Carol y Memorias de la juventud
I
Ya tenían casi un mes delinquiendo independientemente y sin lidiar con Packowski. Con Hunter tragándose sus palabras y dándole una de tantas copias de su foto follando con Whitney, fue demasiado sencillo hacer esos atracos.
Chandler supo integrarse en el grupo de ellos y más cuando él también compartía eso en común con ellos. Los cinco cumplían años en setiembre y en el mismo día. Por eso se volvieron inseparables apenas se conocieron, Liam y Chandler junto a Rocky.
Era un viernes por la tarde y casi todos los judíos del gueto iban a la sinagoga para cumplir con el Sabbath. Carol les dijo a sus padres que iría a practicar un rato con su costura porque ya había estado en la sinagoga unas horas antes.
Al llegar a la tienda de costura, la señora Carmichael le dio las llaves porque ella también iría a la sinagoga. Carol antes de cerrar, miró atrás suyo para corroborar algo. Solo junto la puerta.
Benny estaba esperando a que Carol regresara a su casa para encontrarla allí, pero vio que se iba a la tienda de costura y eso lo hacía más fácil. Se percató que la puerta no estaba abierta.
—Pareces un insecto que va hacia la luz porque cada vez que vengo aquí sueles aparecer hipnotizado —lo decía con sarcasmo.
Se dio cuenta que entró y empezó a buscarla. Ambos se sentaron en unas sillas repletas de telas. Se miraron con algo de pena.
—¿En verdad no te estás desviando del camino?
—Solo sé que… lo estoy intentando.
Carol encendió el tocadiscos y puso una melodía que era conocida como Amapolas. Eso se debía a lo adictivo que era para los oídos escuchar tan bella composición. Se sentaron en una banca repleta de telas.
—He visto que tienen un nuevo amigo.
—Sí… es alguien que tiene cosas en común como nosotros.
La rubia se notaba con una actitud indecisa, Benny pudo notar cierta desconfianza en Carol. Seguro necesitaba una última prueba.
—Carol Pingrey… nos conocemos desde hace mucho, pero… en estos meses… por fin pude saber que realmente eres esa persona indicada —expresaba con mucha sinceridad.
Benny se sentó más cerca de ella. Carol se acercó un poco más a él también. El uno y el otro podían escuchar las respiraciones del otro. Sin meditarlo tanto se besaron con esa desesperación e inexperiencia de la etapa que pasaban, pesa a que ella le llevara tres años más.
Ella jamás pensó que un chico sintiera tanto interés en ella como para ir a espiarla. Solo por admirar su belleza y demostrar cuanto ella significaba para él en esos momentos.
Habrán pasado algo de seis segundos cuando se escuchó un ruido fuera de ese sitio.
—¿Creo que alguien entró?
—No lo creo —se fijó en el seguro de la puerta.
De repente su nombre fue nombrado en voz alta. Supo quiénes eran.
—Son Grant y Chandler…
—Oh… —se sentía algo incómoda, lo miró con algo de pena— t-te espero… —se sentía obligada a decir eso.
Benny salió rápidamente para atender a sus amigos. Se miran con seriedad y le dicen que besa mal.
—¿Solo eso? —da media vuelta— Nos vemos.
—¡Benny! ¡Recuerda que tenemos oportunidad para saquear muchos negocios! ¡Todos están en la sinagoga! ¡Aprovechemos! —Chandler fue directo.
—Benny, amigo… es nuestra oportunidad… ¡No dejes que esa calienta pollas te quite del juego! —Grant lo tomó de los hombros con fuerza.
En ese momento se escuchan muchos pasos, ellos estaban en la parte que daba a un callejón. Muchos hombres como de la edad de Grant se acercaban por atrás como por delante de ellos. Allí estaba Packowski.
—Así que… ¿ya no trabajan para mí?
Inmediatamente los toman por los brazos para que no escapen. Packowski se da cuenta que hay un nuevo integrante y probablemente el que les haya hecho cambiar de parecer.
—¿Por qué no me presentan a su amigo?
—¡No le hagas nada, cabrón! —sentenció Grant.
—¡No, Chandler! —solo podía decir con impotencia.
—Tranquilos, yo me presentaré —se estaba colocando un puño de metal en su mano derecha.
El golpe de Packowski dio inicio a toda una golpiza brutal que recibirían por igual los tres. Trataron de escapar, pero les era imposible porque eran como ocho sujetos más su exjefe.
