XXlalalulu: Hola! En el capítulo anterior sé que más de uno se quedó preguntando, al igual que yo, donde puedo postularme al Harén de Vegeta XD. Tiene sus beneficios, plan médico, comida, estadía y Vegeta como bono extra XD.
Advertencia, esto no tiene Lemon, sino SMUT, MUCHO SMUT ¿Por qué? Porque soy una maldita pervertida XD
No me pertenecen los personajes, son Creaciones de Akira Toriyama y Naoko Takeuchi. Hecho por un fan, para algún otro fan que ande dando vueltas por la Vía Láctea…
Capítulo 3
Vegeta entraba directamente a la ducha a quitarse el sudor de la sesión de entrenamiento. Lo hizo lo más rápido posible. Para compartir el almuerzo con su esposa. Mientras salía del baño, ya vestido, trató de detectar el ki de la princesa, le costaba mucho, ya que ella apenas emitía una señal débil, así que se concentró en ver si encontraba a Nappa. Y lo sintió caminando a su habitación. Al ver que ingresó solo.
-¿La princesa está finalizando su paseo?-Dijo en tono tranquilo, creyendo que ella de seguro ya estaba llegando para almorzar. Quizá se distrajo. Pero al notar la mirada nerviosa de su comandante y como abría y cerraba la boca sin poder emitir sonido, dijo-¿Qué pasa?-Levantando el tono
-A-Alteza…La princesa está en el comedor común, almorzando con el harén y el servicio.
Nappa esperaba un golpe seco en toda la cara, rompiéndole mínimamente la nariz. Pero en cambio, apretó los puños y la mandíbula en furia, sus ojos casi lanzan llamas de ira; esquivó al comandante y se dirigió directo hacia donde su esposa se encontraba.
Vegeta no lo podía creer, ¡lo desobedeció!, una simple orden y no pudo cumplirla, pero le iba a enseñar, que aquí su palabra era ley. Que estar casado con él no le daba licencia a pasar por encima al príncipe de los saiyajin. Daba pisadas amplias y vehementes, parecía que traspasaría el piso con sus pies.
Abrió las puertas en seco y ahí estaba, la promotora de su ira. Riendo y departiendo con los sirvientes y rodeada de su harén. Apenas le fijo la mirada, ella lo vió directo a los ojos sonriéndole, como si nada pasara. Se acercó con su velocidad saiyajin y la levantó de un solo movimiento de su brazo en un agarre firme que la pone de puntitas de pie.
No hizo falta que a los sirvientes ni al harén les dijeran nada. Todos huyeron de la ira del heredero. Y sin siquiera esperar a que todos salieran la acerco hasta tocar la punta de su nariz con la suya
-¡Qué mierda crees que estás haciendo! ¡MUJER ESTUPIDA!-Dijo mientras la sacudía
-¡Solo estaba almorzando! ¡AUCH! ¡Suéltame me lastimas!-Mientras trataba inútilmente zafarse del fuerte agarre.
-¡No te hagas la idiota!-Gruñó-¡Me desobedeciste!-La volvía a sacudir.
-¡Tú querías ocultarme tu harén, me engañaste! ¡El único idiota aquí eres tú!-Soltó con rabia y fuego en su mirada. Mientras lo empujaba con su puño desde el pecho.
Él no podía creer el atrevimiento de la mujer. Su mirada se agrandó de cólera. Ella iba a aprender desde la hora cero, que no hay que desafiar a un guerrero de Élite, AL PRINCIPE DE LOS SAIYAJIN. La envolvió en sus brazos para evitar que escape, y voló a gran velocidad hasta sus habitaciones.
La bajó, cerró la puerta de forma violenta. Serena por su parte trataba de recuperar el aire, fue tanta la velocidad que se sintió ahogar y un poco mareada.
-¡No vuelvas a faltarme el respeto de esa manera!-Gritó, ofendida por la escena que hizo delante de todos.- ¡Me lastimaste!
