¡Un golpe de amor!


- Donde el fuego arde -


Hacía apenas 20 minutos caminando hasta la casa de Aether, pero aun así estaba seguro de que llegaría con un par de minutos extras. Una melodía sonaba desde su dispositivo hasta sus audífonos en sus oídos. Llevaba un buen ritmo, Childe esquivaba con calma cada persona que se atravesara por su camino y los saludaba con su mano y con una sonrisa amable. Ya conocía el camino de memoria, en los últimos 7 meses lo había hecho casi todos los días de la semana. Tomaba el autobús a unas cuadras de la casa del maestro Zhongli, hacía un viaje de casi 15 minutos y trotaba el resto de cuadras hasta la casa de Aether. Sus pies iban ligeros sobre la acera, cada pequeño salto movía su cabello y su ropa por igual mientras avanzaba. Finalmente veía la casa de los gemelos, era la última en una manzana. Aether ya lo estaba esperando en la entrada, lo ve decir algo y pronto su linda hermana se asoma por la puerta también.

Llega hasta la banqueta frente a la casa pero no se detiene, todavía daba pequeños saltitos en su lugar para no perder el ritmo. Aether se apresura a abrir la pequeña puerta de la valla que dividía su casa del resto y le sonríe, moviendo sus llaves en uno de sus dedos.

— ¿Todo listo, camarada?

— Sí, estoy list-

— ¡Aether!

La voz de Lumine se dejó escuchar, y pronto la rubia aún en pijama sale corriendo de la casa con un bento en su mano para su gemelo. Aether se ríe por su torpeza y agradece dos veces a su hermana. Era malo salir así nada más, ¿no? Childe y Lumine cruzan miradas pero no tardan en ignorarse mutuamente.

¿Qué tanto había pasado? No mucho, hacía ya casi un año desde aquella competencia en donde el ruso perdió contra el rubio. Pero fue el comienzo de una buena amistad, ¡una muy activa! En todo el sentido de la palabra. Ésta no era la primera vez que pasaba por él para salir a trotar juntos hasta un parque cercano a la casa del muchacho. Aether se despide de su hermana y comienza a trotar a su lado, esa larga trenza se movía frente a él de una forma divertida. Como Aether era más rápido, siempre iba al frente como su conejo para entrenar. Tal vez, si se esforzara un poco más, podría alcanzarlo fácilmente pero, ¿para qué? Era divertido así.

— ¿Cómo estuvo tu mañana? —Pregunta el rubio de pronto, sin dejar de ver al frente.

— Estuvo bien. Pero olvidé mi café de la mañana. Seguramente Zhongli se lo tomó.

— ¿Cómo está tu viejo? —Pregunta cuando escucha el nombre de ese hombre. Ya le había hablado un poco de él.

— Está bien.

Una señora iba pasando, siempre era en esta esquina donde se encontraban con ese simpático chihuahua y el rostro gentil de la anciana. Tanto Aether como Childe se detuvieron un poco para repartir caricias a la pequeña chihuahua temblorosa y para saludar a la mujer antes de continuar con su camino hacia el parque.

— ¿Cómo está tu hermana?

— Lumine está bien, está feliz porque hoy termina su curso de repostería.

¿Feliz? Parecía molesta cuando la vi.

— Aunque se despertó algo gruñona porque dice que hice mucho ruido.

Ah, por eso la cara.

¿A quién le gustaba ser despertado? Incluso si tienes por costumbre despertar temprano, no era agradable cuando alguien más te despertaba sin querer. Podía entenderla, un poco. Pero si preguntó fue más por cortesía, ya que Aether preguntó por Zhongli. En realidad, ni siquiera hablaba mucho con la hermana de su amigo por distintos motivos. El principal era porque no parecía que tuvieran muchas cosas en común, el segundo era porque es la hermana de Aether. Lo que menos le gustaría seria causar un malentendido extraño.

Ambos jóvenes se detienen frente a un semáforo en verde, es Aether quien presiona un pequeño botón amarillo para esperar su turno.

En cuanto la luz de tráfico se pone roja, y la luz peatonal en verde, ambos trotan a la par. El parque ya quedaba en frente, había muchísima gente desde temprano disfrutando de la brisa fresca con un paseo matutino. Incluso había un grupo de adultos corriendo juntos. Se saludaron entre ellos y se unieron un rato.

Eran casi las 9 cuando pararon, el grupo de señores continuó un par de rondas más sin ellos. Ambos estaban sentados sobre una banca, recuperando el aliento. Childe baja el zipper de la sudadera que llevaba y Aether sujeta el cuello de su camisa para abrirla un poco, igualmente abochornado.

Japón era agradable por las mañanas, pero ni bien salía un poco el sol el bochorno era evidente. Era bueno aprovechar la sombra de un buen árbol. Childe destapa la botella de agua que traía consigo y se la termina a grandes tragos, Aether lo imita con su propio termo.

Hoy era correr, mañana sería gimnasio. Se habían acoplado muy bien no solo como amigos, sino también como compañeros en el deporte. Se mantenían en forma juntos, inclusive el semestre pasado hicieron su horario juntos para dejar todo para la tarde y así poder entrenar por las mañanas. A veces, la linda hermana de Aether los acompañaba pero era muy de vez en cuando. Aether juraba que ella iba al gimnasio por las noches pero para ser sincero, no era mucho del interés de Childe. ¿No había dicho que era mejor que él o algo así? Bueno, nunca lo creyó. Al inicio, claro que sí y la miraba mucho, pero no podía ver nada extraordinario en ella más allá de su encanto femenino y su buena cocina.

