—¿Cómo podría ayudarla, directora?
En la sala de dirección se encontraban Diana y Holbrooke, acompañadas de un resplandor de la mañana entrando por los grandes ventanales, y cierto bullicio en el fondo que acompañaba el ambiente.
—Verás, esta no es la primera academia de magia en la cual Chika se encuentra. Su primer año de proceso ya lo realizó en una academia japonesa llamada Nanamori. Sin embargo, ella y su madre tuvieron que venir a Gran Bretaña por motivos de empleo. A Tsubasa le pareció mejor que su hija terminara los dos años restantes con nosotras.
—Son gratas noticias —comentó Diana con una cálida sonrisa.
—Claro que lo son —respondió Miranda dando un suspiro, quedando unos momentos en silencio, sin pasar esto desapercibido por Diana—. ¿Recuerdas el sistema de musas, Diana?
—Por supuesto, aquel sistema que condecoraba a las nueve mejores estudiantes de la academia, pero que fue abolido a finales del 96'.
—Fue una decisión consensuada, eran tiempos difíciles. Creo que deberías saber quienes pertenecían a aquel último grupo de musas antes de que el sistema fuese abolido.
—Leyendas de la academia y del mundo mágico, claro que sí. Y si pude deducir su punto, sí, también sé que Chika es hija de la musa que estuvo en el puesto uno de aquel grupo: Kousaka Honoka.
—Hija de dos musas, esa pequeña tiene futuro en la magia.
—De eso no tengo dudas.
—Y dime, Diana ¿Sabes qué ocurrió con Honoka?
—…Fue asesinada ¿No?
Un hilo de silencio se formó en la sala. Muchas eran las historias y rumores que Diana había escuchado al respecto, unos más creíbles y otros más descabellados. Lo cierto es que el incidente en el cual sucedió aquel trágico suceso, está lleno de huecos que los curiosos no se han molestado en parar de llenar.
—En un intento de realizar el Hechizo del Equilibrio, fuimos atacadas por una de las profesoras de la academia. La atacante fue encerrada, pero en el proceso fallecieron dos de las musas.
—¿Por qué me cuenta todo esto, directora?
—Diana… Hay ciertas personas que están interesadas en liberar a aquella profesora que nos atacó esa vez. Se han comenzado a mover y tratarán de realizar su cometido, cueste lo que cueste.
—Y Luna Nova está involucrada en sus planes, supongo
—Mas que Luna Nova, se trata de Chika —mencionó la directora—. La única forma que estas personas lleguen a liberar a la maestra, es con esta joven.
—Y es por eso…
—Es por eso que te encomiendo este trabajo, Diana —dijo Holbrooke con sutileza y semblante bajo—. Quiero que ayudes a la joven Kousaka en su proceso educativo y adaptación a nuestra academia, pero también necesito que estés al pendiente de ella. Ya las maestras saben de ello y te brindarán apoyo. Pero, si hay alguien que puede estar detrás de ella y segura de que no ocurrirá nada, eres tú.
El silencio se formó en la sala. Diana estaba acostumbrada a tener sobre sus hombros grandes responsabilidades. Siendo la única heredera del legado de la familia Cavendish, tan solo las expectativas ya eran un peso que no cualquiera podría cargar, pero que Diana llevaba encima de sí todos los días. A pesar de ello, esto sorprendió a la estudiante, a tal punto de quedarse en silencio varios segundos. Reflexionando, la directora solo podía verla, intentando leer lo que pasaba por la mente de la chica sentada al frente de su escritorio.
—Sé que puede ser difícil-
—Lo haré —interrumpió Diana a la directora—, puede contar con ello y confiar en mí. Me encargaré de proteger a Chika y avisar cualquier movimiento sospechoso.
—Me alegra mucho tu respuesta —respondió Holbrooke con una sonrisa aliviada—, pero te pido tengas cuidado. Recuerda siempre que tu misión es únicamente vigilar a Chika y reportar cualquier movimiento sospechoso, el resto déjalo a nosotras.
—Tengo muy presente eso, directora.
—Y me alegra que sea así. Estas personas que están tan interesadas en Chika son actualmente prófugos de la ley y muy peligrosos, así que guarda siempre la distancia.
—Lo tendré siempre en mente.
—Me reconforta saberlo. Ahora —comenzó a decir la directora para luego levantarse de su puesto—, más vale que nos apresuremos si no queremos llegar tarde a la orientación.
—Me parece bien —respondió Diana sonriendo.
Ambas se levantaron de sus asientos para encaminarse rumbo al salón de eventos donde se daría la orientación.