-¿Respeto? Cómo puedes hablarme de eso cuando fuiste tú quien me irrespetó primero. Te dije que no te juntaras con el servicio, y no solo hiciste eso ¡Fuiste a compartir el almuerzo con mi harén! ¡Ya puedo escuchar las habladurías que van a recorrer el planeta! ¡LA PURA E INOCENTE PRINCESA DE LA LUNA, LA PRINCESA CONSORTE DE VEGETA-SAI, COMPARTE SU MESA CON LAS PUTAS!-Gritó con voz ronca, casi rompiendo los oídos de Serena.
-Son TUS PUTAS.-Dijo valientemente. Ella no hizo nada malo ni tenía de que disculparse, era él quien debía dar explicaciones. Volvió a tomar aire, muerta del miedo.-Además…Es mi deber ahora, como señora de la casa, encargarme de ellas -…y…- Tragó duramente -Yo no soy otra de tus muñecas, que vas a guardar en la habitación, soy tu esposa, debiste decirme de éstas cosas.
- ¡Je! Tu sabes muy bien que aquí eso es lo que se acostumbra.-Se cruzó de brazos-Así como se acostumbra mantener la distancia con los sirvientes y los guardias. Este ya no es tu hogar natal. Debes entender eso.-Lo dijo en modo de advertencia.
-¿O qué?-Desafió, pero luego siguió-No entiendo tu ataque de ira. Sólo hablaron cosas buenas de ti, que las tratas bien, en comparación de otros amos…Me parecieron agradables.
Vegeta alzó un ceja, la hembra seguía desafiándolo-¿Ah, sí?-Dijo peligrosamente, acercándose como un puma a punto de despedazar un pequeño conejo-¿Dime te contaron las cosas que les he hecho?-Tomó su mentón para verla directamente a los ojos, y forzarla a estar a milímetros de él. Mientras se retorcía por escapar-¿Te dijeron de los juegos que hacía con tres de ellas? ¿O con todas al mismo tiempo?-Le susurro con malicia y acariciaba con su nariz su cuello.
Serena estaba temblando por las imágenes que él ponía en su mente ¿Por qué hacía esto? Solo quiere huir, escapar y borrar estas últimas horas. Irónicamente el olor de su pecho la inundaba, pero no quería sentirlo en ése momento. Sólo quería llorar de rabia e impotencia. Se dio cuenta de lo mucho que controló su fuerza con ella. Porque a pesar de empujarlo con todas sus fuerzas no lo movía ni un poco. Quería acercar la mano a su pecho para intentar usar algo de su poder para defenderse, pero ni eso.
-¿Quieres que te trate como a ellas?-Agregó apretando los dientes.
El miedo puro se apoderó de Serena, cuando lo notó en su mirada, llena de maldad y enojo, dispuesto a hacerlo ahí y ahora.
La volteó de golpe, contra el ventanal cerrado del balcón; inmovilizando sus manos con las suyas, y puso sus pies entre los de ella, para dejar sus piernas abiertas, y su cola se desenredó tomándola de la cintura apoyando su trasero contra su pelvis.
-Por favor…no…-susurro mientras sentía su respiración caliente en la parte de atrás de su oreja.
-No.-Gruñó lleno de lascivia-Vas a aprender aquí y ahora.
Soltó una mano, y rápidamente, le detuvo ambas manos con una sola mano, seguramente fue un intento de invocar su poder para defenderse; mientras que con la que había soltado, rompía la parte de atrás de su vestido como si fuera de papel, aun así sin dejarla totalmente descubierta, ni que cayera por delante. Entonces con su cola empezó a subir por su muslo, llegó a su entrepierna y corrió sus bragas, enredando la extremidad peluda a sus pliegues, sin penetrarla, pero apretando fuertemente su clítoris. Comenzando a estimularlo sin piedad alguna.
Serena gemía y quemaba sus gruñidos en su garganta, y apretaba los dientes, le dolía. Era muy brusco y rápido. Cerraba fuerte los ojos, no quería mojarse, pero lo hacía. Soltó un suspiro grande cuando sintió la lengua del saiyajin lamerle la parte trasera de la nuca, dejando un rastro de saliva hasta uno de sus hombros. Los sonidos que emitía ya eran una mezcla de gritos y gemidos guturales.
