¿Comó te llamas?
Hinata tragó saliva sonoramente al ver las grandes puertas del parque. Su respiración era tranquila y pausada, pero esto no mostraba cómo se sentía realmente. Tomando una gran bocanada de aire comenzó a caminar directamente al punto de encuentro. Sus pasos eran suaves y silenciosos y su canasta llena de comida se balanceaba junto a su cuerpo.
Sus mejillas se sonrojaron al sentir la mirada de varias personas. Ciertamente casi nunca le gustaba salir a lugares que no fueran su oficina o su casa, su respiración se hacía cada vez más rápida y sin poder evitarlo camino un poco más rápido. Nunca le había gustado que la miraran así.
Al cerrar brevemente sus ojos chocó con una persona al frente suyo, sus mejillas se sonrojaron más por la vergüenza y haciendo varias reverencias se disculpó.
-no tienes que disculparte, casi siempre me pasa lo mismo. -bromeó un hombre con voz amable. Ciertamente Hinata también pensó que se le estaba haciendo costumbre chocar con hombres. Por un minuto se preguntó si era el karma molestando después de varios años.
-P-pero...
-No importa. -sonrió amablemente, cuando su mirada se dirigió al piso sus ojos se abrieron de terror. Hinata asustada también dirigió su mirada al mismo punto y vio horrorizada como su canasta de picnic había sido tirada sin cuidado. En su mente rezo para que sus galletas no se hayan estropeado, sería muy vergonzoso si comenzara su primera "cita de trabajo" con galletas rotas.
-O, no...
-¿E-es esa tu canasta de picnic? -le preguntó el hombre con ojos horrorizados.
-S, si...-realmente Hinata sintió mucha lastima por la canasta al ver los ojos del hombre. ¿Su cita de trabajo también vería a su comida a si, si se enteraba que se "cayó" al piso? Los hombres de la alta sociedad pueden ser muy antipáticos se dijo así misma Hinata con una mirada triste en su rostro. No le gustaría que despreciaran su comida, se había esforzado tanto...
-No pongas esa cara. -le sugirió el hombre tomando suavemente sus manos. -podemos ver si no se ha estropeado nada. -le animó con una suave sonrisa en sus labios. Ciertamente Hinata pensó que era una de las personas más gentiles y amables que había conocido, bueno...tampoco es que conociera a mucha gente.
-E, está bien, pero...¿usted no espera a alguien más? -Hinata preguntó con pena, después de todo no le gustaría interrumpir la cita de alguien más por su torpeza. Torpeza que estaba segura de que le causaría un infarto a su padre.
-Sí, pero parece que aún no llega. Después de todo no es muy importante. Lo importante en este momento es ver si no se ha estropeado nada, se ve que te esmeraste mucho en hacerlo. -le contestó con una mirada triste y preocupada en su rostro, sacudiendo un poco su cabeza el hombre miró a todos lados. -¿qué te parece si nos sentamos ahí? -sugirió mientras señalaba un árbol realmente frondoso, con sus hojas cayendo por algunas partes, ya mismo era otoño.
-Me, me parece bien. -contestó Hinata, mientras comenzaba a seguir al hombre que la había ayudado a pesar de su torpeza. Se sentaron junto al árbol para que tapara los cálidos rayos del sol.
-Me permites. -le preguntó una vez que se habían sentado. Tímidamente cogió la canasta y la entregó en sus manos. -y dime... ¿por qué estás en un lugar como este? Por lo que veo te ibas a encontrarte con alguien.
-O, o eso... -susurró Hinata sintiendo como su sangre se enfriaba. Iba a llegar tarde... probablemente su "cita de trabajo" la estaría esperando. Y realmente no le gustaba hacer esperar a la gente, después de todo ese había sido una de las primeras enseñanzas de su padre. -yo creo que...ya no importa.
-¿Por qué? -El hombre la vio preocupadamente. Hinata estaba casi cien por ciento segura de que su cara aseguraba su aflicción. -si es una buena persona entenderá tu tardanza.
-¿U, usted cree? -preguntó mirándolo esperanzadamente. Esperaba que así fuera su cita y no la despreciara. Después de todo realmente se había esforzado en ese picnic.
-S, sí... -tartamudeó abriendo la tapa de la canasta. Sus ojos se abrieron de asombro deslumbrante. -realmente huele muy bien, se ve que te esmeraste en hacer todo esto...
-Si...pe, pero creo que se estropeo todo. -susurró poniendo sus manos en su cara. Hinata realmente no quería dar una mala impresión...no después de la confianza que su padre había puesto en ella. Y ahora que todo se había seguramente mezclado y sumándole que llegaría realmente tarde...
