Capítulo dos

Rin llevaba casi una semana de viaje con ellos, pero Sesshomaru estaba seguro de que había algo mal con la chica. Hasta donde él recordaba, su padre una vez le había dicho que los humanos debían dormir cada noche, pero la humana que estaba a su cuidado, casi no lo hacía. Rin podía pasar despierta hasta altas horas de la madrugada y se despertaba con los rayos del sol.

Cada noche era igual: les hablaba sobre algo que había descubierto durante el día y podía pasarse horas haciendo preguntas,a pesar de que Sesshomaru solía ser muy cortante en sus respuestas.

-Entonces, ¿usted cuántos años tiene?- le preguntó Rin aquella noche- Yo tengo 16, pero en poco tiempo más voy a cumplir 17.

-No sé.

-La última vez el amo bonito tenía como 1000 años- intervino el señor Jaken-. Rin ¿no crees que la edad le asienta muy bien?

-¡¿De verdad tiene 1000 años?!- la joven se acercó a Sesshomaru para mirarlo un poco más de cerca- ¡Pero si parece que tuviera 20 o 19 años! Jamás habría imaginado que era tan viejito.

Sesshomaru no pudo evitar mirar a Rin de reojo, ¿cómo que él era viejito? ¿De qué diablos estaba ella hablando? ¿Acaso esa chica no tiene idea de la vida? Los demonios no envejecen al mismo tiempo que los humanos y, probablemente cuando ella sea vieja, él continuará hermoso y joven... Mil años para su especie no es viejo, aunque no sabía cómo explicar aquello a Rin.

-Seguramente va a morir pronto porque es un ancianito- concluyó Rin-, pero no se preocupe: mientras yo trabaje para usted, podré cuidarle hasta que muera.

-¡Niña insolente!- brincó Jaken mirándola muy enfadado- ¿Cómo puedes decir algo así? ¡El amo bonito se encuentra en la flor de la vida!

-¡No me regañe!- Rin se sentó para quedar a la misma altura del diablillo- Es que yo realmente nunca había conocido a nadie que pudiera vivir tanto.

-¡Inoportuna!

Rin sonrió antes de alzar los hombros. La verdad, es que ella no consideraba que hubiera sido irrespetuosa. En su casa, siempre podía dar su opinión y hablar cuando quisiera, era consciente de que a las chicas en su aldea las criaban de forma diferente, pero ella no consideraba que hablar fuera algo negativo.

Además, en los últimos días Rin había descubierto que no le gustaba el silencio. Cuando había mucho silencio, comenzaba a pensar y a recordar lo que le había pasado. Sabía que llenar su vida de ruido no era lo más saludable, pero por el momento prefería evadir el problema e intentar recuperar la alegría.

El problema era que en las noches, nadie hablaba con ella y dormir era todo un desafío. Al final, terminaba durmiendo solo porque sus ojos se cerraban por el cansancio y no porque disfrutara hacerlo.

-Rin, ¿por qué no duermes?- le preguntó Sesshomaru mientras ella permanecía abrazada a una manta- Es tarde e incluso Jaken está durmiendo y por lo que sé los seres humanos necesitan dormir

-Es porque no tengo sueño- señaló ella antes de dirigirle una sonrisa-, además dormir es aburrido.

-Ya ha pasado más de una semana, ¿ no quieres hablar sobre lo que sucedió?

Rin notó sus ojos llenarse de lágrimas, por lo que negó con la cabeza.

- Está bien, no hables si no quieres- concluyó el demonio antes de acomodar su espalda sobre un tronco-, pero creo que tu prometido querrá saber qué ocurrió y entonces no podrás evadir el tema.

-No voy a decírselo- concluyó Rin después de unos cuantos minutos de silencio.

-¿Qué cosa?

-Lo que me ocurrió, lo que me hicieron esos hombres...- Rin miró a Sesshomaru a los ojos- Para mí ya es demasiado vergonzoso todo lo que me sucedió ¡Ni siquiera soy capaz de recordarlo bien! Y yo... no seré una novia normal si le cuento todo lo que ocurrió a Kohaku... me da miedo que lo sepa y que...- Rin bajó la mirada- yo le dé asco...

-No soy capaz de comprender lo que te sucedió, pero es mejor que seas honesta con tu prometido. Es algo importante...

-¡Dice eso porque usted no puede entenderlo!- exclamó Rin mirando al demonio enfadada- ¡Usted no tiene idea de lo que se siente! ¡Jamás podría saberlo! ¡Así que no me moleste! Hablar de esas cosas no es tan fácil, no es como si estuviéramos hablando sobre el clima... yo... ¡Prácticamente tengo que suplicar porque me acepte! Y si ocultar lo que me hicieron aumenta esa posibilidad, entonces es lo que voy a hacer... yo... yo le agradezco mucho que me salvara y que me deje estar a su servicio, pero no quiero ser su sirvienta toda la vida... yo... quiero intentar cumplir con el compromiso que establecieron mis padres... es la mejor forma de honrar su memoria.