-Dilo Serena.-Susurraba dominante en su oído.-Me vas a obedecer ¡Dilo!-Exigía
La princesa solo pudo atinar a volver a cerrar la boca apretando sus dientes. Sólo quería sacárselo de encima, y detener la estimulación violenta de ésa maldita cola. Ya ni recordaba el motivo de la discusión, sólo sabía que no iba a darle el gusto de decir nada. Abrió en shock los ojos, al sentir que el orgasmo estallaba entre sus piernas, sintiéndose chorrear más moderadamente que la primera vez.
El príncipe soltó su agarre al sentirla en pleno clímax. Y ella cayó de rodillas sin fuerzas para sostenerse. La veía ahí arrodillada; y con algo de su ira aun revoloteando en su pecho se acercó para levantarla. El golpe ardiente de una mano cruzó su cara, no alcanzó a lastimarlo gravemente, pero sí que ardía; y no lo vió venir, ¿cómo fue posible? ¿Acaso la dejó golpearlo? Volvió su vista, la vio de pie con su mano derecha brillando, definitivamente había usado su poder. Sostenía los trozos de tela que quedaron del vestido, tapando su desnudez. Veía el desastre de su ropa y se sentía usada, humillada.
-¡NO TE VUELVAS ACERCAR A MÍ! ¡NUNCA!-Lo vió moverse, como para llegar a ella, en estado de shock como sin entender nada de lo que hizo, de lo que le había hecho.- ¡NO! ¡TE ODIO! ¡¿ME OYES?!¡TE ODIO!-Gritó mirándolo fijo a los ojos llenos de lágrimas que corrían sin piedad, en posición desafiante, salió corriendo buscando una habitación de huéspedes al final del pasillo. Se metió cerró la puerta detrás de sí, y se arrojó a la cama ahogando su tristeza en sollozos descontrolados.
Vegeta no supo cuánto tiempo estuvo ahí en la misma posición, parado donde la había visto con el rostro cubierto en lágrimas y…odio, sí eso había visto. El odio puro hacia él, para luego huir corriendo de la habitación. Salió a buscarla a paso lento pero seguro, notó que estaba en la habitación de huéspedes. Posó la mano contra la puerta, suspiró y cerró los ojos. Decidió darse la vuelta y esperar a que ambos se recuperen de la discusión.
Estuvo toda la tarde y la noche, meditando, sin llegar a ninguna respuesta que no lo obligara a sacrificar su orgullo. Luego, fue a entrenar sólo en la madrugada hasta que el dolor de sus músculos, silenciaran sus pensamientos. El agua corría helada sobre su espalda mientras se sostenía de la pared de la ducha. Puso el chorro en máxima potencia, y aun así salía vapor de sus hombros, sabía bien las consecuencias de un exceso tan duro de ejercicio. No se había sentido con la necesidad de aumentar tan exageradamente la cantidad de gravedad, desde que apareció el SuperSaiyajin, superando ampliamente todo su esfuerzo.
Se acostó y gruñó al darse cuenta que le habían cambiado las sabanas, y que ya no tenían el olor que su esposa les había impregnado. Se acomodó pensando que solo habían usado su lado de la cama, cuando se acurrucaron a dormir. Miró a la puerta pensando en ir a buscarla para…sólo dormir. Y quitarse ésta sensación molesta, que le nacía desde la garganta hasta su pecho. Pero en su sobrada soberbia decidió que sería ella sola quien vendría a buscar su lecho.
Parpadeó despertando de golpe, casi amanecía, durmió sí, pero no se sentía descansado. Se levantó sin ganas de estar inútilmente acostado, para hacer un día normal como los que tenía antes de casarse. Desayunó, mirando al balcón donde había compartido, hace menos de un día, un festín de Hotcakes y frutas con la princesa; que ahora sólo lo despreciaba. Fue a la piscina de natación, en la que podía cambiarle la densidad al agua, y se dispuso a hacer una serie para relajar su cuerpo, sin detener su ejercitación.
-Vaya-Dijo Kakarotto, disponiéndose a entrenar con él realizando un par de carreras-¡Hoy sí estas de malas! Sabes quizá no era buen día para actividad física.-Concluyó tratando de hacer conversación. Claro él se había enterado de todo por Raditz, su hermano mayor, que hacía guardia desde los techos del castillo y vió la conmoción de los sirvientes y el harén.