Uno de ellos ató con una cadena de su cuello a Benny contra una carreta y otros dos los comenzaron a patear. A Grant lo tenían como saco de boxeo. Chandler era tratado como un saco de composta por Packowski, lo tiró al suelo, le piso sus genitales y le dio un fuerte golpe en su cara. Los tres lucían irreconocibles por los moretones, sangre y miradas perdidas.
—¡O trabajan para mí o no lo hacen! ¡¿Entendieron?! —lo dijo muy enojado
—N-No me gusta… tener j-jefes… —fue la respuesta de Chandler con una sonrisa burlona.
Packowski no iba a pasar eso y procuro que el siguiente golpe fuerte lo dejara inconsciente. Fue fuerte, pero no llegó a la inconsciencia.
Grant ayudó a Benny que seguía atado con la cadena y a Chandler que no podía levantarse solo. El chico castaño se dirigió para ver a Carol, pero la puerta no se abría.
—C-Carol… Carol… ¡Ábreme! ¡Carol, ábreme! —le imploraba aquello.
Él se mantuvo gritando por unos momentos más hasta que se fue con sus amigos para avisar a los otros. Todos estaban caminando como podían.
Carol estaba a un lado de la puerta llorando en silencio porque era claro que Benny no saldría fácilmente de ese mundo. Las promesas eran casi inseguras. Algo le decía que debía esperar… darle tiempo.
II
Liam y Rocky fueron amenazados por Packowski, se asustaron porque el tipo estaba fuera de sí mismo. Ellos tuvieron que atender a sus compañeros por muchos días porque la golpiza fue única y los dejó demasiado frágiles.
Benny trató de hablar con Carol un día que se escapó, pero ella ya no frecuentaba la tienda de costura y las casas de la avenida Franklin. Se enteró que no quería salir porque se sentía algo deprimida. No tenía que ser un genio que ese sería el preludio de la separación de sus mundos. Solo pudo verla un día desde otro edificio y mediante la ventana de donde estaba y la de ella. Se notaba muy melancólica y afligida.
—¡Debemos irnos, ya!
Así sentenciaba Liam a todos allí. Ya eran dos semanas desde que no podían realizar ni un movimiento debido a que Packowski tenía a su gente vigilando cada perímetro de su territorio y también porque Chandler junto a sus compañeros inspiraron a muchos otros, pero que fueron eliminados por el jefe.
—Aún podemos… —Benny no tenía nada claro.
—No, no podemos quedarnos… él nos matará —agregaba Rocky con tristeza.
Chandler se quedó mirando a todos allí, por primera vez se sintió bastante culpable. Solo quería hacerse un nombre en ese lugar o en cualquier otro. Pero Liam se paró frente a ellos.
—Tengo una idea —expresó Liam.
Los cuatro amigos lo miraron con curiosidad, se notaba que esperaban cualquier cosa porque como se veían las cosas… lo más probable era que terminaran bajo tierra o en el mar y sin un funeral digno.
—P-Podemos ir a Kentucky.
Eso sí les pareció muy extraño, pensaban que les daría una idea de cómo salir de ese problema.
—Nadie dice que para siempre, solo hasta que las cosas se apacigüen.
Estaban en la residencia de la desaparecida familia Loud, se quedaron hasta altas horas de la noche en ese lugar para pensar en lo que les dijo el chico. Benny tenía una mirada de desagrado por la idea como también Grant. Pero una mirada de resignación se hizo presente en ese momento por parte de los mayores.
—¡Volveremos en grande! —sentenció Grant de manera enérgica.
A la madre de Chandler poco le importaba lo que hiciera su hijo, siempre tendría un plato de comida y cama donde dormir. Solo no debía meterse en serios problemas y, sobre todo, llevarlos a su casa.
Partieron en un tren a las ocho de mañana. El viejo Flip los ayudó a regañadientes porque no quería ganarse problemas con Packowski. Fueron de manera incógnita. Pero solo uno de ellos se percató de la presencia de alguien.
Mientras el tren empezaba la partida, Benny pudo ver a Carol detrás de una de las columnas de la estación mirándolo con tristeza. Solo movió su mano y le sonrió levemente.
—Tranquila… solo serán unos meses… solo mantente esperanzada.
—Gracias, tío Flip.
Liam les dijo que allí había una vieja granja de un tío en Louisville en la que criaba caballos, pero al ganar mucho dinero se mudó a otro Estado. Ellos solo esperaban poder dejar todo al pasar del tiempo, esperaban que Packowski los olvidara.
