Kakashi estaba sentado en la rama de un gran árbol, frecuentemente pasaba el día con Sasuke, entrenando con él, pero ahora tenía la fastidiosa misión de vigilar un lago, una misión que él mismo se impuso. Kabuto no había dejado de darle órdenes a una tal Yuren, y aunque ella tenía habilidades asombrosas, no deja de ser más que una subordinada sin cerebro que creía a Orochimaru un héroe digno de reverenciarse, hacía todo por él y cuanto se le ordenada. Así que ahora era una niñera. Y Kakashi, fastidiado de estar encerrado, se ofreció como voluntario para vigilar un lago, el destino de Yuren, el niño y Kabuto.

Ahora, sentado y sin hacer nada, se arrepentía completamente de su ofrecimiento. Lo hizo por la simple y sencilla razón de tomar un poco de aire fresco, hacía mucho tiempo que dejó de disfrutar del exterior, ya no era el mismo, y creyó que un poco de aire fresco le vendría bien, que volvería la sensación de libertad, pero no fue así. Incluso podría irse en ese mismo instante, irse y dejar a Sasuke atrás, pero no lo haría. Además, ¿a dónde iría? La Hoja ya no era su hogar, no sería más que un extraño. Kabuto se encargó de darles la noticia de que eran considerados ninjas renegados de Konoha, era lógico que sucediera, pero eso no evitó sentirse como un traidor. Quizá de ahí venía esa sensación tan desabrida por su vida, claro que no se arrepentía de su decisión, pero el desazón por todo era muy amargo, no recordaba la última vez que disfrutó de un momento. Antes solía aprovechar cada ocasión en la que podía salir, se quedaba un largo rato tendido en el suelo o en la rama de cualquier árbol y se relajaba, se desintoxicaba, sólo que ahora era como sentirse tóxico él y no su entorno. Se contagió y no había remedio.

Suspiró, como por vigésima vez en una hora, y se incorporó para tener una mejor visión de ese silencioso lago. Tan sólo esperaba la llegada de Kabuto con sus acompañantes para volver con Sasuke, a la oscuridad, a la rutina. No tenía idea de por qué vigilar ese lago en específico, pero tampoco le importaba, desde que llegara con Orochimaru decidió no involucrarse en sus planes y estrategias, así que jamás preguntaba nada. Por fin aparecieron, Kabuto observó en su dirección, asintió con la cabeza y Kakashi desapareció. No tenía nada más que hacer en ese lugar.

Tan sólo habían pasado un par de horas, justo cuando Sasuke y él estaban a la mitad de su entrenamiento, cuando Kabuto interrumpió. Y lo hizo con una de esas típicas sonrisas que avisan acontecimientos que le parecen divertidos, nada bueno, en pocas palabras.

-Tenemos un pequeño problema – anunció sin importarle la mirada irritada de Sasuke, su genio era apenas tolerable en los últimos meses - ¿Cuánto tiempo paso desde que nos encontramos con Sakura y ese grupo ANBU?, no importa, lo importante es que están aquí – observó a los dos ninjas que no cambiaron de posición y que intentaban averiguar por qué eso era relevante para ambos. Incluso Kakashi se sentía distanciado de cualquier asunto relacionado con la Hoja.

-¿Qué quieres? – preguntó el ex ANBU fastidiado, su humor también había cambiado mucho, su paciencia era casi tan limitada como la de Sasuke, sólo que él decía más palabras. En ese punto podría ser que esa fuera la única diferencia entre ambos.

-Pero no está Sakura con ellos, lo sé, una completa desilusión... en fin. Orochimaru necesita que alguien los vigile de cerca, se lo podría pedir a algún otro ninja, pero quería darle oportunidad a uno de ustedes.

-Desaparece, Kabuto – ordenó Sasuke.

-No quería plantearlo de esta manera, pero uno de ustedes debe vigilar a los ninjas de la Hoja, ¿por qué?, pues porque Orochimaru lo ordena.

-Vamos – Kakashi secó unas gotas de sudor que todavía resbalaban desde su frente hasta sus mejillas. No tenía sentido seguir discutiendo. Durante la última semana apenas les permitían entrenar juntos, y la razón era muy simple: intentaban separarlos porque temían un cambio de planes. Orochimaru se debilitaba rápidamente, y aunque no dejaba de ser una amenaza, sería fácil llevar a cabo "un golpe de estado", por así decirlo. Sasuke y él podían, uniendo fuerza, eliminar todo lo que Orochimaru deseaba. Llevaban años entrenando juntos, sus movimientos no podían ser más coordinados, era imposible ignorar el hecho que eran extremadamente peligrosos juntos. Eran una amenaza, y los trataban como tal. Estaban vigilados. Como si eso fuera necesario.