-¿Tu "hermana" la chismosa está repartiendo el cuento?
-Nunca mencionaría nada a nadie que no debo. Puedes pedirle consejos de vida marital a tu hermano Tarble.-comentó-Él vino para tu casamiento y aún está aquí con su esposa. Gure puede hablar con ella, sabes, entre esposas pueden entenderse.
-Hmmp!Estas especialmente muy hablador hoy.-Dijo molesto y con desdén, no iba a pedirle consejo a su hermano menor, que lo habían hecho casar con esa alienígena blanca, para quitarlo del medio, por su bajísimo nivel de pelea.
Kakarotto solo pudo ver como sólo se disponía a seguir nadando. Seguramente para aflojar los músculos después de haber usado exhaustivamente la cámara de gravedad, según los registros que habían quedado en la computadora. Suspiró y decidió ignorarlo, y solo acompañarlo a nadar.
Ocho horas pasó nadando, para luego volver a su habitación, y que su mayordomo le diga que desde el almuerzo que probó ayer con los sirvientes; Ella había rechazado todos los alimentos que le habían llevado. Sólo aceptaba el agua por la puerta. Suspiró fuerte.-"aaaggh…Mujer…Me lo pones difícil"-Pensó. Mientras agarraba su scouter y hacía un par de llamadas.
Serena había tomado un baño, la noche que se metió en el cuarto de huéspedes, que estaba arreglado para visitas .Y se puso uno de los pijamas, tipo camisa y pantalón, que le quedaban grandes. Pero no quería ni acercarse a la puerta de la habitación matrimonial. Ni salir para cruzarse con él. La roca de tristeza que sentía en su estómago sólo le anulaba el apetito. Se sentía adormecida, pero no dormía solo sollozaba de a ratos, o miraba al vacío mientras las lágrimas caían en cascadas. Se sentía como una estúpida, de creer que él llegaría a sentir un mínimo de cariño como el que estaba creciendo en su interior. Su madre se lo advirtió, son agresivos y creen que los sentimientos solo los hace débiles; por eso los evitan a toda costa. Le quedó muy claro desde siempre que ése es su único interés, ¿por qué creyó diferente? Aunque quizá se dejó engañar por lo que ella estaba sintiendo. Él nunca le prometió nada, solo un matrimonio que nació como una negociación entre ambos reinos. Pero aunque sea un mínimo de respeto, o decirle toda la verdad ¡Ella no era su mascota!
Un par de golpes resonaron en la puerta, suponía que ya eran la hora de la merienda. Desconfiada de que fuera Vegeta quien se atreviera a buscarla, abrió la puerta muy despacio.
-Ja! ¡Treinta horas! ¡Debe ser algún tipo de record en la galaxia, del matrimonio más corto en la historia!-La regañó Sailor Mars con mal humor, y con los brazos cruzados.
-Hola Serena-Rió divertida Sailor Mercury, tratando de calmar las aguas, y que las dejara pasar.
Serena solo abrió su mirada y las abrazó a ambas con fuerza, a pesar del mal carácter de Rei para saludarla. Su madre solo dejó que la acompañaran dos de las Sailors Internas, que eran guardias personales de la princesa, a Vegeta-sai. Y en parte comprendía porqué ellas dos y no Venus, o Júpiter. Mina, por lo general era su cómplice en el crimen. Lita no lo era tanto, pero sí que le cocinaba muchos dulces, y se distraían fácilmente hablando de amor y algún muchacho o guerrero que les llamaba la atención.
Rei era rígida y estricta en el entrenamiento de batalla, y con disciplina para desarrollar sus poderes de Sailor. Y Ami era recatada y muy estudiosa, le sería útil para que la ayudara a aprender las cosas desconocidas en su nuevo hogar, y mantenerse firme en sus nuevas responsabilidades.
-A ver si entendí…-Habló Ami, luego de escuchar el relato de Serena, quien solo se limitó hasta la parte de la escena en la cocina.-Tú sabias de las costumbres aquí, por los libros que te hice estudiar sobre Los Saiyajin y su historia, y… ¿Aun así entraste en estado de shock?
