Capítulo III: Retroalimentación.

Y oh, oh ¡

Kara se levantó del piso, muy roja, entre la risa de sus compañeros, que ella ignoró, mas no ignoró la mirada de Lena y cómo ella hacía las cuentas y el hecho que ya le conocía.

Ohhhh.

Y antes que Kara dijera algo o simplemente empiece una diatriba sobre lo mucho que lo lamentaba y más, su maestra le ganó la partida.

- Señorita, un gusto de conocerla, como todos sus compañeros, su nombre por favor.

- Kara Danvers – muy seria ella.

- Un gusto Kara Danvers, ahora por favor tome asiento – pidió y así lo hizo Kara - ¿quién sigue? – pidió y los demás estudiantes se fueron presentando cada uno.

- Daniel Smith, 17 años, encantado miss – soltó él antes de sentarse, con la venia de Lena, quién asintió sonriente.

- Kyle Conrage, 20 años, mi último año, joder que sí.

- Omitamos esa palabra Kyle porfavor.

- Oh claro miss – añadió él – perdone.

- Mariana Illán, 18 años.

Y así siguieron cada alumno presentándose, nombre y edad, a veces con un comentario añadido sobre lo que les gustaría aprender y así.

Hasta que llegó el turno de Mike, que con resaca le miraba.

- Mike Anderson, 18 años, qué maravilloso ha sido despertar hoy – soltó con sarcasmo, Kara le miró entrecerrando los ojos y Lena sólo al verlos hizo la conexión.

- Éste chico tuvo algo que ver con Kara en todo lo que ocurrió ayer – se dijo internamente, cayéndole de sopetón remal.

- Bueno chicos, genial, siéntense por favor, comencemos. Hoy hablaremos de la cadena trófica, factores bióticos y abióticos, hoy tocaremos el concepto y en la siguiente clase, jueves cerca a las 2pm si acaso no me equivoco haremos una visita guiada a la granja de un amigo, para que vean las interrelaciones que ocurren.

- Genial ¡ - soltó el nerd de la clase y sus amigos le tiraron bolitas y aviones cuando Lena se volteó a pesar de que ya eran chicos de 16 a 20 años.

- ¿Miss, todas las clases serán de éste modo o es única ocasión? – preguntó Alexandra levantando la mano, una chica de tez canela, muy guapa, cabello negro, ojos marrones, campeona de debate, si acaso ya no lo había dejado presente durante su presentación.

- Nosotros tendremos clases los lunes y jueves, lunes 8am, jueves 2pm, con su director he acordado que mis clases serán teóricas, pero también prácticas, ya que pienso que, poniéndolas en práctica, se les quedará mejor la información, a la par que tendremos una retroalimentación más compleja.

- ¿Eh? – uno de ellos preguntó.

Lena levantando una ceja le preguntó sin preguntar su nombre.

- Luca – dijo el chico embobado por ese gesto al igual que muchos, Kara entre ellos.

- Les enseñaré teoría, misma que la aplicaremos en la práctica, debatiremos acerca de ello y en cada clase mía, expondrá un grupo formado por cuatro personas, sólo para comprobar que han aprendido, sometiéndole a preguntas y respuestas.

Y bueno, así quedó acordado.

- Y – siguió Lena – mi estadía será durante la recuperación de su maestro, ni bien él pueda tomar la batuta, podrá retomar su cargo, por tanto, aprovechemos este momento chicos – pidió y ellos vitorearon, viendo que Lena no les haría abrir una rana, en cambio podría llevarlos al museo de anatomía y les mostraría un performance mejor que abrir una rana en dos.

- Mucho menos salvaje, eso sí – acordó Daniel asintiendo.

Sin saber, que aquello no sería del todo correcto.

El resto de la clase por ser primer día, pasó siendo algo liviano, ella preguntándoles acerca de lo que sabían y lo que querían aprender, aparte de tocar su tema en las 2 horas que tenía con ellos.

Muchos quedaron encantados con la nueva maestra y no sólo por lo caliente que estaba, sino también porque su metodología era más pragmática, nueva para ellos.