Tal vez no podía verla de otra forma porque era la hermana de su amigo, pero eso estaba bien. De todas formas no era tan interesante. En cambio, Aether se había vuelto su amigo más cercano aquí en Japón junto a Zhongli, un viejo amigo familiar de sus padres que aceptó a Childe bajo el techo de su casa por todo el tiempo que estuviera aquí en este país estudiando. Eran pocas amistades, pero eran buenas.

— ¿Quieres un poco?

La voz de Aether lo saca de sus pensamientos. Childe se recarga en el respaldo de la banca y lo mira todavía con algo de cansancio. Había abierto el bento que su hermana le preparó y le ofrecía un poco. Era una caja grande, seguramente había pensando en que compartiría con su amigo así que preparó suficiente. Ese arroz olía bien y parecía todavía caliente, Childe había descubierto que era una base esencial en la gastronomía nipona. Era un buen ingrediente. Acepta el par de palillos desechables que le ofrece pero…

— Maldición…

Era lamentable a la hora de usarlos. El arroz se caía una y diez veces más, Aether era paciente para seguir sujetando la caja del bento y no reírse de él porque parecía genuinamente frustrado.

— ¿Por qué no la agarras tú? Acércatelo a la cara y empuja la comida con los palillos.

— ¿No te molesta?

— No, solo deja algo para mí.

— ¡Hecho! ¡Gracias, camarada!

Sí, podía decirse que eran buenos amigos. Aether miraba con una sonrisa cómo Childe hizo justo lo que el sugirió y comía exactamente la mitad de todo. Incluso le ofrece un poco de su agua para ayudarlo a pasar todo, parecía feliz y agradecido con él. Childe era así desde que lo conoce, tal y como lo pensó era un buen chico. Lo supo desde que se mostró frente a él con esa humildad y le pidió su número para seguir quedando.

— Ah, la comida de tu hermana es increíble…

— La especialidad de mi hermana es preparar comida nutritiva y fácil de comer. —Murmura Aether, sujetando con los palillos la cola de un camarón empanizado para llevárselo a la boca. Ver la facilidad con la que usaba ese utensilio llamaba la atención de Childe. — Dice que le gustaría sacar algún día una línea completa de almuerzos para escolar.

Eso suena muy lindo.

— Aunque tu comida también es deliciosa, Aether.

Aether le sonríe con ganas después de tragar, ¿lo decía en serio? La especialidad de este gemelo también era la comida balanceada y nutritiva, pero más adecuada para un deportista como él. Era quien se encargaba de vitalizar cualquier ingrediente por su habilidad y conocimiento sobre el metabolismo y nutrición.

— ¿Tú crees?

— Claro, tus batidos son los mejores que alguna vez haya probado aquí o en Rusia. —Responde, golpeándose un poco el pecho. Todavía sentía la comida en la garganta, santo cielo. No porque fuera pesada, sino porque comió de una forma bastante rápida e inadecuada. — ¡Se ven horribles, siempre son verdes o marrones, pero saben deliciosos y te llenan de energía!

— ¡Pff! ¿¡Qué clase de halago es ese!? —Pregunta, no pudiendo evitar soltar una carcajada que hizo que Childe sonriera también y riera en voz más baja.


Sin duda, la nueva casa era mejor que el departamento que se habían conseguido cuando comenzaron la universidad. Todavía había cajas pendientes de ser desempaquetadas pero el lugar igualmente se veía bien, aunque poco decorado y vacío. Eso lo hacia ver más grande. Childe da los primeros pasos en el interior tras quitarse el calzado. La planta baja estaba vacía, y la música que se escuchaba en la segunda planta dejaba en claro que la rubia estaba en su habitación. Aether deja las llaves sobre una pequeña mesa en la entrada y cierra la puerta, quitándose entonces sus zapatos.

— ¡Lumine, ya volvimos!

La música deja de escucharse en ese momento, y con una voz algo fuerte la rubia gritó desde arriba:

— ¡Bienvenidos!

Y entonces la música regresa, junto al sonido eléctrico de una secadora de cabello.

Childe pide permiso para limpiar el bento, y de paso rellenar su botella de agua, y Aether acepta y agradece la ayuda mientras sube las escaleras con algo de prisa. Los escuchó hablar, pero realmente no prestó atención pues no era de su interés. Esta era la segunda vez que pisaba la casa nueva y era linda, un poco más grande que aquel departamento que tenían cuando los conoció las primeras veces. Lavó y secó la caja para bento, dejándola entonces sobre el mismo pañuelo del bento doblado. Childe seca sus manos con una toalla y toma asiento en el sillón largo de la sala, estaba rodeado por dos gigantescas cajas. Estaban cerradas incluso con cinta, pero a los costados había dos pequeñas aberturas en la caja para sujetarlas y transportarlas y había un reflejo dorado que era imposible de ignorar.

Se asoma un poco por un costado, ¿trofeos? Seguramente eran de Aether, ya los había visto en su habitación en aquel pequeño cuarto que tenia antes. Aunque la caja tenia escrito por la parte superior el nombre de su linda hermana. Curioso.