-Son diez Ami…-Suspiró con tristeza mientras estaba sentada en la cama abrazando la almohada, con sus amigas que eran como sus hermanas.-Me dolió que quisiera ocultármelo así.
-En su "pequeña defensa"-Ami aclaró su garganta buscando las palabras-Sólo te dijo que no fueras a esa área con los sirvientes, aquí no son como en el milenio de plata o la tierra, son más protocolares y fríos. Por otro lado…Los saiyajin tienen mucha fuerza, resistencia y… libido sexual.
-¿A dónde quieres llegar?-Interrogó mientras estrujaba más la almohada.
-Pues…Quizá…No quería lastimarte. Te vió muy frágil y que no resistirías…-Buscando las palabras-Tanta frecuencia sexual.
- ¡Ja! Claro…Ahora todo es mi culpa…
-¡Nadie dijo eso Serena tonta!-Rei saltó-Wow en verdad eres orgullosa ¿En serio desde ayer que no comes? -La vió asentir - ¡Ja! ¡Debe ser el final de los tiempos!-Finalizó
-Debes comer, frutas aunque sea…-Insistió Ami
-Así que él las mandó a convencerme.-Dedujo la princesa-Díganle que no voy a volver a SU habitación.-Sentenció con ira
-En verdad solo nos pidió que te visitáramos para ver si estabas bien, y hacer que comas por lo menos una vez.-Dijo Rei-Pero si tu orgullo y testarudez van a ganar sobre tu estomago…Si es un bruto como dijiste, tampoco vale la pena dejarte morir por un idiota… ¿no crees?-
-Está bien.-Cedió Serena-Fruta quizá pueda intentar comer.
-Bien, dame un momento entonces, veo que no tienes scouter para comunicarte con el servicio.-Dijo Ami mientras se alejaba a un rincón de la habitación y llamar a Vegeta para pedirle que le trajeran uno junto con las frutas, así ella podía sincronizar la señal con los comunicadores.-Su Alteza, necesito que envié varias frutas y un scouter con el servicio, así nuestros comunicadores y el de la princesa quedan sincronizados.-Se sorprendía siempre con la relación de Rei y Serena, que frecuentemente estaban como perros y gatos, pero Rei siempre supo cómo llegarle a Serena en cualquier cosa.
Vegeta atendió el scouter y al ver solo el rostro de la Sailor de cabello azul, le devolvió el saludo. Se relajó un poco al escuchar que pedía alimentos, y que no sonaba preocupada por su protegida. Sólo gruñó con el ceño fruncido de siempre y le confirmó su pedido.
Ami volteó a ver a Serena, notando que había escuchado la pequeña y minúscula comunicación que tuvo con ella.
La princesa suspiraba, solo lo escuchó emitir un par de sonidos, y ya sentía como su cuerpo se estremecía por volver a verlo, a llenarse de su olor y poder por fin volver a dormir en sus brazos ¡Pero no! Ella no hizo nada malo… ¿verdad?-"¡No! DEBES SER FUERTE SERENA"-Se reprendió así misma.
La tarde pasó, y ella hizo un compromiso de volver a comer regularmente de nuevo. Probó un par de frutos nuevos, originarios de Vegeta-sai, y hasta reía un poco, mientras sus amigas comentaban detalles de la fiesta, y como la gente chismosa, no podía creer que la Reina Serenity se había aparecido para ver casarse a su hija.
Apenas quedó sola de nuevo…La llamada de su madre apareció en el comunicador.
-Hola mamá-Contestó, no quería comunicarse aun con ella, tenía miedo del 'te lo dije' de su madre-Déjame adivinar… ¿Ami?
-Sí-asintió-En verdad me preocupé ¿estas realmente bien?-Dijo angustiada y viendo inquisidoramente a su hija, que se veía triste y agotada.
-Sí…es solo-Hizo una pausa y se sonrojó.
-¡¿Acaso él…?!¡¿Se atrevió a…?!-Preguntó sin poder terminar la frase, sabía muy bien de la brutalidad de los saiyajin con otras femeninas.
-¡NO!-La detuvo la princesa-…Él no me forzó a nada…Es más ni siquiera hemos…-Dijo jugando nerviosa con sus dedos-No hemos consumado la unión.-Terminó en derrota.