Al llegar a esa ciudad, se dieron cuenta que solo una parte de esa ciudad eran granjas, lo demás eran edificios. No fue difícil poder ubicar la vieja granja.
Toda la casa estaba empolvada y un poco destruida, hierba mala en algunas partes, otras partes solo eran desérticas.
—No es lo mejor, pero es un buen inicio —dijo Liam que dejaba su pequeña maleta en el suelo.
—Lo mismo pienso —agregó Chandler.
—¿Qué haremos en esta ciudad? —Benny preguntó con algo de cansancio.
Ya pensarían porque primero debían arreglar el lugar donde sería su hogar momentáneo. Se pasaron como dos días arreglando esa granja, necesitaban hacer saber que aún había personas que vivían allí. Por suerte el río pasaba cerca y supieron cómo hacer para que el agua llegara a un viejo pozo.
III
Se la pasaron caminando por toda la ciudad después de ordenar las cosas en la granja, pero lo sorprendente era que consiguieron empleo, pero como meseros y lavaplatos en un restaurante. Era mejor que robar, pero el ambiente callejero era lo que les daba emoción.
Benny en un principio se mostraba reacio a robar para Packowski, no quería involucrarse en ese mundillo… aunque, por otro lado, la emoción de ser alguien importante entre esa gente y obtener una ganancia grande lo atraían en demasía. Lo mismo era con los demás, y con Chandler.
Por ahora solo debían mantenerse a la espera de que todo se calme allí en Royal Woods.
Chandler solía charlar con Liam y Rocky cuando descansaban o antes de irse a dormir en esa granja. Los dos mejores amigos hicieron uno más de ellos a Chandler. Ellos decían que se llevaban bien por ser pelirrojos.
—¿Qué quieren ustedes? —preguntó Chandler.
—Yo quiero… realmente no lo sé… supongo que vivir bien y estar con mis amigos —respondió Rocky con sinceridad.
—Quiero tener dinero para no poder pasar hambre y estar con ustedes, sin olvidar a Grant y Benny —expresaba Liam con veracidad.
—Pero… ¿no han pensado en algo más?
Los dos amigos se miraron con extrañeza, desde antes de trabajar para Packowski sus anhelos primordiales eran poder sobrevivir y disfrutar el tiempo con sus amigos. Ellos dos en esos momentos no tenían esa sensación de la que Benny, Chandler y, en menor parte, Grant.
Ellos tres están en la azotea del restaurante de dos pisos mirando el brillo del Sol de la tarde. Chandler los mira con una sonrisa.
—Yo quiero tener al mundo, quiero ser alguien, me gustaría tener el dinero… y los cinco juntos… sé que lo lograremos —volteó para mirar al Sol, dejó su delantal sobre el muro—. Sé que merecemos mucho más, estoy seguro de que podremos lograr muchas cosas, no debemos dejar pasar oportunidades.
Liam y Rocky sonrieron de forma amable porque Chandler era un amigo que se abrió con ellos de una manera sincera. Nadie, a excepción de ellos, les había hablado de una manera tan clara y con su corazón.
El pelirrojo miró a los ojos a los dos, pero en especial a Liam y levantó su pulgar.
Benny pensaba mucho en la decepción que Carol se llevaba al saber que ahora era un prófugo, daba igual si era de la justicia o no. Era un fugitivo. No había momento en donde la melancolía de Benny no bajara los ánimos a todo el grupo.
—Eres un adolescente, no es el fin del mundo —le recalcaba su amigo.
—No es eso Grant… la he liado, lo he arruinado… Carol se lleva un mal concepto…
—Eres un idiota, nosotros ya tenemos algo de ese concepto… somos pandilleros… debemos aceptarlo. La vida anterior a Packowski era para perecer… tener un trabajo formal… eso solo es temporal. Las calles y su estilo de vida es lo nuestro… es allí donde nos conocimos todos… uno siempre es llamado por su lugar… ese lugar son las calles de Michigan.
Benny se quedaría pensando mientras lavaba los platos al lado de Grant. Sabía que una vida normal no era para ellos, sabía que las personas normales nunca hurtarían algo o serían golpeados de esa manera como los golpeó su exjefe. Solo necesitaba aceptar lo que la vida le depararía.
Grant sabía que Carol y ellos eran dos caminos en la vida de su amigo. Pero él sabía que la amada de Benny no era alguien que aceptaría eso. El que no le abriera la puerta a su amigo que parecía estar cerca de la muerte le daba parte de la razón porque una parte de él quería creer que no le abrió por el miedo a que le hicieran algo.