-Gracias por ofrecerte como voluntario, Kakashi, seguro que verás algunas caras conocidas durante tu misión. No tienes que intervenir en absoluto, tan sólo observar y decirnos si vez algo interesante – su tarea consistía en mantenerse alejado de Sasuke para evitar un complot contra Orochimaru, así que le darían cualquier tarea, aunque sólo fuera quedarse sentado y observar. Seguramente también intentaban disminuir su nivel, aunque eso no sucedería de la noche a la mañana, y claro que tampoco lo permitiría.

Terminó como había comenzado el día, de nuevo ofreciéndose como voluntario para una tarea fácil y fastidiosa. No tardó en localizar a su objetivo, había una casa de madera en medio del bosque, bien oculta, y seguramente, igual de protegida. Se quedó en silencio, no le quedó más remedio que sentarse y observar. No registró ningún movimiento, ni siquiera alguna luz que le indicara la presencia de alguien, pero eso no era necesario, ellos estaban allí. Kabuto no le había dicho de quién se trataba, tan sólo que no estaba Sakura, pero esa construcción le revelaba la identidad de uno de ellos, uno que no esperaba encontrarse en esa clase de misiones. Por fin vio rastro de los ninjas, incluso escuchó sus voces en algunos susurros que se escapaban por las ranuras de la casa y que eran llevadas por el viento. No pasó mucho hasta que divisó a alguien por una de las ventanas, se trataba de una cabellera rubia, mujer, debía ser Ino, la alumna de Asuma, una cabellera larga y azulada, Hinata, alumna de Kurenai, una melena castaña recogida, Ten-Ten, alumna de Guy. No esperaba verlas a ellas juntas, pero claro, había pasado mucho tiempo y seguramente las cosas cambiaron. No era posible que estuvieran solas, y no porque no las considerara débiles, ya se habían enfrentado a un grupo de subordinados de Orochimaru y terminaron por vencer a la mayoría, la razón era que estaba seguro de que cierto ninja, con habilidades de tipo madera, estaba en ese refugio.

No había prisa por averiguarlo, no tenía que irse de allí, y seguramente Orochimaru y Kabuto no lo esperaban hasta el día siguiente. Así que se quedó observando por esa única ventana, viendo siluetas pasar, reconociéndolas por su cabellera. Reconoció a Lee, a Kiba, a Shino, y por fin, después de horas, apareció Tenzo. No se había equivocado. Con tantos rostros conocidos esperaba ver a uno más, un ninja rubio, escuchar su escandalosa y estridente voz por todo el bosque, su risa tan poco disimulada, realmente esperaba ver a su antiguo alumno. No lo hizo en aquella misión, la última donde tuvo noticias de la Hoja, lo cual no era de sorprender pues era un grupo ANBU más una médico. Pero en esa ocasión se trataba de un grupo chunin, él debía estar allí, sólo que aún no lo veía. Era un grupo numeroso, más de los necesarios para una simple misión. No era tan complicado deducir que la misión de Kabuto de alguna forma estaba conectada con la presencia de los ninjas de la Hoja, y que todo giraba con relación a ese misterioso lago. No haría preguntas, durante los tres años, un poco más, nunca las hizo, tan sólo almacenaba información, toda la información porque le sería útil en determinado momento.

Se quedó observando a esos ninjas con lo que alguna vez convivió, intentó imaginarse con ellos, pero no, en su mente no había espacio para una escena así. Las esperanzas de volver tampoco estaban, su entusiasmo estaba desapareciendo, y no es que no valorara a la Hoja, la historia de su maestro y su padre, de Obito, pero llevaba mucho tiempo siendo un ninja renegado... ¿Hasta dónde lo había llevado su deseo de redimirse salvando a Sasuke?, durante el primer año no dejaba de añorar la Aldea, los imaginaba volviendo, integrándose de nuevo a su hogar, pero en el segundo año esa idea, ese sueño comenzó a desvanecerse, y ahora, no creía que él pudiera tener un hogar, o en todo caso que ese hogar estuviera en la Hoja. Lo que pasaría con Sasuke era seguro, y todo terminaría pronto, pero ¿y después qué? Tampoco tenía respuesta para eso.