Mientras tanto en algún lugar del milenio de plata Sailor Venus tiene la sensación de que alguien debe necesitar la ayuda de la diosa de la lujuria.
-Vaya.-Consternada del accionar del príncipe, quizá no le mintió cuando dijo que no era como su padre y que no debía preocuparse de su hija bajo su cuidado.-Uuummmm…Bien hablemos de lo que tú quieras, no voy a cuestionar nada. Cualquier cosa…Eeemmm… ¿quieres mejor saber cómo han ido las cosas por aquí?-No iba a presionar a nada a su hija, si hay algo en que el príncipe Vegeta tenía razón es que, la princesa ha sido muy sobreprotegida de alguna forma, a pesar de la disciplina que le impartían; ésta era la oportunidad para que se enfrentara a los riesgos que había corrido por su cuenta.
Habló largo rato con su madre. Le preguntó mucho sobre Mina, imaginándose que si ella estuviera aquí seguro estarían comiendo helado para aliviar la tristeza, y hablando de lo tontos que son los hombres, y hasta leer de esas novelas obscenas, y reír ruborizadas de la vergüenza. Se dispuso a tomar una ducha antes de dormir, intentando ordenar sus pensamientos.
Al colgarle el scouter al mayordomo, luego de ordenarle lo que la habían pedido para su esposa, Vegeta fue hacia la biblioteca, para ver si la lectura distraía un quinto el torbellino de su mente. Al llegar a la puerta abierta, sintió un ki demasiado familiar."-¡Perfecto! ¡Te voy a matar Kakarotto!"-Pensó enojado…Y ahí estaba Tarble esperándolo en uno de los sillones, escaneando unos libros con la mirada, y dedicando una risita burlona y un resoplo a su hermano mayor.
-Las noticias vuelan rápido.-Le dijo Vegeta, haciéndole un ademán de cabeza para saludarlo, se sentó en el sillón de enfrente y cruzó los brazos.- ¿Nuestro padre también lo sabe?
-Buenas tardes para ti también.-Tarble tiró.-Sabes que sí, pero no le importaron nunca nuestros problemas personales.
-Sólo lo que le incumba al reino, pero nunca estuvo de acuerdo en mi unión de la manera que elegí. Creo que solo lo tiró en la firma del tratado, para tener un motivo para invadir la tierra y la luna, el que sea.-Comentaba en voz alta.
-Bien, no vine a hablar del viejo amargado. Quiero saber qué pasó, todo parecía venir bien, es más ambos se veían bien cuando por fin los declararon esposos…Hasta… ¿ E-na-mo-ra-dos?-Terminó frunciendo un poco el ceño y levantando una ceja en interrogación. Su curiosidad era principalmente porque nunca vió a su temible hermano mayor, el orgulloso heredero de Vegeta-sai, dedicarle esa mirada a una hembra. E incluso estar de acuerdo con el beso en la ceremonia de la unión.
-Ésas son cosas que los de clase baja se permiten…COMO TÚ…-Le contestó tratando de mentirle y mentirse.
-Dí lo que quieras. Pero Gure, es una hembra de gran inteligencia del planeta Tech Tech, me hace reír, y sentirme como en casa donde sea que ella esté a mi lado. Incluso aquí de donde técnicamente me desterraron, por "la vergüenza".-Tomó aire-Pero no me importa porque ahora ella está siempre a mi lado.
-Por favor no vayas a relatarme de sus encuentros sexuales.-Lo detuvo Vegeta con una pequeña expresión de asco.
-Jajajajaja, podrá ser débil físicamente, pero aprendió a seguirme el ritmo ¿Es por eso que aun mantenías tu harén? ¿Temías lastimarla o que no te satisficiera?-Preguntó algo preocupado y dispuesto a no juzgar ninguna respuesta.
-Haaaa…-Suspiró-Había pensado desarmarlo, pero nada seriamente, creyendo que…No pasaría más que solo probarla, llenarme de ella y…que ya no estaría interesado, ella es frágil, me tiene miedo, en éste momento especialmente. Es débil. Finalmente ella es de más utilidad para el reino que para satisfacerme…-Se recostó en el sillón tirando su cabeza hacia atrás.
