Ante-Infierno
"Debes aquí dejar todo recelo; debes dar muerte aquí a tu cobardía."
Infierno, Canto III - La Divina Comedia, Dante Alighieri
Primeramente, Rei intentó sin éxito abrir el portón con sus manos, aquel no se movió ni un milímetro.
- Oh, Padre del Cielo... si un alma ha de salvarse, que sea la de Endymion - oró la de cabello ébano con los ojos cerrados
Acto seguido, sacó su hoz y clavó la guadaña en medio de ambas mitades de la puerta e hizo fuerza para hundirla y en esta ocasión, aquella se resquebrajó y se abrió sola.
Rei avanzó corriendo hasta llegar al borde de una especie de acantilado, ante sus pupilas amatistas se encontraba un oscuro y enorme barranco del que subía humo el cual era demasiado y no dejaba ver el fondo.
Varios destellos naranja de allí más los muchos cuerpos humanos cayendo entre gritos de desesperación le terminaron de confirmar qué puerta era la que acababa de cruzar.
- Las almas de los condenados... - murmuró Rei impresionada
A continuación, la muchacha se soltó el pelo y la larga cascada de cabello ébano cayó sobre sus espaldas, antes de abrir los brazos y arrojarse de cabeza sosteniendo firmemente la hoz con una mano.
Mientras Rei caía y se hundía cada vez más en la oscuridad mezclada con humo anaranjado, solo una cosa tenía en mente... salvar a su amado Endymion.
En un momento determinado antes de llegar a destino, ella con esfuerzo consiguió gracias a un movimiento con sus piernas cambiar de posición, estaba cayendo panza abajo y ahora lo hacía con aquellas hacia abajo como si estuviera sentada. Luego de un rato, Rei finalmente cayó sobre una plataforma circular de piedra rodeada de cuatro llamaradas dentro de algo que parecían ser lámparas.
La soldado caminó unos pasos adelante y bajó las cortas escalinatas que daban a un patio que se extendía en forma de semicírculo, todo estaba oscuro y lleno de humo al mismo tiempo que de fondo se oían los gritos de las almas condenadas, apenas llegaba y el ambiente ya se había puesto denso, por momentos parecía que a la mujer le costara respirar.
Observó delante suyo y no había ningún camino por el que seguir solo otro profundo barranco, giró su mirada a los laterales y notó que a la derecha de donde había caído, la pared tenía numerosos agujeros y protuberancias.
- Por allí podré ir trepando para ver hasta donde llego, realmente no se ve casi nada aquí... - pensó para sí la de ojos amatistas con el ceño fruncido
Sin pérdida de tiempo, caminó hacia la misma y ayudándose con sus piernas y brazos, comenzó a trepar y al recorrer unos pocos pasos, contempló que la pared más bien se trataba de algo parecido a una telaraña espesa formada por rocas y detrás de la misma, escuchó claramente más gritos de desespero los cuales eran tapados por los otros que se oían más fuerte. Al mirar mejor, con asombro pudo distinguir numerosas figuras humanas retorciéndose sin parar y forcejeando.
Rei entonces decidió seguir adelante y siguió subiendo hasta donde finalizaba dicho muro, acto seguido se dirigió con dirección a su izquierda hasta llegar a la terminación de ese sector. Entonces descendió hasta encontrar otra continuación de la telaraña rocosa, por ella prosiguió y al llegar al borde, observó que aquella continuaba a través del otro lado de la pared en una curva de 90 grados.
Ella dio una rápida mirada hacia debajo suyo a fin de observar el profundo barranco que se extendía, eso le mostraba que no podía fallar así que afirmándose bien en los agujeros continuó con su camino y después de tomar otra curva en noventa grados, se asomó levemente por otra pequeña caverna al escuchar otro grupo de gritos, lo que vio la impactó... al fondo de la misma miró en la pared a una monstruosa boca que vomitaba cientos de almas las cuales caían en dirección al abismo. Puesto que sobre aquella pequeña plataforma rocosa no había nada, Rei bajó unos pasos y continuó su camino hacia su izquierda.
La Cruzada llegó hasta un pequeño hueco después del cual continuaba la presente red rocosa, pudo darse cuenta que podía sortearlo saltando luego de mirar debajo y no encontrar otra vía por la que proseguir. Entonces valiéndose de la fuerza de sus brazos y piernas dio un salto, gracias a que se agarró firmemente con sus manos consiguió afirmarse en el otro lado y así continuar su camino hasta llegar a la finalización de la red, al mirar abajo, ella distinguió que unos a pocos metros allí se encontraba suelo rocoso. Al descender y llegar hasta ese lugar, se dio cuenta que se trataba de una pequeña plataforma, al frente suyo se encontraba una bajada que conducía a otro sector, a su derecha estaba la pared por la que había llegado y a su izquierda, el barranco con la luz anaranjada de fondo junto con la humareda.