Lena sustituiría así todas las clases y grados que el profesor enseñaba.

Su primer día de clases empezó prometedor.

Al segundo día de clase, un martes, ella fue llamada a dirección.

- Miss Luthor, sabe ¿por qué se encuentra aquí conmigo?

- No me habían llamado a la oficina del director en mucho tiempo – bromeó ella y ambos rieron.

- Eso es cierto. Y la llamo hoy para pedirle su ayuda.

- Ok, dispare – replicó ella y él nuevamente sonrió comunicándole su punto – Steve, nuestro terapeuta de jóvenes, algo así como un tutor o consultor al cuál los chicos pueden asistir para cuando les necesite, va a demorar de su viaje un par de días más.

- Ohhhh

- Yeahhh, motivos familiares, es por ello que le pido si puede remplazarlo por una temporada al menos.

- Claro, ¿porque no? – aceptó Lena.

- Sólo sería unas dos horas a la semana, estaría usted en su oficina y para cualquier cosa que se le complique, pues estamos todos para ayudarnos.

- Claro, suena bien.

- A la par que habrá un incentivo en su sueldo.

- Eso suena mejor – añadió Lean riendo, Jhon asintió sonriente, Lena, era un ángel, ella muy dispuesta en ayudarle en lo que fuera por la educación y cuidado de estos chicos.

Un día más pasó, era entonces un miércoles, día en el que Lena estaba terminando su clase con el otro grado, la última de ese día, antes de ir a casa, cuando Kara entró en su salón vacío, cerca de las 5pm.

- Miss Luthor ¿me permite un segundo?

- Ok, pasa, un segundo, listo, ya pasó – soltó sonriendo.

- ¿Qué? Oh Yeahhh, ya pasó un segundo – replicó Kara sonrojada asintiendo.

- Siéntese señorita Danvers, hablemos por favor – pidió ella sentándose en su escritorio y Kara en una de las carpetas frente a ella.

Lena pensó que lo que le quería decir Kara, era importante, ya que se puso seria y demoró un poco antes de hablar. Lena le dejó armar su diatriba, ordenar sus ideas.

- Lo siento mucho – se disculpó ella avergonzada.

- ¿Por qué?

- Oh ya sabe miss, todo lo ocurrido en el supermercado – soltó muy rojita, mientras Lena le evaluaba con su cara de poquer – lo de su hogar, aunque resalto que no le rompí ninguna ventana grande, sólo una pequeña miss, me disculpo por mí y mis amigos, fue una cosa tonta de críos.

Kara dijo aquello y esperó a que Lena dijera algo, lo que sea, pensando talvez que le regañaría o diría que iba a presentar cargos o mínimo si quería que lo repare o pague los vidrios, Kara estaba tan metida en eso, que casi se pierde lo dicho por su maestra sustituta.

- No te preocupes señorita Danvers, fue un error y ya está.

- ¿Ya está?

- Sí, ya está – replicó Lena con una sonrisa – aunque estoy preocupada por un punto.

- ¿Cuál miss?

- El ir ebria por ahí jugando retos.

- Oh eso sí – asintió Kara un pelín más rojita.

- ¿Fue entonces un reto?

- Sí, lo fue.

- Señorita Danvers, entiendo que, a su edad, eso es lo normal, el experimentar cosas y demás, más me preocupo que las haga en un estado de ebriedad, ¿entiende mi punto?

- Sí miss.

- Al estar ebria reduce su capacidad de raciocinio, de estar alerta, y al ser ud mujer, y esto no es sexista, pero al ser mujer, se somete Ud. a mayor riesgo que si fuese un hombre. Ya que sólo falta cruzarte con un desgraciado, un error de segundos, para desgraciar su vida.

- Lo entiendo miss, lo tendré en cuenta.

- Oh ya sabe, si ud tiene respaldo mientras hace estas cosas, usted puede estar más segura, pero incluso así. Por favor tómelo en cuenta.

- Sí miss, lo haré, definitivamente lo haré – replicó ella y con su celular sonando ante una alerta, ya sea llamada o WhatsApp, Lena con un ademán le permitió irse.