-Eso no te lo crees ni tú. La alianza estaba firmada con o sin matrimonio. Ella no es frágil ni nada, dejó su tierra natal para venir aquí con gente que no conoce, un lugar muchísimo más agresivo y peligroso. Aunque dices que es miedosa, juntó de toda su fortaleza, para venir a unirse contigo. Creo que solo necesita tiempo, ella obviamente está celosa, lo dejó todo.-Remarcó Tarble con énfasis-TODO, PARA VIVIR AQUÍ CONTIGO.-Terminó, esperando traspasar todas las defensas del necio de su hermano.
Serena se había recostado hacía una hora, insistía en cerrar los ojos para ver si así lograba conciliar unas horas de sueño. Hasta que volteó y abrió un poco los ojos y vió la figura de espaldas del príncipe, vestido con una camisa y pantalones oscuros, sentado en la esquina al pie de la cama, mirando hacia el frente, con la cabeza gacha, casi inmóvil.
Ella instintivamente, se volvió a enrollar con las sabanas, tapando su cara y en posición fetal, para no verlo, ni que el la viera a los ojos, ni nada. No quería volver a caer. Lo sintió tomar aire muy profundamente.
-Yo…-Hizo una pausa, como si tuviera que hacer un esfuerzo monumental para formar una frase-…No voy a hacer nada…Quiero que sólo me escuches, no pretendo convencerte de nada.-Relojeo para verla, la vió hecha una pelota debajo de las sabanas, no iba a obligarla a mirarlo, volvió al frente, apoyando los codos en sus rodillas y cruzando los dedos en el medio.-Hace más de seis meses, desde que comenzó nuestro cortejo, que no he usado mi harén para ningún servicio sexual…-Una pequeña pausa-Sí, no espero que me creas, ya que de todas formas no lo desarmé. No pensé que esto iba a funcionar, que me interesarías tanto, de una forma que ni yo me lo esperaba, desde la noche de bodas. Ahí me decidí realmente a desarmarlo, y no quería darte molestias…Quería solo pasar el tiempo como lo hacíamos hasta ése momento…-De pronto…una realización dolorosa salió de él-No sé sentir cariño o devolverlo siquiera…Y como me odias…No te obligaré a estar casada conmigo, ya no tendría sentido.-
Serena debajo de las sabanas no podía creer lo que escuchaba, le estaba tratando de explicar cómo se sentía, y como ella no se merece estar con alguien como él. Es lo más cerca que él puede estar de una disculpa y arrepentimiento. O por lo menos de admitirlo en voz alta.
-No consumamos nada. Según la ley de ambos reinos, podemos anular la unión.-Admitió amargamente, se levantó y se fue a su habitación.
La princesa se destapó y quedó mirando al techo un rato, tratando de absorber todo lo que le había dicho. Y cómo ni siquiera la forzó a verlo, o tener una respuesta.
-"Será otra noche eterna…seguida de muchas más…"-Pensó Vegeta, entrando resignado a la habitación, casi seguro de la decisión de la mujer de volver a su hogar natal. Se sirvió un vaso del licor más fuerte que tenía esperando sentirse sedado y dormir, lo dejó en su mesita de noche. Reflexionaba, desvistiéndose para dormir, que con solo una noche, una mañana ella lo había acostumbrado a su presencia. A ya no dormir solo, no despertar solo…Iba a tomar el licor, y sintió la puerta cerrarse suavemente. Se dio la vuelta con cara consternada, sin decir nada, ni bajarse el trago; sólo observaba a la figura tímida de la mujer, que desviaba la mirada y jugaba con sus dedos.
-No lo bebas.-Dijo Serena-Escuche que ése licor es casi veneno, puedes quedar en coma.-Lo miró a los ojos finalmente.
-Quizá lo merezco.-Contestó Vegeta, que estaba listo para dormir, con solo su bóxer puesto.
-¿No hay más verdad?-Preguntó ruborizada-¿Alguna otra amante que tengas en la ciudad, otro planeta? Quiero estar segura de que atenerme.
-No.-Dijo y devolvía el vaso a la mesa donde estaban los licores, a unos metros de la puerta, cerca de su esposa-…No hay nadie más. Lo juro.
