Mientras Lord Karstark llevaba el estandarte del Huargo, el Pez Negro portaba la bandera de los Tully. De igual manera dos de los caballeros de Tywin portaban las enseñas de los Lannister y de los Baratheon de Desembarco del Rey.
El León fue el primero en hablar.
-Lord Stark. –Robb sabía que nunca lo reconocería como Rey en el Norte, a pesar de su corona, algo que rápidamente señalo Ser Brynden.
-Lannister, estáis hablando con Robb, de la Casa Stark, el Primero de su nombre, Señor de Invernalia, Rey en el Norte y Tridente.
Lannister se mantenía impávido, su sola presencia denotaba autoridad, algo que incluso Robb debía reconocer.
-Yo solo reconozco como rey a Joffrey de la Casa Baratheon, Rey de los Siete Reinos, sin embargo no hemos venido aquí a debatir sobre títulos, enviasteis la petición de parlamentar aquí estamos.
Robb tomo la palabra.
-Lord Tywin, la guerra ha durado demasiado, y vos tenéis muchos enemigos aun a los que derrotar y nosotros, por una vez, os superamos en número por lo que os ofrezco la paz si se aceptan mis términos, los mismos que envié a Desembarco del Rey hace ya tanto tiempo.
-unos términos inaceptables bien lo sabéis Stark, puede que hayáis ganado unas cuantas batallas, pero no ganareis la guerra: estáis aislado de vuestro hogar, que está siendo atacado por los hijos del hierro, vuestro ejército está cansado, y aunque seáis superiores numéricamente os venceremos.
Robb negó con la cabeza.
-sabia que diríais eso, lo sabía desde el principio.
Tywin se sorprendió de las palabras de su rival.
-y por qué ofrecisteis entonces este encuentro.
Robb sonrió.
-por lo mismo por lo que vos aceptasteis mi señor, para tomar la medida de mi enemigo y ya lo he hecho.
Acto seguido Robb Stark volvió grupas y se dirigió de vuelta a su campamento, mientras Lord Tywin maldecía en silencio por haber permitido que el muchacho jugara con él, algo que no volvería a permitir.