Rei trotó hacia la bajada y de un salto fue a parar a una especie de ensanchamiento del camino de roca, apenas dio un par de pasos adelante y frente a ella apareció la figura de Setsuna que la observaba con seriedad.
- Descendamos ahora al ciego mundo, deja atrás tu miedo y tu cobardía, a los acantilados del Aqueronte... almas miserables transitan el tormentoso camino hacia el bajel* de Caronte - fue lo primero que dijo la Poetisa
- ¿Me ayudarás, poetisa? - preguntó la soldado con firmeza
- Yo te llevaré por este lugar eterno donde oirás los gritos y verás las almas atormentadas que se lamentan por su segunda muerte - contestó la figura fantasmal antes de desvanecerse
Sin más, la de largo cabello negro se puso en marcha rápidamente por el presente camino y después de tomar una curva a la derecha, llegó a algo parecido a una plataforma de tamaño grande, una especie de patio rodeado por la pared de roca a la derecha y el precipicio a la izquierda y el frente. Rei se sobresaltó al notar un cuerpo humano en llamas cayendo entre gritos, el cual golpeó sobre uno de los bordes del lugar donde estaba ella antes de seguir cayendo.
La mujer se repuso rápidamente y corrió hacia adelante hasta llegar al borde posterior del patio, no había camino por el cual seguir. Sus pupilas amatistas contemplaron abajo a su derecha, una gigantesca barca oscura que flotaba en algo que se suponía era agua, los bordes de la cubierta estaban llenos de largas espinas que parecían colmillos y parte de la anteriormente mencionada se encontraba cubierta por un techo de igual textura que el resto del barco decorado con algo parecido a huesos. Al costado derecho de la nave llegaba un grupo de largos puentes de madera que se introducían dentro de aquella y que partían del otro lado, de lo que se suponía era el puerto, en la proa había una gigantesca cabeza de color oscuro en cuya nuca ardía una enorme fogata.
Con asombro, Rei contempló cómo la cabeza se giró sola y comenzaba a hablar con una sonora, cavernosa y atronadora voz.
- Mediante mí el viaje al infortunio, mediante mí el viaje al dolor perpetuo, abandonad toda esperanza aquellos que entréis aquí - decía aquella cabeza cuyos ojos lucían llenos de fuego al igual que el fondo de su boca, la Cruzada pudo distinguir hileras de miles de almas humanas que caminaban con pesadumbre en dirección al barco por los puentes de madera, en medio de la humareda y los gritos de cuerpos cayendo en llamas
No se podía ver nada debajo de la nave y los puentes, solo una triste niebla, mientras tanto incesantes relámpagos iluminaban el cielo. Entonces la soldado giró su vista en dirección al frente suyo y vio del otro lado una plataforma rocosa debajo de una gran campana, el espacio hasta el otro lado era demasiado amplio como para saltar así que ella descartó esa opción. A su derecha a unos pocos pasos de donde estaba parada, vio que estaba una palanca y con cuidado caminó hacia aquella y la accionó.
No pasaron ni dos segundos que un puente de piedra salió del borde delantero de donde estaba ella en pie y se extendió hasta el otro lado, haciendo temblar el suelo. Pero ni bien eso aconteció, aparecieron más criaturas de las aladas y las flacas panzonas que cargaron contra Rei. Esta fue rápida de reflejos para sacar su hoz y con certeros tajos de aquel, herir a los que iban por tierra, en un momento consiguió atravesar a uno con la hoja del arma y reventarlo contra el piso, lo mismo hizo con otro antes de decapitarlo, mientras estaba en eso tenía que cuidarse de los ataques de fuego que salían de las colas de los monstruos alados. Pero ella mediante saltos y tajos con la hoz podía encargarse de estos también, aún así continuaban apareciendo más y en el ínterin que esquivaba sus ataques cruzó corriendo el puente hasta llegar del otro lado.
La plataforma se trataba de un camino semicircular que era el borde de un pozo redondo, al fondo se encontraba un piso de roca que evidenciaba fuego saliendo de abajo, en las paredes del pozo habían numerosas jaulas con almas desesperadas que se movían sin parar en el interior.
- ¿¡A dónde vamos!? - preguntaba la voz de una desesperada mujer
- ¡No me puedo mover! - gritaba una voz masculina de igual forma
Sin prestarles atención y después de eliminar a los enemigos restantes, Rei contempló del otro lado una columna de piedra o hueso, no lo sabía... pero podía descender por aquella. Así que después de dirigirse hacia la misma y de deslizarse con velocidad por la columna, se dejó caer hasta la plataforma.