Cambió de posición, últimamente no le gusta enfrentarse a todo lo que pasaba por su cabeza, la incertidumbre y el propio fastidio de no tener mucho por lo qué luchar. Un motivo para mantenerse cuerdo, y la falta de motivo era precisamente la falta un lugar a dónde volver. Sabía que si en aquella ocasión, cuando se encontraron con Sakura, ella hubiera dicho que sí, que venían en búsqueda de ellos dos para llevarlos de vuelta, entonces él se habría aferrado a esa esperanza y tendría un lugar a dónde volver, donde lo pensaran y quisieran de vuelta. Si la Hoja estuviera haciendo algo para recuperarlos, pero no. Después de esa vida de renegado no habría nada más. Se encogió de hombros y siguió observando. Le quedaba una larga noche y no creía que sucediera nada relevante. Era un poco cansado ver por esa ventana, escuchar retazos de conversaciones que carecían sin sentido, ninguno hablaba de la misión, y si lo hacían eran bastante cautelosos para que sus palabras no salieran de esas paredes, sin mencionar que él no estaba muy ansioso por escuchar, su misión era vigilar. Las pocas conversaciones que tenían sentido eran sobre temas triviales, una que otra risa por algún comentario tonto de parte de Kiba, incluso Tenzo participaba en la charla. Pero nada de Naruto, ni siquiera la más leve pista. Y no es que no lo reconociera, habría podido cambiar mucho, pero no tanto hasta el punto de no conocerlo entre ese grupo. Solía llevarse bien con todo, así que era extraño que en una misión que implicaba a tantos ninjas, no estuviera él. Le intrigaba su evolución, su progreso, pero tendría que quedarse con la duda. Tampoco era algo que le robara el sueño, ni él, ni Sakura.

Nadie se atrevería a salir de esa fortaleza, o eso creía. Por la venta divisó una cabellera rosa, en todo el tiempo que llevaba ahí no había escuchado su voz, ni sentido su presencia, pero debía ser ella, no había margen de error. No sólo pasó por la ventana, sino que salió por ella, eso sí que no lo veía venir.

-No vayas muy lejos, Sakura – le pidió Tenzo con una sonrisa tranquila. No tenía idea de que tuvieran contacto, mucho menos que él le sonriera, que se hubiera adecuado a la vida de un ninja sin máscara.

-No se preocupe, Capitán, él está conmigo.

-Lo sé, y deberías decirle que regrese.

-Lo haré.

Sakura se escabulló como si fuera una sombra más de la noche. Su figura delicada y agraciada era iluminada ocasionalmente por la luna. Era una luz pálida que contrastaba con la joven, con su cabellera naturalmente rosada, con el rojo de su blusa, el rosa de su falda, sus botas negras, era una gama de color que la resaltaban de una manera peculiar. Había cambiado desde la última vez que la vio. La siguió con la mirada, la médico subió al techo de la fortaleza y se quedó de pie, sin moverse. Kakashi tuvo que acercarse un poco más, le intrigaba la razón de quedarse allí, no era precisamente seguro, era un blanco fácil.

Resultó que esperaba a alguien, y no era a cualquier persona. Un ANBU apareció frente a ella, pero tampoco era cualquier ANBU, reconocía esa máscara a la perfección, era el que la apoyó cuando le tocó enfrentarse a Kabuto. Sin duda que no esperaba verlos juntos otra vez, y debían ser cercanos para que un ANBU apareciera en una misión que no los involucraba.

-Lo sé – dijo Sakura con un tono de voz tranquilo, suave, que no alteraba para nada el entorno – Estás pensando en que no debí venir – el ANBU asintió.

-Me necesitaban aquí – continuó la médico – Sabes que no habría salido de no ser urgente. Mi lugar está en la Hoja, en el Hospital y no me gusta dejarlos. Pero no tuve opción... - el ANBU tomó uno de los mechones de cabello rosado y lo acomodó detrás de la oreja, era un gesto tan personal – No tienes que estar aquí, volveré pronto. No creo que Tsunade-sama esté feliz, así que regresa.

El ANBU negó con la cabeza y Sakura sonrió. Era tan extraño, Kakashi se quedó hipnotizado con la escena. Era un ANBU y por lo que podía deducir, estaba allí sólo por ella, además se entendían con una sola mirada. Sakura leía sus pensamientos y respondía como si se tratara de una conversación normal. La médico incluso tomó una de sus manos.