El tiempo en Louisville era tranquilo, no obstante, era una tortura porque debían alejarse de su hogar y no por voluntad.
Las casualidades de la vida se iban a poner a favor de Grant para que diera paso a conocer a la sobrina del dueño del restaurante. Di Martino se haría presente por unas vacaciones que tomaría con su familia para visitar y ayudar a su tío.
IV
—¿Ustedes ahora viven aquí?
Se quedaron estupefactos al notar que una chica de cabellos rojos entró a la casa. Se notaba de la edad de Grant.
—¿Son mudos o qué?
—¡¿No sabe que es propiedad privada este lugar?! —Liam se portó de una manera algo agresiva.
—Solo sé que esto le pertenecía a un antiguo granjero, y no creo que ustedes sean sus hijos.
—Soy su sobrino y ellos mis amigos. Además, este lugar estaba abandonado.
—¿Cómo te llamas, niño?
—Me llamo Liam Hunnicuttberg, ¿tú?
Miró a todos y notó que todos no tenían un aire amenazante, aunque eso no quitaba que le daban la impresión de ser unos ladronzuelos. Ella estaba armada por si las moscas con un pequeño revólver en una parte de su falda.
—Solo dime Becky, niño —lo dijo de mala manera—. Seas sobrino o sean tus amigos, no me importa, pero los demás granjeros no los miran con buena cara… y más si son unos judíos.
La chica se dio la vuelta y salió por donde llegó, solo Grant fue a hablar con ella antes de que se fuera. A los demás les iba y venía su presencia.
—Espera… no queremos hacer nada malo… solo somos unos chicos que necesitan un lugar provisional —expresaba con algo de dificultad.
—Solo venía a dar un aviso, no pienses mal de mí, no tengo nada contra tu pueblo, pero algunos pobladores de aquí no los miran bien y por eso me di la tarea de ver si todo está en orden —hablaba de manera tranquila.
—Gracias, supongo… me llamo Grant… sería un gusto que les dijeras que no hay nada de malo con nosotros… no nos quedaremos mucho tiempo —le quiso dar la mano, pero no notó iniciativa por devolverle el saludo.
Becky se hincó de rodillas, tomó con sus manos los extremos de su vestido y lo saludo de una manera que satirizaba a la realeza.
—Es un gusto, joven Grant. No tengan problemas conmigo, no tengo nada contra negros, judíos, españoles o lo que sea… solo no se metan en problemas, y me refiero que no tengan contacto con personas de aquí. Adiós —se fue sonriendo de manera extraña.
Grant por un momento le pareció haber visto una sonrisa coqueta por parte de la chica pelirroja. Regresó y procedió a tratar de descansar en ese pobre ambiente.
Lo que ganaban no era mucho, porque al juntar la paga de todos, no se podía decir que era algo digno. No era momento de tanta queja, solo debían conseguir la supervivencia por cuatro o cinco meses.
V
Grant y Di Martino no podían dejar de mirarse de reojo o hasta de manera obvia. Cuando llegó se sorprendió al verlo lavando los platos junto a Benny y el ver a los demás le hizo la misma pasada.
Ella sería mesera para poder solventar los últimos gastos para poder solventarse su educación universitaria.
Di Martino sabía poco sobre lo que hacía Grant y sus amigos, pero sinceramente tenía su mente en varias cosas como para saber los motivos por los que se dedicaban a eso. Al verlos en el negocio de su tío, pensó que lo que había oído solo eran habladurías.
Toda una semana se la pasaron hablando de manera sucinta, nada más que un "hola", "¿cómo estás?", "¿todo bien?", "adiós". Pero cumplida la semana, decidió irse después que sus amigos, decidió ayudarla a dejar las sillas sobre las mesas y barrer los dos pisos de aquel lugar.
Su tío le dio las llaves para que cierre al terminar todo, se dio cuenta que ella le tenía confianza al muchacho.
—Y… ¿qué piensas estudiar? —levantaba las sillas.
—Estudiaré para ser enfermera… —trataba de mirarlo mientras barría— eso es muy seguro.
—Eso es… genial… serás la mejor… —no sabía qué más decir.
Ella dejó de barrer y trató de mirarlo al rostro, él se sentía muy intimidado como para hacer lo mismo que Di Martino.
—¿Qué piensas hacer de tu vida?