-No pongas esa cara...realmente esto se ve muy bien. No tienes de qué avergonzarte. -le animó sacando una mano de su rostro. -estoy seguro de que podemos salvar algunas cosas.
-Bi, bien.
Los minutos pasaron y el amable hombre sacó toda la comida cuidadosamente, como si fueran piezas de vidrio muy valiosa. Algunas cosas realmente se habían mezclado y estropeado, pero otras seguían intactas. Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que era la mayoría.
-Vez. Te dije que no todo estaba perdido. -declaró una vez que sacaron toda la comida de la canasta. - aunque realmente lamento que no se hayan salvado las galletas...realmente se ven deliciosas.
-S, si quieres te las puedo regalar. -le ofreció Hinata con una gentil sonrisa. Después de todo era lo menos que podía hacer por la gentil ayuda del hombre. Realmente fue muy refrescante estar con alguien así a su alrededor.
-N, no. No es problema. Estoy seguro de que tu cita no se enfadara porque algunas están rotas. -tartamudeó con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
-No es un problema, realmente me gustaría regalártelas... -respondió Hinata mirándolo fijamente. -a, además creo que tú las disfrutarás más.
-Bueno...si ese es el caso, podría tomarlas. ¿pero estas realmente segura?
-Si. -respondió su pregunta con suave voz. Realmente quería que se quedara con las galletas. No es porque pensaba que la persona con la que se iba a reunir las despreciara...si no que sentía que el hombre a su lado las disfrutaría mucho más. Sacudiendo un poco su cabeza miró distraída su reloj. Eran las 2 de la tarde. Abriendo grandemente los ojos comenzó a temblar levemente. -n, no puede ser es demasiado tarde...
El hombre al ver su reacción frunció un poco sus cejas y miró distraídamente la comida, ojalá su cita no se habría enojado. Ciertamente pensaba que eso era lo más probable.
-Te ayudare a guardar todo. -declaró metiendo todo cuidadosamente en la gran canasta. -si quieres te puedo acompañar hasta que encuentres a tu cita. -susurró, si no fuera porque estaban al lado del otro Hinata no lo hubiera escuchado.
-Eso es realmente amable, pero...¿no tiene usted también una cita? Espero no haberlo atrasado. -dijo frunciendo sus cejas, no quería que él se metiera en problemas por su descuido y torpeza.
-Tranquila, no hay problema...
Después de algunos minutos todo estaba guardado meticulosamente de nuevo en la canasta. Y Hinata de verdad esperaba que su cita no se haya ido. Había sido muy descuidada y su padre seguramente la iba a matar, pero...se había sentido muy a gusto con el hombre a su lado. que descuidadamente no había medido el tiempo. Suspirando se levantó y extendió su mano hacia el hombre.
Él la miró atentamente y sacudió levemente su cabeza antes de coger su mano y levantarse del pasto. -entonces será mejor que nos pongamos en camino, ¿no crees? -le sugirió el hombre con una cálida sonrisa en sus labios.
-Si. Realmente espero no haberte causado problemas. -insistió Hinata comenzando a caminar con la mirada agachada.
-No hay problema, en serio. Realmente no lo hay. -murmuró comenzando a caminar a su lado.
...
-Así que conociste a una chica? -preguntó desinteresado revisando sus papeles. A Itachi realmente no le importaban las relaciones de su primo, pero...ciertamente nunca se lo diría.
-Si...realmente era hermosa. -suspiró mirando soñadora mente hacia la ventana. -era pequeña y sus cabellos se movían al compás de la noche. Y sus ojos. O sus ojos eran de un color que nunca había visto. Eran lavandas muy claros.
-¿Lavanda? -cuestionó mirando un poco a su primo. Ciertamente ese no era un color de ojos normal. Solo una familia en todo japón los poesía y esos eran los...
-Si lavanda. -contestó sonriendo un poco a su primo. -muy bonito, ¿ verdad?
Itachi asintió, volviéndose a concentrar en sus papeles. Así que una Hyuga...pensó con amarguras. Realmente no le caía muy bien esa familia. Después de todo era por ellos que estaban metidos en este lío. si no fuera porque la empresa estaba en la quiebra, y si su primo y sasuke no se hubieran inscrito en esa estúpida competencia, puede que no los odiara tanto...
-¿En que estaba? A sí. Y su voz...nunca había escuchado una voz tan suave y delicada como la de ella...-suspiro soñadoramente. -y su toque. O su toque fue lo más frágil y suave que había tocado en mi vida, ciertamente fue muy impactante. ¿sabes? Hizo que tartamudee -sonrió negando con su cabeza. Ciertamente sonaba como un...