Lumine fue la primera en bajar, Childe puso atención ni bien escucha los pasos en las escaleras de caracol. Primero vió unas pequeñas y lindas pantuflas celestes, luego unas piernas largas y entonces a la chica vistiendo un bonito conjunto en colores pasteles. Lumine venia sujetada del barandal con una mano mientras la otra acomodaba el broche de flor en su cabello, ni siquiera lo notó hasta que terminó de bajar la escalera y mira hacia el frente.

— Ah, Childe. ¿Cómo les fue?

— Bien. —Childe endereza su espalda de inmediato. — ¿Ya te vas a tu clase?

— Sí, les encargo mi habitación, por favor. —Responde la chica, dándole una pequeña sonrisa. — Es un alivio poder contar contigo y con mi hermano, habría sido una molestia pagarle a alguien para que lo hiciera, con todas esas noticias de estafadores…

— Lo hago gustoso, son mis amigos.

— Nos vemos.

— Ve con cuidado.

¿Por qué lo dijo con esa palabra? No eran amigos, no era verdad. Los dos lo sabían, pero Lumine no tuvo ningún cambio en su lindo rostro. Ella inclina un poco su cabeza para despedirse y pasa a la cocina para tomar su propio bento, ir a la entrada para cambiarse el calzado por unas zapatillas celestes, y entonces sale.

Al verse solo, se muerde la lengua y rueda los ojos. Tonto, esperaba no haberla incomodado. Se pone de pie y entonces sube las escaleras, era tan alto que se dio el lujo de ir de tres en tres hasta la segunda planta. Arriba había tan solo tres puertas en el corto pasillo, dos del lado izquierdo y una del derecho.

La habitación de la derecha era la de Aether, y la primera de la izquierda era la de Lumine. Aquella habitación que sobraba era el baño, el único de la casa. Aether sale de la habitación de la izquierda y sonríe al verlo.

— Apenas iba a pedirte que subieras. ¿Estás listo?

— Sí.

— Subiré las cosas de mi hermana. ¿Puedes comenzar con la primera capa, por favor?

Childe asiente y se lleva ambas manos a la cadera.

— Era el frente y atrás azul, ¿y los laterales blancos, no?

Aether asiente, dirigidos a la escalera.

— Sí, te lo encargo por favor. Estaré contigo en un momento.

La habitación era casi un lienzo en blanco. Los muebles que había dentro eran solo los necesarios para pasar la noche pues la mudanza había sido pesada. Ni siquiera la habitación de Aether estaba lista aún. Había una cama, una pequeña bocina sobre la almohada y un cajón bajo la cama con algo de ropa. Además de un lindo bolso blanco colgando del pomo de la puerta.

A un lado de la puerta había dos grandes botes con algunos galones de pintura. Pintura blanca aperlada y pintura azul ópalo. Los materiales seguían en el cuarto de Aether, por el día anterior. Entró solo con la intención de recoger las brochas y el rodillo pero se notó cuando notó que, de hecho, los trofeos de Aether estaban ya acomodados sobre una repisa.

¿Oh?

Aether tenía siete trofeos, lo recordaba bien. No pudo haber ganado más desde entonces sin que él lo notara, ¿cierto? Se hicieron cercanos, incluso entrenaban juntos. Preguntaría más tarde.

Toma una pila de periódicos que estaban en el pasillo y comienza a acomodarlos por el suelo, pegado a las paredes. Era para no ensuciar, por supuesto.

Destapada con cuidado uno de los botes de pintura, el azul ópalo, y usa una pieza de madera para mezclar un poco la pintura antes de sumergir una de las brochas y comenzar con una pared, la que estaba frente a la puerta. Quien fuera que haya ocupado la casa antes tomó una pésima decisión pintando una habitación de amarillo. El problema no era el color sino el tono tan chillón, irritaba su vista. Pero el azul lo cubrió con mucha facilidad, era muy opaco. Llevaba un pedazo cuando Aether trajo la primera caja, dejándola en el pasillo. Luego bajó por una más, y otra más. Lumine tenia un total de 5 cajas destinadas para su habitación, y algunos muebles todavía desarmados entre sus cosas.

— Hace algo de calor… —Murmura, limpiándose un poco el sudor de la cara con su propia camisa. Aether, quien toma el rodillo y lo sumerge en la pintura, asiente.

— Instalaremos el minisplit después. Quítate el suéter.

— Va.

Childe se quitó el suéter, pero también la camisa y la dejó en el suelo. Aether, lejos de mostrarse incómodo o sorprendido, de hecho hizo lo mismo. Seria mas problemático si después su camisa se ensuciaba con pintura. Había pasado tal vez media hora entre charlas y risas, un tercio de la pared estaba lista y secándose mientras ellos avanzaban en la otra mitad. La ventana estaba abierta con el fin de acelerar el secado. Usaron la misma bocina de Lumine para poner algo de música y continuar.

Ninguno de los dos esperaba que Lumine entrara a la habitación de repente, visiblemente acelerada. Tenia las mejillas rojas y el cabello algo desordenado.

— ¡Olvidé mi bolso!

— ¿¡Lumine!?

Ambos muchachos se giran, sujetando cada quien la herramienta en alto. La rubia echó un grito y de inmediato cerró la puerta, quedando ella en el pasillo.