Frente a sus ojos, en el centro podía distinguirse una palanca rodeada por una zona circular que se distinguía del resto del piso y que evidentemente podía girar, a unos pocos pasos y de espaldas a Rei había parada una criatura monstruosa mezcla de macho cabrío y humano, su cuerpo era negro y musculoso mientras que la cabeza parecía de hombre pero calva y adornada por unos largos cuernos de carnero, en su espalda cargaba una espada que desenvainó apenas detectó la presencia de la soldado y darse vuelta, pegando un rugido como de fiera.
Rei sin dudarlo, adoptó su posición de guardia mientras sostenía firmemente la hoz con ambas manos, mirando fieramente al monstruo corrió hacia el mismo y atacó con unos cuantos movimientos veloces con su arma consiguiendo herirlo. El enemigo se tambaleó pero bloqueó con la espada el último tajo de la hoz de la soldado antes de contraatacar, la hoja de la espada chocó contra el suelo, dicho ataque fue también evitado por la Cruzada gracias al mango del arma pero igualmente consiguió lanzarla hacia atrás al suelo.
- Esta cosa es más dura que los anteriores enemigos contra lo que luché y esa espada es enorme, si me logra dar con ella será muy malo para mí - pensaba ella para sí misma mientras el enemigo daba un fuerte pisotón y se preparaba para volver a atacar
La de cabello ébano se puso de pie y volvió a la carga con fuertes ataques descendentes y ascendentes hacia las piernas del demonio que rugía con fiereza, de nuevo esta vez lo hizo tambalear y aquel bloqueó uno de los golpes de Rei para contraatacar. Ella esquivó el espadazo agachándose y contestó de igual manera que antes con golpes circulares, la sangre brotaba de la carne del monstruo pero este continuaba peleando así que la mujer debía cuidarse de aquella enorme espada.
La de ojos púrpuras atacaba con más fuerza y fiereza que antes hasta que consiguió atravesar el abdomen a la bestia con la hoja de la hoz y de otro movimiento, partir su torso en dos mitades.
Ella no tuvo tiempo de contemplar cómo el cuerpo del demonio se desplomaba en el piso ya que de este, surgió otro enemigo igual al de recién acompañado esta vez por dos horribles y esqueléticos monstruos armados también con espadas. Entonces jadeante blandió de nuevo el arma y los atacó sin piedad, con los dos pequeños no tuvo problemas pero el otro, sí le presentó problemas como el anterior y tuvo que batallar un rato antes de poder deshacerse de él.
Rei respirando trabajosamente se quedó en guardia observando a sus alrededores en dirección a las paredes con cadenas y enormes engranajes que evidentemente permitían el movimiento a la plataforma en donde estaba, al transcurrir un rato y no ser atacada, guardó el arma y se dirigió a la palanca del centro.
El mango estaba horizontalmente desplegado por lo que ella dedujo rápidamente que debía girarlo, lo hizo hacia un lado y el piso empezó a descender hasta que chocó contra algo, al no ver ningún lugar por el que poder seguir camino llegó a la conclusión de que tenía que accionar la palanca hacia el lado opuesto para poder subir. Al hacerlo, prestó atención a la derecha de ella algo que no había visto hasta ahora, una puerta grande que presentaba bastantes rajaduras evidenciando que estaba dañada, entonces pensó que podía destruirla y mirar qué era lo que había del otro lado.
Apenas soltó la palanca, esta regresaba a su posición anterior por lo que Rei tuvo que correr al mismo tiempo que la plataforma volvía a descender, igualmente no tuvo problemas en llegar y destruir el portón de unos cuantos tajos antes de que el piso estuviera demasiado bajo. La mujer dio un salto y llegó a un pequeño cuarto con una segunda puerta de piedra, la cual fue abierta de una patada por parte de ella.
La de ojos violetas corrió y llegó hasta un enorme patio con bastantes fogatas en el borde antes del precipicio, ahora podía observar con mayor cercanía la enorme nave que viera antes y abajo a su izquierda, los puentes por los cuales cruzaban los condenados, ahora se oían más fuerte los gritos desesperados de las almas desdichadas cayendo.
Frente a los ojos de Rei volvió a aparecer Setsuna la cual le habló de nuevo.