Un piso más arriba, iban Akko, Sucy y Lotte camino al salón de eventos, rodeadas de varias estudiantes que también iban hacia aquel sitio. Desde caras conocidas hasta rostros nuevos se encontraban en aquel amplio pasillo que terminaba en una gran puerta de roble que daba la entrada al salón en cuestión.
—Te dije que no comieras tanto anoche, Akko, siempre te quedas dormida cuando lo haces. —dijo Lotte—. Casi llegamos tarde a la orientación.
—Por segunda vez —acompañó Sucy.
—¡Ya lo sé! No tienen que recordármelo ¡Pero pasado es pasado! Lo importante es que ya estamos aquí.
—¡Ey! ¡Akko!
La llamada volteó para ver qué se trataba de Amanda y su equipo, acercándose con las vestimentas un poco machacadas y recién arreglándose las corbatas en el camino.
—Al parecer no fuimos las únicas —comentó Sucy.
—¡Amanda! ¡Chicas! Es bueno volver a verlas —dijo Akko dirigiéndose a Constanze y Jasminka también.
—Estos últimos días han estado movidos, casi ni hemos podido hablar —comentó Lotte dando una sonrisa.
—Lo bueno es que ya estamos aquí y a punto de empezar otro periodo —apoyó Jasminka.
—¡Sí! Quién sabe lo que nos espera este segundo año —con estas palabras, Akko miraba aquel gran umbral que daba al salón donde sería la orientación.
Puede que ya haya conocido a Chariot, pero aún quedaba mucho camino por recorrer y metas por cumplir. Aprender más sobre la magia, ser una gran bruja, todo para ser capaz de repartir sonrisas a aquellos quienes la necesiten. Aquel umbral, más que una puerta, era el inicio de un nuevo camino para la castaña, y no solo para ella, sino para las amigas quienes la acompañaban.
Un nuevo viaje estaría a punto de empezar.
—¡Mira por donde caminas!
—L-lo siento, estaba distraída.
Entre la multitud en la que se encontraba, Akko alcanzó a escuchar aquellas voces a unos metros de donde estaba, logrando visibilizar entre la barrera de jóvenes brujas que se posaba a su costado, de quién se trataba.
—Pues ten mas cuidado.
—Sí, lo siento.
Logró ver cómo una joven de cabellos púrpuras se alejaba y dejaba atrás a otra chica de cabellos cortos que le llegaban sobre el hombro, piel tersa y blanca, ojos mandarina así como su cabello adornado con una trenza al costado. Su ceño fruncido y mueca torcida daba a entender que la chica no estaba bien ubicada.
—Chicas, vayan caminando, yo ya vuelvo.
—¡Espera, Akko!
Para cuando Lotte quiso detener a su compañera, ya se había perdido entre el tumulto de estudiantes.
—¿A dónde fue? —preguntó Jasminka en un fallido intento de lograr verla entre tanta gente.
—Ya nos alcanzará, es mejor que sigamos si no queremos que nos lleve la corriente —dijo Sucy para luego seguir el camino con el grupo.
Al otro lado del tumulto, se encontraba la joven en cuestión de cabellos naranjas, mirando el ventanal a su lado, mientras que era aprisionada por una gran fila de jóvenes como ella.
—Grandioso, primero no encuentro la sala de la directora y ahora me estoy ahogando entre tanta gente.
—¿Necesitas ayuda?
—¡Wah! —gritó la chica ante la sorpresiva aparición de cierta joven de cabellos castaños a su lado.
—¡Disculpa si te asusté!
—¡No! Tranquila, simplemente apareciste muy de repente.
—Es normal en mí —dijo con una sonrisa mientras caminaba junto a ella—. Me presento, soy Atsuko Kagari, pero mis amigas me suelen decir Akko.
—Mucho gusto, Akko —correspondió la joven de cabellos naranjas—. Mi nombre es Chika, Kousaka Chika.
—Bonito nombre ¿Eres nueva por aquí?
—¡Sí! Vengo de Nanamori de hecho, pero por cuestiones familiares tuve que venir a Gran Bretaña y pues mi mamá me inscribió en esta academia.
—¡Pues bienvenida! Y no te preocupes si este ambiente te agobia, yo te ayudaré a adaptarte en este lugar. Tengo experiencia en ello.
—Me parece bien —Le respondió Chika entre risas.