-Suenas como un idiota enamorado. -comentó Itachi alzando su ceja con indiferencia. -no pensé que este día llegaría. -bromeó con voz seria.
-¿Sabes Itachi? No sirves para hacer bromas. -le regañó negando levemente. -además, ¿cómo piensas conseguir pareja si eres así de frío?
-A...eso me recordaba. ¿por qué estás participando en esa tonta competencia con los Hyuga?
-¿Qué competencia? -preguntó alzando levemente la ceja. Ciertamente Itachi pensó con diversión que la chica que había conocido un segundo le había quitado algunas neuronas.
-Ya sabes. La que se lleva a la heredera.
-O...esa competencia. -susurró su primo se puso de repente serio. -creo que no es por lo mismo que tú. Fugaku me ha informado que tú también participas.
-Si... -gruñó mirando levemente con ojos entrecerrados. Si no fuera por ti y sasuke no estaría haciendo esto. Pensó Itachi con amargura.
-Bueno, bueno. No me mires así. Sasuke se metió y dije ¿por qué no? Después de todo dudo mucho que gane él. -declaró encongiendose desinteresadamente de hombros. -además aquella unión ayudaría mucho a la empresa, ¿no crees?
Itachi miró de nuevo sus hojas, ciertamente su primo tenía razón. La unión con los Hyuga sería muy, pero muy buena para la empresa. Y aquel pensamiento le ponía de muy mal humor. Sacudiendo la cabeza levemente asintió hacia su primo. No le iba a negar eso.
...
Hinata miró preocupada su punto de reunión, tragando saliva sonoramente comenzó a mirar a todos lados.
Nada...
No había nadie ahí. Un sudor frío recorrió su espalda lentamente y sus ojos se empañaron. Que se suponía que tenía que hacer ahora...
-¿Paso algo? -le preguntó el hombre preocupado.
-N, no es nada...solo que...y, ya se... ya se fue. -sollozó Hinata secándose levemente los ojos. - Cre, creo que es mejor que...
-No tienes que llorar. -declaró el hombre mirándola determinadamente. -él se lo pierde. Tu comida se veía deliciosa.
Hinata lo miró con tristeza en sus ojos. Su padre se enojaria mucho con ella y la miraría decepcionado ...sus ojos se llenaron nuevamente de lágrimas. Odiaba esa mirada, le recordaba lo inútil y débil que fue en sus años adolescentes.
-Oye...-solicitó el hombre poniendo sus grandes manos en sus hombros. -realmente no tienes porque llorar. Tienes un talento culinario excepcional y...eres realmente bonita. No tienes que llorar.
Sonrojándose levemente por sus palabras contestó. -gra, gracias...-y pensándolo brevemente lo miró con una pequeña sonrisa- ¿te...gustaría...comer conmigo? -le preguntó con una suave sonrisa. Ciertamente sus palabras no habían sacado toda su tristeza, pero...sintió que eso era lo correcto. Después de todo ese hombre no había sido sino muy, pero muy amable con ella, y Hinata ciertamente apreciaba eso. No todos los días te encuentras con personas así en el camino.
-¿E, enserio? Sería un honor. -declaró mirándola brillantemente con una gran sonrisa. -no puedo esperar a probar tu comida.
Riendo suavemente se acercó a un gran árbol y colocó elegantemente la manta para picnic. Se sentó encima de esta y comenzó a sacar la comida de nuevo, poniendo todo en orden y al final sacó sus galletas y con aflicción las puso en la manta. Ciertamente le daba un poco de vergüenza, pero...el hombre realmente las había querido probar. Hablado de eso, ella aun no sabía su nombre...
-Po, por favor sírvete. -pidió mirándolo cálidamente. El hombre la miraba impresionado a unos pasos de ella. Sacudiendo su cabeza comenzó a caminar con una suave sonrisa hacia ella.
-Gracias...realmente huele delicioso. -susurró comenzando a tomar un pequeño bento en sus manos. -provecho.
-Hn. -asintió Hinata con una pequeña sonrisa. Era muy agradable. -espero que le guste...
-Mmm...están realmente deliciosos, ¿cómo puedes cocinar así? -cuestionó mirándola con ojos brillantes.
-Y, yo...realmente me encanta cocinar.
Los segundos pasaron y se convirtieron en minutos. Todos los platos que Hinata había cocinado tan cuidadosamente se iban acabando poco a poco. Y no faltaron las sonrisas suaves de Hinata al ver lo satisfecho y sorprendido que estaba su acompañante. Y sin darse cuenta llegaron a la parte más temida para ella...las galletas.