- Todas las almas de cualquier patria que perecen, se reúnen aquí como una sola... el escabroso paso de Caronte espera a aquellos no temerosos del Señor - le informó la figura fantasmal
- ¿¡Pero quienes son estos tan afligidos por el dolor!? - preguntó Rei visiblemente perturbada
- Así son las apenadas almas que vivieron sin gloria y sin infamia, el Cielo los repudia y el profundo infierno no los acoge para que los malvados no los glorifiquen - fue la contestación de Setsuna
- ¿De dónde surge ese amargo lamento? - continuó preguntando la Cruzada
- Con pasión y justicia les desdeñan, de ellos no hablemos... recuerda sostener la santa cruz que Endymion te dio al hacer sus votos, hacia adelante tal como lo hiciste antes, ahora pasa - dijo la poetisa indicándole que siguiera adelante antes de volver a desvanecerse
Rei miró hacia su derecha y observó una gran pared con un dibujo esculpido en la misma, este mostraba un grupo de gente con expresiones de horror y desesperación en los rostros, acto seguido dirigió su mirada hacia la izquierda y ante sus bellos ojos se desplegaba un camino que doblaba a la derecha hasta llegar a algo que parecía ser la torre de un castillo. A diestra se encontraba el barranco y a siniestra un grupo de montes que le deban al sitio un aire aún más perturbador; pero ese era el único camino viable así que por ende, ella debió avanzar por allí con sus sentidos en alerta.
Así que se puso en marcha con la hoz preparada y su presentimiento fue correcto, desde adelante y atrás de ella surgió del piso un grupo de enemigos, los mismos flacos raquíticos y con espadas que habían aparecido antes. De modo que Rei con hábiles movimientos con el arma se defendió y los fue eliminando, mientras estaba en eso hizo aparición otro grandote musculoso mezcla de macho cabrío y humano acompañado de dos monstruos voladores. Enseguida recordó lo último que le había dicho Setsuna, sacó la cruz y la extendió hacia aquellos atacantes, el objeto comenzó a brillar y de este salieron tres hileras de rayos luminosos en forma de crucifijo los cuales lastimaban a los adversarios, repitió el procedimiento una y otra vez para obtener el mismo resultado.
Eso le permitió acabar con los que quedaban del primero grupo y los dos que volaban, con el restante acabó luego de batallar con la hoz y cuidarse de la espada y embestidas de aquel.
Al corroborar que no salían más enemigos, siguió corriendo hasta llegar a la entrada de la torre, se trataba de una puerta de pierda similar a la que usó para llegar al lugar rato antes. A unos pocos pasos de aquella, se hallaba tirada una silueta humana tan pero tan demacrada, que era imposible identificar quien era.
- ¿Qué he de hacer con este falso Mesías?... Mesías perdóname... no hallo ninguna culpa en este hombre... - balbuceaba aquel hombre mientras se tomaba la cabeza con angustia y desesperación mientras Rei se le quedaba viendo con asombro
- ¿Pero quién es este? - se preguntó la mujer en voz alta, enseguida la voz de Setsuna resonó en su cabeza
- Se trata de Poncio Pilato, su cobardía contribuyó al sufrimiento de uno por los pecados de muchos, y ahora carga el peso de la culpa de todos aquí - informó la voz de la poetisa - Escucha, nos encontramos ahora en el Ante-Infierno... tal como te dije antes, en este espacio penan las almas que vivieron sin cometer méritos ni infamias. Los inútiles, los indecisos, aquellos que a su paso por el mundo no dejaron huella están condenados a correr sin reposo, desnudos y perseguidos por avispas que los pican por todo el cuerpo, con gusanos y otros insectos bebiendo sangre y lágrimas. Esto representa la repugnancia del pecado y la picadura de su conciencia, ahora estamos en las Orillas del Aqueronte y donde debes ir ahora mismo es al río homónimo- prosiguió con la explicación
Sin responder nada, la Cruzada puso su atención a la puerta enfrente suyo y la abrió de una patada y luego de cruzarla, fue a dar a un gran cuarto circular en penumbra con algunas cruces invertidas hechas de fuego, en las paredes. Rei dio unos pocos pasos y uno de los dibujos del mástil horizontal de la Cruz de su pecho volvía a cobrar movimiento y a la mente de ella volvía un recuerdo que ya había estado antes, se trataba de cuando ella y Endymion estaban de rodillas desnudos en la cama y la mujer prometía renunciar a los placeres de la carne hasta regresar de la Cruzada.
El recuerdo terminó y de uno de los costados apareció la misma silueta oscura que se había llevado al alma de Endymion y a su lado, el recién mencionado con una expresión triste en su rostro. La sombra se reía perversamente y Rei la miraba con fiereza, ahora podía distinguir algo mejor un poco de sus rasgos, poseía pupilas rosadas y lo que parecía el peinado, tenía forma de odango y largas coletas que le caían a los costados.
- Deberías haberle sido fiel a este apuesto bomboncito, pero en vez de eso la recompensa es para mí... - decía con evidente tono de ironía y burla la sombra mientras acariciaba la cara de quien fuera el prometido de Rei
- ¡Libéralo, es inocente! - exigió indignada la recién mencionada
- No por mucho tiempo... - dijo la sombra con desdén paseándose detrás de él, de un lado a otro
- Ahora soy suyo... - afirmó Endymion con pesadumbre y pena en la mirada
- Tu eres la única culpable, santa guerrera, no te mereces un caballero tan fiel y devoto... - continuaba hablando la silueta en el ínterin que rodeaba el torso de él con un brazo
Apenas acabó de hablar empezó reírse sonoramente y con una enorme velocidad, arrastró a su prisionero hacia atrás, a donde estaba el enorme barco que podía verse desde el interior de la torre hasta desparecer rápidamente ambos detrás de aquel.