Así, todas entraron al gran salón de eventos, ubicándose en sus lugares. Formando dos bloques de filas en el medio del salón, acompañados por dos hileras al fondo que formaban una media luna, así era la disposición de las presentes. Al frente, se encontraba la tarima en la cual se encontraban todas las profesoras y la directora al frente del podio, preparando el micrófono para sus palabras.
—Buenos días, estudiantes. Espero que todas se encuentren muy bien y emocionadas por este nuevo año que iniciamos —comenzó a decir Miranda Holbrooke—. Viejos rostros siguen presentes con nosotros, pero la dicha no puede ser mayor al ver nuevos rostros también acompañándonos. De ya le digo a las nuevas estudiantes ¡Bienvenidas a Luna Nova!
Los aplausos comenzaron, dando un saludo cálido a las nuevas estudiantes que habían ingresado, entre ellas Chika quien levantó su mirada animada.
—No sabes todas las cosas que te esperan en Luna Nova —le indicó la castaña de antes a la pelinaranja, quien se encontraba a su lado.
—Ya lo creo. Estoy lista para cualquier cosa —las palabras de Chika, acompañadas por aquella sonrisa, dio un pequeño sentimiento de adrenalina a Akko.
Así, los aplausos cerraron al gesto de la directora.
—Iniciando con la explicación de las actividades, seguiremos la programación usual que seguimos en el año, agregando ciertamente los eventos importantes como lo son el Festival de Diversidad, o el Encuentro Mágico que tienen las de segundo año. Esperamos la colaboración de todas ante este nuevo periodo estudiantil.
Una hora pasó antes que la ceremonia de orientación terminara. La emoción del principio fue atenuando poco a poco con el pasar de los minutos (ni qué comentar cuando Finnelan tomó el micrófono, y casi expulsa a una estudiante en plena ceremonia por estar quedando dormida). A pesar de todo, las expectativas seguían siendo las mismas.
—Para finalizar, he de recordarles que siempre crean en ustedes. Llegarán lejos y en Luna Nova nos encargaremos de que sea así.
Con estas palabras por parte de la directora, culminó la orientación.
Aquel día se decidió dejarlo libre a las estudiantes, de manera que las antiguas comenzaran a ubicarse y las nuevas a adaptarse a aquellos grandes edificios e instalaciones que abarcaba tantas hectáreas.
En los pasillos, con un ambiente más calmado y poco transitado, iban Akko y Chika caminando a rápido paso rumbo a la salida del edificio.
—¡Vamos, Chika! Quiero que conozcas a mis amigas.
—¡Claro! ¡Claro! Pero me hubieses dejado cambiarme. Creo que resalto mucho con estas ropas.
—Claro que no, así llegué yo mi primer día.
Entre risas, ambas salieron a las afueras de las instalaciones. Brisa fresca, con una instrumental de risas y ligero bullicio, recibieron a ambas jóvenes en aquellos amplios campos verdosos que conformaban las afueras de la academia. Con un límite de frondosos árboles a lo lejos, a su costado la torre de Luna Nova. era imponente aquella vista, que a la pelinaranja la hizo tragar saliva.
«Esto es mucho más grande que Nanamori… Sin duda ya estoy en las grandes ligas» Pensó Chika para sí misma.
—¡Akko! ¡Chica nueva!
Aquella voz provenía a lo lejos, por parte de Amanda quien se encontraba levitando en su escoba, acompañada por todo su grupo de amigas.
—¿Esas son tus amigas?
—¡Sí! Ven para que las conozcas.
—¡Claro!
Ambas se encaminaron hacia donde estaba el grupo de ocho chicas. Akko caminando por delante, y Chika siguiendola atrás. Recién llegando, se encontraron con Amanda levitando a unos metros del suelo sobre su escoba; Lotte y Bárbara degustando su merienda sobre el césped con el tomo que estaban leyendo de Night Fall a su lado (actual preciado tesoro de las dos, sin mencionar que tuvieron que hacer todo un recorrido por el país ya que se habían agotados); Jasminka y Constanze terminando de construir lo que parecía ser un nuevo prototipo de stanbot de la pequeña; Sucy leyendo una enciclopedia y por último, Diana y Hannah repasando unas notas de esta última.
—¡Hola, chicas! Les presento a Chika, es nueva por aquí.
—Es un placer conocerlas.
—Kousaka Chika ¿No? —comentó Diana dirigiendo su atención a la recién llegada—. Es un gusto conocerte, aunque por tu apellido no creo que necesites presentación.
—Opino lo mismo de ti, Diana Cavendish —respondió la peli naranja—. Es un placer conocerte en persona.