-Estaré bien, lo prometo – pero él no se movió – No te irás de aquí hasta que terminé, ¿cierto? – esta vez obtuvo una respuesta afirmativa – Gracias.

Se quedaron en silencio durante casi una hora, se sentaron en el techo y no dijeron absolutamente nada. Para Kakashi no tenía sentido. ¿Qué estaban haciendo allí y en silencio? Sakura se mantenía serena, él apenas dejaba ver su respiración. Sea lo que sea que estuvieran compartiendo, fue interrumpido cuando Tenzo subió al techo. El ANBU desapareció de inmediato, pero no se molestó en ocultar su presencia.

-Sé que estás aquí – dijo Tenzo – Y también sé que no te irás. Avísame si ves algo interesante.

Mientras los dos ninjas volvían al interior de la fortaleza, Sakura, que ahora estaba del perfil opuesto, y seguramente gracias a la luz de la luna, Kakashi pudo ver una peculiar cicatriz en la que no había reparado la última vez que la vio. Era una cicatriz en el brazo izquierdo, entendió por qué no la vio antes, porque esa noche no portaba una especie de protección a la altura de los codos, una especie de tela rosada que cubría la cicatriz en su brazo izquierdo. No era ninguna herida que podría considerarse mortal o peligrosa, pero sin duda que en su momento debió ser dolorosa, y más para una médico. Seguro alguna misión que salió mal, lo curioso era que no parecía una herida hecha a distancia, daba el aspecto de ser profunda, como si su agresor hubiera estado lo bastante cerca para retenerla mientras la hería. Claro que sólo era una suposición.

Observó esa cicatriz hasta que Sakura y Tenzo entraron de nuevo al refugio. Seguía preguntándose por Naruto, dónde estaba cuando le hicieron esa herida a su compañera, si aún conservaba un poco de aquel chiquillo impetuoso y rebelde, debió sufrir por Sakura, sentirse impotente al no poder protegerla. Quizá mantenían a Naruto en la Aldea por Akatsuki, no era descabellado pensar que estuvieran detrás de él, quizá ahora la situación era más delicada y procuraban darle menos misiones. Era la única explicación para su ausencia.

El ANBU, el mismo con el que Sakura había hablado, no tardó en volver a aparecer. Se quedó parado sobre el techo, no parecía observar en ninguna dirección, veía a la nada, o eso creía, porque de pronto giró en su dirección. Dio un par de pasos hacia él, Kakashi estaba seguro de que no podía verlo, pero quizá sentía su presencia, así que se alejó hasta que la distancia entre ellos fue considerable, sólo así el ANBU se detuvo, no dejó de ver en su dirección hasta pasada casi una hora. Kakashi no pudo evitar sentirse como un enemigo, ese ANBU sólo hacía su trabajo al proteger a los ninjas de la Hoja, era lógico que lo tratara como una amenaza, pero aun así... Desde que estaba con Orochimaru siempre era visto como un enemigo, y no era para menos, pero creer que podría lastimar a sus antiguos colegas... Una parte de él se enfureció, deseaba enfrentarse con ese ANBU, demostrarle que su protección no serviría de nada, y en todo caso, que él no era el enemigo, pero ¿qué le diría?, ni siquiera tenía su banda para mostrarle que un día fue parte de la Hoja. La única señal era la marca ANBU, la misma de ese ninja que ahora le advertía que no se acercara. Era una verdadera tontería lo que sentía. El ANBU sólo hacía su trabajo, cuidaba bien a su equipo y trataba a cualquiera que se ocultara en las sombras como enemigo.

Seguro que si se presentaba lo reconocerían, había cambiado su atuendo, ahora vestía unos pantaloncillos de ninja grises, una camisa elástica negra sin mangas, pero tenía una clase de protección en los brazos, tela negra que llegaba hasta casi su marca ANBU, su máscara, por supuesto, aunque ya no cubría el Sharingan. Nada más. Su cabello gris había crecido, ahora era más rebelde, en realidad no creía haber cambiado mucho, su cabellera terminaría por delatarlo, el Sharingan, si esa venda caía y mostraba la marca. Las señales eran claras, ya lo habían reconocido antes, en cualquier otra Aldea, conocían su nombre y su historia, que era un renegado que abandonó la Hoja con el Uchiha. Así que lo reconocerían, pero no ganaría nada con eso. Era mejor así, permanecer en la oscuridad, ese ANBU nunca sabría de quién estaba cuidando a los ninjas de la Hoja, de un antiguo colega y compañero.