Llena de rabia, la soldado observó su entorno, a su derecha estaba la enorme abertura en la pared por la que habían desaparecido recién las dos ánimas, a su izquierda el muro estaba sano y tenía dibujos de figuras humanas en pena, frente ella una puerta de rejas cerrada con las dos cruces antes mencionadas a los costados.
No tuvo tiempo de pensar porque más enemigos aparecían del suelo dispuestos a atacarla, conformado por los mismos tipos que los que la habían atacado en el camino antes de encontrar al alma de Poncio Pilatos
Valiéndose de la hoz y el crucifijo consiguió acabar con ellos pero un segundo grupo idéntico apareció, Rei con esfuerzo también los repelió no sin recibir unas pocas heridas y también debió encargarse de un tercer macho cabrío humanoide que apareció al mismo tiempo que combatía a los anteriores.
Jadeante se limpiaba ella el sudor mezclado con sangre de la frente y escuchaba la voz retumbante de la cabeza en la proa del barco.
- ¡Ay de vosotras almas malvadas! ¡No esperéis contemplar jamás el paraíso!.
La enorme reja de la entrada se abrió y la de pupilas amatistas corrió sin pérdida de tiempo, luego de cruzarla fue a dar a una especie de terraza circular en cuyo centro se encontraba una estatua grande de un hombre arrodillado con la cabeza pegada al suelo, de la espalda salía un lámpara que ardía con fuego y de la gruesa barra de hierro de este con forma de aro, salía un larga cadena que llegaba hasta uno de los bordes del barco.
La mujer vio eso y se dio cuenta rápido que si avanzaba colgándose por allí, podía llegar a la nave ya que la precisaba para continuar su camino hacia donde debía ir. Así que sin pensárselo dos veces, la soldado pegó un salto y se colgó de la cadena para acto seguido, avanzar lo más rápido que le permitieron sus brazos.
Cuando llevaba 3/4 de trayecto realizado, la cabeza en la proa se giró hacia Rei y le habló amenazante.
- Eh, tú. Aléjate ahora mismo de los muertos.
- ¿Dónde está Endymion? - preguntó ella sin intimidarse yendo directamente al grano y sin responderle directamente
- El hizo un pacto muy insensato - exclamó la cabeza
- ¡Llévame junto a él! Mi vida, mi alma, para que él vuelva - exigió inmediatamente Rei con autoridad
- ¡Estúpida! Todo ya es nuestro, todo - respondía el barquero en alta voz, negándose a acceder a aquel pedido
Lo que Rei no notó, era que mientras hablaba con el barquero un cuatro macho cabrío humanoide caminaba por la zona en donde había estado recién ella, el enemigo se acercó a la cadena que sostenía a la soldado y de un tajo con la espada la cortó.
Inmediatamente la Cruzada junto con la cadena empezaron a caer, ella procuró no soltarse hasta que chocó con la parte inferior de la proa, algo aturdida pero con desesperación procuró aferrarse a aquella superficie rugosa. Por suerte para ella estaba hecha de la misma constitución que usara antes para trepar y moverse por las paredes
- ¡Y ahora, partimos! - exclamaba la cabeza en la proa del barco al mismo tiempo que Rei se recobraba y empezaba a movilizarse por el único camino que podía usar para avanzar
Luego de recorrer un par de metros hacia su derecha, dobló con cuidado por una curva en 90 grados que la depositó en la parte inferior del costado de babor por donde continuaba la superficie rugosa que le permitía no caer, observó con suma atención los alrededores de donde se encontraba en la pared.
Con esfuerzo debido a la casi nula luz allí, cerca encima de ella divisó una abertura que se suponía que conducía al interior así que decidió hacer la prueba y dirigirse hacia allí en el ínterin que las desdichadas almas atrapadas detrás de la red rocosa suplicaban en vano por ayuda.
La mujer trepó de prisa y se metió por aquel hueco y fue a dar a una enorme habitación de madera en penumbras solo alumbrada por algunas antorchas. En una de las paredes a los costados se encontraban ventanas con barrotes que daban al exterior y al fondo del lado opuesto a la zona por la que ella había ingresado, estaban unas escaleras que iban a dar a un cuarto más pequeño en la parte superior.