-Puedo? -preguntó el hombre apuntando a las galletas rotas.
-Si...-murmuró Hinata estirando las galletas con un leve rubor en sus mejillas. Realmente le daba vergüenza sus galletas. -pe, pero...
-Mmmm. -gimió con gusto al probar una de ellas. Su sonrisa se extendió por su rostro. -Eres una cocinera increíble...por cierto. ¿cómo te llamas? -preguntó alzando un poco su ceja.
Hinata parpadeó por la repentina pregunta. Su mente estaba en las galletas rotas. -Mi nombre es Hinata, Hinata Hyuga. -respondió con una sonrisa.
-¿Hy, Hyuga? -titubeó el hombre asombrado. Se veía un poco asustado pensó Hinata. -Hinata Hyuga, ¿la heredera de los Hyuga? -le preguntó de nuevo abriendo sus ojos mucho más.
-S, sí. -contestó con recelo Hinata. Acaso ya la conocía...
-Yo soy Chöji Akimichi. -declaró con sus ojos aún abiertos. Hinata lo miró asombrada. Acaso...este hombre era... sin poder evitarlo rió suavemente. Cerrando los ojos escucho como el hombre a su lado también reía divertidamente.
Después de unos segundos los dos pararon y se miraron con una sonrisa en sus rostros. -es un gusto, Chöji Akimichi...-susurró estirando su mano hacia él. -espero que seamos buenos amigos.
-Lo mismo digo, Hinata Hyuga.
...
Sentándose en su cama miró divertida las hojas en sus manos y sin poder evitarlo una sonrisa surco sus labios. A decir verdad, Chöji era la persona más amable que había conocido y se alegró grandemente al descubrir que era uno de los socios de su empresa, quizás con el tiempo...podrían ser mejores amigos. Eso realmente le gustaría.
-¡Nee-san ya llegaste! -exclamó alegre Hanabi entrado a su habitación. -¿cómo te fue en la cita? -le preguntó alzando sugerentemente sus cejas.
-Hanabi-chan. -le regañó suavemente. Sacudiendo su cabeza la miró con una pequeña sonrisa en sus labios. -Estuvo muy bien.
-¿Enserio?
-Hn. -asintió mirando cariñosamente a su hermana.
-y...¿quién es el siguiente en la lista? -le preguntó de nuevo inclinando un poco su cabeza. Parpadeando Hinata tomó sus hojas de nuevo.
-Bueno...Inuzuka kiba.
-¿Enserio?, me contaron que dirigen un veterinario muy famoso. -declaró su hermana feliz.
-¿Un veterinario? -preguntó pensativa Hinata frunciendo un poco sus cejas. Miró de nuevo las hojas en sus manos. Su segunda cita será en dos días en un refugio de animales...pero ciertamente no decía que era de los inuzukas.
Su hermana se acercó y leyó las hojas en sus manos, abriendo grandemente los ojos la miró con aflicción. -o... que envidia te tengo. Siempre he querido ir a ese lugar. Dicen que ayudan a cuidar a los animales para donarlos y si logras conseguir que algunas personas los adaptaran te dejaban entrar a sus exclusivos bosques...
-¿Enserio? -preguntó Hinata con una suave sonrisa en sus labios. Ciertamente eso no sonaba para nada aburrido. Siempre le habían gustado los bosques y los animales al igual que su hermana.
-Si. -bufó Hanabi. -ni siquiera a nosotros nos dejan entrar a sus bosques...dicen que tienen vistas realmente asombrosas.
Hinata parpadeó al escuchar eso. Bueno...ciertamente era un lugar extraño para entablar lazos, pero...no podía cuestionar a su padre por ello. Después de todo su padre siempre planteaba las cosas para un fin esperado, a lo largo de los años Hiashi Hyuga nunca se había equivocado en sus elecciones. Era por eso que estaban como empresa número uno del país. Pero aquello no impedía que Hinata no se preguntara cual era el fin de estos lugares y porque su padre los había escogido especialmente. Suspirando miró afligida el piso de su habitación. Solo esperaba que su padre estuviera haciendo lo correcto en lo que estaba planeando.
-Nee, Nee-san ahora que estás desocupada ... ¿podrías hacerme galletas?
Sonriendo Hinata se levantó de su cama. -claro, sería un placer...
Espero que les guste :D, cualquier comentario es bienvenido. cabe recalcar que es mi primera vez escribiendo un chojihina...la verdad no se como salio pero espero que les haya gustado. :)
EmilyRIR