Sesshomaru guardó silencio. A su juicio, Rin carecía de toda dignidad: suplicar no era algo que él haría y la verdad es que esperaba nunca tener que verse en la obligación de hacer algo así. No obstante, se dijo que Rin podía hacer lo que quisiera con su vida, esa chica no era su problema y aún no entendía porqué su espada quiso revivirla.

Honestamente, Rin no le molestaba, pero si quería mentirle a su prometido o quedarse con él, no era su asunto. Ya era un demonio muy ocupado como para querer entender la mente de una chica que sufrió situaciones traumáticas. Sesshomaru sabía que no podía hacer nada por ella y que el camino que Rin tenía que recorrer para sentirse bien consigo misma, era solitario.

El demonio decidió no volver a conversar sobre aquel tema otra vez. Quizás no era plenamente capaz de imaginar todo el daño que le habían hecho a Rin, pero podía entender que ella no quería hablar sobre ello con él.

Lo mejor que podía hacer era llevarla a donde sea que estuviera su prometido, después de todo, son los deseos de Rin...Aunque lógicamente, no iba a acercarse a la aldea porque los exterminadores solo buscarían pelear y él no iba a aquel lugar con aquella intención.

Sesshomaru optó por dejar de darle vueltas al asunto y decidió centrar su atención en otras cosas. Era verano y las estrellas brillaban con fuerza, aunque no lo suficiente para distraerle del llanto de Rin...

La noche para Rin fue aún más triste que de costumbre. Normalmente prefería hablar de otras cosas y no pensar que, si no fuera por los asaltantes de caminos, en aquellos minutos estaría viviendo felizmente casada y no durmiendo a la mitad del bosque.

-¡Buenos días, Rin!- la saludó alegremente el pequeño Jaken- ¡¿Haz dormido bien?!

-¡Buenos días, señor Jaken!- saludó ella sonriendo a pesar de que aún sentía mucho sueño- ¡¿Qué vamos a hacer hoy?!

-Tenemos muchas tareas, Rin: primero debes desayunar, luego hay que alimentar al dragón, después debes lavar nuestra ropa y coser en caso de ser necesario, para que podamos levantar el campamento y seguir avanzando... ¡Así que debemos darnos prisa!

-¡Sí! Pero señor Jaken, antes de comer me gustaría bañarme.

-¿Un baño?

-¡Será muy breve, se lo juro!

-Vale... pero tienes que estar aquí pronto para que no nos retrasemos.

Rin se alejó corriendo en dirección al lago para poder bañarse. La verdad es que no podía imaginar comenzar un día sin darse un baño y, aunque no disfrutaba mucho el ver su reflejo desnuda sobre el agua, sentía que era algo necesario. Su cuerpo ya no le gustaba, porque era algo que había dejado de pertenecerle.

Estaba tan concentrada en lavarse, que no sintió el ruido del caballo, así como tampoco fue capaz de percibir los ojos que la miraban fijamente ni el hecho de que hacía un par de minutos que ya no se encontraba sola.

-¡Podría jurar que estabas muerta!- Rin alzó los ojos, temerosa, al reconocer aquella voz- Supongo que es el destino que quiere que nos volvamos a encontrar...

Era uno de ellos.

Uno de aquellos hombres que había abusado de ella hacía casi una semana. Rin jamás iba a olvidar sus voces, ni mucho menos sus rostros. Sentía que los iba a recordar para siempre, porque sus caras eran lo último que veía en su mente antes de dormir.

Actuando por instinto, sujetó su ropa entre sus manos y comenzó a correr con todas sus fuerzas de regreso a donde estaban sus amigos. No le importaba si la veían desnuda o si pensaban que se había vuelto loca, lo único que le importaba era escapar y que no volvieran a lastimarla, porque no podría soportarlo.

Sin embargo, el caballo era más rápido y en menos de un instante aquel hombre la había botado al suelo.

-¡No, por favor!- gritó Rin mientras él aprisionaba sus manos entre las suyas- ¡Se lo ruego! ¡Yo no quiero!

-¿Por qué no? ¡La última vez nos divertimos mucho! Y creo que he pensado mucho en ti por estos días...

De pronto, el hombre sintió el golpe de un fuerte puño sobre su cabeza y al mirar quién le estaba importunando, se sorprendió de ver a un demonio de cabello plateado y ojos dorados mirarlo con desprecio. No se percataba de la sangre en la herida de su cabeza ni de que Sesshomaru se había decidido a acabar con su vida como fuera.

-He oído que algunos demonios sienten atracción hacia hembras humanas, pero tendrás que esperar- murmuró aquel hombre al ver a Sesshomaru-, yo estaré con ella antes porque nosotros tenemos una relación especial...