- Te transportaré al fuego, el frío, la oscuridad eterna e imperecedera - se oía decir a la voz de la cabeza incrustada en la proa, lo que Rei no sabía era si le hablaba a ella específicamente o a todos en general
No se detuvo a pensar así que a paso ligero recorrió la habitación y subió enseguida los escalones con sus sentidos en alerta, prestó atención que detrás de los mismos había unos barrotes, detrás de estos podía verse otra zona con numerosas jaulas conteniendo personas dentro que forcejaban sin parar, aunque fuera inútil para ellos
- ¡Dioses del inframundo, busco a Eurídice!... Miré hacia ella, me advirtieron que no ¡Estúpido de mí!... Mi canto no ha podido salvarte... una picadura de serpiente te alejó de mí, mi amor... continúa en silencio, esposa mía. Ya casi hemos llegado... ¡Devuélvele la vida o mátanos a los dos!... pronunció su último adiós y entonces desapareció... cuando haya cumplido su ciclo vital, volverá a ser tuya por derecho... el amor, es un dios poderoso para los que moran en la superficie... solo quería asegurarme de que venía atrás de mi... cantaré tu crueldad hasta los cuatro vientos... mis canciones amansan a los mortales y a las fieras salvajes... - se escuchaba hablar con desespero y en medio de sollozos desgarradores a la voz de un hombre al mismo tiempo que la soldado hacía lo anterior mencionado
Al llegar, ni bien puso sus pies en el presente sector, en la parte inferior del mástil vertical de la cruz de tela un dibujo comenzó a cobrar movimiento y otro recuerdo vino a su mente. Al igual que en el otro que ya había tenido, ella junto a los demás soldados se encontraban reunidos delante de la entrada a la enorme iglesia al mismo tiempo que el sacerdote católico pronunciaba su discurso...
- ... ¡Vuestro inmaculado Padre os absuelve así de todos vuestros pecados! - concluía así la autoridad religiosa con lo que estaba hablando sobre el premio por marchar a la presente Cruzada hacia Israel
- ¿Es cierto que puede absolver nuestros pecados sin confesión? - preguntaba intrigada una mujer soldado de cabello rojo, cerca de Rei
- ¿Mentiría un obispo, Erza? - dijo ésta dando a entender que la respuesta a dicha pregunta era negativa, ni bien dijo esto dentro de su mente resonó el pedido que le hiciera su amado que esperaba por ella en Florencia
- Prométeme que protegerás a Zafiro - se escuchaba la voz de Endymion resonando con eco al final
Ella al igual que todos los Cruzados, clavaron la espada en tierra y se arrodillaron en señal de reverencia a la autoridad religiosa.
- Protegeré a tu hermano como si fuera el mío - prometió con firmeza la de ojos amatistas en respuesta a la voz de Endymion
La visión terminaba y ella volvía en sí para examinar el aspecto del cuarto en donde estaba, las paredes estaban hechas de madera y poseían dibujos irregulares, frente a ella a ambos costados podían verse dos escaleras verticales que subían y a los pies de una de ellas, se encontraba acurrucada llorando la silueta humana que se había lamentado recién... su aspecto era parecido al de Poncio Pilatos, de tan demacrada no podía reconocerse quién era.
- Me pregunto quién será - dijo intrigada la de pelo negro refiriéndose a él
- Es Orfeo, poeta y músico griego que perdió a su mujer cuando trataba de rescatarla del averno. Fue acusado de intentar impedir la realización de los designios divinos - respondió la voz de Setsuna dentro de la mente de Rei
Esta última subió a paso ligero hasta llegar al lado superior, que era la propia cubierta de la nave hecha de madera y unida con enormes huesos, un grupo la cruzaba a lo largo y llegaba hasta la nuca de la cabeza en la proa, eso parecía ser la columna vertebral de la cual partían las costillas que la recorrían a lo ancho.
Ni bien puso sus pies en la cubierta, los lados de una enorme puerta que ella ya había visto mientras subía, se cerraron rápidamente tapando el hueco por donde llegó.
- ¡Has eludido a Dios, ahora paga el precio infinito!- exclama aquella cabeza en clara referencia a la soldado al mismo tiempo que un grupo de enemigos surgían del suelo
- ¡Esta debe de ser la siguiente zona, el río Aqueronte! - concluía en voz alta la de ojos violetas preparándose para luchar
- Exacto, es la segunda zona del Ante-Infierno, es el primero de tres ríos o lagunas infernales, es un río muy grande y ancho que rodea el vestíbulo del infierno, en el otro lado del Aqueronte se encuentra el primer círculo infernal, Limbo y la corte del rey Minos, esas son tu siguiente parada; este barco antropomorfo que habla es Caronte... el encargado de transportar las almas de los condenados a través del río, solo a través de él podrás cruzarlo - afirmaba la voz de la poetisa con tanta claridad, que hacía parecer que ella en persona se encontraba allí mismo de cuerpo presente - Ten cuidado, Caronte carece de cualquier miembro real exceptuando la cabeza, pero es capaz de invocar varios demonios.