- ¿Qué tal todo hasta ahora? – preguntó Winn sonriente en el estacionamiento cargando unos libros de Lena, en lo cual ella insistió en el hecho de que ella podía cargarlo, sólo era un libro, mas Winn insistió tanto, que ella lo dejó estar.

- Sí, todo bien.

- ¿Ningún mocoso? – preguntó divertido y Lena rió antes de decir – talvez haya algunos por ahí, aún no me entero.

Ella no pensaba contarle acerca de Kara y sus amigos, ella decidiendo que se quedaría con esa anécdota, no por cubrir a los chicos de nada, sino porque Kara realmente fue muy adorable al lanzar tanto piropo malo y luego en su casa.

Lena tenía impreso en su mente todo aquello y el solo rememorarlo le hacía sonreír de sobremanera.

- Te invito a cenar, para celebrar tus tres días de clase.

- ¿Mis tres días de clase? – preguntó encantadoramente.

- Yeahhh

- Ok, una copa no vendrá mal, una comida entre mejores amigos – dijo sonriente dándole un beso en la mejilla antes de subirse a su auto.

Y Winn tocó su mejilla y sonrió como idiota antes de subir al suyo.

Por algún punto tenía que empezar.

Por la noche, ambos fueron a cenar a una cafetería del centro, ellos decididos a pasar el rato, comer, hablar, bromear, de todo un poco.

Winn muy decidido a aprovechar el tiempo que tenía con su Lena.

Ambos se sentaron en una cabina frente a una gran ventana – voy a lavarme las manos, ya regreso – pidió Winn levantándose y yendo a los servicios higiénicos, en lo que Lena revisó la oferta de comida de la carta que encontró en su mesa.

- Buenas noches, bienvenida a Mary"s soy su mesera esta noche, ¿qué le sirvo? Ohhh miss – soltó al ver de quién se trataba.

- Hola Kara, qué sorpresa, ¿trabajas aquí?

- Eh sí, pero sólo los miércoles y viernes, por lo de la ética laboral y eso.

- Yep, eso – soltó Lena sonriendo y Kara copió su sonrisa al verle tan risueña – ¿algo que me recomiendes?

- Todo es rico y lo digo porque es rico, no porque es mi obligación decirlo – acotó pensativa y Lena siguió sonriendo ante ello, Kara era una chica muy jovial y risueña, hermosa, muy hermosa – dijo su mente.

Lena ordenó su comida al igual que Winn, ambos la pasaron riendo todo el tiempo, con muy buena onda y vibra.

- ¿Eh qué pasa? – le preguntó Laura, una mujer de 20 años, mesera ahí también.

- No sé – dijo Kara mirando a ambos, algo en esa imagen no le cerraba, pero no sabía cuál o qué parte.

- Ohhh se ven muy lindos – comentó ella y Kara asintió a regañadientes añadiendo – Winn pareciese su hermano, pero no lo es – ya que Kara conocía al profesor Winn de varios años y sabía que él era hijo único, eso y la diferencia de apellidos.

- Eh, no tanto así – replicó ella – se ve que él quiere con ella.

- ¿Es así? – preguntó mirándole

- Yeahhh, es bastante obvio y si ocurriese, bueno, sería bonita pareja – dijo antes de ir a atender a otra mesa.

- No lo sé – susurró Kara mirando a ambos por un momento, de eso, hasta que le llamaron de otra mesa y fue a atenderlos.

Kara trabajaba dos días a la semana y sólo medio tiempo, Alex le había convencido de aquello, para que sepa el valor del dinero, como cuesta ganarlo y por tanto el aprender ahorrarlo y manejarlo.

A la par que aprendería sobre horarios, puntualidad, valores, así había sido desde los 15 años y eso era un trato que le agradaba, tanto así que se hizo muy querida por Mary, la dueña, una señora de 60 años de edad, cocinera en ese lugar junto a un hombre que le ayudaba.