El ANBU desapareció, pero en cuestión de un minuto volvió a aparecer, después de eso no escuchó voces, ni siquiera restos de conversaciones triviales, nadie pasó por esa ventana de nuevo, mucho menos se atrevieron a salir. La diversión se había acabado.

El grupo de la hoja salió a primera hora, eran todos lo que él había logrado ver por esa ventana, pero no creía que fueran todos, o por lo menos esperaban a alguien más. Estaba casi seguro, veían a su alrededor y murmuraban, además mencionaron un punto de encuentro, lo mencionaron antes de que Tenzo pidiera absoluto silencio. Sakura estaba en el grupo, y aunque se mantenía cerca, era evidente que no estaba acostumbrada a ese tipo de misiones, a un grupo tan grande. No es que se le notara insegura o titubeara, era que permanecía demasiado inmersa en sus pensamientos, claro, sin descuidar a sus compañeros, como si calculara cada paso, analizando la situación. No quería seguir con sus deducciones, pero reconocía esa conducta, en el Hospital de Konoha, las enfermeras, la propia Tsunade que no olvidaba su formación médica, Shizune, todas ellas compartían esa característica. Los vio alejarse a todos, no los seguiría, no era parte de la tarea, tan sólo vigilarlos en su refugio, nada más. El ANBU los siguió un minuto después. Kakashi se quedó una hora más, esperando a que volvieran, y cuando eso no sucedió, entonces volvió con Sasuke.

-Es mejor que entrenemos – le dijo su alumno cuando lo vio aparecer. No hubo preguntas sobre los ninjas de la Hoja, ni siquiera una pequeña duda sobre quiénes estaban ahí. Kakashi tampoco tenía ánimos de contarle lo aburrido que había sido.

-Vamos.

Entrenaron sin descanso, por horas, y seguro que habrían seguido si no fuera porque Kabuto interrumpió de nuevo.

-¿Ahora qué? – Sasuke estaba fastidiado de su apariciones tan poco oportunas. De no poder entrenar y de la presencia del principal ayudante de Orochimaru, su paciencia se estaba agotando y eso era tan peligroso como que los dos entrenaran juntos.

-Necesitamos que Kakashi siga vigilando a los ninjas de la Hoja, asegurarse de que se marchan y no vuelven – por la expresión de Kabuto era evidente que la misión había fracasado y que no estaban contentos con el resultado, por más que tratara de disimularlo. Cualquiera que hubiera sido su objetivo no lo habían conseguido y eso siempre los ponía de malas. Kakashi estaba a punto de marcharse, pero Sasuke se adelantó.

-Yo iré.

-En realidad se lo pedía a Kakashi, no es necesario que salgas, Sasuke-kun, y no creo que Orochimaru-sama lo apruebe.

-Volveré en unas horas – y eso fue todo, desapareció. Seguro que Kabuto tendría problemas por permitirle salir, y más sin compañía.

-Espero que Sasuke-kun se controle y no termine por atacar a sus antiguos compañeros – Kabuto sólo intentaba provocar a Kakashi – Supongo que viste a tu antigua alumna, creí que sería una linda sorpresa si no te decía que ella también estaba. Me sorprende un poco la ausencia de Naruto, creí que ellos dos eran muy unidos. En fin, seguramente acabaron por separarse, cada uno en algún equipo, quizá él ya esté en manos de Akatsuki, con lo imprudente que es no me sorprendería... ¿Qué opinas, Kakashi, crees que Sasuke-kun se divierta un poco con los ninjas de la Hoja?, se veía muy ansioso.

-Supongo.

Kakashi también desapareció. No le importaba nada de lo que dijera Kabuto, ni tampoco tenía humor para oírlo. Estaba completamente seguro de que Sasuke no atacaría a los ninjas, pero le sorprendió esa pequeña huella de curiosidad que lo había llevado a asumir una tarea tan simple. Sasuke tenía curiosidad sobre sus antiguos compañeros, eso, o simplemente estaba aburrido, quizá una combinación de ambos. Pero de ninguna forma los atacaría, sí haría acto de presencia, pero nada más.

Volvió unas horas después, con la misma tranquilidad y desinterés de siempre. Su ropa estaba intacta, pero se le veía un poco menos fastidiado.

-Se marcharon.