- Eso estoy viendo... - comentó la de pupilas amatistas con mirada recia
Rei sacó el crucifijo y lo extendió hacia los enemigos varias veces a fin de disparar numerosas ráfagas de rayos luminosos. Los dos machos cabríos humanoides y los monstruos más chicos fueron exitosamente repelidos gracias a aquella, con su hoz debió luchar contra otro de los anteriormente mencionados y tres enemigos voladores que disparaban fuego de sus colas, ya que habían conseguido acercarse bastante y ella esquivaba sin cesar los ataques.
La de cabello negro tuvo que tomar distancia de los negros musculosos con la intención de encargarse de los voladores con la cruz, una vez que lo hizo continuó luchado contra los otros dos, ya que recientemente había aparecido otro. A uno lo atravesó con la hoja del arma a la altura del torso y al extender hacia él el crucifijo, lo quemó con la luz que emanaba y al segundo, se le subió en la espalda y clavando ambas rodillas allí sostuvo firmemente el mango de la hoz para decapitar desde atrás a la bestia, con la hoja. Aquella forcejeaba con ambas manos sobre la misma para evitarlo pero luego de unos momentos de lucha, la resistencia fue vencida, la hoja atravesó su cuello como una guillotina y la cabeza del monstruo rodó por el suelo.
Rei se quedó unos momentos en posición de guardia con las piernas flexionadas y el arma preparada cuando a la derecha de ella, escuchó un sonido que parecía ser el de algo muy grande trepando por uno de los lados de la nave... tal y como parecía ser, de estribor surgió una especie de minotauro gigante montado por un demonio, la enorme bestia rompía sin problemas las largas hileras de pinchos del borde al apoyar las manos y rodillas a fin de subirse... y no salía herido.
Una vez que estuvo arriba, el gran bicho pegó un fuerte rugido mientras más enemigos salían del suelo, de modo que blandiendo su hoz ella comenzó a combatirlos. Los pequeños no suponían una amenaza, el problema era el grandote que con sus fuertes golpes hacían temblar el suelo y conseguían hacerla caer. Pero la mujer se levantaba rápidamente, sabía que tenía que tener cuidado ya que si aquellos enormes puños lograban caer sobre ella, solo quedaría una papilla de carne y sangre... así que al mismo tiempo que se cuidaba de los demás adversarios, con la hoz apuntaba a las piernas del minotauro.
Cada vez que veía que la bestia iba a pegar un golpe buscando aplastarla, ella se alejaba rápido para evitar quedar a su alcance, de este modo el suelo temblaba, ella se caía y volvía a levantarse con velocidad para volver a la carga, repitió dicho procedimiento hasta que pudo dejar al bicho mareado.
- Me pregunto si podré montarlo yo...- pensaba para sí Rei
Sin pérdida de tiempo, esta hizo estirarse el mango del arma hasta clavar la hoja en uno de los peludos hombros del monstruo para acto seguido retraer aquel y apoyar sus piernas en el brazo, luego sin soltarle el hombro volvió a dejarse caer a fin de esquivar un fuerte manotazo de la bestia, volviendo a retraer el mango para en esta ocasión, agarrarse de uno de los cuernos de la cabeza mientras quitaba la hoja de los músculos. Al agitar bruscamente la cabeza intentando deshacerse de ella, consiguió lanzar a Rei hacia arriba hecho que fue aprovechado por ésta, para atacar desde el aire al que montaba el minotauro y atravesarlo antes de caer sobre el sitio donde estaba aquel hasta recién, ayudándose con la hoz.
Rei enterró enseguida la hoja de aquella en la frente del monstruo y a partir de ese instante, este comenzó a aplastar a los demonios que seguían apareciendo en la cubierta, entonces ella dedujo que estas bestias obedecían ciegamente la voluntad de quien lo montaba.
- Almas abominables, os espera la eternidad, ¡Preparaos para los juicios de los círculos del infierno! - vociferaba Caronte al mismo tiempo que el minotauro vomitaba fuego de la boca y rostizaba a los enemigos, para sorpresa de Rei
- La criatura en la que te encuentras montada ahora, es una bestia asteriana, son enormes monstruos de carga en el infierno y usados normalmente por los domadores de bestias, son lentas y pesadas pero poseen una fuerza masiva capaz de destruir hordas de secuaces en cuestión de segundos, aparte de la fuerza bruta poseen la capacidad de respirar fuego, obedecen ciegamente la voluntad de cualquiera que los monte ya que no tienen voluntad propia, podrás utilizarlos cuando se presente la ocasión para mover objetos enormes y romper cualquier cosa que se interponga en el camino, úsala ahora para deshacerte de la cabeza de Caronte - explicó la voz de Setsuna
Al mismo tiempo que Rei la escuchaba, el monstruo acabó de destrozar a los enemigos que quedaban y la anterior mencionada observó en dirección al sector indicado y gritó a viva voz a la bestia al mismo tiempo que enterraba más la hoja filosa en la cabeza de esta.