— ¿¡Por qué no tienen camisa!?

— ¿¡Por qué volviste!?

— ¡Porque olvidé mi bolso!

— ¿Por qué se gritan? —Pregunta Childe. ¿Era cosa de hermanos? Él nunca le gritaba a los suyos para comunicarse. Sonríe, no parecía incómodo si quiera de haber sido visto semidesnudo.


¿Cómo obtuvo su bolso? Medio abrió la puerta y solamente tanteó por el pomo de la puerta con una de sus manos para sujetar la correa del pequeño bolso blanco y lo sacó, cerrando la puerta nuevamente.

— ¡Ya me voy!

Sé que es un día caluroso, pero cielos, ¿no parece uno de esos comerciales estadounidenses?

Baja con prisa las escaleras y sale con prisa de la casa, ya que tenia un poco el tiempo en contra no tuvo de otra más que pedir un taxi desde su celular. Normalmente iría caminando hasta la parada del bus pero por haber olvidado su bolso tuvo que regresarse a medio camino y no gustaba de llegar tarde. Menos a la última sesión. Mientras esperaba, por instinto alza su mirada hacia su casa hacia la ventana que sabia era su habitación. Ese chico pelirrojo… ah, era realmente problemático. ¿Qué podía hacer? No podía quitarse de su mente la imagen de su torso desnudo, era lindo… ¡Era exactamente su tipo! Era fuerte, divertido, muy amable… Tal vez, eso y el hecho de que era tan activo eran sus características favoritas en él.

Se está riendo, ¿por qué? Seguramente Aether dijo algo tonto, siempre lo hace. Su risa era tan encantadora también… Ah, todavía lo miraba. Mejor detenerse ahora antes de que la descubrieran. Lumine mira de nuevo la pantalla de su celular. Al taxi todavía le quedaban un par de cuadras. Mh…

Vuelve a dirigir su vista hacia la ventana, Childe le daba casi la espalda. Ya no podía verlo muy bien. Sin darse cuenta, su dedo presiona la cámara y pronto se ve a sí misma apuntando su cámara hacia esa misma ventana. Esperó el momento indicado y…

No puede ser.

Tomó la foto. ¡Y sin ser descubierta! Lumine de inmediato esconde su celular y se muerde el labio, volviéndose a girar en dirección a la calle. Su corazón late con fuerza dentro de su pecho, ¿eso estuvo mal?

Un auto finalmente se estaciona frente a la señorita, dando dos pitidos para llamar su atención. Pero también llama la de Childe y Aether, quienes se acercan a la ventana para ver cómo Lumine se sube al taxi y se retira.

— Muy bien, continuemos.

— Terminaremos antes del medio día.


Así estaba siendo, el ritmo que llevaban era bastante bueno. Ya que eran dos personas, se dividieron el trabajo en dos paredes cada quien. Childe justo ahora terminaba de pintar la otra pared azul, la misma donde estaba la puerta. Y Aether estaba terminando de darle la cuarta capa a otra de las paredes con la pintura blanca. El desastre, afortunadamente, había sido mínimo. Algunas manchas en el suelo que limpiaron con un trapo húmedo ni bien las notaron, casi todo había caído en el periódico.

Childe fue el primero en terminar, la pintura azul era tan gruesa y opaca que una sola capa había bastado. Pero Aether todavía iba a tardarse un poco con la segunda pared, apenas la primera capa había secado. Ya no podía con su propio sudor, realmente era un día caluroso.

— Camarada, ¿puedo ducharme?

— Sí, claro. ¿Tienes ropa limpia?

— No.

— Te prestaré algo cuando salgas.

Todo el baño tenía un agradable aroma cuando entró. Childe cierra la puerta. Estaba conectado tanto al pasillo como a la habitación de Lumine, con solo una ventana pequeña en una parte alta y una pequeña ventila cerca del retrete. ¿Éste era el shampoo de Lumine? Seguramente, también tenia bastantes perfumes sobre el lavabo. Necesitaban ya terminar de instalarse, hacían falta las repisas y cajoneras aquí.

Entró en la ducha, el agua fresca se sentía bien. Aether, fuera de la habitación, subió el volumen de la música mientras continuaba con su trabajo. Childe pasa ambas manos por su cabello y cierra sus ojos, la sensación del agua cayendo sobre su piel era tan agradable. Amaba tanto el agua fría.

No usará shampoo, siente que seria un poco invasivo de su parte. Pero sí jabón, lo pasa varias veces por sus manos hasta que estas quedan jabonosas y entonces vuelve a pasar sus manos por su cabello anaranjado, luego por su cuerpo. Al menos volvería fresco a casa mas tarde.

No fue una ducha tan corta, pero sí fue bastante necesaria. Toma una de las toallas dobladas y la pasa primero por su cabello, luego por el resto de su cuerpo para recoger cualquier exceso de agua que pudiera causar un desastre. No tiene ropa por ahora, así que se coloca la misma ropa interior y el mismo pants y sale del cuarto de baño con su camisa y suéteres doblados sobre su brazo derecho.

La habitación ya estaba pintada del todo, Aether estaba empujando en la habitación la segunda de las cajas de Lumine. Solo las dejaría, era ella quien tenía que ordenarlas después. Lo mataría si siquiera echaba un vistazo dentro.