Fue todo lo que dijo. Kabuto se acomodó los lentes, Orochimaru sonrió y nadie dijo otra palabra. Era evidente que no se había enfrentado con ellos, que los dejó marchar, y quizá ni siquiera se presentó ante sus antiguos compañeros. Además, Orochimaru y Kabuto tendrían que comerse sus dudas porque Sasuke no diría nada más, aunque se lo pidieran.

-Volveremos al entrenamiento – anunció el Uchiha y Kakashi desapareció con él. Seguramente en un par de horas encontrarían una nueva e insignificante misión para él. La situación comenzaba a volverse insoportable y no tardaría mucho en fastidiarse por completo. Sucedería pronto, más pronto de lo que el propio Orochimaru podría anticipar.

-Sakura ha mejorado mucho – comentó Sasuke en medio del entrenamiento. A Kakashi le costó un par de segundos comprender lo que estaba diciendo, en especial por lo sorpresivo del comentario, pero respondió sin detenerse.

-Kabuto parece sorprendido con sus habilidades médicas.

-Sería una buena opción, menos problemática que Karin, y mucho más eficiente.

-Pero menos dispuesta.

Sasuke sonrió y no dijo nada más. Sabía perfectamente lo que pasaba por la mente de su alumno, y aunque hacía tiempo que no pensaba en sus alumnos, Naruto y Sakura, ahora que había vuelto a ver a uno de ellos, le costaba imaginarla en algunos de los planes de Sasuke. No era descabellado pensar que Sakura siguiera enamorada de su compañero, era una gran posibilidad. Aunque en aquel tiempo no era más que una niña, se le notaba firme en su decisión, segura de estar enamorada del Uchiha, el primer amor no se olvida tan fácil, y menos cuando se tiene la sensibilidad de Sakura. Su alumna, aunque fuera brusca, lo demostraba con Naruto, también era obstinada en cada cosa que hacía, y eso incluía enamorarse. Además, la vio, la vio reaccionar cuando se encontró con Sasuke de nuevo, le afectó, aunque fuera por algunos segundos. Claro que no eran más que conjeturas, su antigua alumna pudo haber cambiado radicalmente, de hecho, no esperaba verla convertida en una médico sobresaliente, con una actitud tan segura, discreta y silenciosa.

-Estoy seguro de que podré convencerla, aún está enamorada – la seguridad de Sasuke lo desconcertó un poco, pero no pidió explicaciones ni nada por el estilo, Sakura le importaba como su antigua alumna que era, pero ya no lo suficiente para intervenir en su destino ni en sus decisiones. Ella ya tenía edad para elegir sus propias decisiones, y si aceptaba irse con Sasuke, pues no se opondría.

-¿Qué hay de Naruto?, ¿Crees que dejará a Sakura?

-No he escuchado nada de él desde que estamos aquí, creo que ni siquiera el propio Orochimaru tiene pistas de él, sé que le interesaba el Kyubi, así que es extraño que no sepan nada. Kabuto piensa que lo capturó Akatsuki, pero no, la noticia de la captura de un Jinchuriki siempre termina por saberse.

-Estoy de acuerdo. Está la posibilidad de que la Hoja lo esté ocultado, sus misiones podrían ser limitadas y bajo estricta vigilancia. Podría ser que nunca volvamos a verlo.

-Realmente lo dudo.

-Sí, yo también – Kakashi se quedó un momento en silencio, pero al final salió la pregunta - ¿Te presentaste ante ellos?

-No.

Volvieron a entrenar y Kakashi no pensó más en el asunto, sus antiguos alumnos, sus vidas y decisiones quedaron sepultadas por todo el peso de un ninja renegado. No esperaba volver a verlos, o, mejor dicho, no estaba pensando en volver a verlos, no era un pensamiento que ocupara su mente ni que lo mantuviera despierto por la noche. Lo que sí interrumpía su sueño era la imagen que sus antiguos compañeros y alumnos tenían de él, pero también era una idea que venía callándose con el paso de los días. Seguro que a ellos no les importaría lo que él pensara de su crecimiento, pero ¿Qué había de lo que opinaban de él?, últimamente eso tampoco importaba.

-La Hoja terminará por perdonarte cuando sepa que me mantuviste con vida – aseguró Sasuke – Así que podrás volver... si eso es lo que quieres.

-¿Crees que podría volver a la Hoja?, ¿crees que hay vida para mí allá?

-No.

-Pienso lo mismo.