-Ah…-Contesto muy suave volviendo a bajar la mirada, mientras él se acercaba frente a ella a un metro de su cara.
-No sé de estas cosas.-Admitió el príncipe.-…Enséñame que hacer ¿Qué quieres que haga para probarte que no miento?
Esperó unos momentos en silencio…
-Bésame…-Fue casi un susurro desesperado.
El príncipe no podía creer lo que escuchó; pero estaba dispuesto a darle un beso que le probara, que fue sincero en lo que le dijo en la otra habitación. Y que a pesar que ella le había gritado que lo odiaba, lo que estaba creciendo en su interior no había cambiado, aunque su soberbia jamás lo dejaría decirlo en voz alta, él buscaría la manera; con otras palabras y con acciones, de hacérselo saber. Puso sus manos contra la puerta sobre los hombros de ella, bajando lentamente a encontrar sus labios. Serena puso de su parte, cerró los ojos y muy tímidamente encontró sus labios. El beso fue, lento, casi doloroso, apenas peinando los labios el uno contra el otro. Empezaron a dejar pequeños besos en las comisuras de la boca. Ella puso sus manos en su abdomen, y él tomó su barbilla, acariciándola con el dedo, muy suavemente; bajó su otra mano para abrazarla de la cintura. Ella se abrazó totalmente a su cuello, acariciándole la nuca. Él la acercó de su cintura con la cola, dejándola de puntitas contra él. La princesa intensificó el beso dándole unas suaves mordidas a los labios de su esposo, y pasando la lengua por el lugar, como aliviando el pequeño gesto agresivo. Vegeta dibujó una pequeña sonrisa sin romper el beso, y abrió su boca para que ella metiera su lengua. Y ahí estaba, la jugosa, suave lengua de la hembra, acariciando la suya y poniéndolo duro. Vegeta meció su cadera contra su cuerpo para asegurarse que lo sintiera.
Serena sintió la presión de la erección de su esposo en su vientre, la hizo suspirar y estremecerse excitada. Se separó para que ambos pudieran respirar y verse a los ojos. Ambos notaron la felicidad y deseo en el otro. Sonrieron satisfechos juntando sus frentes.
-Me gustaría cambiarme con mi propia ropa.-Dijo Serena aclarando su garganta.
-Sí, ve.-Le señaló con la mano en dirección del enorme closet.
El heredero esperaba acostado a su esposa y la observó salir del closet que estaba a la derecha de la cama, con el cabello recogido y un camisolín de tiras gris, de seda, que le llegaba casi a las rodillas. Subió a la cama, metiéndose con él bajo las sabanas y se acostó dándole la espalda. Vegeta la vió extrañado, hasta que sintió su trasero rozarle el costado. Entendiendo la señal, la abrazó desde atrás, envolviéndola con sus piernas, y enterrando su cara en su nuca. Queriendo ahogarse totalmente en su olor.
La princesa, jamás se sintió más segura, y cómoda en su vida, con su esposo rodeándola de esa manera, sintiendo el calor de su pecho en la espalda. El pequeño ronroneo del guerrero la relajó, junto con el aroma que tanto extrañaba.
Ambos suspiraron relajados, en paz, listos para caer al sueño más profundo, aferrados, envueltos.
…
Bueno y ahí fue mi sueño, os relato ahorita: Estaba acostada durmiendo, y me asusto al ver una figura sentada de espaldas, con los codos en las rodillas y la cabeza gacha. Era Vegeta. Instantáneamente me hago pelota debajo de las sabanas, y pienso: "Viene a convencerme. No va a funcionar porque soy SailorMoon, no importa lo que diga."- Jajajaja muy loco todo, en realidad soy muy VegeBul. Lo tuve después de un día de viciarme con los fanfic de ese fandom, muy pocas veces puedo tener tiempo libre para leer de corrido a mi gusto. Lo extraño es que, luego en mi mente combinaba historias con éstos dos mundos…Y bueno al fin y al cabo lo terminé escribiendo…
Hasta aquí este capítulo y un saludito a
OhaioIzumikun: Jaja, sí la parte del Harén también me gusta. Y siempre me rio imaginando a Nappa desconcertado con Serena Invadiendo su espacio personal. Lol