Childe lo ayuda con las últimas dos cajas y el rubio agradece, dejándose caer de rodillas en el suelo. Ahora quien necesitaba un baño era él, estaba cansado. Se lo dijo a Childe y él asintió.

— Claro, estaré en tu sala. —Asiente Childe, no tenia problemas con esperar. Después de todo él lo esperó.

— Siéntete como en tu casa, ¿bien? Toma lo que necesites de mi ropa. Con suerte alguna camisa te quedará. —Dice antes de encerrarse ahora él en el baño.

— Gracias.

El cuarto olía bastante a pintura todavía, aunque la ventana y la puerta estuvieran abiertas tardaría en irse. ¿Así durmió Aether?

Debió haber sido un sueño muy profundo.

Era un aroma fuerte, perdió la oportunidad de molestarlo diciendo que durmió drogado o algo parecido. Pero la habitación quedó bastante bien. La pintaron ayer, en colores dorados y blancos también. Childe abre el pequeño closet en la pared y echa un vistazo rápido. Su pants estaba bien, pero la camisa sí era un problema. Toma una de color blanco. Era ajustada -al menos en su cuerpo- pero estaba bien, no era incómoda. Se sienta en la cama para ponerse un par de calcetines limpios y entonces sale, pero se detiene en seco en la puerta de la habitación.

— …

Childe gira un poco su cabeza y mira una de las repisas en la pared, justo bajo el televisor. Eran los trofeos de Aether. Si metió todas las cajas en la habitación de Lumine…

¿De qué eran esos trofeos, exactamente? Hasta donde sabe, no dan trofeos deportivos ni en repostería ni en gastronomía. Su curiosidad era grande. Baja las escaleras y lo primero que busca es la caja en el sofá, pero realmente no estaba.

Estaba arriba.

"Mi hermana es mejor que yo."

Hacía tiempo que no recordaba esa frase. Al inicio, cuando comenzó su amistad con Aether, miraba mucho a Lumine buscando cualquier indicio de que fuera realmente tan extraordinaria como Aether le juraba cuando le preguntaba al respecto. Dijo que ya no competía, pero que no podía decirle el motivo porque era una fibra sensible para su hermana.

Claro que no lo creyó, y conforme el tiempo fue pasando simplemente pensó que le había tomado el pelo. En silencio, vuelve a subir las escaleras y busca la caja en cuestión. ¿Debería? ¿Estaba mal?

Con cuidado, comienza a despegar la cinta gris de la caja, no había vuelta atrás ahora. Continuó, esta vez con más confianza, y la cinta quedó colgando en el aire cuando terminó de despegarse. Ahora los pliegues superiores estaban un poco levantados. Childe extiende su mano libre y la levanta un poco. Eran trofeos, de todos los tamaños y con toda clase de figuras. Toma asiento en el suelo y comienza a leer las placas.

Ciclismo, karate, béisbol, natación, arquería, triatlones… Judo.

Todos eran de primeros lugares, pero las fechas eran un poco viejas. El más reciente fue uno de judo, de hace casi 5 años. ¿Cuántos eran? ¿12? ¡Eran muchos! Sin mencionar que en el fondo de la caja habían apiladas varias medallas escolares, reconocía algunos torneos de alguna investigación que hizo antes de vivir en este país, desde Rusia.

— Es… increíble…

Lumine, Lumine, Lumine. Cada placa tenía ese nombre. Decían que había qué ver para creer, ¿no? Ahora mismo ya no tenia más alternativa que creer en las palabras que Aether le dijo aquella tarde, ¿por qué su corazón estaba tan acelerado? Como si hubiera encontrado un secreto que no debió haber sido descubierto. Aether salió del baño poco después, restregando una toalla contra su mejilla. Al verlo enarca una ceja.

— ¿Qué haces ahí? —Pregunta, sentándose en la cama. — Ah. ¿Los trofeos de mi hermana? Colgaré las repisas cuando la pintura termine de secarse. Que los acomode ella después, pesan mucho y tuve que subirlos hasta acá… Espera. ¿¡Quitaste la cinta!? ¡Lumine va a matarme!

— Lo siento. Tenía mucha curiosidad… —Admite, mirando el trozo de cinta hecho bolas sobre su mano izquierda. — ¿Todavía tienes de esta cinta?

— Sí, el rollo está abajo. Si la cubrimos de nuevo no se dará cuenta. —Aether suspira con visible alivio, apoyando ambas manos sobre la cama. Estaba solo en pantalón. Nota la camisa que Childe tiene puesta y sonríe. — Luce bien en ti.

— Está algo ajustada.

Las delgadas cejas de Aether se fruncen con una fingida molestia. El chico se pone de pie y se acerca a Childe, quien aún sentado lo mira desde abajo con curiosidad.

Aether flexiona una pierna y la pone sobre el hombro de Childe, era una presión amistosa.

— No todos podemos hacer tanto músculo, tonto presumido.

— Hey. —Childe frunce un poco sus cejas, divertido. — No es mi culpa que mi cuerpo sea así. Ah, de hecho, sí. Sí lo es. —Su sonrisa lucía tan satisfecha y orgullosa.

— Mh…

Aether alza ambas cejas y el pelirrojo se ríe de nuevo, poniéndose de pie en cuanto Aether le quita el pie de encima.