—Bueno, si la nobleza permite hablar al pueblo ahora —comenzó a comentar Amanda para luego aterrizar en el suelo—. Mucho gusto, mi nombre es Amanda.
—Como consejo para tu estadía aquí, evita su presencia si no quieres meterte en problemas.
—Ya vas tú.
—Esa es Hannah —le comentó Akko a Chika.
—Es un placer —respondió la mencionada.
—Es un gusto también para nosotras conocerte, mi nombre es Jasminka y esta pequeña de aquí es Constanze.
Constanze solo se limitó a darle una tímida sonrisa y continuar con su trabajo luego.
—Es todo un gusto tener a alguien como tú por aquí ¡Mi nombre es Bárbara! Un placer —le dijo la indicada con una sonrisa amigable.
—Y ahora… —a la velocidad del viento, Akko abrazó a sus dos compañeras de habitación colocando una a cada lado suyo mirando hacia la nueva—. ¡Este es mi grupo! ¡Lotte y Sucy!
—¡Un gusto conocerla!
—Hola.
—Es un placer conocerlas a todas —dijo Chika entre risas para luego sentarse en aquel muro que se levantaba de la pared que se posiciona al lado de todas.
De repente, un circuito sonó y aquel pequeño robot que estaba junto a Constanze reaccionó y se levantó. De diseño similar a sus otros hermanos, este tenía mayor estatura, más corpulento y cabeza mejor moldeada.
—¡Está listo! —exclamó Jasminka.
—¡Bien! Es hora de probar tu nuevo prototipo, Constanze.
—¡Hm! —respondió la pequeña a Amanda mientras posicionaba su standbot a unos metros de las chicas, colocándolo en campo abierto.
—¿Qué es eso? —preguntó Chika.
—Ah, uno de los inventos de Constanze. Se dedica a realizar varias máquinas como esas y mucho más geniales —dijo Akko.
A unos metros, Amanda ya se había colocado al lado de aquel robot, siendo expectadas por todas en aquel lugar.
—¿Qué se supone van a probar? —preguntó Barbara.
—Constanze está mejorando las capacidades físicas de sus stanbot, empezó por la movilidad de ellos y lo va a probar haciendo una carrera con Amanda —explicó Jasminka.
—¡Tu máquina va a comer polvo!
—No te emociones, Amanda —indicó Hannah—-. Puedes hacer un desastre.
—No seas aguafiestas.
De esta forma, la bruja y el robot se colocaron en sus respectivas posiciones para dar inicio a aquella carrera por el campus de la academia.
—Bien, ya sabes el recorrido, Amanda —dijo Jasminka mientras se levantaba de su puesto y se colocaba en medio de la chica y el robot—. Pueden salir a la cuenta de uno…
—Hannah, creo que-
—¡Dos!
—¿Qué dices, Chika?
—¡Tres!
Y con una gran ráfaga de viento, la máquina partió corriendo sobre sus piernas y Amanda volando sobre su escoba. Detrás suyo, dejaron a una Hannah con los cabellos revueltos y cara cubierta de tierra quien estaba en el ángulo perfecto para que le cayera todo eso.
—¡AMAAANDAAAA! —gritó la chica para luego unirse también a la carrera, pero no precisamente para ganarla.
—Constanze, ¿Esta prueba es segura- —antes de que Lotte recibiera respuesta, los ruidos de varios choques a lo lejos y un par de gritos de varias estudiantes fue lo que respondió su pregunta.
—No puedo creerlo —dijo Diana dando un gran suspiro.
—Bueno… Al menos sabemos que el standbot funciona.
—¡Prueba completada!
Ante el comentario de Jasminka, hubo varias risas en el grupo, incluyendo un poco la de Diana. Chika, al ver ese alboroto, un buen aliento entró en su pecho. Con la luz del sol pegando en su rostro, con la suficiente potencia de darle calor, pero no la suficiente para fastidiar, le hizo recordar aquel mismo sol del lugar donde venía, el mismo que veía cuando era niña, cuando jugaba con sus amigas, o cuando jugaba con su madre.
Era ese sentimiento, Chika se sentía cómoda, se sentía en casa. Y mientras aquellos pensamientos se posaban en su cabeza, una presencia se arrastró por los calados de aquel edificio, sin que nadie se diera cuenta.
—No será difícil convencer a esa niña de colaborar —La serpiente se asomaba y veía con exactitud a su objetivo, la chica de cabellos naranjas—, ¿Quién no querría ver a su difunta madre otra vez?
Así, aquella víbora desapareció en las sombras de aquellos edificios.
