Capítulo 3
"Una vez que autoricen la misión, el verdadero objetivo será buscar a Sakura-chan" —No dejaban de darle vueltas en la cabeza aquellas palabras que escuchó de la boca del papá de Boruto. Sabía que el ninja rubio -considerado por toda la aldea como un héroe shinobi- solía ser bastante cercano a su madre, siendo el mejor amigo de su padre también. Con frecuencia acudía a casa de los Uchiha para visitar al azabache y cerciorarse que no cayera nuevamente en el vacío.
Sarada sentía como sus muslos temblaban cada más haciéndola presa de los nervios, ¿Qué era aquello que tanto le ocultaban? ¿Por qué el papá de Boruto actuaba como si su madre estuviera en peligro? Esa tarde había decidido visitarle al Sexto Hokage, como ex sensei de sus padres estaba segura de que algo sabía, sin embargo, había salido de allí con aún más dudas de las que ya cargaba, y eso no le gustaba en lo absoluto.
La noche había caído, fría e imponente. Mientras cruzaba el umbral de su residencia, Naruto Uzumaki, portaba otra vez aquel semblante serio que se le cargaba cada vez que recordaba a su mejor amiga. No se podía rendir aún, no viendo como Sasuke sufría cada día. Si en realidad la pelirrosa estaba muerta, al menos conseguiría las pruebas suficientes para poder enterrarla como tal, con honor y dignidad.
Giró la cerradura y se quitó los zapatos en la alfombra rojo carmín que adornaba la entrada, era ya de noche y no esperaba que sus hijos o esposa siguieran aún despiertos en su espera, así que procuró hacer el menor ruido posible. Sus orbes azules se sorprendieron cuando se percató de la figura esbelta que lo esperaba sentada en el salón, sus cabellos pelinegros caían libremente sobre sus hombros realzando su tez y su mirada delicada poseedora del Byakugan.
—Hinata… —Sus ojos cansados reflejaban que ella también tenido un día largo. —¿Por qué aún no te has ido a la cama todavía?
—Naruto-kun… —La pelinegra se levantó y se acercó un poco más procurando quedar frente a su marido para después dedicarle una tierna sonrisa. —Himawari tenía problemas para dormir, bajé a prepararle un vaso de leche tibia y después me di cuenta de que aún seguías en el trabajo. Debes tener hambre.
—No te preocupes por mí, querida —Acarició suavemente su mejilla izquierda. —¿Cómo está Sarada-chan?
—Llegó hace unas horas, creo que fue a visitar a su amiga Chocho. Cenamos los cuatro hace un rato, y luego la acomodé en la pieza de Himawari, quién estaba muy feliz por ello, lo ve como una pijamada con Sarada-chan. —Hablaba dulcemente. —Pero…
—¿Qué pasó? —el rubio denotaba preocupación en su cuestionamiento, temía que la azabache se sintiera sola o apartada.
—La noté bastante ausente, como si estuviera preocupa o pensando demasiado en otra cosa. Quizás se deba ser por el estado de salud de Sasuke-kun…
—Si lo más probable es que se deba a ello, ella quiere muchísimo a su padre. —Hinata le tomó de la mano y lo condujo hasta el comedor, indicándole que tomara asiento en la silla café roble.
—Te traeré la cena, Naruto-kun. —Aclaró mientras el ninja rubio la observaba sonsacado. Varios minutos después Hinata apareció con un plato blanco que llevaba una ración bastante apetecible de la susodicha cena que había preparado esa tarde, a Naruto le encantaba la comida que cocinaba su mujer así comió sin mucho reparo mientras la pelinegra sentada a un lado de él le hacía una compañía bastante agradable. —Sé que te esfuerzas mucho en tus deberes hacía la aldea, pero por favor, no omitas tus comidas.
—Lo siento, querida. Mi reunión con Kakashi sensei se extendió más de lo previsto hoy. De hecho, hay algo que quiero mencionarte. —Declaró
—Siéntete libre de contarme cualquier cosa, Naruto-kun. —Realmente era una mujer muy comprensiva, pensó el rubio. Y él era muy afortunado de tenerla a su lado, siempre lo apoyaba, indudablemente eso era lo que lo había enamorado de ella, aquella noble cualidad era su mejor atributo. Pero a veces se sentía un mal esposo para ella, siempre dejándole la carga de la crianza de sus hijos mientras el trabajaba como la mano derecha del Sexto o realizaba misiones importantes. Agachó la mirada.
