nadaoriginal: totalmente, las novias están para robarlo todo xD El quedarse con la capa es el equivalente a quedarse con la sudadera (?)
—¿Cómo que no puedes? ¡Me prometiste que me llevarías hoy sin falta!
—Lo siento, Li, pero me han surgido dos reuniones urgentes con la Liga y no puedo hacerte de guardaespaldas. Pero te juro que el domingo te acompaño sí o sí.
—¡Pero el domingo ya será demasiado tarde! ¡El profesor Elm quiere el informe para este lunes y yo necesito el fin de semana para redactarlo! ¡Me he esperado a hoy, viernes, porque me dijiste que podrías llevarme al Monte Mortero seguro y ahora me dices que no! ¡Tengo que ir hoy Eco!
Eco se mordió el labio inferior y se pasó una mano por el pelo. Se apartó un poco el Pokégear de la oreja para que los gritos de su mejor amiga no dañaran mucho su audición y eso hizo que Lance, que se encontraba a su lado repasando las cuentas, alzara la vista para ver qué sucedía. El pelinegro hizo un gesto con la mano para indicarle que luego se lo contaría y volvió a acercarse el móvil a la oreja.
—Vale, vale. Hablaré con ellos y veré qué puedo hacer. Cuelgo y al rato te llamo.
—Espero que con una solución. Como me dejes plantada te juro que de esta te acuerdas.
Eco colgó y apoyó su cabeza en la mesa. Dio un largo suspiro y Lance le miró con una mezcla de preocupación y diversión.
—¿Cuál es el problema?
—Le prometí a mi mejor amiga que la acompañaría hoy al Monte Mortero para que pudiera realizar una investigación para el profesor Elm pero justamente han convocado esa reunión de emergencia y tengo que asistir por narices. Ella no puede retrasar más esa expedición y yo no puedo saltarme la reunión, no sé qué hacer.
—¿Solo es eso? Puedo acompañarla yo si quieres —sugirió Lance casualmente y eso hizo que Eco volviera a alzar la cabeza y le mirara con total admiración.
—¿Seguro?
—Segurísimo. El Campeón eres tú, no hace falta que yo esté en la reunión. Puedo acompañar a tu amiga y así cumples con las responsabilidades de tu trabajo y con la promesa que le hiciste a ella, solo sales ganando.
—¡Aaaaaah! ¡Gracias, gracias, gracias! —exclamó Eco mientras abría su Pokégear y volvía a llamar a Lira— A lo mejor está un poco malhumorada por el estrés pero es una chica muy simpática que seguro que te caerá genial. Voy a darle la buena noticia ahora mismo para que podáis iros cuanto antes, con un poco de suerte dejará de gritarme. Confío en que todo irá bien.
—Tranquilo. Si es tu amiga seguro que no tendremos ningún problema.
Hacía un par de horas que la reunión de la Liga había acabado y Eco se encontraba en su despacho esperando a Lance. Miró el reloj de la pared por enésima vez y se preguntó si todo habría ido bien, pues él no solía tardar tanto cuando acompañaba a Lira en sus investigaciones.
Trató de tranquilizarse dibujando y haciendo cualquier tontería, pero daba igual lo que intentara, porque no podía quitarse del todo la preocupación que sentía. Por suerte, cuando la idea de llamarle pasó por su mente por cuarta vez, la puerta de la habitación se abrió revelando al pelirrojo que estaba esperando y, para su sorpresa, a su mejor amiga.
—¡Lira! ¿Pero qué haces aquí? —preguntó mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a ella— ¿Qué tal ha ido la expedición?
—Muy bien. Solo venía a decirte que a partir de ahora te destituyo como guardaespaldas; Lance será el encargado de velar por mi seguridad en mis futuras expediciones.
Al oír aquello la boca de Eco se abrió considerablemente. Miró a Lance, incrédulo, miró a Lira, volvió a mirar a Lance y volvió a mirar a su amiga.
—¿Qué?
—Lo que has oído. Él es mucho más atento, paciente y comprensivo que tú. ¡Me deja explorar a mi antojo y no me mete prisa! ¡Y también muestra un interés genuino por lo que hago! Está decidido y no hay nada que puedas decir para hacerme cambiar de idea.
—¿Estás de broma? ¡No puedes pedirle eso! ¡Solo estaría siendo amable por hacerme un favor! Es un hombre ocupado, Lira, como yo. No puedes esperar que todos dejen de lado sus obligaciones solo para satisfacer tus necesidades.
—En realidad —intervino Lance situándose en el medio de los dos—. He sido yo quien se lo ha sugerido. Me ha estado hablando de sus investigaciones y me parecen temas de investigación muy interesantes, por eso me gustaría estar al tanto y ver los descubrimientos que hace de cerca —dijo el domadragón con una sonrisa mientras apoyaba la mano en el hombro de Lira. Ella le miró con la boca ligeramente abierta y una adoración que Eco había visto pocas veces en sus ojos; sabía lo mucho que significa para ella que reconocieran su trabajo y con lo que acababa de decir Lance ya entendía por qué quería que fuera él quien le acompañara, aunque solo se habían visto una vez.
—Es genial —susurró sin apartar la mirada de él. Luego volvió a centrarse en Eco y se cruzó de brazos—. Así que eso, ya no tendrás que preocuparte por llevarme a ningún sitio.
—Vale, pues nada. Si los dos sois felices así —dijo encogiéndose de hombros—. Me sorprende que hayáis congeniado tan bien tan rápido. Si llego a saber que librarme de ti sería tan fácil os habría presentado antes.
—¡Oye! —gritó Lira mientras le daba un golpe en el brazo. Eco se limitó a sonreír— Pero serás… ¡Teníamos pensado invitarte a cenar por ahí pero me parece que al final solo vamos a ir él y yo!
—¿Cómo? De eso nada, monada. ¡No me excluiréis con tanta facilidad!
Con eso dicho Eco agarró su mochila y salió corriendo de su despacho para ir a la salida del edificio. Lira rio en cuanto se fue y Lance se acercó a ella extendiendo un brazo para que se aferrara a él, y eso fue justo lo que hizo.
—¿Vamos? —preguntó el domadragón y la investigadora sonrió ampliamente.
—Vamos.