Bajaron por la cinta, y cuando regresaron Aether tuvo extremo cuidado en colocar un trozo de igual largo justo sobre las marcas que la primera había dejado en la caja. Ya estaba hecho. Si Lumine preguntaba por sus trofeos desorganizados simplemente culparía al camión de mudanzas y listo.

Y todo fue justo a tiempo. Cuando los dos escucharon la puerta abrirse, Aether de inmediato se guardó la cinta en el bolsillo del pantalón y se fue a su habitación para ponerse una camisa. Childe se quedó en el pasillo, fue quien respondió el saludo de Lumine desde la entrada.

— ¡Estoy en casa, hermano!

— ¡Bienvenida!

— ¡Bienvenida, Lumine! —gritó Aether, saliendo de su cuarto con la camisa a medio poner. Finalmente la desliza por su torso hacia abajo, y saca su húmedo cabello largo de debajo de la camisa. Lo trenzaría después, se lo pediría de favor a Lumine. Como siempre.

Los pequeños pasos de la chica se escuchan cuando comienza a subir las escaleras, pronto se deja ver. Lucía algo acalorada, incluso su bonito cabello estaba un poco esponjado.

Parece un pequeño león.

No pudo evitar pensarlo. La rubia se quita los adornos del cabello y saluda a su hermano, recargándose un poco en su cuerpo. Luego lo saluda a él, Childe asiente.

— ¿Cómo te fue en tu última clase? ¿Hicieron algo divertido? —Pregunta Aether, dejando que su hermana usara su hombro de apoyo.

— Me dieron una constancia y nos regalaron moldes. El postre está en el congelador, por favor deja que cuaje otro poco. Casi nos echaron. —Se queja, pasando una mano por su frente acalorada. Lumine suspira. — Podremos comerlo cuando esté listo. ¿Vas a quedarte, Childe?

— Eh… en realidad, creo que debería irme. No alcanzaré a llegar a casa a tiempo para irme a la universidad sino.

Lumine curvea sus cejas, al igual que Aether. Sus caras decepcionadas… ¡eran tan lindas! ¡Vaya que se parecían mucho! Pero no podía caer en el encanto de los rubios ahora. Finalmente sonrió.

— Lo siento, estaré feliz de probar tus postres en otra ocasión.


¿Cuántos días habían pasado desde entonces? Apenas tres, pero por alguna razón en la mente de Childe había pasado una eternidad. ¿Por qué estaba tan inquieto? Tal vez porque descubrió que Aether siempre le dijo la verdad y había estado tan cerca de alguien que era un buen adversario y apenas se estaba dando cuenta. Era frustrante y vergonzoso. Justo ahora estaba en el sofá de la casa de Zhongli, su casa también. Miraba el techo con ojos ausentes y tenia sus manos entrelazadas sobre su regazo.

Xiao pasó por su lado un par de veces, la primera lo ignoró. La segunda le dirigió una mirada rápida, y la tercera estaba sucediendo justo ahora. El muchacho de cabello oscuro lo miraba desde arriba, recargando sus brazos en el respaldo del sofá. Parecía curioso.

— ¿Qué se supone que te pasa, mh? ¿Te sientes enfermo?

Childe niega con la cabeza y gruñe algo en ruso, cubriéndose los ojos con un brazo.

— ¿Alguna vez te has sentido estúpido? —Pregunta, curveando las comisuras de sus labios hacia abajo.

— No.

La respuesta de Xiao fue instantánea y sincera. Childe enarca una ceja y baja su brazo para verlo.

— ¿En serio? —Cuestiona el ruso, y Xiao asiente una vez con su cabeza.

— Nunca. ¿Tú sí? ¿Te sientes estúpido ahora? —Oh, lo preguntaba con malicia. La sonrisa del joven era larga y sus ojos entrecerrados brillaban con diversión. Childe rueda sus ojos y entonces Xiao se ríe. — Te sientes estúpido. —Confirma, con un tono más suave. — ¿Qué hiciste ahora? ¿Qué auto chocaste?

— Eso- Eso fue un accidente que Zhongli dijo que no se repetiría en esta casa, Xiao. —Murmura entre dientes Childe, sentándose de golpe. Xiao alza sus cejas y se echa para atrás un poco, demasiado cerca. — ¿Recuerdas que te hablé de un amigo que también compite en judo?

Xiao hace memoria unos segundos, y después asiente con la cabeza.

— Vagamente, pero sí.

— Tiene una hermana.

— Uh, una hermana. —Xiao se burla, su tono hizo que Childe hiciera una mueca. No era ese tipo de secreto el que iba a revelarle, por Dios. Xiao rodea el sofá para sentarse con él, en el otro extremo. Sube ambas piernas y se sienta como indio, cruzando sus brazos también. Sus ojos dorados lo miran con atención. — ¿Qué con eso?

— Ella competía.

— Ahá.

— Pero ya no lo hace.

Xiao enarca una de sus cejas.

— ¿Y qué con eso?

— Aether jura que es más fuerte que él.

— Pero Aether te venció a ti, ¿no? —Entonces Xiao cae en cuenta y su forma se medio abre en forma de o, asintiendo un par de veces. — Lo cual significa que es más fuerte que tú. Y que quieres competir contra ella. —Concluyó finalmente. Era un chico listo.