- ¡Dirígete a la proa y desprende la cabeza, ahora!.
El minotauro obedeció mientras la mujer observaba el cielo ennegrecido de nubes relampagueantes y la espesa niebla debajo que dejaba ver algo del agua del río, al llegar, la bestia tomó con ambas manos el cráneo y comenzó a tirar hacia atrás con fuerza, Caronte se quejaba de dolor inclusive cuando aquella consiguió desprender la cabeza y arrastrarla a la cubierta.
Una vez que la tuvo enfrente, descargó un fuerte puñetazo sobre la frente y luego la tomó de ambos ojos vacíos llenos de fuego, levantó la cabeza y la lanzó lejos, Rei quiso saber hasta dónde pero la niebla no lo permitía.
De golpe, frente a la vista de la soldado aparecieron dos enormes columnas de piedra de superficie irregular dando a entender que podían treparse. Ambas estaban muy juntas e impedían el paso del barco el cual se detuvo al chocar con estas.
- Hemos llegado a destino, más adelante están el Limbo y la ciudad de la aflicción que es el dominio del rey Minos, ahora llegar hasta allí es tu siguiente objetivo - le señaló la voz de la poetisa a la soldado
- ¡Rápido, trépate por una de esas columnas! - ordenó a los gritos esta a la bestia
Aquella obedeció saltando de la proa hacia la de la derecha y empezó a ascender, la de ojos amatistas sintió que ambas columnas temblaban y cuando volteó la mirada hacia abajo, se alarmó al notar que las dos comenzaban a derrumbarse. Eso le mostraba que no tenía tiempo y debía apurarse si no quería caer.
- ¡Date prisa! - gritó ella al monstruo
Este aceleró el paso y fue saltando alternadamente entre una y otra a fin de abrirse paso con mayor velocidad en el ínterin que justo detrás, enormes trozos de roca caían. Al llegar al extremo superior de una de ellas, el minotauro se aferró al borde con esfuerzo y luchaba por subir pero no podía debido a su gran peso, lo cual fue aprovechado por Rei para salir de la montura, quitar la hoz de la cabeza del animal y de un salto, llegar hasta arriba y dar a una especie de puente al mismo tiempo que la bestia se precipitaba al abismo junto con los trozos de columna.
Ella no tuvo tiempo para pensar, puesto que el sitio a donde había ido a parar temblaba, entonces corrió lo más rápido que le dieron sus piernas en el ínterin que el camino detrás suyo se venía abajo. Ante su vista se desplegaba algo que parecía ser una enorme torre de un castillo, la niebla se había disipado y podía ver mejor ahora, solo la densa cubierta de nubes se apreciaba mucho más cerca.
Pero su carrera fue detenida cuando un trozo de puente delante de ella se derrumbó y entonces, con desesperación vio que la superficie en la que estaba parada se tambaleaba de un lado a otro y se inclinaba hacia adelante, indicando que iba a venirse abajo también.
Rei debía hacer algo rápido o ese sería el fin del camino para ella...
*Bajel: Barco
Si, se que no tengo vergüenza para aparecer actualizando esta historia después de... ¡1 año! ¡A la mierda, sí que batí el récord de hiatus acá!. Espero que los amigos Abel Gregov, Kryzay y los demás que estaban leyendo este fanfic aún lo sigan si no pues, que se le va a hacer.
Lo que pasa es que tenía pensado seguir con esta después de terminar De Miel a Hiel pero, la historia recién mencionada será larga, bueno de hecho ya se alargó ya llevo 30 chaps pero lo que no se, es cuánto más me tomará llegar al final de la historia. Así que he decidido desempolvar esta y continuarla ahora (vaya que sí estaba llena de polvo, cof cof), voy a ir tratando de organizarme e ir alternando las publicaciones de este fic y del otro así que prefiero no prometer plazos ciertos, ya que mi prioridad sigue siendo acabar primero la otra historia para después dedicarme de lleno a El Infierno de Rei.
Recién Rei está librando las primeras batallas aquí y ya está en una situación complicada, cabe recalcar que cada círculo que ella vaya descendiendo se pondrá más y más complicado. Con seguridad veremos a algunos personajes de otras series ajenas a Sailor Moon en los niveles inferiores, que esperan por la bella Mars y no precisamente para tomar el té, ya vimos un pequeño cameo en este capítulo.
Gracias a quienes aún vayan a leer esta entrega y ya venían siguiendo esta historia, muy pronto les traeré más De Miel a Hiel, recuerden dejarme sus opiniones y comentarios abajo, eso significa mucho para mí.
Me despido hasta la próxima y... ¡Hasta la vista!.
