Reki miró nuevamente la hoja que sostenía en su mano y de nuevo, miró a su pareja, a Langa. Arqueando una ceja mientras lo miraba con cautela.
- ¿Estás realmente seguro de esto, Langa? – preguntó de nueva cuenta, haciendo énfasis en la palabra realmente. Quería cerciorarse de que Langa, en serio, estuviera seguro de esta decisión que era sumamente importante y que de paso, marcaría un antes y un después en su relación.
De hecho, esto era un paso bastante importante y con peso, en realidad. No era algo de lo que Langa pudiese retractarse fácilmente.
Aunque conociéndolo…
- Sí.
- ¿De verdad estás seguro?
- Completamente seguro.
- ¿No te vas a arrepentir luego, cierto?
- No, never.
- ¿…Seguro?
- Reki, no voy a cambiar de opinión y mucho menos, arrepentirte. Estoy siendo serio con esto.
Reki suspiró, alternando su mirada del papel en mano a Langa. Sonriendo al final.
- Sólo quería asegurarme, aunque ya me esperaba tu respuesta – rió –. Sigues siendo igual de terco que hace 10 años.
Langa le sonrió devuelta, suavizando su mirada hacia su pareja.
- Pero así me amas, Reki.
- Sí, sí, sí. Así te amo y mucho – volvió a reír, con un suave rubor en sus mejillas. Mirando una última vez el acta de matrimonio con una sonrisa –, Langa Kyan.
Nota: Esta es mi más soñada fantasía, déjenme.