Kara era como un sol portable, si fuese una flor, sería un girasol, ya que siempre estaba sonriendo de lo más feliz y risueña, ella exhibiendo un carácter de lo más sociable y cariñoso.

- ¿Tomamos una copa?

- No realmente – negó Lena con una pequeña sonrisa – es mitad de semana y bueno, mañana toca excursión, no quiero presentar resaca.

- Oh sí, esa es una buena idea – aceptó él brindando con café en su lugar.

Lena y Kara robándose miradas cada que podían.

Había lago jodidamente atrayente entre ambas, y ellas ni en cuenta.

O talvez ambas sí, pero no llegaban a darse cuenta de la magnitud de sus sentimientos.

Kara sintiendo un no sé qué en el pecho, cada que Winn le hacía reír.

Y Lena inundándose de una ternura inmensa ante cada gesto que descubría de Kara.

Y eso sólo iba a crecer mucho más.

Después de la cena, Winn le acompañó a su casa, siguiéndola con su auto.

Ambos se despidieron sonrientes.

- Una buena noche – sentenció sonriente Winn de camino a su casa.

Al día siguiente, era la excursión.

- Chicos la mayoría de ustedes ya es mayor de edad, pero para los que no, necesito su permiso firmado, sino no hay nada – pidió ella y aquellos chicos presentaron sus permisos, antes de viajar en el bus del colegio a la granja de un amigo de ella, a media hora del colegio.

En un inicio Mike se sentó junto a Kara, más ella seguía enojada por lo del reto, por lo que al final la dejó sola.

- Bien, hasta que se te pase, joder – dijo él antes de irse a sentar con sus amigos. Kara volteó los ojos preguntándose porque Mike tenía que ser tan cabrón a veces. Ella era la que se había llevado lo peor y él no aceptaba que ella estuviese enojada por eso.

Kara estaba sentada en el último asiento mirando por la ventana tan pensativa, que llamó la atención de Lena.

Ella que estaba sentada detrás del conductor, decidió ir a ver si todos estaban cómodos y bien, con la excusa de al final sentarse junto a Kara y conversar con ella.

- Hola, ¿estás bien? – preguntó sonriente, sonrisa que se le quitó de golpe al ver el rostro de Kara, quién estaba enojada y conteniéndose para no romperse – tranquila, ¿qué ha pasado? – preguntó sintiendo un frío en el pecho al ver su rostro así, a Kara así, quién era todo alegría siempre, pero no en ese momento.

Kara no respondió, negándose a llorar frente a su maestra, y aún más importante, frente a ella.

Kara debatiéndose entre estar enojada y avergonzada.

Ella enojada porque Mike a veces la trataba mal y ella lo permitía, ¿eso en que la convertía? ¿en una mujer enamorada? ¿o en qué?

- No necesitas decirme nada, creo que lo entiendo – susurró suavemente para que ella sólo lo escuchara, Lena negándose a darle una mirada de muerte a Mike, al ella ser la maestra y no, alguien de su edad, su compañero o algo así, a pesar de que ella tenía 22 años.

Lena estaba a punto de pararse e irse, darle el espacio que Kara merecía para calmarse por sí misma, cuando Kara dio un salto valiente.

Ella le cogió la mano a Lena, pensando que rompería a llorar si ella la rechazaba sin importarse que tan ¿patética? podría verse, el mismo caso como si llamase mamá a su maestra frente a todos.

Ella le dio un apretón, pensando que no le correspondería, más se equivocó y Lena entrelazó sus manos con ella, correspondiendo a su apretón, sonriendo cuando Kara le sonrió grande y brillante como siempre.

Ohhh.

Eso hizo latir su pecho muy fuerte, le dio un calorcito agradable.

Ellas siguieron con las manos tomadas en el último asiento sólo por un momento más, después de lo cual Lena se levantó del asiento y empezó a hacer preguntas a los chicos, para pasar el rato y ellos estuvieron entretenidos en el corto tiempo que faltaba.

Kara después de eso, se quedó sonriente, Mike no pudo opacar su día, es más, ni ella sabía, qué él alegraría su día de la manera más insólita, ese mismo día.