—N-No tengo una idea clara.
Grant se pudo percatar que ella lo miraba con un afán de poder hablar, ya que nunca han podido hablar más de un minuto en ocasiones que se suscitaban en la ciudad de ellos.
—Tenemos el tiempo del mundo para conversar… ya sabes… allá creo que nunca hemos podido hablar… tú estás en lo tuyo y yo en lo mío.
Él se quedó algo anonadado, no pensó que ella en verdad quisiera dar el primer paso para conocerse mejor. Después de tantas miradas indiscretas, tantas sonrisas directas y expresiones de encanto… el impredecible destino le daba una oportunidad que no debía dejar fugar.
La charla nutriría el afecto que la chica empezaba a sentir por aquel muchacho al cual alguna vez conoció muchos años atrás. Di Martino entendería, por las respuestas indirectas de él, que no estaba en algo bueno. Aunque también se enteraría de eso tan especial que siente por ella. Toda esa charla la dejaría muy halagada, nunca pensó ser considerada como alguien que pudiera hacer sentir… muchas cosas a una sola persona. La charla duró cerca de las tres de la mañana, todo estaba apagado salvo una pequeña lámpara que alumbraba a ellos en esas horas de inmensa oscuridad secundada por el silencio apartado y obnubilado por la encantadora conversación.
Grant supo que por el momento Di Martino se mantendría en el estado platónico y quimérico de sus anhelos. Pero ella ya generaría un espacio para él en lo más profundo de su ser.
VI
Ya casi cuatro meses en Louisville, pero algo que les sorprendió es que los tomó por sorpresa una fecha. Tantas eran las preocupaciones que dejaron de lado esa fecha muy importante que los unía.
Era un día del mes de setiembre que se ubicaba a un poco más de la quincena. De por sí ese mes era lo que los unió, pero coincidir con la misma fecha fue como darle fuerza a ese lazo invisible.
Ya era muy de noche, Grant estaba charlando con Becky en el viejo granero de esa granja. En ella encontró a alguien en quien hablar sobre chicas, es mejor que una chica te aconseje para no hacer el ridículo.
Becky en los meses transcurridos los defendió de algunos de los granjeros de allí que creían que esos judíos querían apoderarse de todo o envenenar el agua. Ella tuvo que dar su palabra de dispararles si hicieran algo indebido. Era algo muy exagerado para unos chicos que no pasaban los dieciocho años.
—Las mujeres queremos estar seguras… o, por lo menos, que nos inspiren seguridad… tu modo de vida… no es algo que sea bueno, pero… —lo miró con una sonrisa encantadora— cuando una está enamorada, no le hace caso más que a su corazón.
—Lo sé… no tengo nada que ofrecerle hasta el momento… seré paciente… ella solo va a la residencia de señoritas para estudiar… sé que cuando regrese… podré estar con ella —estaba esperanzado.
—No pienses que todo está perdido… no puedes sentirte así el día de tu cumpleaños —le dio un ligero empujón para animarlo.
Los demás estaban en la casa arreglando el pequeño comedor para poder celebrar esa fecha especial de los cinco. Grant se adelantó y les compró el pastel con la crema de nata, aquello hizo que Grant, Benny, Chandler y Liam recordaran su primera vez con Whitney. Liam lo hizo en el baño del edificio donde vivían, la tomó por sorpresa en las escaleras con el pastel.
Los cinco estaban algo tristes, pero lo importante era que estaban juntos, más aún cuando conocieron a una chica agradable que los defendió, eso hizo que ella se robara su corazón y eterna amistad de ellos.
—Muy bien, chicos —dejó su escopeta al lado de la puerta de la cocina—. No todas las personas que se conocen cumplen años el mismo mes y día —sacó algo de una parte de su vestido—. Sé que aún todavía no están actos para esto, pero las personas de pueblo solemos hacerlo desde muy jóvenes —colocó una pequeña botella de whisky al lado del pastel—. Celebren como debe ser.
Ahora la mesa ya no se notaba algo solitaria, pastel, emparedados y licor. Becky les sonrió de manera amigable, pero con Grant era distinto. Benny y Chandler colocaron unos pequeños vasos para verter el licor y brindar. Todos levantaron sus vasos.
—Lejaim —dijo Grant.
—Lejaim —repitieron los demás.
Mientras bebían y hacían caras raras por el sabor de ese licor, Becky estaba con curiosidad por esa palabra que repitió de manera automática. Grant se percató de eso.