—Me han asignado una nueva misión. —Remeditó sus palabras, y se corrigió —Mejor dicho, he persuadido al consejo para que me asignen esa misión. Sé que probablemente te decepciones porque esperabas que pasara más tiempo en casa…
—No digas eso. —Lo calló. —No podría decepcionarme de ti aunque lo quisiera. Porque te conozco bien Naruto-kun, sé que no tomarías una decisión de esa índole si no fuese por un bien común para la aldea o las personas que estimas, incluyéndonos a nosotros, tu familia.
—Gracias… —La miraba con mucho apreció. —Es sobre Sakura-chan, quieren darla oficialmente por muerta para forzarme a tomar el puesto de Hokage, y no pienso permitirlo al menos sin dar un último esfuerzo. La buscaré exhaustivamente, tal vez me lleve algunos meses, por eso quería platicarlo contigo, si tú no estás de acuerdo, entonces yo…
—¡Naruto-kun! ¿Cómo puedes siquiera insinuarlo? Sakura-chan también es mi amiga, ella me ayudó a tener una mejor confianza en mi misma cuando éramos más jóvenes, y siempre nos apoyó. —A pesar de que estaba algo enfadado, su tono de voz seguía siendo amable y elegante, propio de la Hyuga. —Claro que estoy de acuerdo, quiero ver a mi amiga de vuelta. Y si eso no es posible, al menos quiero tener la certeza de que nunca nos rendimos ni la abandonamos. Yo te apoyaré desde aquí, cuidaré de nuestros hijos y de Sarada-chan, incluso protegeré a la aldea si es necesario. No te preocupes por eso.
Naruto no sabía que responderle, siempre había tenido esa cualidad de ser bastante hablador y que las palabras nunca le faltaran, pero en ese instante ahí frente a su esposa, un nudo en la garganta se le formó al escuchar su discurso. Extendió ambos brazos y la rodeó delicadamente en un abrazo cálido y efusivo.
Una semana completa había pasado desde que Nana-san, Naoki-kun y ella habían abandonado la Aldea de las Flores para comenzar su búsqueda, en ese lapso habían visitado dos aldeas cercanas donde no habían encontrado anda acerca del nombre "Sarada". Sin embargo, se mantuvo optimista, el viaje recién comenzaba y perder la esperanza tan rápido era ciertamente algo deprimente, rasgo que no le gustaba ni un poco. Trataría de buscar algo relacionando a su color de cabello rosa cerezo, un rasgo exótico que podría llevarla a algo más, o al menos eso esperaba.
Ese día la lluvia era espesa así que se encontraba en la austera habitación que compartía con nana-san en una pequeña posada, unas horas antes habían tomado el almuerzo y ahora se encontraba leyendo un libro medicinal que había cargado consigo mientras esperaba a que el clima cediera un poco.
—¿Qué es lo que buscas encontrar exactamente? —Nana, quién reposaba frente a la mesita de té, le preguntó de repente.
—Si pudiera encontrar familia me alegraría bastante, pero no me molestaría si solo fueran conocidos. Quiero saber quien soy, sin la sensación de sentir que todo es una mentira.
—¿Te refieres a un hogar? —Preguntó.
—Así es, un lugar al que sienta que pertenezco sin sentirme fuera de contexto.
—¿Y cómo sabrás cuando lo hayas encontrado?
Sakura levantó su vista del libro y posó sus ojos sobre la ventana, en vidrio algo empeñado no dejaba vislumbrar con claridad las gotas que caían del lado opuesto. —Confío bastante en mi instinto, es como sí mi corazón me lo indicara. Supongo que debe haber una pequeña parte de mí que aún no olvida por completo.
—Y yo confío en que es así, espero verte realmente muy feliz dentro de poco tiempo.
Lentamente las gotas de lluvia dejaron de caer, trayendo consigo los rayos del sol que se filtraban lentamente mientras las pesadas nubes de despejaban dejando un claro cielo al descubierto. Seguía con la mirada colgada en la ventana. Unos golpes secos llamaron a la puerta minutos después, Nanako se levantó grácilmente de su lugar y se dirigió a abrir la puerta. La silueta de Naoki les esperaba.