Xiao era 2 años menor que él, y también 2 años menor que Lumine y Aether. Era un muchacho que Zhongli adoptó en algún punto de su trabajo en la funeraria, no tenia muchos detalles más allá de que Xiao no era precisamente amado por su familia biológica. Un accidente lo llevó hasta la funeraria El Camino, y eventualmente Hu Tao descubrió el maltrato que en ese entonces el pequeño Xiao de 6 años vivía.

Una llamada a sociales y el niño fue tomado como niño de acogida por Zhongli, quien al año y medio terminó adoptándolo. Años de terapia y ahora era el joven relajado e inteligente de ahora. Childe asiente a su comentario, era exactamente eso.

— Pero ella no sabe que yo lo sé, todavía.

Una tercera voz se une a ellos, era Zhongli quien salía de la cocina limpiándose las manos con una pequeña toalla. Tenía puesta un delantal sobre su elegante traje y una mirada tranquila. Su largo cabello castaño estaba atado en una coleta alta.

— Qué historia tan extraña. La verdad, creí que ibas a decir que te enamoraste de la hermana de tu amigo.

Ante el comentario del mayor, Xiao suelta un bufido de diversión y Childe se sonroja furiosamente.

— ¡Claro que no! Solo me gustaría ver qué tan buena es realmente… ¡En deportes! —Grita ni bien ve el rostro de ambos hombres, frunciendo todavía más sus cejas. — Qué molestos son.

Zhongli suelta una suave risa, disculpándose poco después. Xiao solo se encoge de hombros.

— Es que nunca hablas de chicas. —dice Xiao, dándole una mirada extraña. — Creí que te gustarían los hombres y que no sabias cómo decirlo. —Y no podría culparlo, los chicos japoneses eran muy lindos. Pero eso no lo iba a decir en voz alta.

— Lo cual no tendría nada de malo. —Agrega Zhongli, poniéndose detrás del sofá en donde ambos jóvenes estaban. Posa sus manos una a una sobre la cabeza de los chicos y les revuelve un poco el cabello en un gesto amistoso. — Vayan a cenar antes de que se enfríe. Hice pasta.

Éste era Zhongli, un amigo cercano de su familia allá en Rusia. Aceptó cuidar de Childe mientras estuviera en Japón estudiando y practicando deporte. Ya lo conocía de antes por cuestiones de trabajo, pues su familia manejaba uno de los bancos más importantes a nivel internacional. Pese a que tenia casi 47 años, Zhongli lucía como un adulto joven todavía. Pero tenia el conocimiento de un hombre mayor, no quedaba muy claro cómo es que sabía tanto. Childe tenia la idea de que lo que no sabía, se lo inventaba. Pero por alguna razón todo lo que decía sonaba lógico y certero.

— ¿Por qué no los invitas a cenar con nosotros pronto? Me gustaría conocer a tu chica.

— No es mi chica, ni siquiera es mi amiga…

— ¿Es así? —Zhongli limpia sus labios con una servilleta. — Tal vez debas conocerla un poco antes de siquiera pedirle que compita contra ti, ¿no crees?

Zhongli tenía un punto con eso. Childe se quedó pensativo un rato, moviendo la pasta con un tenedor.

Claro, era el único usando uno en la mesa. Tanto Xiao como Zhongli comían con palillos, y no parecían tener absolutamente ningún problema a diferencia suya. Malditos.


Conocerla. Claro, ¡conocerla! ¿Pero cómo exactamente? Casi tenia un año de conocer a los gemelos y prácticamente se la había pasado ignorando a Lumine porque ni siquiera le había interesado conocerla hasta ahora. Qué fastidio… Le dio vueltas hasta el día siguiente, una buena tarde cuando salía de la universidad decidió que era una buena idea ir a la universidad de Aether, darles un aventón a casa y de paso conversar un poco con los dos. Esta vez incluiría a Lumine, tenia algunos temas que tal vez a una chica pudieran interesarse.

Ah, tenia tan poca experiencia. Su única relación había sido un desastre en donde ni siquiera pudieron comunicarse adecuadamente. Había perdido la atención en hablar con otras mujeres hasta ahora. Sí que era un fastidio.

Entró en su auto y lo encendió. ¿Auto? Por supuesto que tenía uno, pero prefería usar el autobús cuando era un viaje corto. Además de que… perdió por un tiempo su licencia por un tonto choque accidental. Oops. Y en este caso, ir desde la casa de Zhongli hasta su universidad de Economía era un viaje largo, de casi una hora sin tráfico. Japón era un país con demasiado movimiento.

Antes de cualquier maniobra, llama a Aether. El contacto del rubio se deja ver en la pequeña pantalla en el auto junto a su nombre. Los segundos comenzaron a correr cuando el chico contestó.

— ¡Hola, Childe!

— Camarada, ¿sigues en tu universidad?

— Sí, me voy a quedar un poco a entrenar. ¿Por qué? —Su tono suena curioso. Escuchaba ruido de otras personas en la llamada, al parecer estaba en vestidores. — ¿Querías hacer algo? ¿Te encuentras bien?

Ahora sonaba preocupado. Por supuesto, así era Aether. Childe sonríe y niega con la cabeza suavemente. Sí, así era su amigo.

— ¿Te apetece ir a cenar conmigo? Invita a tu hermana. Vayamos a un buen lugar. Paso por ustedes.