—Significa "Por la vida" es estar desbordantes de alegría por vivir —lo dijo con amabilidad.
—Interesante —llenó nuevamente su vaso.
La pelirroja vivía sola desde hace años, pero tenía familiares que vivían cerca a ella. Pocas veces sentía el calor de la amistad, solo tenía conocidos que eran sus vecinos, pero estos chicos le brindaron lo que por años no pudo tener, una bonita amistad y atracción por cierta persona.
Al inicio le llamó la atención que unos mocosos tuvieran el valor de traspasar propiedad privada, pero con la explicación y el pasar de ese corto tiempo, pudo cerciorarse que aquello le resultaba extraño, atrayente y cálido. Rápidamente se hizo amiga de ellos.
Lo que le resultaba triste era que los chicos le contaron que en menos de un mes se irían nuevamente a Michigan.
Luego de comer pastel y contar anécdotas graciosas, algunos se fueron a descansar para seguir trabajando el día de mañana. Ella se fue a sentar en la entrada, pero Grant se sentó al lado de ella como algunas horas antes.
—Va a ser triste cuando nos vayamos, te extrañaremos. Eres nuestra única amiga en este lugar —lo decía con una sinceridad pocas veces escuchada por otros.
Becky se levantó en ese momento y se fue sin decir una palabra, no podía creer que algo como eso la haya hecho algo distinta a lo usual en ella. Grant pudo notar cierta molestia, no sabía el porqué.
VII
Cinco meses o a una semana de haber cumplido cinco. El tiempo estaba cambiando y ya se podía sentir el frío en todo el lugar. Era el momento exacto para partir y volver listos para todo. Ya habían pensado en lo primero que debían hacer.
Renunciaron a su trabajo, el señor les guardó aprecio a ellos cinco porque eran cumplidos. Di Martino aún no terminaba su labor, pero ella sabía que los encontraría nuevamente en Royal Woods. La despedida entre Grant y Di Martino no fue un hasta luego indeterminado, no por ahora.
Chandler estaba entusiasmado porque sabía que la idea de Benny y las modificaciones suyas funcionarían. Era el momento de surgir por parte suya y de sus amigos.
Llegaron a la estación de trenes con paciencia, trataron de despedirse de Becky unas horas antes, pero ella no estaba en su granja. Las últimas semanas, ella pocas veces solía ser recurrente en la granja de Liam, ellos iban a visitarla. Estaban algo acongojados.
A los lejos avistaron a una mujer de cabello rojizo, falda gris, blusa celeste y botas. Becky no podía dejarlos ir sin que los haya despedido.
—Viniste —dijo Grant con alegría.
—No podía dejar que se fueran mis amigos —expresó muy feliz.
Los cinco se miraron sonrientes, desde que la conocen es la primera vez que ella les dice que son sus amigos.
—Y tú nuestra amiga —le dijeron los cinco chicos.
Faltaba poco para que embarcaran, ella se acercó a Benny, Chandler, Liam y Rocky para darles un beso en su mejilla a cada uno. Ellos nunca pensaron que una hermosa chica les diera algo tan dulce.
Se paró frente a Grant, pero no tenía el valor de darle un beso en la mejilla. Ellos se quedaron algo confundidos. Grant la abrazó de una manera amistosa, no era necesario un beso. Ella lo tomó con ternura y juntó su cabeza con la de él. Realmente el chico con su actitud educada contrastada con lo pandillero que era… la dejó muy encantada.
—Becky… si alguna vez quieres ir a Royal Woods no dudes en ir al gueto judío… y si no se da eso… volveré a este lugar para verte —la tenía abrazada mientras la miraba a los ojos.
—C-Claro —ella estaba con lágrimas en sus ojos.
Los chicos pudieron percatarse de lo que sentía Becky respecto a Grant. No dirían nada para no arruinar el momento, y quizás no se lo dirían hasta llegar a Royal Woods.
Ella movió su brazo y despidió a sus amigos hasta que se perdieran en el horizonte. Ellos la despidieron con medio cuerpo fuera de la ventana y moviendo sus brazos.
—¡Te escribiremos! —gritó Liam satisfecho con todo lo pasado en ese lugar.
—¡Vuelvan cuando quieran! —no pudo contener las lágrimas.
Y el tren se perdió a lo lejos, y Becky solo esperaba que se le diera la oportunidad para poder volver a verlos.
Benny estaba alegre y triste porque vería nuevamente a Carol, pero esperaba la mejor reacción de ella…