—Ahora que la lluvia ha cesado, pensé que podríamos salir a buscar más información. —El joven se mostraba bastante amable al respecto, y no se había negado en lo absoluto cuando su tía le propuso acompañarlas en el viaje —Escuché algunas historias sobre un equipo de ninjas del país del fuego, donde una de las integrantes es una mujer de cabellos como los tuyos.
Los ojos de la ojijade se iluminaron ante tal declaración, obligándola a dejar de mirar la ventana. —¿Es cierto todo esto que dices? —Sujetó las manos de Naoki, a quien le gustaba verla sonreír, siempre la había considerado muy atractiva, y estaba embelesado con ella.
—Sí, respondió el chico. —Sin soltar sus manos, aprovechó el momento para indicarle el camino, siendo seguidos por la mayor.
Sakura caminaba por las calles de aquella aldea, ahora los habitantes recobraban sus actividades normales, algunos atendiendo sus puestos de mercería, otros haciendo las compras o simplemente paseando para aprovechar el buen clima que les había caído tan de repente, su humor mejoró bastante debido a ello.
—Es por aquí —Señaló el local que parecía ser una tienda de antigüedades. Entraron en silencio, el lugar era bastante espacioso, sin embargo, estaba repleto de repisas que sostenían numerosas piezas, algunas de arte, otras más comunes, pero que para cualquier obseso de las épocas de antaño serían algo mu valioso. Tras el mostrador se encontraba un anciano de visibles cabellos blancos, vestía un traje que supuso era tan viejo como la tienda.
—Mira, tío, ella es la joven que te mencioné ayer. —Ciertamente Naoki no era su familiar, pero había decido llamarlo así para menguar la cercanía amablemente. —Le conté sobre la Kunoichi del país del fuego, pero le encantaría oír la historia de tu boca.
El anciano que parecía no ver bien debido a su edad, les indicó que tomaran asiento en un destartalado sofá que se encontraba de lado al mostrador donde si situaba. —Lo que sé son sólo rumores de hace quizás una década. La cuarta guerra Ninja amenazaba con terminar la vida, las aldeas civiles pequeñas no formábamos parte de la Gran Alianza Shinobi así que no recibíamos mucha información del campo de batalla, pero de vez en cuando algunos viajeros que buscaban exiliarse nos traían noticias. Ya no recuerdo muy bien…
—Por favor —Pidió la pelirrosa —Cualquier cosa que sepa, por muy pequeña que sea me será de bastante ayuda.
Vaciló algunos instantes, pero finalmente prosiguió su relato. — Su nombre es Sakura Haruno, la del cabello de la Flor de Cerezo. Se hizo conocida luego de que la guerra terminara, mencionaban que ella luchaba arduamente en el frente contra el enemigo. Es la discípula más destacada de la Legendaria Sannin, Tsunade Senju, quien fue la Quinta Hokage de Konoha. También me viene a la memoria haber escuchado que es amiga de Naruto Uuzmaki, el jinchuuriki del Nueve colas que acabó con la guerra, y de Sasuke Uchiha, el último poseedor del Sharingan. Los tres son los nuevos Legendarios Sannin, es todo lo que sé, hace años que no volví a escuchar de ellos, en ese entonces debían tener unos diecisiete años ahora no sé qué edad tengan. —Escuchaba atentamente cada línea que pronunciaba con mucho entusiasmo, como si fuera un cuento heroico de hazañas que ella jamás se imaginaba.
—¿Sharingan? —Preguntó algo confusa cuando se dio cuenta que nunca había escuchado antes ese término, cosa que llamó bastante su atención.
—Es un doujutsu que genéticamente solo poseen aquellos que portan el apellido Uchiha. —¿Uchiha? Que apellido tan extraño, pensó. —Aquello ojos que se tiñen del puro color escarlata, ahora solo pertenecen a Sasuke Uchiha.
Ese embrolló del Sharingan o como sea que se llamase no terminaba de entenderlo por completo, tampoco era tan importante así que lo dejó de lado decidiendo preguntar algo más importante. —¿Usted cree que pueda encontrar a Sakura Haruno en Konoha?
Si dicha mujer existía y tenía rasgos físicos similares a los suyos, cabía la posibilidad de que fuera algún pariente cercano o lejano de ella, no importaba realmente, el hecho era que existía y eso significaba que podría obtener las respuestas que tanto necesitaba para que su corazón dejara de dolerle-
Parecía ser alguien importante pero no le intimidaba en lo absoluto. Iría hasta el país del fuego y la encontraría a como diera lugar.