— Amh… Suena bien. —dijo tras pensarlo un poco, sonaba un poco más animado. — Pero deja que nosotros paguemos, ya que nos ayudaste tanto con la casa.

— Jaja, claro…

Eso no va a pasar, amiguito.

— Avisa cuando estés cerca para salir, ahora debo irm- ¡Sí, adiós! —la voz de Aether sonó un poco más alta. Eso no iba para él sino para uno de sus compañeros en el vestidor que salió tras despedirse. — Ah, lo siento. Avisa cuando estés cerca para salir. Le diré a Lumine.

— Te veo en un rato.

La llamada terminó. Childe se asoma un poco por encima de su hombro para ver si el camino estaba despejado, y como si mueve la palanca desde la P hasta la R para reversear un poco, enderezar el auto y entonces mover la palanca hasta D para avanzar y salir del estacionamiento de su facultad.

La escuela de los gemelos no estaba muy lejos de la suya, pero había tráfico por la hora. Aún así, se las apañó para llegar. Childe baja del auto y le pone el seguro desde el pequeño mando. Este lugar era muy interesante, era una escuela muy prestigiosa que tenia varias universidades en un mismo campus. Cinco enormes edificios separados únicamente por pequeños espacios verdes entre ellos. Los gimnasios estaban por aquí… Camina en silencio por un rato, esquivando a la gente que iba saliendo.

Ha estado aquí un par de veces, ya conocía el camino hasta los gimnasios. Pero le sorprendió que estuviera cerrado. Childe se detiene frente a la puerta y piensa en sacar su celular para llamarlo pero un grito desde el interior lo pone alerta. Fue corto, pero una voz que conocía.

¿Es Lumine?

Sonó contenido, y luego un golpe fuerte seguido de un quejido. Las alertas de Childe se disparan, ¿¡Acaso la hermana de Aether estaba en peligro!? Buscó por toda el área otra forma de entrar, hasta que decidió que entrar por los vestidores era la mejor opción. Ya era de noche así que aquí no había nadie, se sentía frio y abandonado. Pero era justamente la clase de lugares en donde atacarían a señoritas tan lindas como, y tiene que admitirlo, lo era Lumine.

Otro grito lo hace acelerar el paso, su celular ya tenia marcado el 119 y estaba listo para pulsar en el ícono para llamar. Childe se pega a la pared a un lado del hueco que daba al interior del gimnasio desde los vestidores y espera un momento para acompasar su respiración y entonces se asoma un poco, su otra mano había tomado un bate que encontró abandonado sobre una banca.

Pero no esperaba ver a dos personas entrenando. En el centro de una colchoneta grande, había dos personas con trajes de seguridad y cinturones negros en su cadera. Uno apenas iba levantándose de lo que parecía haber sido una caída, y la otra estaba en una posición de guardia hasta que el primero atacó y ella se defendió. ¡Y de qué forma! Era una llave complicada de mantener, pero parecía no tener ningún problema en presionar con la suficiente fuerza a su adversario contra la colchoneta.

¿Esto era… judo?

Aether golpeó la colchoneta tres veces con prisa, y Lumine se quitó al instante y volvió a ponerse en guardia.

— ¡Más velocidad!

Esa voz…

Aether volvió a ponerse de pie y recuperó el aliento, colocándose de nuevo el protector bucal antes de volver a atacar. Pero Lumine lo esquivó con facilidad y lo hizo caer al deslizar una de sus piernas frente a Aether, quien cayó de cara a la colchoneta por tercera vez.

— ¡No te distraigas! Ni siquiera usé mis manos. Eso fue muy torpe.

— Lo siento, es que pensaba en otra cosa…

— No pienses en otra cosa, Aether. —Regaña Lumine, quitándose el casco. Su bonito cabello rubio cayó sobre sus hombros en ese momento, y su mirada fiera se dejó ver para Aether. — Si piensas en otras cosas en una competencia, vas a perder.

— Lo sé… —Murmuro el rubio, sentándose. Aether también se quita el casco y el protector, escupiéndolo en su mano. Lucía cabizbajo y algo agotado. ¿Cuánto habían entrenado? Había pasado casi una hora desde que Childe lo llamó. Y Lumine… lucía tan hermosa, tan fresca, ni siquiera sudaba pero si tenia sus mejillas rojas y sus bonitos ojos miel encendidos.

Al verla así, Childe… se recargó contra la pared, su corazón latía con fuerza. Esta sensación… Conocía lo que era estar enamorado, pero nunca lo sintió con esta fuerza. Una pequeña voz se escuchó desde su celular, preguntándole por la situación. ¡Cierto! Como pensó que Lumine había sido atacada, planeaba llamar a la policía. Childe cubre de inmediato la bocina de su celular y sale con prisa de los vestidores para disculparse por la llamada y explicar que fue un malentendido.

Lo regañaron, pero al menos pudo disimular un poco cuando los dos gemelos salieron de los vestidores minutos después, justo cuando él terminó la llamada. Aether se mostraba feliz, cargando su bolso deportivo. Lumine por otro lado trató de ocultar el suyo, con la mirada baja.

— ¡Childe, estás aquí!

— ¡Hoooola! Acabo de… —Carraspea. — Acabo de llegar.

Su mirada buscaba la de Lumine, pero ella no podía verlo a los ojos.

¿Nos vió…?