Sesshomaru sujetó al hombre por el cuello antes de dedicarle una mirada significativa a Jaken. Sin lugar a dudas, ese sujeto era la criatura más repugnante que había matado en su larga vida...

En tanto, Jaken se encargó de cubrir a Rin con una manta.

-Rin, vamos- murmuró el diablillo al tiempo que veía como su amo cerraba su mano en torno al cuello de aquel sujeto.

-Pero...

-No te preocupes por nada, el señor Sesshomaru se encargará de todo. Vámonos de aquí antes de que las cosas se pongan feas.

Una vez que se encontraron lejos, Rin se vistió y miró al señor Jaken sintiéndose avergonzada.

-Señor Jaken, lo siento- murmuró ella llorando un poco-. Yo... ¡esto es sólo mi culpa! Si me hubiera dado prisa con el baño, esto no habría pasado.

-Oye, Rin, no es tu culpa- sentenció el diablillo mirando a la joven a los ojos-. Tú... ¿haz visto a los pájaros en la primavera?- Rin asintió sin saber bien el por qué de ese cambio de tema- Ellos recolectan la ramitas para hacer sus nidos, sin saber si comenzará a llover. Cuando viene la lluvia, ellos no tienen la culpa de que los nidos se desarmen o que sus crías no sobrevivan... Rin es como los pájaros que recolectan ramas en la primavera: no estabas haciendo nada malo y nada de lo que pasó hoy es culpa tuya.

-Yo... ¡Muchas gracias señor Jaken!

-Rin, ahora estás a salvo con nosotros- el diablillo acarició las hebras de su cabello-. El amo bonito no dejará que te pasen cosas malas, ya verás que él se encargará de todos los que te molesten.

Rin asintió. Sin embargo, no podía dejar de sentirse culpable: por su causa, Sesshomaru estaba matando a un hombre y a ella le preocupaba que el demonio no pudiera dormir por las noches debido a lo que había tenido que hacer.

-Señor Sesshomaru, yo lo siento- murmuró Rin acercándose a él.

-¿Por qué?

-Usted mató a un hombre por mi causa y me preocupa que no pueda dormir por haber hecho algo así.

-Ah... Rin, no te preocupes por eso: yo... ya he matado antes. Soy un demonio, ¿recuerdas?

-¡Sí! Pero es tan amable que a veces lo olvido.

-Rin, es mejor que te preocupes por ti y tus hábitos de sueño.

-Hay algo que me preocupa- confesó la joven mientras caminaban-: ellos eran cuatro, parecían ser una banda, pero ahora solo había uno...

-Te preocupa que los demás estén cerca...

-Sí... yo no quiero que usted deba matar otra vez por mi causa... ¡No es justo!

-No insistas con eso. Solo vive tranquila, Rin.

Vivir tranquila...

Rin no sabía si iba a poder lograr aquello, pero quería intentarlo: quería ser feliz y disfrutar de la vida. Además de que no quería que nadie más tuviera que morir por su causa. No le gustaba que el señor Sesshomaru, que era tan dulce y amable, tuviera que verse obligado a asesinar por ella. Él merecía una vida sin tantas complicaciones... pensó que quizás Sesshomaru se sentía arrepentido de haberla ayudado.

-Señor Sesshomaru, ¿puedo preguntar algo?

-Sí quieres.

-¿Usted... usted no se arrepiente de haberme salvado?

Sesshomaru se detuvo y miró a la joven. Sus ojos eran llorosos y su rostro reflejaba mucha preocupación y culpa.

-No.

-¿Está seguro?

-Sí.

-Pero...

-Rin, a mí no me importa matar a quienes te hagan daño- explicó Sesshomaru mirando a la chica a los ojos-, yo no siento culpa, no me importa si mi ropa y mis manos se manchan con la sangre de quienes te lastimaron, así que no te preocupes por eso. Yo estoy bien y no quiero que vuelvas a hablar sobre esto.

Sesshomaru había tomado una decisión: iba a matar a cada uno de los sujetos que se había atrevido a torturar a Rin. Gracias al sujeto que aquel día intentó atacar a la joven obtuvo los nombres de sus compañeros:

Eiji.

Fudo.

Daiki.

Y Haru, a quien había ahorcado después de obtener lo que necesitaba.

Sabía sus nombres, conocía el olor de cada uno de ellos porque lo había sentido sobre la piel de Rin la primera vez que la vió y estaba seguro de que lograría matarlos. Vengar a Rin era casi lo único que podía hacer por ella mientras estuviera a su cuidado. Era lo único que iba a proporcionar seguridad para la joven, ya que mientras esos tipos siguieran vivos el destino de la joven podría cruzarse con ellos y aún faltaba para llegar a la aldea de exterminadores.


Hola!!! Me retrasé uwu perdón. Voy a intentar estar más activa y les agradezco mucho por leer n.n No podré responder sus comentarios pero quiero que sepan que los he leído y les agradezco por leer c: