Disclaimer:

La trama es original y está basada en los personajes de la serie animada "Miraculous: Les aventures de Ladybug et Chat Noir". Los personajes son propiedad de Thomas Astruc.

Los personajes originales así como las situaciones aquí presentadas son ficticios y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

[PROHIBIDA SU COPIA]


El héroe felino se movía rápidamente de tejado en tejado, había sido una noche tranquila más allá de pequeños incidentes de tráfico de los que podía perfectamente encargarse la policía local. Ahora quería llegar a uno de los lugares que más le tranquilizaban de esa bulliciosa ciudad, quería descargar toda la tensión acumulada durante el día, no quería llegar a su casa más que con la idea de ver a su princesa. Con ese pensamiento sus labios se curvaron mostrando una sonrisa de felicidad a la vez que se posaba en lo más alto de la torre Eiffel.

Levantó la cara mirando al cielo antes de soltar un profundo grito de liberación al firmamento - ¿Chat? - sonó una familiar voz desde la oscuridad. El entornó los ojos para con su capacidad de ver en la oscuridad descubrir que había sido eso. Sus ojos se desorbitaron temblando, su primer impulso fue retroceder hasta que su espalda chocó contra una de las vigas del monumento. Ahí estaba ella, la única persona en el mundo que no desea ver.

- ¿Chat? - volvió a oírse más cerca la tímida voz - ¿Estas bien?.

El quedó estático cuando la chica por fin salió a la luz, por un momento se relajó al ver esos profundos orbes azules que en otro tiempo lo habían enamorado, pero al recordar su traición, lo que había hecho se tensó de inmediato hasta el punto de crujir sus dientes por la presión que ejercía.

- ¿Que haces aquí? - escupió con odio.

- So...solo salí a tomar el aire...y este es uno de mis lugares preferidos, así que pensé que sería una buena idea venir hasta aquí. - explicó intimidada por la mirada amenazante de su antiguo compañero.

- Pues no lo fue. - espetó con brusquedad, tomó su bastón y se acercó al borde de la plataforma listo para saltar al vacío y alejarse de ella.

- ¡Chat!, por favor no te vayas. - suplicó.

El se quedó inmóvil viendo hacia la noche. - Por favor, solo quiero hablar contigo. - volvió a suplicar con voz temblorosa.

- Tú y yo no tenemos nada de qué hablar. - la intimidó cuando esgrimió con furia su arma hacia ella en advertencia de que no se le acercara más.

- ¿Por qué me tratas así? - inquirió dolida por la amenaza velada que le hizo.

- ¿Es que nunca vas a comprender que fue un accidente? y lo que hice fue para protegerte. - ahora era ella quien le recriminaba.

El héroe apretaba su puño alrededor de su arma, esa conversación le estaba afectando. Todos los días se esforzaba por esconder esos trágicos recuerdos y actuar con normalidad pero ahí estaba ella, la causante de todo que se empeñaba en sacar a flote el pasado y golpearlo con el dolor de su pérdida. Ya no aguantaba más, si ella quería hablar...hablaría.

- Un "accidente" que pudiste evitar. - le reprochó - Si no hubieras sido tan impetuosa y obcecada mi...Gabriel Agreste estaría vivo. - se corrigió en el último momento de la imprudencia que iba a decir - Si te hubieras molestado en verme te hubieras dado cuenta de que tenía la situación bajo control, pero no, la gran Ladybug no podía confiar por una sola vez en su "subalterno". - enfatizó con enojo - Pudiste, ¡no!, debiste haber usado tu lucky charm... - la heroína lo veía incrédula con los ojos temblorosos, él nunca le había hablado así con esa agresividad - pero ya qué más da, ¿verdad?, salvamos París que es lo que importa, ¿no? - en sus palabras se notaba la ironía y el desdén hacia ella.

Se quedaron en silencio, cabizbajos uno frente a otro. Ella luchando por contener las lágrimas por la duras palabras recibidas y él jadeante contenía la ansiedad que esa situación le provocaba.

- Eres injusto. - se decidió a hablar con lágrimas en los ojos - No hay día que pase que no recuerde lo que pasó y que no me arrepienta de ello. ¿Sabes lo difícil que es ver cada día el dolor que he provocado? - Chat Noir la miró confundido al no entender eso último - Esta culpa me perseguirá por el resto de mi vida. Sé que hice mal y tienes razón me asusté al verte así, yo solo quería protegerte... - las lágrimas ya corrían libremente por sus mejillas.

- ¿Que soy injusto?. Me has convertido en un asesino junto contigo. - la atacaba con lengua afilada, ya que su estricta moral mantenía a raya cualquier deseo de agredirla, deseaba que sus palabras le hicieran daño - Nunca le hemos quitado la vida a nadie o ¿acaso te planteaste alguna vez matar a alguno de los akumatizados? - los ojos de la heroína se clavaron con dolor en su compañero, ¿cómo podía él ni tan siquiera insinuar algo como eso? - Eres un peligro, no ha sido la primera vez que has puesto en riesgo vidas inocentes. Siempre tan imprudente, tan soberbia incapaz de controlarte. - para ese momento Chat ya no controlaba todo el veneno que destilaba por su boca contra su compañera - Has sabido engañar a todo el mundo con ese antifaz...con tu verdadero antifaz de coraje y devoción solo para encubrir como eres en realidad...una pobre chica insegura de sí misma y torpe. - Ladybug cubrió sus labios con ambas manos para tratar de ahogar el grito de sorpresa y dolor - No sé que vio el maestro Fu en ti para depositar tanto poder en tus manos, pero se equivoco. No merecías recibir ese prodigio, eres solo una patética y asustadiza niña jugando a los superhéroes sin importar a quien te lleves por delante, - Ladybug tuvo que sostenerse de la viga más cercana, sus piernas comenzaban a flaquear ante las duras palabras del héroe - como así has hecho con Adrien Agreste a quien le arrebataste a su única familia...y no has tenido el valor de encararlo y decirle la verdad. - Chat Noir sentía la boca seca y amarga por la bilis derramada, nada de lo que pudiera decir le traería de vuelta a su padre. Ya era suficiente solo quería alejarse de esa mujer.

Ladybug no soporto el ultimo envite de Chat Noir, la sola mención de Adrien la había resquebrajado del todo. No pudo mantenerse en pie por más tiempo, se dejó caer sobre sus rodillas, las lágrimas caían libres sobre la fría plancha de acero del último piso del monumento.

- No sé quien seas bajo la máscara, pero nunca y óyeme bien nunca debiste de haber sido Ladybug. - sin ningún tipo de compasión ni miramiento hacia quien había sido su compañera le asestó su último golpe de despreció, dejando salir su rabia contenida por meses.

El la miraba con el mismo odio que le profesaba desde aquel fatídico día. Ahí estaba ella de rodillas llorando de forma incontrolada, era un remedo de la altiva y orgullosa heroína que había conocido. Estaba tan cegado por la ira que le remordía el hecho de haber podido estar tan enamorado de esa mujer. ¿Enamorado?, un dejo de paz empezó a abrirse camino entre su furia, un hermoso rostro se dibujó en su pensamiento, esos bellos ojos azules que eran dueños de su devoción y eran capaces de apaciguar su dolor, ¡Marinette!, un incipiente deseo de ver y abrazar a su princesa se apoderó de él.

El héroe de negro se giró y camino hasta el borde de la plataforma sin voltear ni una sola vez, extendió su bastón y saltó para perderse en la noche, esta vez no hubo una voz que lo detuviera.

Se había quedado sola, sentía en la boca el tenue sabor a sal de sus lágrimas...lágrimas amargas al repetirse una y otra vez las crueles palabras del que había sido su compañero. La cabeza le daba vueltas, era incapaz de entender el odio irracional que tenía contra ella. No le basto con aplastarla con una pesada losa de acusaciones y despreció...tuvo que darle donde más le dolía...Adrien. Faltaban menos de tres semanas para que su deseo más anhelado se hiciera realidad, se casaría con el que era el amor de su vida desde el día que lo conoció y no permitiría de ninguna manera que él supiera quien había sido su padre, ya había sufrido bastante por su pérdida como para ahora tener que afrontar que el hombre por el que tanto había sufrido había sido el villano de Paris. No, eso no pasaría, ella lo protegería, sería su resguardo contra ese turbio pasado de su progenitor y sobre todo nunca debería saber que fue ella la culpable de su muerte. No tendría el valor de enfrentarlo si la verdad saliera a la luz, su amor por él era tan grande que no sobreviviría si la abandonara, imaginar una sola mirada de despreció en sus ojos verdes le comprimía el corazón.

Recostó su cuerpo exhausto por la tensión contenida contra la fría viga, perdió la noción del tiempo hasta que el frío viento de la noche empezó a escocer en su cara trayéndola de nuevo a la realidad, se puso en pie sin mucho ímpetu y secó la humedad de sus ojos. Enfocó un punto en la distancia y lanzó su yoyó, dando una última bocanada de aire saltó al abismo, ahora lo que más deseaba era llegar a su hogar y guarecerse en los brazos de su prometido.

Ladybug había entrado por el balcón, ya en su habitación soltó un suspiro de alivio, ahí se sentía segura. - Tikki, transformación. - el final del destello rojo dejó a la vista a la agotada azabache que sin su traje rojo su abatimiento era mucho más notorio. Al tratar de dar un paso se tambaleó no pudiendo evitar caer al costado de la cama.

- ¡Marinette! - con rapidez Tikki voló al lado de su portadora al verla precipitarse al suelo.

El pequeño ser se sobresaltó cuando vio el rostro descompuesto de la azabache, sus ojos apagados evidenciaban que había llorado. - Marinette ¿que ha pasado? - se notaba la preocupación en la voz del kwami.

- No...no te preocupes, estoy bien Tikki - respondió apesadumbrada mientras se ayudaba con los brazos para quedar apoyada contra la cama - ...es solo que me encontré con Chat Noir.- el pequeño ser la miró asustada.

- ¿Pasó algo entre ustedes? - se le notaba la preocupación - ¿Te lastimó? - el kwami sabía perfectamente el gran odio que Adrien sentía por Ladybug y si de por si toda esta situación era un polvorín de sentimientos entremezclados no se podía imaginar que ocurriría si Chat Noir llegara a atacarla.

- No, pero él me odia Tikki, - los sollozos volvían al recordar su encuentro con el héroe - sus palabras hacia mi fueron muy duras y crueles. No quiere ni escucharme ni saber nada de mí.

- Dale tiempo Marinette, al parecer a él le ha afectado mucho esta situación. Ya verás que recapacitará y todo volverá a ser como antes. - sus palabras eran más para tranquilizarla que en lo que realidad pensaba.

- Trato de pensar que así será, pero me hace mucha falta ahora - las lágrimas volvían a caer de sus azules ojos - necesitó su apoyo, él estuvo ahí conmigo. Quiero que me diga que lo que hice no fue en vano, que fue un accidente que el techo se cayera. No sabes el esfuerzo que tengo que hacer algunos días para poder ver a la cara a Adrien sin tener que pensar que yo maté a su padre.

Tikki miraba con tristeza a su portadora, se acercó flotando hasta su mejilla para tratar de reconfortarla con su pequeño abrazo - ¡Marinette, estas helada!. - exclamo asustada - No puedes estar así te puedes enfermar. - en un rápido movimiento fue hasta el baño a abrir el agua caliente de la ducha y regresó junto a ella - Vamos levántate tienes que entrar en calor y lo mejor es una ducha caliente.

La azabache se puso en pie lentamente sin decir nada más y caminó hasta el baño, se estremeció cuando el agua caliente tocó su piel fría. Tikki tenía razón necesitaba una ducha caliente, notaba como la tensión bajaba ante la temperatura tan agradable. Se quedó inmóvil dejando que las gotas golpearan su espalda.